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Liszt en Sevilla

Hoy en día es habitual que muchos artistas se conviertan en ídolos de masas. Actores, escritores, cantantes, presentadores de televisión, e incluyo esa figura nueva de los influencers tienen multitud de seguidores que están pendientes de sus trabajos, sus actividades e incluso sus vidas personales.
Si bien tienen un gran número de seguidores a través de sus interpretaciones en las pantallas -de cine (cada vez más pequeñas) o de televisión (cada vez de mayor tamaño)-, sus libros o programas, suelen ser los cantantes los que mayor número de aficionados congregan en sus actuaciones en directo. Llenan auditorios, pabellones e incluso estadios con miles de seguidores enfervorecidos.
Es un fenómeno que no ha dejado de aumentar desde hace décadas, pero cuyo origen se remonta a mitad del siglo XIX con el desarrollo del ferrocarril y los medios de transporte que hicieron posible el movimiento de personas y la creación de una cultura europea que iba más allá de los nacionalismos, en la que los intérpretes se desplazaban de un país a otro, de una ciudad a otra.
Una de estas primeras estrellas de la música fue uno de los grandes virtuosos del piano de toda la historia, de quien publiqué en el blog Franz Liszt, la primera gran estrella de la música donde se podía comprobar que algunas actitudes y gestos de los fans se daban mucho antes de que surgieran las grandes estrellas del rock y del pop.
Entre sus muchos viajes por toda Europa, a finales de 1844 Franz Liszt inició una gira por España y Portugal realizando conciertos por algunas ciudades y finalizando la gira en abril de 1845. Procedente de Madrid y Córdoba, llegó a finales de año a Sevilla donde estuvo varios días en los que realizó algunos conciertos y visitas, recibió un homenaje y participó en una gala benéfica.
¿Cómo eran en el siglo XIX las giras de los grandes artistas? Precursor de las grandes estrellas de la música actual, te invito a conocer detalles de la estancia de Franz Liszt en Sevilla en la gira que le llevó por España y Portugal. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!


Desde muy pequeño, Franz Liszt (1811-1886) demostró que era un niño prodigio del piano. Más adelante, su padre Adam lo llevó por toda Europa durante 1823 y 1824 con apenas doce años imitando los viajes que Mozart realizó con Leopold, su padre. Adam cobraba 100 francos para que el joven tocara en las casas de la nobleza y burguesía, mientras en las tiendas parisinas se vendían grabados del pianista.
Tras la muerte de su padre en 1828, el joven prodigio dejó de realizar esas giras que equiparaba a hacer de «perrito amaestrado» para ganarse la vida impartiendo clases de piano. Así se mantuvo hasta que en 1831 quedó impresionado por una actuación de Niccolò Paganini en la Opéra de Paris y decidió preparar un repertorio de piano que fuera tan virtuoso como el que el violinista utilizaba para deslumbrar a sus oyentes. 
Entre 1839 y 1847 realizó unas giras de conciertos por Europa que le llevaron desde Polonia, Rumanía o Turquía en la zona oriental hasta España y Portugal en la otra punta del continente. Poco a poco, la Lisztomanía, como la bautizó Heine, se extendió por Europa gracias a sus interpretaciones virtuosas y su brillante técnica, pero también por su atractivo personal, su carisma y la intensa emoción que provocaba con sus interpretaciones, con los cambios que introdujo y del que di cuenta en la publicación citada anteriormente. En estas giras no sólo buscaba crear su reputación como intérprete y compositor, sino hacerlas rentables económicamente, para lo que contrató a un representante, Gaetano Belloni, que le gestionaba las actuaciones, las cuentas y su imagen pública.

