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Saludos para todo el mundo con Walt Whitman


Todos y cada uno de nosotros somos hijos de la Tierra, el planeta que es nuestra casa y en el desarrollamos nuestra existencia.
Los seres humanos, junto con el resto de seres vivos formamos parte consustancial de nuestro planeta, en los que no podemos dejar de lado la importancia que tienen en la vida que se desarrolla en nuestro universo particular elementos inertes como montañas, ríos, llanuras, mares y océanos.
Sentirnos miembros del enorme ecosistema Tierra supone compartir la vida que se desarrolla en él y colaborar, dentro de nuestros límites y posibilidades, en su funcionamiento. Se trata de un asunto crucial y delicado en cuanto que hemos de ser conscientes de anteponer actitudes y acciones que contribuyan a su cuidado y mantenimiento antes que los relacionados con un consumo irresponsable.
Formar parte de este mundo singular supone sentirnos miembros de cada uno de los lugares que lo forman, enriquecernos apreciando las diferencias y peculiaridades de cada lugar, grupo de personas, culturas o costumbres. Consiste en sentir que formamos parte de aquí y de allá, de nuestro entorno cercano y de los más recónditos lugares. Cuanto más conocemos, más humanos, complejos y completos nos sentimos y más unidos a un todo universal.
No hay lugar en estos casos a las luchas y batallas, a la imposición de los criterios propios a base de destruir a los diferentes, a la supremacía por la devastación y la destrucción que conllevan las guerras.
Tras muchos siglos en que las civilizaciones se formaban a partir de luchas y conquistas, los seres humanos comenzamos a apostar por una lucha diferente, la formación y consolidación de un mundo más universal y solidario, un planeta donde impere el respeto por los diferentes, la aceptación de culturas y costumbres y en el que los conflictos bélicos desaparezcan de una vez por todas. En el que los poderosos no acaparen todo el poder económico, el progreso llegue a todos los lugares y el hambre, la pobreza y la violencia desaparezcan.
En esta publicación te propongo una mirada sincera, acogedora y universal a la riqueza y variedad de nuestro planeta de mano de la poesía de Walt Whitman acompañada de músicas que aporten y complementen esa mirada. Nos acompañan Beethoven, Händel, Haydn y Mozart. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!


Walt Whitman editó por sus propios medios su primeros poemas, Hojas de hierba, en 1855, un libro que fue corrigiendo, reeditando y ampliando a lo largo de su vida, mostrando una de las personalidades más originales, personales, fuertes e individuales que ha dado la literatura de Estados Unidos a lo largo de su historia. 
Incluido en su monumental Leaves of grass (Hojas de hierba), Salut au monde! (¡Saludo al mundo!, con el título original en francés) es un conjunto de poemas escrito en forma de coloquio consigo mismo que comienza con

¡Oh, toma mi mano, Walt Whitman!

al que sigue la pregunta

¿Qué se ensancha dentro de ti, Walt Whitman?

que es respondida por una serie de poemas convertidos en extensos catálogos que reflejan lo que el poeta vive, ve, siente y oye por y hacia todo el mundo. 
El tercero de los poemas de Salut au monde! comienza con la pregunta ¿Qué oyes, Walt Whitman? y que nos muestra la variedad de cantos, gritos, danzas y sonidos que surgen de oficios, personas, objetos o animales de cualesquiera de los rincones de nuestro planeta.


Esa visión que acoge a todas las diferencias, que integra todo cuanto se oye se refleja en una de las obras de madurez de Joseph Haydn, Die Schöpfung (La Creación), catalogada como Hob XXI.W), un oratorio inspirado en una obra como El Mesías de Händel en el que pretendía «escribir una obra que proporcione fama eterna a mi nombre». Compuesta a partir de los relatos de la creación del mundo según el Génesis bíblico y con un libreto del barón Gottfried van Swieten, el oratorio fue compuesto entre 1796 y 1798 y se estrenó a finales de abril de ese mismo año en Viena, cuando el compositor se acercaba a los setenta años de edad.


La obra está dividida en tres partes a través de piezas instrumentales, recitativos, coros y arias. En las dos primeras partes los solistas son los arcángeles Gabriel, Uriel y Rafael, representados por voces de soprano, tenor y bajo respectivamente, mientras en la última, el protagonismo corresponde a Uriel, Adán y Eva, estos últimos interpretados por bajo o barítono y soprano.
Para acompañar esa visión que abarca a toda la tierra del poema de Whitman, nos quedamos con el nº 18 de La Creación, un trío interpretado por los arcángeles con el que el compositor austriaco nos muestra y comparte las maravillas de la creación. 


La interpretación de este trío In holder Anmut stehn corresponde a Teresa Seidl, Christian Elsner y Michael Wolie con el Cracow Philharmonic Chorus y la Cracow Philharmonic Orchestra de la ciudad polaca, todos dirigidos por Roland Bader, en una grabación para Naxos Digital Services. Como en el resto de la publicación, puedes seguirlo siguiendo la lectura en el texto del libreto o haciéndolo con el poema de Whitman.


Nacido en Long Island, junto a Brooklyn, Nueva York, en 1819, Walt Whitman era hijo de un modesto carpintero y granjero, desarrollando los más diversos profesiones, desde maestro de escuela a director de periódicos, pasando por tipógrafo, carpintero, empleado público o enfermero durante la Guerra Civil americana. Su educación reglada se limitó a la escuela primaria, adquiriendo su formación vital de las diversas fuentes a las que se acercó: la vida urbana, el contacto directo y singular con la naturaleza, su abundante, intensa y desordenada afición a la lectura o sus experiencias laborales, especialmente las de tipo periodístico.
En esta profesión trabajó en una decena de periódicos como The New York Aurora, The Evening Tattler, The New York Statesman o The Daily Plebian, hasta trabajar como editor jefe en el Brooklyn Daily Eagle, donde ejerció el cargo hasta que fue despedido por sus manifestaciones contrarias a la esclavitud que iban contra las ideas del dueño del periódico. De allí pasó a lanzar un nuevo periódico, el Daily Crecent de Nueva Orleans, en el que permaneció unos meses.


Con su publicación de Hojas de hierba y los textos que le fue añadiendo, Whitman se erige en un escritor en la transición entre el trascendentalismo y el realismo filosófico, siendo llamado el «padre del verso libre». Su producción muestra una conciencia individual potente, una persona en su plenitud y vitalidad interior, lejos de la narración y los recursos literarios innecesarios y que muestra sus textos al lector, como escribe en Cantos de despedida

«Camarada, esto no es un libro:
quien lo toca, toca a un hombre»

El séptimo de los poemas se inicia con una nueva pregunta, ¿Qué ves, Walt Whitman?, entre cuyos versos de respuesta aparecen visiones de todo el planeta, en las que alternan algunas negativas como campos de batalla, enterramientos de guerreros o árboles arrancados con otras que nos acercan al esa diversidad que puebla nuestro planeta y a la que nos sentimos invitados a unirnos por el poeta.


Es la acción de los seres humanos la que rompe este equilibrio que encontramos en la naturaleza y en los esfuerzos que tantas personas han realizado y realizan para continuar manteniéndolo mientras desarrollan su existencia.
Nos acompaña ahora la obra en la que Haydn se inspiró para La Creación, el oratorio más conocido de Georg Friedrich Händel, El Mesías.
Catalogado como HWV 56, Messiah se basa en distintos textos de inspiración bíblica reunidos y adaptados por Charles Jennens y que se estrenó en Dublín el 13 de abril de 1742 y en Londres el año siguiente, en ambos lugares con un tibio recibimiento. En pocos años comenzó a ganar popularidad, convirtiéndose en una de las obras más interpretadas y reconocidas de todo el repertorio musical, especialmente su número más famoso, el Hallelujah! 
Acercándonos al comienzo del poema anterior, nos acompaña el aria para bajo Why do the nations...? (¿Por qué las naciones...?) que nos acerca a esos tiempos en que las ambiciones, el miedo a las amenazas o la imposición frente al razonamiento rompen ese equilibrio que nos permite avanzar en el respeto, la concordia y el acuerdo.  


El barítono Teddy Tahu Rhodes interpreta, furioso y enérgico Why do the Nations perteneciente a la segunda de las tres partes en que se divide El Mesías de Händel con la Orchestra of the Antipodes (un nombre interesante y sugerente para esta publicación dedicada a Walt Whitman) bajo la dirección de Antony Walker.  


Segundo de los ocho hijos de Louisa van Velsor de origen holandés y Walter Whitman, de quien tomó el nombre, su padre era una persona de escasa formación, pero de un acendrado americanismo, hasta el punto de que llamó a tres de sus hijos con los nombres de George Washington, Thomas Jefferson y Andrew Jackson. Con el tiempo, su padre tuvo problemas con la bebida, igual que su hermano Andrew que falleció joven, mientras Jesse sufría violentos desequilibrios mentales, Edward padecía un retraso intelectual que le tuvo incapacitado para cuidarse y su hermana Hannah, con brotes psicóticos, se vio maltratada por su esposo.
En este ambiente se formó y desarrolló la personalidad de Whitman, buscándose la vida por sí mismo en la variedad de trabajos que acometió. Antes de Hojas de hierba publicó en 1842 la novela Franklin Evans, el borracho, una obra contra la plaga del alcoholismo que asolaba al país y a su propia familia, que alcanzó tan poco éxito que decidió buscar otros caminos.  
Inmerso en una difícil situación económica, entre 1849 y 1855 Whitman se vio obligado a abrir un colmado que convirtió en librería e imprenta, mientas trabajaba, con escaso éxito, en la construcción y continuaba su colaboración con distintos periódicos como el Evening Post. Con el poco dinero ahorrado autopublicó en 1855 la primera edición de Leaves of grass que él mismo diseñó y compuso los tipos de imprenta, mostrando poca pericia, ya que abundan las erratas. Esta primera edición constaba de 95 página con doce poemas sin títulos y un prólogo -que no aparecería en las sucesivas reediciones-, y cuya autoría no aparecía en la cubierta, sino en la página de créditos, con un grabado en el que el autor, Walter Whitman, se mostraba con desaliño proletario y una media sonrisa. Apenas se vendieron algunos de los 795 ejemplares, mientras que algunos se enviaron a distintos autores y el propio Whitman realizó reseñas sobre el libro en algunos de los periódicos con los que colaboraba.

Tras la pregunta que abre el séptimo de los poemas de Salut au monde, el siguiente continúa con la respuesta a la pregunta ¿Qué ves, Walt Whitman?, continúa el autor con una enumeración en la que se cruzan animales, personas, profesiones y elementos de la naturaleza que observa, finalizando con las afirmaciones que muestran su sintonía y sentimientos a lo universal con los versos que se inician con la expresión «soy de...».


Tras la furiosa diatriba de la música de Händel en su Messiah del aria Why do the nations, nos acercamos a la única ópera de Beethoven, Fidelio.
Estrenada en 1805 en el Theater an der Wien de la capital austriaca, Fideio oder die eheliche Liebe (Fidelio o el amor conyugal, Op. 72) con un libreto de Joseph F. Sonnleithner de la que se trató en este blog en La libertad, Beethoven y Fidelio, la ópera narra cómo Leonora, disfrazada como el guardia de la prisión Fidelio rescata a su esposo Florestán de la condena a la que está sometido por cuestiones políticas.
De esta obra, los aires libres y universales de Whitman nos acercan al coro de prisioneros que forman la escena novena del Acto I de Fidelio, el momento en que los prisioneros salen unos momentos de sus celdas y mezclan las sensaciones que sienten al respirar el aire libre con la libertad, unas sensaciones que desaparecen cuando deben regresar de nuevo a su lugar de confinamiento.


Este coro de prisioneros O welche Lust está interpretado por el Coro y Orquesta de la Wiener Staatsoper dirigido en 1978 por Leonard Bernstein en una grabación para la Deutsche Grammophon.


El escaso éxito de Hojas de Hierba hizo que Whitman se animara a realizar una reedición un año más tarde. Con un tirada de 1.000 ejemplares el formato consistía ahora en un libro de bolsillo que constaba de 384 páginas y 32 poemas que ya tenían título, donde el autor ya aparecía con el nombre de Walt en lugar del Walter original, y un apéndice que incluía una carta de respuesta del escritor Ralph Waldo Emerson, el único que había alabado su obra. El éxito fue más corto que en la primera edición, vendiéndose aún menos ejemplares.
Desde el primer momento, Hojas de hierba supuso un deseo de tender la mano hacia el ciudadano común, creando un épica americana que el autor revisó y aumentó a lo largo de su vida, hasta alcanzar la edición definitiva en 1892, en la que Salut au monde se incluyó en la edición de David McKay, Publisher, Philadelphia.


Esa universalidad, el cosmopolitismo que abraza todas las diferencias, peculiaridades y singularidades se hace más presente en el poema número once de Salut au monde, que comienza, no con una pregunta, sino con la exclamación ¡Tú, quienquiera que seas! Aquí, Whitman se dirige y se funde con toda la diversidad en una nueva enumeración que todo lo alcanza, pasando del tú particular al más universal vosotros, para concluir con un íntimo y personal cada uno.


Este sentimiento universal, acogedor, que abraza a todos que nos transmite Walt Whitman lo encontramos también en la última ópera de Mozart.
Estrenada pocos meses antes de su fallecimiento, Die Zaubertlüte (La flauta mágica, Kv 620), es una simbiosis entre cuento oriental y simbología y música masónica. 
El coro final del primer acto de La flauta mágica nos acerca a ese sentimiento cosmológico que abraza Whitman en su poesía.


La interpretación del enlace que nos acompaña corresponde a una grabación de 2019 del RIAS Kammerchor dirigido por Justin Doyle y la Chamber Orchestra of Europe comandados ambos por Yannick Nézet-Séguin para la Deutsche Grammophon GmbH


Walt Whitman creó con Hojas de hierba y los poemas que le fue añadiendo la gran epopeya americana, una obra que muestra su voz vigorosa a la vez que sutil, simultánea al nacimiento y desarrollo de los Estados Unidos como nación.
Pese a que fue controvertido en su tiempo al ser considerado obsceno por sus referencias a una abierta sexualidad, sus poemas recogen la enorme diversidad de su país, sus extensos e inabarcables paisajes, la vasta y heterogénea población que lo conforma, el carácter indómito y natural de sus habitantes. Es parte de la formación de un nuevo lenguaje y una mirada que rompe con los cánones europeos y proclama la creación de un mundo nuevo en el Nuevo Mundo, en el que todos están llamados a ser libres e iguales.
Además, los poemas de Whitman son el retrato y la esencia de su persona que expresa sus pasiones, anhelos y sueños en cada página de su obra: el amor por la naturaleza, el erotismo, la tumultuosa vida en las ciudades, el ímpetu y la musicalidad de su voz hacen que su obra formen parte indispensable de la literatura americana y universal. 
Tras un derrame cerebral, Whitman se trasladó a Camden, New Jersey, falleciendo en 1892 a los setenta y dos años de edad, el mismo año que salió a la imprenta la edición definitiva de su obra.


El último de los doce poemas -el nº 9 no existe- sirve a Walt Whitman para hacernos una suerte de recapitulación de todo lo que ha tratado en Salut au monde, desde el inicial ¡Oh, cógeme la mano Walt Whitman! pasando por las preguntas ¿Qué ves? y ¿Qué oyes? y las respuestas que las acompañan en las que su espiritu, y el nuestro, se funden en el todo que conforma nuestro vasto, complejo y enorme planeta.


No podemos dejar esta publicación sobre Salut au monde y la poesía y el pensamiento de Whitman dejando dos obras que no finalizan apuntando en la misma dirección que el poeta americano. Si Händel nos dejaba el amargo y siempre actual enfado por las luchas en Why do the nations y Beethoven hacía regresar a los prisioneros a sus celdas, volvemos a Fidelio con un nuevo coro que nos acerque a las ideas y sentimientos que nos transmite Walt Whitman.

Las escena 7ª del Acto II de Fidelio, poco antes del final de la ópera nos presenta al pueblo congregado en la plaza que asiste al comienzo del desenlace en que la libertad, la justicia y la gracia superan la opresión y la oscuridad.


La interpretación  corresponde a una grabación del Coro y la Orquesta Sinfónica del Bayerischen Rundfunks dirigidos por Sir Colin Davis de 196 para Sony Classical.

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Bibliografía y webgrafía consultadas:

Lluvia de lágrimas & Lágrimas en la lluvia

¡Es tan misterioso el país de las lágrimas!
Antoine de Saint-Exupéry

Pocos elementos de nuestro cuerpo tienen tanta relación con la expresión de los sentimientos como las lágrimas. 
Cuando estos nos desbordan, generalmente asociados a la tristeza y las penas, las lágrimas nos ayudan a exteriorizar y desahogar aquello que nos inquieta o sobrepasa.
No podemos dejar de dar importancia a su función eminentemente fisiológica y fundamental como es mantener húmedo el ojo cada vez que parpadeamos, además de proteger a la córnea para eliminar los microbios, el polvo o las pequeñas partículas que puedan dañarlo. 
Producidas por las glándulas lacrimales y compuestas de agua, sales y lisozimas bactericidas, podemos encontrar tres tipos de lágrimas: las basales que permiten mantener nuestros ojos limpios y funcionales, las reflejas, que nos defienden de elementos intrusos (una mota de polvo, el corte de una cebolla) y las emocionales, vinculadas a nuestros sentimientos y cuyo contenido químico es diferente de las anteriores, ya que poseen más proteínas y hormonas relacionadas con la tensión y el estrés.
En esta publicación nos centraremos en estas últimas, que aún hoy suponen un misterio en su origen y su función. Darwin llegó a afirmar que el llanto es una de las expresiones específicas de los seres humanos.
Las lágrimas, que van cambiando con la edad, evolucionan como consecuencia del dolor físico en la infancia hacia asuntos sentimentales y la empatía en la madurez, pasando a formar partes de sentimientos asociados con la pérdida, la tristeza o la alegría, aunque en gran parte aún se desconozcan las razones científicas que relacionen los vínculos entre ellos.
Así, las lágrimas han estado presentes en multitud de ocasiones en distintas manifestaciones artísticas desde tiempos inmemoriales como símbolo y manifestación de sentimientos, de modo especial el dolor y el alivio que se experimenta vertiéndolas como forma de catarsis.
Con toda seguridad, leer esta publicación traerá a cada uno de nosotros la evocación de alguna obra en la que las lágrimas sean protagonistas, aunque nos centraremos en unos casos concretos. De la misma forma que las lágrimas evolucionan en nosotros con el paso del tiempo, nos acercamos también en esta publicación a cómo evolucionan algunas creaciones artísticas concretas y las miradas que las acompañan. 
Te propongo un recorrido por varias presencias de las lágrimas en la literatura, una de ellas surgida de la película Blade runner y la música de Vivaldi, en las que podemos comprobar cómo evolucionan las ideas y las creaciones. Nos acompañan Savater, Girondo, Gibrán, el contratenor Philippe Jaroussky y los pianistas Anderson & Roe. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!  


Lluvia de lágrimas
Asociadas a la tristeza, en las lágrimas confluyen toda una gama de sentimientos que oscilan entre la más amarga de las penas hasta la risa desbordante, llegando a confundirse en ellas algunos de estos sentimientos, que durante mucho tiempo la costumbre propició que debían esconderse y ocultarse en la creencia de que eran una muestra de debilidad.
Nacido en una aldea libanesa, Gibrán Jalil Gibrán, también escrito Yibrán, es un poeta, novelista y pintor que vivió desde finales del siglo XIX hasta que falleció en Nueva York en 1931, conociéndosele como el Poeta del exilio
En El vagabundo, Gibrán presenta a un protagonista que ha recorrido el mundo con los ojos y oídos atentos, recogiendo las lecciones que la vida y el contacto con las personas les proporcionan. 
Escrito a modo de fábula, entre el apólogo y la parábola, Lágrimas y risas, es un pequeño texto que funde esas dos sensaciones y nos habla de esos tópicos y esas clasificaciones con las que encasillamos y simplificamos nuestros pensamientos. Así, creemos lo que pensamos que es creíble y lo que es creíble lo damos lo confirmamos en nuestra mente y lo damos por hecho.


Poco a poco vamos conociendo cada vez mejor la producción operística de Antonio Vivaldi, al que solemos asociar a los numerosos conciertos que compuso para el veneciano Ospedale della Pietà y, de modo especial, a sus Cuatro estaciones.
En 1930 la Biblioteca Nacional de Italia en Turín compró la llamada colección de Foà y Giordano con más de 450 obras de Vivaldi entre los que se encontraban sus Dramma per musica, unas obras cargadas de un contenido moral y emocional desarrollados a través de una temática amorosa e histórica con variados recursos escenográficos. 
De entre las aproximadamente cincuenta óperas vivaldianas que se conocen en la actualidad, Il Giustino (Justino, también conocida como Anastasio) es una obra compuesta a partir de la obra homónima de Giovanni Legrenzi y que más tarde también utilizaría Händel. Con libreto en tres actos de Nicolò Berengan, Il Giustino (RV 717) se estrenó en 1724 en el Teatro Capranica de Roma. Se trata de una ópera ambientada en Constantinopla en la que se combinan tanto personajes históricos como alegóricos, donde se integran la política, el engaño y los celos, y que muestra la fortaleza que puede llegar a tener una mujer en el poder si su esposo es incapaz de ejercer el mando. 


Como en otras óperas suyas, Vivaldi reutiliza aquí piezas de obras anteriores, alrededor de veinte entre las que incluye el motivo principal de La primavera de sus estaciones.
En relación con las lágrimas, nos quedamos con el aria de Anastasio Sento in seno, rescatada de su ópera Tieteberga (RV737) en el que los pizzicatos describen esa lluvia de lágrimas que el protagonista siente en su interior. Se trata de una bella, contenida y delicada Aria da capo, divida en tres partes, cada una de las cuales está formada por dos versos con las repeticiones del texto que hemos obviado en la letra y cuya primera parte se vuelve a cantar en la repetición según el esquema ABA. 

La versión de Sento in seno que nos acompaña pertenece al concierto Airs d'Opéra de Vivaldi et Haendel realizado en la Chapella de la Trinité de Lyon dentro del Festival de Musique Baroque de 2006 con el contratenor Philippe Jaroussky y el Ensemble Matheus dirigido por Jean-Christopyhe Spinosi.


Inspirado por los movimientos de la vanguardia europea, Oliverio Girondo (1891-1967) fue uno de los escritores más creativos de la Argentina de la primera mitad del siglo XX. Sus primeros poemas nacen plenos de color e ironía para reflejar su cosmopolitismo y la creación de la nueva vida urbana, criticando costumbres arraigadas. 
Seguidor de movimientos como el Ultraísmo, el Futurismo o el Surrealismo, Girondo creó un lenguaje personal, rico en figuras, empleando en sus poemas el verso libre, neologismos y una musicalidad en el que se deja ver un peculiar sentido del humor.


Amigo de Neruda y Federico García Lorca con los que coincidió en su país, a partir de los años cincuenta también centró sus esfuerzos en la pintura, aunque sin llegar a realizar exposiciones.

En Llorar a lágrima viva, uno de los varios poemas que dedicó a este tema, Girondo nos acerca a la gama y variedades de llantos que nos acompañan cuando se desbordan nuestros sentimientos.


Las arias Sento in seno, Mio dolce amato sposo o Vedró con mio diletto son algunas de las piezas más conocidas de Il Giustino y que han pasado a formar parte de discos recopilatorios o recitales y conciertos de arias barrocas.
Siguiendo el cambio que las lágrimas van teniendo conforme avanzan nuestras vidas o mudamos de situación, continuamos con una versión de este aria adaptada para dos pianos. 
Así, este aria cuyo nombre completo es Sento in seno ch'in pioggia di lagrime se ha convertido en A rain of tears (Una lluvia de lágrimas) en el arreglo que han realizado de este aria vivaldiana Anderson & Roe Piano Duo formado por Greg Anderson y Elizabeth Joy Roe y perteneciente a su proyecto When words fade (Cuando las palabras se desvanecen). 
En esta versión para dos pianos, en el segundo de ellos se han introducido unos amortiguadores en los martillos para poder imitar el pizzicato, mientras en el primero se desarrolla la melodía del aria.
La grabación con Anderson en el primero de ellos y Elizabeth Roe en el segundo se realizó en junio de 2011 en el Shalin Liu Performance Center de Rockport, Massachusetts.


Como lágrimas en la lluvia
De la lluvia de lágrimas pasamos a las lágrimas en la lluvia, una expresión que nos señala cómo se diluyen los sueños o las esperanzas.
Basada de forma libre en la novela de ciencia ficción publicada en 1968 por Philip K. Dick Do androids dream of electric sheep? (¿Sueñan los androides con ovejas electrónicas?), Ridley Scott estrenó en 1982 una película que se convirtió en icónica, Blade runner.
En una de las escenas finales, el replicante Roy Batty, interpretado por Rutger Hauer, salva la vida a Rick Deckard (Harrison Ford), quien lleva toda la película intentando acabar con él, pronunciando un monólogo que ha he hecho célebre, Lágrimas en la lluvia, inspirado en un texto de Arthur Rimbaud sacado de El barco ebrio y que el propio Hauer modificó la noche anterior. Al final de esta publicación hay un enlace que explica la génesis de este monólogo.


Tanto la película como el monólogo han generado múltiples adhesiones desde su estreno, llegando a utilizarse ambos para distintos libros y publicaciones.
Novelas como Lágrimas en la lluvia. El futuro en tus manos de Rosa Montero giran en torno a ellos, desarrollándose en 2109 en un Madrid perteneciente a los Estados Unidos de la Tierra.
Por su parte, el libro de 1988 Blade Runner, escrito en nuestro idioma por varios autores recoge una serie de artículos escritos ex-profeso para reflexionar sobre la película, sus orígenes, creación y significado.


Escritores y artistas como Guillermo Cabrera Infante, Vicente Molina Foix, Fernando Savater, Rafael Argullol, Juli Capela, Quim Larrea, Alberto Cardin, José Luis Guarner, Antonio Miró, Antonio Tello, Eduardo Úrculo y Jorge Wagensberg desarrollan su homenaje a este film desde los distintos ámbitos artísticos en los que desarrollan su actividad.
De entre todos ellos, nos acercamos, no al monólogo Lágrimas de lluvia, sino a la reflexión sobre la misma que Fernando Savater realiza en su colaboración titulado La puerta de Tanhäuser.


Era costumbre en la época que los compositores reutilizaran o adaptaran sus piezas para nuevos proyectos, como realizó Vivaldi para Il Giustino.
El caso es que el mismo compositor escribió el aria Sento in seno, como hemos citado anteriormente de una obra precedente, su ópera Tieteberga, que aunque tenga como número de opus RV737 es anterior, con libreto en italiano de A. M. Lucchini que se estrenó en el Teatro San Moisé de Venecia siete años antes, en octubre de 1717, un Drama per musica que está perdido y del que apenas si nos ha llegado esta pieza, aunque se conoce que se utilizaron hasta nueve arias de otros compositores.
El texto es idéntico al que reutilizó, salvo el segundo verso que difiere del que se canta en Il Giustino. Donde aquel dice Si dilegua l'amante mio cor, en Tieteberga estaba escrito Si dilegua il tradito mio cor. El resto del aria es idéntico tanto en el libreto como musicalmente y la interpreta el personaje de Lotario, a cargo de un contralto o contratenor.


Finalizamos esta publicación sobre las lágrimas y cómo evolucionan algunas ideas y creaciones con una nueva versión de Sento in seno, con el cambio indicado y una variante con una novedosa puesta en escena. La soprano Heather Newhouse interpreta el aria dentro del espectáculo Folia de 2018, con un elenco de bailarines con la dirección artística y coreografía de Mourad Merzouki.

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Bibliografía y webgrafía consultadas:

Libros que tratan de libros

Cuando el libro se convierte en el protagonista.

Cada año, el 23 de abril es una de esas fechas que guardamos en nuestra retina y con la que celebramos anualmente el Día del Libro
Coincidiendo con el fallecimiento de Miguel de Cervantes, William Shakespeare y el Inca Garcilaso de la Vega en esa fecha de 1616, también tiene en lugares como Cataluña en la celebración del día de San Jordi una larga tradición en la que se unen los presentes del libro y la rosa como regalos a amigos y familiares.
Frente a todos los inventos de utensilios, aparatos y avances en los medios de comunicación social como el cine o la televisión, el libro continúa teniendo una importancia capital en el desarrollo del pensamiento y la capacidad crítica.
Audrey Azoulay, Directora General de la UNESCO, manifestó en la celebración del Día Mundial del Libro de 2021 que 

«los libros tienen esa capacidad única de entretenernos, de instruirnos, de ser a la vez el instrumento que sirve para salir de sí mismo y para encontrarse con un autor, una autora, un universo o una cultura, y de ofrecer un tiempo para sumergirse más profundamente en sí mismo».

De esta forma, y en cualesquiera de sus formatos como el tradicional en papel o en el electrónico, el libro nos acompaña con su fórmula simple de compartir, a través del lenguaje, imágenes, pensamientos, sensaciones y sentimientos que provocan en quienes los leemos una capacidad de abstracción, unida a una complicidad y un razonamiento crítico.
A lo largo de la historia, muchos son los protagonistas que los libros han tenido, desde épicos héroes hasta personajes normales y corrientes, pasando por ideas, tanto religiosas como filosóficas o lúdicas, sin contar con los libros que nos instruyen en cualesquiera de las materias o temáticas con las que podemos aprender. 
Para conmemorar la celebración del Día del Libro nos centraremos en una serie de libros en los que el protagonista indiscutible es el propio libro y en el que este surge como un personaje fundamental en su desarrollo. Son libros imprescindibles para quienes nos sentimos apasionados por el placer de leer porque nos remiten y acercan al objeto de nuestro interés.
Los libros, especialmente los centrados en la narración, han sido utilizados con mucha frecuencia para pasar a otras disciplinas, de modo especial al cine y la televisión y, en momentos anteriores, a los escenarios tanto teatrales como operísticos. Muchos argumentos cinematográficos o televisivos, así como la mayoría de libretos de ópera están basados en libros a los que se les da una nueva vida en un medio diferente al original.
Te propongo festejar y celebrar el #DiaMundialdelLibro realizando un paseo por libros que tratan sobre los libros, acompañados de músicas que adaptan historias sacadas de otros libros. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!


La música que acompaña esta publicación está formada por oberturas o interludios de distintas óperas cuyos libretos se han realizado adaptando libros para el escenario musical. Todas son instrumentales, proponiéndote la experiencia de que las escuches mientras lees el texto literario que acompaña a cada una de ellas. Evocando y parafraseando el dicho que se pronuncia en la inmensidad de las galaxias: «Que la música te acompañe».


Estrenada en 1851 con música de Giuseppe Verdi y un libreto de Francesco Maria Piave, Rigoletto es una adaptación del drama de Victor Hugo, Le Roi s'amuse (El rey se divierte), al que el compositor hubo de cambiar el protagonista regio por el Duque de Mantua para sortear a la censura.
Para la lectura de este primer texto nos acompaña la obertura de Rigoletto en una versión de la London Symphony Orchestra dirigida en 1971 por Richard Bonynge. Si termina antes de finalizar el texto, te sugiero que la vuelvas a poner hasta que finalices la lectura.


Publicado en 2019 por Ediciones Siruela, El infinito en un junco, subtitulado La invención de los libros en el mundo antiguo es un impactante ensayo escrito por Irene Vallejo y que obtuvo el Premio Nacional de Ensayo en 2020. En él, la autora transita por la historia de los treinta siglos de vida de los libros y el pensamiento que lleva asociado desde su creación, centrándose de modo especial en el mundo antiguo, en un viaje que nos transmite la pasión, emoción y sinceridad que Irene Vallejo profesa a los libros. Una lectura imprescindible para los amantes de los libros.
Nos quedamos en el prólogo de El infinito en un junco, asistiendo como privilegiados espectadores a una singular búsqueda por caminos y territorios de la Grecia antigua.


La última ópera de Vincenzo Bellini, I puritani di Scozia (Los puritanos) se estrenó en el Théâtre Italien de Paris en enero de 1835, apenas ocho meses antes del prematuro fallecimiento del compositor que no llegó a cumplir los treinta y cuatro años de edad. El libreto de Carlo Pepoli se basa también en un obra dramática, Têtes rondes et cavaliers (Cabezas redondas y caballeros) de Hacques Ancelot y X. Boniface Saintine, una obra inspirada en la novela Old Mortality (Eterna mortalidad o Los puritanos de Escocia), la última obra de la trilogía Tals of my Landford (Historias de mi posadero) de Walter Scott.
Para acompañar el segundo de los textos te propongo el preludio al Acto II de I Puritani en una grabación de 1952 para MYTO Historical realizada por la Orchestra Sinfonica Nazionale della RAI di Roma dirigida por Fernando Previtali reeditado para el sello NAXOS of Amedica  en 2015.


Siguiendo un orden cronológico según el momento en que se desarrollan los textos, el segundo de los que nos acompañan es The Swerve. How the World became Modern (El giro. De cómo un manuscrito olvidado contribuyó a crear el mundo moderno), del crítico y teórico literario, profesor universitario e investigador Stephen Jay Greenblatt.
Publicado en 2011, El giro es la historia de la búsqueda real de un libro desaparecido, De rerum natura de Tito Lucrecio Caro, un poema filosófico que venía a desarrollar una inusual visión materialista del mundo escrito aproximadamente medio siglo antes de nuestra era. Greenblatt narra cómo Poggio Bracciolini siguió la estela iniciada por Petrarca casi un siglo antes reconstruyendo la Historia de Roma desde su fundación de Tito Livio, además de encontrar obras desaparecidas de Cicerón, Quintiliano y otros autores. Así, en 1417, Bracciolini estaba inmerso en la búsqueda de libros perdidos por distintos conventos alemanes y suizos, como otros humanistas italianos, buscando ese renacer cultural que daría un giro a los tiempos medievales para convertirlos en el Renacimiento


El texto narra cómo se acercaban, tanto Poggio como otros buscadores de escritos, a los lugares en que podían encontrar esos libros desaparecidos, qué estrategias podían utilizar para tener acceso a ellos y adquirirlos, con qué celo los custodiaban en las bibliotecas monásticas o cómo llegaban a escribir en ellos para disuadir de los robos, dificultando su labor de rescate e investigación de la cultura de la antigüedad.


No hay nadie que albergue la menor duda de que la ópera Don Quichotte de Jules Massenet, una comedia heroica con libreto de Henri Caïn, esté basada en el universal personaje cervantino. En realidad, la obra se inspira directamente en Le chevalier de la longue figure (El caballero de la larga figura), una obra dramática del poeta francés Jacques Le Lorrain que se estrenó en París en 1904. En esta versión teatral, el personaje original cervantino de Aldonza Lorenzo se transforma en una coqueta y bella Dulcinée que sigue trastornando al anciano caballero.
Don Quichotte fue un encargo de la Ópera de Monte Carlo donde se estrenó en febrero de 1910 y desde donde se llevó a distintos escenarios de toda Europa.
Para servirnos de compañía en el tercero de los textos literarios, te propongo escuchar el Interludio del Acto V de este Don Quichotte interpretado por l'Orchestre National de Bordeaux Aquitaine, con Alexis Descharmes en el solo de violonchelo y la dirección de Marc Minkowski, en un grabación que se realizó en el Grand Théâtre de Bordeaux en septiembre de 2016 dentro de la producción Les Vollages de Don Quichotte.


Autor destacado y consagrado en las primeras décadas del siglo XX, Stefan Zweig se erigió como un destacado amante de la cultura, un excelente biógrafo y un incansable luchador por la cultura del continente y el movimiento europeísta.
Menos conocido en la actualidad de lo que su aportación merece, Zweig muestra en muchas de sus obras un carácter didáctico y, siempre, un amor por la diversidad de la cultura europea.


Nos acercamos en este tercer texto a uno de los personajes más entrañables salidos de su mente y su pluma, un conocedor de todos los libros publicados, una mente que vive única y exclusivamente para los libros, ajeno a todo cuanto ocurre a su alrededor.
El narrador evoca en la novela corta Mendel el de los libros cuándo y cómo conoció al protagonista y la búsqueda de su rastro con el paso de los años.
En esta novela sobre libros te invito a leer el momento en el que el narrador evoca su primer encuentro con un personaje tan particular y entrañable.


La cuarta mirada musical y literaria nos acerca a la República Checa de donde proceden las dos obras que nos acompañan.
Vec Makropulos (El caso Makropoulos) es una ópera de Leos Janácek con libreto suyo que se basa en la comedia homónima de Karel Capek, un autor de obras fantásticas y futuristas al que debemos, entre otros el término «robot». 
Estrenada en el Teatro Nacional de Brno en 1926, El caso Makropoulos es una que indaga en la singular personalidad de la cantante de ópera Emilia Marty, una mujer fría, manipuladora, crítica, vulnerable e inaccesible, hija del alquimista Hieronymus Makropulos que, tras beber un elixir creado por su padre se ha vuelto prácticamente inmortal.
Con la visión hipnótica entre legajos y documentos legales de todo tipo, la Obertura de El caso Makropoulos nos acerca a este mundo libresco que continúa en la obra a la que acompaña.
Se trata de una producción para el Glyndebourne Festival Opera dirigida por Andrew Davidson la London Philharmonic Orchestra y la dirección musical de Nikolaus Lehnhof.


Bohumil Hrabal es uno de los escritores checos imprescindibles del siglo XX, junto con Kafka, el propio Kapek, Jaroslav Seifert, el dramaturgo Vaclav Havel que llegó a presidente del país o Milan kundera.
Autor de Trenes rigurosamente vigilados, cuya adaptación cinematográfica obtuvo el Oscar a la Mejor Película de habla no inglesa en 1967 o  Yo que serví al rey de Inglaterra, también llevada al séptimo arte, Hrabal nos presenta unos textos hiperrealistas que muestran lo genial del absurdo en las situaciones cotidianas. Maestro del humor y la ironía, las obras del escritor checo surgen de los personajes más humildes, sus experiencias en los ferrocarriles y las fábricas en las que trabajó y los relatos que fue conformando a través de charlas con los parroquianos de las cervecerías que frecuentaba.


Basado en un trabajo que el propio Bohumil Hrabal desempeñó durante varios años en un centro de reciclaje, Una soledad demasiado ruidosa nos presenta a un personaje, Hant'a que lleva treinta y cinco años de su vida dedicados a prensar papel, cartón y otros materiales viejos y que profesa una admiración singular hacia los mismos libros que debe destruir. Cargado de sorna e ironía, el lector debe discriminar si lo que cuenta el protagonista en cada momento debe tomarlo en serio o no.


Contemporáneo de Mozart y Salieri, el valenciano Vicent Martín y Soler desarrolló su vida como compositor de óperas entre Nápoles, Viena y San Petersburgo, donde fallecería. Pese a que sus obras apenas sean conocidas en nuestro tiempo, sus óperas, en la corriente de las obras del Neoclasicismo imperante, tuvieron más éxito en Viena que los compositores citados gracias a su talento y su colaboración con un libretista como Lorenzo da Ponte, recién llegado a la capital del imperio. 
Estrenada en noviembre de 1786 en el Teatro de la Corte de Viena, Una cosa rara, Ossia belleza ed onestá (Una cosa rara, o belleza y onestidad) es un dramma giocoso en dos actos con música de Martín i Soler y un libreto de da Ponte que se base en el drama La Luna de la Sierra del ecijano Luis Vélez de Guevara.
Para nuestro último texto nos acompaña la música amable y deliciosa de la Obertura de Una cosa rara con The World Orchestra of Jeunesse Musicales y la dirección de Josep Vicent grabada en 2006


Siguiendo un orden cronológico según se desarrollan, nuestra última lectura sobre los libros nos acerca al año 1959 en el que transcurre la novela con que ponemos punto y final a este recorrido en el que los libros son los protagonistas. 
Escritora tardía, Penelope Fitzgerald publicó su primer libro con cincuenta y ocho años de edad y su primera novela The golden child, una historia cómica de misterio desarrollada en un museo dos años más tardes. Al años siguiente, 1978 publicó La librería con la que llegó a ser finalista del Booker Prize, premio que conseguiría al años siguiente con A la deriva, a la que siguieron una serie de novelas hasta 1990.


La librería es una aventura delicada entre lo trágico y lo cómico. Florence Green, su protagonista, vive en un pequeño pueblo costero de Suffolk en el que decide abrir una pequeña librería en un pueblo que no tiene ninguna. La historia de la adquisición del local y su extraño «poltergeist», la oposición y resistencia de lo que se denominaban «las fuerzas vivas» o la contratación de una jovencísima ayudante forman parte de la trama de esta deliciosa novela, desencadenándose un sutil pero demoledor terremoto cuando le proponen poner a la venta una edición de la Lolita de Nabokov.
Nos quedamos con el día de la inauguración de la librería y las buenas sensaciones que nos dejan los libros cuando se convierten en los protagonistas de sí mismos.

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Bibliografía consultada: