Estancias

Ver, sentir y evocar los planetas

Nos hemos acostumbrado a mirar lo que ocurre a nuestro alrededor viendo sólo aquello que deseamos o, aún peor, cuanto nos indican o sugieren que veamos.
Lo artificial, aquello que está humanizado más para bien que para mal; lo virtual, cuanto aparece en la multitud de pantallas que se erigen en el centro de nuestras miradas, pasan a convertirse en el centro de nuestro interés, tanto visual como reflexivo.
En una gran medida nuestros pensamientos están dirigidos y enfocados a una serie de ideas que vienen de fuera de nosotros desde distintos grupos de presión. De la misma manera, nuestras miradas han dejado de observar cuanto ocurre a nuestro alrededor en la naturaleza, como sobre nuestras cabezas, en un cielo que cada vez vemos y podemos ver menos. La contaminación lumínica, las capas de aire contaminado que cubren nuestras ciudades o, simplemente, la falta de interés por mirar hacia el cielo, antes un signo de elevación, espiritualidad y religiosidad, hacen que dejemos de observar fenómenos celestes y reconocer la belleza y los cambios que lo acompañan.
Durante unas semanas, entre enero y el 20 de febrero y más adelante entre el 13 y el 19 de agosto de 2020 tenemos la oportunidad de observar en el cielo cinco planetas alineados, una situación que se produce en pocas ocasiones y que puedes conocer en el enlace anterior.
Te propongo una mirada sobre los cinco planetas que podemos observar en estas semanas desde el punto de vista literario y musical. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!



Venus, el segundo planeta de nuestro sistema solar, se sitúa entre la órbita de Mercurio y la nuestra y el brillo con que lo percibimos es el de mayor intensidad tras el Sol y la Luna. Desde la antigüedad se le conoce como el Lucero de la mañana.
Planeta similar a la Tierra en su tamaño, masa y composición, Venus recibe su nombre de la diosa romana del amor, la fertilidad y la belleza, quien tomó a su vez sus atributos de la Afrodita griega.
Aunque de ascendencia escandinava, Gustav Theodore von Holst es uno de los grandes compositores que llevaron al Reino Unido a recuperar un peso en la música que había dejado de tener durante siglos. Cuando algunos músicos alemanes denominaron a Inglaterra Das Land ohne Musik (El país sin música), una serie de compositores como Elgar, Vaughan Williams y el propio Holst al que siguieron en nuevas generaciones Britten, comenzaron a dar al país un peso musical que aún persiste.



Posiblemente la obra más popular de Holst sea The Planets (Los Planetas), una suite sinfónica dividida en siete movimientos dedicados cada uno a uno de nuestros vecinos del sistema solar a excepción del nuestro y Plutón, aún sin descubrir en aquella época y que, como sabemos, ha sido eliminado de la lista hace unos años.
Escrita entre 1912 y 1916, Los Planetas se estrenó dos años después, una vez finalizada la Gran Guerra que asoló el continente.
Holst no se basó en ideas o razonamientos astronómicos, sino astrológicos, una disciplina a la que se aficionó durante un viaje a nuestro país. Sus piezas no son descriptivas o programáticas, sino que se acercan más a la indagación de la significación astrológica que puede aportar cada planeta al autor. 
Así, en el segundo movimiento, Venus se nos presenta como The bringer of peace (el/la que nos trae la paz) y nos lo muestra con una música tranquila, afable gracias al uso de los violines, la flauta o el corno inglés que sirven para construir un movimiento aéreo y tranquilo.
La interpretación corresponde a la BBC Symphony Orchestra dirigida por Susanna Mälkki en el Royal Albert Hall de Londres en ese gran festival anual que es The Proms de 2015.



El planeta más cercano al Sol es, como sabemos, Mercurio. Su nombre proviene del dios romano del comercio, hijo de Júpiter, y que se relaciona con la palabra latina merx (mercancía). Por su rápido giro sobre el Sol, su cálida superficie etérea, el adjetivo mercurial se relaciona con el planeta más pequeño de nuestro sistema astronómico. 
Conocido en la antigüedad como Apolo cuando aparecía por la noche y Hermes cuando se le veía al amanecer, fue Pitágoras quien sugirió que se trataba del mismo objeto celeste. 
Actualmente sabemos que cuatro días antes del perihelio, momento en que el planeta está más cerca del Sol, se produce un fenómeno curioso: los amaneceres dobles, en los que el Sol sale, se detiene, se esconde por el lugar desde donde salió y vuelve a aparecer para seguir su recorrido.
Al tratarse de uno de los cuerpos celestes más visibles y presentar fases como la Luna, Mercurio ha sigo durante siglos objetos de la observación, apareciendo en distintas representaciones artísticas.



Félix Lope de Vega y Carpio, uno de los grandes escritores de nuestro Siglo de Oro dedicó uno de sus poemas bucólicos a un o de esos pastores que pasaban la noche al raso.
La soledad de quien vigila los rebaños frente al abandono del campo con que todos buscan donde resguardarse y descansar, están presentes en este soneto clásico que sigue las normas de este tipo de composiciones, tanto en su métrica de versos endecasílabos, como en la rima (ABBA, ABBA, CDC, CDC).
¿Quién ahora se encontraría en esta situación?



Júpiter recibe, como sabemos, su nombre del dios romano, equivalente del soberano del Olimpo griego: Zeus, hijo de Saturno a quien derrocó. Creador de las nubes a las que manipulaba con su rayo, dirigía y controlaba cuanto sucedía desde su trono dorado, siendo adorado como dios de la lluvia, el rayo y el trueno. Como dios protector de Roma era denominado Iuppiter Optimus Maximus (Jupiter, el mejor y más alto).
El mayor de nuestros compañeros de viaje alrededor del Sol posee un tamaño tan grande que dobla al de todos los demás planetas juntos, lo que hizo que se le adjudicara el nombre del más grande de los dioses de la mitología.
Rodeado por cuatro satélites, Io, Europa, Gamínedes y Calisto, recientemente se le ha descubierto rodeado de anillos como Saturno, aunque no son visibles desde nuestro planeta.


Nacido en 1975, Michael Ostrzyga es un director de orquesta y compositor alemán que destaca por sus obras especializadas en música coral y galardonado en diversos certámenes dentro de este tipo de música. 
Actualmente es director musical de la Universidad de Colonia donde también dirige el Collegium Musicum que acoge las principales agrupaciones musicales de la citada universidad, además de ser el director de la Orquesta Sinfónica, el Coro y el Coro de Cámara de la citada universidad.
Escrita a ocho voces para doble coro, Iuppiter se estrenó en 2007 recibiendo el Premio Carl-Orff del Concurso Internacional de Coro de Cámara Marktoberdorf
Esta obra se centra en los distintos nombres que recibe el dios Júpiter en los cultos latinos, en pasajes de la misa católica romana y en algunos conceptos relacionados con la etimología de otras lenguas antiguas. Tras el sonido inicial en que se canta en el texto palabras como Iuppiter, Optimus, Maximus, Majestatis, le sigue una parte central misteriosa y ornamental, plena de efectos sonoros entre los que destacan los murmullos, el canto a bocca chiusa (a boca cerrada) o silbidos que se entremezclan con el canto, para concluir con un final grandioso, casi megalómano, y eruptivo, como reflejando truenos y trombas de agua. 
La interpretación corresponde al Collegium Musicum Berlin dentro del Internationaler Kammerchor-Wettbewerb Marktoberdorf de 2017 con Donka Miteva a la dirección.


Quien quizás sea el mayor representante del Modernismo en nuestro idioma, Rubén Darío publicó Azul, una obra que marca el comienzo de este estilo literario en 1888. Un año más tarde vio a la luz en la revista Repertorio Salvadoreño el poema Venus, una obra que marca un cambio en el paradigma compositivo del escritor en cuanto lo encamina hacia una idea visionaria de sí mismo y su obra.
Tres términos, palanquín, crisálida y sideral unen en este soneto tres planos: El palanquín, ese vehículo para transportar a hombros a personajes importantes en las culturas orientales, muestra la divinidad, la realeza, aquello que se sitúa sobre el común de los mortales. La crisálida, la oruga que acaba transformándose en mariposa alude al desdoblamiento, el paso de un estado a otro, de una sensación o sentimiento a otro diferente. Por último el concepto de sideral lo relaciona de modo directo con lo cósmico. Los tres símbolos marcan la doble presencia de lo mágico y lo cotidiano, lo exótico y lo real. 
Venus se nos presenta como el amor del poeta hacia una mujer a la que considera lejana, casi inaccesible, pero a la que anhela amar y ser correspondido, de la misma forma en que siente la belleza de una noche estrellada.


Nuestro vecino más próximo, Marte, debe indudablemente su nombre a su color rojizo.
El Mars romano, era hijo de Júpiter, quien, según las leyendas mitológicas se apareció en forma de flor a Juno. Poseía un gran número de atributos, siendo sobre todo el dios de la guerra, la violencia, la pasión, la masculinidad, la valentía y la sexualidad. En sus representaciones siempre figuraba con armadura y un yelmo en los que aparecía el color rojo que lo identificaba. Amante de Venus, tuvo dos hijos con ella, Deimos y Fobos, nombre con que se denomina a los dos satélites que lo orbitan.


En The Planets, Holst comienza su Op. 32 con Mars, the Bringer of War (Marte, el portador de la guerra), título que confronta diametralmente con el que será el segundo movimiento dedicado a Venus
Compuesto el primero en 1914, Mars es una pieza marcial, con reminiscencia militar, en la que utiliza los metales y el viento como representación del dios de la guerra. Muchos compositores de películas y series se han inspirado en este movimiento para sus obras.  
Más que en la astronomía, podemos interpretar que Holst alude en esta pieza a la capacidad de luchar, a aquellos que son constantes en la vida, a quienes utilizan su inteligencia para combatir y luchar contra las adversidades. La música de Marte comienza fría y lejana y va creciendo poco a poco hasta invadir nuestros sentidos, no sólo el oído, para convertirse en algo arrebatador y, ahí sí, aparece y se siente la fuerza mitológica del dios de la guerra.
De nuevo, la interpretación corresponde a la BBC Symphony Orchestra con la dirección de Susanna Mälkki en el Royal Albert Hall de Londres correspondiente a los Proms de 2015.


Situado orbitalmente tras Júpiter, Saturno recibió el nombre del progenitor de éste. El sexto planeta del sistema solar es el segundo en tamaño, posee una densidad menor que el agua y es el único cuyos anillos son visibles desde nuestro planeta. Su luminosidad se debe a una extraña situación, ya que es el único planeta de nuestro sistema que irradia más energía que la que recibe. Además de los anillos, una observación atenta de Saturno permite apreciar el achatamiento de sus polos, debido a la rápida rotación de algo más de 10 horas y media pese a su tamaño, además de la existencia de alrededor de doscientos satélites que lo orbitan.



Tras el éxito de Iuppiter, Michael Ostrzyga dedicó dos nuevas obras a los planetas: Mercurius en 2010 en y Saturn.
Compuesta para doble coro con las voces habituales de sopranos, altos, tenores y bajos, Saturn gira alrededor del planeta de los anillos y fue compuesta para el Via Nova Chor de Munich para el concierto inaugural de Deutscher Chorwettbewerb de Weimar de la temporada 2013/2014. Ostrzyga refleja en su partitura las característica de este enorme planeta reflejando sus tormentas, mostrando figuras que se entrecruzan y giran vertiginosa y rápidamente y recreando una atmósfera cósmica.
Texto, expresiones, sonidos inarticulados, onomatopeyas sirven de nuevo a Ostrzyga para recrear a nuestro gigantesco acompañante.
La interpretación corresponde a la propia agrupación Via Nova de Munich dirigida por Florian Helgath en una grabación que se realizó en la Himmelfahrtskirche München-Sendling de la capital bávara en el verano de 2016.


No dejes de pasar la oportunidad de mirar hacia arriba, siempre más allá de lo que puedas observar.

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4 comentarios:

  1. Magistral compendio de artes ligadas a la naturaleza en una capacidad asociativa que sorprende y es admirable, aunque, si bien, en tu excelente tónica. Sorprende siempre Saturno devorando a sus hijos y las espectaculares piezas musicales. Un gran trabajo que no detallo más porque es obvio la maravilla del análisis por tu parte. Un gran abrazo

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    1. Muchas gracias, Marisa.
      Si esto ayuda a admirar y sentir la naturaleza y el cielo nocturno, bienvenido sea.
      Un abrazo :-)

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  2. Estupendo homenaje a estos cinco planetas, a las obras musicales que inspiraron a Holts y Ostrzyga y a las letras que despertaron en los versos de Lope de Vega y Rubén Darío.
    Es obvio que tenemos que mirar más al cielo, Miguel, y concienciarnos de la necesidad de rebajar nuestros gases contaminantes y de apagar las luces artificiales para devolverle su espacio a las luces de los astros.

    Brillante trabajo, Miguel.

    Un fuerte abrazo.

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    1. Gracias, Estrella.
      Hemos de mirar con todas nuestras capacidades y sentidos a nuestro alrededor. Por supuesto también al cielo y luchar y ser exigentes en la lucha contra la contaminación. No dejemos de admirar lo que nos rodea.
      Un fuerte abrazo :-)

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