Estancias

Año Nuevo, Viena y el Danubio (azul)

El concierto anual más famoso y con mayor audiencia del mundo es, sin lugar a dudas, Das Neujahrskonzert der Wiener Philharmoniker (El Concierto de Año Nuevo de la Orquesta Filarmónica de Viena), un concierto que se celebra el 1 de enero de cada año en la capital austriaca.
Te propongo un acercamiento al Concierto de Año Nuevo que se interpreta cada uno de enero en Viena, con textos de Stefan Zweig y Claudio Magris y el vals más conocido de cuantos existen: El Danubio azul de Johann Strauss. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!



Viena ha desarrollado durante siglos su espíritu musical con la presencia de grandes compositores e intérpretes, haciendo de este arte una de las grandes manifestaciones de su cultura.
En El mundo de ayer: Memorias de un europeo, Stefan Zweig, el gran escritor austriaco, un humanista y europeísta convencido y convincente, realiza una recorrido por la cultura y la ciudad en los años anteriores, durante y posteriores a la que se llamó la Gran Guerra.
En el texto siguiente Zweig presenta un reflejo de la Viena de los primeros años del pasado siglo y su gusto por la cultura y la música.

Con más de setenta años de continuidad, el Concierto de Año Nuevo congrega a más de 1.000 millones de personas de más de sesenta países unidos por la ligera música vienesa.
Se trata de un concierto que une lo más tradicional de este tipo de eventos, lo que hace que sepamos con anticipación qué va a sonar y cómo se va a desarrollar. Así, también podremos apreciar las sutiles diferencias y cambios que se desarrollan en cada celebración. 
Un concierto es un ritual que sigue siempre unos pasos fijados: La entrada de la orquesta, su afinación, la entrada y recibimiento que se realiza al director, los saludos protocolarios tras cada interpretación y los aplausos y agradecimientos entre público e intérpretes al finalizar. 
En este caso, el Concierto de Año Nuevo tiene unas claves particulares:  
-Un escenario único, la Goldener Saal (Sala Dorada) de la Musikverein de Viena, un salón que habitualmente es de baile y se cubre de asientos para determinadas ocasiones como esta. 
-Un programa que se basa casi exclusivamente en música de la familia Strauss, especialmente en Johann hijo, aunque con alguna participación de su padre y sus hermanos Joseph Eduard.
-Una orquesta muy tradicional y de una calidad enorme en la que ya comienzan a aparecer (¡por fin!) intérpretes femeninas.
-Unos directores mundialmente reconocidos, que van cambiando cada año y que aportan, desde esta tradición, algunas innovaciones o introducen alguna pieza diferente en el repertorio como homenaje a algún compositor. Por este concierto han pasado directores como Lorin Maazel, Karaja,, Claudio Abbado, Carlos Kleiber, Zubin Mehta, Riccardo Muti, Nikolaus Harnoncourt, Seiji Ozawa, Daniel Barenboim o Gustavo Dudamel
-El prestigio del Concierto de Año Nuevo se fue consolidando durante los años en que Willi Boskovsky lo dirigió entre 1955 y 1977 y durante los que instauró a partir de 1958 la costumbre de finalizarlo con los dos bises de rigor: El vals El Danubio Azul y la Marcha Radetzky. Como solía decir el añorado José Luís Pérez de Arteaga en sus retransmisiones para Radio Clásica de Radio Nacional y Televisión Española una vez finalizado el concierto, "hasta el último esquimal de las proximidades del Polo Norte o el más perdido de los pigmeos africanos saben que, aunque no estén en el programa, aún quedan dos piezas por interpretarse."
-Este Concierto de Año Nuevo de 2019 estará dirigido por Christian Thielemann, director entre otros de una de las orquestas más antiguas y prestigiosas del mundo, la Staatskapelle de Dresde, del Osterfestspiel (Festival de Pascua) de Salzburgo y del Festival de Bayreuth en que cada año se representan las obras de Wagner desde la ciudad bávara.



El más conocido de todos los valses, El Danubio Azul, tiene un lugar preeminente en esta convocatoria anual, pese a no aparecer nunca en el programa del concierto.
En el enlace podemos disfrutar de la interpretación que se llevó a cabo en el concierto correspondiente al año 2014 con la dirección de Daniel Barenboim. Habitualmente la televisión austriaca, que transmite el concierto a todo el mundo, aprovecha para hacer un recorrido visual por la orquesta, la sala de conciertos y muestra una coreografía por distintos emplazamientos de la capital austriaca. Como es lógico, estos bailes suelen estar grabados previamente y las imágenes se intercalan con la interpretación en directo, lo que hace que la sincronización de los ensayos, el baile y el directo sean fundamentales. En esta ocasión se funden en uno sólo de forma espectacular al final de la interpretación.



Claudio Magris, galardonado con el premio Príncipe de Asturias de las Letras en 2004, el Premio Erasmus en 2001 o el Premio de la Paz de los Libreros Alemanes en 2009, es un prestigioso intelectual, ensayista, traductor y germanista. Nacido en Trieste en 1939 ha publicado obras narrativas como Conjeturas sobre un sable, El Danubio, Otro mar, Microcosmos o A ciegas; ensayos recogidos en Utopía y desencanto, El infinito viajar, La historia no ha terminado, La literatura es mi venganza (en colaboración con Vargas Llosa) o Alfabetos.
En El Danubio, Magris funde en una publicación la historia cultural, el libro de viajes, el diario, el ensayo y la autobiografía realizando un recorrido por el gran río europeo en un viaje en el tiempo y el espacio que recorre desde sus fuentes hasta su desembocadura en el Mar Negro. El libro se convierte así en una suerte de mosaico que atraviesa Alemania, Austria, Hungría, la antigua Checoslovaquia, Yugoslavia (fue publicado en 1986 antes de la separación de estos países), Rumanía y Bulgaria en una mirada que se fija en la civilización danubiana.
En su capítulo dedicado a Viena, titulado Café Central, nos acerca en su mirada atenta al más famoso de los valses de Strauss.



Pero este blog aporta en cada publicación un texto literario y música vocal. Quizás alguno de los lectores se pregunte dónde está la música cantada en esta ocasión.
Johann Strauss hijo recibió el encargo de componer un vals para un coro de voces masculinas, el Wiener Männergesang-Verein, uno de cuyos componentes, el poeta aficionado y comisario de policía Josef Weyl, se encargaría de proporcionar la letra, no sin ciertas reticencias por otros componentes de la agrupación. El nombre del vals, An der schönen blauen Donau (A la orilla del bello Danubio azul) fue tomado por Weyl de un verso del poeta Karl Isidor BeckEn su estreno el 15 de febrero de 1867, el vals se interpretó con una letra que se acercaba más a la parodia de la actualidad que a lo poético. Más adelante, en 1889, se adaptó la letra a un tono más lírico y acorde con la composición, aunque finalmente se impuso la versión instrumental.



Un segundo estreno se llevó a cabo con bastante éxito en la Exposición Universal de París de ese mismo año con la versión instrumental y poco después en Londres con igual resultado. La versión se puso de moda llegando a ser la primera obra a la que se denominó con el término Schlager, equivalente a canción de moda, un término más habitual en estos tiempos.
En 1972 Strauss viajó a Estados Unidos donde lo estrenó en Boston ante cien mil espectadores dirigiendo a veinte mil coristas y casi mil cien músicos, de los cuales seiscientos eran violinistas, con veinte directores auxiliares que se hallaban bajo la plataforma en que él se encontraba. Según palabras del propio compositor, comenzó un "endiablado guirigay en el que intenté por todos los medios que todos terminásemos al mismo tiempo." Afortunadamente pudo conseguirlo.
El siguiente enlace muestra la interpretación de An der schönen blauen Donau para piano y coro masculino en la interpretación de la misma agrupación que lo estrenó en 1867, el Wiener Männgergesang-Verein, un coro que se fundó en 1843 y que siguiendo la tradición, continúan casi con toda seguridad descendientes de los primeros miembros. El piano está interpretado por Kioko Yoshizawa y la dirección corresponde al titular de la agrupación Antal Barnás. El texto no es el que se estrenó, sino la versión de 1889 de Franz von Gernerth. y se canta en la Goldener Saal de la Musikverein de Viena.


La cita de Magris a la película 2001, una odisea espacial de Stanley Kubrick remite a una de las apariciones más conocidas de vals en el mundo cinematográfico. Las notas de Strauss acompañan a la nave entre La Tierra y la Luna con la gracilidad del movimiento espacial, como si se tratara de un referencia a la música o armonía de las esferas, la teoría pitagórica sobre el movimiento de los cuerpos celestes.



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Cartas de Papá Noel por Navidad

Las celebraciones de la Navidad han evolucionado con el paso del tiempo desde unas tradiciones enraizadas durante siglos en las culturas locales hasta alcanzar la globalización que ha llegado también a muchos ámbitos de nuestra vida.
Así, conjugamos lo local con lo global, pasando de esas tradiciones y costumbres que consideramos propias nuestras con las que, provenientes de otros lugares han alcanzado el nivel de popularidad que les hace arraigar en espacios y culturas diferentes de donde comenzaron, de la misma forma que algunas de las nuestras han pasado a echar raíces en otros lugares.
Te propongo una reflexión sobre los cambios en algunas tradiciones de Navidad, producto de la globalización con un cuento de Pere Calders, uno de los regalos más personalizados y entrañables de esta época surgido de la pluma de Tolkein y una de las más conocidas canciones navideñas interpretadas por tres grandes voces del mundo de la ópera.
Recreación de una carta de Papá Noel con sello y matasellos originales


Costumbres muy nuestras como las celebraciones de Nochebuena con sus reuniones familiares en las que no falta el cava, las uvas de fin de año o los Reyes Magos conviven con otras como las cucharadas de lentejas con que los italianos reciben el año nuevo o los regalos navideños de Papá Noel o Santa Claus.
Ese momento en que se cruzan las tradiciones que se siguen con las que surgen lo reflejó Pere Calders en algunas de sus historias. El escritor barcelonés, exiliado durante muchos años en México, supo construir un mundo narrativo en el que sus cuentos rozan el límite entre realidad y fantasía, donde lo cotidiano se cruza con lo extraordinario e incluso lo inverosímil. Sus personajes y situaciones deambulan en el límite de lo que es y lo que no es, de lo posible y lo increíble. 
Escritor admirado en la cultura catalana, su obra pasó al castellano y a una mayor difusión y conocimiento a partir de un montaje de la compañía Dagoll Dagom que llevaba al escenario en Antaviana algunos de sus cuentos, unas narraciones que llevaron el nombre y la obra de Calders más allá de los espacios en que se movió.
Ilustración japonesa de 1916


En Ruleta rusa y otros cuentos, Calders recopiló una antología de sus narraciones en las que el lenguaje se presenta como un elemento fundamental para hacer posible ese paso de lo cotidiano lo extraordinario.
En Noche de Paz el narrador catalán aborda esta confusión de costumbres que sucede en nuestro mundo o, por decirlo de una forma más certera, nuestros mundos. 




Dentro de las músicas que se interpretan en estas celebraciones, una de las más reconocidas universalmente es Cantique de Noël de Adolphe Adam, una melodía compuesta en francés a mediados del siglo XIX y de la que derivan obras similares como O, holy night.
En una grabación histórica que se realizó hace más de cien años, concretamente el 23 de febrero de 1916, uno de los grandes tenores de la historia de la musica, Enrico Caruso grabó esta pieza, con la anotación que se cantaba en francés, la lengua original, ya que era relativamente frecuente que se cantara en la versión en inglés.
La personalidad que le imprime el cantante napolitano, el crepitar de la aguja en el formato musical y el lejano acompañamiento orquestal, muy en segundo plano, dan como resultado una versión interesante, casi podríamos decir un incunable si hacemos un símil con la literatura.



Filólogo, escritor y poeta, profesor universitario, John Ronald Reuel Tolkien, más conocido como J. R. R. Tolkien ha pasado a la historia de la literatura inglesa y universal por sus obras de tipo fantástico y como creador de una civilización y un mundo de ficción gracias a obras como El señor de los anillos, El Silmarillión o El Hobbit
Pero no es la importancia de este mundo ficticio la que nos acerca la obra de Tolkein en esta ocasión. 
Cuando lo habitual es escribirle cartas, en 1920 su hijo John cuando contaba con tres años de edad recibió una carta manuscrita del propio Papá Noel, con una letra temblorosa, prueba evidente de sus 1920 años de edad.



Aún se conserva la carta original de Papá Noel, escrita desde su residencia en Christmas House en el Polo Norte y el dibujo al que hace referencia.




Una segunda versión de Cantique de Noël nos la acerca la mezzosoprano Elina Garança en una interpretación para el álbum Meditation acompañada por la Deutsche Radio Philharmonie Saarbrücken bajo la dirección de Karel Mark Chinchon. La voz potente, de amplio registro, con ese matiz oscuro y casi aterciopelado que caracteriza a la cantante letona nos ofrece una interpretación de una belleza singular.


A partir de la primera carta recibida por John Tolkein, cada año, él y sus hermanos Michael, Christopher y Priscilla fueron recibiendo misivas de Papá Noel hasta 1943 en las que iban conociendo a algunos de sus amigos y ayudantes. Estas cartas, algunas con el manuscrito original y la mayoría con sus ilustraciones se recogen en el libro Cartas de Papá Noel de J. R. R. Tolkien que fue publicado en 1977.
Conforme John y sus hermanos iban recibiendo cartas, algunas recibidas junto con los regalos con restos de nieve en polvo dentro de los sobres o con sellos del polo norte, otras traídas por el correo ordinario, la información que recibían iba en aumento. 
ilustración original de J. R. R. Tolkien
En primer lugar conocieron al Oso Polar del Norte, su principal ayudante y un desastroso acompañante, accidentado y confuso con los regalos, que dejó algunos comentarios con su enorme letra mayúscula plagada de faltas de ortografía y expresiones incorrectas. Año a año van apareciendo elfos de la nieve, Paksu y Valkotukka sobrinos del Oso Polar del Norte, gnomos rojos, muñecos de nieve y el elfo Ilbereth que termino siendo su secretario. Paralelamente a éstas, las cartas de respuesta de los niños desaparecen sigilosamente en la repisa de la chimenea.
En la carta de 1925 narra la accidentada situación que vivió cuando Oso Polar del Norte quiso ayudarlo a recuperar su gorro y revela detalles de su vivienda y su entorno.



La reproducción de la carta original muestra sólo el texto de Papá Noel y la acompaña la ilustración comentada en la misma. 


Terminamos con una nueva versión de Cantique de Noël de Adolphe Charles Adam, en este caso con la voz hermosa, potente y matizada de Jonas Kaufmann, uno de los tenores de moda en estos momentos, quien se encarga de interpretar este Cantique de Noël desde el Advenskonzert (Concierto de Adviento) desde la Dresden Frauenkirche con la dirección de Christoph Eschenbach.



¿Qué te parecen las Cartas de Papá Noel? ¿Con cuál de las versiones de Cantique de Noël te quedas? ¿Cuál te sugiere más?

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Tradiciones y Conciertos de Navidad

Una de las tradiciones musicales más consolidadas en nuestra sociedad occidental es la de la celebración de Conciertos de Navidad
Te propongo un paseo por algunas costumbres navideñas centrándonos especialmente en los conciertos navideños y las adaptaciones que se realizan en algunos de ellos, especialmente en el Concierto de Navidad de la Coral de La Palma del Condado. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!


Los primeros conciertos que celebraban la Navidad eran composiciones religiosas cuyo fin era dar a conocer y celebrar el nacimiento de Jesús. El Concerto grosso en Sol menor, Opus 6, nº 8 de Arcangelo Corelli, conocido también como Concierto de Navidad y que lleva la inscripción Fatto per la notte di Natale (Compuesto para la noche de Navidad) es una de esas obras emblemáticas de este tipo de repertorio.
Con el paso del tiempo y el avance de la música, tanto popular como clásica, se popularizaron estos conciertos de Navidad proliferando las composiciones relacionadas con las celebraciones de las fiestas, comenzando a desarrollarse en muchos teatros y escenarios a partir del siglo XIX. El siglo XX lo generalizó en grandes ciudades, la mayoría de las que cuenta con orquestas sinfónicas dedica siempre una de sus actuaciones a estos conciertos navideños.
También la música popular, especialmente con las tradiciones en villancicos y canciones de Navidad de los países anglosajones, europeos y, por su puesto, del nuestro, cuenta con agrupaciones que cada año dedican sus interpretaciones en diciembre a estos conciertos. Hay las que se mueven por calles, plazas y lugares concurridos deleitando con su música a los paseantes; quienes van de casa en casa, por centros escolares, asilos o asociaciones benéficas interpretando y alegrando a quienes les oyen. También hay agrupaciones que celebran sus Conciertos de Navidad en teatros, auditorios o iglesias. En la actualidad, apenas hay lugar que no cuente con uno de estos conciertos.
Entre los muchos que se celebran estos días, la Coral Polifónica Municipal de La Palma del Condado celebra el domingo 23 de diciembre a las 13 horas su tradicional Concierto de Navidad en la Iglesia Parroquial de San Juan Bautista de esta localidad.



Los que formamos la agrupación estamos preparando desde finales de septiembre las distintas piezas que forman el concierto, unidas todas por la temática, ya sean piezas religiosas, villancicos populares o canciones poéticas. El nexo de unión del repertorio es, precisamente, la variedad de temas, estilos y procedencias de las músicas y melodías originales. Unas han sido pensadas expresamente para coros, otras son versiones de piezas que no han sido pensadas originalmente para coros a cuatro voces.
Compuesta por Morten Lauridsen en 1993, Dirait-on pone música a una obra de Les chansons des roses (Las canciones de las rosas) de Rainer María Rilke, un delicioso ciclo de poemas dedicados a las rosas, su fragilidad, encanto y delicadeza. En la siguiente versión, totalmente alejada de la interpretación coral, el grupo The Manila Guitar Quarter interpreta esta delicada pieza que será cantada en el Concierto de Navidad.


Deseada por muchos, denostada por otros, la Navidad es para los primeros el recuerdo y celebración del nacimiento de Jesús de Nazaret y su mensaje, mientras que para los segundos se puede limitar a una serie de encuentros, costumbres o celebraciones. 
Para algunos autores, la configuración actual de la Navidad debe mucho a la influencia de Charles Dickens, quien, en una época en que la celebración era oscura y en absoluto solidaria creó un relato en que sentimientos individualistas y mezquinos se convertían de manera mágica en generosos y solidarios.
En La Navidad cuando dejamos de ser niñosDickens reflexiona sobre este momento del año y los sentimientos que generan, en un relato que viene acompañado de varias historias que discurren en Navidad y que fueron publicadas año tras año por el escritor inglés.




Otra de las obras que se interpretará en el citado Concierto de Navidad es una canción tradicional navideña anglosajona. En esta ocasión está interpretada en una versión para solista por uno de los grandes cantantes americanos de la mitad del siglo pasado, Bing Crosby, toda una institución en su país. Se trata de una adaptación muy personal de God rest ye merry gentlemen que grabó para Decca 78 en 1942. Los coros que lo acompañan interpretan el conocido estribillo.


En su Breve historia de la NavidadFrancisco José Gómez estudia, analiza y reflexiona sobre los inicios de la celebración de la Navidad allá por el siglo III (antes apenas se celebraba), pasando por la Edad Media y el mundo hispánico, para terminar centrándose en los cambios de costumbres introducidos en los siglos XIX y XX. No deja pasar acontecimientos, costumbres y usos como la lotería de Navidad, los mercadillos navideños, el auge del cava, las canciones populares, desde los villancicos hasta las conocidas universalmente como Noche de Paz, o el Concierto de año nuevo de Viena.




Con un ritmo muy particularmente sudamericano, Roberto Camuñas canta un villancico popular de Puerto Rico, A la media noche. La grabación tiene el encanto de los años cincuenta o sesenta del pasado siglo, con cierta mediocridad en los medios técnicos que nos sorprende hoy, pero está cargada de una simplicidad y frescura que la hacen tremendamente singular.


Mercadillo navideño medieval en La Palma del Condado, diciembre de 2018

La última de las canciones corresponde a una interpretación de uno de los clásicos del espiritual negro, Go tell it on the mountain, a cargo de la recientemente desaparecida Aretha Franklin en una gala celebrada en Washington DC en 1994 con la presencia del entonces presidente Bill Clinton y familia.


De todas estas piezas se interpretarán versiones adaptadas a las voces y estilos propios de una agrupación coral que le darán el carácter y el espíritu propio de estas fechas previas a las celebraciones navideñas.


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Asomados a la ventana

Las ventanas nos acompañan a lo largo de nuestra vida. Erigidas en los muros y paredes de nuestras casas, los lugares donde trabajamos o en cualquier tipo de edificio, sirven indistintamente como lazos de unión y fronteras entre un espacio y el exterior.
Pero las ventanas son elementos cargados de referencias comenzando por la metáfora infantil que nos remite a la curiosidad con la que cualquier niño se asoma al mundo. Poetas, músicos, pintores o escritores se han servido de las ventanas para ensoñar el mundo o imaginar viajes.
Carmen Martín Gaite reflexiona en Desde la ventana sobre la importancia que ha tenido a lo largo del tiempo en la consolidación de un rol femenino: "La ventana ha tenido siempre para la mujer recluida en el hogar una doble función de compañía y consuelo en sus tareas domésticas y de espoleta para echar a volar su fantasía." 
Aunque la ventana nos vuelva, aparentemente espectadores, asomarnos a ella nos hace desear participar en la vida más que el simple hecho de verla pasar.
Te propongo un paseo por y entre ventanas literarias, musicales y cinematográficas con obras de Shakespeare, Baudelaire, Jane Goodall, Rossini, Gounod y Mozart. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!



En este concepto de la ventana como lugar desde donde se mezclan el interior y el exterior, donde encuentran los antiguos roles tradicionales de mujer y hombre que luchamos porque vayan desapareciendo, nuestra primera mirada proviene de uno de los más antiguos libros de relatos. 
En Las mil y una noches las referencias a las ventanas son continuas en su diversidad: hay ventanas hacia el exterior: a la calle, a hermosos y cuidados jardines desde donde se observan y narran las historias que suceden en ellos. Pero también hay ventanas interiores, las que acercan las miradas discretas a estancias de los palacios, el serrayo y otras habitaciones protegidas por las celosías, esos entramados que protegen, más que las cortinas y visillos, a quienes miran, diríamos casi a quienes espían, de quienes son observados. No podemos olvidad que celosía proviene de la palabra celoso.
En ocasiones, la ventana sirve como simple pretexto de enamoramiento.



Este espacio sirvió durante mucho tiempo como lugar de encuentro y cortejo. A lo largo de varios siglos, la ventana era considerada un lugar donde enamorar a través de serenatas y encuentros más o menos furtivos o consentidos.



Mozart no podía dejar pasar la ocasión en su ópera Don Giovanni. En este caso, el protagonista hace vestirse a su criado Leporello con su ropaje y hace que éste saque a su seducida Doña Elvira y la tenga entretenida mientras él seduce a su doncella. Una vez despejado el camino, Don Giovanni, inicia su serenata con el aria Deh, vieni alla finestra (¡Ah!, ven a la ventana). No olvidemos que, tras sus dotes seductoras, el personaje es un consumado burlador que se erigió como uno de los estereotipos más conocidos a partir de la literatura en obras de Tirso de Molina o José de Zorrilla entre otros.
El enlace comienza con Amico, che ti par donde Leporello apenas puede mantener la risa mientras sigue las instrucciones de su patrón. Don Giovanni está interpretado por Cesare Siepi, uno de los grandes bajos líricos entre las décadas de los '50 y '80 del pasado siglo XX. 


Un poeta como Charles Baudelaire, bohemio, maldito y pleno de excesos y autor de Les fleurs du mal (Las flores del mal) o Les paradis artificiels (Los paraísos artificiales) también se asomó a las ventanas. En Petits poèmes en prose o Le Spleen de Paris (Pequeños poemas en prosa o El Esplín de Paris) se recoge una colección de poemas en prosa que fueron publicados en diversas revistas literarias y publicados bajo este título en sus obras completas tras la muerte del autor.
Se trata de cincuenta textos que muestran su pensamiento yendo desde la melancolía a su aversión por las convenciones sociales, la crítica a la moral imperante o a los ideales de quienes forman la sociedad o su terror al paso del tiempo. Entre los cincuenta textos que forman Petits poèmes en prose, Baudelaire nos dejó su mirada hacia las ventanas.



El balcón representa la aristocracia de las ventanas, su sublimación como elemento que refleja un grado de lujo y ostentación. Casi con seguridad, la ventana más literaria de todas es en realidad un balcón. Situado primero literaria y luego físicamente en Verona, el balcón de los Capuleto tiene importancia capital al servir de punto culminante en la relación que se establece entre Romeo y Julieta. William Shakespeare escribió Romeo Julieta en 1597 (The most excellent and lamentable tragedie of Romeo and Juliet) alcanzando una popularidad hasta extremos inimaginables, consolidándose como mito del amor romántico y trágico. El inicio de la escena en el jardín de los Capuleto frente al balcón recoge un monólogo de Romeo.



Llevada a los escenarios en múltiples versiones, la música clásica, el ballet y la ópera no han sido ajenos a este título y la historia que presenta. Por citar a algunos compositores Gounod la llevó a la ópera, Prokofiev al ballet y Tchaikovsky a la música instrumental



En su ópera, Charles Gounod presenta la historia de los enamorados de Verona en una versión que aún hoy en día se representa en los escenarios de todo el mundo. Al monólogo anterior le sigue la escena en que Romeo y Julieta tienen uno de los dúos más conocidos de la obra, aunque no el que supone el clímax del obra, que el compositor francés dejó para un momento más trágico hacia el final de la ópera.
El enlace recoge una interpretación de Roberto Alagna y Leontina Vaduva en una representación que se llevó a cabo en el Royal Opera House del Covent Garden londinense en 1994.


Las ventanas domésticas nos ofrecen la misma panorámica, una visión que va evolucionando con el transcurrir del tiempo y la vitalidad de quienes transitan frente a ellas. 
Pero en el viaje, la ventana adquiere una dimensión diferente. Encontrarnos con una ciudad desconocida, un paisaje natural insólito o un unas vistas inesperadas hacen que apreciemos de forma especial que en nuestro viaje contemos con una habitación que nos ofrezca una panorámica del lugar en que residimos de forma eventual.
Este es el inicio de la novela de Edward Morgan Forster Una habitación con vistas, quien utiliza como motivo inicial de su novela el hecho de que la protagonista reciba una habitación sin ventanas al Arno.
Una habitación con vistas es una deliciosa novela publicada en 1908 que narra el viaje de Lucy Honeychurch por Florencia en un tiempo en que las ciudades estaban libres de la invasión de turistas que nos invaden hoy. Un viaje por Italia para afianzar la personalidad de Lucy sirve de pretexto a E. M. Forster para crear una historia cargada de humor y sutil ironía con un conjunto de personajes perfectamente dibujados. El libro fue llevado al cine en una película con el mismo título dirigida por James Ivory.



La ventana adquiere una nueva dimensión en primer lugar con el invento del cine como un lugar en el que mirar y en el que aprehendemos de forma casi definitiva nuestro papel de espectador. Un papel que se intensificó con la entrada de la televisión en nuestras vidas, llevando a nuestros dominios domésticos la mirada del mundo exterior y, en los últimos años, la aparición de los ordenadores e Internet han magnificado el poder de estas ventanas sobre las reales, hasta el punto de hacer que se revierta el papel de espectador.
Cornell Woolrich, conocido también como William Irish, es un autor que mezcla relatos de la novela policiaca con el thriller, haciendo en muchas de sus obras que el punto de vista del narrador confluya con el de la víctima, en ocasiones un personaje corriente como cualquiera de nosotros, en los que influye de forma decisiva el azar. Entre sus relatos destaca Rear Window (La ventana indiscreta, aunque literalmente sea Ventana trasera) que fue popularizado por la versión cinematográfica que dirigió Alfred Hitchcock y protagonizaron James Stewart y Grace Kelly.
En ella un fotógrafo, que debe permanecer en casa por una fractura en la pierna, dedica sus momentos de descanso forzoso a seguir la vida de sus vecinos a lo que divisa tras sus ventanas, llegando a sospechar de la desaparición de la esposa de su vecino. El título original del relato It had to be murder pasó a llamarse para alcanzar mayores niveles de venta como la película.
Su inicio nos sitúa en lo que esperamos del relato.



El enlace nos muestra los primeros minutos de la aclamada versión cinematográfica de La ventana indiscreta con la dirección de Alfred Hitchcock y la presencia de James Stewart.



Las ventanas que nos acompañan no son sólo físicas, esos huecos en las paredes de los edificios que comunican el interior con el exterior y, por lo tanto, lo vivido y lo deseado, lo real y lo imaginado, lo activo y lo pasivo. Ni lo acompañan las cortinas, visillos, persianas o celosías que matizan, suavizan o impiden que la luz penetre de forma más o menos abrupta.


Jane Goodall, Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica en 2003, es conocida en el mundo científico como una investigadora, difusora y defensora de la vida en la naturaleza, en especial de los chimpancés. En A través de la ventana. Treinta años estudiando a los chimpancés, Goodall nos replantea cómo es nuestra sociedad a partir del estudio de las sociedades de estos primates, llevando su exposición lúcida a terrenos como hacia dónde nos lleva nuestra relación con la naturaleza, el trato a los animales en la investigación o la visión de futuro que debemos tener en el cuidado de la naturaleza y la creación de parques naturales.
Sus palabras nos acercan a las ventanas como esas posibilidades que podemos alcanzar desde nuestra posición para ver el mundo e investigarlo.


La última mirada a las ventanas nos devuelve al inicio, ese lugar en el que, durante muchos años, las relaciones se iniciaban con el acercamiento, la conversación o la serenata como medio de establecer relaciones amorosas.
Giacchino Rossini nos presenta una de las serenatas más conocidas del mundo de la ópera en El barbero de Sevilla. En ella, Fiorello prepara una pequeña orquesta para dar una serenata por indicación de su patrón el Conde de Almaviva bajo la ventana de su amada Rosina.
El enlace está interpretado por el tenor peruano Juan Diego Flórez que canta la cavatina Ecco tridente un cielo  perteneciente a una producción del Teatro Real de Madrid que se llevó a escena en 2005 con dirección escénica de Emilio Sagi y bajo la batuta de Gianluigi Gelmetti.


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El esquema romántico

Hay obras que mantienen un esquema argumental que se repite una y otra vez basado en el éxito y la fidelidad del público al mismo. En la literatura y la ópera románticas este esquema se retoma una y otra vez con variaciones en los personajes y la situación histórica en que se desarrolla. Aún en nuestros días es el más utilizado en literatura, cine, ballet, ópera o música.
Te propongo un paseo por el esquema romántico que desarrollan algunas obras desde el siglo XVI hasta hasta las óperas belcantistas y que aún continúa desarrollándose, con obras de Shakespeare y Bellini y la voz excepcional de Cecilia Bartoli. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!


Romeo y Julieta, de Théodore Chasseriau

Vincenzo Bellini es uno de esos músicos que nos dejaron pronto, muy pronto. Como Mozart o Schubert, Bellini murió con poco más de treinta años, en un momento en que había alcanzado su madurez como compositor y que su fulminante fallecimiento dejó en el inicio una carrera que tenía que haber llegado más lejos.
Nacido en Catania (Sicilia) en 1805 falleció en las afueras de París en 1835 tras una rápida enfermedad intestinal que terminó con su vida en menos de una semana.
Bellini se formó en el conservatorio de Nápoles, poseía un gran conocimiento de la cultura operística italiana y de la obra sinfónica de Haydn y Mozart. Pero su forma de componer no era fácil. Escribía poco a poco, volvía a reescribir lo que había compuesto, dejaba las partituras un tiempo y se dedicaba al descanso y el ocio. En pocos años compuso once óperas, a veces reutilizando material de alguna de las anteriores. 
Pero estaba dotado por esa capacidad, al alcance de pocos, de crear obras imperecederas. De sus últimas óperas nos quedan tres grandísimas obras que aún se siguen llevando a escena regularmente en la actualidad y que representan lo mejor del período belcantista: La Sonnambula, Norma e I Puritani. Tres obras maestras.
Estas óperas representan como pocas el estilo y el esquema que predominaba entre 1820 y 1840: Aquellos argumentos presentan un amor cargado de pasión pero infeliz, unas relaciones entre las familias llenas de viejos odios y rencores que se sitúan en un marcho histórico reconocible. Todo crea un caldo de cultivo para que el final se desarrolle en un doble camino: un amor infortunado o un final feliz. Todo muy en el marco del amor romántico, como si la historia de Romeo y Julieta se variase y derivase en muchas otras similares.
Pero este argumento se repite con éxito una y otra vez y avanza hacia personajes femeninos, maravillosas heroínas románticas locas de amor que han proporcionado las más grandes páginas del Bel canto. El dramatismo exigía escenas de locura para que la protagonista, la prima donna, la diva (la divina) diera rienda suelta a lo inhabitual: el virtuosismo, las exhibiciones y acrobacias vocales, la espectacularidad de la coloratura. Todo servía para que los espectadores admitieran estas expresiones musicales como parte de la liberación de los atormentados sentimientos de las protagonistas.


Romeo y Julieta, de Marc Chagall


La grandeza de William Shakespeare radica en su capacidad para observar y reflejar en la escena gran parte del espectro de lo más genuinamente humano que hay en todos nosotros. 
Uno de sus mayores logros consiste en describir los distintos grados del amor. Gracias a Romeo y Julieta se incorporó al vocabulario habitual de su idioma la expresión to fall in love (enamorarse), en una de las primeras obras en que profundizó sobre este tema. Otelo ahonda en el infierno mental que puede llegar a ser una relación por culpa de los celos. Macbeth refleja un matrimonio devorado por un amor destructivo. Antonio y Cleopatra le sirve para estudiar la destrucción y la ceguera que la pasión desatada provoca.
El argumento de Romeo y Julieta es de sobra conocido, un amor trágico e imposible por la enemistad de sus familias, Montescos y Capuletos. Desde hace más de cuatrocientos años, la historia de los amantes de Verona ha fascinado a los espectadores y ha servido como fuente de inspiración para numerosas películas, óperas y composiciones musicales de todo tipo, además de proporcionar un esquema argumentístico que ha sido variado con los más inimaginables personajes y situaciones.


Francis Sydney Muschamp, Romeo and Juliet


El desgarro de los sentimientos de sus personajes se presenta como una de las características más habituales de las obras románticas, siendo escrita la obra original algo más de dos siglos antes de desarrollarse este periodo artístico.
Pese a ser universalmente conocidos sus protagonistas, no es una obra que se suela leer directamente en el original del dramaturgo inglés. Se trata, pues, de una historia tan conocida como tan poco leída. El lado trágico de la historia, con el consabido final se puede apreciar en multitud de escenas de la obra, como en estos versos recitados entre Romeo y Fray Lorenzo, un personaje que hace de puente entre los amantes, una vez que éste le comunica que ha sido condenado al destierro por el Príncipe.



La Sonnambula es una adorable opera semiseria en dos actos con libreto de Felice Romani que se basa en un argumento de Eugène Scribe para un ballet-pantomima llamado La Somnanbule ou l'Arrivée d'un nouveau seigneur. Romani, el libretista que acompañó a Bellini en la mayoría de sus óperas crea un argumento en que la protagonista Amina sufre una de esas que podríamos llamar patologías románticas, el sonambulismo, que hace que el amor de la heroína se mueva entre el sueño y la realidad, un tema realmente atractivo en la ópera belcantista
El final de la ópera nos presenta un contraste muy del gusto romántico en dos intervenciones de Amina. Mientras todos sospechan de su infidelidad, en pleno episodio de sonambulismo la protagonista camina sobre las alturas de un edificio. Habla en sueños sobre su amor por Elvino mientras canta desgarrada, desesperada, el aria Ah! non credea mirarti. Una vez finalizado el recorrido y fuera del peligro de caer, interpreta en uno de esos finales felices sublimes la cabaletta final Ah! non giunge. Entre una y otra hay diversas intervenciones de Elvino y los coros de campesinos.



Incansable, inquieta, una auténtica diva de las pocas que quedan en la actualidad, la romana Cecilia Bartoli es una de las voces más personales y carismáticas de la actualidad. Esa personalidad en la Bartoli es arrolladora y contagiosa, mostrando un sensibilidad absoluta y una delicadeza en el canto que no deja a nadie indiferente. Su forma de cantar, muy fiel a su estilo, presenta una agilidad vocal extraordinaria con tesituras que van desde mezzosoprano a soprano y una facilidad asombrosa para la coloratura.


La Sonnambula


Cecilia Bartoli ha encontrado su lugar en la música actual. Su talento, sus conocimientos musicales, su trabajo para rescatar músicas olvidadas o poco conocidas son incuestionables. Con una voz que suele cantar en pocas ocasiones óperas completas, sus recitales son los momentos en los que desarrolla sobre el escenario su expresiva personalidad, su inquieta musicalidad. Cada trabajo de investigación, cada publicación que realiza atraen la atención que queda colmada con las expectativas. Su Vivaldi operístico de 1999 llegó a vender varios millones de copias. Mozart Arias, Sospiri, Opera Proibita, María (dedicado a la cantante María Malibrán) o Sacrificium son algunos de sus trabajos donde se aúnan la investigación, el gusto por la elección del repertorio y el trabajo meticuloso. 
En el enlace interpreta, con ese estilo a lo Bartoli, muy personal y más cercano al estilo barroco que belcantista, el aria Ah! non credea mirarti seguida, como si fuera una sola pieza por la cabaletta final Ah! non giunge



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