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Aquel viaje que (no) hicimos

Viajar es una experiencia vital, una manera de aprender más sobre ti mismo y sobre los demás, de forma que el destino de cualquier viaje no debe ser solo un lugar, sino que debe aportarnos una nueva perspectiva de ver las cosas, de entender la riqueza del mundo en el que vivimos, de mejorar nuestra tolerancia.
En un mundo difícil de entender, cargado de una prisa constante, de un incesante ruido cargado de gritos que nos acompañan desde que nos levantamos hasta el trabajo o el ocio, el viaje puede ser tomado como una nueva experiencia o un tiempo de absoluto descanso. Así, para muchos, viajar supone estar durante unos días tumbados en la playa de su país o en lugares paradisíacos, descansar del estrés en un crucero o realizar un viaje organizado donde observar algunos lugares comunes antes de volver a la rutina.
Así, cada viaje se convierte en una experiencia distinta para quien lo practica, dependiendo de sus necesidades e intereses. Hay acontecimientos, deportivos e incluso culturales, en que se organizan grandes desplazamientos para presenciarlos, llevando a quienes asisten de un lugar a otro, para volver en un rápido regreso. Ser viajero no es ser turista, desde el momento en que un viaje supone un recorrido interior a la par que el exterior.
En Una habitación con vistasE. M. Forster cuenta una anécdota sobre la invasión de turistas. Uno de los personajes narra. 


-Conocen la historia de la muchacha americana que pregunta a su 
padre: "Dime papá, ¿qué viste en Roma?" Y el padre le responde:
 "Pues creo que en Roma es donde vimos al perro de color canela".

Frente a este adocenamiento, cada viaje posee una singularidad que comienza desde la preparación del viaje hasta su realización, además de la experiencia que deja en el viajero. Pero no siempre salen los viajes tal como se proponen, incluso en ocasiones no llegan a desarrollarse. 
Te propongo un paseo por algunas experiencias de viajes y su organización hasta otros que no llegaron a realizarse. Nos acompañan obras de algunos de los autores más creativos e innovadores. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!



Pocos escritores se han movido tanto en la vanguardia de la literatura, en la experimentación y la búsqueda de nuevos caminos como Julio Cortázar. Sus escritos se mueven entre el relato corto, la prosa poética y obras de gran formato como Rayuela, rompiendo el concepto de lo temporal, con personajes que poseen una autonomía y una gran profundidad psicológica, moviéndose en la delicada línea que separa lo real y lo fantástico. Creador también de nuevos formatos literarios, Cortázar aportó un significado de calidad a la literatura hispanoamericana del siglo XX.
Escrito al alimón con su esposa Carol Dumlop, Los autonautas de la cosmopista  o un viaje atemporal París - Marsella es el último libro del autor franco argentino, publicado cuando ella ya había fallecido y un año antes de que él lo hiciera.
Narra un viaje por la autopista del sur desde Paris hasta Marsella, siendo pues, uno de esos libros de viajes, pero con el inconfundible sello y sentido del humor del escritor.

Todos los viajes son diferentes, cada uno posee una dosis de aventura e incertidumbre, unas características que lo hacen deseable por algunas razones concretas diferentes a otros, distinto para cada viajero.
También los preparativos son parte del viaje. Desde la elección del lugar donde se desea ir, las razones que lo motivan, seleccionar qué se quiere conocer allí, dónde dirigir los pasos y la mirada, son alicientes al viaje.
Esta primera mirada hacia el viaje también supone una diferencia. En Los autonautas de la cosmopista, Cortázar nos cuenta, insertando una carta, como fueron los preliminares de su viaje.



Cada viaje es diferente e indudablemente prepararlo para una o varias personas es diferente que organizarlo para un grupo numeroso. Es lo que tienen los viajes organizados que se llevan a cabo por algunas agencias especializadas. Personas que no se conocen acaban compartiendo itinerario, experiencias y convivencia.
Una de las más particulares composiciones de Gioacchino Rossini es Il viaggio a Reims (El viaje a Reims), una obra de circunstancias a mitad de camino entre la ópera y la cantata escénica en dos actos, fue estrenada en 1825 en el Théâtre des Italiens de Paris para celebrar la coronación, al estilo de sus antepasados, de Carlos X de Francia en Reims. La obra sólo tuvo tres representaciones y Rossini aprovechó casi toda la música para su nueva ópera Le comte Ory.
Hasta el Festival de Pesaro de 1984 no volvió a representarse y su estreno en España fue en el Palacio de la Ópera de A Coruña en 2000.
El argumento hace coincidir a un grupo de viajeros de distintas nacionalidades en un balneario desde donde partirán a Reims para asistir a la coronación. Allí se encuentran representados distintos personajes y nacionalidades a la espera de la salida. Una vez decidida la partida encuentran que no hay transporte disponible para todos, por lo que deben renunciar a su viaje y deciden realizar una celebración entre ellos.

Posiblemente la parte más conocida de Il viaggio a Reims sea el Gran pezzo concertato (Gran pieza concertada), la única pieza de la historia de la música escrita para catorce solistas sin coro y en la que podemos observar que también Rossini es capaz de innovar. Cuando conocen que no hay caballos para ir a Reims cantan trece voces, pero tras la aparición de la carta, en la cabaletta -la parte final más animada de la pieza- ya están presente todos los cantantes. El texto de la primera parte -el cantabile- es una mezcla de frases comunes en los libretos de ópera (Cruda sorte, Oh Dio, Palpitando va il mio core, Penar mi fa...) pero Rossini los eleva con su música. En la cabaletta la brillantez rossiniana aparece lucir como en pocas obras suyas, transformándose la frustración por no poder asistir a la coronación en la ilusión de una gran celebración en París. El Tra dolce e cari palpiti de esta cabaletta va pasando de una voz a otra hasta concluir en una explosión de alegría sin igual.
La interpretación de este Gran pezzo concertato de Il viaggio a Reims de Rossini corresponde a una grabación que se celebró en el Palacio de la Ópera de Bellas Artes de México D.F. en 2016 con la orquesta titular y la dirección de Iván López Reynoso. Este concertato está formado por tres piezas unidas: Ah! A tal colpo inaspettato (¡Ah! Qué golpe tan inesperado), seguida de Signori, ecco una lettera (Señor, aquí tengo una carta), para terminar con la cabaletta Tra dolci e cari palpiti (Entre dulces y queridos latidos).



Narrado de forma singular entre un lenguaje literario, poético y un cierto sentido del humor, como anunciaba Cortázar en su carta, los autores dedican unos capítulos de Los autonautas de la cosmopista a los preliminares del viaje. La organización de los objetos a llevar consigo, el abastecimiento con la ayuda de amigos comunes y, de manera especial, las que podríamos denominar las reglas del juego que seguirían durante el viaje y el pensamiento de cómo transmitir la experiencia a los lectores son parte fundamental del libro. 
Salpicado de las imágenes que Carol Dunlop aportó como fotógrafa y de ingenuos dibujos con el recorrido llevado a cabo, los autores transportaron un periplo, que en cualquier otra ocasión sería anodino, al lenguaje épico de los viajes de los grandes descubrimientos. Así, casi de manera entre onírica y surrealista, comparan su desplazamiento con los viajes de Marco Polo o Cristóbal Colón, manteniendo un delicado sentido del humor que atraviesa, como la misma autopista, de arriba abajo las páginas del libro.
Pese a la pasión de Cortázar por la búsqueda de medios y caminos literarios, los explícitos títulos de los capítulos remiten a la evocación de las novelas clásicas.
En las primeras páginas comparten con los lectores la presentación de los protagonistas de la expedición: Lobo, Osita y Fafner.

Mientras se organizan los preparativos del viaje es momento de dejar ya dispararse la imaginación, de hacer que la mente vaya tomando consciencia de lo que se espera del viaje.
Una obra que tuvo un enorme éxito desde su estreno es una zarzuela de Manuel Fernández Caballero que se basó en la novela de Julio Verne Los hijos del Capitán GrantEstrenada en 1877 como Novela cómico-lírica-dramática en cuatro actos y dieciocho cuadros, Los sobrinos del Capitán Grant es una zarzuela con libreto de Miguel Ramos Carrión que cuenta las disparatadas peripecias que siguen al descubrimiento de un mensaje del capitán Grant encontrado en el interior de un besugo preparado para la cena de Navidad por el subteniente Mochila. Tal argumento es una excusa para ofrecer un viaje a través del navío Escocia que va pasando por América del Sur hasta Australia en busca del tesoro del citado capitán.
La combinación de situaciones cómicas con una partitura repleta de motivos americanos y melodías cuando menos exóticas fue el aliciente para el éxito de esta obra que ha vuelto a pisar los escenarios con éxito hace unos años.
Esa promesa del viaje la podemos sentir en una de sus piezas emblemáticas, la barcarola Así escuchando de la mar, una de esas melodías que han pasado a formar también parte del repertorio de las agrupaciones vocales, una de las primeras obras que tuve la suerte de interpretar con los compañeros de la Coral Polifónica de La Palma del Condado y la dirección, entonces, de Miriam Álvarez.
La interpretación corresponde a una agrupación amateur, la Capilla Polifónica Ciudad de Oviedo con Rubén Díez al piano y la dirección de Miguel Ángel Campos.




La preparación y el posterior viaje de Cortázar y Dunlop superponía a la carga de optimismo y humor una condición difícil. Ambos tenían una enfermedad terminal, pero curiosamente -eran otros tiempos- ninguno de ellos sabía la suya, pero sí la de su pareja. De esta forma, cada uno sabía que era el último viaje con su pareja, lo que también dio una carga de romanticismo e intimidad al viaje y a la obra. Así en estas circunstancias continuaron sus preparativos y emprendieron la marcha tal como habían planeado.
Nos detenemos de nuevo en las explicaciones que los autores, en las que se ve indudablemente el estilo de Cortázar, explicando las razones del nombre de Fafner para su Volkswagen Combi roja entre los protagonistas del viaje. Aún no ha comenzado realmente el viaje.



Nos encontramos en medio de un paréntesis en esta publicación, un receso en el trato de los viajes que, si lo deseas, puedes saltar.
Wagner, como apunta Cortázar hizo a transitar al gigante Fafner por su Tetralogía El anillo del Nibelungo. En su primera parte, El oro del Rhin aparece junto con su hermano Fasolt como uno de los gigantes que construyó el Walhalla para Wottan. Su ambición le hizo matar a su hermano para quedarse con el anillo del enano Alberich junto con un yelmo mágico que le hacía convertirse en Dragón al ponérselo.
En la tercera de las partes de la Tetralogía vuelve aparecer, ya con su imagen de dragón en Siegfried (Sigfrido), donde este héroe sin miedo acaba con su vida.
El enlace nos lleva a una producción de Siegfried con Lance Ryan como el protagonista y Rafal Siwek como la voz de Fafner llevada a cabo por The Baravian State Opera en 2012 bajo la dirección musical de Kent Nagano.



Según el editor de Cortázar, este libro fue "una carta de amor de Julio a Carol." Ella falleció en 1982. "Carol se me fue como un hilito de agua ente los dedos el martes dos de este mes. Se fue dulcemente, como era ella, y yo estuve a su lado hasta el fin, los dos solos en esa sala de hospital donde pasó dos meses, donde todo resultó inútil".
En 1983 se publicó Los autonautas de la cosmopista. Al año siguiente fallecía Julio Cortázar, ambos de leucemia.
No es, no ha sido la intención continuar en esta publicación con este viaje que fue entre Julio y Carol, entre Lobo y Osito desplazándose en las entrañas de Fafner

En ocasiones, el viaje que deseamos no llega a realizarse. Hay circunstancias que lo impiden, no hay más que pensar en un diminuto virus para reconocerlo, aunque estas razones pueden ser variadas. 
Escritora y poetisa polaca fallecida en 2012, Wislawa Szymborska residió desde los 8 años hasta su fallecimiento en Cracovia.
Tras sus estudios de secundaria encontró trabajo en los ferrocarriles para realizar más tarde estudios universitarios de Lengua y Literatura Polaca y Sociología que no finalizó por razones económicas.
En la universidad comenzó a colaborar en revistas literarias donde fue publicando artículos de crítica literaria así como sus poemas iniciales. Tras publicar sus primeros libros Dlatezo zyjemy (Por eso vivimos) y Pytania zadawane sobie (Preguntas a mí misma), renegó de ellos al considerarlos excesivamente apegados al realismo socialista imperante.
Su tercer libro, Wolanie do Yeti (Llamando al Yeti) la acerca más a lo que sería una obra muy personal en la que se cruzan poesía y pensamiento filosófíco. Szymborska, una superviviente de la guerra que asoló Europa y de los regímenes comunistas que doblegaron la zona este del continente, lucha porque no desaparezca esta rama del pensamiento y del saber, frente al desarrollo de las ciencias, por encontrar una interpretación a los acontecimientos que vayan más allá de considerarlos un simple paso atrás en la evolución de la civilización y la cultura del continente. Así, vislumbra que esta barbarie y el genocidio que trajo consigo eran consecuencia de unas condiciones que se estaban fraguando desde hace siglos.
En su tercer libro Llamando al Yeti, Szimborska encuentra su lenguaje y su pensamiento. Comienza a hablarse a sí misma y a quienes la leen del todo y de la nada. Desde lo más metafísico y profundo a lo más nimio que vemos a nuestro alrededor, iluminando lo que piensa de distintas perspectivas, de miradas nuevas y diferentes enriqueciendo la realidad observada.
Su acercamiento al viaje nos lleva a ese viaje que no se realiza, a aquel que se planifica pero no sucede, mirándolo desde múltiples ángulos, confrontando lo que debe ser con lo que es, lo que propugna la realidad imperante -casi impuesta- con la ignorancia, lo que en un lugar parece fundamental, con lo que carece de valor.



Vivimos en la época de la exigencia y de la insatisfacción, del grito constante y el ruido excesivo, de la falta de tiempo para la interiorización. Nuestras vidas se han convertido en una alocada carrera hacia el final de cada jornada para volver a comenzar. Las prisas, el ruido y el griterío que nos invaden marcan la incapacidad de comprender el mundo en que vivimos.
Así, el viaje se queda con frecuencia en la mirada superficial, en sensaciones estereotipadas, en una forma de huir de la rutina diaria.



José María Sánchez-Verdú es uno de los compositores más prometedores de la actualidad. Natural de Algeciras (1968), desarrolla su actividad creativa en la composición de obras en las que convergen culturas y lenguajes artísticos, alternando lo más tradicional con la absoluta vanguardia. En sus obras transmite su labor de investigación de nuevos lenguajes con el uso de repeticiones y simetrías, el valor del silencio poniéndolo en valor con el sonido o haciendo sonar los mismos instrumentos de la orquesta de modo diferente a lo habitual.
Un encargo del desaparecido Jesús López Cobos para el Teatro Real de Madrid cristalizó en 2007 en su ópera El viaje a Simorgh, una obra que lleva la música al siglo XXI, haciendo que el público se enfrente a formulaciones musicales y literarias nuevas.
Para El viaje a Simorgh Sánchez-Verdú utilizó la novela Las virtudes del pájaro solitario de Juan Goytisolo, una obra sobre la que el escritor imaginó la aparición de la muerte como una ópera, pese a su aversión a sacar su obra a cualquier medio que no sea el literario.
El libreto, escrito por el propio Sánchez-Verdú, adapta libremente la novela incluyendo textos de San Juan de la Cruz, Ben al Farid, El cantar de los cantares o Leonardo da Vinci, hablando sobre la exclusión de quienes viven en los márgenes de la sociedad y de las normas. Una posición en la que, en cierto modo, todos podemos sentirnos en un mundo que nos zarandea.
El enlace nos presenta el Prólogo de El viaje a Simorgh con Ara Malikian en el solo de violín e imágenes del pintor Frederic Amat, quien aparece en los créditos como "vestidor de escena" en esta producción del Teatro Real de Madrid dirigida musicalmente por Jesús López Cobos.



Nuestra reflexión sobre los viajes que fueron o no llegaron a serlo continúa con la poesía de Szymborska.
Miembro de la versión del partido comunista polaco del que se fue alejando hasta contactar con los disidentes, compaginó la escritura con la traducción de obras literarias francesas y su presencia en asociaciones de escritores, hasta ser galardonada con el Premio Nobel de Literatura en 1996.
Publicado en nuestro país como Paisaje con grano de arena, en este libro se recoge una suerte de antología de la poetisa donde aparecen Llamando al Yeti, Sal, ¡Qué monada!, Acaso, El gran número, Hombres en el puente y Fin y principio.
A ¡Qué monada! pertenece nuestra última aproximación a los viajes, en este caso, una reflexión sobre el no viaje, sobre lo que iba a ser y no fue, un acercamiento entre filosófico y existencialista, una mirada perdida mientras estamos cómodamente sentados en un sillón una tarde de domingo.


Nuestra última mirada se dirige de nuevo a El viaje a Simorgh, una obra que, entre otras cosas, rompe el esquema habitual de una ópera entre música y libreto. 
El propio Sánchez-Verdú dejó escrito: "Yo no me considero un libretista y huyo de esa terminología. En mi adaptación apenas queda nada en cuanto a la palabra, pero está la esencia de la novela. Prefiero hablar de partitura y en ella hay partes gestuales, partes de texto, parte de colores."



La dirección de escena y las imágenes junto con el decorado que acompañaron la producción del Teatro Real fueron ideadas por Frederic Amat. "Para mí ha sido un largo viaje con una aventura complicadísima que se ha ido enriqueciendo. Hay proyectos con destinos inevitables, llenos de luz. (...) Ha sido una gran experiencia el hacer de narrador visual de la narración literaria de Goytisolo."
Finalizamos este recorrido con Elogio, una de las 7 más 7 escenas de cada acto que, como número místico, posee la obra de Sánchez-Verdú. La producción, como en el caso anterior corresponde al Teatro Real de Madrid.
Según palabras del compositor, cuando nos enfrentamos a cualquier obra de arte, sea musical, literaria, arquitectónica o escultórica, "hay que sentir más que comprender."



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Bibliografía y webgrafía consultadas:
  • Cortázar, Julio y Dunlop, Carol. Los autonautas de la cosmopista. Ed. Alfaguara, 1996. 
  • Szymborskaa, Wislawa. Paisaje con grano de arena. Ed. Lumen, 2019. Traducción de Ana María Moix, Wojciech Slawomriski y Jerzey Slawomiski.
  • Simorgh inicia el viaje en el Real. Artículo.
  • Video entrevista a Sánchez-Verdú. 
  • Batta, András. Ópera. Compositores, obras, intérpretes. Könemann Verlagsgesellschaft mbHl, 1999, Colonia (Alemania)
  • Alier, Roger. Guía universal de la Ópera. Ediciones Robinbook, S. L. 2007, Barcelona. Ma non troppo.

Sobre la estupidez humana

Yo era un tonto y lo que he visto me ha hecho dos tontos.
Rafael Alberti

Los seres humanos nos hemos considerado durante siglos el centro de cuanto existe y las criaturas más inteligentes del universo conocido. Hemos mejorado mucho en cuanto a avances científicos, descubrimientos e inventos que nos han ayudado a mejorar nuestras condiciones de vida y entrar en una nueva forma de vivir muy alejada de nuestros primitivos ancestros.
Pero esta visión no quita que haya problemas enormes a los que nos enfrentamos y a los que no somos capaces de dar soluciones. El estado de nuestro planeta es cada vez más desastroso en cuanto a contaminación o desforestación que nos acerca cada vez más a un escenario que se antoja apocalíptico. Aunque en determinados lugares se viva en unas condiciones dignas, hay aún muchas personas que no tienen las mismas condiciones de vida, por no hablar de países en los que sus condiciones vitales se semejan, como mucho, a las del medievo europeo. Nuestra acción ante problemas globales es ineficaz por la cantidad de intereses particulares o nacionales que están en juego y que no permiten que se desarrollen acciones conjuntas. Por último, cada vez es mayor la sensación de que las clases políticas que gobiernan en determinados lugares no están a la altura de las circunstancias y la acción política es un mercadeo incesante, cortoplacista e ineficaz ante grandes cambios y problemas que nos afectan a nivel global.
En estas circunstancias podemos mantener que hay mucho de estúpido en el ser humano, tanto individual como colectivamente.
Te propongo un acercamiento a las leyes básicas de la estupidez humana, un conjunto de axiomas que estudian por qué razón esta estupidez humana nos lleva a más problemas que soluciones. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!  
Antes de comenzar esta publicación debe quedar claro que las músicas que lo acompañan presentan personajes que pueden parecer estúpidos, pero que son admirados y tratado con un especial cariño y reconocimiento. Además, quien lee esto debe saber -indudablemente- que no se encuentra en el grupo de las personas que podemos considerar estúpidas. 



Escrito más como pasatiempo para distribuir y comentar entre amigos, Las leyes básicas de la estupidez humana tuvieron su primer recorrido por la Universidad de Berkeley en California, mientras su autor impartía clases de Historia de la Economía allá por 1977. Este estado de la costa oeste americana con su fábricas de sueños y sus industrias del ocio y la banalidad están con seguridad tras la inspiración que la originó.
Así, el texto, que no llega a la veintena de paginas, circulaba entre profesores y estudiantes hasta que fue impreso en 1988 junto con Allegro ma non troppo, otra obra de pequeñas dimensiones, una especie de divertimento que se mueve entre el absurdo, la paradoja y el humor para crear un monumento a lo ridículo en que la línea que separa lo serio y profundo de lo sarcástico e irónico son difíciles de separar.
Este sarcástico y bienhumorado estudio contenido en Las leyes básicas de la estupidez humana desarrolla un pensamiento sobre este aspecto que, como veremos, no deja libre a ningún estamento social, ni ambiente, ni cultura, ni lugar de origen.



Una vez que la ópera comenzó su vida tras la consolidación de su estructura con las primeras obras de Monteverdi, pasó de representarse en los palacios de la nobleza para crearse los primeros teatros de ópera. Este cambio significativo abría el espectáculo a cualquier tipo de público frente a los invitados de la nobleza en la etapa anterior y el consiguiente pago de sus entradas por parte de los espectadores. 
Con la construcción de estos primeros teatros, de forma especial en Venecia, se creó una nueva escuela operística, la Escuela Veneciana, con algunas características fundamentales: Se redujo la orquesta debido al menor interés del público por la parte instrumental. Se dio cada vez menos importancia al coro, lo que suponía para el empresario un ahorro en costes de producción. Se potenciaron las melodías de las voces agudas, especialmente los castrati, seguidos por sopranos, mezzosopranos y tenores en un papel más modesto, con poca importancia para barítonos y bajos. 
En lo que nos atañe en esta publicación, se mantienen los argumentos de tipo clásico grecolatinos, aunque cada vez aparecen más personajes cómicos ajenos al argumento principal. Se trata de una clara concesión a las exigencias de un nuevo tipo de público más modesto que ocupaba los pisos altos de los teatros, más baratos, y que demandaban que los argumentos se animaran con la presencia de personajes divertidos. Así aparecen los criados astutos, las criadas ambiciosas y lascivas que gobiernan las casas y las voluntades de los amos, los médicos estúpidos o los soldados fanfarrones que pueblan las óperas durante varios siglos. 
Así, la ópera buffa o cómica que surge como un subgénero se puebla de estos personajes. Quizás uno de los más simples de todos los protagonistas, un estúpido que llega directo al corazón de todos los espectadores sea Nemorino, el campesino enamorado de Adina en L'elisir d'amore de Donizetti.
Si ya en la obra hay personajes de este tipo como el militar fanfarrón Belcore o el Dottore Dulcamara, un charlatán de feria que se gana la vida embaucando a los habitantes de los pueblos que visita con su caravana médica, el pobre Nemorino, no es que se deje engañar por él. Su caso es lamentablemente peor, él mismo intenta lo que ni se la ha ocurrido a Dulcamara: Embaucar al embaucador para tomar un elixir de amor que haga que bebiéndolo él, quien él mismo desee, caiga enamorada de su persona. Un caso de estupidez manifiesta, pero que a todos nos gana el corazón, especialmente cuando más adelante entona Una furtiva lacrima.
La interpretación corresponde al tenor Rolando Villazón como Nemorino y el barítono Ildebrando D'Arcangelo como Dulcamara, en una extraordinaria producción de la StaatsOper de Viena que hemos traído a este blog en diversas ocasiones.




Las Leyes Fundamentales de la estupidez humana fue escrita por Carlo Maria Cipolla, uno de los grandes historiadores de la economía que ha dado el siglo XX. Tras estudiar en La Sorbona y la London School of Economics, trabajó en las universidades de Catania, Venecia, Turín, Florencia y Pisa, hasta ser Catedrático de Historia de la Economía en las universidades de su Pavía natal y de Berkeley, esta última desde 1959 hasta 1991.
En su campo de estudios publicó Entre la historia y la economía. Introducción a la historia económica, La odisea de la plata española, Las máquinas del tiempo y de la guerra o Historia económica de la población mundial, obras de una indudable solidez y profundidad que contrastan con la obra que nos ocupa.
Como podemos leer a continuación en la primera de sus leyes, siempre estamos dispuestos a subestimar el número de estúpidos que habitan en nuestro mundo.



También el mismo Donizetti llevó a cabo la que se puede considerar la última gran ópera cómica del repertorio, Don Pasquale, otra obra de la que hemos tratado en alguna ocasión. 
El argumento muestra a un anciano protagonista que cae en la trama que organizan la joven Norina y su amado Ernesto, sobrino de Don Pasquale, para que este abandone su sueño de casarse. Entre Norina y el doctor Malatesta lograrán el objetivo. 
El papel del anciano es doloroso, rozando el algunos momentos lo ridículo, en una época en que se mantenía que en ciertas edades no se podía disfrutar del amor. 



El ensayo A la italiana es uno de los ensayos que se realizan para coordinar las voces con la orquesta, en el que se prescinde de decorados, vestuario o movimientos por la escena. En ellos, lo importante es la coordinación de las voces y la orquesta, las réplicas entre los cantantes, la sonoridad del conjunto y el equilibrio de las voces.
La música que nos acompaña corresponde a un ensayo A la italiana del dúo del Acto III de Don Pasquale Cheti, cheti (calladitos, calladitos) entre Malatesta y Don Pasquale interpretados por Javier Franco y Carlos Chausson perteneciente a la temporada 2017 de la ABAO, la Ópera de Bilbao con la dirección musical de Roberto Abbado.
En él, Don Pasquale intenta convencer a Malatesta para vengarse de su esposa que ha concertado una cita en el jardín con Ernesto, aunque lo que desea en el fondo es desembarazarse de la que cree que es su esposa.
Aunque sea un ensayo, en el que se escuchan comentarios o se ve a los músicos realizando anotaciones en la partitura, en el momento en que los cantantes realizan el canto silabato, esa modalidad propia de las voces graves en que se acelera hasta límites inverosímiles la vocalización de la frase, es curioso observar a los miembros del coro y su admiración por lo que realizan los solistas.



La intención de la obra sobre la estupidez de Cipolla tiene probablemente sus orígenes en la Filosofía utilitarista de Jeremy Bentham y su axioma "Todo acto humano, normas o institución han de ser juzgados a partir de la utilizad que tienen, es decir, según el placer o sufrimiento que producen entre las personas".
Este indicio original lo desarrolla Cipolla con un tono desenfadado, pretendidamente cientifista, pleno de razonamientos generalizadores.
En la Segunda Ley Fundamental de la estupidez humana defiende que se es estúpido independientemente del origen o cualquier otra característica de la persona.



Si hay una ópera que trate sobre la estupidez de los gobernantes, esta es sin lugar a dudas Zolotói Petushok (El gallo de oro) de Nikolai Rimsky-Korsakof, una obra que el autor no pudo ver en escena por la censura, ya que criticaba claramente al zar Nicolás II y el desastre estratégico y militar que supuso para el país la guerra entre Rusia y Japón, además de la Revolución de 1905 para erradicar las condiciones quasi feudales en que vivía el pueblo ruso y que fueron seguidas por una inmensa mayoría de la población, incluidos los estudiantes del conservatorio de San Petersburgo y el propio compositor. La obra fue estrenada varios años después del fallecimiento del compositor.
Basada en un poema de Aleksandr Pushkin, El gallo de oro comienza con un astrólogo que se presenta como director de escena y actor que adelanta la historia que va a narrar. 
Boceto escenográfico para El Gallo de Oro para el Teatro Alemán de Riga (1928)

El Zar Dodon (Pushkin lo llamó Dadon buscando mayor sonoridad), un anciano que fue pendenciero solo desea ya la tranquilidad y ni la Duma ni sus dos hijos saben cómo proteger el país de los enemigos. El astrólogo le regala un gallo de oro que cantará para avisarle cuando haya peligro. 
La música que representa al Zar es deliberadamente simple e ingenua, mientras que el personaje del Astrólogo es representado como un sabio oriental y misterioso con una tesitura vocal de eunuco, un tenor de los denominados altino por lo agudo de los registros en los que canta, además de ser acompañado por instrumentos como la celesta.
El enlace pertenece a una producción de la New Opera NYC de New York City de 2017 con Dmitry Gishpling como el Astrólogo y Mikhail Svetlov como el Zar Dodon con la presencia del Gallo de Oro y la zarina Shemacha.




El hecho de que Carlo Maria Cipolla escribiera este opúsculo sin intereses económicos surge del hecho de que siempre permitió la reproducción gratuita de esta publicación y que se ha enlazado al final de esta publicación.
En otros libros Cipolla fue un autor creativo, bastante prolífico y, aunque centrado en la historia de la economía, mostraba diversos intereses que giraban alrededor del estudio de la historia del dinero o de la población, aunque sin dejar de tratar temas como la historia de los sistemas sanitarios en las diversas sociedades, de la tecnología o de la alfabetización.
Su tercer postulado nos acerca a la naturaleza de las actuaciones de las personas estúpidas como aquellas que causan daño a otras sin obtener un beneficio propio y, lo que es peor, obteniendo en ocasiones un perjuicio con la inclusión de formulaciones y gráficos relacionadas con la sociología.


Ya en el inicio del siglo XX, Giacomo Puccini volvió a recurrir al tipo de personajes ridículos o estúpidos que surgieron con la Escuela de Venecia. En ópera póstuma Turandot son tres en uno, tres personajes que se mueven y desarrollan como uno solo, que se solapan, hablan a la vez y completan las frases de sus compañeros. Puccini los utiliza como contrapunto humorístico de la acción dramática que se desarrolla entre los personajes principales de la obra para descargar la tensión argumental.



Sus sonoros nombres indican este estado. Ping es el Gran Canciller, Pang el Mariscal y Pong el Cocinero Mayor del Emperador y siempre aparecen en escena juntos, en la primera ocasión para advertir, en otra para añorar los tiempos anteriores a la búsqueda de pretendientes para Turandot.
La interpretación corresponde a una producción de la Opera de Pensacola, en el estado norteamericano de Florida. Ping está interpretado por el barítono Dennis Jess, mientras los tenores Thomas Rowell realiza el rol de Pang y Eric Bowden el de Pong. Se trata de la primera de sus apariciones en la que los tres personajes intentan persuadir a Calaf de la inutilidad de su esfuerzo por conquistar la mano y el corazón de la fría Turandot.



Con todo su prestigio como historiador de la economía, Cipolla pasó copias de las dos obras citadas entre sus conocidos que fueron pasando fotocopiadas hasta que decidió su publicación con el título Allegro ma non troppo, un libro que incluía dos escritos: El papel de las especias (y de la pimienta en particular) en el desarrollo económico de la Edad Media -que con el tiempo quedaría titulado como el libro- y Las Leyes Fundamentales de la estupidez humana.
Cipolla utiliza en este último un lenguaje matemático con gráficos como el de la Tercera Ley que se sirven como argumento para enunciar sus razonamientos. Así, su argumento le hace llegar a la Cuarta Ley en que demuestra con el uso de estos gráficos y formulaciones que las personas no estúpidas -como tú, que lees este escrito- subestiman la fuerza destructiva que desarrollan las personas estúpidas.


Siguiendo con la ópera El gallo de oro, cuanto este cante, el Zar Dodon enviará  tras los avisos de este animal a cada uno de sus hijos a repeler al enemigo logrando, sin pretenderlo, que se maten el uno al otro. Después él mismo se encamina hacia el frente donde conocerá a la bella Zarina Shemacha, hija de la Reina del Aire que lo seducirá. Así, la voluntad de este inepto zar quedará entregada al astrólogo y la zarina. Finalmente, el zar muere tras un picotazo del Gallo de Oro.
El astrólogo volverá al final de la obra a aparecer como maestro de ceremonias y se erige junto con Shemacha como los dos únicos personajes reales de la historia. Al resto, los destierra al reino de las sombras.
El personaje de esta Zarina Shemacha está representado como una especie de mujer fatal rusa, mostrando una seducción y una voluptuosidad que lleva a quienes la siguen hasta la muerte, siendo el personaje más interesante de la obra. El propio libretista, Belski la describió "como la tentación diabólica de la belleza carnal." Su papel está cargado de poesía y una música que mezcla elementos orientales y rusos, exigiendo la voz de soprano de coloratura. por momentos dramática, en otros lírica. 
La siguiente escena muestra el momento en que Shemacha intenta enseñar a un ridículo Zar a bailar.
La grabación pertenece a una producción de 2014 de la Bergen National Opera con Laura Claycomb como la Zarina y Andrew Shoe como Dodon.



Saber reírse de uno mismo y de quienes le acompañan de una forma sana es una actividad inteligente que hace que el humor se tome, tal como hace Cipolla, como un deber para la sociedad: "El humor es el mejor remedio para disipar tensiones, resolver situaciones difíciles y facilitar el trato y las relaciones entre personas."
Así, con el talante con que Cipolla escribió, para sí y para sus amigos, y luego nos regaló a quienes deseemos leerlo, nos acercamos a la quinta y más conocida de sus Leyes Fundamentales, reconociendo que la persona estúpida -esa que no somos nosotros, ¿o sí?- es la más peligrosa que existe.



Quizás en estos momentos tengamos despejadas las dudas y hayamos comprobado que somos estúpidos y que el número de personas estúpidas es aún mayor del que el propio Carlo Maria Cipolla había calculado. Nuestra acción como conjunto de seres humanos frente a pandemias deja mucho que desear y problemas mayores como el de la conservación del planeta que es nuestra casa, no son capaces de hacernos que demos una respuesta conjunta; así como la desigualdad que existe entre grupos sociales o entre distintos países hace que una serie de problemas que podrían haber tenido solución hace tiempo sean cada vez más complicados de solucionar por nuestra propia acción.
Nos ocurre como a la última de las músicas que nos acompañan. En su Carmina Burana, la cantata basada en poemas medievales goliardos, Karl Orff agrupó algunos de ellos bajo el epígrafe In taberna. En Olim lacus colueram (En otro tiempo yo vivía en el lago), uno de los bebidos participantes se mete en el papel de un cisne asado que canta su propia desdicha, como si beber lo llevara a tan ilusionante y esperanzador final. Una lúcida metáfora de lo que somos.



El tenor ruso Anton Kuzenok interpreta Olim lacus colueram dentro de la Gran Final de la 51st International Vocal Competition celebrada en el Muziekgebouw Firts Philips de Eindhoven en septiembre de 2017 con Kenneth Montgomery dirigiendo la South Nehterlands Philharmonic. Los aplausos finales son, sin ninguna duda, para nosotros.


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Bibliografía y webgrafía consultadas:
  • Cipolla, Carlo Maria, Las leyes fundamentales de la estupidez humana. Texto íntegro.
  • www.kareoo.es. Letras y traducciones de óperas y música vocal.
  • Batta, András. Ópera. Compositores, obras, intérpretes. Könemann Verlagsgesellschaft mbHl, 1999, Colonia (Alemania)
  • Alier, Roger. Guía universal de la Ópera. Ediciones Robinbook, S. L. 2007, Barcelona. Ma non troppo.

Entre las aves

Si quieres pájaros, planta árboles
Dicho popular

Las aves siempre han acompañado al ser humano en su transitar por nuestro planeta. Desde antes de que existiéramos como especie, las aves surcaban los cielos y entonaban sus cantos, en ocasiones como cortejo, en momentos como advertencia de peligro. 
En ese sentido utilitario que damos a todo cuanto existe, las aves han sido objeto de nuestra atención al proporcionarnos huevos o carne, servirnos de materias primas para la elaboración de pinceles, relleno de edredones o elaboración de adornos con sus coloridos plumajes. Han servido de inspiración a pintores, poetas y compositores, nos han ofrecido compañía en nuestras casas durante generaciones y nos han servido como modelos inspiradores para fabricar aparatos con los que surcar los aires.
En otra ocasión dedicamos la mirada en este blog a tratar sobre las aves en una publicación que puedes leer en el siguiente enlace: El lenguaje de los pájaros.
Pero nuestra civilización no tiene entre sus fines cuidar lo que nos rodea, sino utilizarlo. Así, cada vez es menos frecuente observar las aves en la naturaleza, estamos perdiendo la biodiversidad con la desaparición de especies y estamos destruyendo los lugares donde acostumbran a vivir. Solo las especies que se adaptan a los espacios agrícolas o urbanos son capaces de sobrevivir.
Ante este panorama, nuestra opción debe ser la defensa de la naturaleza como el hábitat donde conviven especies animales y vegetales que contribuyan a mantener el equilibrio en los ecosistemas.
Te propongo un paseo con obras literarias y musicales en los que las aves son las protagonistas. Hay desde obras simpáticas y divertidas hasta miradas duras y difíciles, pasando por aves que sólo existen en la ficción. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!



Premio Nobel de Literatura, el mexicano Octavio Paz nos acerca al mundo de las aves desde nuestro punto de vista.  El ave, el pájaro no lo es por sí mismo, sino que toma entidad en el instante en que aparece ante nosotros. Cuando se cruzan en el cielo, se nos cruzan frente a nosotros rompiendo la monotonía, sólo entonces, surgen las aves y adquieren vida y significado.
En ocasiones sentimos que todo es calma, sosiego, tranquilidad. Una conexión entre nosotros y la naturaleza. Silencio, espacio, inmovilidad. Como en una de esas tardes infinitas de verano que nos abandonamos.



