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Historias dentro de historias

Las historias nos fascinan y nos cautivan. Somos seres narrativos. Desde tiempos inmemoriales hemos utilizado las historias más como una necesidad propia de nuestra esencia de seres humanos que como una afición o un lujo insustancial.
Desde que existe la comunicación entre personas, desde el propio inicio del lenguaje ha habido quienes contaban historias y quienes las oían. La narración surge como una necesidad en las primeras comunidades. Contar historias era una forma de enseñar comportamientos ante peligros, de afianzar relaciones entre los miembros de la familia, el clan o la tribu; de temer a los extranjeros que traían destrucción o, más adelante, hacer soñar con las exóticas costumbres y usos de lugares lejanos. 
Con el paso del tiempo la narración se convirtió en un arte, se fijó con la escritura. Pasó por distintas etapas desde lo mítico a lo épico, de lo costumbrista a lo innovador, desde lo íntimo a lo fantástico. Las técnicas y recursos narrativos evolucionaron con cada época y cada estilo literario, se transformaron con la aparición del cine y éste último, con la proliferación actual, modificó de nuevo el lenguaje para contarnos nuevas historias con nuevos lenguajes a la búsqueda de la atención del espectador, en unas narraciones que avanzan, retroceden, deconstruyen las historias o terminan con finales abiertos que puedan reconducirse y retomarse en cualquier nueva dirección.
Las grandes narraciones, las grandes historias de la literatura, han permitido a sus autores aprovechar el relato que escribían e insertar dentro del mismo otras historias. Así surgen las historias dentro de las historias, las narraciones insertadas en otras narraciones.

A todos nos gusta que nos cuenten narraciones. Te presento un recorrido con varias miradas a obras que cuentan historias dentro de sus historias con un paseo evocando las narraciones de Scheherezade y El Quijote y la música basada en obras de Manuel de Falla y Offenbach. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!



En algunas ocasiones es el mismo desarrollo de la historia el que justifica y da sentido a las narraciones que se cuentan en su interior. 
Historias que llegaron a Europa a comienzos del XVIII de la mano del orientalista y viajero Antoine Galland durante la corte de Luis XIV, el Rey Sol, con la publicación de sus Contes arabes traduits en français con el conocido título de Las mil y una nochesTodos conocemos la historia en que Scheherezade, la gran narradora de la literatura, cuenta cada noche una historia al rey Sahriyar que deja inconclusa para la velada siguiente, y así hasta superar el millar de ocasiones. Galland tradujo con fidelidad el original, atendiendo más al contenido que a la forma, eliminando detalles o momentos escabrosos, suprimiendo versos intercalados en las narraciones, logrando una versión libre relativamente fiel que se adaptó al gusto de sus contemporáneos. 



Las mil y una noches nos ha dejado historias y personajes como Sindbad el marino, Harún al-Rasid, Alí Sar y Zumurrud o la memoria de genios encerrados como en la historia de Aladino y la lámpara maravillosa -una historia que en las primeras versiones no apareció y que se supuso que era original de Gallard, hasta que se comprobó que pertenecía al ciclo de la obra.



En ocasiones es en el transcurso de la historia donde aparecen narraciones en boca de alguno de sus protagonistas. Si una ópera tiene por título Les contes d'Hoffmann (Los cuentos de Hoffmann), está basada en tres cuentos de E. T. Hoffman y el mismo autor sirve de hilo conductor a cada una de las historias, no es difícil suponer que aparecerá alguna narración en su voz.
De los cuatro actos de la ópera, los tres últimos presentan narraciones que el protagonista Hoffmann propone a sus compañeros de taberna sobre su amada, la cantante Stella, imaginándola como tres mujeres en una: Olympia, Giulietta y Antonia. Antes, acompañado de Nicklausseentre bebidas y estudiantes, narra una canción burlesca, en mitad de la cual el recuerdo de Stella le hace modificar el hilo de sus pensamientos.




Hoffman se abandona a sus pensamientos.



Va pour Kleinzach está interpretada por el tenor venezolano Aquiles Machado en una representación que se llevó a cabo en el Palacio Euskalduna de Bilbao en mayo de 2006 con la dirección escénica de Giancarlo del Monaco y Alain Guingal dirigiendo al Coro de la Ópera y la Orquesta Sinfónica de Bilbao.


En la gran obra de nuestra literatura, El Quijote, es frecuente encontrar cómo Cervantes introduce diversas historias dentro de la narración de las aventuras del caballero andante. Una de esas historias insertadas en la obra, quizás de las más conocidas, es la correspondiente a Maese Pedro. En esta ocasión el argumento se imbrica con naturalidad en la historia del caballero andante. En una venta coinciden el protagonista y Maese Pedro, un titiritero que viaja con un mono y un grupo de acompañantes con un retablo escenificando la libertad de Melisendra dada por don Gaiferos, según el ventero "una de las mejores y más bien representadas historias que de muchos años a esta parte en este reino se han visto". Como es de suponer, nuestro caballero asiste a la representación y, en su alucinación, interrumpe la escena para defender a Melisendra y su esposo de sus perseguidores.
Hay una escena similar en el Quijote de Avellaneda, la continuación apócrifa de la novela cervantina. En ella, el caballero interrumpe un ensayo de El matrimonio vengado, una comedia de Lope de Vega, para defender a la reina en la ilusión de que ficción y realidad tienen la misma esencia. Cervantes, que conocía este texto cuando escribió la historia del retablo de Maese Pedro, no se limita a imitar la escena, sino que la deriva en otra dirección además de la mencionada. Desde el primer momento Don Quijote se mantiene objetivo y crítico con el texto teatral comentando aspectos poco rigurosos del mismo. Es la unión de ambos hechos el que desencadena la actuación de nuestro personaje.
El texto relata el comienzo de la representación teatral que la troupe de Maese Pedro lleva a cabo en presencia de los espectadores que acudieron a la venta.




Manuel de Falla contaba que de pequeño le gustaba jugar con marionetas para interpretar a don Quijote y sus aventuras. De esta afición y de un encargo que la princesa de Polignac, hija de Singer, el fabricante de máquinas de coser, le hizo surgió su ópera El retablo de maese Pedro, una obra que, como el original de Cervantes está protagonizada por marionetas. El estreno se realizó en 1923 en París, en la propia casa de la princesa tras una versión en concierto celebrada en Sevilla. Esta primera representación se convirtió en legendaria con la presencia de Paul Valéry, Picasso o Stravinski y fue dirigida por el propio autor con la Orquesta Bética de Cámara fundada por García Lorca y con marionetas del granadino Hermenegildo Lanz
Tras el desastre que supuso para la civilización la Gran Guerra, hubo artistas que renegaron de la cosmovisión humanista que considera al hombre responsable último de sus actos. Un acercamiento a los títeres ponía en situación una realidad más cercana a la realidad: nos movemos por los hilos de un poder invisible.



Falla buscaba con esta obra cierta separación de las funciones: los cantantes se dedicarían a cantar, mientras que los títeres realizarían la labor narrativa y el hecho de ver en escena a los titiriteros dejaría patente esta situación.
El argumento recoge casi textualmente la situación de la obra de Cervantes. Maese Pedro anuncia la representación de una obra de títeres sobre la liberación de la bella Melisendra. Los paisanos acuden curiosos al espectáculo, entre ellos don Quijote y Sancho. El Trujamán, el narrador va contando la historia. La obra consta de 6 cuadros y un final repartidos en un acto único, del que presento a partir del cuadro cuarto y el comienzo del final. Aunque el texto está en nuestro idioma, lo muestro para poder seguirlo con mayor fidelidad.





El enlace con la interpretación de Vais en paz, oh par sin par de verdaderos amantes pertenece a una producción del Gran Teatre del Liceu de Barcelona con Marisa Martins como El Trujamán, Joan Martín-Royo en el rol de don Quijote y Xavier Moreno como Maese Pedro, la dirección escénica de Enrique Lanz (nieto de Hermenegildo) y la musical de Josep Vicent con la Orquesta de l'Academia del mismo teatro.


Quedan en el tintero muchas obras en que los protagonistas se convierten en narradores de diversas historias, unas veces por motivos argumentales, otras para liberar obras que los autores tenían en su cabeza. En otra ocasión volveremos al mismo tema. y tú, ¿cuál recomiendas?

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  1. Bibliografía consultada:
    1. -Batta, András. Ópera. Obras, compositores, intérpretes. Editorial Könemann.
  2. Páginas web visitadas:
    1. https://lamenteesmaravillosa.com/todos-nos-gusta-nos-cuenten-historias/
    2. https://enlenguapropia.wordpress.com/2012/12/04/por-que-necesitamos-contar-historias-o-que-nos-las-cuenten/
    3. https://insulabaranaria.wordpress.com/2013/10/03/las-historias-intercaladas-en-el-quijote-de-1605/
    4. https://cvc.cervantes.es/literatura/cervantistas/coloquios/cl_XI/cl_XI_41.pdf
    5. https://www.google.es/search?
    6. ei=IaKpWraJJITxUOaAstgB&q=la+fascinaci%C3%B3n+de+las+historias&oq=la+fascinaci%C3%B3n+de+las+historias&gs_l=psy-ab.3..33i22i29i30k1.3827.16019.0.16460.56.40.1.0.0.0.283.4314.3j31j1.36.0....0...1.1.64.psy-ab..24.32.4127.6..0j35i39k1j0i67k1j0i131k1j0i22i30k1.372.syytLSCgmK8
    7. https://lamenteesmaravillosa.com/por-que-nos-gusta-contar-historias/

Hogueras en la noche

Desde la más remota antigüedad, el fuego ha fascinado al ser humano. Como uno de los elementos básicos de la naturaleza junto con el agua y el aire, ha sido considerado uno de los principios básicos de la vida. La adoración al fuego por los primeros pobladores de nuestro planeta surgía de su condición de regalo de los dioses, defensa de la vida frente a depredadores, fuente de calor ante la lluvia y el frío, elemento para la elaboración de comidas. Su posesión implicaba poder.
En el antiguo Egipto se asociaba con la vida y la salud y se relacionaba con la energía espiritual. En la alquimia representaba el principio de la transformación, todo nacía del fuego y volvía a él. El fuego actual, salvo desastres naturales que se repiten en época de estío, está dominado, domesticado por nosotros: desde las cocinas a los calentadores de agua, de las chimeneas a las calefacciones.
Algunas antiguas tradiciones aún se conservan en determinadas culturas como las hogueras de San Juan, que tanto se repiten en muchas de nuestras ciudades. Se trata de celebraciones gozosas que se remontan a ritos ancestrales, un momento para compartir, estar junto a nuestros conocidos, salir de las casas y festejar el inicio del verano. 
En la fecha de las Hogueras de San Juan te propongo dos celebraciones del fuego como elemento de la naturaleza y la cultura. El poeta chileno Pablo Neruda nos acerca a través de sus Odas elementales al fuego, desde su ser a sus manifestaciones, de su bravía naturaleza a la domesticación. Manuel de Falla lo utiliza en su ballet cantado El amor brujo con su Canción del Fuego fatuo.



Pablo Neruda publicó en 1954 Odas elementales a la que siguió Nuevas Odas elementales y más tarde Tercer libro de las odas. Juntos, forman una trilogía imprescindibles en la obra del poeta chileno.
El nombre de Odas elementales proviene de la forma simple y directa del texto poético; más también de los temas, la materia elemental a los que la dedica: día feliz, libro, mar, alegría, tiempo, vino, fuego, pájaros, árboles o tristeza. Utiliza además la lengua y la estructura de los poemas simplificándolos, acortando el verso. Presenta una actitud de entrega y unión profunda con la tierra y lo que la habita, creando una larga historia del tiempo y las cosas, creando con cada una de las odas un trastero, un almacén de cosas, un listado de utilidades, que nos hacen contemplar la belleza del mundo cotidiano, educándonos en la mirada para ayudarnos a reconstruir la imagen distorsionada que tenemos de las cosas.



De sus Odas elementales traigo una selección de la Oda al Fuego.





Unas vacaciones de una semana a París pasaron a convertirse en una estancia de siete años en la capital francesa, donde Manuel de Falla quedó deslumbrado por la magia de la ciudad. A su regreso compuso El amor brujo, uno de los ballets más internacionales y a la vez más arraigados en lo ancestral de cuantos han ideado compositores españoles.
El amor brujo fue un encargo que Imperio Argentina propuso al compositor donde poder expresar su doble vertiente de cantante y bailaora. El argumento lo ideó Gregorio Martínez Sierra a partir de una historia folclórica real y la coreografía correspondió a Néstor Martín. La presencia de Imperio Argentina no sólo se limitó a sugerir y protagonizar la obra: pertenecía a una familia gitana, algunos de los cuales participaron en el estreno; su madre asesoró a Falla sobre las canciones y leyendas gitanas y su hermano interpretó el papel de Carmelo.
Falla llegó a escribir: "Hemos hecho una obra rara, nueva, de la que desconocemos el efecto que pueda producir en el público, pero que hemos sentido". Su estreno en 1915 fue un sonoro fracaso, quizá propiciado por la rivalidad entre guionista y coreógrafo, por lo que el compositor la convirtió en una obra para concierto y la reescribió, uniendo las dos escenas en una sola, sustituyendo el conjunto de cámara por una orquesta y eliminando algunos recitativos y canciones.
Una década después volvió a estrenarse, esta vez en el Teatro Trianon-Lyrique de París con Antonia Mercé, La Argentina. El espectáculo bailable lírico y pantomimesco se convirtió en un ballet, suprimiendo las partes habladas. El papel del espectro no lo interpretó un bailarín, sino un mimo francés. Manuel de Falla dirigió la orquesta. La sesión comenzó con la Historia de un soldado de Stravinsky que fue abucheada, lo que enervó a los aficionados españoles que temieron otro fracaso.



Nada más comenzar el público estaba fascinado, los aplausos se repitieron y hubo que realizar algún bis. La prensa comentó: "El amor brujo es un espectáculo extraordinario de una profundidad de acentos arrebatadora. El éxito ha sido triunfal".
Las versiones posteriores rescataron la doble vertiente de ballet con canciones. El amor brujo refleja con sus ambas el profundo misticismo de la cultura gitana. Según Brunett James, biógrafo de Falla "las fuerzas brutas de naturaleza incorregible son aplastadas por la firmeza de la mente y del espíritu humano representados por el amor de Carmelo y Candela".
Las partes más conocidas de la obra son La danza ritual del fuego y la Canción del fuego fatuo. En 1986 Carlos Saura dirigía una versión fílmica de la obra con Antonio Gades y Cristina Hoyos en los papeles protagonistas, mientras Rocío Jurado, ponía su voz única. El crepitar, el subir y bajar de las llamas, la intensidad de la pasión están descritos en la partitura de Manuel de Falla.




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