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MusiMáticas y PoeMáticas

A nuestro alrededor descubrimos todo el mundo que nos rodea cuando lo percibimos gracias a nuestros sentidos. El lugar en que vivimos se nos torna cada vez más familiar, las personas que nos rodean las reconocemos gracias a cada uno de esos sentidos: el sonido de su voz, el timbre particular de las mismas, el tacto y el olor inconfundible de las personas más cercanas a nosotros, o los paisajes que nos atraen cuando los contemplamos nos ayudan a conformar nuestro universo.
Pero también reconocemos el mundo con nuestra inteligencia y sus capacidades mentales: el cariño o la aversión que nos produce una persona, el placer que nos produce leer un libro o escuchar música.
Dentro de estas capacidades que mueve nuestra inteligencia, nos encontramos con otras abstracciones que nos ayudan a conformar nuestro mundo: los números y otro conceptos matemáticos como son las magnitudes de las medidas, la geometría que refleja e imita las formas que nos rodean.
Así, nos gusten más o menos, las matemáticas son parte fundamental de nuestra vida, tanto en forma activa (utilizándolas conscientemente en compras, recetas…) o en forma pasiva (al manejar un aparato electrónico al que damos órdenes con nuestros dedos sin saber cómo envían estos las órdenes que se ejecutan…).
Así, uno de los números más conocidos, el número pi, ya sabemos, 3’1415927…, tiene fijado su día internacional el 14 de marzo de cada año, siguiendo su fecha en el calendario 3-14. Ya le dedicamos una entrada en este blog en ¡Feliz día, Número Pi!, donde recogíamos poemas y músicas dedicados a él y a las matemáticas en general.
En esta ocasión, volvemos a celebrar esta efeméride con una publicación dedicada al mismo tema, unir las letras y las músicas con las matemáticas, relacionando estas disciplinas entre sí con generando lo que podríamos denominar las MusiMáticas y las Poemáticas.
Te propongo celebrar el Día del Número Pi y el Día de las Matemáticas, el 14 de marzo, con músicas y textos que unen las matemáticas con la música y la poesía. Nos acompañan obras de Neruda, Pedro Salinas y Oulipo y músicas de Wagner, Bartok y Bach. Si te gusta… ¡Comparte, comenta, sugiere!


El Día del Número Pi se celebró por primera vez en el año 2009 por iniciativa de la Cámara de Representantes de Estados Unidos para recordar y celebrar la importancia que tiene esta constante matemática, la más conocida y utilizada de las que existen. También se ha convertido este día, por extensión en el Día Internacional de las Matemáticas, como una. Forma de llamar la atención hacia esta disciplina tan fundamental en nuestras vidas.

Pablo Neruda publicó sus Odas elementales en 1954 como una suerte de culminación de su Canto General, y que tendría su continuación en Nuevas Odas Elementales (1956), el Tercer libro de Odas (1957) y Navegaciones y regresos (1959).
El libro recopila las odas que el poeta publicó semanalmente en el periódico venezolano El Nacional y fueron escritas cuando el poeta chileno se encontraba en plena madurez poética. Con el nombre que Neruda dio al libro reconoce y señala que son cantos sencillos hacia materias y objetos simples y humildes a los que se muestran sentimientos elevados.


El ámbito de estas odas es variado, encontrando algunas de tema geográfico (como las Oda a las Américas, a Guatemala, a Río de Janeiro o a Leningrado), dedicadas a las plantas (a la alcachofa, a la cebolla, al tomate o a la flor azul), a seres animados (a las aves de Chile, al hombre sencillo, a los poetas populares o a la pareja), a seres inanimados (como el edificio, al libro, al hilo, a los minerales, al pan o al traje), y también a distintas ideas abstractas (Oda a la alegría, a la claridad, al murmullo, a la tristeza o al amor).
Entre estas últimas encontramos la Oda a los números en que Neruda reflexiona poéticamente sobre los números incontablemente contados en nuestras vidas para exaltarlos y desdeñarlos, para quererlos, necesitarlos y repudiarlos.


Otro concepto matemático al que nos acercamos es el de las figuras geométricas, fijándonos fundamentalmente en las elementales: círculos, triángulos, cuadriláteros o cualesquiera de estas figuras básicas.
En este sentido nos acercamos a Richard Wagner y la segunda ópera de su tetralogía El anillo de los Nibelungos, La Walkiria.
En el final de esta ópera Brunilda, una de las hijas de Wotan que defienden el Walhala, la morada de los dioses a donde llevan el alma de los guerreros caídos en a batalla, se enfrenta a su padre que la castiga al destierro desposeyéndola de su condición divina. Quedará dormida sobre una roca y será de quien la encuentre y despierte. Ante esta condena, ella defiende que incumplió la orden de su padre Wotan para cumplir sus deseos, a los que su esposa Fricka le obligó a renunciar, además de que ayudó a Siegmund y Sieglinde al conmoverse ante su amor y no poder negarles la ayuda.


Así logra aplacar su ira y accede a que Brunilda solo sea despertada por un héroe. Entonces besa a su hija en los ojos y la deja sumida en un sueño profundo. Después invoca a Loge, el dios del fuego, para que proteja a su hija con un anillo de fuego mágico que sólo podrá ser atravesado por un héroe que no conozca el miedo y que sea más libre que el propio dios. Con esta escena finaliza la ópera, dando pie a la tercera de las obras de la tetralogía que trata de ese héroe: Sigfrido.
Nos acompaña una versión bilingüe de esta tercera escena y última escena de tercer acto con el que finaliza La Walkiria de Wagner.


El término Pi (π) es la inicial de la palabra griega περιφέρεια que tiene el significado de periferia y fue empleado por primera vez por el matemático inglés William Oughtred, que fue quien también generalizó el uso de la x como incógnita.

Vasily Kandinsky, Composición 8 (1923). Guggenheim Museum, Nueva York
Quizás la obra más conocida y donde más profunda se siente la poesía de Pedro Salinas sea en La voz a ti debida (1933), un poemario que toma su nombre de un verso de su admirado Garcilaso de la Vega y que influyó en los escritores de la postguerra.. 
Se trata de un extenso poema de amor escrito con un lenguaje nítido y sencillo en el que utiliza el habla cotidiana para unir una sensualidad refinada con un conceptualismo pleno de sugerencias.
Inspirado en la relación con Katherine Reding, una estudiante norteamericana a la que impartió clases en Madrid y con la que volvió a relacionarse años después cuando el escritor se exilió en Estados Unidos. Ella se convertirá en la voz, la razón de ser y el largo lamento del poema, además de proporcionar la imagen de una sociedad en la que el prejuicio será mejor y mayor la libertad.
Entre los versos 702 y 739 de La voz a ti debida encontramos estas estrofas que nos acercan, inexorablemente, al mundo de las relaciones matemáticas y la conexión con la vida.


La siguiente relación con las matemáticas nos acerca a la serie de Fibonacci. Esta secuencia o sucesión fue planteada en el siglo XIII por Leonardo de Pisa, conocido con ese sobrenombre, y a cada uno de sus elementos se les conoce como número de Fibonacci. La serie está formada por los dos primeros números naturales 0 y 1 y cada uno de los siguientes es la suma de los dos anteriores. De esta forma los primeros números son:

0, 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34, 55, 89, 144, 233, …

Aunque la sucesión de Fibonacci fue planteada como la solución a un problema de cría de conejos, tiene multitud de aplicaciones en las ciencias. Una de ellas es la denominada proporción áurea, según la cual, al dividir un número de la serie entre el inmediatamente inferior se obtiene siempre el resultado de 1,618, mientras que si se divide con el inmediatamente mayor, el cociente se aproxima a 0,618.
Una aplicación de esta proporción es la espiral áurea que se crea dibujando arcos circulares que conectan las esquinas diagonales de los cuadrados ajustados a los valores numéricos y adosando cuadrados sucesivos de estos valores.


El pianista y compositor húngaro Béla Bartók creó a comienzos del siglo XX su Escala de Fibonacci al numerar cada nota de la escala cromática con un número y obteniendo la siguiente escala:
Esta Escala de Fibonacci la utilizó en su obra Música para instrumentos de cuerda, percusión y celesta.
La Berliner Philharmoniker bajo las órdenes de Pierre Boulez interpreta una sección de esta obra en una grabación realizada en junio de 2009 en su sede berlinesa.


El siguiente texto no pertenece a un autor, sino a OuLiPo. En Sé verlas al revèS y otros palíndromos apareció una obra de OuLiPo, un acrónimo de Ouvroir de Littérature Potentielle (Taller de Literatura Pontencial), un colectivo de escritores que se fundó en 1960 por iniciativa del literato Raymond Queneau y el matemático François Le Lionnais y al que se unieron entre otros Georges Perec o Italo Calvino.
El manifiesto OuLiPo proponía el uso de  técnicas y recursos literarios estimulantes y creativos, además de la búsqueda de autores, incluso anteriores, que cumplieran estos requisitos y presupuestos liberando a la literatura de estructuras rígidas.
El texto que nos ocupa, no exento de creatividad y sentido del humor, nos acerca a otro concepto matemático, la Cinta de Moëbius a partir de un poema escrito en dos estrofas cuyo significado cambia al escribirlo en la citada cinta. ¿Te animas a comprobarlo?


Sabemos que la música tiene una relación estrecha e indisoluble con las matemáticas. La duración de las notas y la relación entre unas y otras o la vibración de las notas (la nota La, con la que se suele afinar vibra 440 veces por segundo, es decir, 440 hertzios) son conceptos puramente matemáticos.
En un trabajo reciente se ha estudiado la música de Johann Sebastian Bach como una de las que más nos acercan a las matemáticas y, aunque esta disciplina no suele afectarnos de forma emocional, la música de Bach, y toda la música en general, nos toca las emociones de forma intensa hasta el punto de conmovernos. Este trabajo busca comprender como la música bachiana nos transmite este mensaje emotivo gracias a las estructuras matemáticas.


Analizando varios centenares de obras como las corales y tocatas del compositor barroco, los responsables del estudio que apareció en la Physical Review Research encontraban una serie de redes musicales que transmitían información a los oyentes que se relacionaban con la entropía de la información, un concepto introducido por el matemático Claude Shannon en 1948, según el cual, un mensaje puede ser cualquier cosa que transmita información, desde una secuencia de números hasta una pieza musical.
Finalizamos esta publicación que relaciona la música y la poesía con las matemáticas con una de las obras más conocidas de Johann Sebastian Bach, el primer movimiento de su Segundo Concierto de Brandemburgo con la Freiburg Baroque Orchestra con Gottfried von der Goltz al violín, Friedemann Immer a la trompeta, Isabel Crijnen en el registro y Katharina Arken al oboe.

¡Feliz día del Número Pi! ¡Feliz día de las Matemáticas!

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Bibliografía y webgrafía consultadas:

750 años de Santo Tomás de Aquino

Hay personajes de los que hemos oído hablar, de los que tenemos referencias, aunque sea por su nombre o alguna de sus obras o hechos, pero de los que apenas tenemos discernimiento. 
Con frecuencia, nuestra mente tiene un conocimiento superfluo, esquemático, en muchas ocasiones simplemente se trata de un nombre, una idea o un tópico, que nos sirve como punto de referencia para desenvolvernos y que se encuentre en nuestra memoria sin más discernimiento.
Entre estos muchos personajes o acontecimientos, centramos la atención en esta publicación en Tomás de Aquino, un filósofo y pensador que marcó una época con su pensamiento y del que se cumplen nada menos que setecientos cincuenta años de su muerte en el año 2024 y del que apenas tienen un cierto conocimiento filósofos y teólogos, pese a que el nombre no nos es desconocido.
Te invito a conocer algunos detalles de la vida y del pensamiento de Santo Tomás de Aquinouno de los pensadores más importantes de la Edad Media, cuando se cumplen 750 años de su muerte ocurrida el 7 de marzo de 1274. Nos acompañan músicas basadas en textos suyos. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!

Atribuido a Evaristo Muñoz. Centro Cultural La Nau. Capilla de la Sapiencia, presbiterio.
Tommasso d'Aquino nació en Roccasecca en 1225 hijo de nobles italianos que lo destinaron desde pequeño para ser del monasterio de Montecassino. Así, fue estudiante, más adelante profesor en la Universidad de París, llegando a ser el intelectual más importante de su siglo.
Filósofo y, por encima de ello, teólogo Tomás de Aquino unió el pensamiento de la enseñanza escolástica de la tradición católica con el neoplatonismo y el pensamiento griego de Aristóteles, que fusionó en sus obras, de modo especial en la Summa Theologiae (Suma Teológica), para crear una teología filosófica que se denominó Tomista en su honor.
Stanislas Breton (1912-2005) fue un teólogo, filósofo y divulgador francés que impartió clases en la École Normale Suprerieure y la Universidad Católica, ambas de París y la Universidad Católica de Lyon. Autor de más de una veintena de libros, en 1965 publicó Santo Tomás de Aquino, una obra en la que recoge y transmite el pensamiento del filósofo italiano.
Dividido en dos partes, en la primera recoge algunas de sus ideas filosóficas principales como los conceptos de ser y objeto, el acto del ser, el problema del universo, el mundo, el hombre, la comunidad humana o Aquel que es. En la segunda presenta una selección de textos del autor, algunos de los cuales no acompañan.
El primero de ellos, perteneciente a la Suma Teológica trata sobre las pasiones, provenientes etimológicamente del verbo padecer, así como sus sentidos y las opciones que da a la pregunta con que abre el razonamiento.


Inscrito en la filosofía escolástica que se desarrollaba en el cristianismo desde hacía varios siglos, Tomás de Aquino fue un personaje muy particular por su personalidad e inteligencia, llevando a la culminación este pensamiento tras ser discípulos de otro de los grandes pensadores de su tiempo, Alberto Magno. Con él se especializó en los temas de la polémica, una disciplina que se centraba en el debate de ideas, hasta convertirse en uno de los grandes valores de la teología sistemática, mientras su obra ha sido acogida por el catolicismo como la culminación de su pensamiento.

Fernando Savater (1947) es un filósofo y escritor que se ha hecho popular por sus artículos periodísticos, sus ensayos y novelas. Entre su casi un centenar de libros publicados nos acercamos a La aventura de pensar, un libro en el que Savater nos acerca a diversos filósofos y pensadores como Platón, Aristóteles, Hobbes, Nietzsche, Marx, Ortega y Gasset o el propio Tomás de Aquino mostrándonos sus ideas más importantes y su trayectoria vital.
En el capítulo dedicado a Tomás de Aquino, su primera parte nos acerca a la figura de la persona desde su infancia, pasando por la muerte de su padre y las consecuencias que le deparó; su paso por la universidad donde conoce a Alberto Magno y, en resumen, un somero recorrido por su vida, es el recorrido que Savater nos hace de la figura del teólogo italiano.


Dada la naturaleza y personalidad de Tomás de Aquino, cuyo pensamiento se acerca más a la abstracción y la metafísica se podría pensar que no se hubiera preocupado por asuntos musicales. Teniendo en consideración que la música sacra está inscrita en la liturgia de la iglesia, el polemista y teólogo considera que son un acto de religión lo que denomina «las divinas alabanzas», por lo que reflejó algunas de sus reflexiones en sus escritos.
Así, en su obra cumbre la Summa Theologica trata este tema en De asumptione divini nominis ad invocandum per laudem (Sobre la asunción del nombre divino para invocar mediante alabanza) cuando se pregunta si en estas divinas alabanzas debe emplearse el canto. Su respuesta es afirmativa, explicando la naturaleza y finalidad de la música sagrada. 
Así, no sólo consideraba la música sacra como una forma de participar en los ritos, sino que él mismo contribuyó a ello. A propuesta del Papa Urbano IV compuso cinco himnos para la celebración de la primera celebración de la festividad del Corpus Christi de 1264. Estos himnos son Tantum ergo, Adoro te devote, Verbum supernum prodiens, Pange lingua y Lauda Sion salvatorem
Como es lógico, estos textos fueron puestos en música en el estilo religioso establecido en la época, el canto gregoriano con el que se suelen cantar hasta nuestros días. Pero también ha habido compositores que se han sentido atraídos por los textos y les han puesto música tanto para las originales voces de coro como para solistas.


Nos acompaña una versión del Pange lingua que realizó Zoltan Kodaly a partir del texto original y que está interpretado por el Coro Joven de Andalucía dirigido por Luis Vilamajó en una grabación no profesional que se realizó en la Iglesia de Santa María la Mayor de Pilas (Sevilla) el 9 de enero de 2012 que refleja muy bien la pieza interpretada.


En su libro sobre Santo Tomás de Aquino, Stalisnas Breton selecciona los textos en función de algunos de los más significativos del autor o en el grado de accesibilidad que tienen para el lector, dentro de la dificultad que estos suelen tener.
En ellos se reconoce el estilo del primer tomista, habitualmente de tipo didáctico y pedagógico, con un lenguaje formal que se somete a la pureza y claridad del pensamiento, alejado de cualquier otro tipo de texto y que muestra lo que para él era la ciencia más elevada en su concepto.


En el siguiente texto, Breton nos acerca a una nueva reflexión sobre las pasiones, en esta ocasión sobre las cuatro pasiones principales, o primarias como podríamos denominarlas. Además de las condiciones que necesitan para desarrollarse, se extiende en detallar detalles sobre ellas. El texto está sacado de otra de sus obras, De veritate (De la verdad).


En el desarrollo de su pensamiento, no sólo mezcla la teología cristiana con la aristotélica, sino que da sentido a la unión de ambas. Más que un filósofo revolucionario que imprime un nuevo pensamiento metafísico, Tomás de Aquino consolida y reafirma el pensamiento teológico de la cristiandad.

José Risueño (final del XVII, comienzo del XVIII)
Uno de los escritores más prolíficos de comienzos del XX, Gilbert Keith Chesterton (1874-1936), cultivó también la filosofía y el periodismo, publicando obras de muy diverso estilo que van desde la poesía, el ensayo, la narración o el libro de viajes.
G. K. Chesterton es el autor de personajes como el Padre Brown, un sacerdote de apariencia ingenua que es un sagaz detective en un grupo de medio centenar de historias. También es autor de novelas como El hombre que fue jueves o El hombre que sabía demasiado.
Entre sus biografías se encuentra Santo Tomás de Aquino, un relato que Chesterton escribe de una forma tan original como suele hacer habitualmente en el que narra desde su vida hasta el desarrollo y evolución de su pensamiento. 
El texto que nos acompaña desarrolla lo que podríamos llamar el despertar de Tomás de Aquino cuando era estudiante en las aulas del mencionado Alberto Magno, un tiempo en que en el joven predominaba más la timidez y la modestia más que el intelecto y la capacidad de razonamiento que desarrollaría más tarde. 
En este sentido, Chesterton pone especial relevancia el sobrenombre con el que este personaje de descomunal envergadura -medía casi los dos metros- era conocido por sus compañeros de estudio, El buey mudo y sus inicios bajo la protección de Alberto Magno.


De entre todos los lenguajes, posiblemente sea la música el que mejor despierta los afectos de una forma vaga e indefinida, pero al mismo tiempo eficaz, segura e infalible, afirma en sus escritos Santo Tomás. En sus palabras, toma sentido al expresar que «es necesaria la alabanza vocal para excitar los afectos del hombre hacia Dios.»

Juan de Peñalosa (alrededor de 1610-1615) Museo de Bellas Artes, Córdoba
Nos acompaña otro de los himnos que compuso para la celebración del Corpus que le encargó Urbano IV, Lauda Sion salvatorem, en esta ocasión en una versión más antigua perteneciente a Tomás Luis de Victoria que la adaptó como Secuencia a 8 voces a comienzos del siglo XVII.
La interpretación corre a cargo del Ensemble Plus Ultra dirigido por Michael Noone extraído del álbum Tomás Luis de Victoria, volumen 9: Missa Salve y Motetes.


Pese a los más de siete siglos y medio que transcurren entre la vida de Tomás de Aquino y las nuestras, hemos podido observar cuándo de contemporáneo o, mejor, atemporal, hay entre aquellos estudiantes, o entre sus razonamientos sobre las pasiones y nosotros.


El siguiente texto que seleccionamos de los que Stanislas Breton propone nos acerca a la idea que el de Aquino propone sobre las leyes, algunos de cuyos argumentos principales o matices son también de consustanciales a nosotros.


De nuevo nos acercamos a G. K. Chesterton para centrarnos en los últimos días de vida de quien es denominado por la Iglesia como Doctor Angélico o Doctor de la Humanidad. Existen diversas versiones del inicio del fin. Entre otras, que recibió una iluminación mientras celebraba misa y desde aquel momento decidió renunciar a seguir escribiendo, situación que se complicó con la aparición de una enfermedad que acabó rápidamente con su vida antes de llegar a los cincuenta años de edad.
Chesterton profundiza más en el personaje y, sobre todo, en el teólogo y en sus planteamientos para acercarnos a un final que comienza con el detonante de uno de esos debates dialécticos en los que siempre salía triunfante, la llamada del Papa y un viaje que nunca concluyó.


Santo Tomás de Aquino no sólo compuso los cinco himnos que hemos citado anteriormente, sino que entre los que escribió podemos encontrar el que posiblemente sea el más popular y reconocible, Panis angelicus.
Esta pieza es un extracto del Sacris solemniis compuesto también para la fiesta del Corpus Christi y que corresponde a las dos últimas de las siete estrofas del himno. Muchos autores han puesto música a este canto, desde Cristóbal de Morales, Marc-Antoine Charpentier, Hilarión Eslava hasta Saint-Saëns, aunque la versión más conocida para todos es la que realizó César Franck.
La versión que nos acompaña está interpretada por la soprano checa Patricia Janeckova con la Janackuv Komoni Orchestr dirigida por Jakub Cemohorsky y grabada durante el Lednicko Valtickeho Hudebdniho Festivalu de 2017. 


Despedimos este recorrido sobre algunos aspectos de la vida y obra de este doctor de la Iglesia con un nuevo texto extraído del libro que Stanislas Breton le dedica. En él reflexiona sobre las relaciones entre la ciencia, la filosofía y la teología y que finaliza con una apreciación sobre el que denomina «el sentido que conoce», la vista.


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Bibliografía y webgrafía consultadas:

Bedřich Smetana y la música checa

De pocos compositores se puede decir que coincidieron con dos genios como Mozart en la precocidad y con Beethoven en la sordera. Bedřich Smetana, el compositor checo del siglo XIX es uno de esos personajes que comenzaron mostrando un genio absoluto y finalizaron su vida en el más absoluto y oscuro de los silencios.
Inscrito dentro de la música nacional checa, a quien se considera como su iniciador, en el año 2024 se cumple el bicentenario de su nacimiento. Pese a ese calificativo como padre de la música de su país, algunas de sus obras han trascendido los límites nacionales para formar parte del repertorio de los grandes escenarios.
Te invito a pasear por algunas obras de Bedřich Smetana al cumplirse los doscientos años de su nacimientos. Nos acompañan textos de Orlando Figes y Alberto Zurrón sobre él y músicas como El Moldava. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!

Museo Smetana en las orillas del Moldava en Praga
Bedřich Smetana (su nombre equivale al de Federico) nació el 2 de marzo de 1824 en la ciudad de Litomysl, cerca de la frontera entre Bohemia y Moravia, regiones que pertenecían al Imperio Habsburgo. Su padre, el cervecero Frantisek y su tercera esposa Barbora Lynková lo tuvieron como tercero de los diez hijos, aunque con los de los matrimonios anteriores llegaron a ser dieciocho vástagos. 
En aquella época el alemán era el idioma del imperio y, aunque se utilizaba el checo, para los eventos sociales, los negocios y las actuaciones oficiales, era el idioma germano el que se utilizaba en todos los ámbitos de la sociedad.
La vida se desarrollaba con normalidad y los domingos se reunían en la casa a interpretar música, como hacían otras familias. Fue en este entorno cuando, con cinco años lo sentaron entre bromas ante un atril y el pequeño Bedřich interpretó, ante el asombro y sorpresa de todos, la partitura del primer violín de un concierto de Haydn.
Este fue el detonante para que el pequeño comenzara a improvisar al piano y debutara en un concierto público con tan solo seis años. Pero, si como músico fue un niño prodigio, en el colegio y el liceo fue un estudiante distraído que no avanzaba en los estudios, condición que el padre le ponía para llegar a ser abogado o administrar los negocios familiares.


En su libro Historia insólita de la música clásica II, Alberto Zurrón traza un paralelismo entre tres compositores prodigios, un tanto a la sombra de Mozart, como lo fueron Maurice Ravel, Giuseppe Verdi y el propio Smetana.


Enamoradizo, Smetana estaba más centrado en ese aspecto que en su responsabilidades académicas. Tras estudiar música con varios maestros, pelea con su padre y se marcha a Praga para continuar sus estudios musicales. Mientras, compone algunas obras, entre ellas Seis piezas características que envía en 1848 a su admirado Franz Liszt a quien le pide un préstamo de 400 florines. El pianista húngaro le responde que no puede prestarle la cantidad exigida, pero que le gustan las piezas y el potencial de Smetana.
Con la ayuda de algunos amigos abre una escuela de música en Praga, alcanzando un éxito considerable. Durante las revueltas de ese año, compuso algunas obras de apoyo a la revolución frente al imperialismo austriaco. El año siguiente, 1849, se casó con Katerina Kolárová con quien tuvo tres hijas de las que dos murieron con pocos meses.
En 1856, tras una visita de Liszt a Praga, con quien entabla amistad, recibe una invitación para viajar a Suecia donde dará unos conciertos en Gotemburgo. Después de regresar a la capital checa, al año siguiente vuelve a la ciudad sueca donde se instalará con su esposa, su hija Zofia y su cuñada. Allí estará unos años, hasta que su esposa enferma gravemente y deciden regresar, falleciendo antes de llegar a su Dresde natal.
Tras varias estancias en Gotemburgo donde dirige coros, orquestas e imparte clases, Smetana se casa con Barbora (Bettina) Fernandiová, hasta que en 1861, conocedor del despertar cultural de su país, decide regresar a Praga.


Nos acompaña la obertura de una de sus obras escénicas, quizás la más conocida y popular, Prodaná nevěsta (La novia vendida), una ópera bufa en tres actos.
La obertura toma su música del final del Acto II, en una escena en que el protagonista firma un contrato renunciando a su reclamación sobre su prometida ante los habitantes del pueblo.
Comienza con un toda la orquesta con fuerza a la que sigue una suerte de scherzo por parte de las cuerdas y una danza rápida y alegre que se suceden y desarrollan con brillantez y muestran el espíritu folclórico checo y la capacidad compositiva de Smetana.
La interpretación está a cargo de la Berliner Philharmoniker con la dirección del desaparecido maestro de maestros Mariss Jansons celebrado en 1994 en Waldbühne bajo el título de A night of dances and rhapsodies.


Tras el regreso a Praga, Smetana organiza algunos conciertos con sus obras que comienzan con deudas debido a la baja asistencia de público, lo que le obliga a viajar de nuevo a Gotemburgo en varias ocasiones para dirigir nuevos conciertos con los que saldar las deudas.
En 1862 comienza a trabajar en un libreto de Karel Sabina para la que sería su primera ópera Branivoři v Čechách (Los brandenburgueses de Bohemia), una obra que narra la historia de la liberación de la ocupación alemana en el siglo XIII y que estrenará en enero de 1866 en el Teatro Provisional a la espera de la construcción del Teatro Nacional.
Desde sus primeros años de formación y durante toda su vida, Bedřich Smetana, admiraba la música de Liszt, Hector BerliozWeber o Chopin, buscando crear en Bohemia un lenguaje sonoro que se basara en la prosodia del idioma checo y se separara con personalidad propia del clasicismo vienés y del romanticismo alemán. Su obra es equiparable a la de Edvard Grieg en Noruega o la que posteriormente fuera de la Jan Sibelius en Finlandia.

Fotografía de Bedřich Smetana, alrededor de 1880
En Los europeos, un estudio subtitulado Tres vidas y el nacimiento de la cultura cosmopolita, el historiador Orlando Figes traza un recorrido histórico por la Europa de la segunda mitad del XIX centrado en tres figuras que contribuyeron a consolidar una cultura europea que trascendía de las nacionalidades: Louis Viardot, su esposa Pauline García Viardot (hija del afamado cantante sevillano Manuel García) e Iván Turguenev.
En el texto que nos acompaña, Figes se centra en el nacionalismo musical checo y la importancia y características de un compositor como Smetana.


En marzo terminó la partitura de su siguiente ópera, Prodaná nevěsta (La novia vendida), cuyo libreto, también de Sabina, lo fue recibiendo por entregas. Mientras recibe el primer premio que el Conde Harrach convocó para composiciones de carácter checo con la obra recién estrenada.
Así, a finales de mayo se estrenó La novia vendida en este Teatro Provisional, que en ese momento tenía dos actos y recordaba una opereta en que se alternaban números musicales y diálogos hablado. Tres años más tarde, agregó un aria para soprano y dos danzas que se hicieron muy populares. En 1870 los diálogos fueron cambiados por recitativos cantados y los actos pasaron a ser tres con motivo de una representación para San Petersburgo, siendo esta la versión que se representa en la actualidad.
La novia vendida es el típico relato operístico de ambiente campesino con argumento simple y sencillo, en la línea de El elixir de amor de Donizetti o La sonámbula de Bellini, y, aunque no alcanzó el éxito en sus primeras representaciones, tras el montaje definitivo fue representada 128 veces en vida del autor, de las cuales casi medio centenar fueron dirigidas por él mismo. Su primera representación en Estados Unidos fue en 1909 en la Ópera Metropolitana bajo la dirección de Gustav Mahler.

 

En la versión definitiva de La novia vendida, Smetana incluyó dos danzas que alcanzaron una gran popularidad. La danza de los comediantes es una de las piezas que ha pasado del repertorio operístico a las salas de concierto. Te presento dos versiones para que elijas cuál quieres escuchar.
La primera es una versión instrumental con un sonido magnífico corre a cargo de The Young Cracow Philharmonic dirigida por Tomasz Chmiel y se grabó dentro de La Folle Journee de Varsovia en la Polish National Opera de la capital polaca en octubre de 2017. 


En la segunda versión se ha primado más el espectáculo escénico con su algarabía que la toma sonido estrictamente musical.
Se trata de una producción de la Ópera de Garsington con un montaje circense a cargo de Jeffrey Lloyd y la interpretación musical a cargo de la Philharmonia Orchestra de la Garsington Opera, en una representación de 2019.


Poseedor de lo que se denomina un oído absoluto para la música, Bedřich Smetana tuvo unos últimos años muy complicados. Con cincuenta años, en agosto de 1874 comenzaron los primeros síntomas con una pérdida de audición, posiblemente a causa de la sífilis, que se fue deteriorando de forma tan súbita que el médico le indicó que dejara sus responsabilidades en el teatro, por lo que le concedieron una pensión de 1200 florines anuales.
En septiembre comenzó la composición de su poema sinfónico Vyšehrad, el primero de lo que sería su obra más conocida, el ciclo de poemas Má Vlast (Mi patria).
En octubre ya había perdido por completo la audición de ambos oídos, lo que no le impidió terminar la partitura en noviembre y comenzar el segundo de los poemas, el más conocido, Vltava (El Moldava).
En estos diez últimos años de su vida, con un sordera absoluta y una salud cada vez más desmejorada, Smetana compuso obras que consolidaron la música checa, como las óperas El beso, El secreto o El muro del diablo, el mencionado ciclo Mi patria o el cuarteto De mi vida

Frantisek Dvorak. Smetana entre sus amigos en 1865 (1923). Publicado por la Editorial Estatal de Praga
El último texto que nos acompaña está extraído de la página web dedicada al compositor, http://www.bedrich-smetana.wz.cz de la que nos quedamos con la siguiente información sobre la faceta compositiva del músico checo.


Tras el éxito de La novia vendida, Smetana compuso otras que tuvieron éxito entre el público y consolidaron el estilo de la música checa a partir de melodías extraídas del folclore -con las característica de que estaban arraigadas en el acerbo popular y en ocasiones no eran propiamente checas- y adaptando la sonoridad de la música a la prosodia del idioma. Entre estas óperas destacan DaliborLibuše (Libusa, sobre la mítica fundadora de la ciudad) o Čertova stěna (El muro del diablo).
En 1883, con cincuenta y nueve años, sordo y en un grave estado de salud compone algunas piezas más, el Cuarteto de cuerda en re menor, la pieza para coro Nuestra canción y la partitura de El Carnaval de Praga, su última pieza orquestal. 
Ya padecía depresión, insomnio, calambres, alucinaciones y pérdida temporal del habla. En octubre su actitud y comportamiento en público sobresaltó a sus amigos. En febrero de 1884 comenzó a volverse violento a la vez que perdía coherencia y la noción de la realidad. 
En abril, su familia lo internó en un manicomio donde falleció el 12 de mayo. Sus restos fueron enterrados en el cementerio nacional de Vyšehrad.

Fotografía de Smetana en sus últimos años de vida
El ciclo de poemas sinfónicos Má vlast (Mi patria) fue compuesto a lo largo de cinco años durante el periodo en que había perdido completamente la audición. Tras Vyšehrad y Vltava (El Moldava), escribió Sarka, De los bosques y campos de Bohemia, ambas en 1875, y Tábor y Blanik en el invierno de 1878-79.
En principio, Smetana no había considerado crear un conjunto de poemas sinfónicos, sino una obra que mostrara el curso del río Moldava desde su nacimiento en los bosques de Bohemia hasta su recorrido grandioso por Praga, una idea que acabó generando un ciclo que creaba el paisaje musical de su nación junto a algunos episodios de su historia.
De los seis poemas Vltava (El Moldava) ha alcanzado vida propia sobre los demás poemas. Se trata de un recorrido geográfico, folclórico, emocional e histórico sobre el curso del río de carácter programático. 
Václav Zeleny, el poeta que colaboró con Smetana ideando las líneas de sigue la música escribió:

«Esta composición representa el curso del Moldava. Canta sus dos primeras fuentes, una cálida, otra fría, que nacen en el bosque de Bohemia, sigue a los arroyos cuando se unen y muestra el recorrido del río a través de los campos y bosques hasta un prado donde los campesinos celebran una boda. A la luz de la luna, las ninfas del río juegan, mientras los castillos y palacios quedan atrás en las orillas y las ruinas languidecen en los acantilados. El río hace espuma y surge en los rápidos de San Juan, fluyendo majestuoso en una amplia corriente hacia Praga. 
La histórica fortaleza de Vyšehrad aparece en sus orillas con el mismo tema de cuatro notas del primero de los poemas. El río se esfuerza majestuosamente, perdiéndose en la lejanía, llegando hasta el Elba».

La versión que nos acompaña en esta publicación sobre Smetana nos presenta una versión de Vltava, el segundo poema de Má vlast con la Wiener Philharmoniker dirigida por Daniel Barenboim.

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Bibliografía y webgrafía consultadas: