Desde Letras Prestadas- Club Pickwick os deseamos a todos una Feliz Navidad llena de imágenes literarias y las más emocionadas y emocionantes melodías. Que estos días, además del calor y la compañía de los vuestros, tengáis unos minutos para disfrutar y enriqueceros con libros y músicas. Imagina de camino de Belén se encontraron El pequeño tamborilero y Maurice Ravel, sí, el músico francés autor del famoso Bolero. De la compañía y la conversación que mantuvieron en el trayecto al portal pudo haber surgido una imaginaria y curiosa mezcla llena de guiños y matices: El Tambolero. Juan José Colomer compuso esta obra para orquesta y coro a partir de las dos conocidas piezas, El pequeño tamborilero de Katherine Kennicott Davis y el Bolero de Maurice Ravel. La versión pertenece al concierto Un juguete, una ilusión que se celebró en diciembre de 2014 en Madrid con el Coro y la Orquesta Sinfónica de Radiotelevisión Española bajo la dirección de César Álvarez.
Dickens y Haëndel no faltan en Navidad. Posiblemente son los autores más leídos y oídos en la época navideña y sus narraciones y melodías, de alguna forma, pasan a formar parte de nuestro patrimonio cultural.
Hay personajes que son reconocidos por todos los amantes de la lectura como David Copperfield, Oliver Twist o el mismo Mr. Pickwick a quien el autor de este blog tanto y tantas veces ha disfrutado. Otro de ellos como el avaro Scrooge con los tres simbólicos personajes que se le aparecen, el Fantasma de las Navidades Pasadas, el de las Navidades Presentes y el de las Navidades Futuras pasan a formar parte de los personajes que todos reconocemos en la literatura. La innumerable cantidad de versiones que se han llevado a cabo en teatro, cine y televisión avalan la popularidad de esta obra que ha entrado de lleno en la cultura universal.
No menos importante es la influencia de la música de Georg Friedrich Haëndel con su Messiah, una obra que como comentamos en El Mesías de Haëndel según Zweig ha logrado afianzar sus momentos de interpretación en los días anteriores a la Navidad. La obra se estrenó en un concierto multitudinario y triunfal en el que se aumentaron en 700 plazas la capacidad del Musick Hall de Fishamble Street que acababa de inaugurarse en Dublín. Como dato curioso, a través de los periódicos locales se instó a las damas a asistir sin miriñaque y a los caballeros sin espada. Ya tras el ensayo general la prensa se hizo eco de la calidad de la obra con un comentario en el que se decía que "el nuevo oratorio de Mr. Haëndel sobrepasa ampliamente, a juicio de los mejores jueces, cuanto de este género se haya escuchado con anterioridad en este u otro reino".
De todas las piezas del oratorio, te traigo Why do the Nations so furiously rage? (¿Por qué luchan furiosamente las naciones entre sí?), un aria para barítono en la que texto y música se unen en un furioso alegato contra la violencia y la lucha entre los pueblos y civilizaciones. Ryan DeRyke la interpreta con el acompañamiento de la Heatland Chamber Chorale, Festival Chorus & Orchestra.
Estamos invadidos por imágenes, relatos y sonidos. Nuestra ajetreada vida no nos deja tiempo para dirigir la mirada hacia nuestro interior y adentrarnos en nuestro propio conocimiento. A punto de comenzar el invierno te propongo unos instantes para dedicarlos a las imágenes y las sensaciones que tenemos, cada uno de nosotros en función de lo que hemos vivido y experimentado con las celebraciones de la Navidad. ¿Quieres compartir algún relato o melodía de Navidad con nosotros? Esperamos tus aportaciones.
El texto de esta entrada pertenece al poeta y periodista checo Jaroslav Seifert, premio Nobel de literatura en los años ochenta. Un autor fresco e imaginativo que pasó de la vanguardia del Dadaísmo y Poetismo a un tipo de poesía con un formato más clásico en su última y más productiva etapa literaria a partir de la década de los sesenta. El relato que nos acompaña es un extracto de uno de los que se recogen en su obra Toda la belleza del mundo. Las imágenes pertenecen al ilustrador, realizador de películas de animación y coreógrafo checo Jiri Trnka.
La Navidad también se presta a la introspección y el recuerdo en lo musical. Además de las canciones con que solemos acompañar nuestras reuniones y celebraciones, tiene un lugar para el recuerdo y la memoria de sonidos y melodías que guardamos en nuestro interior desde momentos que a veces ni recordamos cuales fueron sus inicios. Dos de estas melodías universales nos acompañan en distintos enfoques. En la primera, la cantante Celine Dion nos ofrece una personal versión del clásico Oh, Holy Night en la que destaca su particular y nítida voz.
Para la segunda pieza cambiamos totalmente de estilo. The First Noel (La Primera Navidad) está delicadamente interpretada por los cantantes del coro de la Universidad de Utah.
El tema de la Navidad en la literatura y la música es un tópico que ha estado asociado al reencuentro y la nostalgia y, en la primera, especialmente también a la fantasía y al misterio. Escritores como los hermanos Grimm, Hans Cristian Andersen, E. T. Hoffman, Charles Dickens, Oscar Wilde, Bécquer, Pérez Galdós, Emilia Pardo Bazán e incluso Truman Capote, Blasco Ibáñez o Agatha Cristhie han dedicado alguna de sus obras a la Navidad.
Los protagonistas de las historias navideñas de la literatura tradicional suelen ser niños pobres o vagabundos, parientes mayores sabios y cariñosos, personajes que rayan en lo maléfico, animales domésticos que hablan con sus dueños y un sinnúmero de personajes más o menos misteriosos. Pero estos grandes escritores generaron historias que traspasan estos tópicos para crear historias profundas y fantásticas. Quien más quien menos tiene presentes a personajes como Mr. Scrooge de la Canción de Navidad, El Cascanueces o El gigante egoísta. La escritora gallega Emilia Pardo Bazán, una de las grandes representantes del naturalismo en España nos adentra en la época navideña con un texto extraído de su relato corto De Navidad.
Por sugerencia de una de nuestras seguidoras, si deseas leer el cuento completo síguelo en este enlace: De Navidad. Tan fundamental o más que la literatura o cualquier tipo de narraciones, incluidas las cinematográficas, es la música. ¿Quién no ha cantado en familia los villancicos que irradian de la tradición popular, o los ha oído en distintos lugares y estilos, desde las flamencas zambombas navideñas hasta los coros de campanilleros? Desde que Haëndel estrenó su obra El Mesías comenzó la tradición de interpretarlo en las fechas previas a la Navidad, acompañando las intervenciones de aficionados que participaban en algunos de sus más populares coros. Con el tiempo se llegó a hacer habitual que las canciones populares de temática navideña fueran interpretadas por prestigiosas orquestas acompañadas de coros y reputados solistas.
Una de las pieza habituales en los conciertos navideños y conocidas por todos, tanto en la versión original en alemán como las más populares en inglés o incluso en español es Silent Night, en este caso en una interpretación del Mormon Tabernacle Choir realizada en 2012.
Esta costumbre instaurada en los países de raíces cristianas ha circulado por todas las ciudades en las que ha sido posible organizar estos acontecimientos. Las grandes metrópolis europeas y americanas primero y más adelante ciudades de una importancia media, dedicaron algunos de los conciertos en esta época a la interpretación de estas canciones populares adaptadas a este tipo de concierto.
Hasta hace pocos años no existían orquestas ni agrupaciones corales que pudieran acercar al público de ciudades más pequeñas este tipo de conciertos, por lo que diversas administraciones se hacían cargo de buscar intérpretes de diversos lugares para los mismos. Afortunadamente este vacío se está cubriendo en algunos lugares con diversas iniciativas que, en estos momentos iniciales deben contar con el respaldo de las mismas administraciones públicas para hacer que lleguen al mayor número posible de público y se consoliden.
Fruto de estas iniciativas es el Gran Concierto de Navidad que se realizará en diversas localidades de Huelva y Sevilla y que agrupa a la Coral Municipal de La Palma del Condado, la Asociación Coral de Sevilla y la Asociación Coral Villa de Paterna, junto con la Orquesta Joven Onubense, de reciente creación, y solistas como el tenor onubense Francisco Escala y la soprano Aurora Gómez, acompañados el pianista Juan Carlos Ortega. Todos bajo la dirección de Jesús Becerra, quien ha sido el promotor y artífice de llevar a cabo esta compleja empresa.
Para terminar, otro de los grandes clásicos, White Christmas, cantada por uno de los más conocidos intérpretes americanos de los años centrales del pasado siglo, Bing Crosby, en la compañía de Martha Mears.
Cada persona tiene tras de sí una historia. Cada familia es distinta de las demás. Tolstoi lo escribía en el inicio de Ana Karenina: "Todas las familias felices se parecen entre sí, pero cada familia desdichada ofrece un carácter particular". La literatura y la música, buscando e indagando en lo humano siguen, describen y tratan de profundizar y explicar, según sus diferentes maneras, estilos y corrientes, todo lo que nos concierne a los seres humanos.
Hay heridas que el tiempo no puede sanar, y seres que marchan a la derrota dominados por un amor que inunda sus emociones y ocupan toda una vida hacia su autodestrucción.
Esta entrada trae dos muestras de ambientes familiares de diferente condición marcadas por ese carácter particular que nos insinuaba Tolstoi. Sandor Marái ya apareció por este blog con un extracto de su obra más conocida, El último encuentro. En este caso nos acompaña con La herencia de Eszter.
El escritor húngaro ofrece una obra intimista, centrada en el seísmo de sentimientos contradictorios que la protagonista comienza a sentir cuando Lajos, un viejo amigo de la familia, canalla encantador y sin escrúpulos, con un irresistible poder de seducción, aparece inesperadamente en su plácida y tranquila vida.
Lucia de Lammermoor también pertenece a este grupo de personas marcadas trágicamente por el amor. Su desdichada historia tiene uno de los nudos más enérgicamente construidos en la escena del sexteto Chi mi frena in tal momento. Aquí se entrecruzan las pasiones, intereses y sentimientos de los protagonistas. Lucía y Edgardo, miembros de familias rivales, están enamorados en contra de la voluntad de su hermano Enrico, que desea el matrimonio entre ella y Arturo. Raimondo, religioso confidente de Lucia y Alisa, su dama de compañía completan el sexteto junto con un coro de amigos y conocidos.
Aunque en las obras escénicas barrocas aparecen piezas para grupos de varios cantantes, en general, son infrecuentes los sextetos en las óperas, Éste de Lucia di Lammermoor es sin duda el más conocido y popular de todos.
La puesta en escena pertenece a una producción de 2009 del Metropolitan Opera House de New York que, con el montaje de una foto de familia, transmite toda la fuerza, violencia e intensidad que Gaetano Donizetti imprimió a su obra. Anna Netrebko como Lucia y Piotr Beczala como Edgardo son principales protagonistas de esta versión.
Pocos años hay de diferencia entre la aparición del texto y la música que nos acompañan en esta entrada. Y tras este tiempo, la popularidad hace que de uno conozcamos y sigamos teniendo presente a su autor, en el caso de Shakespeare y su Hamlet. Por otro, lo desconozcamos, aunque la canción ha pervivido en su carácter popular desde hace algo más de cinco siglos, algo que no es nada habitual en el caso de la música. De todos los escritores ingleses posiblemente sólo Dickens alcance la grandeza y universalidad de William Shakespeare. De toda su producción teatral han quedado grandes personajes entre los que Hamlet es uno de los más populares.
Hay melodías que están dotadas de una inspiración y genialidad que las hacen populares y les permiten pervivir en la memoria con las necesarias adaptaciones que hacen que pasen de una a otra mentalidad y cultura. En esta ocasión no se trata de hacer un seguimiento riguroso, sino acompañarla en momentos puntuales de su evolución a lo largo del tiempo.
My Lady Greensleeves (1863) de Dante Gabriel Rossetti
Greensleeves es una canción renacentista popular en el folclore británico. Durante un tiempo su autoría fue atribuida al monarca inglés Enrique VIII. Se decía que con ella logró enamorar a la esquiva Ana Bolena, la que sería su segunda esposa, El rey era un gran aficionado a la poesía, la música y el baile, llegando a tener en la composición y la interpretación una de sus grandes aficiones.
La primera interpretación, respetando el estilo renacentista de la obra, corresponde a Kathryn Sommersett acompañada al arpa por Keith Collins.
El cancionero Henry VIII's Book tiene una treintena de composiciones del monarca junto a varias obras de otros autores. El estilo vocal y el tono alegre hacen pensar que pertenecen a la primera parte de su reinado y en todas predominan los temas amorosos en inglés y francés, lenguas que dominaba el soberano.
El estilo de la pieza parece corresponder a una época posterior descartando la autoría que se le atribuía. La primera publicación en la que se encuentra Greensleeves apareció en Stationer's Company de Londres en 1580 con el título A Nex Northem Dittye of the Lady Greene Sleeves, aunque no se descarta que a la canción dedicada a la Señorita de las Mangas Verdes se la conociera desde tiempo atrás. La audición siguiente es una interpretación a capella de la agrupación The King's Singers en 2008 en The Royal Albert Hall de Londres.
Como las obras que han tenido tan largo recorrido y popularidad a través del tiempo, Greensleeves posee distintas letras alternativas famosas. Una de ellas es What Child is This?, un villancico inglés compuesto en 1865 por William Chatterton Dix. La interpretación pertenece a uno de los considerados mejores coros del mundo, The Mormon Tabernacle Choir en una grabación de 2012.
Termino con la posiblemente más célebre de las composiciones reflejadas en la llamada música clásica sobre esta melodía. la composición que sir Ralph Vaughan Williams recreó en su Fantasia on Greensleeves.
La última parte de cada viaje supone el regreso al punto de partida. Tanto si viajar nos hace adentrarnos en la cultura y la vida del lugar visitado, como si nos mueven los tópicos de esa ciudad o país, o si lo consideramos como un lugar distinto al que vivimos, más o menos exótico e interesante, siempre llega el momento agridulce del regreso.
Aunque los medios de transporte actuales, tan fugaces y rápidos, aceleran la vuelta y nos ahorran la sensación de la lenta y fatigosa vuelta al hogar, cada regreso, a su manera, es una odisea, una vuelta a la realidad que nos hace agarrarnos más o menos a la ciudad en que hemos estado. A veces la olvidamos pronto y nos centramos con rapidez en nuestra rutina, otras veces la memoria y la impresión son tan grandes, que quedan marcados en nuestra vida y, de alguna forma, inciden en ella. No se trata sólo de recuerdos en determinados momentos, sino en una cierta necesidad que nos imponemos de volver, una añoranza de ese lugar.
Para terminar este ciclo de Viaje de otoño, nos acompaña la figura del primer gran viajero que apareció en la historia de la literatura a través de las peripecias que tuvo que superar para regresar a su hogar, Ulises.
La voz con tonos épicos del mismo Homero nos lo narra en su Canto I de La Odisea, donde nos muestra desde el comienzo los trabajos que debió pasar hasta regresar al hogar donde lo esperaba la perseverante Penélope. El texto seleccionado corresponde al inicio de la obra, el primer poema épico de la literatura occidental.
En el II acto, los pretendientes, cada vez más osados y groseros quieren obligar a Penélope a dar el consentimiento a alguno de ellos antes del regreso de Ulises. En esta situación, Monteverdi acude a su VIII libro de madrigales para tomar su canción para ocho voces Ardo, avvampo, mi struggo e incluirla en la trama.
La escena está tomada de la grabación cinematográfica de El retorno de Ulises, con Trudeliese Schmidt en el silente rol de Penélope. Se trata de una versión con puesta en escena de Jean-Pierre Ponnelle de 1978 en la que fugazmente podemos ver en la dirección al entonces joven NiKolaus Harnoncourt.
Después de varias semanas dedicadas a nuestro Viaje de otoño, llega la ocasión de dedicar una entrada a los viajeros que estamos imposibilitados para viajar. No se trata de una incapacidad física, sino de la realidad de convertirnos en viajeros en los momentos que queramos, en profesionalizar, por decirlo de alguna manera, nuestras ganas y necesidad de conocer otros países o ciudades distintos del que habitamos. El mundo en que vivimos, tan ajetreado, frenético y cronometrado de antemano hace que sólo podamos movernos de nuestro espacio vital en los momentos puntuales de las vacaciones, allá donde todos coincidimos en los mismos lugares sólo para turistas. Esta entrada reproduce consejos para viajar de la mano de una guía que recrea las formas de viajar sin viajar de dos escritores emblemáticos del siglo XX, Franz Kafka y Fernando Pessoa.
Nuria Amat impartió clases en la Escuela de Bibliotecarios de la Universidad de Barcelona, es autora de libros relacionados con Ciencia y Tecnologías de la Documentación, colaborando de forma habitual en distintos medios de comunicación. Es una penetrante e impenitente trotamundos que ha vivido en numerosos lugares tanto europeos como americanos (México, Colombia, Estados Unidos, Berlín o París). El texto que entresacamos pertenece a su libro Viajar es muy difícil.
¿Qué otra forma de viajar nos acompaña?
La obra musical que acompaña, y contrasta con esta guía viene de la mano de Gaetano Donizetti y una de las óperas mas entrañables y asequibles del repertorio, ideal para aquellos que quieren acercarse por primera vez al mundo escénico musical. L'elisir d'amore (El elixir de amor) es una obra que nació casi por casualidad, fruto de un encargo de última hora que le hicieron a Donizetti para cubrir un hueco en la programación por el incumplimiento de un compromiso con otro autor.
Según palabras del compositor al empresario: "Verá si tengo o no el coraje de crear una ópera completamente nueva en quince días. Le doy mi palabra, si Romani me ayuda con el texto". Y al libretista: "Piensa, amigo mío, que tenemos una prima donna alemana, un tenor que tartamudea, un cómico con voz de chivo y un bajo francés que es un desastre, pero aún así debemos sentirnos orgullosos del encargo. Querido Romani, valor y ¡adelante!" Con estos mimbres, sacó adelante su L'elisir D'amore, de la que hoy traemos a nuestro personaje. Se trata del militar Belcore, viajero por necesidades de trabajo que busca en cada pueblo, rincón o ciudad por las que pasa el amor de las más bellas lugareñas. En el caso de esta obra, llegando incluso a casarse con ella antes de partir a otro lugar. Su entrada, precedida de una marcha militar -que Donizetti copia de su Alahor en Granada- describe al personaje mostrándolo como el hinchado y vulgar sargento que es. Dos versiones lo retratan de muy distinta forma, tanto en lo descriptivo como en lo musical. La primera es histórica, una grabación en formato fílmico de 1947 de uno de los grandes barítonos de la mitad del siglo XX, Tito Gobbi. Cierto que la calidad del sonido no ayuda, pero podemos ver cómo presta un porte elegante al personaje con un fraseo, una pronunciación y un estilo a la hora de cantar que en la actualidad no se observa mucho. Como documento histórico tiene un valor innegable.
La siguiente interpretación pertenece a la ya histórica producción de 2005 de la Staatsoper de Viena con la presencia de Anna Netrebko y Rolando Villazón en los papeles protagonistas de Adina y Nemorino, Ildebrando d'Arcangelo como el Doctor Dulcamara y Leo Nucci que es quien da vida a Belcore. La interpretación está más decantada hacia la búsqueda del lado cómico del personaje y vocalmente es muy distinta a la anterior, cómodo en la zona media de la voz y más justo en la zona alta y con un estilo menos adornado.
Siendo cada una totalmente distinta a la anterior, ¿con cuál te quedas?
No sólo el viaje nos lleva al corazón del lugar visitado. Queramos o no, los clichés de la memoria, de los recuerdos, de lo visto y oído, ayudan a la simplificación y al conocimiento y la búsqueda del acercamiento a lugares que deseamos visitar.
Continuamos después de varias entradas este #ViajedeOtoño en las que estamos haciendo un recorrido literario, emocional y musical por algunas ciudades y países.
Cuántas ciudades y países hay que nos traen a la imagen un acontecimiento, un personaje o un edificio que nos los muestran desde un punto de vista simplificado. Pero esta imagen es la que nos atrae y nos lleva a desear visitarla y después de conocerla, en muchas ocasiones, a hacerla parte de nuestras vidas.
En esta entrada, en nuestro #ViajedeOtoño iremos a Sevilla de la mano de esos tópicos que la hacen reconocible en todo el mundo a través de los libros y la música con las figuras de un seductor y un barbero polifacético y multiusos.
Una de las piezas teatrales más representadas en nuestro país es la obra que José Zorrilla situó en Sevilla, Don Juan Tenorio. Con esta obra, el personaje que había tenido una trayectoria anterior con diversos autores, especialmente con El burlador de Sevilla de Tirso de Molina. Tras varios años de representación, una década después de su estreno, tan arrollador fue el éxito del Don Juan que se instauró la costumbre de representarlo el 1 de noviembre, coincidiendo con el día de Todos los Santos.
Zorrilla, que malvendió los derechos y no pudo sacar beneficio de las representaciones, llegó a repudiar su Tenorio en su escrito Cuatro palabras sobre mi Don Juan Tenorio: "Yo no digo todas estas cosas porque deteste ni desprecie mi Don Juan. No, yo lo amo: es mi hijo, o mejor dicho, es mi aborto, puesto que yo mismo reconozco en él tantos y tan grandes defectos (...) que ha sostenido treinta años de pelea por la reputación de su padre ausente y procaz, insolente, temerario y provocador, se ha paseado por todos los teatros sin encontrar un rival que le haya hecho sombra".
En las vísperas de Todos los Santos, comparto una de las partes más conocidas de Don Juan Tenorio, la llamada Escena del sofá.
La ópera El barbero de Sevilla de Gioacchino Rossini se tituló inicialmente Almaviva, ossia l'Inutile Precauzione (Almaviva o la Inútil Precaución) para evitar la coincidencia con la ópera del mismo título de Giovanni Paisielo. En su estreno en Roma fue dirigida por el compositor y cantada por el famoso tenor sevillano Manuel García cosechando un rotundo fracaso, en parte por los abucheos premeditados de los partidarios de la obra de Pasielo. A partir de la segunda representación se convirtió en la obra exitosa que es hoy. La obertura original también fue un fracaso y Rossini tuvo que sustituirla por la que utilizó en sus óperas Aureliano de Palmira y Elisabetta, Regina d'Inglaterra, que es la que conocemos actualmente.
La cavatina para barítono Largo al factotum es una de esas piezas que han transcendido el ámbito de la ópera para pasar a formar parte de eses melodías que todos reconocen y se asocia a un contexto y un personaje determinados. Rossini utiliza su famoso crescendo para transmitirnos la alegría de vivir, el entusiasmo vital y la felicidad contagiosa del personaje.
En una plaza sevillana, al amanecer Figaro se presenta a sí mismo, canturreando. Enlazo varias versiones de la pieza.
La primera, con subtítulos en castellano está interpretada por Gino Quilico en la ópera de Sttugar.
La segunda interpretación corresponde al barítono Thomas Hampson en una gala celebrada en el Metropolitan Opera House de New York, en que dentro de una reunión, se recrean distintas piezas operísticas.
Para finalizar una impecable puesta en escena de Leo Nucci, uno de los Fígaro más reconocidos en los últimos años en una interpretación en el Teatro Reggio de Parma.
Sumergirnos en un viaje o en otra cultura no siempre nos lleva al corazón o al alma del lugar visitado. Tras el término Lejano Oriente, un poco por la distancia, otro tanto por la diferencia cultural, escondemos otros tópicos que nos alejan de la mirada con que captamos realidades más cercanas.
Viajamos a Japón de la mano de dos visiones, una de un escritor del país, Haruki Murakami, otra de un compositor que ayuda a la consolidación del tópico extranjero, el italiano Giacomo Puccini y su obra Madame Buterfly. Ambas miradas aportan el terrible dolor de la soledad, ese desesperanzado sentimiento que nos aparta de los demás incluso rodeado de personas.
Haruki Murakami, sempiterno candidato al Nobel, uno de los escritores actuales con un estilo más personal, presenta en sus obras unos personajes alejados de la tradición japonesa y más cercanos a los gustos occidentales, enredados en su mundo interior. La relación entre sus protagonistas, los libros o las bibliotecas y la música hacen que sus obras tengan una estructura única y personal.
Después de acompañarnos en este blog en Tres miradas a una biblioteca y una doble canción renacentista, nos esboza un paisaje fundamental y básico, determinante en el desarrollo de su libro Tokio Blues, una obra en la que nos relata las pérdidas y renuncias que implican el proceso de maduración que vive el protagonista.
Cuando a comienzos del siglo XX Giacomo Puccini estrenó Madama Butterfly se convirtió en el único fracaso que tuvo en su carrera. Basada en una obra teatral de David Belasco, sin diálogos, de un cuarto de hora de duración y que causó sensación en su época, Puccini quiso plasmar en su ópera la vigilia de Cio-Cio-San (Mma. Butterfly), una escena que narra musicalmente la espera durante toda la noche de su amado Pinkerton, un americano que se encaprichó de ella y que se ha casado en Estados Unidos. Después de unos arreglos entre el segundo y tercer acto, la obra se consolidó como una de las más exitosas de su carrera.
Puccini mostró siempre interés en recrear los ambientes de sus obras. Para Madama Butterfly realizó un profundo trabajo de investigación. Estudió la música japonesa, de la que incorporó a la obra varios fragmentos genuinos, entre ellos el himno imperial, además de costumbres, arquitectura y ritos del país. El aria Un bel di vedremo (Un bello día veremos) transmite un dramatismo inmenso. Butterfly acaba de enterarse por carta que Pinkerton se ha casado con una americana y viaja a Japón. Al oír el cañonazo en el puerto anunciando la llegada de un barco, Cio-Cio-San está segura de que su amado dejará a su esposa y regresará a su lado. Cuenta a su acompañante Suzuki cómo lo recibirá. Lo tremendo de la situación, y Puccini nos lo hace saber, es que todos, Butterfly, su sirvienta, nosotros, sabemos que no hay esperanza, que está sola. Una pieza que no se puede oír sin dejarnos un nudo en la garganta.
Tras esta versión interpretada por Florencia Fabris en Buenos Aires en 2010, una recreación del aria y el personaje extraída de la película de animación L'Opera Imaginaire.
mmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmm
Para terminar, una versión de audio con interpretación de la soprano neozelandesa Kiri Te Kanawa, una de las voces más limpias y con mejor dicción de las últimas décadas. No se trata de Japón sólo lo que une las obras de esta entrada