La realidad y la salud te dan un día un zarpazo inesperado. Y por un tiempo vives en el vértigo y no sabes si lo que era volverá a ser o todo será, irremediablemente, de otra forma.
Por unas semanas se vuelve uno cíclope y ve el mundo con un único ojo, bidimensional, sin perspectiva y sin saber con qué futuro. Y te mantienen la fe que tienes en la recuperación y quienes te acompañan, la familia, los amigos. Y por ellos sales adelante. Sin Pilar, única, siempre ahí, habría sido imposible.
En este blog se trata, como es habitual, de traer textos y música en cada nueva entrada.
El texto pertenece al cordobés Luís de Góngora y Argote, a su culteranista Fábula de Polifemo y Galatea que dedicó al Conde de Niebla. Tres estrofas he seleccionado. La primera, con la dedicatora y el propósito, la segunda dedicada al cíclope Polifemo y la tercera a Galatea. Por hoy, me siento retratado junto a la ninfa.
Por unas semanas se vuelve uno cíclope y ve el mundo con un único ojo, bidimensional, sin perspectiva y sin saber con qué futuro. Y te mantienen la fe que tienes en la recuperación y quienes te acompañan, la familia, los amigos. Y por ellos sales adelante. Sin Pilar, única, siempre ahí, habría sido imposible.
El texto pertenece al cordobés Luís de Góngora y Argote, a su culteranista Fábula de Polifemo y Galatea que dedicó al Conde de Niebla. Tres estrofas he seleccionado. La primera, con la dedicatora y el propósito, la segunda dedicada al cíclope Polifemo y la tercera a Galatea. Por hoy, me siento retratado junto a la ninfa.
La lectura de una biografía de Johann Sebastian Bach, casualmente, ha acompañado este tiempo ciclópeo y se ha convertido en una buena compañía -Bach siempre lo es-. De entre todas las cantatas oídas estas semanas, la BWV 147, Herz und Mund unt Tat und Leben (El corazón, la palabra, las obras y la vida) es la que enlazo en esta entrada.
Se trata de una cantata dividida en dos partes. Cada una de ellas finaliza con un coral con la misma música pero con letra distinta. La que cierra la obra es la conocida Jesus bleibet meine Freude (Jesús, tú eres mi alegría). Si quieres pasar a oírlo directamente está alrededor de 28'43''.
La impecable interpretación está dirigida en 2000 por Nikolaus Harnoncourt en la Abadía Benedictina de Melk en Austria y cuenta con la soprano Christine Schäfter, la mezzo-soprano Bernarde Fink, el tenor Ian Bostrifge, el barítono Christopher Maltman y el Arnold Schoenber Choir junto al Concertus Musicus Wien.
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