Estancias

El baile del Rey Sol

El sol es el centro de nuestro sistema planetario, el eje alrededor del cual planetas y otros astros giran.
Gracias a su presencia y a la distancia a la que se encuentra nuestro planeta de él es posible nuestra existencia en particular y cualquier tipo de vida, en términos generales.
El sol es fundamental en nuestra concepción de la vida y los ritmos que la determinan al originar los días y las noches, las estaciones y la generación de sus ciclos vitales, además de producir con la atmósfera que nos rodea el efecto invernadero que propicia la continuidad de la vida tal como la conocemos. 
Esta omnipresente dependencia ha propiciado que el sol y su necesaria influencia sea sujeto de estudio que nos ayude a conocer y afrontar el cuidado de nuestro pequeño planeta, pese a que en muchas ocasiones nuestra actitud como especie no sea la más adecuada a estos fines.
También el papel del sol en nuestro sistema planetario ha llegado a servir como elemento de referencia en la mitología, la poesía, la música o la arquitectura, además de ser utilizado con el fin de obtener un beneficio por parte del poder del estado y quien lo representa.
Aparte de casos como los faraones del antiguo Egipto o edificios y soberanos americanos precolombinos, la primera imagen que se nos viene a la mente es la de Luis XIV de Francia.
Te invito a conocer por qué a Luis XIV se le llamó El Rey Sol, un apelativo que se le adjudicó gracias a su afición por la danza y que supo aprovechar para sus propios intereses y los de su país. Nos acompañan textos de Alex Ross y Laia Falcón y música de Lully. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!


Nacido en 1638 como hijo del rey de Francia Luis XIII y Ana de Austria -hija de Felipe III de España-, Luis XIV heredó el trono tras el fallecimiento de su padre con apenas cuatro años de edad, siendo regentes hasta su mayoría de edad su madre y el Cardenal Mazarino. Su reinado es el más largo de la historia, permaneciendo en el trono durante más de setenta y dos años.
Una de sus grandes pasiones fue la danza, siendo un gran bailarín que subió al escenario en multitud de ocasiones en las representaciones palaciegas. 
En el año 2000 se estrenó la película Le roi danse (El rey baila), una producción belga dirigida por Gérard Corbiau e interpretada por Benoît Magimel, Boris Terral, Tchéky Karyo y Colette EmmnuelleEl film se centra en la relación que se estableció entre Luis XIV y su compositor de corte Jean-Baptiste Lully.
El enlace que nos acompaña recoge una escena de esta película en la que un joven Luis XIV, rey aunque con el poder en manos de los regentes, se apresta a interpretar el papel de Apolo en la obra Le ballet royal de la nuit (El ballet real de la noche). Antes de subir a un escenario rodeado de los artificios y aparatos escénicos que se utilizaba en la corte real el monarca recibe un regalo del joven Lulli, recién llegado a la corte y que aspira a pertenecer a su grupo de músicos y ser tratado como un francés más. El regalo, un calzado con alzas, debido a la escasa altura del rey, la conversación en la que éste se afirma que de momento sólo puede reinar en los escenarios y algunas pinceladas de las relaciones cortesanas y de la animadversión que el joven músico despertaba por su procedencia italiana nos sitúan en la acción 


Nos acercamos a la figura de Luis XIV desde el punto de vista musical y su importancia en el desarrollo de la ópera y la danza en la Francia del XVII de la mano de la soprano, doctora en Sociología del Arte y en Comunicación Audiovisual Laia Falcón y su libro La ópera. Voz, emoción y personaje, un estudio fundamental en la narración de la historia de este arte.
Falcón nos habla de los inicios de la ópera francesa a partir de la que había surgido en Italia, con su enraizamiento en la cultura autóctona teatral y los intrincados usos cortesanos, el gusto por las representaciones en que las artes se fundían de modo fastuoso con el teatro y la danza, para terminar haciendo referencia a la personalidad musical más importante e influyente de su reinado: el joven italiano aún llamado Giovanni Battista Lulli.


Estrenado en la Salle du Petit-Bourbon del Louvre en febrero de 1653 para divertimento de un joven Luis XIV que contaba con catorce años, Le ballet royal de la nuit es una obra que utiliza músicas de Jean de Cambefort, Antoine Boësset, Louis Constantin, Michel Lambert, Francesco Cavalli y Luigi Rossi enlazadas y amalgamadas con textos de Isaac de Benserade.
En esta obra el joven representaba al dios Apolo que vencía a las tinieblas de la noche para dar paso al amanecer, una alegoría cargada de intención en que la aristocracia, la burguesía parisina y los embajadores de toda Europa lograron imponer respeto por el nuevo monarca, promocionaron el poder real e impresionaron al público de la capital del reino, enviando su mensaje de poder, cultura, autoridad y refinamiento a todo el continente y el mundo, en general. Así, del papel de Apolo en este Ballet royal de la nuit proviene el apelativo de El Rey Sol que el aparato estatal y el monarca supieron llevar al ámbito universal y del que, una vez consolidado su poder absoluto, le hizo utilizar la máxima L'état cèst moi (El estado soy yo).
La partitura estuvo extraviada durante siglos y siendo descubierta en 2004 y reconstruida como al estilo de las semióperas, representándose en ocasiones desde entonces, consolidando la figura de Luis XIV como el rey que dio al ballet el carácter de arte profesional.


El enlace anterior nos mostraba los momentos previos a la entrada escena de Luis XIV como Apollo y su ascenso con todo el aparato utilizado para deslumbrar a los espectadores. Nos quedamos ahora con una versión de L'Eventail con la compañía teatral Les Malins Plaisirs y el Concert Spirituel con la dirección de Hervé Niquet en una producción del teatro de Rennes de 2017, en la que se recoge la entrada de Apollo, interpretado por Arthur Zakrov, con el recibimiento por parte de un coro que se presenta con vestimentas contemporáneas en contraste con el baile del Rey Sol que se interpreta con una fidelidad a la original de la época del estreno.


Con Listen to this (Escucha esto), el crítico del New Yorker Alex Ross nos acerca a la música, su historia, su evolución y las características que hacen que sea una de las artes más completas (y necesarias a todas luces).
En uno de los artículos o estudios que conforman el volumen, Ross analiza una danza de origen español y procedente de los estratos populares, la chacona, y su evolución hasta forma parte de la música culta con las aportaciones de músicos como Bach y Lully.
En el texto que nos acompaña se centra en la figura de quien ya se conoce con su nombre afrancesado, Jean-Baptiste Lully, su unión artística indisoluble del rey francés y su uso de chaconas y pasacalles, obras de origen español e italiano, adaptadas a la moda y los gustos franceses y que forman invariablemente parte d sus óperas ballets.


Estrenada en la Sala del Juego de Pelota de París en 1673, Cadmus et Hermione (Cadmo y Harmonía) es una ópera-ballet de Jean-Baptiste Lully con libreto del habitual Philippe Quinault dividida en un prólogo y cinco actos, a mayor gloria de Luis XIV, ya que en el prólogo se representa a Apolo (el Rey Sol) matando al monstruoso Pitón.
Cadmo y Harmonía es una de las obras con que Lully se aleja de la ópera italiana, alejada del carácter y el idioma francés para centrarse en lo que se llamó Tragédie lyrique o Tragédie en musique que combinaba los dos elementos eminentemente franceses mencionados, el teatro y el ballet. Además, incorporaban divertimientos y una gran maquinaria escénica, mientras se utilizaban temas basados en la mitología clásica, alegorías sobre un soberano por encima de la humanidad y escenas bucólicas con referencias al amor, la pasión, la juventud, la venganza o la muerte.
La ópera narra la complicada historia de amor entre el legendario fundador de la ciudad griega de Tebas y Harmonía, hija de Venus y Marte. La historia se centra más en la lucha con los padres de ella y Cadmo debe realizar algunas hazañas como matar a un dragón y un ejército nacido de sus dientes para liberar a su amada del matrimonio que sus padres han pactado con un gigante.


El enlace nos muestra la chacona de la Escena 4 del primer acto a la que hacía referencia Alex Ross, la Chaconne des africains, aquella que interpretó Luis XIV en su estreno. 
En la versión de Le Poème Harmonique dirigida por Vincent Dumestre se nos ofrece una versión de la época, reconocible por el escenario y la caracterización de los africanos como se tenía en la época, más como indígenas guaraníes que como africanos, con las plumas y colores tal como el imaginario del XVII los representaba. La mezcla entre música, canto y baile en esta chacona es emblemática del repertorio francés de la época.


Volviendo a Laia Falcón y su libro La ópera. Voz, emoción y personaje, nos acerca al momento en que el monarca francés decide crear una academia que se dedicara a la consolidación de un estilo y repertorio eminentemente francés, no solo como forma de cultura, sino también como medio de llevar a todos los rincones la grandeza del Rey Sol y la importancia de su estado y su país. Es el momento en que Lully se erige en encargado de tan titánica tarea, empresa que consigue llevar a buen término y en pocos años logra que las óperas francesas, tanto las tragedias-ballet como las comedias-ballet dispongan de un repertorio propio, relegando la ópera italiana y sus adornos vocales lejos de los escenarios franceses por unas décadas.


Una vez establecido Lully en la corte de Luis XIV, su capacidad de trabajo y su influencia fueron haciéndole alcanzar objetivos. Tras dirigir durante años L'Académie de la Danse, se asoció con el mayor de los dramaturgos de su época, otro Jean Baptiste como él, Moliére llegando a producir numerosas «comedias-ballets» en una década. 
Una vez consolidado su estilo de composición francés tanto en lo instrumental como en lo vocal, se involucró en la creación de la Ópera Francesa, proporcionándole una superioridad poética frente a la italiana, tanto gracias a sus obras como a las de sus muchos discípulos y seguidores. Desde 1672 hasta su fallecimiento en 1687 estrenó anualmente una obra para la escena, ya fueran óperas, ballets o pastorales. 
Su fallecimiento con apenas cincuenta y cinco años fue fruto de un desgraciado accidente. Tenía la costumbre de dirigir sus obras con un pesado bastón de hierro con el que golpeaba el suelo para marcar el compás. En una ocasión se golpeó el pie que se le infectó. Al no prestar atención a tan nimio accidente, se le infectó y gangrenó, no permitiendo que le cortaran la pierna por ser bailarín. Al extenderse la gangrena, esta acabó lentamente con la vida de uno de los más grandes e influyentes creadores y compositores franceses de todos los tiempos.


Nos despedimos de esta publicación en la que hemos girado alrededor del Rey Sol y su compositor más influyente con otra chacona de Lully, en este caso de El burgués gentilhombre, una «Comedia-ballet» creada en colaboración con el gran Moliére. Se estrenó en octubre de 1670 en el Castillo de Chambor por la compañía del dramaturgo. 
En 2005, Le Poème Harmonique con la dirección artística de Benjamin Lazar y coreografía de Cecile Roussat representaron Le Bourgeois Gentilohmme en el Festival Barroco de Utrech con un evidente homenaje tanto a la caracterización de la época como a la Commedia dell'Arte.

Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!


Bibliografía y webgrafía consultadas:

2 comentarios:

  1. Hola Miguel, que interesante artículo. Muy completa la información. Un abrazo 🐾

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Rosa.
      Como sabemos fue todo un personaje y su faceta de bailarín no es muy conocida. Un abrazo :-)

      Eliminar