Como en una metáfora de la música surge el pájaro en el poema de Octavio Paz. La música como sonido rompe la quietud, lo infinito. Se desarrolla en el espacio y el tiempo, se puede medir.
Compositor determinante en la música inglesa del siglo XVII, Henry Purcell desarrolló su corta vida entre el ambiente noble de la corte, la composición de música sacra y sus incursiones en el ambiente más popular y tabernario. De hecho, su temprana muerte con treinta y seis años fue propiciada por un enfriamiento que cogió en la puerta de su casa a la que su esposa no le dejó entrar tras una de sus muchas borracheras. 
Antes de los veinte años fue nombrado compositor de los violines del rey y al cumplir la veintena ya era el organista titular de la abadía de Westminster
Autor de óperas como Dido y Eneas y semióperas como La reina de las hadas o El rey Arturo, adaptaciones de obras de Shakespeare como El sueño de una noche de verano o La tempestad, Purcell compuso también obras sacras e himnos, así como música incidental de las que hemos traído algunas a este blog.  
Su afición por las música y las fiestas entre amigos le hizo afrontar también la composición de algunas canciones sin pretensiones con que alegrar las celebraciones con sus amigos y compañeros.
Aquí nos acompaña con When the cock begins to crow (Cuando el gallo comienza a cantar), una canción jocosa, divertida, pícara. La obra está compuesta para trío a capella de dos sopranos y bajos, aunque en esta versión está interpretada por contratenor, tenor y bajo. Comienza con un delicioso canon y avanza adaptando la musicalidad, la entonación y las voces al unísono o en contrapunto al desarrollo de la letra. Al ser el enlace un audio, te propongo que sigas el texto en inglés mientras lo oyes. Lo disfrutarás más. 
La interpretación corresponde al contratenor Alfred Deller y The Deller Consort.





Tras esta música simpática, deliciosa y fresca nos acercamos a una de las aves que más atraen con su canto, el ruiseñor.
Posiblemente sea el ruiseñor una de las aves que más ha inspirado a poetas y, de modo especial a compositores. Pocas aves son tan discretas a la vista, pasando desapercibidas por su color tan común como poco vistoso. Pero su canto lo hace particular por la variedad de notas, la fuerza y la sucesión de sonidos rápidos y lentos.
Si nos proponemos pensar en obras que nos recuerden al ruiseñor, quizás sea una película el primer nombre que nos venga a la memoria. 
Matar a un ruiseñor es una película en la que el protagonista Atticus Finch no puede tener otra imagen que la de Gregory Peck. Y es un lujo que lo tenga, aunque nos condiciona si nos acercamos al origen literario de la obra. 



Harper Lee (1926 - 2016) era hija de un abogado de Alabama que, tras trabajar en Nueva York en una compañía aérea, publicó en 1960 To kill a mockingbird, publicada entre nosotros como Matar a un ruiseñor, una novela con tintes autobiográfico con el que ganó el Premio Pulitzer.
El título viene de un consejo que Atticus da sus hijos Jem y Scout en la novela, en la que Harper Lee trata con una mirada inocente como la de ambos niños y una actitud recta, la actitud hacia las personas de color en el profundo sur americano.  
No me resisto a dejar correr las palabras de Lee más allá de las razones de la protección al ruiseñor para comparar además una versión de la imagen del Atticus que recordamos con la que la propia autora lo presenta. 
A lo largo del libro, la narración corre a cargo de Scout quien se refiere a su propio padre con su nombre de pila.



Dan Forrest es un compositor norteamericano nacido en 1978 y que cuenta con un gran número de obras, la mayoría de las cuales están escritas para música coral. Entre ellas destacan Requiem for the living (Réquiem por los vivos), Lux: The dawn from on High (Lux: El amanecer desde lo alto) de 2018, My Country:Tis of Thee (Mi país: Es sobre Tí) y The breath of life (El aliento de la vida), estas dos últimas estrenadas este mismo año, la mayoría de tema religioso.
En Two colonial folksongs (Dos canciones populares coloniales) de 2012, Forrest incluyó The girl I left behind me (La chica que dejé detrás de mí) y The nightingale (El ruiseñor). En esta obra Forrest busca combinar canciones populares de diversos estados norteamericanos en un ciclo que tiene previsto aumentar.
The nightingale, esta canción dedicada al ruiseñor, es una variación americana de la canción popular inglesa The bold grenadier del siglo XVII y que fue pasada a una melodía pentatónica. Está compuesta para coro a cuatro voces, piano a cuatro manos y violín.
La grabación corresponde al festival Rivertree Singers de Greenville, Carolina del sur celebrado en 2014 y dirigido por Warren Cook.



Después de acercarnos de dos maneras muy diferentes al ruiseñor, nuestro paseo entre aves nos acerca a Japón de la mano de Yasunari Kawabata, el primer autor nipón galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1968. 
Graduado en la Universidad Imperial de la capital japonesa, Kawabata formó parte del grupo Shinkankaku (Escuela de la Nueva Sensibilidad), un grupo de escritores partidarios del lirismo y del impresionismo que se oponía al realismo social que imperaba en aquellos años.
Conforme iba desarrollando su propio estilo, Kawabata se comenzó a preocupar por la exploración de la soledad en el mundo actual publicando obras como País de nieve, Mil grullas, El rumor de la montaña, La casa de las bellas durmientes o Lo bello y lo triste, logrando reflejar con su sensibilidad el espíritu japonés.
Sobre pájaros y animales, publicado en 1933, es un relato corto -apenas una quincena de páginas- sobre un hombre que se dirige a un baile en el que participa su antigua novia y que, por el camino, va recordando los animales que ha ido cuidando con el paso de los años.
La capacidad de observación, el conocimiento, casi humano de los animales, y la relación que se establecen entre ellos otorga ese punto de melancolía y de reflexión sobre la soledad que marca el estilo de Kawabata.


Enamorado de la naturaleza en la que vivió en su Finlandia natal después de abandonar la vida social y el alcoholismo que llevaba consigo, Jean Sibelius está considerado el mejor compositor de su país y uno de los más importantes de la primera mitad del siglo XX, un tiempo que alababa o denostaba a muerte a quienes componían. Sibelius no se libró de ambos aspectos, siendo quizás más atacado en vida, aunque el tiempo se está volviendo un aliado suyo.
Amante de la naturaleza y de las aves, siempre buscaba las bandadas de gansos o grullas en sus caminos migratorios y admiraba a los cisnes, provocándole estas aves unas sensaciones que reflejó en sus obras.
En 1911 compuso su Marcha nupcial para el acto III de la obra de Adolf Paul El lenguaje de los pájaros, una pieza que se mueve entre el intimismo y las resonancias épicas, entre el cortejo en tierra y el vuelo altivo, entre el pequeño detalle y los espacios sonoros infinitos y majestuosos que tanto admiraba y tan bien creaba Sibelius, en una obra en la que la orquesta se expresa con una enorme precisión, expresión y lirismo. 
La pieza está interpretada por la Turun Filharmoninen Orkesteri y dirigida en 2015 por Leif Segerstam.


Observaciones acerca de la avifauna de Auschwitz. Con este título una revista científica de Viena publicó en plena Segunda Guerra Mundial un ensayo científico del biólogo Günther Nierhammer, guardia de las SS en ese campo de concentración entre 1940 y 1944, ayudado por un estudiante polaco de Bellas Artes que se encargó de los dibujos, Jan Grabackis, del que no se tuvo información al finalizar la guerra.
A partir de este trabajo Arno Surminski (Jäglack, 1934) publicó en 2008 la novela Los pájaros de Auschwitz en la que los personajes, sus pensamientos o sus sueños son imaginados, pero el lugar, las condiciones, el mundo en que se desarrollan fueron reales.
Así, en Los pájaros de Auschwitz el guardia SS es Hans Grote, el dibujante se llama Marek Rogalski y el campo de concentración es Oswiecim. El campo de la muerte al que acuden las conejas sigue llamándose Birkenau y las aves que se catalogan son las que viven entre los ríos Vístula y Sola.



La novela refleja la relación entre carcelero y preso en busca de unas aves que siguen su vida ajenas al drama que se desarrolla entre las alambradas y las rejas del campo, al humo mortal que se eleva de las criminales chimeneas. Esta relación no es amistosa y, pese a las ilusiones de cada uno, ambos saben que sólo cabe la obediencia y la obligación.
Novela de no mucha extensión, nos acompaña el texto íntegro del capítulo X, donde podemos apreciar la diferencia entre la libertad de desplazamiento de las aves frente a la situación de las personas, tanto prisioneros como carceleros.



Fallecido en 2016, Einojuhani Rautavaara es un compositor finés, discípulo en cierto modo de Sibelius y educado en la prestigiosa Juilliard School de Nueva York. Autor de óperas como Vincent, Aleksisi Kivi y Rasputín, ochos sinfonías y una docena de conciertos, además de obras corales y de cámara, Rautavaara es conocido de modo especial por Canticus Articus, su Opus 61, una obra que le fue encargada por la Universidad de Oulu.
Canticus Articus, subtitulada Concierto para pájaros y orquesta es una obra que aúna a la música instrumental grabaciones en cinta magnética de cantos de pájaros del norte de Finlandia y las cercanías del Círculo Polar Ártico.
Dividida en tres movimientos, el primero de ellos, Suo (El pantano), comienza con un dúo de flautas al que suceden los clarinetes que imitan a los pájaros, que son seguidos por los trombones en sordina y en staccato imitando el sonido de las grullas. La entrada de las cuerdas lleva a una melodía que viene a reflejar la voz interior de un caminante por este desierto helado.
El segundo movimiento, Melankolia, muestra una grabación del canto de la alondra cornuda que se ha ralentizado, mezclándose en una simbiosis con las cuerdas que evocan la melodía una octava más baja.
El último movimiento Joutsenet muttavat (Migración de los cisnes) tiene forma de un crescendo con los sonidos grabados de estas elegantes aves antes de que desaparezcan en la lejanía. Rautavaara muestra a la orquesta dividida en cuatro grupos en lo que él mismo llamó "sincronización mutua resumida". Las grabaciones de las voces de los cisnes se superponen dando la impresión de que su número aumenta significativamente antes de desaparezcan.
Canticus articus está interpretado por L'Orchestre Philarmonique de Radio France en la sala titular de la orquesta en París en abril de 2019 bajo la dirección de Mikko Franck.
La integración e interacción entre orquesta y sonidos naturales se conjuga con una perfección que parte de la observación y el amor por la naturaleza.


Tras un paseo por las aves de las latitudes nórdicas, nuestras últimas miradas se dirigen hacia dos pájaros ficticios.
En alguna ocasión hemos traído a este blog el singular libro Arte de Pájaros de Pablo Neruda con ilustraciones de pintores amigos del poeta en una edición privada que se publicó por la Sociedad de Amigos del Arte Contemporánea chilena en 1967.
Dividido en dos partes, Pajarintos muestra aves reales, mientras Pajarantes es un muestrario de aves ficticias, por momentos simpáticos y amistosos, en ocasiones, todo lo contrario.
Entre estos Pajarantes hoy nos acercamos a El Tintitrán, un pájaro singular surgido de la mente de ese genio de la poesía que fue Pablo Neruda



Nuestro acercamiento como homenaje y reflexión sobre las aves nos lleva a otra de las aves imaginarias, esta más presente a lo largo de la historia de nuestra cultura: El Ave Fénix. Proveniente de la cultura griega, el Ave Fénix tiene la capacidad de renacer de sus cenizas tras morir quemada, una simbolización de la capacidad que tenemos de resurgir tanto personas, como entidades o culturas tras una desaparición.
A propuesta del empresario Diaguilev, Igor Stravinsky compuso su ballet El pájaro de fuego a partir de algunas leyendas rusas y un libreto de Fokine, estrenándose la obra en junio de ese año en París. Con un elenco ruso, vestuario de Leon Bakst y coreografía de Mikhail Fokine, en junio de 1909 se estrenó el ballet en la Ópera de París con la dirección del francés Gabriel Pierné, logrando Stravinsky pasar de ser un desconocido a un compositor célebre y casi imprescindible en la escena musical de su época. El propio Fokine y su esposa Vera Fokina hacían los roles de príncipe y princesa, mientras Tamara Karsavina interpretaba el pájaro de fuego.



El enlace con el que despedimos este paseo entre cantos y vuelos de pájaros corresponde a la Danza infernal del rey Kashechei seguida por la Canción de cuna. El príncipe Ivan zarevich convoca al Pájaro de Fuego para que hechice al rey Kashchei y sus súbditos para bailar la Danza infernal y, al terminar, los hace dormir.
El pájaro de fuego está interpretado por Diana Vishneva mientras el príncipe Iván es Andrei G. Yakovlev, en una producción del Théâtre Musical de Paris - Châtelet de octubre de 2002 con elenco del Teatro Kirov y el Mariinsky Ballet de San Petesburgo




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Bibliografía y webgrafía consultadas: