Dichosa edad, y siglo dichoso aquel donde saldrán a la luz las famosas hazañas mías.
Don Quijote de la Mancha, capítulo II
A veces tenemos un objetivo y pese al esfuerzo, el talento, la dedicación o algunas otras circunstancias hacen que no consigamos alcanzarlos.
Nuestro idioma es abundante en autores que colaboran a engrandecerlo, contribuyendo a que no sólo se desarrollen y enriquezcan el vocabulario, las expresiones o la sintaxis, sino también las ideas, la creatividad y el pensamiento. De todos ellos, quizás no haya un autor más consagrado con el español como Miguel de Cervantes, uno de los muchos autores que han traído nuestro idioma y literatura a la situación en que se encuentra.
Pese a todos los méritos que le atribuimos merecidamente al autor de la Novelas ejemplares, en el fondo, Cervantes era un poeta y un dramaturgo frustrado, que quiso alcanzar la gloria de la que disfrutaban otros autores, especialmente Lope de Vega.
El Quijote, la gran novela de la literatura mundial no sólo rompía los esquemas de las novelas de caballería al parodiarlas, sino que abría el camino a la novela moderna, esa de la que han bebido los grandes escritores de todos los países e idiomas desde entonces.
Desde la publicación de El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, la continuación apócrifa publicada por Alonso Fernández de Avellaneda y la respuesta del escritor con su segunda parte, El ingenioso caballero Don Quijote de la Mancha, la obra no ha dejado de leerse y expandirse por España, el resto de Europa y el mundo. Aparecieron obras inspiradas en la novela y sus personajes, tanto en literatura como en obras musicales o pictóricas.
Desde el uso del personaje que encuentra Don Quijote en Sierra Nevada, que fue utilizado también por el dramaturgo inglés y que traté en este blog en Cervantes y Shakespeare unidos por Cardenio, el protagonista de la novela se convirtió en un arquetipo del personaje que pierde la cordura por tanto leer, el idealista acérrimo e impenitente que, desde su inocencia, intenta solucionar los problemas del mundo, centrándose en los conflictos que se cruzan en su camino.
Además, Sancho Panza es el personaje que ofrece un contrapunto al caballero andante, un coprotagonista y complemento suyo: es iletrado, sensato y con los pies en la tierra, cuyo único ansia es se gobernador de una ínsula. Juntos forman algo no visto antes: una pareja indisoluble y cómica, aunque rozando lo tragicómico.
Cada uno de nosotros somos una mezcla de Quijote y Sancho. ¿Qué eres más el primero o el segundo?
¿Qué personajes literario, cinematográfico o televisivo asociarías con cada uno de ellos?
¿Cómo sería hoy la vida de estos personajes? ¿Cómo sería en nuestro tiempo su salida buscando aventuras?
Te propongo acercarte a algunos personajes literarios inspirados en Don Quijote. Nos acompañan novelas de Alphonse Daudet, Dickens, Salman Rushdie y música de Debussy y Marcel Poot. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!
Si buscamos en la literatura mundial con ojos cervantinos podemos encontrar una gran cantidad de personajes que se inspiran en su Quijote, algunos de forma explícita, otros de forma implícita.
A mitad del siglo XVIII, Henry Fielding publicó La historia de las aventuras de Joseph Andrews, en cuyo subtítulo la definía como Escrita al estilo de Cervantes. En ella aparece uno de los amigos del protagonista, Abraham Adams, que lo acompañaba en su viaje por Inglaterra que veía el mundo bajo el prisma de los libros que había leído más que con lo que veían sus propios ojos.
Benito Pérez Galdós crea en Nazarín a un sacerdote que se echa a los caminos para vivir su fe con pobreza de una forma tan idealista que le impide adaptarse a la realidad como al caballero andante.
Incluso un personaje tan particular como Emma Bovary es, según Ortega y Gasset, un «Quijote con faldas» que pierde el sentido de la realidad que se espera de ella con su lectura de novelas románticas.
También El Quijote inicia la relación entre parejas de protagonistas que nos remiten a Sherlock Holmes y Watson, el caballero y su fiel escudero. O a un idealista Tom Sawyer frente a un Huckleberry Finn cargado de sentido común en las novelas de Mark Twain.
Después de iniciarse en la literatura con el poemario Las enamoradas y las deliciosas Cartas desde mi molino, un libro de relatos inspirado en sus vivencias en la Provenza, Alphonse Daudet (1840-1897) se asentó como escritor naturalista con dosis de lirismo y cierto sentido del humor, considerándose junto con Maupasant uno de los grandes del relato corto francés del XIX.
Su personaje más importante y conocido nos remite a la gran novela cervantina. Tartarín de Tarascón (1872) es una sátira de los viajeros de finales del siglo, un personaje que abandona su ciudad natal del que nunca ha salido con la idea de ir a África a cazar un león, lo que será el detonante de una serie de aventuras quijotescas en las que sus propósitos no concordarán con la realidad. El personaje tuvo tanto éxito a esta obra le siguieron Tartarín en los Alpes y Port Tarascón.
Una de las características que Daudet proporciona a su héroe es que es una mezcla entre Quijote y Sancho en la misma persona, un personaje soñador y realista a la vez, cuyas dos naturalezas le otorgan un carácter particularmente atractivo.
Nos acompaña el capítulo 6 en el que el escritor francés nos hace partícipe de esta doble faceta de su personalidad.
Con la misma intención que el Grupo de los Cinco que se formó con Balákirev, Cui, Musorgski, Rimski-Korsakov y Borodin para crear música genuinamente rusa o Les Six (Los Seis) con Darius Milhaud o Francis Poulenc entre otros en Francia con ideas similares en relación con la renovación de la música francesa, en Bélgica surgió un grupo de compositores que alcanzó menos popularidad.
Les Synthétistes (Los Sintesistas) surgió en Bruselas en 1925 con alumnos de Paul Gilson que buscaban salir de la música del romanticismo tardío que se interpretaba en ese tiempo. Para ello buscaban alcanzar una síntesis de los logros de la música contemporánea con las técnicas antiguas.
El mayor problema con el que se enfrentaban era la falta de orquestas sinfónicas en su país, ya que sólo contaba con la orquesta de la ópera, por lo que se asociaron con la Banda Real de los Guías Belgas, una agrupación de viento para la que crearon un repertorio de unas 75 piezas, de las que pocas llegaron a estrenarse.
Uno de sus miembros, Marcel Poot comenzó su carrera musical como pianista y llegó a componer más adelante una treintena de obras para la banda, entre las que destaca sobre todas una suite en cuatro partes: Tartarín de Tarascón, que narra los viajes del personaje hasta Argelia.
Nos acompaña el primer movimiento de esta suite en la interpretación de la Royal Band of the Belgian Air Force dirigida por Matty Cilissen para el disco The Sinthésists Revisited publicado en 2023 por el sello discográfico Naxos.
En muchas circunstancias nuestra primera experiencia se convierte en inolvidable. La primera salida que Don Quijote realiza con su espíritu de caballero andante nos muestra a un personaje dispuesto a hacer historia con sus hazañas, mientras el narrador lo mira con los ojos de la realidad y cierta dosis de condescendencia. Así nos lo cuenta Cervantes:
Si la salida transcurrió de esa manera al inicio del siglo XVII, ¿cómo sería esa salida varios siglos más tarde? ¿Te has parado a imaginarla?
Uno de los grandes escritores que se inspiró en el personaje cervantino fue Charles Dickens. Samuel Pickwick es el protagonista de su primera novela por entregas, una obra que tuvo en 1836 una acogida descomunal: Los papeles póstumos del Club Pickwick, un éxito que puedes apreciar en este blog en la publicación Charles Dickens y la música.
Samuel Pickwick es un personaje tan idealista y fuera del mundo en el que vive como Don Quijote, un alma cándida que observa lo que le rodea con unos ojos inocentes, nobles y bienintencionados. Como un fiel Sancho, Dickens le da la réplica con la compañía de su criado Sam Weller, un personaje que fue un hallazgo y un seguro para su obra, ya que se erige como pareja coprotagonista con una sensatez y lucidez que le hacen tener los pies en la tierra, pero además le aporta un ingenio y un sentido del humor, con unas comparaciones genuinas y originales, que hacen de él un personaje que hizo crecer el número de suscriptores y lectores desde que apareció en el capítulo X.
Pero la originalidad y creatividad de Dickens hace que en los viajes que Samuel Pickwick realiza por toda Inglaterra esté acompañado por un grupo de amigos de su club, cada uno de ellos con una característica particular: Nathaniel Winkle es el experto deportista, pese a no saber montar a caballo ni mostrar capacidad alguna para ningún tipo de deporte; Augustus Snodgrass es el poeta del grupo, pese a que jamás se ha conocido un poema suyo, mientras que Tracy Tupman es el prototipo del amante romántico, aunque nadie le ha conocido una conquista. Este grupo de viajeros no está formado por un Quijote y acompañantes, sino por cuatro auténticos y entrañables quijotes que sólo son capaces de seguir adelante en sus viajes y aventuras gracias a la ayuda de Sam Weller.
Con estos mimbres estamos preparados para asistir a la primera salida de este Quijote inglés, tan memorable como la del caballero manchego. Curiosamente, creo que ni el mismo Dickens lo sabía aún, el cochero es el padre del que será acompañante del grupo.
Aquí no hay pensamientos grandilocuentes del protagonista, sino afán por tomar notas de las costumbres y usos y, sobre todo, prácticamente la misma mirada condescendiente y socarrona del narrador.
Aunque ya haya sonado en este blog, no me resisto a volver a poner una nueva interpretación de una pieza de Debussy. Perteneciente al Segundo libro de Preludios, el nº 9 se titula Hommage à S. Pickwick Esq. P. P. M. C. P (Homenaje al sr. S. Pickwick, Presidente Perpetuo Miembro del Club Pickwick, que es el título que ostenta dentro del club).
Se trata de una pieza para piano compuesta en 1913 que muestra el carácter y la personalidad del protagonista incorporando una mención al himno inglés Good save de King en una tonalidad menor, acompañada por cambios de expresión y tonos entre lo melancólico y sentimental.
Ilustración de Robert Seymour para la publicación original del capítulo 2 |
BLa interpretación corre a cargo de Thierry Huillet con un piano Steinway D en una grabación que se realizó en mayo de 2021 en el Auditorio Gabriel Fauré del Conservatorio Henry Duparc-Traves en Occitanie. La imagen y toma de sonido corresponden a Jérôme Hallay.
Si conocemos cómo se desarrolla la historia del personaje en el siglo XVII, ¿te has parado a pensar cómo serían sus aventuras en una sociedad como la contemporánea?
En el siglo XX siguieron escribiéndose obras y personajes inspirados en El Quijote. G. K. (Gilbert Keith) Chesterton, el autor de las novelas del Padre Brown, publicó por entregas El regreso de don Quijote (1926) en la que un bibliotecario experto en el imperio hitita, tras interpretar el papel de un rey medieval en una obra de teatro, decide no quitarse el disfraz y preparar un burlesco golpe de estado contra la sociedad y la industria de su tiempo.
Graham Green también se inspiró en el clásico universal en Monseñor Quijote (1982) en el que la pareja protagonista está formada por un sacerdote católico y su chófer comunista.
Pero quizás la última inspiración y homenaje al personaje creado por Cervantes venga de un escritor inesperado.
Salman Rushdie saltó a la fama, no por sus libros, sino por haber sido acusado por algunos musulmanes por blasfemo por su libro Los versos satánicos, llegando a ser atacado en un acto cultural hace unos años. Nacido en Bombay y nacionalizado inglés, Rushdie ha escrito una veintena de libros entre novelas, alguna obra para niños y ensayos.
Publicada en 2019, Quichotte es una actualización de la obra a nuestros días. En ella, Sam DuChamp, un escritor de thrillers sin mucho éxito crea el personaje de Quijote, un vendedor cortés, algo pasado de moda que recorre la geografía norteamericana por su profesión y que está obsesionado, no con los litros, sino con los programas de telerrealidad. Se enamora -también platónicamente- de una estrella de la televisión, la hermosa, ingeniosa y adorada por él Salma R. Además, este Quijote, de nombre Ismail Smile (vaya juego de palabras), inventa un hijo imaginario con ella que sólo podía llamarse Sancho, que le acompañará en su recorrido por los Estados Unidos para demostrarse que es merecedor de su doncella, enfrentándose a los peligros de una sociedad que se encuentra al filo del del colapso moral y espiritual.
Imagen a partir de una ilustración de Isamat de 2022 |
A lo largo de esta novela, las vidas del escritor y del vendedor se van confundiendo en su búsqueda del amor en la que realidad y ficción funden y confunden sus límites
Si en el texto de Daudet nos centrábamos en el capítulo en que se tratan las dos personalidades de Tartarín, en este nos centramos en el comienzo del libro. ¿Qué te parece esta forma de comenzar de Rushdie tan cervantina?
Bibliografía y webgrafía consultadas:
- Daudet, Alphonse. Tartarín de Tarascón, Editorial Verbum, S. L. (2019). ISBN: 9788413370835.
- The Sinthétists Revisited. The Sinthésists Revisited, Naxos. Royal Band of the Belgian Air Force, dirigida por Matty Cilissen. ASIN: B0C3FYMVGC.
- Dickens, Charles. Los papeles póstumos del Club Pickwick. traducción de José María Valverde Pacheco, Editorial Penguin Clásicos (2016). ISBN: 9788491052012.
- Rushdie, Salman. Quichotte, traducción de Javier Calvo Perales, Editorial Austral, colección Contemporánea, serie Narrativa. ISBN: 9788432238789.