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Sobre la tolerancia

Vivimos en un mundo complejo, con grandes desequilibrios, lleno de contradicciones, injusto y, en muchos sentidos, cruel para una parte enorme de la población.
Nuestro planeta es un inmenso organismo vivo, un ente que se regula a sí mismo, pero al que estamos llevando a límites extremos por nuestra actividad, por los intereses industriales, de consumo y económicos. La desforestación, el agotamiento de los recursos naturales o el cambio climático son pruebas de esta dinámica a la que estamos abocando a nuestro hogar común.
Desde la más remota antigüedad, los seres humanos hemos ido avanzando, dominando nuestro planeta, pero también con un constante, despiadado en ocasiones y agresivo dominio sobre otros grupos de personas. Así, los imperios se fueron  construyendo sobre territorios a los que dominaban y sometían, hasta caer bajo el dominio de otros. Las distintas creencias tuvieron en determinados o constantes momentos una posición de no reconocimiento a otras que diferían en sus principios. En los últimos siglos, hasta dentro de una misma sociedad se han producido ese dominio de unos sobre otros, especialmente en lo referente a los factores económicos y de poder, en lo que grupos dominantes crecían en detrimento de otros menos favorecidos.
Todos estos factores sociales, religiosos, económicos o políticos, han generado un clima de intolerancia que cada vez está más arraigado en las sociedades, agudizándose desde instancias superiores hasta el uso más personal con el aumento de las redes sociales y el aumento de interacciones que en ocasiones, se destinan más a ofender ideas ajenas que a defender las propias.

Frente a este cúmulo de situaciones y siguiendo los fines que se propusieron en su carta fundacional, la Organización de las Naciones Unidas, buscando la cooperación de las naciones en la solución de problemas de tipo económico, cultural, social y humanitario, además de avanzar en el desarrollo de los derechos humanos y las libertades fundamentales, estableció en 1995 dedicar el día 16 de noviembre de cada año a celebrar el Día Internacional para la Tolerancia. Así, invitó a todos los estados y organismos a reflexionar en esta fecha para no hacer distinciones por motivos de raza, sexo, idioma o religión. Una tarea que, como podemos reflexionar, se nos antoja cada día es más ardua y necesaria.
Te propongo reflexionar sobre  el #DíaInternacionalparalaTolerancia que se celebra el 16 de noviembre con textos literarios y músicas. Nos acompañan obras de Voltaire, Amos Oz, Muñoz Molina, Beethoven y Verdi. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!


En este tiempo en que nos ha tocado vivir nos encontramos con términos que aluden a esa falta de tolerancia. Así, forman parte del vocabulario que oímos con frecuencia el término general de discriminación y otros más concretos como xenofobia, homofobia, marginación, violencia, intolerancia o aquellos que aluden a personas con otras creencias o ideas políticas, además de otros relacionados con las redes sociales  como haters que incitan al odio en sus comentarios.
La tolerancia no pretende la indulgencia o la indiferencia hacia los demás, sino el respeto y la aceptación a las creencias, opiniones, el idioma o la cultura de los otros. el hecho de que apreciar la diversidad y riqueza que se encuentra en ellos es una mejor forma de sentirnos más humanos.
Si luchamos contra la pérdida de la biodiversidad en el entorno natural, por qué razón vamos a caminar en sentido contrario con el resto de seres humanos que son diferentes a nosotros en cualesquiera de estos aspectos.


Escrito a partir de la muerte de un comerciante acusado y ajusticiado por un delito que no cometió, pero juzgado sobre todo por ser jansenista cuando Luis XIV había  revocado el edicto de Nantes que permitía la libertad de culto en Francia, Voltaire escribió su Tratado sobre la tolerancia con ocasión de la muerte de Jean Calas.
Se trata, como indica el título de un escrito en que razona sobre este término con tal capacidad de generalización que cuando se refiere a religión, en nuestros días podemos aplicarlo a planteamiento político, ideario personal o de grupo.
De esta forma, nos acercamos al capítulo en el que Voltaire razona sobre si la tolerancia es un derecho natural y un derecho humano con todas las ramificaciones y generalizaciones comentadas anteriormente.

Entre episodios de intolerancia que tuvieron sus máximos exponentes en las guerras que se desarrollaron en el continente europeo entre las grandes potencias, hubo algunos momentos de encuentro que sirvieron para comenzar a crear un clima de colaboración, cooperación y encuentros entre naciones, culturas y economías.
Una muestra de ello fueron las distintas exposiciones que desde la primera Exposición Industrial celebrada en 1791 en Praga con motivo de la coronación de Leopoldo II como rey de Bohemia. A estas siguieron nuevas exposiciones con diversos nombres, hasta la celebración en París de la Exposición Universal de 1855, la primera de las que se han ido celebrando en distintas ciudades de todo el mundo.
Para la Exposición Universal de Londres de 1862 quisieron incluir actividades musicales, por lo que un comité invitó a diversos compositores para que crearan obras que pudieran estrenarse en el evento internacional. Así, fueron invitados Daniel Auber en representación de Francia, William Sterndale Bennett por el Reino Unido y Rossini por Italia. Ante la negativa de este último, el encargo pasó a Giuseppe Verdi


Pese a que la propuesta estaba abierta a diversos formatos, como un himno, una coral o una marcha tanto para instrumentos de viento como para orquesta sinfónica, el compositor italiano aplazó la decisión al encontrarse inmerso en la composición de La forza del destino.
Finalmente Verdi optó por componer una cantata, una obra con texto de quien fuera su colaborador con los libretos de Otelo y Falstaff. el poeta y después compositor Arrigo Boito.
La cantata, titulada Inno delle nazioni (Himno de las naciones) en la que se incluían alusiones a God save the King, La Marsellesa e Il canto deglli taliani fue estrenada en el Her Majesty's Theatre londinense el 24 de mayo de 1862. Curiosamente ninguna de estas piezas eran el himno nacional de su país en el momento del estreno.
El texto de Arrigo Boito está escrito para coro y tenor con las indicaciones de Coro del Pueblo y Bardo, en alusión a los antiguos recitadores y muestra un primer intento de música que uniera en una composición a distintos países.

La versión que nos acompaña está interpretada por la George Enescu Philharmonic Orchestra and Choir con el tenor Calin Bratescu y la dirección de Koicki Inoue en una grabación en directo en el Romanian Athenaeun de Bucarest realizada en marzo de 2007.
Pese a no ser una obra conocida de Verdi, su estilo y personalidad aparecen reflejados en esta cantata Inno delle Nazioni.


Novelista, periodista y escritor, Amos Oz ha sido uno de los intelectuales más destacados de Israel. Firme activista por la paz, Oz ha publicado multitud de artículos  y ensayos sobre el conflicto árabe-israelí, defendiendo el reconocimiento mutuo y la coexistencia entre Palestina e Israel en Cisjordania y Gaza. Hasta su fallecimiento en diciembre de 2018 fue uno de los impulsores y líderes del movimiento Peace now, lo que le llevó a recibir diversos galardones y reconocimientos como Caballero de la Legión de Honor en Francia (1997), el Premio Libertad de Expresión en Noruega, la Medalla Internacional de la Tolerancia en Polonia, ambos en 2002 o el Príncipe de Asturias de las Letras (2007).
Esta dedicación la compaginó con la docencia como profesor de Literatura Hebrea en la Ben-Gurion University of the Negev en Beersheba o el hecho de ser profesor invitado en diversas universidades de Estados Unidos, Inglaterra y Alemania.
Entre su veintena de novelas destacan Mi querido Mijael (1968), Tocar el agua, tocar el viento (1973), La tercera condición (1991), Una pantera en el sótano (1995) o Una historia de amor y oscuridad (2002), en la que nos muestra su faceta más biográfica.


Su vertiente tolerante aparece continuamente en su obra, tanto novelística como periodística o ensayista, además de su actitud y compromiso vital. Nos acercamos a este valor con un extracto de su ensayo Contra el fanatismo.
Partiendo de sus reflexiones, Amos Oz desarrolla su pensamiento que no achaca a ninguna religión, sino a una lucha que es anterior a cualesquiera de ellas: la dicotomía entre fanatismo y pragmatismo, entre fanatismo y pluralismo o entre fanatismo y tolerancia
En el texto que nos acompaña, Oz confiesa, con un extracto de otro de sus libros cómo de pequeño se consideraba un fanático y cómo comenzó a cambiar ese concepto a partir de su experiencia, que le llevó a cambios en sus ideas, mezclado con un acercamiento a posiciones divergentes no exentas de valentía.

Si pensamos en música, entre todas las obras musicales que conocemos podemos encontrar muchas que traten de la tolerancia. Pero dentro de las características de este blog, nos acercamos a un tipo concreto de obras y compositores. Pensando en ellos, seguro que uno de los primero que se nos viene a la mente es Beethoven y su capacidad de abrir nuevos mundos sonoros que enlazan con el ideal de hombre nuevo que surge tras los cambios de finales del siglo XVIII y comienzos del XIX.
Así, en una de sus obras más universalmente conocida, la Novena Sinfonía, de la que hemos tratado en diversas ocasiones en este blog, Beethoven introduce el texto de Schiller para crear la conocidísima Oda a la Alegría.
En La Novena Sinfonía de Beethoven, Patrimonio de la Humanidad tratamos sobre la idea de que Schiller pensó, según los estudios sobre el autor, titular a su conocida obra Ode an die Freiheit (Oda a la Libertad), una composición que finalmente tituló Ode an die Freude (Oda a la Alegría) para evitar problemas con la censura. Beethoven, conocedor al parecer de esta situación, busca en su obra más el término y la idea original que la que fue publicada finalmente.
Aún así, expresiones como «Todos los hombres son hermanos» u «¡Os abrazo, millones de seres!» nos sitúan en esta idea elevada tanto de libertad como de igualdad y tolerancia.


El enlace pertenece al cuarto movimiento de esta Novena Sinfonía de Beethoven en el que se desarrolla por los solistas y el coro la oda de Schiller. La interpretación, subtitulada para poder seguir la letra, corresponde a la Orquesta Sinfónica del IPN (Instituto Politécnico Nacional) de México D.F. y los coros del Teatro de Bellas Artes y Alpha Nova dirigidos por Enrique Arturo Diemecke en un concierto celebrado en el Palacio de Bellas Artes de la capital mexicana.


Movernos entre las ideas, los dogmas políticos, las creencias o el poder puede llevarnos en muchas ocasiones a olvidar que detrás de ellos no hay masas o grupos anónimos, personas sin caras ni nombres. Olvidar que cada personas es única y diferente, piense lo que piense, tenga la religión, ideas políticas, poder económico o nacionalidad que tenga es una forma simplista de ver a los demás y vernos a nosotros mismos. 
En este sentido nos acercamos a un texto de Antonio Muñoz Molina.

Miembro de la Real Academia Española donde ocupa el sillón “u” desde 1995, Muñoz Molina es uno de los referentes de las letras españolas de nuestro tiempo. Natural de Úbeda, cursó estudios de Historia del Arte y Periodismo en las universidades de Granada y Madrid, respectivamente, antes de comenzar a publicar en distintos periódicos y publicar su primera novela Beatus Ille (1986) en la que ya aparece Mágina, la ciudad imaginaria en la que transcurren algunas de sus obras. Con El invierno en Lisboa (1987) recibió el Premio de la Crítica y el Nacional de Narrativa, mientras que en 1992 ganó el Premio Planeta por El jinete polaco. Beltenebros (1989), Plenilunio (1997), Sefarad (2001), La noche de los tiempos (2009) o Como la sombra que se va (2014) forman parte de su prestigiosa obra.


Sus novelas se mueven en el mundo de la memoria entre la que busca la reconstrucción de la historia de nuestro país en las últimas décadas con una mirada que muestra su gusto por el cine negro y la novela policiaca.
Con su estilo personal, Sefarad es un conjunto de relatos que tratan de perseguidos y perseguidores, de personas que en un momento de su existencia se vieron convertidos no en lo que eran, sino en lo que otros contaban de ellos. Perseguidos por la infamia y la maledicencia se ven alejados de su hogar y de su país, obligados a abandonar la vida que llevaban hasta ese momento. Por Sefarad pasan personajes reales como Kafka, Milena Jesenska, Primo Levi o Walter Benjamin junto con personajes anónimos y ficticios.
El texto con el finaliza esta publicación sobre la tolerancia no trata de ideas o conceptos, sino sobre una persona. Quizás nos ayude a ser más tolerantes buscar a la persona concreta que hay detrás de los clichés y de los estereotipos. Simplemente escuchar, sentir, compadecer nos hace ser tolerantes.

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Bibliografía y webgrafía consultadas:

6 comentarios:

  1. Cuánta razón tienes con esta entrada. Me he descargado alguna imagen de tu blog, si no te molesta, para el día 16 de noviembre hacer algún escrito contra la intolerancia. Vivimos en una época en la que poco se respeta. Hay poca intolerancia y de no poner remedio vamos de cabeza al caos. Te aplaudo. Un abrazo

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    1. Cada vez es más complejo y menos tolerante nuestro mundo, Nuria. Debemos luchar para que nuestros actos y acciones ayuden a la tolerancia.
      Encantado de que utilices imágenes del blog.
      Un fuerte abrazo :-)

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  2. Respeto, aceptación, diversidad, son términos que siempre han acompañado mi forma de entender, por ejemplo, la presencia de personas de otras naciones, razas o credos en nuestro país. Y muchos otros como yo sienten lo mismo. Sin embargo, y sin ánimo de crear disensiones innecesarias, creo que esta forma de aceptar la diversidad entre seres humanos, la están comprometiendo agentes externos que operan dentro de una especie de burbuja mediática e ideológica que lo único que pretende es desestabilizar naciones a base de corromper los valores que antes animaban al ciudadano a ejercer la tolerancia de manera espontánea. Eso se está pervirtiendo, en mi opinión, en aras de un afán intencionado por confundir al ciudadano con un discurso que nada tiene que ver con nuestro acervo cultural y nuestros valores.
    Desconocía la cantidad de premios ilustres recibidos por el israelí Amos Oz, todo un ejemplo que debería ser citado en estos días de conflicto palestino-israelí que conmocionan al mundo.
    “No convertirse en un fanático significa ser, hasta cierto punto y de alguna forma, un traidor a ojos del fanático” es una frase genial.
    Los coros y la interpretación del tenor Calin Bratescu en la cantata de Verdi me han impresionado. El comienzo de la misma con trompas y trompetas (disculpa si no es exactamente así) me recuerda a "Las cuatro estaciones".
    Que el "Inno delle nazioni" sea un un primer intento de música que uniera en una composición a distintos países, habla mucho a favor de Verdi, como impulsor de la tolerancia.
    Gracias por seguir compartiendo contenidos de interés.
    Te invito a pasarte por marcosplanet y comentar lo que desees.
    Un abrazo.

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    1. Gracias por tu comentario, Marcos.
      Pienso que hay una gran parte de la población que tiene en respeto y la tolerancia como valores fundamentales, pero también hay personas y grupos que entienden que para defender sus ideas pueden atacar los valores de otros que piensen de modo diferente.
      Amos Oz es de ese tipo de personas que defienden estos postulados de entendimiento y respeto entre ideas y grupos con planteamientos opuestos más que diferentes.
      En cuanto al himno de Verdi, podemos afirmar que es uno de los primeros intentos por abrir caminos que unieran a las naciones, una obra que tiene su estilo inconfundible con ese inicio entre las cuerdas y los metales a los que aludes.
      Sigo pasándome, leyendo y comentando tu blog.
      Un fuerte abrazo :-)

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  3. Excelente entrada Miguel Ángel, es conveniente dedicar un día, aunque sea una vez al año, a poner en valor valores que deberían ser tan importantes como el que tratas en este artículo. Son granitos de arena aportados a unos esfuerzos e iniciativas que, ojalá, consigan hacer de este mundo que nos está tocando vivir un mundo algo mejor. Si no ya para nosotros, al menos para las futuras generaciones.
    Un abrazo!

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    1. Gracias, Antonio.
      Ojalá vayamos avanzando en tolerancia, algo que cada vez nos va faltando más. Vivir en un mundo más tolerante nos haría más ricos y más humanos.
      Un fuerte abrazo :-)

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