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Mostrando entradas con la etiqueta Don Giovanni. Mostrar todas las entradas
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¡Feliz Día, número Pi!

Hay números que, lo queramos o no, lo sepamos en mayor o menor grado o, simplemente lo desconozcamos, son imprescindibles en nuestra vida por diversos motivos.
Uno de ellos es el Número Pi, una constante matemática que ha tenido una importancia capital desde la antigüedad y que tiene un día anual de celebración propia, el 14 de marzo, una fecha que nos recuerda su representación más simple y habitual: 3/14.
Por iniciativa de la Cámara de Representantes de Estados Unidos esta fecha se celebra desde el año 2009.
Aprovechando la celebración del Día del Número Pi te propongo un paseo por algunos textos y músicas que nos acercan, no sólo a este número, sino a las matemáticas en general y que nos puedan servir para reflexionar sobre esta celebración anual. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!


El conocimiento y uso del Número Pi se remonta a las civilizaciones babilónica y egipcia. Para estos últimos, tenía relación, no sólo con las medidas de circunferencias y círculos, sino con la construcción de las pirámides. En la lejana China también tenían conocimiento y uso de las aplicaciones que este singular número aportaba.

Nos acompaña en esta celebración una de nuestras poetas más admiradas y seguidas en el blog, la Premio Nobel de Literatura Wislawa Szymborska.
Publicado dentro del poemario  El gran número en 1976, El Número Pi es un delicioso poema en el que la escritora polaca propone, desglosa, compara, admira y recorre los vericuetos de tan particular número.


El Número Pi ha sido un reto constante para los científicos de todos los tiempos. Newton también se sintió atraído por este número, llegando a ampliar el número de cifras conocidas de Pi y abriendo un camino a otros científicos en la búsqueda de más cifras.
En 2014 y con el uso de un computadora se llegaron a descubrir más de 12 billones de decimales, llegándose a la conclde que estas cifras no tienen fin.


Nos acompaña la música de uno de los grandes grupos humorístico-musicales de nuestro tiempo, los únicos e inimitables Les Luthiers con una obra que no trata del Número Pi, sino que nos lleva al Teorema de Thales, un divertimento matemático de sus primeros tiempos, compuesto en 1967 con letra y música de Carlos Núñez Cortés, aunque en realidad todos sus seguidores sabemos que esta obra tiene como autor al gran Johann Sebastian Mastropiero.
La interpretación de este Teorema de Thales nos retrotrae a la época en que fue compuesta donde podemos apreciar a unos jovencísimos intérpretes con el autor al piano y un Ernesto Acher que se desvinculó del grupo a la batería.


El Número Pi tiene aplicaciones en la fabricación de relojes y es fundamental en el estudio de ciencias como la astronomía.
También fue, en cierta medida centro de una película: Pi, el orden del caos, una cinta que trataba algunos temas interesantes, aunque con una deliberada ambigüedad en unos planteamientos que se acercaban a temas más trascendentes.

Seguimos dentro del mundo matemático con unas reflexiones que podemos encontrar en la naturaleza que nos rodea: ¿Qué une a las proporciones que surgen en la espiral de la concha de los moluscos, en la disposición de las semillas de los girasoles o el crecimiento de algunos vegetales? ¿Qué regla geométrica rige obras como El hombre de Vitruvio, algunas de Dalí o Le Corbusier? En estos casos de trata de la proporción áurea, una norma que se ha desarrollado entre los números y la percepción que tenemos del espacio y que se haya presente en innumerables objetos, disposiciones y elementos que observamos a diario.
Nos acompaña un poema de Rafael Alberti dedicado precisamente a este número áureo: A la divina proporción. Como no podía ser menos, Alberti tiene un especial cuidado en que forma y fondo tengan relación y, ¿qué mejor tipo de composición poética para tratar de esta proporción que un soneto clásico?


Este Número Pi también ha llegado en ocasiones a ser motivo de diversos récords como el que el japonés Akira Araguhci que recitó de memoria en 2006 nada menos que los 100.000 primeros decimales de Pi, empleando dieciséis horas en las que solo paró para beber agua. 


La relación entre la música y la matemática es innegable, ya que este arte tiene una base científica que parte de la duración de las notas, la composición de los compases y la frecuencia de la vibración de las notas. A esta base matemática se añade la maestría y la capacidad de interpretación para crear las obras de arte que conocemos.
Podemos encontrar muchas obras musicales relacionadas con las matemáticas podemos encontrar muchas, especialmente del periodo del clasicismo, en el que la medida de las obras, el seguimiento de una serie de normas y la contención y el equilibrio de cuantos elementos la forman.
Pero es un compositor anterior, el gran Johann Sebastian Bach en quien podemos encontrar una mayor relación con las matemáticas en sus obras.
Como ejemplo de ella traemos uno de los cánones que forman parte de la Musikalisches Opfer, la Ofrenda Musical BWV 1079, que Bach compuso para el rey Federico II de Prusia a partir de un tema del monarca. Este canon, denominado Canon Cancrizans o Canon del Cangrejo sigue unas estrictas normas donde las matemáticas en general se unen con la geometría en particular en el que el acompañamiento y la melodía están simétricamente invertidos y se puede interpretar tanto del derecho como del revés, leyéndolo hacia adelante o hacia atrás como un palíndromo musical.
A partir de este Canon del Cangrejo, Jos Leys y Xantox han creado un vídeo donde se refleja esta situación de forma visual, convirtiendo más adelante la pieza en una Banda de Moëbius, convirtiéndose en una pieza que enlaza consigo misma en un bucle interminable que se superpone sobre sí mismo en su doble recorrido de delante hacia atrás.


Una curiosidad sobre el Número Pi nos indica que el matemático alemán Ludolph van Ceulen, cuando falleció en 1610, dejó indicado que en su lápida se pusieran los treinta y cinco dígitos que él misma había calculado en su labor matemática.

El último texto que nos acompaña en esta publicación matemática es un poema de Mario Montallegro en el que se unen matemáticas y filosofía atravesadas por la geometría y la marcha de la propia vida.


Una nueva curiosidad sobre el Día del Número Pi nos indica que esta celebración coincide con la fecha del nacimiento de Albert Einstein en 1879.


Finalizamos este homenaje a uno de los números más conocidos e importantes por sus múltiples utilidades y aplicaciones con un aria de ópera cargada de cifras contundentes y destinadas a impresionar a quienes las escuche, todo un catálogo clasificado según distintos puntos de vista.
Nos referimos Madamina, il catalogo è questo, conocida como el Aria del catálogo con que Leporello atribula a Donna Elvira con el listado de conquistas de Don Giovanni y que él mismo se encarga de registrar.
El barítono Ferruccio Furlanetto es quien interpreta este aria en presencia de una silente y cada vez más azorada Donna Elvira, en una producción de Franco Zefirelli para la Metropolitan Opera House de Nueva York del año 2000.

¡Feliz celebración del Día del Número Pi!

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Bibliografía y webgrafía consultadas:

Feliz año con belleza y sensibilidad

Desde el blog Letras Prestadas te deseo un feliz año, no con objetos ni regalos materiales, sino cargado con algunas de esas cosas que sólo surgen desde nuestro interior: belleza, cercanía y sensibilidad.
Cada entrada de año supone algo más que un cambio en el calendario. Es un momento en que se alternan los deseos, las ilusiones y las fiestas teniendo a la música como elemento aglutinador.
En esta entrada te propongo un paseo por algunos textos y músicas relacionados con las celebraciones de Año Nuevo, unas más festivas, otras más escépticas y con un tono más crítico. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!



Una de las constantes en las celebraciones de fin de año es el hecho de tomar bebidas alcohólicas que forman parte bien de la tradición gastronómica y cultural, bien como forma de alegrar y desinhibir la mente y el cuerpo. Además, si el beber viene acompañado con el hecho de bailar, aumentan las posibilidades de entrar más en el ambiente que se desea. Cada cual se adhiere o no a estas costumbres como desea, dentro de sus circunstancias e intereses.
Pero hay ocasiones, como ahora veremos, en que alcohol y baile son utilizados como forma de forzar voluntades de forma más o menos sutil.



En Don Giovanni, Mozart nos muestra cómo el protagonista trama organizar una fiesta en que ambos elementos, bebidas y música para bailar, son utilizados en beneficio propio. En el aria Fin ch'han dal vino (Ahora que del vino), Don Giovanni instruye a su criado y cómplice Leporello en cómo debe organizar la fiesta y los beneficios que espera obtener de ella.



La interpretación de este aria, llamada en ocasiones Champagne Aria, corre a cargo del barítono polaco Marius Kwiecien en una producción de Kasper Holten para la Royal Opera House de Londres celebrada en 2019.


Borges, que no atendía a gritos, canciones, cláxones o petardos finianuales ("La gente celebra obedientemente, como si una vez más el fin del mundo se avecinase") comenzaba un texto cada víspera para que el año nuevo le concediera más escritura.
Poco conocido por nuestro país, Juan Calzadilla es un poeta, pintor y crítico de arte venezolano. 



En Ecólogo del día feriado, antología personal, Calzadilla reflexiona con escepticismo y distanciamiento en Poema de Año Nuevo sobre la celebración de esta efemérides que marcar el final y el inicio del año.


El estreno de la zarzuela Marina con música de Emilio Arrieta y libreto de Francisco Camprodón fue un fracaso, llegando apenas a las diez representaciones. Tras el éxito en su gira por provincias y la insistencia del tenor Tamberlick se decidieron a convertirla en ópera, pasando de los dos a los tres actos y con la participación en el nuevo libreto de Miguel Ramos Carrión tras el fallecimiento de Camprodón
El estreno operístico se realizó en el Teatro Real de Madrid en 1871 con la Ortalani y Tamberlick en los papeles principales y tuvo un éxito tan apoteósico que, prácticamente no ha dejado de representarse desde entonces.
Posiblemente su número más conocido es A beber, a beber y apurar de comienzos del tercer acto, un brindis que en algunas ocasiones se ha querido convertir en el equivalente español del de La Traviata
Ahora, sin las aviesas intenciones de Don Giovanni, dejémonos invadir por la alegría de este brindis cantado por tenor, barítono y coro. Se trata de una grabación extraída del concierto Voces para la Paz celebrado en 2007 en el Auditorio Nacional de Música con David Menéndez y Alejandro Roy como solistas y bajo la dirección de Enrique García Asensio.




La importancia de Les fleurs du mal (Las flores del mal) ha eclipsado la obra de Charles Baudelaire. Su éxito entre los lectores, el escándalo que provocó su publicación ha hecho que el resto de su obra apenas sea conocido.
Entre los textos de Baudelaire, el escritor francés se propuso publicar una serie de cien poemas en prosa que fue escribiendo a lo largo del tiempo. De la propuesta inicial, el autor no llegó a escribir sino la mitad y sólo fueron publicados, inconclusos, tras su fallecimiento. El título con que se conocen es equívoco, ya que se publicaron inicialmente como Pequeños poemas en prosa, aunque el autor dejó dicho que prefería el título de Le spleen de Paris, por lo que en sucesivas ediciones se fueron alternando ambos títulos en el poemario.
El afán por evadirse a otros mundos por el tedio que provoca la realidad; el desarraigo y la marginalidad frente a una sociedad con la que no se identifica; la rebelión ante la maldad que le rodea o la obsesión por el paso del tiempo conforman los pensamientos que aparecen en esta colección.



En su dedicatoria, Baudelaire comienza escribiendo a su editor:
"Le mando, querido amigo, esta obrilla, de la que, sin ser injusto, nadie podría decir que no tiene pies ni cabeza, ya que, por el contrario, todo en ella es, a un tiempo, cabeza y pies, alternativa y recíprocamente."
De entre los poemas prosificados Un gracioso nos acerca a la imagen que nos provoca el contraste entre quienes de divierten de modo desenfrenado y aquellos que están en sus quehaceres. Nos recuerda esos reportajes que solemos ver en las pantallas domésticas en las noticias de días como el de comienzos de año, mientras los que se recogen se cruzan con quienes están en lo que hacen cada día.



Terminamos con un guiño y un homenaje. El guiño se dirige hacia el concierto más seguido de cada año, Das Neujahrskonzert (El Concierto de Año Nuevo) con que la Filarmónica de Viena nos da la bienvenida al año. 
El homenaje nos acerca a la figura de Mariss Jansons, el director letón recientemente fallecido a quien Sir Simon Rattle consideraba el mejor de todos nosotros
Unimos de esta forma el cambio de año con un recuerdo de este concierto y quien lo dirigió en 2012. Como es habitual en este blog, la música tiene un componente vocal, en esta ocasión a cargo del Vienna Boy's Choir (Coro de los niños cantores de Viena) que interpreta Feuersfest (A prueba de fuego) Polka francesa Op. 269 de Johann Strauss hijo. Con este sentido del humor que se prodiga en ocasiones en este concierto, Jansons cambia la batuta por martillos y yunques.


No olvides que desde esta publicación te deseo un feliz año, no con objetos ni regalos materiales, sino con algunas de esas cosas que sólo surgen desde nuestro interior: belleza, cercanía y sensibilidad.

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Cuando las estatuas hablan

Las vemos en nuestras ciudades y en museos. La presencia de estatuas se hace habitual cuando convivimos a diario con ellas. En otras ocasiones las deseamos ver de cerca en las ciudades y lugares donde fueron erigidas o se encuentran. ¿Quién no ha visto o deseado ver el David de Michelanchelo Buonarroti, El pensador de Rodin o cualesquiera de las que hemos conocido en los estudios o por otros medios?
En esta entrada te propongo un paseo alrededor de las estatuas con la idea de conocer qué nos han dicho o nos dirían si pudieran hablar. Nos acompañan obras de Ibsen, Grieg,  Schubert, Oscar Wilde y Mozart. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere! 



Las estatuas surgieron en primer lugar como demostración de poder. El poderoso monarca erigía para mostrar a todos su fuerza y dominio. El antiguo Egipto está poblado de faraónicas estatuas con ese fin. La llegada de la civilización griega hizo avanzar el fundamento hasta personajes que iban desde los dioses que poblaban el Olimpo hasta semidioses e incluso personajes reales que iban desde el gigantesco Coloso de Rodas, erigido en la entrada al puerto, hasta los atalantes y cariátides que servían de columnas en los templos, pasando por efigies de políticos o vencedores en gestas olímpicas o guerreras.
Más adelante, el motivo de la erección se diversificó, aún sin descartar la demostración de poder en la Europa medieval y posterior, abarcando la figura de poetas, artistas, personajes emblemáticos e incluso conceptos que se consideraron motivos dignos.
El mensaje que aportan las estatuas es la evocación o el recuerdo, dar a conocer qué quiere transmitir o qué no se quiere que olvidemos con la efigie.
Una historia legendaria aportó otra nueva dimensión al concepto  y significado de la estatua. El faraón Amenhotep III erigió un templo, el mayor de su época junto a la ciudad de Luxor, cuya entrada estaba flanqueada por dos estatuas suyas de 18 metros de alto, sentado con las manos sobre las rodillas. Tras un terremoto en el siglo I a.C. el templo se desmoronó y la estatua situada más al norte quedó destruida hasta la cintura con importantes grietas en la zona inferior.
Estas grietas hicieron que las corrientes de aire circulasen por su interior, especialmente con el cambio de temperatura y la evaporación del rocío que tenían lugar al amanecer produciendo unos sonidos que algunos consideraron musicales. Los primeros viajeros griegos y romanos asociaron este sonido con la historia de Memnón, un mítico rey de Etiopía, participante en la guerra de Troya, hijo de la diosa de la aurora Eos, quien al morir a manos de Aquiles tuvo a su madre llorando durante demasiados amaneceres, provocando con sus lágrimas el rocío. A esta estatua se llamó por ese motivo estatua de Memnón. Viajeros como Herodoto escribieron sobre su experiencia de haber oído el sonido de la estatua.
De aquí surgió la idea de que una estatua, gracias a espacios huecos en su interior y orificios pudiera emitir sonidos e incluso cantar, una idea que pudo dar mucho juego e ideas a distintos autores.



En una colaboración sin precedentes, el dramaturgo Henrik Ibsen y el compositor Edvard Grieg prepararon en una obra dramática con música incidental, Peer Gynt, una obra a la que en algún momento recurriremos en este blog por el arquetipo que crearon, cada vez más actual.
Peer Gynt tiene como las grandes obras maestras, entre otras muchas connotaciones, la del viajero empedernido como un quijotesco Ulises se tratara. Un viajero que transita por espacios geográficos de su Noruega natal, el desierto africano, la geografía de Egipto o las costas griegas, mezclando saltos y momentos históricos diferentes, además de adentrarse en las regiones de la fantasía popular con la visita a reinos de duendes y troles.
La música incidental que Edvard Grieg compuso para la puesta en escena se adapta de manera especial a este texto. La versión musical pertenece a un disco de la Orquesta de la Suisse Romande dirigida por Guillaume Tourmiaire y te propongo oírla mientras lo lees y apreciar el cresccendo que realiza el sonido con el amanecer, en el que Peer Gynt reconoce o cree reconocer el mensaje que le transmite la estatua de Memnón.


En su transitar por el norte africano, Peer Gynt se encuentra frente a la estatua de Memnón. Cuando se interpreta la versión completa de Grieg suele ser esta versión la que se representa. Hace años pude ver una interpretación en concierto en Tve2 de Peer Gynt con un director nórdico que presentaba una versión con alguna piezas poco habituales entre las que se encontraba una pieza que Grieg no se resistió a componer. En ella, la estatua de Memnón cantaba. No he vuelto a encontrar esta interpretación desde entonces. Una lástima.



A partir de un texto de su amigo Johann Baptist Mayhofer, Franz Schubert compone un lied sobre la figura de la estatua de Memnón
La interpretación, también de audio pertenece a dos figuras del panorama de la música clásica actual, el barítono Matthias Göerne y la pianista Elisabeth Leonskaja en un disco grabado en 2008.


En este caso, la propia efigie es la que se lamenta, en un tono muy del estilo de Schubert, con ese pesimismo y el hálito de sombría tristeza que acompaña al compositor vienés hasta en las más alegres de sus obras. El fondo del período romántico también se deja traslucir a lo largo de toda la canción, marcando las pautas de lo que dice la leyenda sobre la estatua canora.



Posiblemente lo primero que se nos viene a la memoria si nombramos a Oscar Wilde es su inconformismo en la sociedad victoriana en la que se desarrolló su vida. Hombre de lengua mordaz, frívolo, irónico, de ingenio agudo e incisivo y, sobre todo brillante e inteligente, cuya figura, el personaje que creó de sí mismo, su obra y su vida chocaron de modo frontal con la conservadora sociedad de la Inglaterra del cambio de los siglos XIX a XX.
Frente a su obra en la que critica el excesivo conservadurismo y la hipocresía de la sociedad que lo albergó, una serie de cuentos muestran la cara más tradicional y moralista de un escritor que destacó justo por los principios contrarios en su vida y su obra. Cuentos como El príncipe feliz, El ruiseñor y la rosa o El gigante egoísta son historias que surgen de su refinada erudición y sus enormes conocimientos culturales.



Si tratamos de estatuas que hablan, en un giro completamente distinto al que veníamos desarrollando, El príncipe feliz nos muestra la historia de una estatua, la más espléndida de todas, "toda revestida de madreselva de oro fino. Tenía, a guisa de ojos, dos centelleantes zafiros y un gran rubí rojo ardía en el puño de su espada". Esta estatua, que divisaba desde su altura las grandezas y, sobre todo, las miserias de su pueblo, se va acercando a estas últimas para socorrer con ayuda de una voluntariosa golondrina las necesidades de los habitantes de la gran ciudad. Una estatua que se erige en personaje y habla no puede menos que recordarnos y acordarse de Memnón. Una delicia de cuento con moraleja para los más pequeños.



Quizás la estatua más conocida de cuantas hablan es la que aparece en la historia de uno de los arquetipos más reconocidos de los siglos XVIII y XIX: Don Juan. En Don Giovanni de Mozart, en el II acto, la escena decimonovena está dedicada al encuentro entre la estatua de El Comendador y el protagonista en una obra que en España se representó durante muchos años, en la versión del Tenorio de Zorrilla, en el inicio del mes de noviembre.
La entrada de El Comendador comienza con A cenar teco (A cenar contigo) en una escena en que intervienen éste, Don Giovanni y Leporello, su criado. La estatua de El Comendador le pide que se arrepienta de su vida de libertino, a lo que se niega con prepotencia. Siente un frío glacial en su cuerpo y entre grandes estertores, la estatua lo lleva al infierno. 
La interpretación corre a cargo de Franz-Josef Selig como La estatua de El Comendador, el barítono malagueño Carlos Álvarez como Don Giovanni e Hildebrando d'Arcangelo como Leporello en una sesión que se celebró en el Theater an der Wien de la capital austriaca en 1999 bajo la dirección de Riccardo Mutti.


Cómo sería nuestro mundo si las estatuas nos hablaran, despojadas de la pompa y las condiciones con que fueron erigidas y con el único fin de servirnos como imagen y ejemplo para nuestras decisiones vitales.
¿Las miraremos y las sentiremos de forma diferente?

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Páginas web visitadas:

  • https://destinoinfinito.com/los-colosos-de-memnon-y-un-peculiar-sonido/
  • https://www.cjpb.org.uy/wp-content/uploads/repositorio/serviciosAlAfiliado/librosDigitales/Ibsen-Peer-Gynt.pdf
  • https://carlosvaldesmartin.blogspot.com/2015/11/resumen-de-peer-gynt-de-henrik-ibsen.html

Pasión y seducción con Neruda y Mozart

Seducción, pasión y amor no siempre van juntos. En nuestras vidas puede llegar a haber momentos en que se reúnen, pero en muchas ocasiones transitan por distintos lugares. 
De la misma manera, en la literatura y la música podemos encontrar situaciones que reflejan los tipos de relaciones que se dan en nuestras vidas. En ocasiones, la seducción y la pasión están marcadas por el amor y desembocan en historias personales que magnifican, idealizan o muestran lo más sublime o lo más ruin de las relaciones personales. En otros casos, la seducción y la pasión no buscan ese sentido del amor, sino que se mueven con fines más concretos como la conquista inmediata. El arquetipo es la figura de Don Juan o del seductor Casanova.
En esta entrada te propongo disfrutar el placer de dar un paseo por la pasión y la seducción desde la perspectiva de dos grandes genios en su especialidad: La entrega apasionada, incondicional y seductora de la poesía de Pablo Neruda en Los versos del Capitán y la pasión seductora, amoral y desprovista de amor del Don Giovanni de Mozart. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere". 


El libro Los versos del capitán se publicó en 1952 en una edición del pintor italiano Paolo Ricci de 44 ejemplares. El prólogo consistía en una carta firmada en La Habana por Rosalía de la Cerda en la que explicaba que enviaba al editor unos poemas que le había escrito un excombatiente del bando republicano en la Guerra Civil Española. Ella había realizado una gira como artista en la frontera con Francia y habían vivido una intensa historia de amor de la que surgieron los poemas.


No fue hasta años más tarde cuando Pablo Neruda añadió una Explicación a este prólogo en el que desveló el supuesto anonimato y su autoría. En el siguiente enlace se puede seguir la gestación del libro en el blog Algún día en alguna parte, publicado por un enigmático Alguien.







Dividido en siete partes tituladas El amor, El deseo, Las furias, Las vidas, Oda y germinaciones, Epitalamio y La carta en el camino, el poema que comparto pertenece a la primera de ellas, El amor.







En 1787 propusieron a Haydn que compusiera una ópera bufa para estrenar en Praga. Rehusó la invitación, pero llamó la atención sobre las "grandes, inimitables obras de Mozart, tan intensas y de un entendimiento musical tan grande". Y añadió: "Si los hombres influyentes reconocieran su valía, los países rivalizarían para poseer tan valiosa joya dentro de sus fronteras"
Mozart y su libretista Da Ponte buscaron un tema literario interesante para una ópera a estrenar en Praga, como hicieron en Las bodas de Fígaro, según una obra teatral de Beaumarchais. Se fijaron en la figura del libertino irresistible y desalmado que al final es castigado y del que existían versiones desde al menos dos siglos antes, Don Juan. El reto fue grande y trataron cuestiones escabrosas como la violación, la blasfemia o el asesinato con el final de la condenación eterna. En Don Giovanni aparecen la insaciabilidad y los caprichos del erotismo que llegan a la agresión y la muerte, la amoralidad de un personaje falso y desafiante y la triste y patética lealtad de una amante, Doña Elvira, que cae en brazos de un mujeriego indigno de ella, asesino de su padre.
Beethoven admiraba a Mozart por sus obras, entre ellas Don Giovanni, pero se estremecía al pensar que se pudiera escribir una ópera, un dramma giocoso en el que se mezcla lo serio con lo bufo, sobe un tema tan ruin y obsceno como el de esta obra. El último día de vida de un degenerado y licencioso aristócrata no debía tener en su planteamiento ningún elemento cómico, pese a que Mozart sólo introduce al criado Leporello, un personaje vulgar, que interpreta, como ejemplo el Aria del catálogo que puedes recordar en el enlace Madamina el catalogo è questo.



Tras el estreno de Il disoluto punito, ossia il Don Giovanni (El disoluto castigado o Don Giovanni) el periódico local Prager Oberpostamtzeitung publicó: "Los entendidos y los músicos coinciden en afirmar que en Praga no se ha interpretado nunca nada semejante. La aparición del señor Mozart, que dirigió personalmente la orquesta, fue saludada con un triple: ¡Viva!" 
El tema principal en todas las óperas de Mozart es el amor, que en Don Giovanni aparece de manera extraña, ya que no se culmina; no hay parejas de enamorados en el sentido habitual. Doña Ana y Don Octavio sólo cantan un dúo en el que ella promete venganza. Los campesinos Zerlina y Masetto ni siquiera cantan juntos. El único dúo de amor es entre ésta última y Don Giovanni; un dúo donde el protagonista despliega sus dotes seductoras alternando tonos persuasivos (Là ci darem la mano) con otros de efusión adolescente (Viene, mio bel diletto!), con que casi convence a la muchacha mientras ésta celebra una fiesta para anunciar su próxima boda con Masetto.
En esta pieza el compositor despliega su musicalidad logrando que Zerlina reconsidere su promesa matrimonial un poco por la persuasión de Don Giovanni, un poco por inclinación propia. Mozart es insuperable para dotar a su música de una ambivalencia extraordinaria. El personaje despliega sus artes de seducción, desde el delicado susurro a la melodía de la clase noble, hasta finalizar con una música popular y saltarina. La aparición de Doña Elvira salva a la muchacha.



El enlace recoge el recitativo previo y el dúo Là ci darem la mano con Rodney Gilfry como Don Giovanni y Liliana Niketeanu en el rol de Zerlina dirigidos por Nikolaus Harnoncourt en la Ópera de Zurich en 2001 con subtítulos en castellano. El susurro, el entusiasmo, la persuasión que despliega Don Giovanni van mermando la voluntad de Zerlina.


La calidad y fama de este dúo, una de las piezas más conocidas de Don Giovanni llevó a algunos cantantes a realizar versiones fuera del mundo de la ópera. En el siguiente enlace te propongo ver y oír una interpretación de Là ci darem la mano a cargo nada más y nada menos que de Frank Sinatra y Kathryn Grayson. El acento americano, la adaptación de la música a los intérpretes y el aspecto melódico a sus voces le dan un aire entre curioso e interesante. 


Quizás el hecho de publicar de forma anónima Los versos del Capitán se debiera a que Neruda estaba en proceso de separación de su esposa Delia del Carril y vivía una tormentosa relación con Matilde Urrutia. En alguna ocasión el poeta chileno narró que el hecho de no poner su autoría en la primera edición se debió al hecho de no querer dañar a su entonces esposa.



De todos los poemas del libro es, posiblemente, Tu risa el más conocido de todos, del que se han llegado a realizar diversas adaptaciones musicales.



La última interpretación musical nos acerca al desaparecido barítono ruso Dimitri Hvorostovski que nos dejó a los 55 años de edad. Sirva este enlace como recuerdo de su capacidad vocal e interpretativa, cantando junto a la mezzo soprano letona Elina Garança en 2015 en un concierto celebrado en Moscú. En esta versión se puede apreciar de forma más contundente la dificultad técnica de la pieza y la interpretación del dúo de cantantes.


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Salzburgo, ciudad de la música

El otoño marca un cambio en nuestros ritmos y rutinas. El verano nos saca de nuestras casas para acercarnos a la playa, los viajes más o menos exóticos, las agradables noches al aire libre. El otoño nos acerca poco a poco (a veces aún más lentamente, como si el tiempo atmosférico se negara) al invierno y, con él, al interior de nuestras casas, las largas noches, las rutinas laborales y una nueva oportunidad de disfrutar con las lecturas, las músicas o las películas que buscamos, aunque en ocasiones, son ellas las que, de muy distintas formas, nos buscan a nosotros.
También es un momento para recordar, regurgitar en nuestros recuerdos, asentar definitivamente, re-vivir nuestros viajes, imaginarlos de nuevo o fijar cada recuerdo en el rincón de nuestra mente que le corresponde. Hay incluso lugares en los que nunca hemos estado y que son, gracias a experiencias culturales o emocionales, parte de nosotros y a los que sentimos que hemos viajado y que, de alguna manera, pertenecemos a ellos.

En esta propuesta de Viaje de otoño te invito a realizar un paseo entre libros y músicas por Salzburgo, una de esas ciudades fascinantes y relacionadas con el arte sonoro acompañados por textos de Stefan Zweig y la presencia de dos ilustres salzburgueses, Mozart y Karajan.





La importancia capital de Salzburgo proviene de la música y, de forma determinante, por ser el lugar de nacimiento de uno de los más grandes músicos de todos los tiempos. Joannes Christostomos Wlofgang Gottlieb Mozart nació en enero de 1756, séptimo y último hijo de Leopold y Anna Maria Pertl, aunque a su nacimiento sólo sobrevivía una hermana cuatro años mayor conocida como Nannerl.
Wolfgang Amadeus (la traducción al latín del Gottlieb alemán que él mismo utilizaba) Mozart vivió, lo sabemos, con la suerte y el estigma de ser un niño prodigio. 
Leopold, violinista y ayudante del director de la orquesta del príncipe-arzobispo de Salzburgo anotó con orgullo en su diario: "Wolfgang aprendió en media hora este minuetto y trío un día antes de su quinto cumpleaños, a las nueve y media de la tarde del 26 de enero de 1761".
Su asombrosa facilidad para interpretar con muy pocos años instrumentos como el clavicémbalo o el violín le llevó, en primer lugar a la corte vienesa donde dio conciertos para el emperador y su familia. Más tarde, su padre Leopold se embarcó en largas y extenuantes giras por las cortes y lugares más favorables a la música de toda Europa, en los que se codeó con todos sus gobernantes y dignatarios, para sacar provecho del talento interpretativo de sus hijos: Munich, París, Londres, Países Bajos o Milán, entre otros lugares.. 
El siguiente paso, componer, lo dio el joven pocos meses después al escribir dos piezas para clave que su padre añadió al cuaderno de piezas que su hijo interpretaba.
Además de Mozart otro músico muy influyente del siglo XX nació en la ciudad austriaca, Herbert von Karajan, uno de los directores más carismáticos e influyentes de los años centrales del pasado siglo. 

           
Monumento en la casa natal de Karajan


Karajan comenzó a dirigir en la ciudad de Ulm pasando más adelante por la dirección de muchas de las más prestigiosas orquestas filarmónicas del mundo como las de Viena, la del Teatro Alla Scalla de Milán hasta finalizar trabajando e influyendo en todo el mundo musical desde su puesto en la Orquesta Filarmónica de Berlín. En todo el tiempo que pudo colaboró de forma activa en el Festival de Salzburgo, con mayor intensidad en las décadas de los años 50 y 60. Su influencia en la industria musical fue tal, que el apoyo que dio a la tecnología del disco compacto hizo que éste se asentara en nuestra cultura y que, según se cuenta, la duración máxima de cada disco la impuso al insistir que la 9ª sinfonía de Beethoven debía caber en un sólo disco.
De una de sus colaboraciones en el Festival de Salzburgo es el enlace en el que Karajan dirige con la concentración, los ojos entornados y esos movimientos enérgicos tan característicos suyos a la Wiener Philharmoniker en la Obertura y comienzo del Don Giovanni de Mozart. Se trata de una representación de 1987, un par de años antes de su fallecimiento,  con Ferruccio Furlanetto como Leporello, Samuel Ramey como Don Giovanni y Anna Tomowa-Sintow como Donna Anna.




El vídeo comienza con la obertura que, como era habitual en la época, se basa en los temas musicales que aparecerán más tarde, sobre todo en la penúltima escena de la obra protagonizada por la estatua del comendador. A destacar los sonidos que imitan la despreciativa risa con que Don Giovanni trata a cualquiera de los personajes. 
La primera escena es bastante compleja, tanto dramática como musicalmente. Don Giovanni se ha introducido en los aposentos de Doña Ana, mientras su criado Leporello monta guardia maldiciendo su destino de sirviente. Un grito indica que ésta opone resistencia al seductor. Acude su padre el comendador y, tras una breve lucha, don Giovanni lo mata.
Para cada uno de estos cuatro momentos Mozart traza una caracterización musical: El aria de Leporello muestra la rabia contra su suerte y el sueño de llegar a ser un señor. Doña Ana es retratada, en pocas notas, con un carácter altivo. Don Giovanni aparece junto a ésta como asustado por la resistencia que ofrece, mientras tras la muerte del comendador se compadece de su adversario, llegando a ser altivo y duro en las respuestas a su criado.






La personalidad y la obra de Stefan Zweig no tiene en nuestros días el reconocimiento que merece por la importancia de sus escritos y la búsqueda constante de una Europa unida más allá de las nacionalidades, sus advertencias casi proféticas sobre los peligros bélicos que amenazaban al continente y la existencia de una cultura paneuropea como el gran factor aglutinante del continente.
Autor teatral, conferenciante, divulgador de la cultura europea a través de biografías, relatos y novelas, Zweig nació en Viena en 1881 en una acomodada familia de origen judío. Estudió Filosofía y se exilió en Zurich durante la Gran Guerra por sus fuertes convicciones antibelicistas, donde escribió su obra teatral Jeremías, una pieza de inspiración bíblica que atacaba el militarismo imperante.
Amigo de un gran número de intelectuales relacionados con todas las ramas culturales, hubo de exiliarse en diversos momentos de su vida, viendo cómo se destruía en varias ocasiones la civilización que se había formado en Europa. En los años 20 y 30 del siglo pasado se instaló en Salzburgo en los momentos en que esta ciudad en plenos Alpes pasó de ser una pequeña y provinciana ciudad, aún derruida por la I Guerra Mundial, a convertirse en uno de los focos culturales más importantes de toda Europa.
Entre sus obras podemos destacar además de la citada Jeremías, Cartas de una desconocida, Momentos estelares de la humanidad, El mundo de ayer y las biografías de Erasmo de Rotterdam, Magallanes, María Antonietta, Americo Vespuccio, Paul Verlaine, Balzac, Dickens o Dostoievsky entre otros muchos.
Su obra El mundo de ayer. Memorias de un europeo está formada por una serie de retazos autobiográficos en el que va desgranando sus miradas y recuerdos por los lugares y momentos por los que transcurrió su vida desde su Viena natal, la elegida Salzburgo y los exilios en Zurich, Londres, Estados Unidos y el Brasil en el que terminó con su vida.



De esta obra, selecciono y comparto la visión que nos ofrece de Salzburgo en el periodo de entreguerras, con el naciente surgimiento de la ciudad en los comienzos del festival musical que le ha dado nombre en todo el mundo. Un esplendor al que la llegada de la II Guerra Mundial puso fin y que hubo de esperar años para llegar a volver a recuperar la imagen que tiene en la actualidad.


Inmediatamente después, Zweig relata cómo afectó a su propia casa y a su vida el encuentro con tantos personajes que aparecieron por allí para disfrutar de los acontecimientos que se celebraban en Salzburgo. La frase final, escrita en pasado imperfecto, adquiere un tono desgarrador por oposición a la realidad conocida por el autor.


El Salszburger Fetspiele (Festival de Salzburgo) no ha dejado de crecer y aumentar su importancia desde que regresó tras la II Guerra Mundial, afianzándose con la presencia consagrada de personalidades del mundo de la música como el propio Karajan, Claudio Abbado, Riccardo Muti, James Levine o Georg Solti.
Desde 1992 se produce una transición hasta la actualidad con la participación de los grandes intérpretes, escenógrafos y directores que han logrado que la ciudad de Salzburgo esté en la vanguardia de las producciones musicales a nivel mundial. Producciones como La Traviata de 2005 con Anna Netrebko y Rolando Villazón, que ha aparecido en este blog en varias ocasiones, La flauta mágica de 2006 o la producción de Aida del verano de 2017 con la nueva presencia estelar de Anna Netrebko y Riccardo Mutti en el foso han dado la vuelta al mundo en montajes que se han repetido por todos los grandes escenarios.
Para terminar de unir los nombres de Salzburgo y Mozart, te propongo oír una de las arias más conocidas del compositor austriaco perteneciente a su ópera Die Zauberflötte.


El aria Der Holle Rache Kocht (La venganza del infierno) está interpretada por la soprano alemana Diana Damrau en el Festival de Salzburgo de 2006 con la dirección de Riccardo Mutti.


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