Estancias

Dos retratos de mujer, Lucia y Eszter

Cada persona tiene tras de sí una historia. Cada familia es distinta de las demás. Tolstoi lo escribía en el inicio de Ana Karenina: "Todas las familias felices se parecen entre sí, pero cada familia desdichada ofrece un carácter particular". La literatura y la música, buscando e indagando en lo humano siguen, describen y tratan de profundizar y explicar, según sus diferentes maneras, estilos y corrientes, todo lo que nos concierne a los seres humanos.


Hay heridas que el tiempo no puede sanar, y seres que marchan a la derrota dominados por un amor que inunda sus emociones y ocupan toda una vida hacia su autodestrucción.
Esta entrada trae dos muestras de ambientes familiares de diferente condición marcadas por ese carácter particular que nos insinuaba Tolstoi.

Sandor Marái ya apareció por este blog con un extracto de su obra más conocida, El último encuentro. En este caso nos acompaña con La herencia de Eszter



El escritor húngaro ofrece una obra intimista, centrada en el seísmo de sentimientos contradictorios que la protagonista comienza a sentir cuando Lajos, un viejo amigo de la familia, canalla encantador y sin escrúpulos, con un irresistible poder de seducción, aparece inesperadamente en su plácida y tranquila vida. 

Lucia de Lammermoor también pertenece a este grupo de personas marcadas trágicamente por el amor. Su desdichada historia tiene uno de los nudos más enérgicamente construidos en la escena del sexteto Chi mi frena in tal momento. Aquí se entrecruzan las pasiones, intereses y sentimientos de los protagonistas. Lucía y Edgardo, miembros de familias rivales, están enamorados en contra de la voluntad de su hermano Enrico, que desea el matrimonio entre ella y Arturo. Raimondo, religioso confidente de Lucia y Alisa, su dama de compañía completan el sexteto junto con un coro de amigos y conocidos.


Aunque en las obras escénicas barrocas aparecen piezas para grupos de varios cantantes, en general, son infrecuentes los sextetos en las óperas, Éste de Lucia di Lammermoor es sin duda el más conocido y popular de todos.






La puesta en escena pertenece a una producción de 2009 del Metropolitan Opera House de New York que, con el montaje de una foto de familia, transmite toda la fuerza, violencia e intensidad que Gaetano Donizetti imprimió a su obra. Anna Netrebko como Lucia y Piotr Beczala como Edgardo son principales protagonistas de esta versión.



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Greensleeves, 500 años de éxito

Pocos años hay de diferencia entre la aparición del texto y la música que nos acompañan en esta entrada. Y tras este tiempo, la popularidad hace que de uno conozcamos y sigamos teniendo presente a su autor, en el caso de Shakespeare y su Hamlet. Por otro, lo desconozcamos, aunque la canción ha pervivido en su carácter popular desde hace algo más de cinco siglos, algo que no es nada habitual en el caso de la música.



De todos los escritores ingleses posiblemente sólo Dickens alcance la grandeza y universalidad de William Shakespeare. De toda su producción teatral han quedado grandes personajes entre los que Hamlet es uno de los más populares.




Hay melodías que están dotadas de una inspiración y genialidad que las hacen populares y les permiten pervivir en la memoria con las necesarias adaptaciones que hacen que pasen de una a otra mentalidad y cultura.
En esta ocasión no se trata de hacer un seguimiento riguroso, sino acompañarla en momentos puntuales de su evolución a lo largo del tiempo. 

My Lady Greensleeves (1863) de Dante Gabriel Rossetti

Greensleeves es una canción renacentista popular en el folclore británico. Durante un tiempo su autoría fue atribuida al monarca inglés Enrique VIII. Se decía que con ella logró enamorar a la esquiva Ana Bolena, la que sería su segunda esposa, El rey era un gran aficionado a la poesía, la música y el baile, llegando a tener en la composición y la interpretación una de sus grandes aficiones. 


La primera interpretación, respetando el estilo renacentista de la obra, corresponde a Kathryn Sommersett acompañada al arpa por Keith Collins



El cancionero Henry VIII's Book tiene una treintena de composiciones del monarca junto a varias obras de otros autores. El estilo vocal y el tono alegre hacen pensar que pertenecen a la primera parte de su reinado y en todas predominan los temas amorosos en inglés y francés, lenguas que dominaba el soberano.



El estilo de la pieza parece corresponder a una época posterior descartando la autoría que se le atribuía. La primera publicación
en la que se encuentra Greensleeves apareció en Stationer's Company de Londres en 1580 con el título A Nex Northem Dittye of the Lady Greene Sleeves, aunque no se descarta que a la canción dedicada a la Señorita de las Mangas Verdes se la conociera desde tiempo atrás.
La audición siguiente es una interpretación a capella de la agrupación The King's Singers en 2008 en The Royal Albert Hall de Londres.



Como las obras que han tenido tan largo recorrido y popularidad a través del tiempo, Greensleeves posee distintas letras alternativas famosas. Una de ellas es What Child is This?, un villancico inglés compuesto en 1865 por William Chatterton Dix. La interpretación pertenece a uno de los considerados mejores coros del mundo, The Mormon Tabernacle Choir en una grabación de 2012. 


Termino con la posiblemente más célebre de las composiciones reflejadas en la llamada música clásica sobre esta melodía. la composición que sir Ralph Vaughan Williams recreó en su Fantasia on Greensleeves.




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#ViajedeOtoño: Cada regreso es una odisea

La última parte de cada viaje supone el regreso al punto de partida. Tanto si viajar nos hace adentrarnos en la cultura y la vida del lugar visitado, como si nos mueven los tópicos de esa ciudad o país, o si lo consideramos como un lugar distinto al que vivimos, más o menos exótico e interesante, siempre llega el momento agridulce del regreso.


Aunque los medios de transporte actuales, tan fugaces y rápidos, aceleran la vuelta y nos ahorran la sensación de la lenta y fatigosa vuelta al hogar, cada regreso, a su manera, es una odisea, una vuelta a la realidad que nos hace agarrarnos más o menos a la ciudad en que hemos estado. A veces la olvidamos pronto y nos centramos con rapidez en nuestra rutina, otras veces la memoria y la impresión son tan grandes, que quedan marcados en nuestra vida y, de alguna forma, inciden en ella. No se trata sólo de recuerdos en determinados momentos, sino en una cierta necesidad que nos imponemos de volver, una añoranza de ese lugar.



Para terminar este ciclo de Viaje de otoño, nos acompaña la figura del primer gran viajero que apareció en la historia de la literatura a través de las peripecias que tuvo que superar para regresar a su hogar, Ulises.

La voz con tonos épicos del mismo Homero nos lo narra en su Canto I de La Odisea, donde nos muestra desde el comienzo los trabajos que debió pasar hasta regresar al hogar donde lo esperaba la perseverante Penélope. El texto seleccionado corresponde al inicio de la obra, el primer poema épico de la literatura occidental.




Claudio Monteverdi, a quien tuvimos en este blog con los sonidos iniciales del género con la entrada En el principio no existía el nombre, lo llamaremos Ópera, más de tres décadas después de L'Orfeo, Favola in música, nos trae en su segunda ópera al destructor de Troya en Il ritorno d'Ulisse in Patria (El retorno de Ulises a su patria).



En el II acto, los pretendientes, cada vez más osados y groseros quieren obligar a Penélope a dar el consentimiento a alguno de ellos antes del regreso de Ulises. En esta situación, Monteverdi acude a su VIII libro de madrigales para tomar su canción para ocho voces Ardo, avvampo, mi struggo e incluirla en la trama.
La escena está tomada de la grabación cinematográfica de El retorno de Ulises, con Trudeliese Schmidt en el silente rol de Penélope. Se trata de una versión con puesta en escena de Jean-Pierre Ponnelle de 1978 en la que fugazmente podemos ver en la dirección al entonces joven NiKolaus Harnoncourt.


Te dejo las entradas dedicadas a #ViajedeOtoño si tienes la idea de hace el recorrido seguido o has saltado algunas de las etapas:
Aún hoy, cada madrugada, Praga 
En busca de América 
Viena, las ciudades dentro de la ciudad 
Japón, una mariposa en el paisaje  
Nos mueven los tópicos, Sevilla 
Manual para viajeros (imposibilitados)
¿Con cuál te quedas?

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#ViajedeOtoño: Manual para viajeros (imposibilitados)

Después de varias semanas dedicadas a nuestro Viaje de otoño, llega la ocasión de dedicar una entrada a los viajeros que estamos imposibilitados para viajar. No se trata de una incapacidad física, sino de la realidad de convertirnos en viajeros en los momentos que queramos, en profesionalizar, por decirlo de alguna manera, nuestras ganas y necesidad de conocer otros países o ciudades distintos del que habitamos. 



El mundo en que vivimos, tan ajetreado, frenético y cronometrado de antemano hace que sólo podamos movernos de nuestro espacio vital en los momentos puntuales de las vacaciones, allá donde todos coincidimos en los mismos lugares sólo para turistas.



Esta entrada reproduce consejos para viajar de la mano de una guía que recrea las formas de viajar sin viajar de dos escritores emblemáticos del siglo XX, Franz Kafka y Fernando Pessoa.



Nuria Amat impartió clases en la Escuela de Bibliotecarios de la Universidad de Barcelona, es autora de libros relacionados con Ciencia y Tecnologías de la Documentación, colaborando de forma habitual en distintos medios de comunicación. Es una penetrante e impenitente trotamundos que ha vivido en numerosos lugares tanto europeos como americanos (México, Colombia, Estados Unidos, Berlín o París). El texto que entresacamos pertenece a su libro Viajar es muy difícil.


¿Qué otra forma de viajar nos acompaña?
La obra musical que acompaña, y contrasta con esta guía viene de la mano de Gaetano Donizetti y una de las óperas mas entrañables y asequibles del repertorio, ideal para aquellos que quieren acercarse por primera vez al mundo escénico musical.
L'elisir d'amore (El elixir de amor) es una obra que nació casi por casualidad, fruto de un encargo de última hora que le hicieron a Donizetti para cubrir un hueco en la programación por el incumplimiento de un compromiso con otro autor. 



Según palabras del compositor al empresario: "Verá si tengo o no el coraje de crear una ópera completamente nueva en quince días. Le doy mi palabra, si Romani me ayuda con el texto". Y al libretista: "Piensa, amigo mío, que tenemos una prima donna alemana, un tenor que tartamudea, un cómico con voz de chivo y un bajo francés que es un desastre, pero aún así debemos sentirnos orgullosos del encargo. Querido Romani, valor y ¡adelante!" 
Con estos mimbres, sacó adelante su L'elisir D'amore, de la que hoy traemos a nuestro personaje. Se trata del militar Belcore, viajero por necesidades de trabajo que busca en cada pueblo, rincón o ciudad por las que pasa el amor de las más bellas lugareñas. En el caso de esta obra, llegando incluso a casarse con ella antes de partir a otro lugar.
Su entrada, precedida de una marcha militar -que Donizetti copia de su Alahor en Granada- describe al personaje mostrándolo como el hinchado y vulgar sargento que es. Dos versiones lo retratan de muy distinta forma, tanto en lo descriptivo como en lo musical.




La primera es histórica, una grabación en formato fílmico de 1947 de uno de los grandes barítonos de la mitad del siglo XX, Tito Gobbi. Cierto que la calidad del sonido no ayuda, pero podemos ver cómo presta un porte elegante al personaje con un fraseo, una pronunciación y un estilo a la hora de cantar que en la actualidad no se observa mucho. Como documento histórico tiene un valor innegable. 



La siguiente interpretación pertenece a la ya histórica producción de 2005 de la Staatsoper de Viena con la presencia de Anna Netrebko y Rolando Villazón en los papeles protagonistas de Adina y Nemorino, Ildebrando d'Arcangelo como el Doctor Dulcamara y Leo Nucci que es quien da vida a Belcore. La interpretación está más decantada hacia la búsqueda del lado cómico del personaje y vocalmente es muy distinta a la anterior, cómodo en la zona media de la voz y más justo en la zona alta y con un estilo menos adornado.

Siendo cada una totalmente distinta a la anterior, ¿con cuál te quedas? 

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