expr:class='"loading" + data:blog.mobileClass'>

El abandono de Mozart

No me interesa la alabanza o crítica, me basta con seguir mis propios sentimientos.
Wolfgang Amadeus Mozart

Mozart es un personaje que asociamos en nuestro imaginario colectivo con la brillantez del niño prodigio, la increíble capacidad de componer obras sin esfuerzo aparente, el haberse convertido en un compositor de éxito y, además, con la leyenda de la pérdida inesperada de su temprano fallecimiento, dejando quién sabe qué obras sin componer.
Esta imagen del compositor de Salzburgo la tenemos por algunas de sus obras y, de manera especial, por Amadeus de Milos Forman, una de las películas que han ayudado a popularizar su figura, pese a ser una fabulación literaria a partir de obras anteriores, como la pieza de teatro homónima de Peter Shaffer, inspirada a su vez en Mozart y Salieri, un relato en verso incluido en Las pequeñas tragedias de Alexandr Pushkin y del que tratamos en este blog en Rivalidades artísticas: Mozart y Saieri.
Esta imagen que se tiene de Mozart difiere de la realidad de su vida y su trabajo. Las obras del compositor no tuvieron el éxito que tienen en la actualidad y ni en su vida ni en el siglo XIX gozaron de mucha popularidad.
Hay demasiados datos que difieren respecto a esta imagen que la cultura popular tiene del compositor de Salzburgo, entre ellos, algunos matices que vamos a tratar en esta publicación.
Te propongo una mirada desde la sociología y la música sobre los últimos meses de un creador único, Mozart. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!



Norbert Elias (1897-1990) fue un sociólogo judío alemán relativamente ignorado en sus trabajos hasta la parte final de su vida, alrededor de los años setenta del siglo pasado. Su labor se centró de modo especial en desarrollar una sociología figuracional que se basa en procesos frente a la tradicional basada en el individuo o la sociedad. Elias propugnó desde el concepto figuración una interpretación de la construcción de la sociedad desde los individuos haciendo notar que éstos sólo son relativamente autónomos y libres.
Entre sus ensayos y publicaciones podemos encontrar El proceso de la civilización, La soledad de los moribundos, La sociedad cortesana, Humana conditio, Sociología fundamental o Deporte y ocio en el proceso de la civilización.
Publicado póstumamente por su editor Michael Schöter a partir de una serie de anotaciones y escritos, Mozart. Sociología de un genio es una obra que indaga en los procesos sociológicos citados para profundizar en la personalidad de Mozart y su proceso de creación en la sociedad vienesa en que vivió.



El libro está construido a partir de cuatro textos mecanografiados, dos cintas magnetofónicas con la grabación de sendas conferencias y diversas anotaciones tanto manuscritas como mecanografiadas. A partir de este material, que en determinados momentos es repetitivo por tratarse de distintos documentos del autor cuya finalidad no era pertenecer a una misma obra, Schöter publica una obra que presenta una doble mirada. Por una lado, a la construcción y desarrollo de la personalidad, el sentido del deber como autor y la felicidad que construyó Mozart y, por otro lado, sobre el desarrollo de un artista en una sociedad poco favorable al desarrollo de su arte.
En el primero de los documentos mecanografiados, Elias desarrolla la teoría del abandono de Mozart a su suerte que desencadenó su fallecimiento. 



La última obra de Mozart fue su conocido Requiem en Re menor, una obra que realizó gracias a un extraño encargo y de la que hemos tratado en este blog en Un Réquiem para Mozart
Se trata de una obra que tiene un halo de misterio, dramatismo y leyenda por sus características y la muerte del compositor en pleno proceso de composición y en lo que podríamos denominar la mitad de su vida.
Al haber dedicado algunas piezas de este Réquiem en otros escritos de este blog, nos vamos a fijar en esta ocasión en el Recordare. Se trata de un cuarteto interpretado por los cuatro solistas, siendo una de las piezas más tranquilas y subyugantes de la obra. Tras una introducción instrumental a cargo de chelos, contrabajos, órgano y clarinetes con la incorporación posterior de los violines, los cuatro solistas realizan una entonación de frases melódicas que muestran el dominio del compositor del contrapunto. Comienza una pequeña fuga de la contralto a quien sigue el bajo, incorporándose posteriormente la soprano y el tenor. Unos compases instrumentales dan paso a una melodía que comienza el bajo seguido por el tenor, la contralto y la soprano. Un nuevo interludio instrumental da paso de nuevo a los solistas comenzando en esta ocasión la soprano. En esta ocasión son las cuerdas las encargadas de dar paso a una nueva intervención de los solistas que realizan un puente modulante que es reforzado por trombones y maderas. De nuevo la contralto comienza la melodía seguida por el tenor y más adelante por el cuarteto finalizando por una breve cadencia a cargo de la orquesta.


El enlace nos ofrece la interpretación del Recordare del Réquiem de Mozart con la soprano Marie MaKaughlin, la mezzosoprano Maria Ewing, el tenor Jerry Hadley y el bajo Cornelius Haumtmann con la Symphonierorchester des Bayerischen Rundfunks y la dirección de Leonard Bernstein celebrado en la iglesia Marie Himmelfahrt de Diessen an Ammersee en 1988.
La personalidad de Bernstein, uno de los grandes de la música del siglo XX se deja entrever en la dirección y cómo transmite a los intérpretes para que la música suene de una forma tan sublime.


Norbert Elias traza un retrato de la situación de la figura del artista creador en la sociedad vienesa, y por generalización en la europea, del siglo XVIII. En algunas artes como la escritura, ya sea en su faceta literaria como de desarrollo del pensamiento o la ciencia, el artista podía vivir con una libertad más relativa en cuanto el público que compraba sus obras pertenecía a un espectro más amplio de la sociedad. En otras, como la música, el artista se encontraba en una situación menos dotada de libertad. Si encajaba en los gustos de la aristocracia y la naciente burguesía, si lograba atraerlos con sus obras, tenía asegurado cierto éxito, aún faltando algunas capas sociales que no tendrían acceso a su música. Si, como era el caso de Mozart, su capacidad de creación aumentaba y se salía de los gustos de ese público, éste le abandonaba por otros autores más acordes con los estilos demandados.



Aún así, Mozart poseía una enorme capacidad para la creación, sin duda gracias a la exigente formación de su padre, pero comenzó a aflorar en él el sentimiento de abandono de su público por otros artistas más frívolos.
El estudio de Elias modifica, en cierto sentido, el conocimiento que tenemos de la figura y la personalidad de Mozart.


La última pieza que Mozart completó antes de su fallecimiento, aparte de las indicaciones y el diseño de todo el Réquiem que, al parecer, dejó bosquejado, es Lacrimosa. Con total certeza fueron los ocho primeros compases de esta pieza los últimos que compuso el genio de Salzburgo. El resto de este Lacrimosa fue terminado por su discípulo Franz Xaver Süssmayr. El resto de la obra (Ofertorium, Sanctus, Agnus Dei y Comunio) fueron terminados por este último.
Lacrimosa comienza con una introducción de las cuerdas que utilizan la melodía del Introito. El coro entra cantando el primer verso, Lacrimose dies illa (¡Oh, día lleno de lágrimas!), siendo dobladas sus melodías por clarinetes y fagots mientras van realizando un tímido crescendo. El coro realiza una variación del fragmento inicial sotto voce y, tras una modulación mantiene el clima sobrecogedor de la pieza. Una melodía del clarinete vuelve a introducir al coro el tema principal con nuevas variaciones hasta finalizar con un Amen final.


La interpretación de este Lacrimosa con la emoción de ser la última pieza escrita por Mozart corresponde a Arsys Bourgogne y Camerata Salzburg bajo la dirección de Pierre Cao.



Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!

Bibliografía y webgrafía consultadas e interesantes:
  • www.kareol.es: Letras y traducciones de óperas y música vocal.
  • Más sobre el Réquiem:
https://lineassobrearte.com/2015/06/28/requiem-en-re-menor-wolfgang-amadeus-mozart-1791/ 

8 comentarios:

  1. WOW! Ya mismo me apunto el libro como próxima lectura: Mozart. Sociología de un genio. Gracias por el excelente post y la aportación que hace 🐾

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias por tu comentario, Rosa.
      Ahondar en ciertas biografías es siempre una experiencia interesante. Esta de Elias está muy tamizada por sus estudios sobre el arte y los artistas dentro de las sociedades en que desarrollaron sus creaciones, pero se presenta como un trabajo certero y rápido de leer.
      Un fuerte abrazo :-)

      Eliminar
    2. Ya lo reserve, ahora a leerlo. Cruzo los dedos a que me de tiempo de todo, pero si es como dices rápido pues se agradece... 🐾❤

      Eliminar
    3. Que lo disfrutes, Rosa.
      Si te parece comentamos qué tal la lectura.

      Eliminar
  2. ¡Qué buen artículo (como siempre), Miguel!

    No conozco muy en profundidad la biografía de Mozart más allá de lo que todos los aficionados a la música clásica saben pero no sé porqué me cuesta tanto trabajo creer aquello que, hacia el final de su vida, su matrimonio no era tan feliz ni Constanze tan fiel a él. Quizás sea por la película "Amadeus" que sin quererlo se cuela en el consciente como cultura pop y de inmediato pienso en Wolfie y Stanzi como la hermosa pareja jóven, feliz y enamorada de la Viena glamorosa de fines del siglo XVIII. Claro que la realidad siempre es más cruda que cualquier ficción.

    Es interesante eso que Norbert Elias escribió sobre cuán importante era para Mozart el afecto y reconocimiento de su persona y arte de parte de sus contemporáneos. El algún lado leí hace tiempo atrás una cita que decía "Mozart componía para la siguiente ópera, el siguiente estreno. Beethoven, en cambio, para posteridad". Quizás haya algo de cierto en eso.

    Me rompe el corazón su temprana muerte. Haber estado en su último lugar de descanso, el casi completamente abandonado cementerio St. Marx en la periferia de Viena y en la pequeña catedral de la Michaelplatz donde fue su funeral (y donde está su máscara mortuoria), fue una experiencia fuerte de confrontar su mortalidad y temprano final siendo la fuerza de vida que llegó a ser en sus mejores años. Su carita en la máscara mortuoria luce tal juventud y jovialidad, como si durmiera apenas, que rompe el corazón en mil pedazos. Pisar el suelo del hermoso jardín que adorna el lugar que con mayor exactitud los expertos pudieron identificar como su tumba, también me remeció hasta las lágrimas.

    Creo que Mozart fue como una de esas personas especiales que viene a la vida y a la Tierra a entregar su don y se van tan rápido como llegan. Un ángel (sin la conotación religiosa, sino me refiero a la naturaleza del ser). No sé, como siempre, es su música la que habla mejor y más fuerte que ninguna biografía, conclusión, ensayo o teoría. En ella está y vive para siempre su espìritu e incluso si su ambición nunca fue componer para posteridad, sí lo logró y allá donde sea que ahora esté, ha de saber cuánto bien nos hace su arte.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias por tu comentario, Aurora.
      Ya sabemos que el conocimiento de la vida de Mozart está condicionado por la imagen que tenemos de él, y de modo especial, por Amadeus. Es el precio de convertirse en un compositor popular. Ahondando en algunas de sus biografías nos vamos acercando a una idea más real de sus circunstancias, sus sentimientos y su vida.
      Como dices, transitar por los lugares donde vivió y murió (estos aún los tengo pendientes) es una experiencia que te abstrae de todo cuanto te rodea y se te queda grabado de por vida. Y siempre nos quedará si música... por siempre.
      De un mozartiano a una beethoveniana... Un fuerte abrazo :-)

      Eliminar
  3. Creo que los virtuosos tienen eso, esa desvalorización de la sociedad que con ánimo de que todo sea un éxito, si no se les cumple la exigencias, terminan derrotados. Otra cosa , es que a lo largo de los años el sentimiento de poco valor , vemos , que puede ser el mismo para alguien prodigioso cómo para alguien que es más bien usual. Me ha gustado, pues cuando era adolescente, en la habitación de una amiga escuchábamos éstas obras, ella fue quien me las regaló y ahora las revivo con Buenos recuerdos. Un saludo Miguel 😌

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por tu comentario, Keren
      Pienso que, sin conocer en profundidad la biografía de Mozart, Norbert Elias ha logrado hacer un retrato certero del compositor. Este libro está formado por una serie de notas y conferencias que tenía dispersas y forma un conjunto bastante coherente. Siempre es un placer escuchar esta música y me alegra que te haya servido para evocar recuerdos de adolescente.
      Un fuete abrazo :-)

      Eliminar