Estancias

Tres pinceladas sobre la Navidad

No sólo tienen un componente social y religioso las celebraciones navideñas. Desde hace mucho tiempo la literatura y la música se han acercado de muy diversas maneras a estas fechas, mostrándonos costumbres y argumentos que se desarrollan en el día de Navidad o su víspera. 
Te propongo un paseo con tres pinceladas que nos acercan a las celebraciones de la Navidad desde el punto de vista de la literatura y el ballet. Nos acompañan los autores más clásicos de estas fechas, Dickens, E. T. A. Hoffmann y Tchaikovsky. Si te gusta... ¡Comparte, sugiere, comenta!



Gran parte de la culpa de la imagen que tenemos de las celebraciones de Navidad viene de la mano de uno de los escritores ingleses más conocidos.
Charles Dickens llenó con sus relatos una etapa de la vida inglesa con una presencia que nunca ha decaído desde mediados del siglo XIX hasta nuestros días.
Hace unos años, la BBC recogió las influencias que el escritor dejó al mundo en un artículo que tituló Charles Dickens: Six things he gave the modern world (Charles Dickens: Seis cosas que dio al mundo moderno). En él presentaba, en este orden, las siguientes aportaciones: La celebración de las navidades, especialmente por el éxito de Canción de Navidad; la denuncia de la pobreza; la creación de los personajes tal como se entienden en la comedia moderna; el cine, en el sentido de que uno de sus pioneros, D. W. Griffith planteó las primeras ideas del séptimo arte a partir de algunas ideas de Dickens como los primeros planos o el montaje paralelo; los nombres de los personajes, siempre cargados de simbolismo, y, para finalizar la lista, la visión de la ley y el derecho.
Imagen a partir de las ilustraciones originales de B.Seymour and Phiz
La Navidad y sus celebraciones aparecen en un gran número de obras de Dickens, aunque la más popular es, sin lugar a dudas, Canción de Navidad, esa obra en que el desagradable prestamista Scrooge se enfrenta a los tres espíritus de las navidades pasadas, presentes y futuras.
En el primer gran éxito de Dickens, la novela por entregas Los papeles póstumos del Club Pickwick (del que hemos tomado parte del título para este blog) hay capítulos dedicados a las celebraciones navideñas. 
Nos acercamos a uno de estos capítulos que el escritor nos presenta con esos títulos descriptivos que tanto le gustaban.


Capítulo XXVIII
Un bienhumorado capítulo navideño, conteniendo el relato de una boda, además de algunas otras diversiones, que aún siendo, a su manera, tan buenas costumbres como el mismo matrimonio, no se observan tan religiosamente en estos tiempos degenerados

Aunque lo que más nos ha llamado la atención de la obra de Dickens han sido siempre los relatos con fondo social, en obras como esta crea las ocasiones para presentar de cuando en cuando algún relato extraño, misterioso o de fantasmas o algún poema que suele poner en boca de los protagonistas en tertulias alrededor del fuego o de una mesa. En esta ocasión, uno de los personajes recrea a los invitados con una poesía sobre la Navidad.



En El Cascanueces, el ballet de Tchaikosvky los niños invitados a la fiesta de Nochebuena observan admirados los muñecos bailarines que el padrino Drosselmeyer les ha traído.
Nos acompaña una producción del Staatsballett Berlin con coreografía de Yuri Burlaka y Vasily Medvedev y Alexander Shpak, Iana Balova y Arshak Ghalumyan como los muñecos y Michael Banzhaf en el rol de Drosselmeyer


Ernst Theodor Wilhem Hoffmann era tan aficionado a la música, a la que quiso desearse profesionalmente, que cambió su tercer nombre por el de Amadeus en honor de Mozart, siendo conocido entre nosotros como E. T. A. Hoffmann. Siendo una persona polifacética que alternó su profesión de con sus trabajos como escritor, dibujante, caricaturista, pintor, compositor y cantante con su voz de tenor, su producción creativa es más conocida por ser el autor de un significativo número de cuentos y relatos cortos más que por sus obras musicales, de las que el mismo Beethoven era admirador.
Imagen a partir de una ilustración de Los cuentos de los mejores ballets, Ed. Susaeta
Nussknacker und Mausekönig (El cascanueces y el rey de los ratones) es un relato publicado en 1816 que transcurre en la Nochebuena en la casa de los Stahlbaum protagonizado por sus hijos Fritz, Louise y, sobre todo, Marie. En este cuento infantil y navideño, tras recibir los regalos colocados bajo un enorme árbol de Navidad, Marie advierte un presente que el padrino Drosselmeyer ha dejado sobre la mesa, un cascanueces con forma de muñeco. A media noche, éste toma vida, lucha contra el rey de los ratones y lleva a Marie en un maravilloso viaje por un reino poblado de juguetes.
El texto que nos acompaña nos muestra el momento en que Marie descubre tan particular regalo.




Uno de los momentos más particulares de El Cascanueces es la danza del Hada de Azúcar (Sugar Plum Fairy) en la que Tchaikovsky introdujo como instrumento principal la celesta, un tipo de armonio con parecido a un piano vertical en el que los martillos golpean unas placas metálicas emitiendo un sonido particular. Fue en esta obra donde se hizo popular. 
La grabación corresponde a una interpretación de Lauren Cuthbertson para el Royal Opera House subida a la red en 2017.


El que posiblemente sea el ballet más conocido y representado de toda la historia, El Cascanueces, se basa indirectamente en el relato anterior. Una adaptación que Alexandre Dumas hizo sobre el cuento de Hoffmann sirvió de base para que Vsévolozhsky y Petipa lo transformaran en un libreto en dos actos al que le puso música Peter Ilich Tchaikovsky.
Marius Petipa, coreógrafo francés que pasó los últimos sesenta años de su longeva vida en San Petersburgo y revolucionó el ballet romántico para crear lo que se llamó el gran ballet ruso, fue el encargado de la coreografía, aunque por su delicado estado de salud fue completado en parte por su ayudante Lev Ivanov, sin que aún quede claro a quien de los dos le corresponde la coreografía, aunque habitualmente se atribuye a ambos.
Imagen a partir de las ilustraciones originales de B.Seymour and Phiz
En el paso del cuento al ballet se produjeron varios cambios. En lugar de tres hermanos solo son dos: Friedrick y Clara. El primer acto se dedica completamente a la fiesta familiar de Nochebuena desde la entrada de los familiares e invitados, los juegos de los niños, los bailes de los padres, la irrupción del padrino Drosselmeyer y sus regalos, hasta la despedida de todos y la aparición de Clara a media noche, momento en que el Cascanueces lucha contra el, ahora, Príncipe de los ratones. 
El segundo acto muestra el viaje que el Cascanueces hace con Clara hasta el País de los Dulces donde son recibidos por The Sugar Plum Fairy (El Hada de Azúcar), su caballero y otros dulces. Aquí aparecen los momentos más espectaculares del ballet: las danzas española, china, árabe, rusa y francesa, el conocidísimo Vals de las flores. Finalmente, Clara despierta bajo el árbol navideño con su cascanueces de madera mientras cae el telón.
En definitiva, se trata de un ballet donde los ensueños infantiles se desarrollan la víspera de Navidad, con un componente que hace que sea una de las primeras aventuras relacionadas con la música clásica que pueden apreciar y disfrutar los más jóvenes y que siempre nos seduce a los mayores.

Dentro de las danzas que se desarrollan en el segundo acto, Tchaikovsky y Petipa encadenan una serie basada en cinco, aunque en ocasiones se amplía alguna más y en las que el orden no suele ser fijo, alternando una más lenta con otra más rápida. Dentro de las danzas más lentas destaca la Danza Árabe, todo un prodigio de contención y dominio del cuerpo rozando más la parte gimnasta y acrobática, por decirlo de una manera fácil de entender, que la danzada.
Sergey Chumakov y Elena Petrichenko realizan una variación de la Danza Árabe en una producción del Moscow Ballet.



En los momentos que se escribe esta publicación la Compañía Nacional de Danza está llevando a cabo diversas representaciones de El Cascanueces con coreografía y dirección escénica de José Carlos Martínez y con la dirección artística de Joaquín de Luz. Realizarán representaciones en el Teatro de la Zarzuela de Madrid durante el mes de diciembre y en el Teatro Maestranza de Sevilla del 9 al 12 de enero. Aquí tendremos la oportunidad de disfrutar de esta obra maestra.
Imagen a partir de una ilustración de Los cuentos de los mejores ballets, Ed. Susaeta
Finalizamos con una versión completa de El Cascanueces para aquellos que tengáis tiempo y queráis disfrutarla. Se trata de una versión del New York City Ballet de 2011 con Ashley Bouder como Drosselmeyer, Megan Fairchild como Sugarplum Fairy y Joaquín de Luz, el actual director artístico de la Compañía Nacional de Danza como el Caballero que acompaña a Clara durante su viaje. La dirección musical está a cargo de Clotilde Otranto y la coreografía corresponde a la versión de George Balanchine.

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2 comentarios:

  1. Hola Miguel,
    A pesar del todo ácido y crítico de la literatura de Dickens que creo que abogaba por la ruptura con el clasismo, la Navidad, sin embargo, era para él tan evocadora como reconciliadora, los criados comiendo con los amos, el fervor de la naturaleza, la aceptación de las ventiscas y nevadas, sus moralejas en los cuentos de Navidad para remisión de los malos actos. Es todo un simbolismo, si no lo malinterpreto.
    Lo interpolas con El cascanueces ligado a Hofman y Tchaikovsky, con la magistral pieza de la danza del Azúcar, y toda esa significación confiere al post un completísimo estudio de la influencia de los grandes autores para transformar visiones en cosmovisiones muy homogéneas que llegan a la actualidad como certezas para la gente. Me ha encantado el resto de música y todo lo que planteas acerca de la ilusión de los niños a través de la primera pieza clásica mencionada dedicada expresamente a ellos y a los jóvenes. Las ilustraciones... en fin, una entrada analística, para mí es como un minidocumental revelador. Un fuerte abrazo y gracias por seguir confiando en mí. Feliz Navidad.

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    1. Gracias por tu comentario, Marisa.
      Tanto la obra de Dickens en general, como el Cascanueces, que se desarrolla en Nochebuena, son ideales para estos días. Tienen un componente de unión y sirven de nexo de unión a las familias y a los niños. Pocas obras como la de Tchaikovsky son tan apropiadas para iniciar a los más pequeños en la música clásica.
      Un fuerte abrazo :-)

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