Estancias

Aleteo de mariposas

Admiramos las mariposas. Nos permiten seguirlas con nuestra mirada mientras las observamos y nos recreamos en su vuelo. De cuantos insectos existen es, con toda seguridad, el más aclamado por su belleza y singularidad, hasta tal punto que ha servido de inspiración y modelo para distintos autores.
Pertenecientes al grupo de los insectos lepidópteros, las mariposas siempre han sido objeto de nuestra admiración. Su colorido, su vuelo, su ciclo vital con la metamorfosis que la hace pasar de oruga a mariposa, estos seres pasan por nuestras vidas cumpliendo su función polinizadora, a la vez que nos sirven como modelo y como metáfora. 
Su aleteo se ha comparado en muchas ocasiones con el parpadeo de los ojos amados, su vuelo con la gracilidad de lo leve y etéreo, sus rítmicos y erráticos movimientos con la libertad de quien deambula por donde desea; su metamorfosis con un canto a la belleza o a la transformación que realizamos en nosotros mismos, y su colorido con las gamas más atrevidas que nos ofrece la naturaleza.
Te propongo un paseo alrededor de las mariposas, su mundo, sus características y la inspiración en el arte. Nos acompañan, como siempre, obras literarias y musicales. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!
Salvador Dalí. Paisaje con Mariposas, 1956
Comenzamos nuestro paseo entre vuelos de mariposas con la consideración del insecto que naciendo de un huevo, surge como oruga para pasar a crisálida y terminar como mariposa. ¿Sienten en qué estado están? ¿Son el mismo ser, o seres distintos?
Un microrrelato de Chuang Tzu (literalmente El maestro Chuang), filósofo taoísta chino del siglo IV antes de Cristo, se acercaba ya a estas oníricas sensaciones. 


Como desconociendo aún en qué fase de su metamorfosis vital se encuentra, si como oruga, crisálida o ya mariposa, Elisey Mysin, un niño prodigio ruso que apenas cuenta nueve años interpreta The Butterfly (La mariposa), un estudio de concierto para piano de Calixa Lavallee.
Oiremos hablar de Elisey Mysin, un talento que debutó con 6 años en el Royal Festival Hall de Londres y que no sólo toca el piano, sino que con esa edad interpretó uno de los conciertos de Mozart con una cadencia creada por él mismo.

La ligereza, la suavidad y la ligereza son condiciones que reconocemos a las mariposas y que vienen asociadas a una evocación que permanece fresca en nuestra memoria y nuestras ensoñaciones. 
Ryunosuke Akutagawa, un escritor que desarrolló su obra tras la primera guerra mundial y que está considerado como el creador del relato corto japonés, nos ofrece su mirada breve, sutil y persistente.



Dentro de sus Mélodies de Jeunesse (Melodías de juventud), Claude Debussy incluyó una canción a partir de uno de los poemas de Théophile Gautier titulada Les papillons.
La soprano Sandrine Piau acompañada por Jos van Immerseet con un piano Erard de 1897 interpreta una versión de Les papillons, una obra compuesta por el autor francés en 1881.



Poco a poco, en nuestra infatigable y suicida labor de destrucción de nuestro planeta, vamos eliminando bosques, suprimiendo terrenos no útiles para la agricultura, aprovechando todo cuanto la naturaleza nos ofrece para darle, según nuestro criterio una utilidad, arrinconando la naturaleza en espacios limitados, como se hizo con los indios de Norteamérica, limitándolos a la vida en las reservas. 
Así, el hábitat de las mariposas va reduciéndose, alejándose también de nuestra visión. Pero la naturaleza, con su fuerza, regresa cuando puede a lo que eran sus lugares y, con ella, las mariposas se dejan ver en determinados momentos en las ciudades.



En el libro Cortázar para principiantes, Carlos Polimeni y Miguel Rep relatan que el día que murió en París el escritor argentino, el 12 de febrero de 1984, en Buenos Aires se produjo un acontecimiento extraño, una invasión de mariposas. Los científicos adujeron que una oleada de calor procedente de una zona rural cercana las llevó allá en busca de fresco. El fenómeno no ha vuelto a verse de nuevo pese a la repetición de las circunstancias meteorológicas, por lo que los autores del libro escribieron: "Era un domingo y fue un hecho excepcional que nunca se repitió. Es algo simbólico pero no a cualquier autor le cae esa analogía, que el día de su muerte, las mariposas invadan Buenos Aires." 
Así, entre su migraciones y movimientos, ocasionalmente vemos alguna mariposa que nos sorprende con presencia en las ciudades. De tal manera, entre edificios, automóviles, cemento y contaminación, ocasionalmente surge alguna mariposa que nos hace dirigir por unos momentos la mirada lejos de nuestra ajetreada vida.
La nonagenaria poetisa uruguaya Ida Vitale nos las evoca en uno de los varios poemas que dedicó a las mariposas.


Robert Schumann dedicó una obra tan temprana como su Opus 2 a las mariposas con el título Papillons. Se trata de una obra formada por una introducción y doce piezas: nueves valses, dos polonesas y un final. Meses más tarde, se inspiró en esta obra para parafrasearla en su Opus 9, la conocida obra Carnaval.
La ligereza y la fragilidad se dejan oír y se ven en la partitura a base de corcheas y semicorcheas. con que el compositor alemán representa su vuelo.


Alfonsina Storni, la poetisa argentina inscrita en el movimiento del Modernismo, protagonista de la emotiva Alfonsina y el mar en que la reconocemos en su final, nos introduce en un nuevo acercamiento a las mariposas. En esta ocasión, estos elegantes insectos sirven como elementos de metáforas e imágenes literarias más que como animales en sí mismos.
El amor, cuya imagen más recurrente es la del aleteo de las mariposas en nuestro interior, sirve a escritores y, de manera especial, a poetas como recurso literario. Aquí, Storni en el octubre de la primavera austral siente la llegada del amor como mariposas unidas a soles, ríos, lunas y montañas. La fuerza frente a la delicadeza, el arrebato ante el sosiego, la pequeñez ante la enormidad aparecen y transitan por este poema. La mariposa se convierte, como en una nueva metamorfosis, en imagen.



La primera obra compuesta por Gabriel Fauré fueron dos canciones para voz y piano a partir de poemas de Victor Hugo. Le papillon y la fleur (La mariposa y la flor) y Mai (Mayo) fueron las dos primeras obras que, entre 1861 y 1862, sirvieron para dar a conocer la figura de uno de los grandes compositores del siglo XIX francés.
La interpretación corresponde a un audio de la maravillosa soprano Elly Ameling con acompañamiento al piano de Dalton Baldwin grabado entre 1970 y 1974 para la compañía discográfica WMG.





Pero si hay un escritor que sienta no sólo admiración por las mariposas como imagen o como recurso literario, sino como pasión, ese autor es Vladimir Nabokov.
El escritor ruso, que para el gran público ha pasado a la historia por ser el controvertido autor de Lolita, fue uno de los grandes intelectuales de la literatura de mediados del siglo XX. Según él mismo confesaba, si no hubiera existido la Revolución Rusa, él habría seguido siendo un apasionado entomólogo especializado en lepidópteros, grupo al que pertenecen las mariposas.
Ferviente buscador de mariposas desde su infancia, él mismo lo reconocía. "He cazado mariposas en diversos climas y con diversos disfraces: como guapo niño con pantalones cortos y gorra de marinero; como larguirucho expatriado cosmopolita con pantalones anchos de franela y boina; como gordo anciano de calzón corto y cabeza descubierta." Tanta fue su pasión que dedicó su tiempo libre a recorrer lugares donde poder encontrar mariposas en todas las latitudes de nuestro planeta, hasta tal punto que hoy siete variedades de mariposas llevan su nombre por haber sido descubiertas por él, Nabokovia
Vicent Van Gogh. Jardín con mariposas, 1888
Esta pasión no podía quedar fuera de sus escritos, apareciendo en multitud de ellos. En uno de sus relatos, Aureliana, Nabokov muestra esos sueños apasionados de entomólogo alrededor de todo el mundo.
Aunque los científicos sean los mayores ecologistas y defensores de la biodiversidad, la mariposa nos muestra aquí una nueva imagen, la de un ser vivo que se transforma en objetivo de coleccionista.
Dimitri Nabokov, hijo del escritor, recuerda que su padre, en el lecho de muerte lloró al ver una mariposa volando tras la ventana. Fueron sus últimas lágrimas.


Si Nabokov es el escritor más apasionado por las mariposas, la obra que no podía faltar en este recorrido por los lepidópteros es la ópera de Giacomo Puccini.
Madama Butterfly fue el mayor fracaso en un estreno de Puccini. Tanto que decidió modificar el segundo y último acto y transformar la ópera en tres actos, con una escena de tensa espera que uniera los dos últimos.
Pablo Picasso. Le papillon
En el final del primer acto de esta ópera, Puccini ofrece un dúo de amor entre Butterfly y Pinkerton. Conocemos que Cio-Cio-San, la joven novia está enamorada y que el teniente está por momentos entregado, pero no nos engañemos. Él es un desalmado como ha demostrado desde el comienzo de la obra y quedará manifiestamente claro en el segundo acto. Aún así, por momentos se muestra elegante y tierno en su seducción. Ahí duele aún más al espectador que duda si entrar o no entrar en un juego de palabras, músicas y miradas tan seductoras. Si entrar creerle o no. Continuamos, pues, este paseo entre aleteos de mariposas con el dúo final del primer acto de Madama Butterfly Vogliatemi bene (Amadme, por favor) con la interpretación en estudio de Angela Gheorghiu como Butterfly y Jonas Kaufmann como Pinkerton dirigidos en Roma en 2008 para una grabación de EMI por Antonio Pappano

 

Precursor del modernismo en Colombia en los años finales del XIX, José Asunción Silva nos sigue adentrando en la imagen de las colecciones de mariposas, la prisión de lujo de tantos insectos, la belleza que debe pagar con su vida el lugar que ocupa, aunque las intenciones sean científicas y busquen la conservación de la especie.
La mirada de Silva observa con afecto y cariño, como en el tiempo en que fue escrito, la visión de una colección, sus reflejos, las emociones que provoca.


Quizás uno de los momentos más intensos de Madama Butterfly sea Un bel di vedremo (Un bello día veremos), el aria con que Cio-Cio-San se niega a reconocer que Pinkerton, su esposo americano, la ha abandonado y regresará un día con ella.
Nos despedimos con esta intensa aria del Acto II de Madama Butterfly. En las óperas no existen los spoilers. Los argumentos se saben, se conocen desde antes de comenzar. De hecho, es una costumbre entregar unas notas de mano con el argumento de cada obra al entrar en el teatro. Aquí se sabe cómo comienza y cómo finaliza cada obra. 
La interpretación de Un bel di vedremo corresponde a la película de animación L'Opera imaginaire (La ópera imaginaria) que hemos puesto en otra ocasión, pero que viene a reforzar esta última imagen de las mariposas cazadas y expuestas en colecciones. 
La producción está dirigida por Jonathan Hills y la interpretación corresponde a la soprano Felicia Weathers.


Con seguridad, cuando veas una mariposa no dejarás de acordarte estas obras.

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Bibliografía y webgrafía consultadas:
  • www.kareol.es: Letras y traducciones de óperas y música vocal.
  • Batta, András. Ópera. Compositores, obras, intérpretes. Könemann Verlagsgesellschaft mbHl, 1999, Colonia (Alemania).

Todo está en los libros

 ¡#FelizDiaDelLibro!

Como todos los años, el día 23 de abril se celebra el Día del libro, una ocasión inmejorable para que todos recordemos la importancia que tienen los libros en nuestra vida y en la evolución de la humanidad.
El hecho de celebrar esta festividad cultural surge de la necesidad de recordar la importancia que tienen los libros en el crecimiento y la formación de las personas, la consolidación de un pensamiento propio o el poder vivir otras vidas, situarse en el lugar del otro y, en definitiva, aumentar la empatía.
Viajar a lugares que no conocemos, vivir las vidas que no hemos tenido, acercarnos a momentos históricos importantes o conocer culturas que son distintas a las nuestras nos ayudan a crecer interiormente y desarrollarnos como personas.
Novelas, libros de poesías, biografías o ensayos; libros filosóficos, tratados, historias románticas o de ciencia ficción son siempre compañía que se adapta a los gustos de quienes lo leen enriqueciéndolos.
En muchos lugares de nuestra geografía o de otros países es costumbre celebrar este Día del libro con algunas muestras de afecto hacia quienes están cerca nuestro. En Cataluña coincide con el Día de San Jordi donde todos los años es habitual regalar un libro y una rosa. En muchas ciudades se celebra con estands donde se exponen libros para la venta y, en algunas de ellas, los autores se acercan a firmar algunos ejemplares de sus obras, llegando incluso a cambiar fechas para hacer más compatible celebrarlo en diversos lugares. 
El hecho de que este año no se pueda festejar como suele hacerse no debe dejarnos al margen y sería interesante regalar o comenzar a leer un libro. Que este 23 de abril sirva como punto y seguido en nuestras lecturas o como inicio de una costumbre que no debe limitarse a este día.
Para recordar este Dia del Libro te propongo escuchar la canción con que comenzaba uno de los programas que, desde la televisión, nos incitaba a leer: Todo está en los libros con letra de Jesús Munárriz y música de Luis Eduardo Aute
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En programas como Biblioteca Nacional o Blanco Sobre Negro, Sánchez Dragó realizó unos programas en los que intentaba conjugar dos medios tan distintos como incompatibles, la televisión y los libros. En ellos utilizaba un melodía de cabecera que se hizo popular: Todo está en los libros.
Con letra de Jesús Munárriz y música de uno de los grandes, el desaparecido Luis Eduardo Aute, la canción con que se abría el programa invitaba al recuerdo, a la evocación, a rememorar esos personajes y aquellos lugares por los que muchos hemos transitado y convivido desde los libros.
La canción estaba interpretada por Carmen Machado, aunque quizás hubiera una versión anterior cantada por Vainica Doble.
Actualmente no se encuentra en la versión original en la red, pero Christian Glaría la ha grabado y subido a su canal de YouTube y ahora podemos disfrutarla.
Ante esta letra que evoca y sugiere tantos lugares, imágenes y personajes te puedo preguntar: ¿Cuáles conociste en los libros? ¿Cuáles echas de menos y pondrías en la canción? ¿Te atreverías a hacer, aunque sea sólo para ti, unos versos más? 









No dejemos nunca de leer. 
¡Feliz Día del Libro!

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Cervantes y Shakespeare unidos por Cardenio

"El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho"
Miguel de Cervantes

Cada año, el día 23 de abril se dedica a celebrar el Día del libro, una oportunidad para recordar(nos) la importancia que tienen y deben tener los libros en nuestra vida.
No habría civilización si no se hubiera podido transmitir el conocimiento a través de los libros, y si leyéramos más, la civilización sería mejor.
Sabemos que elegir ese día concreto tiene un motivo. En esa fecha murieron Cervantes y Shakespeare, los mayores exponentes de la literatura en dos de los idiomas más importantes en el mundo. También coincide con el fallecimiento de otro de los grandes escritores sudamericanos, el Inca Garcilaso de la Vega. Se da por hecho que los tres, con las dudas que una fecha tan lejana nos hacen mantener, fallecieron en fechas cercanas al 23 de abril de 1616.
¿Conocían Cervantes o Shakespeare cada uno las obras del otro? ¿Vivían inmersos en sus obras y las de sus contemporáneos nacionales con los que competían por el favor del público, sin conocerlas? Son preguntas que siempre han interesado a los estudiosos. 
Con la idea de realizar un homenaje que aúne a Cervantes y Shakespeare y celebrar el #DiaDelLibro, dedicamos esta entrada a un personaje que unió a tan grandes escritores. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!



En la primera parte de El Quijote, Cervantes hace que el caballero andante se acerque a Sierra Morena. Allí pasa algunas aventuras en la línea en que Cervantes tiene acostumbrados a sus lectores. En este lugar aparece un personaje que tendrá cierta relevancia, Cardenio, un joven que se está volviendo asilvestrado tras retirarse a las montañas para huir de un desengaño amoroso tras la unión de su amada Luscinda con Don Fernando, de quién él es amigo y confidente.
El Quijote fue difundido por toda Europa rápidamente y llegó también a las Islas Británicas. En 1612 fue traducido y publicado en inglés por John Shelton, suponiéndose que Shakespeare lo conoció, ya que en 1613 se sabe que estrenaron Historia de Cardenio, una obra escrita al alimón con John Fletcher, otro escritor de la compañía basada en este personaje, aunque con algunos cambios respecto al original: El padre de Luscinda encantado por un matrimonio de más alto nivel con don Fernando, engaña al padre de Cardenio diciéndole que su hija no lo ama. Éste interrumpe la boda, pero es expulsado cuando los criados lo reconocen.
Posiblemente cada uno de ellos escribió alguna escena por separado uniéndolas más adelante, aunque sin llegar a conseguir una obra con cierta coherencia. De hecho, se tiene conocimiento de que fue representada en dos ocasiones antes de que el teatro The Globe sufriera un incendio y se diera por perdida la obra, dejando la duda de si el hecho de escribirla se debe más a la admiración por Cervantes o a la búsqueda de nuevas fuentes de atraer público con la presentación de nuevos argumentos y personajes. 
Un siglo más tarde, Lewis Theobald admitió que una de sus obras, Doble falsedad era una mezcla de esta Historia de Cardenio con algunos añadidos propios. Ya en el siglo XX, el hispanista Charles David Ley recuperó esta obra a partir de la traducción de Shelton, eliminando algunos añadidos de Theobald y respetando los nombres originales cervantinos.


Comencemos con Cardenio como personaje cervantino. Entre los capítulos XXIII y XXVI de la primera parte de El Quijote, aparece en varias ocasiones, aunque gana protagonismo y vuelve a aparecer a lo largo de la novela en diversos momentos. Don Quijote y Sancho van descubriendo algunas prendas y escritos que ha dejado alguien por senderos y peñas. Al encontrar a un cabrero y preguntarle, le informa que un extraño mozo, desaliñado, va dejándolas de trecho en trecho. Más tarde lo encuentran y Cardenio, que tal dice llamarse, aunque el narrador lo bautiza con el nombre de El Roto o El caballero de la Mala Figura, como contrapunto del Caballero de la Triste Figura, les cuenta su historia. Sólo pone un condición, que no les interrumpan hasta el final.
La condición supera la curiosidad de Don Quijote quien lo interrumpe para discutir sobre el valor de los libros de caballería que gustan a la amada del de la Mala Figura, continuando la historia de esta exaltada manera.



Años más tarde, en ese mismo siglo XVII, en 1694 fue estrenada otra obra teatral escrita por Thomas D'Urfey titulada The comical history of Don Quixote en la que se introdujeron partituras musicales de varios compositores, entre ellos Henry Purcell.
Fallecido joven un año después del estreno de esta obra, Purcell es uno de los más grandes compositores británicos, un autor que supo llevar los estilos francés e italiano imperantes en la época a la música inglesa. 
En esta obra teatral compuso la música incidental formada por una serie de canciones que se intercalaban en el texto dramatizado.
Comenzamos con la interpretación de dos de piezas de esta The comical history of Don Quixote con la voz de la soprano Dominique McCormick acompañada por Ars Lyrica con Dominique Savino a la guitarra y tiorba, Malachai Bandy con la viola da gamba y Matthew Dirst: Lads and lasses (muchachos y muchachas) y From Rosy Bowers en el clave. La grabación se realizó en el Zilkha Hall en el The Hobby Center de Houston en mayo de 2017.


Tras la refriega acontecida entre los personajes en el texto de Cervantes, nos acercamos ahora al texto de D'Urfey
La obra fue publicada con el título de The comical historia of Don Quixote as it is acted at the Queens Theatre in Dorset-Garden, by Their Majesties servants / written by Mr. D'Urfey (La cómica historia de Don Quijote, tal como fue interpretada en el Teatro Queens en Dorset-Gardens, por los sirvientes de Sus Majestades y escrita por el Señor D'urfey con música incidental, como decíamos, de Purcell y otros compositores como Eccles, Tollet o Lenton



Aunque el argumento se inicia con el episodio de Luscinda y Cardenio, D'Urfey introduce cuantos cambios ve conveniente en los personajes y la trama que desarrolla, mezclando capítulos e historias a su albedrío.
Dividida en cinco capítulos, cada uno de ellos con dos escenas, salvo el IV, la obra está salpicada de intervenciones musicales que apenas intervienen en el avance de la acción dramática.
Tras la refriega en que salen malparados el caballero y sus acompañantes, seguimos la historia con la obra teatral inglesa, siguiendo las lamentaciones de los apaleados personajes en la única escena que forma el acto IV de esta cómica historia.



Let the dreadful engines of eternal will (Deja que la terrible voluntad eterna) es el lamento que interpreta a continuación Cardenio en el que alterna momentos de furia y rabia con lamentos y quejidos, dando así muestras de su estado de ánimo.



Esta pieza de Purcell suele interpretarse por la voz de barítono, como en esta ocasión, aunque también se ha adaptado a voces femeninas. Esta interpretación, sólo de audio, corresponde a David Thomas acompañado por The Academy of Ancient Music dirigida por Christopher Hogwood en una grabación para Decca Music Group Limited de 1978.


De vuelta con la obra de Cervantes, Don Quijote sigue interesado en ver cómo finaliza la historia de Cardenio y Luscinda, a la vez que decide continuar en Sierra Morena imitando las penitencias que realizaban Amadís de Gaula y otros caballeros andantes. Así, en la soledad del campo oyen a lo lejos unos versos que, sin duda, forman parte de lo mejor de la producción poética de Cervantes, un autor a quien reconocemos más por su obra en prosa que lírica.




Volvemos a la música de Purcell. En la Escena 1ª del II Acto, que se desarrolla en una posada, la anfitriona y Maritornes llevan a Don Quijote hasta la parte más alejada del escenario donde lo arman caballero. Después de realizar una danza que representa a los Caballeros Errantes matando a un dragón, acercan al recién armado caballero al frente del escenario donde, imitando a soldados, los huéspedes interpretan la canción Sing all ye muses, your Lutes strike around (Cuando todas las musas sus laúdes atacan).
El juego a dos voces teje una interesante pieza que va oscilando entre el unísono, el canon y la doble melodía. La grabación pertenece al mismo disco de la anterior y está interpretada por James Bowman y David Thomas con The Academy of Ancient Music dirigidos todos por Christopher Hogwood


Finalizamos este acercamiento para homenajear a Cervantes y Shakespeare junto con Purcell y D'Urfay en la celebración del Día del libro.



Si aún dispones de tiempo y ganas, o si deseas volver en otro momento, enlazo con una obra teatral que, muy, muy joven, me emocionó y logró que Shakespeare, un autor del que había oído hablar y había visto alguna adaptación teatral o cinematográfica, no se me olvidara nunca.
Se rata de una obra que se emitió en Televisión Española dentro del mítico programa Estudio 1 que tantas obras de teatro clásico dio a conocer a varias generaciones. Me llamó tanto la atención que la tenía en un rincón de la memoria y en diversas ocasiones intenté buscarla sin ningún resultado, hasta que hace unos meses la encontré en YouTube
Se trata de Operación Sheakespeare, emitida en 1973, una obra de Dale Wasserman, un autor desconocido para el gran público y en la que se recrea la falsificación de una obra no escrita o desaparecida del dramaturgo inglés. Está interpretada en sus papeles principales por Javier Escrivá y Gemma Cuervo y dura menos de una hora.

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Bibliografía y webgrafía consultadas:

Nada es más grande que un verdadero médico

Nada es más grande que un verdadero médico
Sinuhé, el egipcio - Mika Waltari

Vivimos días extraños, momentos difíciles y dolorosos. Nos encontramos con una situación que no habíamos podido imaginar como algo real y posible, solo como algo perteneciente a una irreal y lejana ficción literaria o cinematográfica.
Muchas historias con un desarrollo trágico se suceden continuamente. Las situaciones personales y particulares se hallan cargadas de matices que dificultan, en el mejor de los casos, los confinamientos en los hogares. La situación económica a nivel doméstico y como sociedad está sufriendo una crisis que manifestará su lado más trágico y cruel con el paso del tiempo.
Esta situación nos mueve a la reflexión y a un cambio en la escala de valores. Los ídolos, aquellos a quienes los más jóvenes quieren imitar, han sido los deportistas o personajes que aparecen repentinamente en las redes sociales durante un tiempo fugaz. Pocos tienen por modelo a profesionales que dedican con constancia años al estudio de las ciencias o las humanidades y que deberían ser más admirados y mostrarse como ejemplo de constancia y lucha por alcanzar con esfuerzo objetivos a largo plazo.
Estas semanas nos han ayudado a reforzar esa escala de valores dando la importancia que merecen a las labores que desarrollan profesionales del mundo de la sanidad: médicos, enfermeros, cuidadores, analistas clínicos, psicólogos o incluso personal de limpieza y celadores están contribuyendo de modo decisivo a contener una pandemia como la que nos afecta y dar motivos a la esperanza.
A estos trabajos podremos añadir a quienes en estos momentos excepcionales colaboran para que la sociedad continúe su funcionamiento: agricultores y ganaderos, transportistas, comerciantes o distintos tipos de empleados. También podemos agregar a cuantos, desde su papel como artistas (cantantes, escritores...) reflexionan sobre nuestros sentimientos, los comparten y comunican a través de las redes sociales contribuyendo a la sociedad a la que se dedican.
A lo largo de estas extrañas semanas este blog ha dirigido su mirada a reflexionar sobre la situación en que nos encontramos inmersos con las siguientes publicaciones:
Epidemias y pandemias.
La primavera que no comenzó.
1816, el año sin verano.
El confinamiento de Ana Frank.

Aunque dedicada de forma general a todos cuantos han dedicado sus esfuerzos y su trabajo a combatir los males que nos atacan, esta publicación dirige su mirada, de forma más particular, a la figura de los médicos y su presencia en la literatura y la ópera.
Te propongo un paseo acompañado por algunas reflexiones por obras literarias y musicales donde los médicos aparecen como personajes. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!


Vicent van Gogh. Detalle de El retrato del doctor Gadchet (1890)
Partimos de que este blog trata de literatura y música, combinando ambas artes y buscando nexos de unión entre ideas, sentimientos o acontecimientos que relacionen unas obras con otras.
La literatura no ha tratado en general de forma adecuada la labor de los médicos a lo largo de su historia. En determinadas novelas u obras de teatro los médicos han sido protagonistas o personajes importantes de algunas obras, aunque centrando el foco de atención más en cuanto a actores que intervienen en las obras más que en su labor profesional. 
Desde Moliére con El enfermo imaginario o El médico a palos, pasando por Flaubert con el esposo de Madame Bovary hasta obras como Frankesnstein o Drácula con médicos en papeles importantes. Desde novelas como Papá Goriot de Balzac, Viaje al fin de la noche de Céline, El pabellón número 6 de Chéjov o el relato de Kafka Un médico rural, hasta obras más actuales que se centran más en la profesión médica como Las horas subterráneas de Delphine de Vigan o Lágrimas de sal de Pietro Bartolo, que basan su discurso en situaciones médicas en la actualidad, muchas son las obras en las que médico aparece con mayor o menor protagonismo en la literatura.
De tal forma, con la mirada sesgada por la acción de la obra literaria, podemos entrever algunas características de una profesión como la médica y la sanitaria en general.



La primera mirada la dirigimos casi dos milenios y medio más atrás, donde nos encontramos con uno de los primeros médicos que aparecen en el tiempo en la literatura, aparte de chamanes y curanderos.
Sinuhé, el egipcio fue publicada por el finés Mika Waltari basándose en un relato protagonizado por un personaje del mismo nombre que se sitúa varios siglos antes de la novela y del que el protagonista toma el nombre. 
La primera consideración acerca de la profesión médica es la vocación, una cualidad sin la cual esta y algunas otras profesiones no podrían llevarse a cabo.
El texto que nos acompaña se sitúa en el momento en que Ptahor, trepanador real a las órdenes del faraón, el médico más distinguido del país, visita a nuestro protagonista y a su padre, que se hace llamar médico de pobres.





Si la literatura no ha mostrado en su plenitud las características de la profesión médica, peor han sido tratada esta en el mundo de la ópera. Hace algunos meses, Joan B. Soriano, profesor de Medicina en la UAM e investigador del Hospital La Princesa publicó un estudio sobre la presencia de los médicos en las óperas del que se hicieron eco algunos medios de comunicación: Médicos en la ópera: Un estudio sobre imaginarios sociales de la ciencia. Una treintena de óperas acogían a personajes de médicos, aunque con unos roles que no dignifican la profesión, pese a que muestran en cierto modo la evolución que la medicina ha tenido en la sociedad.
En El Barbero de Sevilla, la ópera de Rossini, el Doctor Bartolo es médico y tutor de Rosina con quien desea casarse, pese a que ella está enamorada del Conde de Almaviva. En esta escena interpreta el aria A un dottor della mia sorte (A un doctor de mi condición) en la que reprende a Rosina. Cantada por un bajo bufo, debe dominar el canto silabatto para interpretarla, la grabación muestra a Carlos Feller que alecciona a una joven Cecilia Bartoli, dirigidos por Claus Viller en el Festival de ópera de Schwetzingen en Alemania.


Una de las novelas rusas más monumentales del siglo XX convirtió primera mitad del siglo de su país en un fresco monumental que abarcaba desde la primera Revolución de 1905 contra el zar Nicolás II hasta poco antes de la derrota de la Alemania nazi por las tropas rusas.
Boris Pasternak, poeta admirado y protegido por Stalin según se contaba, publicó Doctor Zhivago en 1957 concediéndosele al año siguiente el Premio Nobel de Literatura que hubo de rechazar por presiones de la clase dirigente en su país.



El ejercicio normal de la medicina como ciencia encaminada a sanar, atender a pacientes o prevenir desvía su sentido cuando se presentan situaciones que modifican las condiciones de vida y sanitarias habituales. En este caso, Pasternak nos describe cómo Zhivago es consciente de los cambios que se van a producir tras la Revolución Rusa y cómo afectarán a la población y a su trabajo en el hospital.


En una profesión tan basada en la ciencia y el humanismo como la que nos ocupa sí ha sabido traer la ópera al personaje del intruso, ese impostor que se hace pasar por médico para ganarse la vida engañando a incautos con recetas mágicas, medicinas, ungüentos o elixires que prometen sanar todos los males milagrosamente. 
Donizetti creó en L'elisir d'amore uno de esos personajes, el doctor Dulcamara, que acaban atrayéndonos por su encanto y vocabulario y porque, en el fondo, sabemos que es más desgraciado que aquellos a los que quiere embaucar. 
Udite, udite, o rustici (Oíd, oíd, campesinos) es el aria de presentación de Dulcamara, la cantinela con que aparece en cada pueblo para vender sus productos, una retahíla que hasta hace menos de medio siglo aún se escuchaba en muchos lugares. 



No es un personaje que haya dejado de existir. Con otras maneras y distintos argumentos abundan por las redes sociales muchos Dulcamara buscando nuevos incautos.


La vocación por la profesión, el trabajo intenso y las cada vez mayores limitaciones relacionadas con los aspectos materiales, de personal y presupuestarios que ordenan las administraciones dificultan la práctica de la medicina. Siempre hay de dónde restar para cuadrar presupuestos.
Esta situación, de por sí difícil, se agrava cuando la situación sanitaria se complica. En El amor en los tiempos del cólera, Gabriel García Márquez nos presenta uno de esos médicos concienzudos, amantes de su profesión, que conocen lo que tienen entre manos y saben cómo desenvolverse en situaciones adversas.
El doctor Juvenal Urbino, hijo de médico, descubre, analiza y comprende cómo su padre se enfrentó a una de las epidemias de peste que afectó a la comarca. La entrega absoluta, la posibilidad cierta de padecer la enfermedad que intentas combatir, el trabajo llevado a la heroicidad con las consecuencias consiguientes aparecen en estas líneas.



Según el estudio del profesor Joan B. Soriano, el personaje del doctor aparece en 34 óperas de casi 500 obras analizadas.
Muchos doctores, llamados en ocasiones físicos, aparecen en esas obras. Además de las citadas, Donizetti también creó al Doctor Malatesta en Don Pasquale y Mozart el falso doctor Despina en Cosí fan tutte. Ya en el siglo XX Puccini presenta al Maestro Spinellochio en Gianni Schicchi y Richard Strauss a un doctor innominado en El caballero de la Rosa.
Surge también un nuevo tipo de personaje de doctor al hilo de ciertos avances en ciencias, estudios o acontecimientos que atemorizaban a los contemporáneos. El caso más cruel aparece en Wozzeck, la ópera de Alban Berg en el que el médico del cuartel, cuyo nombre también desconocemos, utiliza al protagonista, un soldado ingenuo e inculto para realizar sus crueles experimentos. Berg personificó en este médico la ciencia dura e inhumana, creando un científico sin escrúpulos que le recordaba, según una de sus cartas, a un médico militar que conoció durante la I Guerra Mundial y que anticipaba algunos fanáticos criminales como el tristemente real doctor Mengele.


En Los cuentos de Hoffmann, Offenbach introduce también a un médico diabólico que aparece en una de las tres historias que narra la ópera, la de Antonia. La protagonista padece una enfermedad congénita heredada de su madre, una famosa cantante desaparecida misteriosamente, y que le impide cantar. Crespel, su padre, teme que muera si se le despierta la pasión por cantar, igual que Hoffmann quien le pide que abandone sus ambiciones artísticas. El Doctor Miracle dedica sus esfuerzos a convencerla de que no debe abandonar su talento, evoca a la voz de su madre que se aparece tras un espejo, Antonia canta con ella y fallece.
La interpretación corre a cargo del bajo Samuel Ramey como el Doctor Miracle, Cristina Gallardo-Domás como Antonia y Maria Pentcheva como su madre en una representación del Teatro alla Scala de Milán dirigida por Riccardo Chaylly.



La última de nuestras aportaciones literarias proviene de una obra que nos acompañó en la primera de las entregas de este ciclo relacionado con la pandemia. 
La peste de Albert Camus es una reflexión sobre una epidemia además de ser una reflexión sobre los regímenes totalitarios como el nazismo. La actitud que cada uno de los protagonistas toma frente a esta situación, con todos los paralelismos con la situación que vivimos con la pandemia del Covid-19, es el eje central sobre el que se mueve la obra. 
El texto que nos acompaña muestra otra de las facetas que se viven en momentos de epidemias generalizadas. Las acciones y funciones habituales de médicos y personal sanitario, así como otros trabajos si podemos extrapolarlos y generalizarlos, se ven modificadas por las circunstancias. 


Mas aunque el papel de los médicos en la ópera esté, como hemos podido apreciar, tratado poco adecuadamente, hay excepciones. 
Giuseppe Verdi es, con toda seguridad, quien más y mejor ha creado para la escena personajes con esta profesión. 
En Macbeth, un doctor anónimo aparece como testigo cualificado para dar muestra de la locura de la protagonista, Lady Macbeth. En Falstaff, su última obra, el doctor Cajus es el prometido de Nanneta, la hija del protagonista.
Pero la presencia más conocida y en la que el médico ejerce de médico, aunque con apenas protagonismo, es la del doctor Grenvil, el médico que asiste impotente a Violeta en sus últimos momentos.
Con el comienzo el acto III de La traviata finalizamos este recorrido. Ana Netrebko interpreta a Violtea y Luigi Roni al doctor en una producción del Festival de Salzburgo de 2005 dirigida por Carlo Rizzi.


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Bibliografía y webgrafía consultadas: