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Los Triunfos: De Petrarca a Händel

Vivimos en una época en que la percepción de nuestra existencia está cada vez más desdibujada. Apreciamos más el tener que el ser, lo bello que lo profundo, mientras que la con(s)ciencia el paso del tiempo, tanto en nuestra propia vida como en la de la humanidad a la que pertenecemos, está difuminando sus contornos. 
Paradójicamente, en esta época de cambio constante, con las relaciones sociales cada vez más inconsistentes, el tiempo de la modernidad líquida que describe Bauman, es el momento en que la sociedad persigue vivir en un presente continuo y eterno. 
Aunque nos parezca que son problemas única y exclusivamente de nuestro tiempo, podemos advertir que forman parte de la condición humana dirigiendo nuestra mirada a diversas obras de épocas diametralmente distintas. 
El tiempo, la belleza, el placer o el desengaño según Händel por un lado, junto al amor, la muerte, la fama o el tiempo de Petrarca por otro, nos acercan a reflexionar sobre nuestra existencia.
Te propongo unas reflexiones entre letras y músicas sobre conceptos como el paso del tiempo, la fama, el placer o la belleza con obras de Petrarca y Händel y que tienen vigencia en nuestros días. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere! 


Considerado uno de los más grandes compositores ingleses, pese a haber nacido en Halle (Alemania), Georg Friedrich Händel forma parte de un selecto grupo de músicos cuyas obras con conocidas por todo tipo de público. Quién no reconoce o ha entonado alguna vez melodías como el Aleluya de su oratorio El Mesías, o ha escuchado -sepa de donde provienen o no- algunas arias de sus óperas o los himnos de coronación que se siguen interpretando en ocasiones solemnes en el Reino Unido.
La obra que sirve de eje central a esta publicación es una de sus primeras incursiones dentro de la música vocal: Il trionfo del tempo e del (disinganno (El triunfo del tiempo y del desengaño), una obra que compuso durante su estancia italiana y que estrenó en Roma en el verano de 1707.
Escrita en forma de oratorio a partir de un libreto del cardenal Benedetto Pomphili e inspirado en Los triunfos de Petrarca, es una alegoría moral sobre la brevedad que poseen la belleza y los placeres de este mundo en un diálogo en el que intervienen cuatro personajes: La Belleza, el Placer, el Tiempo y el Desengaño.
La primera música que nos acompaña es Il voler nel fior degl'anni un dúo en el que la Belleza y el Placer entretejen consideraciones en una composición en estilo tripartito, en la que la primera y tercera parte, iguales, alternan con una segunda meditativa y en tiempo de andante. 


La interpretación está grabada en vivo en el Festival de Aix-en-Provence en julio de 2016 con las voces del contratenor Franco Fagioli como el Placer y la soprano Sabine Devielhe como la Belleza, acompañados por la agrupación Le Concert d¡Astree, dirigidos todos por Emmanuelle Haim.


El texto que proporcionó Pomphili al joven Händel estaba inspirado, como decíamos, en Los triunfos, una obra escrita por Petrarca más de trescientos cincuenta años antes.
Los triunfos como género provienen de la literatura clásica, especialmente los etruscos, griegos y romanos, y consistían en obras que tenían por objeto conmemorar una festividad, la grandiosidad e importancia de un dios o la entrada triunfal de un general tras la victoria, asó como la descripción de su desfile victorioso. Más adelante Ovidio introdujo un giro ideológico, al presentar a Cupido como alegoría de un jefe guerrero con el atributo de sus flechas en el campo amoroso, que desvía el objetivo primigenio de los triunfos hacia el cambio hacia otros aspectos como el goce del amor carnal.
Entre las cartas encontradas a la muerte de Francesco Petrarca se hallaron incompletos y con muchas correcciones los textos de Los TriunfosEscritos, posiblemente a parir de 1352 y quedando incompletos, Ls Triunfos fueron publicados y tuvieron gran éxito. Los cantos están dedicados a glosar los respectivos triunfos de Amor, de la Castidad, de la Muerte, de la Fama, del Tiempo y de la Divinidad.
El primero de los Triunfos de Petrarca está dedicado al Amor. En su inicio nos evoca, por un lado, el mencionado triunfo de Ovidio que dedica a Cupido; por otro lado, al comienzo de la Divina Comedia en que Dante se encuentra con Virgilio quien le acompaña en su viaje por el Infierno y el Purgatorio. Así, el comienzo del primero de los tres cantos que Petrarca dedica a Amor comienza con la singular aparición de Cupido, general, más que dios, del amor.
La versión que nos acompaña corresponde a la traducción que hiciera a nuestro idioma Antonio de Obregón y que fue publicada en Logroño en 1512, por lo que el lenguaje, la sintaxis y las expresiones contrastan con los que utilizamos en la actualidad. En el apartado bibliografía, webgrafía se puede acceder al texto completo.


Tras pasar su infancia en su Halle natal, donde aprendió a interpretar instrumentos como el órgano, clavecín, violín, oboe y recibir clase de contrapunto y composición de Friedrich Wilhelm Zachow, pasó a dirigir la orquesta de la Ópera de Hamburgo hasta que cumplió los veintidós años. Viajó entonces a Italia donde estuvo entre 1707 y 1710 estudiando y representando algunas de sus composiciones.
Regresó a su país de origen para ocupar el cargo de Kapelmeister del Príncipe elector de Hannover, quien lo instó a realizar una gira por Inglaterra, donde conocería el éxito con su ópera Rinaldo
Cuando el príncipe elector de Hannover fue coronado como George I de Inglaterra, Händel se estableció en el país donde llegó a triunfar con sus obras, adquiriendo la nacionalidad británica, fundando la Royal Academia of Music y siendo considerado el más grande compositor inglés de la época.

Triumphus Cupidinis (El Triunfo del Amor). Códice Vitr. 22-4, Biblioteca Nacional
Nos acompaña a continuación una de esas piezas que tanto abundan en la música del Barroco, el aria de Belleza Un pensiero nemico di pace, de nuevo un aria da capo, con sus tres partes y la repetición de la primera a modo conclusivo, un aria de bravura, con sus partes bien diferenciadas, la primera y tercera marcadas con la indicación de Allegro y la segunda con la de Moderato, y en la que podemos observar que el breve texto tiene un desarrollo más amplio y espectacular con la música de Händel.


La interpretación pertenece a la misma producción anterior y corre a cardo de la soprano Sabine Devieilhe acompañada de Le Condert D'Aatrée y la dirección de Emmanuelle Halm.


También se muestra la influencia de Dante en Los Triunfos de Petrarca en la métrica, formada a base de tercetos endecasílabos encadenados al estilo del autor de la Divina Comedia, en que riman los versos 1 y 3 de cada terceto, mientras el 2 para a rimar con el 1 y 3 del terceto siguiente y así hasta completar cada uno de los cantos.
El éxito de la obra en nuestro país se  debe a traducciones de Alvar Gómez (alrededor de 1510, casi siglo y medio después de ser escritos) y Antonio de Obregón, cuya traducción estamos siguiendo en esta publicación, de 1512. En esta última con versos que alternan las quintillas dobles con los octosílabos en lugar de los endecasílabos originales, en una traducción que se haya a camino entre las formulas medievales y las renacentistas. Además esta y otras versiones de su época seguían la traducción textual, casi palabra por palabra, aunque intentando respetar el contexto original con la inclusión de expresiones italianizantes en nuestro idioma.
En Los Triunfos de Petrarca predomina la idea de que Amor triunfa sobre todos los hombres acercándonos a un elenco de amantes famosos en los tres cantos dedicados a él. Mas también triunfa la Castidad sobre el Amor, quien es a su vez vencido por la Muerte. Sobre esta última triunfa la Fama, con sus tres cantos también con célebres personajes, quien es vencida a su vez por el Tiempo, que se erige como una segunda muerte por el olvido. Finalmente, el último canto está dedicado a la Eternidad, que vence y domina a todos. 
Esta suerte de poema alegórico entre lo profano y lo religioso se ve influenciado por dos presencias, la del propio Petrarca que se muestra como protagonista en ellos y la de quien es su musa omnipresente en toda su producción literaria, su amada Laura, el eje de toda su obra, quien al acercarse a la muerte se transforma en una visión de la belleza pura.

El Triunfo del Amor. Copia francesa de Los Triunfos de Petrarca (siglo XVI).
Los Triunfos alcanzaron una gran difusión y popularidad, especialmente el Triunfo del Amor gracias a su gusto medieval, la erudición con que está escrito y la carga alegórica que posee, alcanzan su fama hasta el periodo renacentista, donde influyó en un gran número de poetas.
El siguiente texto pertenece al tercero de los cantos de El Triunfo de Muerte, en el que el propio Petrarca recibe la presencia de tan señalado personaje -«quien nunca yerra» la llega a denominar- y la conversación que entabla con ella.


Para acercarse a la historia de cómo llegó a componer Händel Il Trionfo del Tempo e del Disinganno hay que remitirse a  uno meses antes, cuando el joven compositor arribó en su viaje por Italia a Roma, donde llamó la atención de los aficionados a la música, pertenecientes en su mayor parte, a los altos estamentos sociales. Allí fue protegido por algunos mecenas como los cardenales Pamphili y Ottoboni y el marqués Ruspoli, además de crear amistad con Arcangelo Corelli y Doménico y Alessandro Scarlatti, quienes influyeron en su formación.
El hecho de recibir el libreto y el encargo de Pamphili para componer un oratorio y no una ópera tiene su explicación, ya que estas están prohibidas en Roma por  el papa Clemente XI, Así, la obra compuesta por Händel es una sucesión de recitativos, arias da capo, dúos y cuartetos que se han llegado a llevar a los escenarios en bastantes ocasiones como si se tratara de una obra escénica.

El aspecto alegórico, inspirado en la obra de Petrarca se mantiene con una serie de imágenes y reflexiones sobre temas que nos afectan en todo momento. A continuación nos acompañan dos arias seguidas. Por un lado, el aria Nasce l'uomo ma nasce banbino cantada por el Tiempo, a la que sigue, dentro de la misma reflexión el aria del Desengaño L'uomo sempre se stesso distrugge. ¿Pueden tener cabida en nuestro pensamiento actual?

La interpretación de estas arias corresponde al tenor John Elwes como el Tiempo y la mezzosoprano Nathalie Stutzmann como el Desengaño en una grabación para el disco Hándel Edition. Volume 2 - Il Trionfo del Tempo, Teseo, Amadigi, publicado por Erato Classics S.N.C. en 1988 con Les Musiciens du Louvre con la dirección de Mark Minkowsky.


Igual que Dante en su Divina Comedia, Petrarca se erige en protagonista de su obra, siendo el eje sobre el que gira la misma en una suerte autobiografía idealizada en la que bosqueja su personalidad y la imagen que  desea legar de poeta innovador, humanista e intelectual. También refleja su gusto por la antigüedad clásica a la que eleva por encima de otras consideraciones. 
Sus Triunfos, aunque nos hayan llegado incompletos, poseen un resorte narrativo en el que unas fuerzas se imponen cada vez sobre la anterior, hasta llegar a la eliminación de todas con el único triunfo que cuenta realmente para el autor: el de la Eternidad, en una lucha entre fuerzas naturales y trascendentes que finaliza con la destrucción de cuanto es terrenal a favor de la visión celestial.

Carátula de Il Trionfo del Tempo e del Disinganno
El cuarto de los Triunfos de Petrarca está destinado a la Fama que se haya dividido en tres cantos. El texto que nos acompaña pertenece al tercero de estos cantos y en él, el admirado Petrarca se encuentra con aquellos héroes de la literatura y del pensamiento que transitaron por a antigüedad clásica y gozan de eterna fama. 


Es sorprendente que un compositor como Händel con poco más de veinte años haya sido capaz de realizar una obra de arte con un dominio tan grande de las técnicas musicales imperantes en su época. 
El texto de Pamphili es una alegoría moral sobre la brevedad de la belleza y de los placeres y esta Belleza se erige en el personaje central, situándose al inicio de la obra al lado del Placer, aunque la constante influencia del Tiempo y el Desengaño la irán dirigiendo hacia la verdad, a la presencia de Dios, según el esquema de la época.

Ilustración Triumphus Fame. Bibliothèque Nationale de France, París.(ca.1503)
Nos quedamos a continuación con otra de las intervenciones de la Belleza, Venga il Tempo, un aria más reflexiva y menos agitada que las anteriores que se inscribe dentro del estilo barroco que Händel llegó a sublimar.


La interpretación corresponde a la soprano francesa Natalie Dessay acompañada de nuevo por Le Condert D'Aatrée y la dirección de Emmanuelle Halm.


Pese a que su obra más popular y conocida de Petrarca sea el Cancionero, una obra lírica formada por más de trescientos poemas, la mayoría de ellos sonetos, Los Triunfos comparte con ella el haber sido escrita en el dialecto italiano toscano, frente al resto de obras escritas en latín.
La influencia de Petrarca y su amor por Laura trascendió las fronteras italianas para llegar a lugares como nuestro país donde alcanzó un gran predicamento y popularidad. El uso de sonetos y el recurso del amor platónico hacia un personaje idealizado, en este caso Laura, influyó sobre  los escritores hispanos.
Pero esta influencia creció con la publicación, siglo y medio más tarde de los Triunfos, especialmente en escritores como Jorge Manrique, el Marqués de Santillana o el Canciller López de Ayala.
Nos despedimos de la obra de Petrarca con un extracto de los poemas dedicados al triunfo del Tiempo, del que conocemos un solo canto. Ya inmersos en pleno desarrollo argumental, Petrarca comienza este extracto mencionando una frase que oyó, según la cual, la fama es como un poco de sereno en el invierno que se deshace con un poco de niebla, según lo cual el tiempo excesivo es un gran enemigo de la fama. 
Con estos versos finalizamos la mirada a la influencia que la obra de Petrarca tuvo en el oratorio de Händel.


Tras seguir en esta entrada del blog la relación entre esta obra de Händel y los Triunfos de Petrarca, inspirados a su vez en los del periodo clásico, tendrá una continuación en una nueva publicación, En esta ocasión, estará relacionada con algunas piezas de la obra de Händel que pertenecen, en su gran mayoría a la segunda parte de la obra, y entre las cuales se encuentra una de las piezas más conocidas del compositor. También habrá una referencia a las versiones que el propio Händel realizó y una mirada a nuestro tiempo, en la que recogeremos textos recientes que enlacen esta obra con nuestra actualidad para comprobar que algunas obras tienen vigencia más allá del tiempo en que fueron creadas.

La primera de las dos partes en que se divide El triunfo del Tiempo y del Desengaño finaliza con un cuarteto entre los protagonistas de la obra.
Tras un breve recitativo entre el Desengaño y el Tiempo, comienza el cuarteto Se non sei più ministro di pene en el que los cuatro personajes desarrollan sus argumentos, bien al unísono, bien en dúos.
El breve recitativo en que se dirigen a la Belleza y que da pie al cuarteto se desarrolla de la siguiente forma:

Desengaño: El reino del Placer has visto, ahora ven.
Tiempo: Busca un placer auténtico / Ve al reino donde reside la verdad.
 

El enlace que nos acompaña pertenece a una representación con la Gabrielli Consort & Players dirigidos por Paul McCreesh en el Festival de Beaune de 2010. Realizada en el formato original como oratorio en que Händel la estrenó, han tenido el detalle de distribuir a los cantantes a ambos lados del director, con el Tiempo y el Desengaño con ropajes negros, mientras la Belleza y el Placer lucen atuendos coloridos, más acordes con su condición.
La interpretación corre a cargo de las sopranos Rebecca Bottone y Renata Pokupic, como Belleza y Placer, la mezzosoprano Romina Basso como Desengaño y el tenor Roman Colett en el rol de Tiempo.

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Bibliografía y webgrafía consultadas:

4 comentarios:

  1. Como siempre una gran publicación llena de información, actos y personajes maestros de esta disciplina. Un saludo Miguel desde ANTIGÜEDADES DEL MUNDO.

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    1. Gracias, Jerónimo.
      Tú sabes la cantidad de obras valiosas que hay y que son poco conocidas. Estos Triunfos tienen su valor e interés hoy en día.
      Un fuerte abrazo :-)

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  2. Qué gran publicación. Me he perdido entre tus letras escuchando las voces del contratenor Franco Fagioli y la soprano Sabine Devielhe. "El tiempo, la belleza, el placer o el desengaño según Händel por un lado, junto al amor, la muerte, la fama o el tiempo de Petrarca por otro, nos acercan a reflexionar sobre nuestra existencia". Nuestra superficial existencia. Yo misma de estos Triunfos no tenía ni idea.
    Un abrazo, Miguel.

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    1. Gracias, María Pilar.
      Has podido comprobar que la obra de Händel es una obra maestra que tiene vigencia, aunque apenas dediquemos tiempo a meditar sobre nuestras existencias. La inspiración en Petrarca y sus Triunfos nos une con una publicación de hace más se siete siglos y que nos ayuda a meditar sobre lo sustancial, frente a lo trivial y virtual.
      Un fuerte abrazo :-)

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