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El sueño de una noche de verano. De Shakespeare a Britten

Vivimos condicionados por cuanto nos rodea. Desde las circunstancias sociales, familiares y nuestras relaciones personales hasta lo que la naturaleza nos determina. 
Si las primeras varían en cada uno de nosotros y nuestras propias situaciones, la naturaleza, el planeta o el propio sistema solar nos condicionan con algunas de sus manifestaciones. Los cambios estacionales que podemos apreciar en la naturaleza, los fenómenos meteorológicos, como la lluvia, nieve o el calor estival, los ciclos anuales, nos afectan en mayor o menor grado, tanto en lo que nos ofrece como en lo que cada uno de nosotros queramos percibir.
Dentro de los ciclos estacionales, el momento del solsticio de verano marca un momento crítico, la máxima duración del día que se completa con la noche más corta del año, un momento que, desde la antigüedad más remota se ha apreciado, considerado y celebrado. Desde los más antiguos monumentos megalíticos con su orientación solar, las celebraciones célticas o las de las culturas mediterráneas con las hogueras de San Juan, el momento del solsticio supone un momento que tiene algo de magia, de acercamiento a la naturaleza y de celebración de la noche. El permanecer en la noche al aire libre con un mayor margen de tiempo, entablar conversaciones serenas, observar el titilar de las estrellas en el firmamento, oír el rumor de las olas, apreciar el aroma de algunas plantas son sensaciones que nos acercan a la magia de la noche.
Una de las obras más universales que celebran este momento, uniendo la llegada del verano con la ilusión y la magia de la noche es El sueño de una noche de verano de William Shakespeare, una obra que ha tenido una gran difusión e influencia desde hace más de medio milenio y que aún sigue llevándose a los escenarios e inspirando a los creadores.
Entre los compositores podemos destacar la versión de Félix Mendelssohn Ein Sommernachstraum que trajimos a este blog con el mismo título de El sueño de una noche de verano y la de Benjamin Britten también del mismo título.
Te propongo acercarnos en estas noches cercanas al solsticio a la obra El sueño de una noche de verano de Shakespeare y la ópera del mismo título que compuso Britten. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!


Las obras de William Shakespeare continúan ofreciéndonos cinco siglos después de ser escritas las grandes dosis de tragedia y comedia, ternura y crudeza, amor y odio, piedad y horror o realismo y magia que encandilaron a quienes las presenciaron en el escenario.
Dueño de un lenguaje rico y prolífico, sus recursos lingüísticos son tan variados y complejos que contribuyen a presentar como ningún otro escritor lo mejor y lo peor de las pasiones humanas, de elevar a las alturas y sumir en el abismo a los personajes que transitan por los escenarios o, lo que es lo mismo en el escritor inglés, la vida. La ambición, la crueldad o el amor más apasionado se cruzan en sus obras con la duda o la fantasía.
Contrastando con sus grandes dramas y tragedias, A midsummer night's dream (El sueño de una noche de verano) es una obra que nos hace partícipes del halo de magia e irrealidad que la nocturnidad del estío traen consigo.
Escrita, y posiblemente estrenada en 1595, este sueño nos envuelve en cinco tramas entrelazadas con la celebración de la boda entre el duque Teseo de Atenas e Hipólita, reina amazona, que transcurren de forma simultánea en el bosque y en el reino de hadas de Fairyland bajo la iridiscente luz de la luna. Mientras, una compañía de actores aficionados ensaya una obra que llevarán a cabo antes de la boda y ambos grupos acabarán encontrándose en un bosque habitado por hadas que manipulan a los humanos y se involucran y entrometen en sus intrigas.
El inicio de la obra presenta a Hermia, enamorada de Lisandro, que se resiste a la petición de su padre Egeo de que se case con Demetrius, con quien su progenitor ha acordado el enlace, mientras Helena, su mejor amiga, suspira por el amor de este. Egeo invoca una antigua ley ateniense, según la cual, una hija debe casarse con quien su padre elija o enfrentarse a la muerte, mientras Teseo le ofrece la opción de la castidad como vestal de la diosa Diana.
Así, de esta forma, comienza El sueño de una noche de verano de Shakespeare.


A partir del original shakespeariano, Benjamin Britten se embarcó a finales de los años cincuenta del siglo pasado en la elaboración de un libreto en colaboración con su compañero, el tenor Peter Pears, en el que consideraron la fidelidad al texto original, aunque adaptando el argumento a la duración estándar de una ópera, por lo que se vieron en la tesitura de reducir partes de las tramas originales.
La obra fue estrenada en el festival de Aldeburgh en junio de 1960 con la dirección del propio Britten y Pears en el rol secundario de Flute.
En la ópera, el comienzo difiere del de la obra teatral. Comienza con un grupo de hadas que se mueven en la noche por un bosque cercano a Atenas. Allí comienzan a mostrarnos su intenciones:

Por los montes y los valles,
cruzando cercas y verjas,
por las olas, entre el fuego,
a por todas partes, ligera,
más veloz que la luna,
voy a servir a mi reina,
poniendo sus esferillas 
de cristal entre las hierbas.

A las que se responden unas y otras. A la entrada de Puck, uno de los personajes más singulares de los creados por Shakespeare, le interpelan, mientras nos lo describen al público:
O confundo mucho
tu forma y tu figura, 
o eres ese espíritu
astuto y maligno
llamado Robin Goodfellow.
¿No eres tú el que asusta
a las muchachas de la aldea,
descrema la leche,
y a veces,
trabaja en la muela,
haciendo inútil 
que el ama de casa,
sin aliento,
bata la mantequillera
y, a menudo, no deja 
fermentar la cerveza,
extravía a los caminantes
y se ríe de su daño?
¿No eres ese?

Tras ellos entran en escena Oberón y Titania, reyes de las hadas, que entablan un diálogo de desamor con el que concluye la escena.


El enlace pertenece a una representación de la Deutsche Oper Berlin llevada a escena en enero de 2020 con el Coro de niños y jóvenes de la citada organización con dirección musical de Sir Donald Runnicles y dirigida por Christian Lindhorst


En El sueño de una noche de verano, Shakespeare nos abre a esas ensoñaciones de las noches de verano que él traduce en un prodigio de fantasía, ternura e idealismo. Las tramas se cruzan entre las parejas de enamorados que padecen y gozan a causa de las astucias y argucias de los enamorados, mientras se preparan y celebran las nupcias entre Teseo e Hipólita, antiguos enemigos en lides amorosas. Como hemos observado, personajes míticos como Oberón y Titania o el duende Puck se cruzan con las parejas formadas por Hermia y Lisandro y Demetrio y Helena, de tal manera que la obra sigue unas de las máximas de las comedias de Shakespeare«Todo lo que acaba bien, es bueno.»

Procedente de diversas leyendas inglesas, Puck, denominado en ocasiones Robin Goodfellow, es el arquetipo de duendecillo burlón shakespeariano, un personaje bromista, guasón y mentiroso, que ejerce de bufón en la corte de Oberón y tiene la capacidad de crear los más grandes enredos.
Oberón le encarga encontrar una flor cuyos jugo y aroma provoca a quien llegue a olerla o probarla en sueños que, al despertarse se enamore del primer ser que vea. El desconcierto que organiza Puck al no hechizar a quien debía hacerlo se traslada a las tramas que se desarrollan en la corte de las hadas como a las del cercano pueblo donde habitan los humanos.
Shakespeare nos muestra cómo Oberón encarga al travieso duendecillo que ponga en marcha su plan.


Para su ópera, Britten compuso la música a partir de las características de los personajes. A los amantes les rodeó de un mundo sonoro romántico, a las hadas las representa con música etérea, mientras que a los personajes rústicos les escribió una música más sencilla con carácter folclórico. Inusualmente al que se podría considerar el protagonista principal, Oberón, lo creó para voz de contratenor, pensando en el cantante Alfred Deller, cuya voz, eminentemente lírica no alcanzaba notas especialmente altas. 
Titania, en cambio, está pensada para una voz de soprano de coloratura, mientras Puck no canta, es un personaje hablado al que acompañan siempre la trompeta y la caja rítmica.
Inspirada, con la fidelidad que hemos comentado, en la obra de Shakespeare, Britten también hace en su ópera un homenaje a Purcell en el aria de Oberón I know a bank (Sé de una loma) al inspirarse en su obra Sweeter than roses (Más dulce que las rosas).
¿Cómo lleva a la ópera Britten esta escena? En esta ocasión es de una enorme fidelidad con respecto a la obra original.
 

La grabación nos ofrece el aria I know a bank interpretada por el contratenor Christopher Lowrey en una representación llevada a cabo en el Grande Theatre de Géneve con la Orquesta de la Suisse Romande dirigida por Stephen Sloane.


Escrita antes de cumplir los treinta años, parece que Shakespeare conocía distintas fuentes que le inspiraron para esta comedia singular. Por una lado, El descubrimiento de la hechicería de Reginald Scott pudo servir para inspirar el personaje de Puck en Robin Goodfellow (apelativo cuyo significado será algo parecido a Buen compañero), mientras la conocida escena de la transformación en asno se pueden remontar a El asno de oro de Apuleyo o de obras de Plutarco o Chaucer.
¿Qué pudo llevar a un joven Shakespeare a escribir esta comedia? Por un lado hay una parodia sobre los nobles de la corte de Oberón, que se puede considerar una crítica a la nobleza que rodeaba a Isabel I, cuyos matrimonios, organizados como formas de poder entre familias dejaban fuera de lugar el que debe ser su motor y motivo: el amor. Así, el dramaturgo inglés crea una trama en la que tanto los personajes fantásticos, como los mitológicos se alían con la vida, las pasiones y el amor, luchando y venciendo contra lo que en la primera escena de la obra plantea el personaje de Egeo: que en el matrimonio se deba seguir únicamente el deseo e interés familiar de los padres.


Una vez resueltas todas las tramas, la obra de Shakespeare finaliza con un alegato de Puck a los espectadores, al que siguen un canto de Oberón y cae el telón después de otro del propio Puck.


También la ópera de Britten ofrece una gran fidelidad al desenlace del texto shakespeariano, finalizando con intervenciones con textos similares.
Finalizamos este paseo por El sueño de una noche de verano en las versiones de Shakespeare y Britten con el deseo de que el misterio, la magia y la emoción de estos autores nos hayan acompañado en una noche, esta noche, tan especial por ser la noche que vivimos hoy, ahora.


El enlace está interpretado por Tail Ketzef como Titania, Yaniv Elijah Deor en el rol de Oberón y Yossi Zabari como Puck, acompañados por The Moran Choir y The Israel Symphony Orchestra Rishon LeZion perteneciente a The Israeli Opera, todos dirigidos por Daniel Cohen, en una representación de enero de 2018.

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Bibliografía y webgrafía consultadas:

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