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Schubert, una vida inacabada

Hay personas que mueren jóvenes, demasiado jóvenes. 

Cuando una vida se trunca antes del tiempo que podríamos considerar habitual después de haber superado las distintas etapas de la vida, digamos que en la ancianidad tras haber sobrepasado el periodo de madurez, nos planteamos muchos interrogantes sobre qué podría haber sucedido en lo que le faltó por vivir a esa persona.
Si se trata de creadores, siempre nos queda la duda de qué obras podrían haber ideado, qué ideas nos habrían propuesto, cómo habrían llevado a un mayor grado de esplendor sus convencionalismos, normas o principios o cómo los habrían superado aportando nuevas técnicas y reglas mientras rompían con las anteriores.
Tanto a lo largo de la historia como de nuestras propias existencias tenemos conocimientos o experiencias de vidas truncadas que nos han dejado un poso de tristeza y amargura, de quedarnos con la duda de hasta dónde podrían haber llegado con más tiempo de vida.
El 31 de enero de 1797, hace ahora doscientos veinticinco años, nacía Franz Schubert, un compositor cuya vida se vio truncada en 1828 cuando contaba con sólo treinta y un años de edad, dejando una herencia musical amplia, pero con la certeza de que era tan sólo el comienzo de una gran obra.
Si consideramos a otros grandes compositores, ¿qué habían compuesto hasta esa edad? ¿Qué obras no habrían compuesto aún si hubieran fallecido con los treinta y un años de Schubert?
Beethoven sólo habría compuesto una serie de composiciones para piano y música de cámara y su Primera Sinfonía, dejándonos sin la mayoría de sus grandes obras. Mozart, otro genio que nos dejó también muy pronto, habría dejado su obra casi completa, pero no nos habría legado su Sinfonía 41, Júpiter, sus óperas Cossí fan tutte o La flauta mágica, además de su inconcluso Réquiem. Verdi, un ejemplo de longevidad, nos habría dejado Nabucco como su gran última ópera, privándonos de obras tan fundamentales en la historia de la música como Rigoletto, La traviata, Il trovatore, Simon Bocanegra, Otello, Aida o Falstaff. Mientras que a Bach lo conoceríamos por haber compuesto algunas obras para órgano sin mayor trascendencia en la historia de la música.
Cuando se cumplen 225 años del nacimiento de Franz Schubert, uno de esos genios que murieron jóvenes dejándonos un gran legado musical, te propongo unas reflexiones sobre su vida y su obra en tres movimientos, como algunas de sus obras. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!

Wilhelm August Rieder. Retrato con acuarela de Schubert (1825)

1º Movimiento: Allegro
Franz Peter Schubert nació en Himmelpfortgrund, cuyo nombre podríamos traducir como La puerta del cielo, un suburbio de Viena, siendo el duodécimo de los catorce hijos del matrimonio de Franz Schubert y Elisabeth Vietz. Su padre, un humilde maestro que que tocaba el violonchelo, lo introdujo en el mundo de la música.
Con diez años compuso sus primeros temas, siendo por aquella época un niño corpulento, de cara redonda y cabello abundante y miope. Poco después entró a formar parte del Stadkonvikt, el Seminario Imperial, donde recibió clases de composición de Antonio Salieri en 1813, el año en que también ingresó en la Academia de Profesores de enseñanza para hacerse maestro en el año siguiente.

Crítico musical de The New Yorker, Alex Ross nos ha acompañado en este blog con alguno de sus dos grandes estudios sobre música y músicos, en los que cruza hacia uno y otro lado la sutil línea que une y separa los distintos tipos de música. En El ruido eterno o Escucha esto, Ross nos subyuga con su pasión por la música, sea del tipo que sea.
Nos acompaña en este Primer movimiento sobre Schubert con un texto extraído del capítulo dedicado al compositor en Listen to This (Escucha esto), donde, comenzando por sus inicios en el coro infantil y las enseñanzas de Salieri, el compositor alcanza una primera madurez a los diecisiete años. También se adentra Ross en las influencias y progresos que va alcanzando, citando uno de sus enormes valores, la creación de lieder, esas canciones que alcanzan con él su máximo esplendor, hasta reflejar los grandes ciclos de canciones, únicos hasta entonces, y que muestran lo más maravilloso del genio de Schubert. No deja Ross de manifestarnos una de las cualidades más particulares del compositor, su admiración incondicional mezclada con una timidez tremenda hacia la persona de Beethoven, a quien tanto admiró y a quien no fue capaz de acercarse en vida.


Aunque no se suelen conocer las fechas exactas de composición de la mayoría de obras, del lied Gretchen am Spinnrade (Margarita en la rueca) conocemos que fue compuesta exactamente el 19 de octubre de 1814 por la datación que añadió el propio Schubert.
Esta fecha ha servido para que algunos críticos y musicólogos afirmen que ese día se produce el «nacimiento del lieder alemán», una denominación ciertamente arbitraria y simple, ya que desde mucho antes se componían este tipo de canciones. Lo relevante en este caso es que, a partir de este momento, el lied deja de ser una composición de un género menor y ligero para entrar a adquirir la importancia y significación de pequeñas obras maestras que comenzaron a aparecer en reseñas de revistas musicales, entraron a formar parte de recitales más serios que los meramente particulares.
En Margarita en la rueca Schubert incorpora tres planos en la acción lírica y dramática. Por un lado, el canto que narra la historia que desarrolla el texto de Goethe en los ocho cuartetos. El segundo plano los forman las incesantes semicorcheas con que la mano derecha evoca el movimiento de la rueca, mientras el tercer plano muestra el sonido grave que señala en la mano izquierda el movimiento del pie sobre el pedal de la rueca. Así, la soprano va mostrando una creciente emoción desde las estrofas iniciales, deteniéndose esta al comienzo de cada estrofa hasta llegar al clímax con un grito en el verso que alude a la forma de besar, a partir del cual, continúa vacilante hasta el final de la canción.
La soprano neozelandesa Kiri Te Kanawa interpreta Greichen am Spinnrade, el D. 118, nº 2 de Franz Schubert acompañada al piano por Richard Amner con traducción al castellano de Rafael Minaya.


2º Movimiento: Presto furioso
Cuando Schubert falleció había compuesto más de mil obras, bien es cierto que la mayoría de ellas son lieder que en determinadas ocasiones le ocupaban apenas un día. Así, en las dos décadas que estuvo componiendo nos encontramos con muchas casi algunas obras intrascendentes para piano, seiscientas canciones, docenas de obras de cámara, algunas sonatas en las que modificó las estructuras clásicas del género, nueve sinfonías -incluyendo los esbozos de la que habría sido la séptima-, un número significativamente beethoveniano y ninguna de las cuales llegó a estrenar en vida, además de varias óperas que tampoco llegaron al público por los motivos argüidos por Alex Ross.
Schubert se erigió, con sus composiciones como el heredero de Beethoven y uno de los grandes reformadores de la música del clasicismo para alcanzar un lenguaje propio del romanticismo que invadió el siglo XIX a partir de su tercera década. 
Mas, cuando parecía encaminarse a una larga vida dedicada a la música, todo comenzó a truncarse alrededor de 1823, cuando Schubert comenzó a desarrollar una enfermedad que se mantuvo misteriosa para el público en general durante años y que no fue identificada y desvelada hasta décadas después de su fallecimiento.
En esta época, entre la adolescencia y hasta el resto de su vida, la amistad fue una de las grandes características y apoyos de Schubert. Sus amigos fueron su gran apoyo y ayuda en la ciudad en que transcurrió prácticamente toda su vida, le ayudaron a crear un ambiente en el que desarrollar su trabajo, proporcionándole textos, su voz en las composiciones, influencias para algunos conciertos e impresiones de sus obras, y, sobre todo, contribuyeron a recopilar, promocionar y preservar su obra una vez que hubo fallecido.
En los momentos en que se encontraba en situaciones económicas difíciles, sus amigos lo acogieron en sus casas, le proporcionaron papel para escribir cuando no tenía, lo introdujeron entre los círculos artísticos dándole a conocer a los músicos y editores de la ciudad y le brindaron, en definitiva, todo el apoyo que necesitaba.
Famosas fueron también las veladas que se organizaron alrededor de sus músicas, las famosas schubertiadas, unas celebraciones que aún tienen continuidad en muchos escenarios con sus obras.
Eran las schubertiadas reuniones íntimas de amigos dedicadas a las obras del compositor a las que invitaban a mecenas y artistas, reunidos en un clima informal y sociable en el que también se recitaban textos, se comía, bebía y bailaba. Hubo ocasiones en que se realizaban semanalmente, mientras otras se espaciaban más, siendo su número muy variable, entre unos pocos amigos hasta más de un centenar en ocasiones. Una vez fallecido Schubert continuaron realizándose en su nombre y en su memoria, llegando hasta nuestros días, en los que los distintos teatros y escenarios las organizan periódicamente.

Josef Abel. El joven Schubert hacia 1814

El segundo texto nos acerca a una biografía rigurosa y revisionista de las elaboradas desde finales del XIX y mitad del XX. Profesor de Historia de la Música en el Bard College de Nueva York, Christopher H. Gibbs es director ejecutivo de The Musical Quarterly, autor del estudio biográfico Vida de Schubert, además de dirigir, coeditar y participar en publicaciones y programas de música relacionados con diversos compositores y estilos musicales y ser el director musical de la Schubertiada de la Calle 92 de Nueva York.
El texto comienza con la desesperada carta que el compositor envía a uno de sus amigos en marzo de 1824 mostrando su desesperación ante una enfermedad que lo invadió meses atrás. Más adelante, Gibbs realiza algunas observaciones y comentarios sobre cómo afectó e influyó en el compositor, hasta terminar con los datos que aportó el que, posiblemente sea el mayor conocedor de la obra de Schubert, Otto Erich Deutsch, el catalogador de su obra y que da nombre y número a cada una de sus composiciones, los D que se corresponden con su apellido.

Compuesto un año después de Margarita en la rueca cuando Schubert contaba con dieciocho años, Der Erlkönig (El rey de los Elfos), D.328 fue otra de las canciones que encumbró al compositor entre los entendidos en música de Viena
Se trata de una de las obras propias de las schubertiadas y que alcanza el punto de oscuridad y acercamiento a la muerte que acompañará al autor desde un lustro después hasta su muerte.
El lied presenta a cuatro personajes (el narrador, el padre, el hijo y el Erlkönig) interpretados por el mismo cantante, aunque perfectamente reconocibles gracias a las características musicales que les otorga Schubert. El narrador canta en tono menor en un registro medio, el padre se desenvuelve entre un tono mayor y menor en una extensión vocal más grave, el hijo está en tono menor y un registro vocal agudo, mientras el Erlköning está en modo mayor a base de arpegios. En los diálogos entre los personajes el piano refuerza el acompañamiento a base de tresillos que evocan el trote del caballo. La complejidad de la composición hace recaer en el intérprete la creación del tenso clima de terror que viven los personajes.
Pese a que la interpretación es antigua no tiene desperdicio, ya que corre a cargo del que está considerado por muchos como el mejor cantante de lieder de la historia, Dietrich Fischer-Dieskau, en una grabación con subtítulos en castellano, en la que el barítono alemán consigue crear todos los matices indicados por el compositor de manera sublime y que nos ayuda a imaginar cómo se habría interpretado en las schubertiadas con el propio compositor al piano.
 

3º Movimiento: Adagio
En la década de 1860, treinta años después de su fallecimiento, el abogado Heinrich Kreissle von Hellborn, un apasionado de la música de Schubert al que no llegó a conocer, se embarcó en la tarea de crear una biografía del compositor. ¿Por qué razón nadie antes lo había realizado? En sus palabras «Schubert es tal vez un ejemplo único de gran artista cuya vida exterior no tenía afinidad ni relación con su arte. Tan sencilla y vacía de acontecimientos fue su vida, tan fuera de proporción con las obras que creó como un genio enviado por el cielo.» En estas palabras de la primera biografía del compositor vienés se deja entrever lo que se conocía en aquellos momentos de él, su música es fabulosa y excepcional, pero su vida es aburrida y anodina.
El dramaturgo y amigo de Schubert Eduard von Bauernfeld comentó años después del fallecimiento del compositor, según relata Christopher H. Gibbs en su obra biográfica:

«Dormía en Schubert una doble naturaleza. El elemento austriaco, burdo y sensual, se revelaba tanto en su vida como en su arte... Aparecía con excesiva violencia en el Schubert vigoroso y amante de los placeres; había también ocasiones en las que un demonio de alas negras, triste y melancólico se abría paso hasta llegar a su lado; cierto  que no era un espíritu totalmente malo, ya que en las horas oscuras y consagradas a la composición produjo a menudo canciones de la belleza más agónica. Pero el conflicto entre el gozo desenfrenado de vivir y la actividad sin descanso de la creación espiritual es siempre agotador cuando no hay equilibrio en el alma.»

Pese a la enfermedad, en sus dos últimos años de vida Schubert compuso cada vez mejor música, a la vez que comenzaba a ocupar algún espacio público, tenía un mayor reconocimiento y pudo comenzar a tener un éxito en su carrera. Aprovechando el hueco que había dejado Beethoven, sus obras comenzaron a tener éxito, él mismo contactaba con editores y empresarios e intentaba organizar algunos conciertos. 
El 26 de marzo de 1828, el día en que se celebraba el primer aniversario de la muerte de su idolatrado Beethoven, Schubert organizó un trabajo para la Academia de los Amigos de la Música, en el que presentó un programa compuesto por obras instrumentales con la idea de mostrar su capacidad de crear composiciones serias y complejas, un concierto que supuso un gran éxito para quien nunca había gozado del clamor del público y que le llevó a pensar en organizar otros similares cada temporada.
Estas ideas no se pudieron consumar, ya que el compositor fallecería ese mismo año.

Moritz von Schwind. Dibujo de una schubertiada (1865) en la que se reconocen a todos sus amigos

El último movimiento que nos acerca a la figura de Schubert procede del director de orquesta, promotor musical, divulgador y escritor Xavier Güell y su libro La música de la memoria, una novela que narra como si compositores de la talla de Beethoven, el propio Schubert, Schumann, Brahms, Liszt, Wagner o Mahler contaran al lector en primera persona las confesiones acerca de sus obras, intenciones, sentimientos o reflexiones.
Así, en el capítulo Franz Schubert: La melodía infinita, Güell narra, tomando la voz del propio compositor vienés las reflexiones de sus últimas obras y sus últimos días. Desde la renuncia a su médico, la relación con sus amigos y la estancia en casa de su hermano, hasta el deterioro de su salud, mientras continúa con la composición de sus últimas obras como su Quinteto para cuerda en Do mayor, D. 956, una obra en la que la maestría de Güell hace que nos introduzcamos en las sensaciones y sentimientos del compositor cuando habla de la composición de este quinteto, especialmente el Adagio de su segundo movimiento, mientras explica vívidamente cómo baila con la muerte 

Pero no podemos dejar el texto solo. Sería injusto e incompleto no oír la música a la que se refiere Güell/Schubert sin acercarnos a ella y sentirla de forma indisoluble con el relato y acercarnos a esa belleza apabullante que surge de lo más profundo de silencio.
La agrupación Camerata Quartet formada por Wlodzimierz Prominski y Andrzej Kordykiewicz en los violines primero y segundo, Piotr Reichert a la viola y Roman Hoffmann al violoncello con la inclusión de Mart Kordykiewicz como segundo cello interpretan el Segundo movimiento, Adagio de este Quinteto para cuerda de Schubert en una grabación que se realizó en octubre de 2014 en la Sala de Conciertos Federico Chopin de la Universidad de Varsovia, en Polonia


Nos despedimos de Franz Peter SchubeRT, una de esas personas que se fueron dejando su vida y su obra inacabadas, mientras lo encontramos, como en trance, bailando con la muerte.



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Bibliografía y webgrafía consultadas:

El lenguaje de las campanas

Es cosa que maravilla ver cómo se ha hallado un medio seguro de producir en un mismo instante, merced a un golpe de martillo, un mismo sentimiento en mil corazones diferentes, obligando a los vientos y a las nubes a hacerse intérpretes de los pensamientos humanos.
Chateaubriand, De las campanas

Las campanas nos han acompañado desde hace milenios con su sonido vibrante y potente capaz de comunicar y transmitir mensajes a multitud de personas de forma simultánea.
Humildes y cercanas en la antigüedad, tomaron importancia y protagonismo desde el medievo hasta quedar eclipsadas en nuestra ruidosa y poliédrica sociedad actual.
Las campanas se han utilizado para comunicar, con un lenguaje propio, una serie de mensajes desde los religiosos a los meramente civiles acompañándonos a lo largo de nuestra vida en diversos acontecimientos y situaciones.
Te propongo un paseo entre campanas que nos acercan a distintos momentos de nuestra vida con obras de Edgar Allan Poe y Rachmaninoff. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!

Campanario de la parroquia de San Juan Bautista, La Palma del Condado

Hijo de unos cómicos ambulantes, Edgar Allan Poe nació en Boston en 1809 quedando huérfano a los dos años y siendo adoptado por John Allan de quien tomó su segundo nombre, un rico terrateniente de Richmond que lo educó entre Estados Unidos e Inglaterra. Tras ser expulsado de la universidad de Virginia por su afición al juego, regresó a su ciudad natal, donde llegó a publicar su primer poemario, Tamerlán. Tras un fugaz paso por el ejército, Poe se centró en su carrera literaria mientras trabajaba como periodista y crítico literario, alternando su obra poética como El Aaraaf o El cuervo y otros poemas, con cuentos y novelas, como sus Narraciones extraordinarias o Las aventuras de Arthur Gordon Pym.
Reconocido como uno de los grandes autores del relato corto, Poe renovó la novela gótica, inventó el relato de misterio y detectives y se adentró en el género de la ciencia-ficción que comenzaba a ponerse de moda. Con su incursión en todos estos géneros logró ser el primer escritor de su país en vivir de su labor literaria, lo que tuvo para él, por su poca estabilidad emocional y económica, consecuencias lamentables. Pese a sus solo cuarenta años de vida, Poe ha pasado a la historia de la literatura como uno de los más originales y prodigiosos creadores de mundos y estilos literarios.
Nos acompaña uno de sus poemas, The bells (Las campanas) que dedica a estos instrumentos como alegoría de la vida, pasando en sus diversos poemas por distintos metales según sus significados, desde las campanas de oro, a las de plata, para continuar con las de bronce y terminar con las de hierro.
El primero de los poemas no nos acerca, como podríamos suponer, al repiqueteo desde una torre, sino al alegre e infantil acompañamiento de las pequeñas campanas de los trineos, símbolo del nacimiento y la infancia, en una traducción de Carlos Arturo Torres.


Muchas composiciones nos acercan a las campanas desde distintos estilos, autores y épocas, tanto desde su protagonismo como simple acompañamiento que denota desde la más jubilosa alegría a la más desolada tristeza.
Sergéi Vasilievich Rachmaninov, uno entre los grandes intérpretes de piano, compositores y directores de orquesta rusos y uno de los últimos representantes del posromanticismo musical también se sintió atraído por este tema y el poema de Poe. En 1913 compuso su Sinfonía Coral Колокола (Las campanas), Op. 35 para orquesta, coro y voces solistas.
Basado en una traducción libre al ruso del texto inglés por el poeta simbolista Konstantin Dmitrievich Balmont, Rachmaninoff crea una composición dividida en cuatro movimientos, según los parámetros clásicos de las sinfonías, con evidentes similitudes a la obra de su admirado mentor Peter Ilich Tchaikovsky, alterando el último movimiento como este hizo en su Sinfonía nº 6, Patética, introduciendo en diversos momentos el canto del Dies Irae y logrando trasladar el texto original inglés y creando un sonido que fascina y lleva a un contexto eminentemente ruso.
Nos acompaña el primer movimiento de Las campanas catalogado como Allegro ma non troppo, un movimiento que cuenta con la participación del coro y la voz de tenor para referirse al primero de los poemas de Poe. El ritmo animado de la orquesta junto con el tintineo de las campanillas nos sugieren el deslizar del trineo. En la parte central del movimiento tenor y coro entonan una melodía inspirada en el folclore ruso que se eleva hacia un clímax cargado de euforia para terminar con una breve coda a cargo de la orquesta.


La Russian National Orchestra con el Moscow State Chamber Choir y el tenor Sergei Larin, todos ellos dirigidos por Mikhail Pletnev interpretan este primer movimiento de la Sinfonía Coral Las campanas de Sergei Rachmaninov en una grabación de la Deutsch Grammophon de 2001.


En Las campanas Poe realiza un recorrido alegórico por distintas etapas de la vida, desde las alegres campanas de plata del primer poema que representan el nacimiento y la infancia hasta finalizar con el lúgubre y doliente doblar a duelo por el entierro, configurando un panorama que se va volviendo más inquietante, temeroso y oscuro conforme se avanza desde la infancia a la vejez y la muerte.
Este poema gótico fue  escrito en 1848, saliendo a la luz póstumamente en diciembre de 1849, meses después del fallecimiento del escritor en la revista Sartain's Union Magazine.
Durante la enfermedad de Virginia Clemm, la joven esposa de Poe, este fue ayudado por Marie Louise Shew en su cuidado, cayendo el escritor en una depresión tras su fallecimiento. Al parecer fue Marie Louise quien le sugirió que compusiera un texto sobre las campanas y sus distintas llamadas, colaborando en los primeros versos con el poeta. 
El segundo poema nos acerca a las campanas de plata de las bodas manteniendo aún el aire jovial y festivo del primero de los poemas


La composición de la Sinfonía Coral Las campanas surgió tras un momento en que Rachmaninoff buscaba ideas para nuevas obras. Tras preguntar a algunos amigos por temas para nuevas composiciones, recibió en su estancia en Roma una carta anónima con la traducción al ruso del mencionado Konstantin Balmont del texto de Poe y una invitación para componer una obra sobre él.
La fascinación que siempre había sentido por hacia el lenguaje de estos instrumentos le llevó a escribir: «El sonido de las campanas se escucha en todas las ciudades que conozco. Nos acompañan desde la cuna hasta la tumba, y un compositor no puede escapar a su influencia. A lo largo de mi vida he escuchado con placer los toques de las más variadas melodías y personajes, desde el alegre tintineo hasta el funesto carrillón funerario. Cada ruso lleva consigo un amor por las campanas. Si alguna vez conseguí hacer vibrar las campanas de las emociones humanas con mis composiciones se debe al hecho de haber pasado la mayor parte de mi vida entre las vibraciones de las campanas en Moscú».
Una vez decidida la composición, Rachmaninoff la realizó en la ciudad romana, en el mismo escritorio del apartamento de la Plaza de España en que estuvo alojado su admirado Tchaikovsky
Una vez finalizada la obra, el compositor la dedicó al director holandés Willem Mengelberg y la orquesta del Concertgebouw de Amsterdam, aunque no se tiene la certeza de que la hayan interpretado en alguna ocasión. El estreno se produjo el 30 de noviembre de 1913 en San Petersburgo y se repitió el 8 de febrero del año siguiente en Moscú con un gran éxito de publico.
Años más tarde, después de fallecer el compositor, se supo que la carta anónima había sido enviada por Marija Danilova, amiga suya y por entonces estudiante de violonchelo en el conservatorio de Moscú.
El segundo movimiento, indicado como Lento lleva el subtítulo Campana de oro, la boda y se evoca la boda con un tema melancólico a cargo de la orquesta, interviniendo más adelante el coro hasta que entra la voz de la soprano con otro tema melancólico ruso, a la que sigue un tutti de la orquesta y coro. La soprano continúa hasta los registros más agudos, mientras las voces graves del coro replican y la orquesta va concluyendo lentamente el movimiento.
La audición de este segundo movimiento corresponde a los mismos intérpretes que el enlace anterior con la inclusión de la soprano Marina Mescheriakova.


En algunas sociedades de la antigüedad como las de Asia y Egipto, las campanas de mano tenían una función religiosa y civil importante para invitar y llamar la atención hacia la población, especialmente durante las ceremonias y ritos. Más adelante las utilizaron los vendedores callejeros para llamar la atención de los posibles clientes, los vigilantes nocturnos para anunciar sus rondas o para convocar al duelo en las procesiones fúnebres.
En la antigua Grecia sirvieron para anunciar la apertura del mercado de marisco, mientas en Roma avisaban del inicio de los mercados o la hora de los baños, además de llamar la atención sobre otros acontecimientos como el paso de los condenados o la presencia de un eclipse.

Campanas de la Iglesia de San Juan Bautista en La Palma del Condado

La tercera parte del poema cambia el tono que llevaba hasta el momento para centrase en las campanas de alarma que avisan de un incendio. El sonido armonioso y acompasado de los dos primeros apartados se sustituye por el griterío de terror, sonando y chocando desesperadamente en su lugar consiguiendo un crear un sentimiento de dolor, caos y terror ante la situación que anuncian estas campanas de bronce.


Pese a lo que se puede creer, no se generalizó el uso de las campanas en las iglesias durante los primeros siglos, realizándose los avisos para los cultos de viva voz a través de los cursores, que avisaban casa por casa, utilizándose más adelante otros instrumentos como bocinas, trompetas o láminas de madera o metal para golpear. Fue en el año 604 cuando una disposición canónica dispuso que se colocaran campanas en todas las iglesias para convocar a los fieles al culto, inicialmente con una campana hasta que las nuevas construcciones albergaron torres más altas capaces de expandir el sonido a mayor distancia y con campanas de distintos volúmenes. Esta disposición indicaba que las catedrales podían tener cinco o más campanas, las parroquias dos o tres y las iglesias pertenecientes a algún señorío una sola. Así se comenzó a desarrollar un lenguaje que comunicaba a toda la comunidad distintos mensajes.

Edición estadounidense de The bells de Poe de 1881 por Porter & Coates

Aunque Rachmaninoff catalogó su obra inicialmente como Tercera Sinfonía, más adelante denominó con esta numeración a su Sinfonía en la menor, Opus 44 de 1939, refiriéndose a Las campanas como su Sinfonía Coral
El tercero de los movimientos tiene indicación de Presto y el subtítulo de Campanas de bronce, La alarma, y está escrito a modo de scherzo como una alegoría de la guerra. Comienza con una tercera que se repite insistentemente cada vez más rápida para crear un clima tenso y expectante. El coro inicia su canto desesperado con evocaciones al Dies Irae en un especie de danza infernal con aire medieval que lleva a un intenso clímax al coro y la orquesta, para finalizar con fuerte violencia.
La interpretación corre a cargo de nuevo de la Russian National Orchestra y el Moscow State Chamber Choir dirigidos por Mikhail Pletnev en la grabación de la Deutsch Grammophon de 2001.


Aunque la función principal de las campanas era transmitir desde lo alto de las torres los mensajes religiosos, también se utilizaron para otros usos, aunque en el siglo XVI llegaron a prohibirse estos hasta en tres concilios. Años más tarde se revocó esta prohibición en los casos de utilidad pública.
Así, nos encontramos con toques para la oración, la convocatoria a los cultos, para los días festivos o a difuntos, junto con otros de carácter civil que eran responsabilidad de los concejos. Se avisaban a fuego, a personas perdidas, a reunión de los ganados, como toque de queda antes de cerrar las puertas de las ciudades, cuando se acercaba el enemigo o como aviso y  protección ante las tormentas, además de marcar la hora. No sólo avisaban con sus toques, sino que también se indicaban periodos en que no debían sonar, especialmente entre la noche del Jueves Santo y el Domingo de Resurrección.

En el último de los poemas dedicado a las campanas Poe se refiera a las campanas de hierro que repican dolientes, sollozando y gimiendo como las campanas de un cementerio durante un funeral y haciendo referencia a los ghouls, a los que denomina los Reyes de los espectros, esas criaturas del folclore árabe, entre demonios y seres necrófagos


En la actualidad las campanas tienen menos protagonismo en una sociedad tan caleidoscópica como la actual, con tanta diversidad de creencias y no creencias, y con un nivel de ruido que no había en otros tiempos, pasando desapercibido entre el tráfico y otras fuentes de sonidos que nos acompañan cada día.
Quizás sea el momento de pararnos cuando las escuchemos y recordar todas las ocasiones en que estos instrumentos han tocado para avisar de tantas situaciones, convocar a tantas personas, evitar o avisar de multitud de catástrofes y evocar las obras que se les han dedicado, desde los poemas de Poe a la Sinfonía Coral que nos acompaña, pasando por tantas obras de otros creadores.

Daguerrotipo de E. A. Poe realizado por W. S. Hartshorn en Rhode Island el 9 de noviembre de 1848

El hecho de ser discípulo y admirador de Tchaikovsky, componer en la misma habitación y el mismo escritorio que utilizó éste en Roma y disponer de un poema con un final tan marcadamente triste, llevó a Rachmaninoff a realizar la misma acción que el maestro en su Sinfonía nº 6Patética: alterar el orden de los movimientos y concluir con un final melancólico y desolado.
De tal forma, al último movimiento de Las campanas, catalogado como Lento lúgubre, el compositor ruso le otorga el explícito título de Campanas de hierro, La muerte. Comienza con el corno inglés presentando una triste melodía elegíaca con acordes de los metales. El barítono canta una tenebrosa melodía con esporádicas intervenciones del coro, entonando de nuevo el corno su melodía, llegando más tarde a un desolado ambiente orquestal. El canto del coro se vuelve más intenso y violento, el barítono alcanza su tesitura más baja antes de que la orquesta intervenga de nuevo melancólica y finalice en una coda que se va alejando como los asistentes a un funeral cuando de marchan del cementerio.
La Russian National Orchestra con el Moscow State Chamber Choir y el barítono Vladimir Chernov, todos ellos dirigidos por Mikhail Pletnev interpretan este primer movimiento de la Sinfonía Coral Las campanas de Sergei Rachmaninov en una grabación de la Deutsch Grammophon de 2001.

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Bibliografía consultada:
  • Poe, Edgar Allan. Poesía completa. Editorial Hiperión, traducción de Gustavo María Falaquera Cóndor, 2000.

Felicidad Vs Tristeza

Hay conceptos que tratan de sentimientos que están al alcance de todos y deseamos o evitamos, según sus significados. Siempre deseamos estar cargados de alegría, felicidad o ilusión, mientras que evitamos con todas nuestras fuerzas las penas, tristezas o sufrimientos, como si las primeras fueran siempre posibles sin las últimas.
La vida, ese camino por el que transitamos, está repleta de situaciones, momentos y acontecimientos que nos llevan de uno a otro lado de estos sentimientos. Es cierto que a algunos se le vuelve este transitar más agradable y placentero, mientas para otros se torna más cargado de sinrazones y escollos.
La forma con que los enfrentemos también es determinante y nos ayuda a afrontar las situaciones con un talante y un talento más positivos o negativos según nuestras circunstancias, situaciones y el momento en que ocurran. Tenemos nuestras épocas más felices y alegres y nuestros momentos más cargados de problemas y tristezas.
Aunque las generalizaciones son odiosas y terminan en la mayoría de las ocasiones en simplificaciones, es cierto que nos gusta dar por hecho todo lo que tiene visos de credibilidad. Desde el año 2005 se viene hablando el tercer lunes de enero del Blue Monday o Lunes Triste, también conocido como el Día más triste del año y del que tratamos en la publicación El día más triste, como si la tristeza se pudiera reducir a ese día concreto y la ilusión o la felicidad se desarrollaran en otros momentos.
Te propongo combatir la tristeza oficial del Blue Monday o Lunes Triste o cualquier otro día en que nos invada con un alegato a la felicidad con dosis de ilusión, relatos y música. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!


El diccionario de la R.A.E. define la felicidad como «un estado de grata satisfacción espiritual y física» y como tal nos acerca a una primera característica, el hecho de formar parte de nuestro estado de ánimo y ser, por tanto, subjetivo, sin especificar de qué pueda depender.

Naguib Mahfuz nació y murió en El Cairo donde desarrolló la práctica totalidad de su vida entre su labor como periodista, escritor y funcionario en la administración de su país, donde llegó a ocupar los cargos de director del Departamento Técnico del Instituto de Artes y presidente del Instituto Nacional de Cine.
Su reconocimiento internacional proviene de su obra literaria, formada por una treintena de obras entre novelas y relatos que han sido llevados a la televisión, al teatro o al cine. Tras recibir los más altos premios y honores en su país recibió el Premio Nobel de Literatura en 1988, siendo el primero de los escritores en lengua árabe en recibirlo.
Tras iniciarse a finales de los años '30 con relatos ambientados en el Antiguo Egipto, su fama creció con la publicación de su Trilogía de El Cairo formada por Entre dos palacios, Palacio del deseo y La Azucarera, libros publicados entre 1956 y 1957. El callejón de los milagros, Hijos de nuestro barrio o El ladrón y los perros son algunas de sus novelas más conocidas.
Nos acompaña en esta publicación El hombre feliz, un relato cuyo inicio puede servirnos como elemento de felicidad frente a situaciones que nos sumergen en la tristeza.
En La taberna del gato negro, Mahfuz recopila una serie de relatos entre los que destacamos al que nos acompaña en esta publicación, El hombre feliz, cuyo 


Si la definición del diccionario de nuestra Academia de la Lengua no indaga sobre sus causas, podemos fijarnos en tres posturas sobre la felicidad y cómo alcanzarla que surgieron de la mano de la naciente filosofía en la Grecia clásica. 
Por un lado, los partidarios del cinismo pensaban que todos tenemos dentro de nosotros los elementos necesarios para ser felices y tener autonomía, pero para alcanzarla debemos seguir una vida sencilla y cercana a la naturaleza. 
En cambio, los estoicos defendían que la auténtica felicidad se consigue sólo cuando se prescinde de las riquezas materiales en favor de una vida basada en la razón y la virtud. 
Por otra parte, Aristóteles se acerca más a nuestra visión actual al proclamar que la felicidad consiste en la autorrealización y el logro de las metas y objetivos propuestos, lo que nos lleva a un estado de plenitud y armonía en nuestra vida. 

Henri Matisse. Le bonheur de vivre (La alegría de vivir), 1906
Sean cuales sean el origen o la causa de la felicidad, la música también nos acerca a ella. Escuchar esas obras que nos gustan, e incluso descubrir alguna nueva nos carga de energía positiva y felicidad. Hay compositores y obras que nos acercan a ese estado anímico en grados sublimes en ocasiones. Rossini, Mozart o algunas óperas bufas tienen ese poder de transmitirnos optimismo y felicidad.
Dentro de esos personajes, pocos como el entrañable Papageno de La flauta mágica de Mozart, ese pajarero simple y popular cuya máxima aspiración en la vida es encontrar a su pareja, una linda Papagena que alegre su vida y la llene, cosas de la época, de multitud de pequeños Papagenos. Cuando la encuentra, no hay persona más feliz en la tierra, tanto que comienza a tartamudear al descubrir a su media naranja.
No nos cansamos de escuchar -y ya ha aparecido en varias ocasiones en el blog- este dúo final entre ambos en esta versión cargada de felicidad sin límites que invita al optimismo en cualquier momento que se oiga.


Autor comprometido socialmente, Mahfuz fue atacado en el cuello con arma blanca, ya octogenario, en 1994 por extremistas islámicos que consideraban que su obra atacaba la religión musulmana, resultando afectado en la vista, el oído y paralizado del brazo derecho, lo que le impidió seguir escribiendo durante un tiempo. Dos años más tarde, grupos islámicos consideraron su herética por lo que lo condenaron a muerte y hubo de recluirse en su casa, aunque participando esporádicamente en actividades y reuniones literarias. El escritor cairota falleció nonagenario tras una caída mientras se desplazaba por la ciudad.

En Jammarat al-qitt al-aswad (La taberna del gato negro), Mahfuz recopila una serie de relatos entre los que destacamos al que nos acompaña en esta publicación, El hombre feliz, cuyo junto a casi una veintena que configuran la imagen de su país con personajes que luchan contra los fantasmas del pasado y las injusticias que el destino les brinda, moviéndose entre lo fabuloso y lo real, cargado -como toda la gran literatura- de símbolos universales, deseos y sentimientos cargados de humanidad.
No podemos abandonar a nuestro hombre feliz en el comienzo de su particular jornada, por lo que lo acompañamos, con las sabias palabras de Mahfuz a la redacción de su periódico.

Paul Gauguin. Arearea (felicidad) o El perro rojo. 1892

La música de Mozart, igual de que la de Bach, Rossini o el propio Beethoven podemos considerarla una terapia para la felicidad, el optimismo o los sentimientos más nobles y universales.
Una de sus obras más conocidas es la Serenata nº 13 para cuerdas en sol mayor, popularmente conocida como Pequeña serenata nocturna, una obra optimista como otras muchas suyas y que compuso mientras estaba creando su ópera Don Giovanni.
Pero en esta ocasión no es esta obra la que nos acompaña, sino una obra inspirada en ella compuesta por un tocayo suyo, el alemán Wolfgang Schröeder nacido en 1943, y titulada de forma similar. Frente al Eine Kleine Nachtmusik (esa Pequeña serenata nocturna), nos acercamos a Eine kleine Lachmusik (Pequeña serenata para reír), una pieza que parodia la del compositor y la transforma y enriquece, llena de complicidad y buen humor y cargada de referencias a una veintena de melodías conocidas por muchos aficionados a la música. ¿Cuántas de ellas eres capaz de reconocer?

La interpretación corre a cargo de la Chamber Orchestra Kremlin dirigida por Misha Rachlevsky durante la celebración del April Fools concert celebrado en la sala Gnessinsky on Povarskov en abril de 2011, en la que la partitura original para cuarteto de cuerda fue adaptada para esta agrupación de cámara.


Inmersos en reflexiones sobre la felicidad, contemplamos algunas consideraciones sobre este concepto, sabiendo que es un estado de ánimo subjetivo que cada uno de nosotros alcanza y experimenta de manera diferente, que podemos llegar a convertirla en una situación duradera, aún siendo conscientes de que puede finalizar, además de conocer que su origen puede estar condicionado por diferentes situaciones o acontecimientos en función del significado que cada uno de nosotros les otorgue.
Aún así, como la vida misma, la felicidad no es una meta, sino que, acercándonos a ella cada día, en cada momento o situación, se nos presenta como un camino a recorrer.

Leer a Naguib Mahfuz nos lleva a saborear su exquisita prosa, sentirnos inmersos en sus historias y, hasta cierto punto, fundirnos y sentirnos como los propios personajes de sus historias. En El hombre feliz nos sentimos inusitadamente felices, experimentando las sensaciones que invaden al protagonista, inmersos en un estado desbordante, casi sin el temor de perderla.
No podemos dejar sin concluir esta singular historia, acompañando, en su final, a nuestro protagonista en su indagación sobre la felicidad que lo invade, en esta ocasión consultando a quien pueda darle alguna explicación en un carrusel de visitas a los especialistas en medicina.
Que la felicidad nos acompañe y podamos derrotar a la tristeza que nos ronde. Feliz lectura.



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Bibliografía y webgrafía consultadas:

Guía Anual Letras Prestadas 2021

Cuando parecía que después de 2020 llegaría un año tranquilo, sano y con un regreso a las rutinas habituales, el año 2021 volvió a colocarnos en una situación extraordinaria y delicada. Afortunadamente, siempre es importante mirar hacia adelante, imaginar el futuro y poner todo nuestro afán y esfuerzo en alcanzar nuestros propósitos y metas.
Mas hacer recapitulación del camino recorrido es una actividad enriquecedora y sana que comienza alejándonos del ritmo de vida habitual, de ese ruido que nos envuelve y nos permite buscar en la tranquilidad y el sosiego algunas respuestas y reflexiones.
En este blog, como su lema indica, hemos intentado siempre compaginar textos que tienen un mensaje actual para nosotros con una música que ha de cumplir el requisito de ser vocal, enmarcada en lo que denominamos música clásica: ópera, música coral, cantatas o canciones. 
En ocasiones una idea, una sensación, una descripción, una celebración o un sentimiento fueron el germen del que surgió cada una de las publicaciones en las que se unieron estos elementos artísticos y culturales. En unas ocasiones con mayor acierto, en otras con menor tino, pero siempre con la misma voluntad y con la certeza de que las obras grandes y eternas lo son porque siempre tienen algo que aportarnos en nuestra vida, sean de la época que sean.
En esta publicación te muestro una selección de algunas de las entradas del blog del año pasado, sabiendo que no están todas las que son y que por el mero hecho de serlo es una recopilación subjetiva. Te propongo ver esta guía poco a poco, sin prisas, deteniéndote en las publicaciones que te llamen la atención y volviendo a ellas en otra ocasión en que tengas el tiempo y la tranquilidad para disfrutarlas.
Si te quedaste sin leer algunas publicaciones, te incorporaste recientemente al blog o, simplemente, te apetece volver a recorrerlas de nuevo, aquí dispones de algunas de ellas. Sólo tienes que pinchar en el enlace en verde con el título de la publicación.
Gracias por tu interés en estar ahí y en seguir el blog y, como siempre, todos los comentarios e interacciones son bienvenidos. Feliz y provechoso año cargado de buenos propósitos.

En esta Guía Anual Letras Prestadas 2021 hacemos memoria de las entradas que se publicaron en el blog a lo largo del año pasado. ¿Las recuerdas? ¿Te quedó alguna sin conocer? ¿Cuál te aportó más? Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!


TOP 3: Las más leídas

El primero de los apartados recoge las publicaciones que más éxito tuvieron entre los lectores del blog, aquellas que, estadísticamente, recibieron más visitas de todos vosotros.

La tercera publicación con más visitas del año 2021 giraba en torno a la figura de Luis XIV. En El baile del Rey Sol nos acercamos al apelativo que se le puso gracias a su afición por la danza, una afición que supo aprovechar para sus intereses y los de su país. Nos acompañaron textos de Alex Ross Laia Falcón y la música de su compositor predilecto, Lully.

La segunda entrada del blog que recibió más visitas, seguro que a la hora del café tenía como ingrediente principal la Kaffeekantate de Bach, una obra deliciosa y desenfadada con una puesta en escena amable y entrañable dedicada a una bebida tan consumida. ¿Te apetece un café? Invita Bach contaba con la dirección de Ton Koopman y un texto de La pequeña crónica de Ana Magdalena Bach de Esther Meynell. Una publicación para paladear sorbo a sorbo.

En Pájaros barrocos , la publicación más visitada de 2021 se proponía un paseo por aves y pájaros del barroco en su representación literaria y musical con obras, entre otros, de grandes músicos como  Händel Vivaldi y escritores de nuestro Siglo de Oro como Lope de Vega y Quevedo.


Aniversarios y celebraciones

En el año 2021 nos acercamos a celebrar los aniversarios de algunos escritores y músicos, dejando memoria de sus obras, su vida y la influencia que dejaron entre nosotros. 

En septiembre recordamos la figura de Dante Alighieri al cumplirse nada menos que setecientos años de su fallecimiento. Centenario dantesco nos acercó a la figura y la obra de un escritor que, después de siete siglos sigue teniendo vigencia y seguidores que se inspiran en sus obras para crear nuevos escritos y composiciones.

El veintisiete de enero se cumplieron 120 años de la muerte de Verdi, una ocasión que nos dio pie a realizar una publicación donde alternamos textos sobre sus últimos momentos de vida con algunas de sus obras más emblemáticas. Nos acompañaron textos de Alex Ross y Ángeles Caso y un documento histórico, una grabación cinematográfica en el que se recogía su funeral en Milán.

También recordamos el bicentenario del más maldito de los poetas malditos, un escritor que nos anticipó a uno de los conceptos en los que nos encontramos inmersos, la modernidad, con ideas como el paso del tiempo en una suerte de vorágine que nos envuelve y devora, el tedio o la búsqueda de los paraísos artificiales. La cima y las simas de Baudelaire cuenta con textos del propio poeta, de Walter Benjamin y Gautier y músicas de Debussy, Minazzoli, Fauré y John Corigliano.
Fue a finales de febrero (o comienzos de marzo) cuando se cumplieron los doscientos diez años del nacimiento de uno de los grandes pianistas del romanticismo, una ocasión que nos sirvió para publicar El corazón de Chopin, un homenaje al compositor e intérprete con textos de Mauricio Wiesenthal y Olga Tokarzuk con un relato sobre cómo llevaron su corazón hasta su Polonia natal.

Fue en abril de 1971, hace sólo medio siglo cuando fallecía uno de los compositores que más revolucionó la música del siglo XX. En 50 años de la muerte de Stravinsky: La Consagración nos centramos en la génesis de su obra más conocida, La consagración de la primavera, en sus ensayos, su tormentoso y acalorado estreno y traemos una versión en vídeo que recrea los decorados y la coreografía original de Nijinsky, además de una película de la BBC sobre esos momentos  históricos para la música.

Otro de los escritores que acercamos al blog en su aniversario durante el año 2021 fue Fiódor Dostoyevsky al cumplirse el bicentenario de su nacimiento. En Eterno y humano Dostoyevski nos acercamos a su vida, influencia e importancia con textos de Mauricio Wiesenthal, algunas de sus obras y músicas inspiradas en ellas de Janácek y Prokofiev.

El 18 de mayo se cumplieron los 110 años del fallecimiento de Gustav Mahler, uno de los compositores y directores con más influencia en el cambio del siglo XIX al XX. En El universo de Mahler recordamos su vida, su matrimonio con Alma, algunas de sus composiciones y su faceta como director con textos del inolvidable Pérez de Arteaga y obras del propio autor.

¿Qué nos aporta un compositor de hace tres siglos? En julio recordamos el 280º aniversario del fallecimiento de Antonio Vivaldi, el autor de una de las músicas más conocidas de toda la historia, Las cuatro estaciones. En Un concierto barroco con Vivaldi recordamos su figura en un cruce a tres bandas: con el libro Concierto barroco de Alejo Carpentier, el propio compositor y el emperador mexicano Moctezuma, protagonista de una de sus óperas.

El último de los aniversarios que trajimos al blog se centró en la figura de uno de los más grandes pianistas de todos los tiempos. En Liszt, la primera gran estrella de la música, nos acercamos a su figura con un texto escrito en forma de relato autobiográfico sobre el compositor de Xavier Güell y algunas músicas para piano basadas en óperas.


En contacto con la naturaleza

En un tiempo en que vivimos separados y alejados de la naturaleza como si nuestra vida no dependiera de ella, dedicamos una serie de publicaciones a acercarnos al entorno que nos rodea, bien admirándola desde la ventana, bien observándola y sintiendo sus cambios o bien volviendo a caer en la cuenta de que somos parte de ella.

Comenzamos el año acercándonos a esos sentimientos que podemos encontrar en Una tarde de invierno con dos autores franceses, la mujer posiblemente más influyente en la música del siglo XX, Nadia Boulanger y el escritor Georges Perec.

En  ocasiones, menos de las deseadas, admiramos los paisajes que la naturaleza nos ofrece. Intentamos apreciarlos y captar su esencia, aunque en ocasiones no lo consigamos. En Más que paisajes nos acercamos a unos paisajes literarios y musicales que intentan, y lo consiguen, superar la realidad en que se encuentran inmersos gracias a las obras de Margarita Yourcenar, Wislawa Szymborska, Pucchini y Rautavaara.

También nos acercamos a la naturaleza fijando nuestra mirada a esas nubes que pasan, efímeras y cambiantes, sobre nuestros cielos para mantener nuestra capacidad de asombro con su contemplación. En ¡Mira esa nube! contamos con obras de Mozart, Händel, Altolaguirre, Pere Calders y Szymborska.

Acogimos la llegada del segundo equinoccio del año centrándonos en las sensaciones que nos evoca la estación que comenzaba. En ¡Bienvenido, otoño! contamos con obras de Machado, Benedetti, Thoreau y música de Schubert, Mahler y Pfitzner.

En Un punto azul, pálido y lejano nos aventuramos más allá de la naturaleza, al viaje más lejano emprendido por la humanidad con la sonda espacial Voyager, una reflexión de Carl Sagan y músicas de Ligeti y Ostrzyga.

Textos de Kafka, Ivo Andric y Eduardo Wilde y músicas de Debussy, Verdi y Rossini nos acercaron a la lluvia y esos sentimientos que nos invaden cuando entra en nuestras vidas en la publicación Nunca llueve a gusto de todos.

Ópera y música sobre todo

Algunas publicaciones fueron protagonizadas por obras musicales de diversa índole, desde una ópera compuesta en este siglo, a una nueva publicación de la sección Ópera en Zapatillas y un paseo por las últimas obras de un gran compositor.

Si la ópera nos parece un arte estrictamente del pasado, La tempestad, una ópera (según Shakespeare) del siglo XXI nos acercó a la fuerza clásica de una obra de Shakespeare junto con una concepción escénica y una música del siglo XXI con la ópera The tempest del compositor inglés Thomas Adès en la que pudimos escuchar la estratosférica voz de la soprano Audrey Luna.

Una ópera más añadimos a la sección Ópera en Zapatillas en la que nos acercamos periódicamente a las grandes obras del repertorio. En esta ocasión fue #OperaEnZapatilla: Madama Butterfly de Puccini con textos de una publicación de la Universidad de Granada la que nos acercó al mundo oriental a través de la correspondencia epistolar entre el compositor y sus colaboradores y pudimos escuchar algunos de los momentos memorables de esta ópera.

En Pecados de vejez, según Rossini recordamos cómo Rossini se retiró de la composición con menos de cuarenta años y algunas obras que compuso para sus amigos y conocidos publicadas con ese título y enmarcadas en un relato poco conocido de Alejandro Dumas que recoge una visita que tuvieron ambos.

MISCELÁNEA: De todo un poco

El último de los apartados de esta Guía Anual Letras Prestadas 2021 es como esos anaqueles en que guardamos objetos de todo tipo, como esos cajones en que vamos apilando objetos para cuando los necesitemos. Se trata de una de esas clasificaciones en que ponemos de todo un poco, en una mezcolanza anárquica a la vez que sugerente y enriquecedora.

En Mujeres e identidad nos acercamos a las reflexiones de varias mujeres que unieron a su condición femenina el hecho de tener que cargar con otros impedimentos con los que hubieron de luchar para conseguir su identidad. Nos acompañaron la fuerza descomunal y rebelde de la escritura de Maryse Condé, la intuición juvenil de Ana Frank y la música de la compositora checa Vitezslava Kaprálová.

Dos publicaciones nos acercaron a la actualidad desde el Imperio Romano. En la primera, El amor en tiempos de Roma: Ovidio y Catulo nos acercamos a los cambios en las costumbres amorosas con textos del Ars Amandi de Ovidio y la música de los Catuli Carmina de Carl Orff, basada en los poemas de Catulo.

En Elegía desde el destierro: De Ovidio a Siberia seguimos el rastro de Ovidio hasta su destierro decretado por Augusto y relacionado, entre otras razones, por la publicación anterior con textos de su obra Tristia y música de una ópera sobre el destierro, Siberia de Giordano

El estrés no es producto exclusivo nuestro y de nuestro tiempo. En ¡No puedo con tanto estrés! nos acompañaron algunos creadores  como Rossini, Donizetti, Dostoyevsky y Balzac que se enfrentaron a situaciones de estrés en su trabajo y pudimos comprobar cómo y con qué éxito las afrontaron

Ese amor que vimos cómo evolucionaba en la antigüedad romana fue objeto de nuestra mirada en Amores barrocos, un recorrido por obras de Lope de Vega, Quevedo, Vivaldi y Händel que nos acercan a esa pasión tan cambiante como permanente.

Un año tan excepcionalmente olímpico como 2021 sirvió como excusa para profundizar en una de las ideas originales del movimiento olímpico. Deporte y cultura en los Juegos Olímpicos sirvió para conocer la idea original del Barón de Coubertin de unir ambos aspectos en las celebraciones olímpicas y que contaron con obras de Richard Strauss o Jan Sibelius.

Un poema de la Premio Nobel de Literatura Wislawa Szymborska, un cuento anónimo oriental y la música de Mozart nos acercan a esos Sueños que nos hacen crecer y que nos ayudan a anhelar algo de forma persistente y trazar límites que van más allá de lo estrictamente razonable para alcanzar nuestras metas.

En Balada desde la cárcel, por Oscar Wilde nos acercamos a la figura del escritor inglés y cómo cambiaron su vida y su obra tras su paso por la cárcel. Nos acompañaron sus palabras y músicas de Rzewsky y Grant Foster basados en textos de su periodo en prisión, además de obras de Verdi y Puccini.

Un recorrido por la revolución que provocó el invento de la imprenta en el uso de los libros, con sus características y detractores, leído con una mirada crítica con que podemos hablar de la revolución que ha provocado en nuestros días Internet. Los libros aparentan sabiduría, son confusos y dañinos. No dejes de leer contó con obras de Peter Burke, Gessner, Platón, Donizetti, Telemann y Les Luthiers.

La última publicación que recogemos en esta guía anual viene cargada de agradecimiento a Silvia, la inquieta y creativa autora del blog Emocionarte y del canal de podcasts Suspiros al Arte. En la entrevista que publicó en su canal se pueden conocer algunos de los entresijos de este blog y de quien lo escribe, en un enlace que recogimos en la publicación Suspiros al Arte, una forma de emocionarte. Afortunadamente para nosotros, después de unos meses inactivos, el blog Emocionarte ha vuelto a recoger nuevas publicaciones de Silvia.

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