Estancias

Cómo viajar a Florencia entre el humor y el amor

La belleza no es más que la promesa de la dicha
Stendhal

Pocas ciudades en el mundo que tengan la historia y se dediquen a cuidar la belleza como Florencia. Pertenece a ese grupo de ciudades que deslumbra a quienes la visitan.
Su importancia se reveló fundamental en el Renacimiento con la aparición de tantos artistas y pensadores que revolucionaron el arte y la cultura, desde la poesía a la música, la pintura, la literatura o la arquitectura. Por ella pasaron y quedaron para la historia Giotto, Bocaccio, Dante, Boticcelli, Miguel Ángel, Maquiavelo o Petrarca, muchos de ellos bajo la influencia y patrocinio de la dinastía de los Medicci.



Stendhal, el escritor francés la visitó en los primeros años del XIX y, tras una de sus visitas por la ciudad llegó a escribir: "Había llegado a ese punto de emoción en el que se encuentran las sensaciones celestes dadas por las Bellas Artes y los sentimientos apasionados. Saliendo de Santa Croce, me latía el corazón, la vida estaba agotada en mí, andaba con miedo a caerme". Esa sensación que causan ciertas emociones ante la presencia de obras de arte se conoce desde hace años como El síndrome de Stendhal.

En varias ocasiones han pasado por este blog personajes y obras relacionados con la ciudad de la Toscana. En esta entrada viajamos a Florencia con la vista puesta en el humor y el amor, éste último también con un tono irónicamente desenfadado.



El texto de esta entrada viene de la pluma de Carlo María Cipolla, un historiador de la economía que publicó, en principio sólo para sus amigos, dos pequeñas obras, Allegro ma non troppo, que traigo esta semana, y Teoría de la estupidez, ambas cargadas de un fino sentido del humor.
Ya en el prólogo de la primera Cipolla se pregunta qué es el humor: "La vida es una cosa seria, muy a menudo trágica, algunas veces cómica. El humorismo, que consiste en la capacidad de entender, apreciar y expresar lo cómico, es un don más bien escaso entre los seres humanos. Se refiere a la capacidad inteligente y sutil de poner de relieve y destacar el aspecto cómico de la realidad. Hacer humorismo sobre la precariedad de la vida humana cuando uno está junto a la cabecera de un moribundo no es humorismo. En cambio, cuando aquel gentilhombre francés, que subía las escaleras que lo conducían a la guillotina, tropezó con uno de los escalones y, dirigiéndose a losa guardianes exclamó: "Dicen que tropezar trae mala suerte", aquel hombre bien merecía que se le perdonara  la cabeza. El humorismo está tan íntimamente unido a la elección cuidadosa y específica de la expresión verbal con que se manifiesta que difícilmente se consigue traducirlo de una lengua a otra".



Como en todas las entradas, música y texto están unidos por un nexo común. En este caso, viene de la mano del compositor Giacomo Puccini. Se trata de su ópera cómica en un acto Gianni Schicchi.
La obra transcurre el día 1 de septiembre de 1299 en Florencia. Rinuccio y Laureta quieren casarse, pero ella carece de recursos económicos. El padre de Laureta, Gianni Schicchi se presenta para ayudar a los enamorados y es rechazado por la familia del novio. En ese momento, ella suplica a su padre que les ayuden interpretando, entre pícara y zalamera, el aria más conocida de esta obra, O mio babbino caro.





La trama continúa haciendo que Schicchi acceda a la petición de su hija y se haga pasar por un pariente adinerado fallecido para modificar su herencia y pasarse a sí mismo todos los bienes del difunto.
El nombre del protagonista de la ópera aparece en el Canto XXX de la primera parte de la Divina Comedia dedicado al infierno. Para finalizar la obra, Gianni Schicchi deja la acción y, acercándose al borde del escenario, pide al público que con un gran aplauso alivie el castigo que Dante Alighieri le impuso enviándolo al tormento eterno por su capacidad de suplantar a otras personas.




O mio babbino caro es una de esas piezas que han tomado vida fuera de la obra y ha entrado a formar parte del repertorio de las grandes sopranos en sus recitales.
En esta ocasión, una interpretación impecable de Anna Netrebko la soprano que triunfa estos años en el Metropolitan Opera House de New York, en un recital que se dio en 2006 al aire libre en Waldbuhne con la Orcherter der Deutschen Oper de Berlín dirigida por Marco Armiliato.


La popularidad del aria ha sido tan grande que se la puede recordar en diversos anuncios publicitarios. También en algunas películas o series de animación. Para terminar, te dejo con una entraññable aparición de O mio babbino caro junto con Snoopy en un capítulo de Charlie Brown.



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