Caricatura de Franz Liszt por el periódico satírico El Fandango
Para alejarse de París tras su ruptura con Marie D'Agoult -con la que había tenido tres hijos-, Liszt emprendió en mayo de 1844 una gira por el suroeste de Francia que finalizaría junto a la frontera con España a mediados de octubre. En sus cartas, deja ver que durante el verano comenzó a pensar en pasar por Madrid, Cádiz y Lisboa, desde donde partiría hacia Weimar a finales del año. Uno de los objetivos de la estancia en España fue la recaudación de fondos para crear un monumento a Beethoven en su Bonn natal que se inauguraría el año siguiente.
Partiendo de Bayona, la gira se fue organizando y gestionando sobre la marcha hasta pasar por al menos nueve ciudades y los cuatro conciertos pensados originalmente acabaron llegando a casi la cuarenta.
Procedente de Madrid, Liszt partió de Córdoba hacia Sevilla posiblemente el 17 de diciembre de ese 1844, cuando contaba con 33 años de edad y realizó su primer concierto en la ciudad hispalense el día 19.
En Franz Liszt en Sevilla y en Cádiz (diciembre, 1844 - enero 1845) publicado por Máximo Pajares Barón para la Sociedad Española de Musicología (SEDEM) en su volumen nº10 de 1987 podemos seguir una fascinante investigación sobre cómo se desarrolló esta estancia a partir de diversos documentos y los programas de sus conciertos.
El documento de Pajares Barón señala que en el Archivo Municipal de Sevilla se encuentran unos volúmenes que recogen lo acontecido cada año en la ciudad con el siguiente título, variando sólo el año:

DIARIO
de las ocurrencias públicas, y sucesos curiosos e históricos, ordinarios y extraordinarios..., acaecidos en esta Ciudad de Sevilla, en todos y cada uno de los días del año 1844

El tomo 48 correspondiente a ese año fue manuscrito por don Félix González de León y recoge a modo de resumen mensual el 31 de diciembre:

El presente mes fue muy lluvioso, sólo los primeros días hizo algún frío y nieve, lo demás templado a causa de la mucha lluvia que no sólo fue continua sino abundante, que hizo salir el río de su cauce. La salud pública no tuvo alteración, y los campos y arboledas se pusieron verdes y lozanos.

El primer concierto de Liszt en Sevilla se realizó en la tarde del 19 de diciembre y el segundo el día 23 de las que el propio Pajares Barón no refleja el repertorio. Tampoco encuentra datos sobre su alojamiento o los anfitriones de Sevilla. La única información es la fecha y una escueta información sobre el río y estos conciertos:

Día 19 (pág. 117).
Desaguó el río.
Teatro Principal. Concierto de piano, por el Sr. Liszt.

Día 23 (pág. 118).
Teatro. Un francés en Cartagena, y concierto de piano por el Sr. Liszt.

Al día siguiente del primer concierto, el 20 de diciembre, en el Museo se rindió un homenaje al virtuoso pianista. Escrito por el corresponsal de la revista Iberia Musical y Literaria, relata el ambiente en el que se desarrolló entre música y pinturas.

En el relato recogido por Pajares Barón no se especifica ninguna de las piezas que Liszt ofreció a los presentes, pero sí deja claro que tocó composiciones suyas. Es momento de especular con una obra que pudo interpretar en esta reunión y que conecte con Sevilla y su público. 
Franz Liszt había compuesto en 1836 su Rondeau fantastique sur un thème espagnol: El Contrabandista, S. 252, basada en el aria Yo que soy contrabandista de la ópera El poeta calculista del sevillano Manuel García, uno de los más grandes cantantes de su tiempo que estrenó, entre otras obras El barbero de Sevilla de Rossini. Con el tiempo llegó a ser amigo y valedor de su hija Paulina (García) Viardot

Caricatura de Liszt en un concierto en Berlín (1842)
El Rondeau fantastique estaba dedicado a George Sand que escribió el relato Le contrabandier para agradecer la dedicatoria. Es una pieza de una gran dificultad y virtuosismo, casi intocable según algunos pianistas.
Escrita con veinticinco años, está aún más cerca del piano como instrumento de percusión que del legato intenso y emotivo que utilizaría más adelante. Fue concebida como pieza brillante para el final de sus recitales gracias a los saltos vertiginosos y espectaculares, aunque no tuvo el éxito que deseaba.
La interpretación de esta difícil pieza corresponde a la pianista ucraniana Valentina Lisitsa en la que la imagen muestra la compleja e hipnótica interpretación en la que se aprecian los temas españoles de la canción de Manuel García y fue grabada en Hannover en diciembre de 2011.


A finales de la primera mitad del XIX, Liszt fue el primer gran músico que visitaba España, siendo el precursor de la difusión de la música española en Europa, a la que siguieron compositores como Lalo, Bizet, Debussy, Ravel, Glinka o Rimsky-Korsakov, entre otros. No sólo interpretó sus obras, principalmente las fantasías y reminiscencias como la anterior, improvisaciones y caprichos, sino que llegó a componer al menos cinco piezas de inspiración española.

Nicolás Marie Joseph Chapuy. La Catedral de Sevilla desde la plaza del Triunfo, editada en París en 1844.
De las pocas noticias sobre su estado de ánimo al estar en Sevilla durante estos días, Pajares Barón cita el texto de una carta enviada a una amiga sin identificar, recogida a su vez de Franz Liszt's Briefe (Leipzig, 1893) en la que trata de la ciudad:

No me ha dicho usted lo bastante de las maravillas de Sevilla, señora... Gracias a sus deliciosas líneas me encontraba en la mejor situación del mundo, ante todas las obras maestras imaginables, y perfectamente dispuesto a las admiraciones y asombros.

No es nada extraño pensar que el músico húngaro se acercara a la Catedral de Sevilla durante estas fechas, por una parte por su misticismo, que le llevaría en sus últimos años a tomar las ordenes menores; por otra parte, para poder escuchar la música que allí se interpretaba en las fechas navideñas; y por último, por su admiración hacia esta obra de arte. 
La tarde de Nochebuena se cantó en la Catedral según recoge en el tomo del diario de 1844:

La Prima, las Vísperas y los Maitines en la Catedral todo fue a canto-llano, y a las doce de la noche se cantó la Misa (del gallo), que se concluyó a la una, y se cerró la iglesia.

El día de Navidad recoge también:

En la Catedral a las 7 y media se cantó Prima y Misa de la Aurora y a las nueve la Tercia y la Misa con todo a canto-llano.

Sevilla. Vista general de la Catedral desde el Alcázar. Laurent, J. (1860)
Allí disfrutó de la catedral, aunque no pudo apreciar el canto litúrgico en todo su esplendor, ya que las piezas se interpretaron en canto llano, posiblemente porque al haberse ido unos meses antes Hilarión Eslava a Madrid para ocupar su plaza en la Real Capilla de Música, su plaza aún no había sido ocupada por nadie.
También pudo escuchar el órgano de la Catedral interpretado por Eugenio Gómez, a quien dedica unos párrafos en el citado artículo, que además compaginaba el cargo de segundo organista con el de director musical del Teatro Principal, lo que posiblemente influyó en que no fuera nombrado primer organista del recinto eclesiástico.
Afortunadamente Pareja Barón ha podido recoger las impresiones de Liszt durante estos días sobre la Catedral y el Real Alcázar. Es texto finaliza con una recomendación que realiza a quien será su yerno, Richard Wagner, con la construcción de la catedral como modelo a imitar para la creación de su obra operística El anillo de los Nibelungos.


Entre las piezas que Liszt solía llevar a cabo en sus actuaciones se encuentran las paráfrasis. Su Fantasía sobre temas de La sonámbula, la ópera de Bellini, se estrenó en 1831, una transcripción en la que el pianista era experto. En sus paráfrasis, transcripciones y fantasías era capaz de transformar las partes más conocidas de las óperas en una pieza pianística emotiva y memorable en la que las engarzaba en una obra cohesionada donde el público reconocía sus motivos favoritos y se emocionaba con ellos.

Interior de la Catedral de Sevilla. David Roberts, grabado en plancha de acero (1837)
La Fantasía sobre temas de La sonámbula, S 393, está construida en torno a cinco temas de la ópera que resumen en una sola pieza el argumento principal: Amina, una sonámbula que creen infiel a Elvino, el rechazo que provoca la situación, su salvación de morir ahogada mientras caminaba dormida, su reivindicación y la reconciliación con su amado están presentes y concentrados en esta paráfrasis.
Liszt construye la pieza en tres partes que finalizan con la recreación del espectacular Ah! non giunge de la protagonista que siempre levantaba al público de sus asientos.
La interpretación del pianista Han Chen ofrece un equilibrio entre la exuberancia y la sensibilidad con una técnica elegante y colorista. Pertenece a su disco Liszt Complete Piano Music, volumen 41: Transcriptions from Operas editado por Naxos en 2016.


Una vez finalizadas las celebraciones de la Navidad de 1844, Liszt permaneció en la capital hispalense hasta primeros de año para para continuar su gira hasta Cádiz. El día 27 de diciembre se celebró una gala en el mismo Teatro Principal en el que actuó el día 19.
En su artículo, Pajares Barón se centra más adelante en la gala extraordinaria en la que el pianista de origen húngaro participó en la ciudad en el Teatro Principal, el eje de la vida teatral y operística de Sevilla durante el XIX hasta que fue reemplazado por el Teatro San Fernando
Construido a finales del XVIII, el Teatro Principal se encontraba en la calle Muela, hoy O'Donnell, con otra salida a la calle Sierpes donde se restauró a mediados del XIX y se transformaría en el Kursaal en 1910 para acabar reconvertido en el Teatro Cine Palacio Central en la década de 1940 donde estuvo en activo hasta 2003. Es el local donde están actualmente las firmas Mango y H&M.


Pajares Barón transcribe el programa de esta sesión nocturna en la que se mezclaron música orquestal, teatro y actuaciones de Liszt. De la obra que abre la velada no se saben detalles, mientras que la que comienza la segunda parte, Sinfonía del Nabuco podría indicar en aquella época bien la obertura, bien una serie de fragmentos de la ópera. Esta intervención muestra que el teatro tendría orquesta propia, ya que en los programas que se conservan era habitual que se interpretaran piezas orquestales.
También nombra dos obras de teatro que estaban en cartelera en aquellos días y que daban un carácter heterogéneo a este tipo de funciones.

Interior del Teatro Principal, ya reconvertido en el Palacio Central
De las cuatro piezas que interpretó en esta velada el pianista húngaro ya has podido escuchar la primera de ellas, una de las paráfrasis que tanto éxito vieron entre los aficionados a la ópera y la música. 
El Gran galop cromático, S. 212 es otra de las obras que utilizaba para deslumbrar en sus giras por Europa dada la exigencia y brillantez que tenía. Fue publicada en 1838 en la versión para piano solista, aunque realizó una versión para dos pianos. El uso de los matices cromáticos contribuye a aumentar el efecto de virtuosismo y creaba un efecto arrebatador en el público.
La interpretación de este Gran Galop Cromático está a cargo de nuevo de Valentina Lisitsa que lo incluye en su DVD Black & Pink. Si es arrebatador escuchar la música, seguir las manos de la pianista rusa es también hipnótico, igual que lo sería en su tiempo las de Liszt.

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Bibliografía y webgrafía consultadas:

10 comentarios:

  1. ¡Qué delicia, Miguel!

    Me ha encantado ese viaje entre partituras y adoquines sevillanos. Reconozco que no conocía gran cosa de Liszt más allá de su nombre y su aureola de virtuoso (lo cual dice poco de mi cultura musical, pero mucho de mi humildad, ¿no? 😅). Y sin embargo, me he dejado arrastrar por la sonata de datos, detalles y contexto que compones aquí con una precisión y una armonía dignas de un buen director de orquesta.

    Hay algo fascinante en esa idea de que Liszt fuera una especie de rockstar del XIX, con todo el carisma de un influencer sin stories, pero con una técnica y una presencia capaces de provocar fiebre colectiva. Y más aún, ver cómo se tejía ya entonces esa red europea de cultura compartida que hoy echamos tanto de menos.

    Lo que más me ha tocado, quizá por deformación literaria, es esa escena de las velas en la Catedral de Sevilla, en plena misa del gallo, mientras un genio extranjero escucha con devoción el canto llano. Hay ahí una imagen poderosa: un artista que lo ha tocado todo, que deslumbra al mundo, pero que se deja empapar también por la sobriedad, por el recogimiento, por lo que no brilla, pero permanece. Eso también me parece profundamente musical.

    Y ese dato final… pensar que aquel Teatro Principal donde sonó Liszt ahora es un H&M, tiene algo de acorde disonante. Como si el eco de un galop cromático se perdiera entre percheros de temporada. Un contraste brutal que, más que restar, deja una última nota nostálgica sobre cómo se transforma el escenario del arte sin que siempre sepamos conservar su resonancia.

    Gracias por hacernos de guía una vez más. Leyéndote, hasta un analfabeto musical como yo siente que flota alguna nota bajo los párpados.

    Y aquí estoy, escuchando esos vídeos que has subido, de fondo. Una maravilla.

    Un abrazo fuerte, tocayo.

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    1. Mil gracias, Miguel.
      Sé que es una publicación que no invita precisamente a leer por los casi ciento ochenta años de tiempo que han pasado desde entonces, pero me llamaba la atención el hecho de poner la mirada en lo que tienen de común y diferente este tipo de giras, lo accesorio y lo inmutable. En la publicación que comento y enlazo trato de cómo Liszt se convirtió en la primera estrella de la música y lo que sus fans (especialmente las mujeres) llegaban a hacer en aquel tiempo. Creo que ni hoy se comportan así.
      En cuanto a los cambios, las veces que he estado en Mango o H&M, desconocía el uso que tuvo antes el edificio. Estoy deseando volver y sentir el peso/paso del tiempo.
      Un fuerte abrazo, tocayo :-)

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  2. Hola, Miguel, no conozco mucho de este autor (bueno, y de música en general), así que ha sido gratificante leerte para aprender un poco. También he escuchado algo de ese piano, madre mía, difícil sintonía. (Cómo me gustaría saber tocar el piano).
    Gracias por mostrarlo.
    Un abrazo. 🤗

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    1. Gracias a ti por el comentario, Merche. Lo importante en estos casos es poder disfrutarlo y confío en que lo has logrado. Es hipnótico seguir la música de Liszt cuando se pone en plan virtuoso y Valentina Lisitsa lo muestra en sus interpretaciones.
      Un fuerte abrazo :-)

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  3. Me ha gustado, como siempre, tu post. En él mezclas tantas artes juntas: la música, la literatura... y todo ello unido mediante la historia y la biografía de un músico tan grande como es Liszt. Me parece muy interesante

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    1. Gracias, Patricia Inés. Viniendo de ti y conociendo tus conocimientos y pasión por la música me alegra tu comentario.
      Un fuerte abrazo :-)

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  4. ¡Hola Miguel! Has hecho un ensayo histórico-cultural fascinante donde combinas erudición, narrativa y un toque de divulgación amena. Me parece un trabajo muy bien documentado, que logra transportarte al siglo XIX para explorar no solo la figura de Franz Liszt como precursor de las estrellas musicales modernas, sino también el contexto cultural y social de Sevilla en 1844.
    Trazas un paralelismo entre la "Lisztomanía" del siglo XIX y el fenómeno de los ídolos de masas actuales, lo que hace que el relato sea relevante y accesible para un público contemporáneo. Comparar a Liszt con estrellas del rock o influencers es un acierto.
    La descripción de la ciudad en 1844, con detalles como el clima lluvioso, el desbordamiento del río o las ceremonias en la Catedral, crean una atmósfera que te hace vivir en persona aquellos tiempos.
    Me encantan los detalles como las caricaturas de Liszt, su relación con personajes como George Sand o Manuel García, o la especulación sobre piezas como el Rondeau fantastique. Estos elementos hacen que Liszt no se sienta como una figura lejana, sino como un personaje carismático y complejo.
    La inclusión de referencias a grabaciones modernas (como las de Valentina Lisitsa o Han Chen) es un guiño interesante para conectar pasado y presente,
    Gracias por compartir buenos contenidos.
    Un abrazo fuerte. :)

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    1. Muchas gracias por tu comentario, Marcos.
      Giras como las que hacía Liszt son precedentes de las actuales y muestran que lo que se hacía hace ciento ochenta años se sigue realizando en la actualidad con sus diferencias y semejanzas y tienen allí su origen. Era el momento en que se comenzaban a realizar intercambios culturales por toda Europa que nos acercan a la primera fase de internacionalización de una cultura común.
      Un fuerte abrazo :-)

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  5. Súper interesante.
    Con tu permiso, se lo paso a mi hija, que toca el piano, para que se lo lea.
    Un abrazo!!!

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    1. Muchas gracias, Verónica. Confío en que le guste.
      Un fuerte abrazo :-)

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