Estancias

Enamorados de un retrato

El artista es el creador de las cosas bellas 
Oscar Wilde

La pintura ha reflejado a lo largo de la historia lo que nos rodea a partir de imágenes de paisajes, retratos de personajes, relatos históricos o edificios, además de ofrecernos la interpretación que los autores han deseado transmitirnos de sus ideas, reflexiones y opiniones.
Además la pintura ha ido evolucionando con la aparición de nuevas técnicas, la adaptación de los distintos estilos pictóricos a las circunstancias de cada época. Con la invención de la fotografía y en estos últimos años la digital, la pintura ha visto ocupado un espacio que le pertenecía, el de la reproducción lo más fiel posible de la realidad, para extender su desarrollo hacia otros ámbitos ligados a distintas: impresionismo, expresionismo o cubismo por citar algunos. 
En la actualidad, las fotos y los selfies sustituyen de forma abrumadora una de las técnicas más utilizadas en la pintura: el retrato.
El retrato es una técnica con la que el pintor muestra el aspecto de la persona retratada. No sólo el aspecto de su cuerpo en general, su rostro o su posición social, sino de manera fundamental, su carácter. De los tiempos en que sólo aparecían en retratos los reyes y gobernantes, pasando por la aparición de una burguesía que mostraba su poder económico invirtiendo grandes sumas en quedar reflejados, hasta llegar a los de aquellos pintores que plasmaban a sus amigos, personajes interesantes que encontraban o que les servían para representar a otros personajes de carácter mitológico o religiosos.
Pero ante un retrato somos nosotros los que lo interpretamos según nuestros intereses, estado de ánimo o sensibilidad, dándoles un sentido diferente en cada una de las personas que lo admiran.
Incluso se puede dar el caso de que simplemente viendo un cuadro nuestra sensibilidad haga que nos afecte tanto que lleguemos a enamorarnos de la persona retratada.
Lo habitual es el sentimiento inverso. Cuando vemos el retrato de la persona amada más la amamos por su imagen, acercando y uniendo el sentimiento de lo que es actualmente a lo que fue en otro momento importante en nuestra vida.
Te propongo un paseo por diversos textos y músicas en que los protagonistas se sienten enamorados de la imagen que reflejan los retratos que ven. Nos acompañan obras de Oscar Wilde, Puccini y Mozart. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!

Retrato fotográfico de Oscar Wilde

Si cuando se nace en Dublín y su madre le pone por nombre Oscar Fingal O'Flahertie Wills Wilde no es de extrañar que se tenga una personalidad que destaque y llame la atención. Oscar Wilde paseó su brillante inteligencia, su decadente espíritu, su carácter excéntrico y provocativo y su ingenio irreverente y disparatado por la Inglaterra de finales del XIX. Un irlandés exhibicionista llega a tener lo que buscan los ingleses: la originalidad y el individualismo, pero en una sociedad tan puritana como aquella también tiene la condena de no soportar que se destaque en demasía. Y Oscar Wilde destacaba en exceso.
Autor de un gran número de obras de teatro como La importancia de llamarse Ernesto, El abanico de Lady Windemere o Salomé, que estrenó Sarah Bernard en París mientras permanecía en prisión acusado del delito de homosexualidad, Wilde cultivó otras disciplinas literarias como la dirección de algunas revistas, algunos cuentos y pocas novelas.
The Picture of Dorian Gray (El retrato de Dorian Gray) se publicó por entregas en la revista literaria Lippcontt's Monthly Magazine en 1890 con tanto éxito que los trece capítulos originales acabaron convirtiéndose en veinte. Al año siguiente se publicó en forma de libro con ilustraciones de Charles Ricketts.

Publicación de The picture of Dorian Gray en la revista Lippincott's en junio de 1890

El propio Wilde alteró el argumento original en el que la relación entre Basil y Dorian pasaba a ser más una relación de amistad que la sentimental prevista en principio, evitando problemas con la sociedad.
Esteta, dilettante, un vividor que goza de los placeres, Dorian Gray es un personaje que está enamorado de la belleza. El texto nos muestra el momento en que Basil Hallward finaliza el retrato que ha realizado de Dorian y, en presencia de lord Henry lo admiran, quedando el retratado prendado de su propia belleza. El razonamiento de Dorian será la base en la que Wilde plantee la novela.




La flauta mágica de Mozart admite muchas lecturas e interpretaciones. Desde un cuento que, en muchas ocasiones, se ha considerado infantil y adecuado para los pequeños cuando no lo es, hasta una obra enraizada en el conocimiento y la propaganda de los ritos masónicos, pasando por un singspiel de puro entretenimiento pensado para un público popular.
En ella Mozart se sirve también de un retrato, un pequeño dibujo de bolsillo para hacer que Tamino, el príncipe de un país lejano, se enamore de Pamina, la hija de la Reina de la Noche. En esta ocasión, Tamino recibe el pequeño retrato que desencadena una reflexión que lo lleva a un principio de enamoramiento que finalizará con ambos protagonistas como pareja al final de la obra, después de haber superado una serie de pruebas.



Uno de los tenores que triunfa en estos momentos, el polaco Piotr Beczala interpreta Dies Bildnis ist bezaubernd schön (Este retrato es encantadoramente bello), el aria de Tamino en el Acto I de La flauta mágica de Mozart en una producción que se representó en el Opernhaus Zurich en 2000.


La entrada de Oscar Wilde en prisión acusado del delito de sodomía por una sociedad tan tradicional minó las fuerzas de vivir y la energía del autor que finalizó sus días pocos años después en Francia con apenas cuarenta y seis años.
Pero unos años antes, la publicación del libro fue un éxito que hacía pensar que todo lo que Wilde tocaba convertía en oro. Por un lado, su mala fama comenzó a extenderse entre quienes no lo veían con buenos ojos; por otra parte, afianzó su influencia entre los ingleses. El relato del joven cuyo retrato envejece mientras él permanece por siempre joven -una especie de Fausto esteta, adonis y elegante- encajaba en el relato de los años noventa del XIX. 
Igual que La flauta mágica y otras grandes obras, el libro de Wilde admite varias lecturas que van desde la más inocente a la más perversa. También engloba varias tramas que oscilan entre la más tradicional alrededor de Sibyl Vane, la novia de Dorian, la sobrenatural o mágica y las escenas donde ese mundo decadente con el brillo de las joyas y los vicios ocultos se muestra en todo su esplendor a la par que anima a vivir y gozarlo.

Ilustración de El retrato de Dorian Gray

El autor se representa prácticamente en los tres personajes principales. Por un lado, Basil Hallward el pintor muestra al Wilde artista, enamorado -platónicamente o no- de la belleza, una especie de sacerdote pagano que le rinde culto. Lord Henry Wotton es el Oscar Wilde más mundano, el escritor que se desenvuelve como centro de los salones, con su lenguaje elegante, irónico, con las paradojas y las dobles intenciones prestas en la boca; un personaje que, casi seguro, se retrata a sí mismo como el caballero elegante de sus propias comedias a la par que un buscador de los goces de los bajos fondos. También Dorian tiene algo de él: el joven que se niega a envejecer, en este caso por un pacto, basado en John Cray, un poeta al que admiró y amó el escritor. Ambos en uno son el retrato ideal que Wilde crea del protagonista idealmente perfecto, hermoso y sensual que siempre quiso ser. 
Aún en la mitad de la novela, de la que no vamos a desvelar nada más, Dorian, que hace tiempo realizó el pacto que lo desenvuelve a él en una belleza exterior que nunca cambia, pero cuyos vicios y vilezas se reflejan en el retrato, se acerca a él después de un largo tiempo sin verlo.


No tienen una conclusión tan drástica la visión de los retratos ni la facultad para que nos enamoremos de la persona retratada a primera vista como ocurre con las situaciones anteriores.
En Tosca, Puccini refleja una situación que se desarrolla en un día concreto, el 14 de junio de 1800. El primer acto se desarrolla en la Iglesia de Sant'Andrea della Valle de Roma. Angelotti, un jacobino que huye de la prisión del Castel Sant' Angelo se refugia en la capilla privada que su familia, los Attavanti tiene en la iglesia donde le han dejado unas ropas para que se disfrace y huya. Allí se encuentra con el pintor Mario Cavaradossi a quien le han encargado que pinte una imagen de María Magdalena. Cavaradossi se ha inspirado para el personaje precisamente en la hermana de Angelotti, la marquesa Attavanti  a la que ha visto en ocasiones rezando en la capilla. En un momento determinado el pintor compara los rasgos de la modelo con los de su amada, la famosa cantante Floria Tosca, una ardiente y celosa artista que aparecerá en escena tras esta reflexión

Portada El retrato de Dorian Gray con ilustraciones de Charles Ricketts. La frase corresponde al comienzo del prólogo
El enlace con subtítulos está protagonizado por el inconfundible tenor Luciano Pavarotti que interpreta el aria Recondita armonia, mientras el sacristán realiza un contrapunto con sus comentarios. Pertenece a una representación de Tosca que se llevó a cabo en el Metropolitan Opera House de Nueva York en 1978 bajo la dirección del defenestrado James Levine.


No dejemos de admirar la verdad que encierra cada retrato.


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Bibliografía y webgrafía consultadas:

6 comentarios:

  1. Me encanta el trabajo tan detallado que haces 💖 No conocía a Piotr Beczala. Me ha gustado

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    1. Gracias, Rosa.
      Beczala es uno de los grandes tenores que triunfan estos años. Además de una agenda cargada, suele actuar en el Met de Nueva York en algunas producciones cada temporada.
      Un abrazo :-)

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  2. Me encanta, Migue!! Tus entradas siempre son sublimes, tan elaboradas y llenas de matices. Muy completas y bien estructuradas. Bravo! Un abrazo 😘

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    1. Muchísimas gracias, Pilar.
      Me alegro que te gusten y las puedas disfrutar en un ámbito tan distinto a lo que escribes.
      Un abrazo :-)

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  3. Enamora este post por una parte por el romanticismo de Dorian y su misterio, por la psicología que parece estudiarle a él a través de la simbología de su propio retrato, el arrepentimiento, el odio hacia sí mismo, un pacto diabólico y extremo, donde los sentimientos encontrados hacen mella en el protaginismo, así como las contradicciones en varios aspectos de la psiquis. El Retrato de Dorian Grey lo leí hace mucho tiempo y quiero darle una nueva revisión por tan bien que lo has plasmado. La flauta mágica y Tosca complementan el tema de la representación de la propia identidad desde la música alcanzando los mas elevados deseos mundanos y sibaritas. Me ha encantado.
    Un abrazo, Miguel.

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    1. Gracias, Marisa.
      Aunque aparentemente sencillo, el relato de Wilde tiene varios niveles de lectura, alguno de los cuales se acerca mucho a ese narcisismo de nuestra época. En cierta manera, tiene mucho que decirnos de nosotros. Si lo acompañamos de Mozart y Puccini, pienso que mejora aún el placer de leerlo.
      Un abrazo :-)

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