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Un Efecto Mariposa de hace siglos

Ninguna persona es una isla. 
Todos vivimos, o debemos vivir, entre la realidad más próxima y cercana a nosotros, nuestra familia, amigos, barrio y localidad, y la realidad más lejana, la que nos hace sentirnos ciudadanos del mundo.
Una poesía, un compositor, un país y una época nos unen en esta entrada. Igual que el llamado Efecto Mariposa nos habla ahora de las consecuencias que en cualquier lugar del mundo tendría el aleteo de este insecto en un remoto lugar, nuestro texto de esta semana incide, de otra manera, en este mismo tema. El compositor, que murió a temprana edad, nos traslada al mismo país y época del escritor que nos presta sus letras, la Inglaterra del siglo XVII





El escritor John Donne es uno de los grandes poetas del siglo XVII inglés. Su azarosa vida le hizo pasar por las universidades Cambrigde y Oxford, donde no llegó a titular por ser católico en época de un anglicanismo emergente. Ayudante de su amigo el guardasellos real, evitaba el trabajo para centrarse en la escritura de poemas amorosos. 
Al casarse en secreto con una joven, el padre de ella lo hizo encarcelar y perder el trabajo. Con los doce hijos de su matrimonio pasaron penalidades hasta que una grave enfermedad le acercó al anglicanismo y a los poemas religiosos. Tras algunas publicaciones se doctoró en teología, ocupación que compagino con la de escritor. 



A él pertenecen estas líneas, una de cuyas frases inspiró el título de una conocida obra de  Ernest Hemingway.







A finales de septiembre de 1835, con treinta y cuatro años moría Vincenzo Bellini. Junto con Gioacchino Rossini y Gaetano Donizetti forma el trío de compositores que llevó la ópera belcantista a su mayor expresión y plenitud. Sus obras ofrecen una inagotable cantidad de melodías, especialmente Norma e I Puritani. Esta última nos acompaña en esta entrada. 
I Puritani di Scozia (Los puritanos de Escocia) narra el drama amoroso entre Elvira y Arturo en la guerra que los Puritanos de Cromwell libraron con los realistas partidarios de los Estuardo.
Elvira, que piensa que Arturo, su prometido, la ha dejado por otra (en realidad está protegiendo a la reina Enrichetta) comienza a enloquecer, algo muy del gusto de la época, que agradecía las escenas de locura en las óperas. 


Versión de I Puritani del Metropolitan Opera House

El velo nupcial, su perplejo tío Giorgio, la escalera que aporta su efecto dramático, la austeridad de los demás personajes y los recursos orquestales y musicales que Bellini pone al servicio de la protagonista hacen de esta una de las grandes interpretaciones belcantistas.





Anna Netrebko, que se vuelve a asomar a este blog, nos ofrece una interpretación en la que muestra sus dotes dramáticas y su cada vez mejor técnica y facultades vocales. Se trata de la versión que se representó en The Metropolitan Opera House de New York en 2007 que está editada en DVD. La parte final, está adornada con personales modulaciones que no aparecen en otras versiones. 


¿Qué habría sido del mundo de la ópera y la música si Bellini hubiera vivido los noventa años que vivió Verdi?

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El reloj, tirano del paso del tiempo

Vivimos marcados y señalados por el tiempo. El reloj se ha convertido en un implacable tirano que nos dirige la vida. Hace décadas quedaron atrás los ciclos naturales que marcaban nuestros ritmos vitales. Las estaciones con sus épocas de siembra y cosecha, las festividades religiosas de Navidad o Cuaresma, acompañadas de cierto relajo en los trabajos durante el verano, han sido sustituidas por intensos calendarios laborales donde se tienen controlados de antemano las tareas y los tiempos y se atomizan los periodos de descanso.



Esta sociedad poliédrica no atiende a tiempos comunes a quienes forman la sociedad. Mientras estos desarrollan su actividad a lo largo de la mañana, aquellos trabajan durante los fines de semana y otros lo hacen en horarios nocturnos.


Esta entrada la marca el paso del tiempo. El texto pertenece al inigualable Julio Cortázar. Con la agudeza con que suele afrontar sus escritos, su legendaria Historia de Cronopios y Famas nos muestra estas instrucciones sobre los relojes. Ya aparecieron en este blog sus Instrucciones para cantar


También Giuseppe Verdi vuelve a acompañarnos con su más emblemática obra. La Traviata es la ópera más representada llegando a alcanzar las 750 representaciones en todo el mundo durante la temporada 2013/2014. 
Uno de los momentos más sublimes y dramáticos de la obra es el aria Addio del passato bei sogni ridenti, un desgarrador canto en el que Violeta, la protagonista es consciente de que se está despidiendo, no sólo de su amado Alfredo, sino, de forma irremediable, de su propia vida.
































Como dato curioso, en este aria es la única vez que se pronuncia la palabra Traviata en toda la obra.



La versión que traigo pertenece a la impactante puesta en escena de Willy Decker que se llevó a cabo en el Festival de Salzburgo, protagonizada por quien más visita este blog, la soprano Anna Netrebko, acompañada Rolando Villazón y Thomas Hampson bajo la dirección musical de Carlo Rizzi.




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El desgarro del exilio y el derecho del retorno

No tendrían sentido música y literatura si se quedaran en lo superfluo y no indagaran y penetraran en todos los aspectos de la condición humana, las fugaces alegrías, el insoportable sufrimiento  o el profundo posicionamiento ante la vida.
Estos meses pasados, una imagen nos ha herido con desgarradora fuerza, tan descomunal, que nos va a acompañar toda nuestra vida, de la misma forma que otras fueron símbolos de otros momentos y están en la memoria colectiva de toda la cultura occidental.
Un texto, salido de un dolor insondable, insomne, insoportable, acabó sacando del tremendo corazón de una maestra de niños poco mayores que el de la imagen, una poesía, casi salida de un libro de sus alumnos. Este poema Ay! el niño de la playa! ha dado la vuelta a nuestro país y una gran parte de la América de lengua hispana para convertirse en un fenómeno viral que aún sigue mezclando la imagen con las palabras para quedar por siempre unidos.
Estas palabras nos muestran el enorme y comprometido corazón de esta gran compañera del colegio, amiga, enorme persona Teresa Guerra. Gracias, Tere.




Desde distintos lugares sigue evolucionando para persistir en nuestra memoria, como en esta versión a ritmo de tango.


El siguiente texto y la música nos conectan no con la forzada salida de la tierra natal, sino con el pensamiento en el retorno, en la memoria de lo que se quedó atrás y donde se quiere volver.








El escritor israelí David Grossman nos trae este texto sobre lo que en Oriente Medio se llama El derecho del retorno.




Pocas piezas para coro del mundo de la ópera rivalizan en emotividad y popularidad con el Va pensiero, el coro de esclavos hebreos del Nabucco de Verdi. Una versión, rozando la estética arquitectónica y escultórica pasó por este blog en la entrada Entre mis mejores deseos y Va pensiero



En esta ocasión, la grabación comienza con el final del coro. El prestigioso Riccardo Muti, tantos años director musical del Teatro Alla Scala de Milán, tras unas palabras en contra de la política cultural que llevaba en Italia Berlusconi, inicia un bis de la pieza. 











Algunas muestras de que la ópera no es algo sólo para iniciados: La inusual participación de los espectadores a iniciativa del director, muy bien integrada por el realizador de la filmación que nos muestra en algunos planos a quienes asisten a la representación como participantes dentro de la escena. La intensa concentración de los integrantes del coro, que en ningún momento dejan de ser esos esclavos judíos que lamentan la lejanía y la añoranza que tienen por su patria. Finalmente, al concluir la pieza, el desgarro emocional de los cantantes. Desde el momento de su estreno, Va pensiero ha tenido y sigue teniendo un profundo significado como canto de unión, memoria y significado de la patria común.



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La Metamorfosis de Letras Prestadas

Todo cambia, nada permanece. 
Las palabras de Heráclito pueden servir para ilustrar la metamorfosis de este blog. También se podría argumentar que no siempre tenemos la misma apariencia, solemos cambiar nuestro aspecto exterior, signifique eso o no que también queramos mejorar nuestro interior. 
Así un blog como este, que se inició con el nombre de Letras Prestadas-Delicias Cantando, en el que se aúnan las pretensiones de unir en entradas de periodicidad semanal textos literarios con música cantada, habitualmente del mundo de la ópera o del canto coral, cambia ahora su aspecto exterior, además de cambiar el nombre a Letras Prestadas - Club Pickwick en recuerdo a uno de los más entrañables personajes del escritor inglés Charles Dickens.




Esta nueva entrada está dedicada a la metamorfosis, ese cambio que se produce en ciertos animales, sobre todo los insectos, en el que se modifica de forma sustancialmente significativa su aspecto. Por supuesto, también en los seres humanos.



El texto de esta entrada es el inquietante inicio de La Metamorfosis de Franz Kafka. El autor checo, tan interesante como escritor como personaje, plantea una novela existencialista. La transformación del personaje le sirve como pretexto para hablar de la vida del individuo frente a la sociedad, en este caso su familia, y observar cómo actúa en su entorno y, cómo al final, debe aceptar la cruda realidad. Como curiosidad, Kafka insistió a su editor que ni en la portada ni en ningún lugar del libro debería aparecer ilustración alguna sobre el ser en el que se convirtió el protagonista con la finalidad de no permitir que los lectores se quedaran más con la imagen que con la idea que quería transmitir.


La metamorfosis musical nos viene del genio de Wofgang Amadeus Mozart. Las bodas de Fígaro (La nozze di Figaro) parte de una obra teatral de Beaumarchais que fue prohibida en casi toda Europa. El motivo, que representa a un conde que actúa de rival de su sirviente y pierde frente a él. Mozart trabajó por primera vez con el libretista Lorenzo da Ponte, un personaje complejo: abate, poeta oficial del Teatro Italiano de Viena, aventurero con una vida repleta de juergas y escándalos, huidas apresuradas de un país a otro, y que acabó su desmesurada vida tras ser profesor en una universidad de Estados Unidos.
Se trata de una genial y divertida obra, ideal para los que no se han iniciado en el mundo de la ópera. Como dato curioso, entre 2010 y 2015 ha alcanzado la cifra de 2.545 representaciones en todo el mundo.
La carga de denuncia social que se apuntaba en la pieza ha quedado desplazada por la música de Mozart, a ratos pegadiza, en ocasiones delicada y siempre oportuna, con unos personajes populares y que suenan a muchos: Fígaro y Susana, el Conde y la Condesa de Almaviva, don Bartolo y Don Basilio y el protagonista de hoy, Cherubino.
La trama (dos rivales celosos, una esposa engañada y una novia a la espera de su noche de bodas) no tendría valor si no apareciera Cherubino, un muchacho joven que lo trastoca todo en palacio. Gracias a él surge la magia en la obra, es como el duende de Una noche de verano, tiene algo de fantástico, un querubín del amor, enamorado de todas las mujeres, un obstáculo para todos los hombres. ¿Dónde está la metamorfosis? Cherubino, un muchacho, un jovenzuelo que es interpretado por una cantante, una mezzosoprano, un personaje equívoco y delicioso.
En la segunda de sus arias canta, casi ruborizado una cancioncita que ha compuesto Voi che sapete (Vosotras que sabéis) en la que interroga a las mujeres sobre qué es el amor.
La primera versión es una interpretación de Federica von Stade que sabe transmitir como pocas cantantes la equívoca personalidad de Cherubino.


El estreno en Viena no fue exitoso y, aunque se repitieron algunos números, sólo se llegaron a hacer nueve representaciones. El éxito definitivo y la consagración llegaron en Praga"Aquí nadie habla de otra cosa más que de Fígaro: Nada se toca con ningún instrumento, nada se canta, si no son trozos de Fígaro; a ninguna ópera acuden, si no es a Fígaro, y a todas horas es Fígaro. Para mí, desde luego es un gran honor", escribía Mozart a un amigo en 1787.
El siguiente video, con otro retrato de la personalidad del personaje, pertenece a un interesante proyecto, L'Opera imaginaire, en el que diferentes directores de animación versionan algunas piezas operísticas. 



Para terminar, una versión en concierto de la metamorfosis de la metamorfosis. El contratenor francés Philippe Jaroussky cantando, en una versión muy personal, el papel de un muchacho que en escena es interpretado por una mujer



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