Estancias

6 pensamientos sobre la sombra

Antes del impresionismo no había sombras azules
Oscar Wilde

Asombrar consiste en causar gran admiración, dejar a alguien bajo su sombra o asustar, espantar. Etimológicamente proviene de ad-sub-umbrar (literalmente, sacar de debajo de la sombra).
La sombra es un fenómeno físico que se produce al proyectarse un cuerpo en la dirección opuesta a aquella de la que viene la luz. Pero también nos referimos a ella cuando hablamos de falta de luz, de oscuridad, e incluso a la imagen oscura que sobre una superficie proyecta un cuerpo opaco. Hasta quince significados diferentes contempla el diccionario de la Real Academia para el término sombra, además de un elevado número de frases hechas y expresiones que manejamos en nuestro lenguaje cotidiano.
En esta ocasión te propongo seis pensamientos sobre la sombra que van desde lo filosófico y lo simbólico hasta lo romántico y su encuentro en la naturaleza, pasando por la vanguardia. Nos acompañan obras de Borges, Platón, Strauss, Cortázar, Händel y una zarzuela, todos marcados por el asombro que nos producen las sombras. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!






Platón se planteó estudiar la necesidad de la moral en La República. Estudiar lo justo y lo injusto para el Estado y para el individuo, de forma que la conducta de ambas partes se rigiera según la justicia y la virtud, en función de la idea del bien que es el origen de la felicidad en los ámbitos público y privado.
La República es posiblemente la obra más conocida de Platón y la que mejor refleja su pensamiento. Dividido en diez libros, va desglosando su filosofía a través de diálogos entre Sócrates y algunos discípulos y amigos.
En el Libro VII trata Platón sobre la llamada Alegoría de la caverna, una metáfora, quizás la más conocida de todas, con intenciones pedagógicas y filosóficas y de la que su autor extrae hasta dieciocho conclusiones diferentes a partir del mismo ejemplo. 
El uso de la sombra como imagen de que podemos captar la existencia de dos universos: el mundo de lo sensible, conocido a través de nuestros sentidos y el mundo de lo inteligible, al alcance sólo mediante la utilización exclusiva de la razón. 
El primer acercamiento hacia la sombra surge de la imagen recreada por Platón.





La segunda mirada a las sombras tiene un carácter simbólico aunque también filosófico que nos acerca a una de las grandes obras del siglo XX.
Natural de Munich, Richard Strauss trajo el mundo de la ópera al slglo XX junto con un compositor tan distinto a él como Giacomo Puccini. Autor, casi inventor, del poema sinfónico compuso algunos como Don Juan, Muerte y transfiguración, Las travesuras de Till Eulenspiegel, Una vida de héroe o, quizás el más conocido, Así habló Zaratrustra sobre la obra homónima de Nietzsche
Durante casi siete décadas estuvo dedicado a la composición entre el romanticismo último y la vanguardia musical en una trayectoria que iba y venía entre uno y otro estilo. Algunas de sus óperas lo han encumbrado como uno de los más grandes -para algunos el mayor- compositores operísticos del pasado siglo: Salomé, Elektra, Der Rosenkavalier (El Caballero de la rosa, de la que se trató en este blog en #Viajedeotoño. Viena, en el corazón de Europa y ¿Cómo ha podido suceder?), La mujer sin sombra, Ariadna en Naxos o Capriccio. También aparecieron en este blog sus Vier letzte Lieder (Cuatro últimas canciones) en Cuatro miradas al atardecer y Septiembre, el otoño relativo.
Richard Strauss, quien no tiene ningún parentesco con la saga de Strauss de Viena famosos por sus valses, dedicó su vida a todo lo relacionado con la música. Era un excelente director de orquesta, consumado violinista y pianista, un autor que dominaba la orquestación como pocos y conocía profundamente los resortes teóricos y prácticos de la composición.
Boceto escenográfico de Leo Pasetti para el Teatro Nacional, Munich, 1935

Si El caballero de la rosa era una obra que pretendía seguir los mecanismos de Las bodas de Fígaro de Mozart, Die Frau ohne Schatten (La mujer sin sombra) pretendía hacer lo mismo con La flauta mágica. En ningún momento Hugo von Hofmannsthal, su libretista y él pretendieron imitar la obra de Mozart. En ambas obras hay un mundo filosófico o sagrado (el palacio de Sarastro y la pareja Tamino y Pamina de Mozart, frente al Emperador y la Emperatriz en la obra de Strauss) y otro mundano y vitalista (el cercano Papageno frente a Barak el tintorero y su esposa) junto con unos personajes abstractos y simbólicos (los tres muchachos o las tres damas de la obra mozartiana frente a los hermanos del tintorero -un manco, un jorobado y un tuerto-, la voz del halcón o los niños por nacer en la de Strauss).
Dos parejas tienen que superar una serie de pruebas: El emperador y la emperatriz en el mundo de los espíritus y Barak el tintorero y su esposa en el de los hombres. La Emperatriz desea el destino de ser humana
En La mujer sin sombra, el misterio se expone de forma abstracta y pura y la comprensión pasa por desentrañar como un conjunto de símbolos enigmáticos: ¿Cómo entender la relación entre el Emperador y su halcón? ¿Qué cantan los hijos por nacer, los peces en la sartén bajo el hechizo de la nodriza? ¿Qué significado aportan los inválidos que conviven con Barak? ¿La nodriza es malvada o no?
En el acto III, escena 3ª, la Emperatriz ha de superar una dura prueba. A la vista del Emperador petrificado, se le ofrece un agua mágica que le puede devolver la vida. Si bebe, recibirá la sombra de la tintorera y el emperador recobrará la vida. Ella resistirá la tentación, ya que la felicidad personal no debe realizarse sobre la desdicha de los demás. Ofrece su vida a cambio de la de su marido, sabiendo que su sacrificio es el único camino a la redención. Keikobad, su padre, se convence de que su hija es digna de proyectar su sombra propia y el emperador despierta a una nueva vida.


El enlace muestra el comienzo de esta escena en una producción de la Wiener Philharmoniker dirigida por Sir Georg Solti con Cheryl Studer en el papel de Emperatriz, Thomas Moser como Emperador, Robert Hale es Barak y Eva Marton su esposa.


La sombra se vuelve elogio con Borges, y con él se asimila a la vejez y a la ceguera que lo acompañaba. Para el autor argentino, la vejez viene desprovista de dramatismo si aceptamos el pasado y el presente para acercarnos al futuro sin temor. El tiempo para Borges es cíclico, no lineal; la vejez es, acaso, ese instante de eternidad en el que se presencia, se observa, se vive el tiempo más allá del mismo. Esta sombra de la ancianidad, con esa ceguera que lo acompaña le hace ver el mundo, su mundo y su universo, de una nueva forma, rememorando el pasado, aceptando a quienes conoció y vivieron en su vida, recordando las obras que leyó y las infinitas que aún le quedan por leer, para afrontar el porvenir en un instante que en lo cíclico se transmuta en eternidad, deviene en un círculo cuyo final toca el inicio, la forma perfecta para él.



La siguiente mirada se vuelve romántica, con gracia, leve y jovial de la mano de una de las zarzuelas más conocidas del repertorio.
Estrenada en 1932, Luisa Fernanda cuenta con un libreto de Romero Sarachaga y Fernández-Shaw y música de Federico Moreno Torroba, uno de los últimos compositores de zarzuela que falleció en 1982. Su música tuvo tal éxito que se llegaron a rebasar las 10.000 representaciones en vida del autor.
El argumento está por debajo del valor musical. Luisa Fernanda está enamorada de Javier, su novio, pero ante la poca constancia se acerca a los requerimientos de Vidal, hasta que Javier, que lo observa, vuelve definitivamente con su novia. El ambiente pretende ser histórico enmarcándose en el reinado de Isabel II
El número más conocido de esta zarzuela nos acerca a la sombra con el valor de lo festivo, lo costumbrista y lo juvenil con la llamada Mazurca de las sombrillas, una pieza musical que transcurre en el segundo acto. A la ermita de San Antonio van las jóvenes en la verbena del santo a encontrar novio. Allí concurren además Carolina y Javier que se unen al grupo de jóvenes conocidos popularmente como Damiselas y Pollos.
El enlace pertenece a una representación que se llevó a cabo en diciembre de 2014 en el Palau de les Arts Reina Sofía de Valencia con la dirección musical de Jordi Bernàcer y la orquesta de la Comunitat Valenciana y Celso Albelo como Javier e Isabel Rey como Carolina.


Último round, es un libro-almanaque en el que se unen textos de Julio Cortázar deslavazados, sueltos, de procedencia e índole diversa. En palabras de su autor: "Son los que yo llamaba los "libros-almanaques", porque vienen de la fascinación que yo tenía de chico por los almanaques. Como el Almanaque el Mensajero que mi madre compraba: no sé si todavía se publica, era sobre todo para los provincianos. Era una maravilla para un niño: tenía calendarios, las fases de la luna, las mareas, recetas de cocina, consejos de jardinería, medicina del hogar, cuentitos, poemas, y todo en un libraco así, de 300 páginas. Entonces, cuando hice La vuelta al día en ochenta mundos y Último round, que eran materiales muy heteróclitos, los llamé los libros-almanaques".




En Último Round no existe el intento de perdurar, sino un carácter irrepetible, efímero y único, como en una interpretación de jazz. Es un libros que nos invita a la lectura desde la portada anunciando su contenido como en un diario. Es un pequeño cofre repleto de imágenes y textos en el que se mezclan frases que invitan a la reflexión, a la risa, con textos revolucionarios o fragmentos que incluso pretenden que nos molestemos y que podemos leer como se nos apetezca, de atrás hacia adelante o de arriba para abajo.
Sólo Cortázar, en estos textos que se mueven en la vanguardia, entre los sueños y las ideas de un cronopio como siempre lo fue, se plantea cómo vestir una sombra. La genialidad de Cortázar le hace transitar por lugares donde no se nos ocurre caminar.



Händel se ha convertido en el compositor inglés que más música operística y de oratorios ha compuesto, sin ser inglés, ya que nació en Halle (Alemania). Su obra Mesiah (El Mesías) es la más interpretada de la historia de la música.
Cuando Georg Griedrich Händel estrenó en 1738 su ópera Xerxes (Jerjes) no tuvo mucho éxito. Con un libreto del que no se conoce su autor, narra la historia del rey de los persas, no como el monarca que perdió la oportunidad de conquistar Grecia, sino como un ser enamorado que a quien pretende es a Romilda, la prometida de su hermano Arsamene. Es su esclavo Elviro quien consigue que Jerjes descubra el amor con Amastre, mientras que Romilda y Arsamene acaben siendo una pareja feliz. 
Pero este argumento, a todas luces fuera del personaje histórico es velado por la narración de Heródoto que justifica el comienzo de la ópera. Camino de Grecia, Jerjes encuentra un árbol, un plátano cuya sombra y belleza le conmueven hasta el punto de detener la marcha del ejército y acampar junto a él. Al día siguiente le rinde honores como si de un ídolo pagano se tratara, un parón que, según el historiador, hizo que los griegos pudieran reforzar sus defensas y detener el ataque.
El comienzo de Jerjes de Händel muestra el momento en que el protagonista se encuentra con el plátano y entona su aria Ombra mai fu, una composición de tan sólo cuatro versos. Este aria, conocido como el Largo de Händel, es una de las más bellas melodías de la música clásica, una composición que se ha adaptado a todo tipo de voces para que la interpreten los grandes cantantes y distintos instrumentos solistas, así en versiones orquestales. Originalmente está compuesto para voz de soprano, aunque lo suelen cantar contratenores o mezzosopranos y no es un largo (el tempo que marca el movimiento más lento de cuantos existen en la música) sino un larghetto, un tiempo algo más rápido.



Abandonados a la sombra de un plátano, gozando la belleza que nos ofrece la naturaleza, nos dejamos llevar por la música de Händel y su Ombra mai fu en la voz del contratenor Franco Fagioli, acompañado por Il Pomo d'Oro extraído de su álbum Handel Arias grabado para Deustche Grammophon con arias de Jerjes, Ariodante y Rinaldo.


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