La vida -nuestra vida- se desenvuelve entre la felicidad y el dolor, entre la ilusión y el desencanto, entre los sueños y los desengaños. Desde que nacemos, transitamos por circunstancias que son diferentes para cada uno de nosotros. Así, pese a la igualdad de derechos que preconizan las instituciones y las legislaciones de la mayoría de países, muchas circunstancias hacen que millones de personas no tengan las posibilidades y oportunidades para desarrollar una existencia digna en las mismas condiciones que nosotros.
En un mismo lugar, con similares condiciones de vida, es habitual encontrar a personas cuyas circunstancias vitales son lastradas por problemas familiares, económicos o sentimentales.
Durante siglos, gran parte de la población ha vivido dominada, agredida, sometida e incluso esclavizada por otra facción que ostentaba el poder. Los grandes imperios de la antigüedad e incluso los reinos del medievo generaron situaciones que, contra toda idea y razón, se continuaron de distinta forma, pero con idénticos resultados, en el siglo XX y en el actual.
La centuria de 1900 vio nacer y crecer las situaciones globalmente más violentas de la historia. Las dos guerras mundiales, con la enorme cantidad de personas inocentes que murieron en los conflictos, mostraron unas situaciones tan límites que la humanidad llegó a pensar que nunca más se volverían a dar.
La llegada del nazismo al poder generó un conflicto mundial en el que se dieron circunstancias como la creación de los campos de concentración que acabaron con la vida de miles de personas pertenecientes a diversas minorías étnicas, personas de ideología opuesta al régimen y, de modo especial, con el intento de exterminación de miles de judíos.
Las atrocidades cometidas con estos grupos desde su desarraigo de la sociedad en la que vivían, su internamiento en los campos, la deshumanización que sufrieron en ellos hasta acabar en la mayoría de los casos en su exterminio suponen uno de los momentos más atroces y denigrantes de la historia de la humanidad.
Entre estos millares de personas, algunos pudieron sobrevivir al planificado exterminio, llevando una vida marcada por estos hechos. Avrom Sutzkever fue uno de ellos, un escritor que dejó su huella y su testimonio sobre sus vivencias, su cultura, su idioma y sus pensamientos hasta su fallecimiento en este siglo.
Te propongo un paseo por algunas obras de Avrom Sutzkever el poeta del holocausto, con músicas de Avrom Brudno a partir de uno de sus poemas, de Ligeti y Messiaen. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!
Estrenado en Estocolmo en marzo de 1965, el Requiem de György Ligeti (1923-2006) muestra el inconformismo que el compositor tuvo toda su vida, dejando patente su curiosidad y esa búsqueda incansable para reinventar.
Ligeti sustituye la melodía por unas texturas sonoras que llegan a hipnotizar al oyente provocando una expansión del tiempo y el espacio a medida que se va desarrollando la música.
Aunque se trate de un formato musical habitualmente estandarizado, su Requiem no recoge los textos completos habituales de estas misas de difuntos, limitándose a algunos de los temas. En el Kyrie que nos acompaña, Ligeti teje con las voces una suerte de micropolifonía que apenas permite distinguirlas, creando una atmósfera que lleva la marca del compositor. Una fuga a cinco voces (soprano, mezzosoprano, contralto, tenor y bajo) crea un conjunto sonoro que parece extenderse como si fuera líquido.
Avrom (Habraham) Sútzkever nació en 1913 en Smorgón, una pequeña aldea de Lituania cercana a Vilna, aunque sus padres se refugiaron en Omsk, en Siberia, al inicio de la I Guerra Mundial. Tras la muerte de su padre regresaron a Vilna en 1921 donde Avrom recibió clases en los heders locales y en la escuela judía de secundaria Herzliah, para continuar estudiando literatura polaca, época en la que un amigo le inició en la poesía rusa al tiempo que comenzó a escribir sus primeros poemas en Yiddish.
Sus primeras publicaciones aparecieron en la revista judía Bin (La abeja), pasando a formar parte desde 1933 del grupo de escritores Iung-Vilne (Joven Vilna) y trasladándose a vivir a Varsovia. Lider (Poemas, 1937) y Valdiks (Del bosque, 1940) fueros sus primeros poemarios.
Con la ocupación nazi en 1941, el poeta y su esposa fueron enviados al gueto de Vilna.
Nos acompaña uno de los poemas escritos durante este tiempo y reformado tres décadas después, La primera noche en el gueto, una desoladora reflexión que el escritor nos deja hasta concluir con la llegada de la lluvia y la visión de las estrellas.
Conocido especialmente por su música relacionada con los pájaros y su intensa religiosida, Olivier Messiaen (1908-1992) es quizás el compositor francés más importante de la mitad central del pasado siglo.
En este recorrido con obras del Poeta del holocausto, nos acompaña una de sus obras emblemáticas, su Quartuor pour la fin du temps (Cuarteto para el fin de los tiempos), una pieza compuesta en unas circunstancias muy particulares.
Messiaen fue hecho prisionero en 1940 y enviado al campo de prisioneros de guerra de Görlitz, en Silesia. Allí escribió la obra para los instrumentos con los que contaba: violín, clarinete, violoncello y un piano que tocaría él mismo. Dividido en ocho movimientos, se inspiró en un texto del Apocalipsis, aunque el compositor afirmó que no trataba de la visión bíblica, ni de su situación como prisionero, sino de la idea del fin del tiempo, sin pasado ni futuro, el comienzo de la eternidad.
Portada de Siberia con ilustraciones de Marck Chagall |
Como acompañante del siguiente poema de Sutzkever nos quedamos con el primero de los movimientos, Liturgia de cristal, interpretado por Sarah Johnson al violín, Richard von Foerster en el cello, Brian Ebert en el clarinete y Heidi Leathwood en el piano.
Como muchos otros judíos, Avrom Sutzkever y su esposa Freydke -que se habían casado un día antes del comienzo de la guerra- se quedaron confinados en el gueto de Vilna. Allí les adjudicaron el trabajo de catalogar documentación y obras de arte para enviarlos a un organismo de Frankfurt en el que se pretendían guardar obras del futuro extinto pueblo judío. Arriesgando la vida entre todos, llegaron a esconder diversos documentos como un diario de Theodor Herzl, algunos dibujos de Marc Chagall y Alexander Bogen tras los muros del gueto.
Tras el asesinato de su madre y su hijo pequeño, el 12 de septiembre de 1943 varios de los componentes del grupo huyeron a los bosques más allá del gueto, luchando como partisanos contra el ejército alemán.
Al llegar uno de sus poemas a miembros del Comité Antifacista Judío de Moscú como Boris Pasternak, lograron que desde el Kremlin enviaran un avión a rescatarlos. De esta forma, el matrimonio llegó a Moscú en marzo de 1944 donde nació su hija.
Aunque la obra de Avrom Sutzkever es extensa, hasta el punto de llamársele el Poeta del Holocausto, no hay traducciones de su obra en nuestro idioma, pudiéndose encontrar algunos de sus poemas subidos a Internet por Eliahu Toker.
Nos acompaña otro de los poemas escritos durante su estancia en el gueto de Vilna, Ejecución, un desconsolado texto que parte de nítidas reflexiones sobre experiencias sufridas en esos duros y complejos momentos le ocurrieron a él y a tantos miles de judíos.
Una vez finalizada la contienda mundial, Sutzkever fue llamado para testificar en los juicios de Nuremberg, donde declaró contra Franz Murer, el asesino de su madre y de su hijo.
Después de unos años en Polonia y París, se instaló en 1947 en Tel Aviv, aún perteneciente a Palestina, bajo el mandato británico, puesto que hasta el año siguiente no se fundó el estado de Israel.
Allí comenzó a editar la revista Di Goldene Keit (La cadena dorada), la mayor y prestigiosa publicación literaria en Yiddish.
Entre sus libros de poemas, escritos en ese idioma, se encuentran Di Festiung (La fortaleza), Yidishe Gas (Calle Judía), Siberia, En midber Sinai (En el desierto del Sinaí), Di fidroyz (La rosa del violín), Griner akvaryium (Acuario verde) o Fun alte un yunge ksav-vadn (Risas bajo el bosque. Poemas de manuscritos Viejos y Nuevos), prácticamente ninguno traducido a nuestro idioma.
Todas estas obras contribuyen a formar un impresionante testimonio poético del último siglo de historia de los judíos de Europa e Israel, expresándose con imágenes de una rica belleza.
Avrom Sutzkever falleció, casi centenario, en Tel Aviv en 2010.
Nos acompaña un último poema suyo, Unter dayne vayse shtern (Bajo la blancura de tus estrellas), un texto en el que vuelve a derramar todo los sentimientos que le provocan la estancia en el gueto de Vilna.
Tocayo de Sutzkever, Avrom Brudno coincidió con él en el gueto de Vilna donde compuso algunas de las canciones que más éxito tuvieron, algunas de las cuales fueron publicadas en una de las revistas musicales del gueto. Su vida se cortó abruptamente, falleciendo en el campo de concentración de Klooga (Estonia).
Es precisamente su versión musical del poema Bajo la blancura de tus estrellas la que nos acompaña para despedirnos de la poesía de Sutzkever.
La interpretación, a cargo de una soprano de la que desconocemos su nombre está subtitulada en alemán, inglés, ruso, yiddish y hebreo y muestra la enorme sensibilidad del poeta y del compositor.
Bibliografía y webgrafía consultadas: