expr:class='"loading" + data:blog.mobileClass'>

El Amor en tiempos de Roma: Ovidio y Catulo

Si hay alguien entre el público que no conozca el arte de amar, que lea esta obra y, cuando se haya documentado leyéndola, que ame. 
Ovidio

Pocos temas han sido tan abordados en la literatura, la música o en cualquier tipo de arte como el amor. Las relaciones amorosas, sus deseos, sus anhelos, su búsqueda, su correspondencia o no, forman parte de la naturaleza humana y, por ende, de los temas recurrentes en nuestras manifestaciones artísticas y vitales.
A lo largo del tiempo el tema ha ido manteniendo una constancia en algunos aspectos fundamentales, mientras otros han ido cambiando según la mirada que la propia época ha ido adoptando según los pensamientos dominantes. 
Así, hay obras que mantienen ese hilo conductor constante sobre el tema amoroso y que lo centran en la poesía elegíaca, este tipo dentro de la poesía lírica que se centra en el tema de la lamentación. También hay obras que entran en conflicto con la moral y los usos de su época al tratar temas controvertidos en su momento y en la sociedad en la que se presentan. Si a estos elementos añadimos la creación de una obra basada en alguno de estos textos llevándolos a evocar la musicalidad de los tiempos en que fueron compuestos los poemas, nos encontramos con una oportunidad para comprobar si tienen aún algo que decirnos en nuestro tiempo.
Te propongo una mirada literaria y musical sobre el tema del amor en el imperio romano con dos autores esenciales, Ovidio y Catulo en la que podemos observar la actualidad de algunos de sus textos y su adaptación musical por Carl Orff en los Catulli Carmina. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!


Nacido en el 43 a. de C. en Sulmona, una localidad situada a algo más de cien kilómetros de Roma, Publio Ovidio Nasón procedía de una familia acomodada que, por su origen, lo predestinaba a la actividad política. Así, en plena juventud fue enviado con su hermano, un año mayor, a Roma a realizar estudios de retórica, destacando aquel en el aspecto jurídico, mientras él desarrollaba el gusto por lo poético.
Siguiendo la costumbre de las familias adineradas, inició con un amigo, el poeta Macro, un viaje que lo llevó a Oriente para completar sus estudios, permaneciendo durante un tiempo en Grecia, especialmente en Atenas y posteriormente en Sicilia, donde entró en contacto con los pensamientos filosóficos, además de realizar recitales de poesía.
Cuando contaba con veinte años murió su hermano, haciendo que sintiera que había perdido una parte de sí mismo.
Tras iniciarse en la política como Triunvir capitalis, cuya labor consistía en inspeccionar las prisiones y asegurarse de que se cumplían las sentencias dictadas, abandonó para dedicarse a su pasión poética.
Así, Ovidio entró en el grupo de Mésala Corvino que estaba integrado por poetas y literatos como Macro, cultivando la amistad de escritores como Propercio, Pónico y Baso, leyó a Horacio y Catulo y tuvo un fugaz conocimiento personal de Virgilio.
Nos acercamos hoy a uno de sus libros, Ars Amatoria, también conocida como Ars Amandi (El arte de amar) una de sus obras más emblemáticas y más controvertidas en su época que la acarreó no pocos problemas. 
Su inicio deja claras las ideas y las intenciones del autor.

Si hay alguien entre el público que no conozca el arte de amar, que lea esta obra y, cuando se haya documentado leyéndola, que ame. Por medio del arte se mueven las rápidas barcas a vela y a remo, por medio del arte también los ligeros carros, y por medio del arte ha de ser gobernado el Amor. Automedonte tenía las cualidades idóneas para conducir carros y sujetar las flexibles riendas; Tifís era el timonel de la nave Hemonia; pero a mí Venus me puso ante los ojos de todos como maestro en el arte del tierno Amor: dirán de mí que soy el Tifís y el Automedonte de Amor.

Dividido en tres libros, Ars Amatoria recoge una serie de consejos, advertencias y recomendaciones sobre las relaciones amorosas. En el Libro I, Ovidio muestra dónde encontrar y cómo comenzar una relación, mientras que en Libro II explica cómo actuar para mantener esa relación amorosa. El Libro III lo dedica a estas relaciones con consejos y razonamientos dedicados a las mujeres.
Acostumbrados a unas relaciones amorosas o eróticas en que los derechos de matrimonios concertados o la existencia de personas de rango inferior propiciaban las relaciones, el primero de los textos que nos acompañan tratan de un tema que se nos antoja elemental por principio, la amabilidad en el trato.

Perteneciente también al Libro II, el siguiente texto recoge unos consejos de índole elemental, apropiados para cualquiera de las actividades que realicemos, sean o no amorosas. Afortunadamente -el tono ya lo indica- el propio Apolo fue quien descendió para aconsejar al poeta sobre esta particular advertencia.



Conocido sobre todo por su obra Carmina Burana (pronúnciese Cármina) basada en poemas goliardos medievales, Carl Orff continuó esta obra hasta completar un tríptico musical añadiendo los Catulli Carmina y finalizando con Il Trionfo di Afrodite (El triunfo de Afrodita).
Tras el éxito que obtuvo Orff con los Carmina Burana en 1937, varios teatros propusieron al compositor que añadiera una segunda parte a esta composición, ya que con ella no se llegaba a completar una velada musical debido a su corta duración. Así, tras varios proyectos que no llegaron a tomar vida, Orff se basó en poemas del escritor romano Catulo para componer su Catulli Carmina, Ludi Scaenici (Canciones de Catulo, Escenas lúdicas), un poeta cuyas obras corales siempre le habían llamado la atención.
La obra fue tomando forma ente 1941 y 1943 en una composición que bebe de las fuentes con que Stravinsky había revolucionado el mundo musical de principios del XX.
Con una orquesta formada por cuatro pianos, cuatro timbales y percusión más un coro y solitas, Orff crea una obra que recupera el estilo del coro griego, en el que este permanece siempre en escena, siendo por momentos espectador o protagonista, interviniendo, asistiendo al desarrollo o comentando los poemas.
Los personajes de Catulo, su amada Lesbia, su amigo Caelus, las meretrices Ipsitilla y Ammiana y los distintos coros de amantes, meretrices, jóvenes y ancianos participan en una acción en la que la repetición de frases, los ritmos sincopados, la fuerza de la percusión, una melodía que se adapta a patrones rítmicos, los diálogos que se mueven entre el recitativo y el canto y los coros a capella nos evocan el mundo romano en que fueron escritos los poemas por Catulo.


Catulli Carmina comienza con Praelusio, una introducción a modo de preludio en el que muchachos y muchachas están inmersos en el juego amoroso, finalizando este inicio con el comentario jocoso de los ancianos y la invitación a que presencien, oigan y vean los poemas de Catulo que vendrán a continuación.
El enlace nos presenta una versión con el texto en latín y castellano en la que podemos apreciar la fuerza del ritmo hipnótico que posee la obra de Carl Orff con música extraída del álbum Orff: Carmina Burana, Catulli Carmina, Trionfo di Afrodite del sello checo Supraphon. interpretado por la Orquesta Sinfónica Checa y sus coros bajo la dirección de Václac Smetáček. 


Ovidio Nasón comenzó publicando dentro del estilo de la poesía elegíaca, ese género que se basa en la lamentación de la pérdida amorosa, aunque también de cualquier tipo: la vida, la salud o la esperanza. 
En su primera obra, Amores, presenta sus vivencias sentimentales y amorosas, unas reales, otras literarias alrededor de Corina, su amada ideal, un personaje que será precursor de la propia Lesbia de CatuloBeatriz de Dante, Laura de Petrarca o Elisa de Garcilaso de la Vega. En esta opera prima, Ovidio presenta una sucesión de narraciones procedentes de la mitología que configura un delicado mosaico de historias.
De toda su producción Las Metamorfosis es su obra más conocida y la que, durante siglos, ha sido modelo y fuente de inspiración para escritores y todo tipo de artistas, siendo quizás la obra literaria más estimada de la antigüedad. Se trata de una colección de más de doscientos relatos mitológicos independientes y de distinta extensión relacionados con el título, los cambios de forma, y centrándose en el análisis de los sentimientos y los conflictos del alma que este transformación genera en los protagonistas.
Ars Amarotia, otra de sus grandes obras y la que nos ocupa en esta ocasión, es una suerte de manual sobre los usos y goces del amor en el que el poeta alecciona tanto a hombres como mujeres en el arte de la seducción y en cómo mantener el amor que ya se ha alcanzado, escrita con un lenguaje y tono elegantes, con un buen gusto que puede considerarse frívolo en determinados momentos y que, quizás chocara más en la visión que tenían los lectores de su época que en la actualidad. En su obra supo combinar la expresión del sentimiento amoroso con un objetivo puramente didáctico. Aún así, Ars Amatoria fue la causa de los conflictos entre Ovidio y Augusto con las consecuencias que acarreó posteriormente al escritor.
Continuando con el Libro II de esta obra, Ovidio nos hace caer en la cuenta de que quien busca el amor debe hacerse a la idea de contar con dificultades, no ya de los hados o del propio destino, sino de la persona por la que siente ese amor.


Ya en el Libro III, el que dedica a aconsejar a las mujeres, Ovidio reflexiona sobre el cuidado que deben estas tener con lo que él denomina los hombres presumidos.
 

También perteneciente al Libro III, un simple y llano consejo es aplicable no sólo a las mujeres, sino a todos. De la misma forma, hoy en día, muchos de los poemas de esta obra tienen sentido tanto si los aplicamos de forma indistinta a uno u otro género.


Orff basó su segunda parte del tríptico Trionfo en los poemas de Cayo Valerio Catulo, un poeta nacido en Verona alrededor del año 85 a. de C., procedente también de una familia aristócrata y cuyo padre tuvo una relación política como aliado de Julio César, una circunstancia que despreció el poeta.
Muy joven se trasladó a Roma donde formó arte de los Neoteroi, un grupo de jóvenes poetas que imitaban los modelos griegos y del que él mismo es el único autor del que nos han llegado sus obras.
De lo poco que se sabe de su vida, se conoce el hecho de que quedó enamorado de una mujer a la que alude en sus poemas como Lesbia, un amor que comenzó con una ardiente pasión, pero que ella truncó al romper el contacto con el poeta. Según los poemas en que Catulo se alegra y se lamenta de su amada, es posible que hubiera varias reconciliaciones entre ambos. 
Así, Cayo Valerio Catulo se presenta ante todos como el iniciador de la elegía amorosa en latín, un tipo de poemas alejado de héroes y mitos, que basó su obra en la métrica del dístico elegíaco con un hexámetro y un pentámetro y la inclusión de diversos temas entre los que destacan sus experiencias personales, algunas reales, otras literarias, de modo especial en sus Poemas a Lesbia.


Una vez finalizado el Praelusio, el Acto I de Catulli Carmina se inicia con Odi et amo (Odio y amo), un tema interpretado por el coro, mientras Catulo se encuentra meditando en escena. 

Odi et amo, quare id faciam,
fortasse requiris.
Nescio,
sed fieri sentio et excrucior.
(Odio y amo, tal vez preguntes
por qué lo hago.
No lo sé, pero siento
que soy torturado y transformado.)

El coro de jóvenes de Viena, Jugendchor in Wien dirigido por Christoph Wigelbeyer interpreta Odi et amo del Acto I de Catulli Carmina en una grabación realizada en enero de 2015.


Si la obra de Ovidio fue controvertida en su época fue por algunas ideas que chocaban con algunas costumbres y usos romanos. La sexualidad y el erotismo no tenían el sentido que poseen en la actualidad como relación de equilibrio recíproco entre personas, por lo que algunas ideas expuestas por el poeta necesariamente se enfrentaban a la moralidad imperante en la época.
Los matrimonios convencionales cerrados por acuerdos entre familias con hombres maduros y mujeres jóvenes; las relaciones extraconyugales más o menos permitidas por la ley, pero consentidas por la sociedad; la existencia de personas sin derechos, los esclavos, que se encontraban bajo el dominio y para el placer de amos y señores marcaban una sexualidad en las que el afecto y el verdadero amor no estaba presente de forma habitual.
Ovidio manifiesta su modernidad y su actualidad sobrepasando los límites de los valores morales y las normas de su época. Así, en su Libro III del Ars Amatoria, Ovidio expone dos ideas que suponen un enfrentamiento con estas convenciones. Por una parte, lanza una declaración de principios sobre su gusto por las mujeres maduras y expertas frente a las jóvenes y la búsqueda del placer de la otra persona.


En este Libro III dedicado a las mujeres en el Ars Amatoria, Ovidio utiliza también sus artes oratorias para aconsejar sobre la importancia de mostrar el buen carácter, unas indicaciones que, también en esta ocasión, sirven por igual a cualesquiera de quienes lo lean con agrado y sentido.


Muniqués de nacimiento en 1895, Orff vivió en una época controvertida y en un país, la Alemania de Hitler que hubo de tener consecuencias en su vida. Carmina Burana se estrenó con gran éxito durante el período nazi, mientras el compositor seguía, de alguna manera, los dictados del poder. Pero, al parecer, pertenecía al movimiento de resistencia Die Weisse Rose (La Rosa Blanca), lo que hizo que, tras la guerra, le fuera permitido continuar componiendo por las potencias vencedoras. Aún así, su valor no sólo procede de su producción musical con estas obras principalmente, sino de su innegable capacidad pedagógica, fundando en 1924 la Escuela Günther para gimnasia, música y danza, donde estuvo impartiendo clases hasta el final de su vida y donde desarrolló un apreciado método musical que es conocido como Orff Schulwerk (Método Orff). 

Catulli Carmina se divide en doce escenas que muestran la misma deslumbrante vitalidad que aparece en Carmina Burana, uniendo a ambas obras la actitud ante la vida y el poder desafiante e irrevocable del destino.
Una vez finalizado Odi et amo, el Acto I continúa y concluye con Vivamus mia Lesbia atque amemus (Vivamos, Lesbia mía y amémonos) en que el protagonista inicia las estrofas en un recitativo arioso que continúan los coros, repitiendo algunas de las estrofas y con la intervención de Lesbia y Caelo.

El enlace pertenece al recital de Grado en Licenciatura de Música sobre Dirección de la Universidad de Antioquia (Colombia) con la dirección de Ana Milena Bustamante, celebrado en la citada universidad en diciembre de 2019 con el tenor Stefano Echeverri como Catulo y la soprano Sonia Mesa en el rol de Lesbia.


Ars Amatoria supuso un castigo que podríamos calificar como cruel para el autor al ser uno de los motivos que causó sus desavenencias con Augusto y su destierro. Publicado aproximadamente entre los años 2 a. de C. y 2 de nuestra era, algunas copias fueron pasando de mano en mano por las bibliotecas privadas y públicas. 
Estando en la isla de Elba en el año 9 d. de C., contando ya con cincuenta y dos años de edad, recibió una orden de Augusto por la que se le desterraba a Tomis, un lugar en la costa del Mar Negro, una tierra expuesta a las continuas correrías de los bárbaros de aquella zona fronteriza.
Ovidio no quiso contar las causas de su destierro, aunque sí dice que fueron dos los delitos que lo llevaron a esa situación: uno de ellos, sus poemas, dando a entender que se trataba de su Ars Amatoria. Del otro, no quiso contar en qué consistió y ha generado la investigación y formulación de diversas hipótesis. Pero esa es otra historia y tendrá su oportunidad en otro momento. 
En algunas ocasiones Ovidio se lamenta de haber publicado el libro cuyas copias fueron retiradas de la circulación por orden del emperador casi ocho años después de su publicación, lo que hace suponer que no fue esta la causa principal del destierro, sino un pretexto para el castigo, escribiendo el propio poeta: "También nosotros, hace tiempo ya, cometimos un error al escribir esa obra: una culpa que no es reciente se hace acreedora de una pena reciente".
Pese a las circunstancias que determinaron el final de su vida en el destierro, Ars Amatoria y Las Metamorfosis son las obras que han hecho que Publio Ovidio Nasón sea recordado hoy.

Perteneciente también al Libro III de su Ars Amatoria, otro de los consejos de este maestro en el arte del Amor se centra en cómo pueden actuar las mujeres -recordemos la reciprocidad y utilidad de estos consejos para cualquier genero- en caso de necesidad para mantener la relación amorosa.


Entre los muchos consejos e indicaciones que este enviado de Amor que es Ovidio ofrece en su Arte de Amar, el que sigue nos acerca a la conveniencia de cultivar nuestra predisposición y sensibilidad en algunas artes como el cantar y tocar instrumentos musicales evocando así el arte de Orfeo.


Seguidor en los primeros años de Richard Strauss y Claude Debussy, la obra de Stravinsky marcó los Catulli Carmina de Orff, no desde la nueva incursión del compositor ruso en el neoclacicismo en que estaba ya inmerso y que era seguido por otros compositores, sino en obras del tipo La Consagración de la Primavera y, sobre todo, Las bodas, en las que los personajes no abandonaban la escena y las músicas y ritmos eran reflejos obtenidos de los modelos de las antiguas tradiciones.
Los versos de dos escritores nacidos hace más de dos milenios y una música que nace de ellos en el siglo XX nos muestran la relación de estas obras con nuestros días. 
Cayo Valerio Catulo falleció con apenas treinta años después de habernos dejado escritas sus obras dentro de la poesía elegíaca.
Carl Orff murió con ochenta y seis años después de vivir periodos convulsos que le hicieron transitar por el Imperio Alemán, la República de Weimar, la Alemania Nazi y la Alemania Occidental.
Publio Ovidio Nasón falleció con más de sesenta años y tras una década de exilio en la zona del Mar Negro en la actual Rumanía. En 2018 la ciudad de Roma revocó su condena al exilio. Habían transcurrido más de dos mil años.


Catulli Carmina concluye con un Exodium (Final) breve, escrito por el propio compositor que se basa en el Eis Aiona del Prealusio y que cierra el círculo de la obra con esa evocación que, en muchas obras, nos acerca a los comienzos.

Muchachos y muchachas: Eis aiona! Eis aiona! Tui sum! (Para siempre. Tuyo soy)
Ancianos. Oi me! (¡Basta ya!)
Muchachas y muchachos. Eis aiona! Ascendite faces! Io! (Para siempre. !Levandad las caras! Io)

El enlace con el Exodium de Catulli Carmina está interpretado por el Coro Polifónico de Córdoba (Argentina) con la dirección de Gustavo Maldino.


A vosotros, que habéis seguido paciente y fielmente las indicaciones que Publio Ovidio Nasón expone en su tratado sobre el amor, no olvidéis sus últimos versos.


Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!


Bibliografía y webgrafía consultadas:
  • www.kareol.es: Letras y traducciones de óperas y música vocal.
  • Publio Ovidio Nasón. Ars Amatoria. Editorial Hiperión. Traducción de Juan Manuel Rodríguez Tobar. 1999
  • Cayo Valerio Catulo. Poesía completa. Penguin Clásicos. Traducción de Ramón Irigoyen Larrea. 2019

Cada día es el Día del Libro

De los diversos instrumentos del hombre,
el más asombroso es, sin duda, el libro.
Jorge Luis Borges

Pocas invenciones humanas han sido tan felices e importantes como el libro. Adaptado a tantas utilidades, el libro es un símbolo del desarrollo humano, una sublimación del conocimiento, un elemento necesario y fundamental en el avance del desarrollo de la civilización.
Todos los hemos utilizado a lo largo de nuestra vida. Desde los elementales libros de texto de las escuelas hasta los más profundos y prolijos tratados dedicados a ciencias y filosofía, los libros nos ayudan a dar a conocer los conocimientos sobre los que basamos los avances -arquitectura, física, matemáticas o tecnología- o el desarrollo del pensamiento.
Pero además de esa finalidad práctica, los libros generan un arte propio, una aportación que se ha vuelto fundamental en el desarrollo del conocimiento de cuanto hay en nosotros de la condición humana gracias a la literatura, una de las artes que tratan de explicarnos y conocernos, además de poseer un valor estético y cultural por sí misma.
Coincidiendo con el fallecimiento de Cervantes Shakespeare, además de El Inca Garcilaso de la Vega, cada año celebramos el 23 de abril del Día del Libro, coincidente también en Cataluña con la entrañable celebración del día de San Jordi.
La literatura no solo nos proporciona ese conocimiento sobre nosotros mismos o la evolución de nuestra propia especie. La particularidad del libro como elemento que interacciona con nuestra imaginación, la felicidad que nos aporta el acto de leer, el fascinante poder de transportarnos a una realidad distinta a la que nos rodea cuando nos encerramos en una habitación con un libro en las manos hacen que celebrar el Día del libro sea una ocasión que repitamos a diario como fuente de enriquecimiento personal.
Te propongo celebrar el Día del Libro y recordar su importancia con unas reflexiones de varios autores sobre este elemento fundamental en nuestro pensamiento y nuestras vidas. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!


Muchos hemos descubierto y disfrutado leyendo a Irene Vallejo en los últimos meses. El infinito en un junco. La invención de los libros en el mundo antiguo no ha dejado de sumar lectores desde su aparición en 2019 y desde que, en ese mismo año, recibiera el Premio Nacional de Ensayo con su publicación. 
En él, la filóloga zaragozana nos sumerge en la historia del libro desde sus inicios, balbuceantes y oscuros, centrándose fundamentalmente en la Grecia, Alejandría Roma clásicas, aunque con miradas caleidoscópicas que llegan, entre otros, hasta nuestros días, en un libro que, leído ahora, se nos antoja cercano, fundamental y absolutamente imprescindible.
En el texto que sigue Irene Vallejo nos habla de la fortaleza del libro, de su resiliencia a través de los años -mejor, siglos-, su formato único y los interrogantes, los desconocimientos o las inquietudes que la movieron a buscar unas respuestas, a ofrecernos unas respuestas.


Los libros y la literatura son una inagotable fuente de trasvase de ideas, imágenes, sentimientos y sensaciones hacia otras artes como la pintura, la escultura o la música.
Nos acompaña una música basada en un libro que forma parte de nuestra cultura, la inolvidable Alicia en el País de las Maravilla de Lewis Carroll.
En 2007 la compositora surcoreana Unsuk Chin (Seúl, 1961) estrenó su primera ópera, Alice in Wonderland, en la Bayerische Staatsoper de Munich con la dirección de Kent Nagano.


De esta ópera contemporánea podemos ver la pequeña obertura Mad Tea Party perteneciente a la quinta escena de la ópera antes de que Alicia se reúna con el Sombrerero Loco para tomar el té. El uso del piano, la percusión y las cuerdas ayudan a configurar una música con un sonido agresivo y lleno de sentido del humor. 
La Orquesta Filarmónica de Seúl es la encargada de interpretar la partitura de Unsuk Chin.


Evidentemente todos los escritores son entusiastas amantes de los libros. Pero si tuviéramos que nombrar a alguno de los que más relacionamos con ese amor por los libros, seguro que uno de los primeros que surgirían en nuestra mente es Borges.
Jorge Luis Borges es uno de los autores que más centran su pensamiento y su obra en ese artefacto, ese instrumento tan particular que es el libro. El rector de la Universidad de Belgrano le propuso que diera un ciclo de cinco clases y que impartió entre marzo y junio de 1978. Los títulos y temas de las clases fueron El libro, la primera, a la que le siguieron una serie de temas tan variados como La inmortalidadEnmanuel Swedenborg, El cuento Policial El tiempo.


La primera de ellas la dedicó al libro, según él 

"ese instrumento sin el cual no puedo imaginar mi vida, y que
no es menos íntimo para mí que las manos que los ojos."

Esas clases fueron recogidas y se publicaron en nuestro país por Alianza Editorial en 1998 bajo el título de Borges oral
De esta primera clase o conferencia, El libro, te propongo el siguiente extracto en el que el escritor argentino habla de la singularidad del libro como extensión de la memoria y la imaginación, la felicidad que debe suponer el acto de leer y la presencia que los libros tienen en nosotros.


Otro libro fundamental en la cultura occidental, Anna Karennina, de León Tolstoi nos acompaña en la última de las versiones con que ha sido llevado al cine. Se trata de la película del mismo nombre dirigida por Joe Wright en 2012 con música de Dario Marianelli y en la que la mezzo soprano Allegra Giagu y el tenor Telman Guzhevsky interpretan el dúo At the Opera (En la ópera).


Nuestra última reflexión sobre los libros nos acerca de nuevo a esa obra de Irene Vallejo que se nos antoja imprescindible para los amantes de los libros. En El infinito en un junco nos habla de la lectura, esa actividad tan sorprendente y misteriosa que nos transporta a una realidad distinta a la que nos rodea. Cómo se pasó de la oralidad de la lectura a la interiorización de la misma hasta conseguir ese diálogo entre libro y lector, consiguiendo, como nos decía Borges, que cada lectura o relectura fuera única y diferente forman parte de un proceso que sucede de forma tan singular que hemos dejado de sorprendernos cuando lo realizamos.


Finaliza nuestro homenaje a la figura del libro regresando a Alice in Wonderland de Unsuk Chin, una ópera estrenada en 2007 a partir de un libreto de David Henry Hwang. El enlace pertenece a una de las escenas iniciales de la obra grabada el día de su estreno en la Ópera Estatal de Baviera de Munich.


Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!


Bibliografía y webgrafía consultadas:

La cima y las simas de Baudelaire

EPÍGRAFE PARA UN LIBRO CONDENADO
Lector apacible y bucólico, 
sobrio y cándido ser humano:
tira este libro saturniano,
orgiástico y melancólico.
Si no aprendiste del retórico
Satán, el astuto decano, 
¡tíralo! Habrá de serte arcano,
o a mí me juzgarás histérico.
Mas, si te puedes asomar
a las simas, libre de encanto,
léeme y pronto me has de amar.
Alma que sufres cruel castigo
y un paraíso vas buscando:
¡tenme piedad... o te maldigo!
Charles Baudelaire

Con estos versos escritos con la forma de un soneto clásico, iniciaba Baudelaire los poemas añadidos a la versión de Les fleurs du mal (Las flores del mal) que se publicó en la tercera edición del libro publicada en 1868 una vez fallecido el poeta.
Nacido hace ahora doscientos años, el 9 de abril de 1821, Baudelaire fue un escritor de vida atormentada, que unió su vida con su obra, descendiendo a las más profundas simas mientras escribía y transitaba por un París al que reflejó en sus escritos.
Pero, ¿qué nos aporta hoy? Baudelaire fue un escritor que nos anticipó hace casi dos siglos uno de los conceptos en los que aún estamos inmersos en nuestra vida, la modernidad. Ideas como el paso del tiempo en una suerte de vorágine que nos envuelve y devora casi sin dejarnos capacidad para adaptarnos a los nuevos cambios que se nos echan encima, el tedio que esta situación produce en la sociedad y la búsqueda de los paraísos artificiales que ayuden a sobrellevar estas situaciones están de forma nítidamente clara y especialmente cruda en la obra del poeta francés, casi con toda certeza, el más importante de su siglo.
Te propongo recordar algunos momentos de la vida y obra de Baudelaire cuando se cumplen los 200 años de su nacimiento. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!

Montaje a partir de un daguerrotipo de Baudelaire por Carjat (1863)

Charles Baudelaire, el más maldito de los poetas malditos comenzó su carrera literaria con artículos sobre arte publicados en diversas revistas y recopilados en sendos libros titulados Salons (Salones) en 1845 y 1846. Más adelante, su nombre comenzó a adquirir notoriedad a partir de 1848 con la traducción de las obras de su admirado Edgar Allan Poe, a quien no llegó a conocer.
A Baudelaire debemos la consciencia de la experiencia de la modernidad: la percepción del paso del tiempo, el discernimiento de lo transitorio que nos arrolla, de forma que cuando conocemos y nos adaptamos a una situación, un hecho o una idea, este desaparece, cambia y es sustituido por otro. Lo que ahora nos ocurre o conocemos casi cada día -pensemos en las situaciones políticas, económicas o médicas- mañana ha dejado de tener interés o importancia y toma un cariz diferente.
De esta situación deviene el cambio constante, la noticia como novedad -quizás sea más apropiado el término inglés new-, la transformación constante de lo que era en lo que es, la pérdida de lo que es de forma irrecuperable, lo que genera una continua sensación de angustia, de desasosiego. Aquí Baudelaire aporta otro término fundamental en su obra -en su y en nuestra sociedad- el spleen, un término que alude al tedio, al aburrimiento vital.


Mucho se ha escrito sobre la vida y la obra de Baudelaire, pero comenzamos nuestro paseo alrededor del poeta con una obra escrita por y entre dos amigos, ambos escritores. El título Baudelaire por Gautier & Gautier por Baudelaire. Dos biografías románticas deja claros los autores y los contenidos tratados en la publicación. 
La primera parte la escribe Théophile Gautier derramando su mirada comprensiva de amigo sobre el autor de Los paraísos artificiales.




Para un poeta con un sentido tan musical como Baudelaire no podían faltar compositores que pusieran música a sus versos. 
Trois mélodies, el Opus 7 de Gabriel Fauré recoge tres composiciones de diferentes autores, con temática diversa y que fueron incorporadas al mismo título casi veinte años después de haber sido compuestas. La segunda de las melodías, Hymne recoge uno de los poemas de Baudelaire publicados en Les fleurs du mal en la versión de 1868.


La soprano Mary Bevan nos acerca a este Hymne, el número 2 del Op. 7, Trois Mélodies de Baudelaire con el acompañamiento al piano de Joseph Middleton. perteneciente al disco Voyages de Signum Classics.


El primero de sus libros que alcanzó gran difusión fue Les fleurs du mal (Las flores del mal), donde Baudelaire trata temas como la muerte, las drogas, el satanismo o el erotismo. Fue acusado por la prensa y el gobierno francés de atentar contra la moral pública, multado y eliminados 6 de sus poemas, que no fueron publicados en edición completa hasta 1946, casi cien años más tarde. 
Dividida en seis partes, con un cierto orden cronológico de composición, la primera de ellas, Spleen et ideal, muestra el interés del autor por evadirse de la realidad por el arte y la belleza, queriendo salir de ese spleen (tedio, aburrimiento, vulgaridad) sin conseguirlo. En Cuadros parisienses busca la belleza y evasión a través de la observación de personajes que lo rodean, sin conseguirlo debido a la vulgaridad y pobreza de quienes le rodean. En la tercera parte, El vino, Baudelaire se acerca al alcohol y las drogas buscando este alcance de lo absoluto, aunque tampoco consigue alcanzarlo. La cuarta parte, Las flores del mal, que da título al libro y Rebelión, la siguiente, aluden al demonio y la negación de Dios en esa búsqueda imposible de lo absoluto y el éxtasis que finaliza con la sexta, La muerte, a la que acaba por creer la definitiva vía de escape.
Esta obra inicia la ruptura con el subjetivismo del yo que imperaba en el romanticismo y la búsqueda de la forma y belleza del verso junto con la objetividad del movimiento del Parnasianismo. La obsesión por conseguir la palabra precisa, lo más esencial del pensamiento a transmitir, la desaparición del yo poético, la imaginación como una forma de ordenar y percibir la naturaleza, además de la incorporación de la mirada a nuevos aspectos de la realidad, incluidos los más vulgares y nimios como la violencia o el sexo, lo sucio o lo sórdido, configuran el inicio del estilo de Baudelaire que lo acerca al Simbolismo.

Daguerrotipo de Baudelaire (1850)

Quizás uno de los autores que mejor ha tratado la figura de Baudelaire sea Walter Benjamin. El filósofo, traductor, ensayista y crítico literario alemán se acerca a la figura del poeta en su libro El París de Baudelaire, una obra inconclusa que recoge los textos El París del Segundo Imperio en Baudelaire y Sobre algunos temas en Baudelaire que se completa con Zentralpark y París, capital del siglo XIX, proyectado dentro de su obra El libro de los pasajes que quedó inconclusa. De todas formas, los textos que conforman este volumen tienen una estructura cerrada e independiente que le dan una continuidad en sí mismos dentro de la obra.
El texto que nos acompaña ahonda en la personalidad del poeta, en su forma de trabajar la poesía, de entender el oficio para aprehender el mundo, de buscar nuevas formas.


Compuesta hace pocos años, en 1989, Cinq Poèmes de Baudelaire es un ciclo de canciones de Vincent Minazzoli formadas por Spleen (Quand le ciel bas et lourd pèse comme una covercle), Elévation, La Beauté, Tristesses de la Lune y L'Albatro.
La primera de las melodías se basa en el poema septuagésimo octavo de Las flores del mal y está incluida en el apartado Spleen et ideal.


La soprano Marie Kalinine interpreta Spleen con acompañamiento del propio Vincent Minazzoli al piano perteneciente al disco Comme de longs échos publicado en 2020 por Magelone Music.


A lo largo de su vida, Baudelaire fue incorporando distintos retratos que ayudaron a conformar e interpretar la modernidad a la par que su salud, sus excesos y las adicciones iban minando su vida personal.
La aparición de la prensa comenzó a configurar las costumbres en ciudades como la capital francesa, que hicieron que hicieron que los cafés se convirtieran en lugares de encuentro donde los asistentes se congregaban a la búsqueda de las noticias recientes. El momento de las llegadas de los periódicos propició el encuentro, la toma del aperitivo, la aparición de distintos personajes que fueron plasmados por la poesía y la prosa de Baudelaire. Así, nos mostró el personaje del dandy, ese hombre rico, ocioso, un poco hastiado cuya ocupación es caminar en busca de la felicidad, educado en el lujo y la elegancia: el flanêur, ese caminante de las ciudades que la recorre incansablemente observando todo cuanto le rodea, atento a los cambios en su fisonomía, un andarín, en suma, ávido de novedades.
Así, Baudelaire insiste e incide en la esencia de la modernidad, en ese cambio constante que tanto conocemos. Es el tiempo que se mueve incansable con cambios y novedades continuas, como la ola a la que el surfista se sube y quiere cabalgar, pero que no sabe si podrá seguir hasta el final o se lo sacudirá de encima y lo dejará apartado en cualquier momento. 

Daguerrotipo de Baudelaire por Félix Nadar

Volviendo a Baudelaire por Gautier & Gautier por Baudelaire. Dos biografías románticas, Théophile Gautier continúa su relato con reflexiones en que el poeta se adhiere a la situación de su tiempo histórico para desarrollar su obra y su estilo que se enmarca dentro de lo que denomina decadencia.


La música basada en poemas de Baudelaire también ha cruzado el océano, siendo llevada al pentagrama por compositores como John Corigliano que adaptó en 1938 La invitación al viaje, el poema LIII de Las flores del mal en una versión traducida al inglés.

The Kansas City Chorale interpreta La invitación al viaje de John Corigliano en la traducción al inglés de Richard Wilbur dentro del álbum Fern hill- American Choral Music.


La originalidad y creatividad de Baudelaire provocaban tanto admiración y asombro como malestar por su crudeza, los temas que trataba en ocasiones y los aspectos sórdidos que mostraba en su obra.
Aún así, él era un poeta y lo dejaba traslucir. Como afirmaba Marcel Proust en Ensayos literarios refiriéndose a escritores como él

Méme quand l'oiseau marche, on sent qu'il a des ailes.
(Incluso cuando el pájaro camina, se nota que tiene alas).

Fracasado, amargado, arruinado e incomprendido, Baudelaire se refugia cada vez más en las sustancias que le hacen olvidar en compañía de Sarah, una mulata, prostituta alcoholizada, más adelante parapléjica con quien estará hasta el final. Las enfermedades no tardaron en aparecer sufriendo graves trastornos nerviosos, asma, sífilis y cólicos que le hacen recurrir al opio y otras drogas. Pasa dos años en Bélgica desde 1864 intentando dar algunas conferencias que terminan en un nuevo fracaso.

Baudelaire retratado por Gustave Courbet (1848 o 1849). Museo Fabre

De vuelta al relato de Walter Benjamin, el escritor alemán continúa con el aspecto de Baudelaire como flanêur, además de analizar su forma de trabajar y cómo fue modificando lo que el filósofo llamó la condición de héroe del poeta.


En 1866 regresa a París, cada vez más enfermo con un agravamiento de la sífilis, afasia y un conato de hemiplejia. En marzo sufre un nuevo ataque y ha de ser ingresado en un centro médico donde permanecerá  lúcido, pero sin poder hablar hasta agosto de 1867 en que fallece. Tan solo tenía cuarenta y seis años.
Nos despedimos como auténticos flanêurs paseando alrededor de Baudelaire con otro de sus poemas, Recuelliment, perteneciente también a Las flores del mal, en esta ocasión con uno de los poemas agregados, en esta ocasión con el título Algunos poemas añadidos a la Tercera edición que se llevó a la imprenta en 1868 una vez fallecido el autor.


Recuelliment (Recogimiento) es la cuarta de las 5 canciones de Baudelaire compuestas por Claude Debussy. La soprano Barbara Hendricks la interpreta en compañía de Michel Béroff en una grabación de 1985 para Parlophone de Warner Music France.

Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!


Bibliografía y webgrafía consultadas: