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Versos para El Quijote

No hay duda de que El Quijote es una de las obras maestras de la literatura mundial, una novela que, partiendo de la crítica a las novelas de caballería, crea unas condiciones y unas características que van a servir de base para obras posteriores.
La caracterización y humanización de personajes, el lenguaje directo y rico en vocabulario, la original e innovadora estructura narrativa se muestran a la par que su innegable sentido del humor.
La crítica a los libros de caballería le sirve a Cervantes para enjuiciar a la sociedad de su tiempo y los valores en que se asienta, presentando una visión muy realista y humana de la misma.
El centro del relato nos muestra que la realidad no es objetiva ni fija, ya que depende de las sensaciones, percepciones e interpretaciones que le de cada persona. El hecho de que Don Quijote viva en ese mundo fantasioso creado en su mente por los libros de caballería lo lleva a interpretar la realidad con que se encuentra de una forma que suele rozar el delirio. Mas por otro lado, lo lleva a enfrentarse a ella de una forma más íntegra y valiente que el resto de los personajes que lo acompañan y que gran número de personas al afrontar su vida.
Cuando leemos El Quijote nos acercamos a una obra tan moderna en su concepción que ha influenciado a toda la novela posterior, con unos personajes enormemente vivos y humanos y una sucesión de historias que van cambiando la percepción que los protagonistas tienen de la realidad. 
Te propongo acercarte a las poesías que Cervantes publicó al comienzo de El Quijote a modo de prólogo. Nos acompaña música quijotesca de Telemann. Si te gusta… ¡Comenta, comparte, sugiere!

Ilustración de Gustave Doré para El Quijote.
Esta es una de las escasas publicaciones del blog en la que la música no es cantada, aunque con los textos de Cervantes y su Quijote está más que equilibrada.
Cuando leemos El Quijote solemos disfrutar de las aventuras del Caballero de la Triste Figura, del sentido del humor que Cervantes aplica a la historia, un sentido que nos va volviendo más cercano al personaje conforme lo vamos conociendo y tomándole afecto. También vamos conociendo su época, la forma de vida de aquel tiempo, las características de la sociedad, o un vocabulario tan rico como expresivo. Dentro de la novela encontramos algunos versos que llenan de poesía algunas de su páginas, aunque no nos acercamos a ellos en esta publicación.
En ocasiones saltamos o leemos rápidamente las páginas previas antes de comenzar. En Dedicatorias con arte nos acercamos a las primeras hojas de la novela de Cervantes con la publicación de la Tasa y la Fe de erratas, a la que seguía la dedicatoria al Duque de Béjar. Pero antes de comenzar el capítulo inicial aún queda el prólogo en el que el escritor se dirige al «desocupado lector» para acercarlo a la novela, introduciendo en este inicio una serie de poesías que son las que protagonizan esta publicación.
En este prólogo, el ingenioso y prolífico escritor se escuda en una supuesta falta de pericia para mostrar su nula inspiración. Quizás sea más prudente y práctico, acudir directamente al prólogo tal como lo escribió su autor. Otra opción, atento lector, es seguir esta muestra más corta y resumida de sus palabras, aunque menos pertinente.

Desocupado lector: Sin juramento me podrás creer que quisiera que este libro, como hijo del entendimiento, fuera el más hermoso, el más gallardo y más discreto que pudiera imaginarse. Pero no he podido yo contravenir al orden de la naturaleza; que en ella cada cosa engendra su semejante. Y así, ¿qué podrá engendrar el estéril y mal cultivado ingenio mío, sino la historia de un hijo seco, avellanado, antojadizo y lleno de pensamientos varios y nunca imaginados de otro alguno, bien como quien se engendró en una cárcel, donde toda incomodidad tiene su asiento y donde todo triste ruido hace su habitación?

Poco más adelante, nos habla de su relación con su universal personaje, dirigiéndose de nuevo al lector para disculparse nuevamente.

Pero yo, que, aunque parezco padre, soy padrastro de Don Quijote, no quiero irme con la corriente del uso, ni suplicarte, casi con las lágrimas en los ojos, como otros hacen, lector carísimo, que perdones o disimules las faltas que en este mi hijo vieres; y ni eres su pariente ni su amigo, y tienes tu alma en tu cuerpo y tu libre albedrío como el más pintado, y estás en tu casa, donde eres señor della.

Así que, hablando de su obra, muestra su intención de publicarla tal cual se encuentra, sin el prólogo, los versos u otros escritos iniciales que suelen acompañar este tipo de obras.

Solo quisiera dártela monda y desnuda, sin el ornato de prólogo, ni de la inumerabilidad y catálogo de los acostumbrados sonetos, epigramas y elogios que al principio de los libros suelen ponerse. Porque te sé decir que, aunque me costró algún trabajo componerla, ninguno tuve por mayor que hacer esta prefación que vas leyendo. Muchas veces tomé la pluma para escribille y muchas la dejé, por no saber lo que escribiría y muchas la dejé, por no saber lo que escribiría.

Ricardo Balaca. "Quijote y Sancho se dirigen al Toboso"
Poco más adelante, el escritor desvela cómo se decidió a prologar y versificar el comienzo de su inmortal novela, mostrando como otra persona lo que quizás fuera so propio pensamiento que hacía surgir una nueva idea.

Y estando una suspenso, con el papel delante, la pluma en la oreja, el codo en el bufete y la mano en la mejilla, pensando lo que diría, entro a deshora un amigo mío, gracioso y bien entendido, el cual, viéndome tan imaginativo, me preguntó la causa; y, no encubriéndosela yo, le dije que pensaba en el prólogo que había de hacer a la historia de don Quijote, y que me tenía de suerte que ni quería hacerle, ni menos sacar a luz las hazañas de tan noble caballero. 

Ante este nuevo pensamiento, Cervantes muestra su postura sobre la publicación de los textos antes del inicio de la historia de tan singular personaje.

De todo esto ha de carecer mi libro, porque ni tengo qué acotar en el margen, ni qué anotar en el fin, ni menos sé qué autores sigo en él, para ponerlos al principio, como hacen todos (...) También ha de carecer mi libro de sonetos al principio, a lo menos de sonetos cuyos autores sean duques, marqueses, condes, obispos, damas o poetas celebérrimos; aunque si yo los pidiese a dos o tres oficiales amigos, yo sé que me los darían.

En esta circunstancia el amigo/pensamiento intuye una nueva luz aún tenue y lejana, que puede servir de remedio.

-Por Dios, hermano, que agora me acabo de desengañar de un engaño en que he estado todo el mucho tiempo que ha que os conozco, en el cual siempre os he tenido por discreto y prudente en todas vuestras aciones. Pero agora veo que estáis tan lejos de serlo como lo está el cielo de la tierra. ¿Cómo que es posible que cosas de tan poco momento y tan fáciles de remediar puedan tener fuerzas de suspender y absortar un ingenio tan maduro como el vuestro, y tan hecho a romper y atropellar por otras dificultades mayores.

Intuida la idea, es momento de darle forma, como el propio autor explica:

-Lo primero en que reparáis de los sonetos, epigramas o elogios que os faltan para el principio, y que sean de personajes graves o de título, se puede remediar en que vos mesmo toméis algún trabajo en hacerlos, y después los podéis bautizar y poner el nombre que quisiéredes, ahijándoles al Preste Juan de las Indias o al Emperador de Trapisonda, de quien yo sé que hay noticia que fueron famosos poetas (...) 
En lo de citar en las márgenes los libros y autores de donde sacáredes las sentencias y dichos que pusiéredes en vuestra historia, no hay más sino hacer, de manera que venga a pelo, algunas sentencias o latines que vos sepáis de memoria, o, a lo menos, que os cuesten poco trabajo el buscalle. (...)
En lo que toca a poner anotaciones al final del libro, seguramente lo podéis hacer desta manera: si nombráis algún gigante en vuestro libro, hacedle que sea el gigante Golias, y con sólo esto, que os costará casi nada, tenéis una grande anotación, pues podéis poner: El gigante Golias, o Goliat, fue un filiesteo a quien el pastor David mató de una gran pedrada en el valle de Terebinto, según se cuenta en el Libro de los Reyes, en el capítulo que vos halláredes que se escribe.

Con esta idea clara y consolidada, muestra del agudo ingenio de Cervantes finaliza este prólogo con que inicia los versos que anteceden a la más famosa de las novelas y a su principal protagonista.

Con silencio grande estuve escuchando lo que me amigo me decía, y de tal manera se imprimieron en mí sus razones que, sin ponerlas en disputa, las aprobé por buenas y de ellas mismas quise hacer este prólogo; en el cual verás, lector suave, la discreción de mi amigo, la buena ventura mía en hallar en tiempo tan necesitado tal consejero, y el alivio tuyo en hallar tan sincera y tan sin revueltas la historia del famoso Don Quijote de la Mancha

Una vez decidido en el prólogo, el genial Cervantes introduce una serie de poemas de diverso tipo en el que grandes personajes de la literatura escriben a los que protagonizan su novela. Nos acercamos a algunos de ellos.

Nada menos que Amadís de Gaula, uno de los espejos en los que se miraba el caballero manchego, es quien le envía uno de los primeros saludos en forma de soneto a nuestro protagonista.
La Peña Pobre, aquel islote en el que Amadís se retiró a meditar tras ser rechazado por su amada Oriana, será imitado por Don Quijote cuando se retire a Sierra Morena.


El éxito de El Quijote fue rápido, extendiéndose fuera de las fronteras de nuestro país y de nuestro idioma. Quizás la primera obra musical dedicada al personaje y a sus aventuras sea la que escribió el compositor que está considerado más prolífico de la historia. 
Con más de 800 obras catalogadas y más de 3000 acreditadas, muchas de ellas desaparecidas, Georg Philipp Telemann (1681-1767) poseía una edición de El Quijote en su biblioteca y llegó a componer dos obras sobre el personaje: Burlesque de Quixotte y Don Quichotte auf der Hochzeit des Camacho (Don Quijote en las bodas de Camacho), compuesta esta última cuando contaba con ochenta años.
Burlesque de Quixote (catalogada como TWV 55 - G 10), es una Suite en sol mayor para cuerdas y bajo continuo compuesta en 1716, casi medio siglo antes de la referida a las bodas de Camacho.
Dividida en siete movimientos de breve duración, su nombre en francés proviene del tipo de pieza con que se inicia la obra. Frente a la Obertura italiana dividida en tres partes contrastantes (rápida, lenta, rápida), la Obertura francesa invierte el orden en lenta, rápida y lenta.
Telemann inicia esta Burlesca del Quijote con la sección lenta a base de unos ritmos punteados que se transforma en una fuga con ritmo de Allegro, para dar paso a la sección lenta más breve que las anteriores. 
La interpretación de la obertura, además del resto de las piezas que nos acompañan pertenece a la agrupación Musica Vitae dirigida por Christian Lindberg en una grabación del disco Don Quixotte para European Gramophone de 2020.


Si en el primero de los poemas que preceden la novela es el paladín Amadís de Gaula quien escribe al protagonista de la obra, el que nos acompaña a continuación está escrito por Oriana, hija del rey Lisuarte y princesa de Inglaterra y amada y después esposa de Amadís, quien dirige unos versos a Dulcinea del Toboso. Así, de Cervantes nos lleva de caballero a caballero y de amada a amada, con referencias a ellos y sus lugares de origen, el paradisíaco palacio inglés de Miraflores y el Toboso en el soneto que nos acompañan.


Ilustración de Gustave Doré
Nos acompaña el segundo movimiento del Burlesque titulado por Telemann Le revell de Quixote (El despertar de Don Quijote), un minuetto con una melodía ingenua que evoca el galopar de un caballo, a base de notas largas en las cuerdas y pausas exageradas para describir las impresiones y decisión que toma el hidalgo al despertar.


Siguiendo el paralelismo y la lógica, el siguiente de los sonetos está dirigido de escudero a escudero. Aquí, Gandalín se muestra entre la admiración sincera y la burla hacia el fiel y sensato Sancho, a quien en el último terceto nos lleva a un término prácticamente en desuso: buzcorona, ese término que el diccionario de la R.A.E. recuerda como la «burla que se hacía dando a besar la mano y descargando un golpe sobre la cabeza y carrillo de quien la besaba.»


El tercer movimiento de la Burlesque nos acerca a la que quizás sea la aventura más conocida de nuestro caballero andante. En el Son attaque des moulins a vent (Ataque a los molinos de viento), Telemann plantea una música rápida con notas repetidas que representa las acometidas a los molinos que, en su delirio, Don Quijote cree gigantes. 


El próximo poema que nos acompaña tiene dos peculiaridades que lo diferencian de los anteriores.
En primer lugar, no es de un personaje de libro aventuras, sino que viene escrito y dedicado por el Donoso, a quien los estudiosos identifican bien con Castillo Solórzano, que escribía como El Donairoso, o bien de Gabriel Lasso de la Vega, aunque no podría descartarse que fuera el propio Cervantes su autor.
Por otra parte, no se trata de una composición tan clásica como el soneto, sino que está escrito en versos de cabo roto, una composición en la que se suprimen las sílabas que siguen a la última tónica, quedando las últimas palabras de cada agudas, de modo que la rima se centra en esta y no en las que deberían seguirlas. Este tipo de verso se utilizaba en obras de tono y aire burlescos.


Contemporáneo de Bach, Händel o Vivaldi, Telemann viajó y absorbió toda la música que se hacía en su época. Gracias a ello, pudo vivir de la música que componía gracias a sus publicaciones, como Der gefreue Musikmeister, un periódico de tirada quincenal en el que incluía obras propias y de otros autores, lecciones de música y que iba publicando por entregas, en algunas ocasiones para que los melómanos lectores fueran adquiriendo cada entrega.
En los dos siguientes movimientos del Burlesque, Telemann desarrolla uno de los aspectos en los que era un maestro, el uso de la onomatopeya en la música. En el cuarto número, Les soupirs amoureux aprés la Princesse Dulcinee (Suspiros amorosos por la princesa Dulcinea), nuestro personaje imagina que la campesina que ha visto, Aldonza Lorenzo, es la dama que no debe faltarle a un caballero, su princesa amada Dulcinea del Toboso y anhela acercarse a ella para decirle cuánto la ama. La sección de cuerdas retrata los melancólicos suspiros amorosos de Don Quijote.


En la misma tónica que el anterior, es poema que nos acompaña a continuación sigue en el mismo tono burlón y con los versos de cabo roto, en esta ocasión, recitados desde el personaje de Rocinante, en el que enlaza con la familia de Babieca, el caballo de El Cid, mostrando después un tipo de carreras, las parejas a lo flojo, en las que ganaba quien llegaba el último, para acabar con referencias al Lazarillo de Tormes y la argucia con que le bebía vino al ciego con una caña de centeno.


Continúa la Burlesque de Quixotte con Sancho Panza berne (Sancho Panza manteado), un movimiento que muestra de nuevo el tono burlesco al presentar al escudero cuando es empujado, golpeado y manteado por no pagar el alojamiento en una venta como si fuera una elegante y delicada danza cortesana entre los jadeos e hiposos suspiros del sufrido Sancho


Volviendo al protagonista de la novela, en esta ocasión es otro de los grandes personajes de la literatura caballeresca quien a él se dirige, Orlando.

Ilustración de Gustave Doré.
El Orlando furioso de Ludovico Ariosto, personaje basado en Roland o Rolando, uno de los caballeros de Carlomagno, sufre la misma dolencia que el manchego, el mal de amores. Enamorado de Angélica, hija de Galafrón, este enloqueció por el desinterés de ella, enamorada de Medoro. Así, un noble caballero como el enfurecido Orlando se dirige al nuestro personaje en la más noble de las composiciones, el soneto, para hablarle de tú a tú, equiparando sus pérdidas de seso por los desengaños amorosos.


El penúltimo número del Burlesque de Telemann nos lleva a otros de los personajes de la obra, en este caso a los compañeros de fatiga de caballero y escudero, Rocinante y el asno de Sancho Panza del que nunca se dice el nombre, y al que se refiere su dueño como rucio por el color de su pelo que debía estar ser entre pardo claro, blanquecino o canoso. 

Ilustración de Gustave Doré
En Le galop de Rosinante. Célui d'ane de Sanche (El galope de Rocinante. También del burro de Sancho), Telemann muestra su agudo ingenio presentando a los dos animales en un número tripartito. Primero describe a Sancho al galope en un ritmo, no de cuatro, sino de tres tiempos, como cojeando; más adelante recrea el tozudo caminar del asno dando bandazos, con testarudas pausas a base de un ritmo punteado, para volver al galope del flaco jumento al final del jocoso y burlesco episodio musical.


El último de los poemas con el que Cervantes concluye su prólogo es de nuevo un soneto, aunque en esta ocasión con dos características que lo hacen singular. Por un lado está protagonizado por dos animales que el último había reconocido como parientes, Babieca y Rocinante; por otra parte, es un diálogo entre ellos, con la curiosidad de que en los cuartetos alternan los versos, mientras en el primero de los tercetos dialogan a medias cada verso, para concluir el último con la voz de ese rocín flaco, fiel compañero de andanzas quijotescas.  


La Burlesque finaliza con Le couche de Don Quixote (El sueño de Don Quijote), en el que Telemann nos muestra al caballero soñando feliz con las conquistas que le esperan. Se trata de un número final más alegre que épico y apropiado para provocar el aplauso del público. 


Finaliza aquí este paseo por los versos que anteceden a El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha con la convicción de haber disfrutado de un prólogo original y digno de una obra maestra y con el convencimiento y las ganas de volver a leer de nuevo esta obra.

Ilustración de Gustave Doré.
La suite de Telemann nos ha servido de una interesante compañía de la que se ha buscado una versión dividida en los distintos movimientos que la componen. Seguro que en este tiempo que nos devora no tienes, ocupado lector, un momento más de ocio, por lo que, si lo deseas, puedes volver más adelante a disfrutar de una versión completa de la obra de Telemann que dura poco más de un cuarto de hora.
Se trata de una versión de la Norwegian Chamber Orchestra dirigida por Terje Tennesen grabada en el Sentralen de Oslo.

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Bibliografía y webgrafía consultadas:
  • Cervantes Saavedra, Miguel. Don Quijote de la Mancha, introducción de Florencio Sevilla Arroyo,  Penguin Clásicos, 2015.
  • Georg Philipp Telemann. Burlesque de Quixote Musica Vitae, dirección de Christian Lindberg, European Gramophone.

6 comentarios:

  1. Hola Miguel, muy buena entrada. El Ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha es una obra maestra, por todo lo que contiene y por el ingenio que Cervantes demuestra en ella. Supongo que ni él mismo se creía su ingenio y decía de sí mismo el motivo por el que la lírica, la poesía, no se le daba bien: "la gracia que no quiso darme el cielo" decía, y nada más lejos de la realidad, por eso quizá en un primer momento no quiso prologar su obra con poemas, supongo que no le apetecía pedírselo a nadie y quizá tampoco se atrevía a hacerlo él mismo, hasta que al final claudicó y recurrió a composiciones con sus propios personajes u otros de la literatura, imaginación, ironía e ingenio le sobraban... Una pena que no pueda ver el éxito que su obra ha despertado.
    Un abrazo. :)

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    1. Gracias por tu comentario y como manchega, Merche. El ingenio de Cervantes era descomunal y, como dices, echaba de menos no poder triunfar en teatro y poesía. Con estos versos muestra que también domina esta faceta. En cuanto al éxito de El Quijote, pudo apreciarlo en su primera parte hasta el punto de escribir una segunda que alejara al público de las copias, aunque no llegara a disfrutar de la trascendencia que su obra ha tenido en la literatura.
      Un fuerte abrazo :-)

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  2. Hola Miguel, elegiste al ingenioso Don Quijote para esta entrada . Un escritor que nunca hubiera imaginado hasta donde llegaría su obra. Para mí de lo mejor de la literatura. Gracias por compartirlo. Un abrazo

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    1. Gracias, Nuria. Sin duda, una obra genial que está originalmente iniciada con estos versos tan originales.
      Un fuerte abrazo :-)

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  3. Como bien dices, la realidad es relativa. Me gustaría comparar la visión que plasmas en tu post con la situación que vivimos en la sociedad actual., donde estamos sometidos a una realidad "pintada" a través de los medios de comunicación, tertulias televisadas y noticieros que no hace otra cosa que confundirnos. Parece que la confusión fuera ante todo el objetivo, para que nuestro juicio quede nublado por la duda y lo que es más grave, el miedo. Si sentimos aprehensión ante lo que nos dicen que está sucediendo o sucederá en el mundo conseguirán que seamos lo más cercano a un rebaño. En el caso de D. Quijote, él era un caso de individualismo en medio de ese rebaño, actitud que hoy en día veo que es más difícil que en la época del ilustre hidalgo.
    La música de Telemann es muy apropiada para acompañar la lectura de El Quijote. Me veo recorriendo esos parajes de La Mancha junto al gran escudero Sancho Panza y los gigantescos molinos de viento.
    Felicidades por tu post. Gracias por compartirlo.
    Saludos.

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    1. Gracias por tu comentario, Marcos.
      Una de las características más singular del Quijote es su capacidad para pensar siempre de forma independiente y “a lo grande”, no dejándose influir por las ideas ajenas.
      Esta música de Telemann es una de las primeras composiciones programáticas que presentan sentimientos e imágenes que nos acercan a la obra y los personajes de Cervantes.
      Un fuerte abrazo :-)

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