Estancias

Propósitos y brindis por el Año Nuevo

El tiempo avanza inexorablemente, sigue su curso hacia adelante, implacable y riguroso por su condición. Días, semanas, meses e incluso años pasan y no siempre nos hacemos conscientes de ello. De nosotros depende cómo los acojamos, cómo hacer que cada día tenga su valor, que algunos acontecimientos que nos suceden tengan el sentido y que les otorguemos la importancia que queremos que alcancen.
Pero a ese tiempo lineal, que para cada uno de nosotros se inicia y concluye en unos momentos determinados independientemente del tiempo cronológico general, tiene unos momentos que nos acercan a la circularidad, a esos ciclos temporales que se repiten periódicamente cada año (año nuevo, Semana Santa, pausa del verano, Navidades), entren en nuestras ideas y convicciones, los celebremos o no. También hay ciclos que marcan una temporalidad mayor que la anual como algunos acontecimientos deportivos: olimpiadas, campeonatos continentales o mundiales.
Estas celebraciones o acontecimientos cíclicos rompen con la rutina que supone el avance del tiempo, llevándonos a momentos y situaciones que acogemos con mayor o menor interés.
Una de las celebraciones que tiene un ámbito más universal en su desarrollo, independientemente de los calendarios religiosos o civiles que marcan nuestros tiempos, es el Año Nuevo, un acontecimiento que se celebra en la mayoría de países de nuestro planeta, aunque escalonadamente, como corresponde al uso de los distintos husos horarios.
Te invito a una reflexión sobre los propósitos que nos creamos cada Año Nuevo y un brindis para celebrar su llegada. Nos acompañan obras de Chesterton y Rossini. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!


La primera noticia que tuve de Gilbert Keith Chesterton fue a través de un artículo en una revista titulado Chesterton el incansable en el que se trazaba un retrato del crítico, poeta, pensador y novelista inglés, acentuando su inagotable energía, su disposición hacia el debate y la defensa de sus posturas y su brillante e ingenioso estilo literario, además de realizar el paso del anglicanismo en el que nació y fue educado hacia el catolicismo. Su enorme capacidad para la charla y el debate quedó mostrada cuando en una ocasión estuvo hablando y debatiendo con su hermano durante más de treinta horas ininterrumpidas en las que unos sándwiches y unos momentos para acudir a ciertas necesidades corporales fueron las únicas alternativas a la conversación. 
Autor de una prolífica y variada obra literaria, Chesterton dominó como pocos escritores la ironía y la paradoja en sus narraciones, destacó con sus breves y precisas sentencias en una obra, como él, desmesuradamente abundante recogida en más de cien volúmenes en las que trató la mayoría de los géneros literarios. La poesía (El caballero salvaje), estudios literarios sobre diversos autores (Dickens, Bernard Shaw, Robert L. Stevenson, Francisco de Asís, Tomás de Aquino...), tratados de teología y filosofía, cientos de artículos periodísticos configuran su corpus literario. Con El hombre que fue jueves se adentró en la narración detectivesca que tantos éxitos le dio, especialmente con su personaje novelesco más destacado, el Padre Brown, un sacerdote-detective del que escribió alrededor de medio centenar de historias protagonizadas por este personaje de carácter descuidado, poco llamativo e inofensivo, pero que resolvía, gracias a su conocimiento de la naturaleza humana, los crímenes más inexplicables.


Pero lo que nos acerca a G. K. Chesterton es un artículo periodístico publicado para celebrar la llegada del año nuevo de 1904.
Recogido en Lunacy and Letters (Lectura y locura) en 1958, años después de la muerte del escritor, el libro recopila parte de sus artículos publicados en distintos periódicos entre 1901 y 1911. 
En el artículo en cuestión, titulado January one, Chesterton reflexiona sobre la importancia que posee esta celebración, utilizando el símil de una serpiente infinita que representaría ese tiempo, también interminable. «La verdadera razón del nacimiento de las épocas y estaciones -sigue reflexionando Chesterton- es cortar esa serpiente por la mitad y dejar que arrastrase su enorme cuerpo por encima de todas nuestras impresiones sin dejarnos la oportunidad de reflexionar y comprender con claridad el paso de una impresión a otra.»


Así, Chesterton justifica la existencia de momentos como el año nuevo y los propósitos que solemos realizar en este momento, intenciones que, independientemente de que vayamos a cumplir o no -ya sabemos qué suele ocurrir con ellas- tienen una finalidad concreta y razonable.
Nos acompaña un extracto de este artículo periodístico en el que, la última expresión podemos cambiarla por aquella que deseemos según nuestras ideas, creencias o convicciones.


Después de retirarse prematuramente de la composición, Gioacchino Rossini no pudo alejarse del arte al que había dedicado su vida y retomó la composición y la interpretación para sus amigos y conocidos en las veladas que organizaba los sábados por la tarde, sus conocidas Samedi soirs. En ellas, el compositor italiano desarrollaba su gracia, dotes interpretativas y canoras en pequeñas piezas compuestas para sus invitados de las que tratamos en Pecados de vejez, según Rossini, bien interpretadas por él mismo, bien por amigos e intérpretes reconocidos. 


Estas piezas variadas y dispersas, compuestas entre 1857 y 1868, se recogieron posteriormente con el título de Péchés de vieillesse (Pecados de vejez) en catorce volúmenes que abarcan hasta doscientas treinta y siete composiciones íntimas, divertidas, sentimentales o serias que se adaptan al capricho del compositor, a la llegada de intérpretes para ejecutarlas o a la inspiración del momento.
Una de ellas, publicada el 1 de enero de 1892 por el editor musical Guido Johannes Joerg, nos acompaña para recibir el año nuevo con la inspiración de Rossini.
Se trata del octeto para dos voces de soprano, contralto, tenor y barítono Toast pour le Nouvel Ann (Brindis por el Año Nuevo), que habitualmente se interpreta para coro con ese tipo de voces. Dentro de la catalogación de estos Péchés de vieillesse está incluido en el segundo de los volúmenes, el Álbum francés catalogado como Ottetino.


La interpretación corre a cargo de Azusa Pacific University Chamber Singers dirigidos por Michelle Jensen en su participación en el concurso Internationaler Kammerchor-Wettbwerg Marktoberdorf de 2017.

Con el deseo de que tengas un feliz, provechoso y enriquecedor año nuevo nos quedamos en compañía de la música de Rossini
 
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Bibliografía y webgrafía consultadas:
  • Chesterton, Gilbert Keith. Lectura y locura. Editorial Espuela de Plata. EAN 9788769656247.
  • Versión en inglés: Chesterton, G. K. Lunacy and Letters. Enlace a documento en pdf.

Retazos navideños

La Navidad nos vuelve a encontrar cada año. Frente al tiempo lineal, ese que avanza inexorable e irremisiblemente y en el que cada día avanza para merecer ser vivido so pena de ser una jornada perdida, nos encontramos con el tiempo circular, ese que se repite en momentos y acontecimientos que van más allá del transcurrir del calendario: las navidades, el verano, esa suerte de comienzo de año que se produce con la llegada de septiembre, además de algunos acontecimientos que se celebran en ámbitos más concretos por costumbres y tradiciones: Semana Santa, ferias o celebraciones de ámbito más local.
La Navidad no sólo está presente en nuestras vidas -casi de una manera diferente en cada una-, sino también en los ámbitos que abarcan este blog, la literatura y la música. Muchos escritores y compositores se han acercado a este tiempo, inspirándose en sus costumbres, significados y celebraciones, cada vez más diversos y variados conforme avanza el tiempo y se acerca a nuestros días.
Desde hace siglos, son muchos los relatos que se han escrito resaltando aspectos tan diversos como la alegría, el sentido de convivencia y comunidad, la espiritualidad, el deseo de cambio, la nostalgia que este tiempo produce e incluso el rechazo que en muchos producen estas fechas y circunstancias.
Desde la tradición cristiana europea medieval hasta Charles Dickens, a quien podríamos considerar el impulsor de las Navidades en su forma moderna a partir de sus relatos, las historias literario-navideñas adquieren una gran variedad de formas que trascienden las intenciones iniciales que marcan las ideas de espiritualidad y bondad, y se mueven entre lo milagroso y sobrenatural, lo mágico y un sentido de buenismo que se antoja empalagoso en ocasiones.
Te propongo una serie de retazos navideños que conforman un mosaico ecléctico donde confluyen distintas miradas, disposiciones y acercamientos a estas fechas. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!


Nos acompañan tres músicas relacionadas con esta época con la pretensión de situarnos frente a seis relatos, la mayoría de ellos incompletos, que nos acercan al tema literario sobre la Navidad desde diversos puntos de vista y con distintos elementos. Estos fragmentos giran en torno a temas tan habituales en este tipo de literatura como lo milagroso y lo sobrenatural, además de situarnos ante costumbres diversas y contrapuestas, así como elementos como el árbol o las estrellas para conformar una amalgama de situaciones que recogen variados puntos de vista, distintos modos de afrontar este tiempo o variopintas y exóticas procedencias y lugares en que se desarrollan.
Tras cada música, dos textos fluirán al unísono o configurando un contrapunto con el tema, la época o las costumbres que acompañan a esta época.


Basada en God rest ye merry, gentlemen, una de las canciones de Navidad inglesas publicada en 1823, Benjamin Britten compuso Men of Goodwill, una obra para orquesta que recoge una serie de variaciones sobre este tema popular. 
En Men of goodwill. Variations on a  Christmas carol for orchestra, Britten se aleja de la música predecible y se adentra más en la inspiración medieval que la romántica del XIX. La primera variación se inicia con una fanfarria de metal con un aire regio, mientras que la segunda muestra un ostinato rítmico que ofrece una llamada y respuesta entre las cuerdas y los vientos madera, acompañados por los metales que impulsan la melodía. La tercera variación es una suerte de versión pastoral con solos a cargo de instrumentos de viento madera acompañados sutilmente por el arpa y las cuerdas, mientras la cuarta variación muestra el juego de esos viento madera con las cuerdas en pizzicato, hasta el momento en que la última de las variaciones acoge a los metales acompañados por las cuerdas.
La primera interpretación de esta obra se llevó a cabo el día de Navidad de 1947 por la BBC Radio con la interpretación de la Orquesta Sinfónica de Londres dirigida en aquella ocasión por Walter Goehr.
La interpretación que nos acompaña pertenece a la SWR Rundfunkorschester Kaiserslautern con la dirección de Paul Goodwin y pertenece al disco Four Centuries of Crhistmas Music de Naxos Digital.


Cuentos de Navidad. De los hermanos Grimm hasta Paul Auster es una antología de relatos navideños que recopila 38 cuentos de distintos autores ordenados por fecha de publicación que comprenden desde la primera obra de los hermanos alemanes de 1812 hasta la última del escritor americano publicada en 1990. Estos relatos transcurren de Brooklyn a Berlín, de la Cerdeña al lejano oeste, de Laponia a Dublín o de Nueva Zelanda a un cohete espacial.
Los relatos conforman un mosaico que refleja la alegría y el sentido de comunidad, la espiritualidad, los deseos de cambio, la nostalgia e incluso el rechazo que estas fechas despiertan en muchos, en unos textos que muestran unos estilos por los que circulan el humor, la crítica social, la fantasía, la tristeza, e incluso algún punto de humor negro, sin dejar de ofrecer, en la mayoría de ocasiones, algo que tenga ese punto que acompañe e ilustre el espíritu.


El primero de los texto, que sirve de comienzo al libro, procede de los hermanos Grimm y es un pequeño cuento completo que nos acerca a lo más acaramelado, milagroso y moralizante de la Navidad: Los táleros y las estrellas, en la tradición de este tipo de cuentos del XIX.
 

El inicio del siguiente de los relatos nos acerca al frío invernal en que se desenvuelve la Navidad, el clima y el paisaje de latitudes nórdicas, en Laponia. Publicado en 1937 por el poeta, novelista, dramaturgo y periodista finlandés Zacharias Topelius, Stjernöga (Ojo de Estrella) se acoge a la estructura del cuento de hadas popular en el que la Navidad esta presente. Nos acercamos a su comienzo que nos sitúa en plena naturaleza ártica, con sus paisajes blancos, renos, trineos, unos padres e hijos con su pequeña e indefensa recién nacida y la promesa de que algo sobrenatural ha de suceder.


Escrito a partir de una recopilación de textos bíblicos realizados por Charles Jennens, Georg Friedrich Händel compuso su oratorio Messiah (El Mesías) para estrenarse el Viernes Santo de 1741 en Dublín. Un año más tarde se estrenó en Londres, aunque en ambos lugares tuvo una acogida poco entusiasta, hasta que fue ganando popularidad, convirtiéndose en una de las obras musicales más populares, grabadas e interpretada de toda la historia y modificando las fechas de interpretación, siendo en la actualidad una de las obras más programadas en las semanas anteriores a la Navidad. Su Aleluya es, quizás, una de las piezas más conocidas de toda la historia de cualquier tipo de música.
Dividido en tres partes, la primera hace referencia a las promesas que anuncian la llegada del Mesías, su anunciación y nacimiento. La segunda trata sobre su pasión, muerte y resurrección, mientras la tercera trata de la promesa de la vida eterna y la aclamación del Mesías.
De la primera de estas tres partes, nos acompaña el aria para contralto O thou that tellest good tidings to Zion (Oh, tú que traes las buenas nuevas de Sión) al que sigue la misma pieza interpretada en esta ocasión por el coro, una de las más bellas e inspiradas melodías del compositor nacido en Halle.
La interpretación corre a cargo del contratenor Eric Jurenas, el American Bach Soloistis y el American Bach Choir, todos bajo la dirección de Jeffrey Thomas y que pertenece al disco Händel's Messiah in Grace Cathedral que se grabó en el citado recinto.


El próximo relato proviene de la pluma de Alphonse Daudet, el autor del entrañable Tartarín de Tarascón. En su libro de relatos Carta desde mi molino, el escritor francés incluye una variada recopilación de relatos aparecidos en diversas revistas y otros libros suyos. 
El cuento que nos acompaña transcurre en plena Nochebuena, durante la celebración de la llamada Misa del Gallo. En el relato, el padre Balaguère, al servicio de los señores de Tinquelage, debe celebrar, según la tradición del lugar, tres misas antes de una cena de Nochebuena que se le antoja deliciosa junto a su ayudante Garrigou. Daudet traza un relato en el que se centra en la gula y la desmedida de la comida que se va a celebrar a continuación, como tantos en esta festividad. La historia se centra más en los tonos humorísticos que en el sentido de la enseñanza que tiene este tipo de relatos. 
Nos acompaña el inicio de Las tres misas rezadas en el que Alphonse Daudet nos pone en la situación que desarrollará esta historia entre la gula y la tradición de la Navidad. Advertidos quedamos sobre las cenas y comidas copiosas.


Tras ser profesor y actor, Gustav Wied se centró en su obra de novelista y dramaturgo. Su obra refleja con ironía la vida de su Dinamarca natal, criticando la hipocresía y el esnobismo de la clase burguesa.
Glade Jul, dejlige Jul (Noche de paz, noche de amor) se publicó en 1891 en el diario Kobenhavn y su inicio nos muestra a quienes no desean celebrar esta fiesta y quedarse al margen. Más adelante, Wied acabará trastocando los malentendidos e incertidumbres iniciales por el espíritu navideño y los sentimientos que lleva habitualmente asociados.


En una miscelánea navideña como esta no podía faltar una música que parta de distintas fuentes y procedencias y cree un elemento fusionado con los elementos originales. 
Procedente de la tradición checa llegó a nuestro país El tamborilero, un villancico que se hizo popular en la voz de Raphael. A partir de esta pieza, Juanjo Colomer realizó una fusión con El bolero de Ravel, logrando una obra que participa directamente de ambas, El tambolero.
Nos acompaña la JORCAM (Joven Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid) interpreta El tambolero bajo la dirección de Félix Redondo en una grabación correspondiente al Concierto tradicional de villancicos celebrado en el Auditorio de San Lorenzo de El Escorial en diciembre de 2010.

 

El penúltimo retazo navideño nos sitúa en un comienzo que quizás hayamos vivido en alguna ocasión, independientemente de la navideña. 
Saki, pseudónimo de Hector Hugh Munro nació en Akyab, ciudad de la antigua Birmania en 1870. Tras fallecer su madre volvió a Inglaterra donde se crio con unas tías solteronas que le hicieron aborrecer el mundo de los adultos. Tras alistarse en la policía militar birmana hubo de dejarlo por una malaria que le obligó a regresar a las islas británicas donde comenzó a escribir artículos de prensa.
Reginald's Christmas Revel (La fiesta de Navidad de Reginald) fue publicado en 1904 en el libro de relatos Reginald. Aquí la Navidad se presenta de una manera absolutamente secularizada, un compromiso social obligado y es aprovechado por Saki para elaborar una crítica a las costumbres.
El protagonista, Reginald, es invitado a una celebración a la que no tiene interés alguno en asistir en cada de unos parientes lejanos. Una vez puestos en situación, damos un salto en el relato para asistir a tan poco deseada la celebración navideña y cómo actúa nuestro protagonista. Su estado de ánimo, cómo se desarrolla la velada, su precipitada marcha, lo sutil del relato y ciertos tintes negros, desembocan final tan inesperado como deseado.


El último retazo navideño se aleja de nosotros tanto en la distancia como en el tiempo.
Autor de obras de ciencia ficción como Crónicas marcianas o Fahrenheit 451 en la que se basó François Truffaut para su película homónima, Ray Bradbury colaboró también en la elaboración del guion de Moby Dick para la película de John Huston


Como no podía ser menos, The gift (El regalo), aunque comienza en nuestro planeta, se desarrolla alejándose de nosotros, en el espacio exterior y en una fecha aún distante, en 2052. Incluido originalmente en la revista Esquire en 1952 y posteriormente en Remedio para melancólicos, una obra publicada en 1960, Bradbury parte del hecho de que en Navidad seguiremos queriendo que nos hagan felices y seguir recibiendo regalos. En este último retazo no falta el deseo de ese elemento presente en cada celebración navideña como el árbol y la fascinación que se puede producir en la mirada atenta.


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Bibliografía y webgrafía consultadas:

Los Conciertos de Navidad

En las fechas próximas a la Navidad se celebran muchas tradiciones, independientemente de las creencias y pensamientos que cada persona o grupo pueda tener. Reuniones familiares más o menos numerosas y afectivas; reuniones alrededor de una mesa compartiendo alimentos, conversación y momentos de mayor o menor complicidad fuera de las obligaciones laborales en las comidas de empresa. Cuando las calles se iluminan de forma especial y se sale a las calles donde se encuentran mercadillos navideños y, de manera especial, una de las artes que más hacen aflorar los sentimientos, crean lazos de afinidad y unen a cuantos participan como es la música, podemos decir, sean cuales sean nuestras ideas, que estamos en el periodo de Navidad.
Desde los primeros villancicos que pasaron desde su forma profana primitiva a la que actualmente conocemos, la música navideña ha pasado con el transcurrir de los tiempos de los recintos religiosos, con los Conciertos de Navidad de Corelli, Bach, Vivaldi y otros compositores consagrados del Barroco, a las viviendas donde se congregan familias enteras, pasando por los grupos que cantan, más o menos espontáneamente por las calles, hasta los auditorios y recintos teatrales en los que agrupaciones musicales, tanto instrumentales como vocales, interpretan obras del repertorio.
Te propongo un paseo alrededor de los conciertos de Navidad que se celebran en prácticamente todas las localidades y que contribuyen a la creación de un espíritu acorde con estas fechas, además de alentar en la cultura musical. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!


En un Concierto de Navidad no puede faltar la canción navideña más conocida e interpretada en todo el mundo, una pieza que surgió, como muchas otras grandes obras maestras, de la experiencia y la inspiración de una situación determinada y que se concretó en un solo día.
En Breve historia de la Navidad, Francisco José Gómez, nos narra la historia que hay detrás de la composición de este villancico, el más famoso y conocido de cuantos existen.


Este villancico, escrito originalmente en alemán, se ha convertido con el paso del tiempo en uno de los imprescindibles y uno de los símbolos de la Navidad en cualquier rincón del mundo en que se celebre.
Siguiendo la estructura habitual de este blog de unir textos y música, nos acercamos a una interpretación de este Stille Nacht en su idioma original en la voz de Helene Fischer en una interpretación en directo que se llevó a cabo en el Hofburg de Viena en 2015.


Estas tradiciones musicales que se sucedieron unas a otras con el transcurrir de los años y los siglos encuentran todas su momento y su lugar en la actualidad. Así, podemos encontrar celebraciones religiosas en que la música participa de modo activo y ceremonial; grupos familiares que se reúnen en torno a la mesa en estas fechas y terminan cantando los populares villancicos, aquellos que se mueven entre lo religioso, lo divertido y lo familiar; agrupaciones que salen a determinadas calles de las ciudades o centros comerciales para animar a los transeúntes con ese espíritu que oscila entre lo comercial y lo navideño; y, también, los conciertos que se organizan desde orquestas a agrupaciones corales para celebrar estas fechas tan entrañables.
No dejemos de acercarnos a cualesquiera de estas ocasiones que nos surjan, no sólo por el beneficio emocional de escucharlos o participar en ellos, sino también como una forma de colaborar y apoyar el esfuerzo que quienes los preparan y realizan. En una sociedad que cada vez está más acostumbrada a presenciar lo que ocurre a través de una pantalla, el placer de asistir a un acontecimiento -en este caso musical- en directo, es una ocasión que cada vez se nos presenta menos frecuentemente.


Tengo la suerte de formar parte de una de estas agrupaciones, La Coral Polifónica Municipal de La Palma del Condado, y poder disfrutar de los beneficios que aportan. 
Como todos los años, el 18 de diciembre de 2021 celebraremos el tradicional Concierto de Navidad, en esta ocasión en el Teatro España. Buscando el acercamiento a todas las edades y la participación de voces más jóvenes, este años hemos vuelto a retomar la participación de alumnos con más fuerza que en otras ocasiones. Un centenar de alumnos de primaria de todos los colegios de la localidad con la incorporación de otros del Colegio Cruz del Campo de Sevilla han estado ensayando durante este trimestre escolar para vivir la emoción de participar en este concierto.
Así, los componentes de este Coro de voces blancas que se une a la Coral Polifónica Municipal de La Palma, o a cualquier otra, podrán disfrutar de la experiencia de interpretar la música en directo con un público más o menos familiar y conocido, compartir unos momentos de convivencia con otros jóvenes de su edad y personas mayores que ellos, enfrentarse a la experiencia de unir voces y transmitir emociones en unión de un grupo de compañeros y amigos gracias a la música. En definitiva, vivir una experiencia inolvidable que les anime a sentir la actividad artística como parte importante de la formación emocional y vital.


Aunque la composición original del villancico austriaco Stille Nacht esté en alemán, su popularidad proviene de ser una mezcla de una letra y una melodía sencillas, fáciles de seguir e interpretar. Entre sus características podemos citar que declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en 2011, ha sido traducido y cantado en más de 300 idiomas, entre ellos el castellano como Noche de paz, Douce nuit (Noche dulce) en francés, Silent night en inglés en Estados Unidos, Ciche noc, swieta noc en polaco o Stilla natt, heliga natt en sueco.
Comparto la letra en su versión más popularizada en inglés junto a una de las versiones que se suelen cantar en España, aunque no sea una traducción literal.


De todas las versiones e interpretaciones de este villancico, posiblemente sea la versión en inglés de Silent night que grabó Bing Crosby la que más popularidad ha alcanzado en la historia.
Nos acompaña a continuación la versión que el cantante americano grabó en varias ocasiones a partir de una idea de la Sociedad Misionera Extranjera de San Columbano y cuya primera grabación realizó en 1935, volviéndola a grabar en 1942 y 1947 y cuyos beneficios fueron siempre para organizaciones benéficas. Nos acompaña una grabación para la televisión americana en pleno auge de la televisión en blanco y negro con su peculiar estilo interpretativo.


Los contenidos de estos conciertos navideños son variados, pese a que el mayor peso lo lleven las músicas con temática navideña: villancicos y algunas piezas musicales relacionadas con las celebraciones religiosas a las que se suelen unir algunas de tipo simpático o entrañable que contribuyen a crear el ambiente deseado.
Prueba de ello son los cánticos espirituales o la música gospel que también tienen su cabida en estas celebraciones musicales. En el Concierto de Navidad de 2021 de La Coral Polifónica Municipal de La Palma del Condado se interpretarán algunas piezas de este tipo, alguna de ellas interpretada junto con el Coro de voces blancas que participa en el concierto. 


Nos despedimos con una de las más emblemáticas canciones de este tipo Oh, happy day, una versión de música gospel que se realizó en los años 60 del pasado siglo a partir de un himno del clérigo Philip Doggridge que llegó a escalar las listas de ventas de discos en varios países de cultura occidental.
La interpretación de Oh, happy day de Edwin Hawkins corresponde al solista Anthony Brown  acompañado por el FBCG Combined Choir.
Si tienes ocasión de pararte a escuchar algunas de estas interpretaciones por las calles de tu ciudad o asistir al concierto de Navidad que se celebra en tu localidad, no dejes de asistir al evento.

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Bibliografía y webgrafía consultadas:

Sueños que nos hacen crecer

 «Nunca sueño cuando duermo, sino cuando estoy despierto»
Joan Miró

Nuestro idioma posee un vocabulario extenso, con una gran riqueza de palabras, acepciones y expresiones que nos ayudan a definir, modelar y comunicar nuestro pensamiento. Un vocabulario más rico y preciso es signo de un pensamiento en el que se aprecian esas características.
Si buscamos en el Diccionario de la Real Academia Española el término sueño podemos encontrar, entre otras, las siguientes acepciones:
1. Acto de dormir. 2. Gana de dormir. 3. Acto de representarse en la fantasía de alguien, mientras duerme, sucesos o imágenes. 4. Sucesos o imágenes que se representan en la fantasía de alguien mientras duerme. Estos significados para la palabra sueño nos acercan a una de las actividades que compartimos entre el descanso y la imaginación, entre el reposo y el subconsciente y del que tanto se ha escrito y tratado en distintas disciplinas y corrientes como el psicoanálisis.
Además de un baile del siglo XVIII calificado como licencioso, el Diccionario de la R.A.E. define, entre otras, la palabra sueño como «cosa que carece de realidad o fundamento, y, en especial, proyecto, deseo, esperanza sin probabilidad de realizarse».
Mas, si nos centramos en el verbo soñar, el diccionario nos lo define en términos similares y diversos a los anteriores. 1. Representarse en la fantasía imágenes o sucesos mientras se duerme. 2. Discurrir fantásticamente y dar por cierto lo que no lo es. Aunque la acepción en la que nos basamos en esta publicación es la que se recoge en el cuarto lugar: «Anhelar persistentemente algo».
Así, dejamos de lado esos sueños que nos acompañan ocasionalmente mientras dormimos, ya sean en forma agradable o como pesadillas, de manera ocasional o recurrente; y obviamos ese quijotesco discurrir para dar por cierta nuestra fantasía lo que no es y que camina con todos nosotros, sea cual sea nuestra condición. 
Nuestra mente ha sido siempre una gran desconocida, puesto que, aunque sabemos muchas de sus funciones, vamos conociendo cómo sinaptan unas células con otras, también es cierto que aún desconocemos muchas de sus capacidades, pese a los últimos avances en neurociencia. Leer el blog Sinaptando que escribe Estrella Pisa es una de recomendable actividad que ayuda a conocer, oxigenar y crecer en el conocimiento de nuestro pensamiento.
Te propongo un paseo por esos sueños que nos ayudan a anhelar algo de forma persistente y trazar límites que van más allá de lo estrictamente razonable para conseguir nuestras metas. Nos acompañan obras de Mozart, la Premio Nobel de Literatura Wislawa Szymborska y un cuento anónimo oriental. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!


En innumerables ocasiones hemos puesto nuestros anhelos y deseos en la persona con la que compartir nuestra vida. Han sido sueños que, en la parte teórica, han trazado un futuro de vida común y un camino compartido, aunque a lo largo de la historia en la mayoría de ocasiones no ha sido el amor la fuerza que ha dirigido esos proyectos, sino los intereses económicos, familiares, la necesidad o cualquier otra razón más o menos confesable.
Con más frecuencia de la deseada esos sueños han quedado rotos, quedando la relación destruida o, en el peor de los casos, continuando con la certeza de que es una relación muerta.

Joan Miró, Ceci est le couleur de mes rêves (Este es el color de mis sueños), 1925. Museo Metropolitano, Nueva York

En Las bodas de Fígaro Mozart nos muestra en una de sus arias más sentidas, Dove sono i bei momento (Dónde están esos bellos momentos) la desilusión en que la Condesa está sumida por las relaciones con su esposo, el Conde de Almaviva. Comparando la idílica relación entre ambos en la primera ópera de la serie basada en las obras teatrales de Beaumarchais, El barbero de Sevilla, con Mozart nos encontramos la relación entre ambos personajes en un delicado momento por la lujuriosa vida del Conde, sus infundados celos, que vienen a ser un reflejo de su comportamiento, y la intervención que Figaro organiza con la complicidad de todos para llevar las aguas a su cauce.
La soprano Dorothea Röschmann nos acompaña interpretando este aria del Acto III de Las bodas de Fígaro de Mozart correspondiente a una representación llevada a cabo en el Festival de Salzburgo de 2006.


En ocasiones es complejo encontrar el origen de algunos relatos que se sumergen en las profundidades de los tiempos. Algunos cuentos populares tienen su origen, como su propio nombre indica, en la tradición de los pueblos que los han ido creando, modificando y adaptando a las necesidades de esta tradición, en ocasiones como forma de servir de advertencia ante peligros y dificultades, en otras como forma de transmitir las normas, cuidados y reglas propias de la sociedad y, también, como ejemplificaciones de tipo moral, reflexiones, consejos prácticos y razonables ante situaciones vitales. 
Este es el caso del cuento que nos acompaña, en el que se cruza la línea de los sueños con el de los deseos, el día con la noche y surge la inevitable moraleja. Se trata de uno de esos cuentos de origen chino que tanto abundan en la literatura oriental, con escenas que los grandes maestros utilizaban para desplegar y transmitir su ideas y que, con el paso del tiempo, fueron llegando a conformar también nuestra literatura europea.
Sueños es un anónimo cuento chino -qué desprestigiada esta denominación- donde el paralelismo entre los personajes, el día y la noche o las situaciones sociales de los protagonistas abocan a la moraleja.


Compuesto también como un cuento protagonizado por un príncipe oriental, con pocas indicaciones más, Mozart nos dejó su última ópera La flauta mágica, con libreto de Emanuel Schikaneder, como una mezcla singular entre ese cuento oriental y la masonería a la que pertenecía, los grandes ideales y la satisfacción de las necesidades básicas, un Tamino que aspira a las más altas metas y a su amada Pamina a la que sólo conoce por un retrato frente a un Papageno extraído de las capas más populares cuya aspiración es tener saciada su hambre y sed junto a una amada Papagena que colme su vida, con un emblema de la virtud, el bien y la sabiduría como Sarastro, frente a la oscura Reina de la Noche. Una mezcla explosiva que llevó la última gran obra de Mozart, anterior a su Réquiem inconcluso, al éxito en una Viena que casi lo había comenzado a olvidar.

Henri Rousseau, Le rêve, 1910. Museum of Modern Art (MoMA), New York

Si a esta extraña y exitosa combinación se le añaden algunos elementos, se pueden alcanzar resultados en los que convergen distintos sueños, homenajes y evocaciones. En los últimos años se han representado en algunos teatros de ópera una versión de La flauta mágica que aúna, en una arriesgada producción el trabajo mozartiano con el homenaje al cine mudo de comienzos del XX y dos personajes singulares: Buster Keaton, el inolvidable Maquinista de la General, la elegante Betty Boop y el antecedente de uno de los mitos más cinematográficos, Nosferatu, el Vampiro. El primero está homenajeado en el personaje de Papageno, la segunda en Pamina, mientras el tercero lo hace en el del malvado acólito Monostatos, con toda la producción en la estética de las películas del cine de sus primeros años.
Así, en la escena en que Papageno y Pamina se salvan de ser apresados por los sicarios de Monostatos gracias al carrillón mágico que han regalado al pajarero, se une el anhelo de escapar del peligro con una ensoñación de cine cómico en que los intérpretes han de estar en un escenario sobre el que se proyectan las imágenes y cantar e interpretar en directo con esa condición. Tras las notas procedentes del carrillón, los acólitos y el propio Monostatos se transforman y bailan olvidando sus intenciones. Todo un sueño dentro de un sueño.
El trío Schnelle Füsse, rascher Mut (Pies rápidos y coraje) pertenece a una de las representaciones realizadas en 2016 por el Teatro Real de Madrid con una idea original de Suzanne Andrade, Paul Barritt y Barrie Kosky con Joan Martín Royo como Papageno-Keaton, Sylvia Schwartz como Pamina-Betty Boop y Mikeldi Atxalandabaso como Monostatos-Nosferatu


Soñar con lo imposible, con aquello que no se vislumbra con la razón es una de las formas de hacer que nuestra mente se fije en lo inalcanzable para llegar a lo que se puede conseguir, mirar a lo imposible para conseguir lo complicado, aspirar a lo utópico para alcanzar lo real. 
En este ámbito se desenvuelve Wislawa Szymborska, la Premio Nobel de Literatura polaca, una escritora que se mueve entre una mirada asombrada a lo cotidiano y unas indagaciones que se acercan a lo filosófico, sin llegar a tomarse del todo en serio con sus escritos y que la hemos traído en varias ocasiones a este blog.


Su poema Alabanza de los sueños pertenece a Acaso, un libro publicado en 1972 y se encuentra recogido en su antología Paisaje con grano de arena. Las limitaciones que tenemos y las que acogemos, lo trascendental y lo anecdótico, lo extravagante y lo superfluo se dan cita, amalgamado como los sueños, en este poema con el que nos despedimos de los sueños. 


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Bibliografía y webgrafía consultadas: