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#OperaEnZapatillas: Madama Butterfly

Hay obras que entran a formar parte de nuestra cultura y terminan siendo parte de nosotros cuando la conocemos, apreciamos y descubrimos una serie de factores que la hacen próximas a nuestra condición.
¿Quién de nosotros no ha sufrido los momentos de espera? ¿Quién no ha experimentado en algún momento la sensación de abandono? ¿Acaso no forma parte de nuestras vidas la ilusión sobre los proyectos que tenemos en mente? ¿No nos hemos enfrentado todos a momentos de decepción respecto a personas o a situaciones? Estas sensaciones y sentimientos los podemos encontrar en algunas obras que nos hacen que nos sintamos identificados cuando las apreciamos.
La ópera Madama Butterfly refleja todas estas sensaciones de una manera singular que hace que cuando la conozcamos la sintamos cercana a nosotros, como si fuera una obra que estuviera compuesta pensando en situaciones y problemas que, aunque llevados al extremo, forman parte de nuestra forma de ser y sentir.
En esta nueva publicación de la serie Ópera En Zapatillas nos acercaremos a Madama Butterfly con la idea de disfrutarla y poder asistir a una representación en directo si se te presenta la ocasión en algún momento. Si no lo has hecho nunca, es una ocasión inolvidable. 
Te propongo un acercamiento a la ópera Madama Butterfly de Puccini con textos relacionados con la creación de la obra a partir de la correspondencia que se cruzó entre el compositor y sus colaboradores y algunos de los momentos musicales más destacados. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!


En las estadísticas de los últimos años, Madama Buttefly aparece siempre en los primeros lugares en cuanto al número de producciones y representaciones que se han llevado a cabo. En los últimos cinco años se ha llevado al escenario en una media de unas cuatrocientas setenta representaciones en más de un centenar de producciones en cada uno de esos años, situándose entre el quinto y séptimo lugar en cuanto al número de representaciones que se han llevado a cabo a lo largo de nuestro planeta.
La historia de la joven japonesa Cio-Cio-San y el teniente americano B. F. Pinkerton no ha cesado de representarse desde su malogrado estreno en el Teatro Alla Scala de Milán en 1904.
Tras el exitoso estreno de Tosca en 1900, Giacomo Puccini se planteó realizar una ópera que rompiera con las que había compuesto anteriormente. A partir de ahí, comenzó una búsqueda errática para hallar un tema, un estilo y ese lugar tan difícil de encontrar en que la música llega donde no llegan las palabras.
Finalmente encontró un argumento a partir de un texto que había sufrido diversas transformaciones. En 1887, el escritor y oficial de la marina francés Pierre Loti publicó una obra semiautobiográfica con sucesos acaecidos en Nagasaki, Madame Chrysanthème cuya protagonista femenina era Ki-Hou-San. Basado en ese texto y en los recuerdos de su hermana, que estaba casada con un misionero metodista en Japón, el autor abogado y escritor John Luther Long escribió el cuento Madame Butterfly, publicado en 1898. Fue a partir de esta obra que uno de los dramaturgos más innovadores de Broadway, David Belasco escribió y llevó al escenario del Teatro Herald Square neoyorquino la obra homónima en 1900.
Meses después la llevó al Duke of York's Theatre de Londres, donde Puccini fue a presenciarla, quedando impresionado por la historia.

Reparto de la obra de David Belasco para el estreno en Nueva York y Londres

Cruce de miradas, relaciones e intercambios. Zaragoza 2010 es un libro presentado y coordinado por el profesor especializado en pensamiento chino de la Universidad de Granada y editado por esta institución en el que se recogen en cincuenta y cinco capítulos elaborados por distintos profesores universitarios que tratan temas relacionados con los países del lejano oriente que abarcan la antropología, arquitectura, el arte, las ciencias de la salud, los estudios de género, la historia, la lengua y la literatura, el pensamiento, la política y la traducción. 
En tan vasto y detallado estudio, el Capítulo 15 tiene un título que describe a la perfección su contenido: Madama Butterfly, una aproximación a la ópera a través de las fuentes epistolares y está escrito por la profesora de la Universidad de Zaragoza Luisa María Gutiérrez Machó
Para conocer más sobre la génesis de Madama Butterfly nos acercamos al siguiente texto por el que transitan el propio Puccini y Giulio Ricordi, el más importante de los editores musicales italianos -o mundiales- de la época.


Cio-Cio-San, la Butterfly de Puccini, es uno de esos personajes que transitan entre un crecimiento y una maduración dignos de admiración durante el transcurso de la obra y una vulnerabilidad tremenda.
En alguna ocasión, Puccini llegó a manifestar que él no estaba hecho para realizar acciones heroicas: «Me gustan los seres que tienen un corazón lleno de ilusiones y esperanzas, como el nuestro, con sus momentos de melancolía y alegría, que lloran sin sollozar, que sufren con una amargura interna». Estas palabras se adaptan de manera singular a protagonista de esta ópera, a la dignidad con la que se enfrenta a su situación, a las ilusiones que muestra y a la fortaleza y debilidad con que, simultáneamente, afronta las situaciones.
Cio-Cio-San es una de las protagonistas mas jóvenes del repertorio operístico, pues en el primer acto tiene quince años, mientras en el segundo y tercero cuenta ya con dieciocho. Con esta edad vive un auténtico drama, una debacle personal que oscila entre el ostracismo al que la somete su familia por casarse con un occidental, la soledad al que la ausencia de su esposo la condena y el engaño amoroso que su inocencia no le hace advertir, dolorosa y cruelmente, hasta el final de la obra.
El Acto I finaliza con un gran dúo de amor entre la protagonista y su esposo Pinkerton antes de partir y que es una de las piezas más bellas de esta obra. Una Madama Butterfly enamorada, pide su amor, casi suplicante, como si, de alguna forma intuyera el abandono y la traición que va a padecer, pero que, bajo ningún concepto, puede dejar de sentir una pasión que lo llena todo. Puccini logra transportar a los espectadores con su música en un carrusel de emociones del que es imposible evadirse.
La soprano Ermonela Jaho, una de las voces más consolidadas del momento actual, interpreta el dúo final del primer acto Vogliatemi bene (Ámame, por favor) con el tenor Marcelo Puente como Pinkerton en una representación que se llevó a cabo en el Royal Opera House de Londres.



La composición de Madama Butterfly no estuvo exenta de dificultades. Tras el éxito de Tosca, Puccini volvió a contar con los libretistas Luigi Illica y Giuseppe Giacosa con los que había colaborado en La Bohème y que se volverían habituales en las siguientes producciones. 
Más de un año se demoró el acuerdo económico en que Belasco cedía los derechos al compositor nacido en Luca y que se amplió cuando este último tuvo un accidente con uno de los primeros automóviles que llegaron a Italia y hubo de permanecer varios meses convaleciente, aunque no dejó de trabajar en la nueva producción.
Alrededor de tres años duró la composición de una obra que, en un primer momento, iba a desarrollar el primer acto en Estados Unidos, el segundo entre la casita de Cio-Cio-San y la casa del embajador y el tercero, de nuevo en la residencia de Butterfly.
Se van perfilando los personajes principales que acompañan a la geisha: Benjamin Franklin Pinkerton, teniente de la marina, el esposo americano que la abandona para casarse en su país tras el primer acto. Un personaje que adquiere una casa a perpetuidad con la opción de anular la compra cada mes o que promete a su joven esposa regresar con una mentira dolorosa ("volveré cuando haga el nido el petirrojo").
Sharpless, el cónsul de Estados Unidos en Nagasaki, un personaje que no tiene una intervención vocal importante, pero cuyo valor estriba en que, en cierto modo, actúa sobre la conciencia de cada personaje: aconseja a Pinkerton que no rompa el corazón de Butterfly, o se duele y conmueve cuando acude a leerle a ella la carta de su desaparecido esposo tres años más adelante.
Goro, el casamentero del que hablarán los protagonistas en el texto siguiente, o Suzuki, la abnegada criada de Cio-Cio-San van tomando forma y personalidad.
Continuando con el relato de Luisa María Gutiérrez, asistimos a algunos momentos en que relata cómo se llevó a cabo la creación de esta ópera que quedó reducida para su estreno en Milán en dos actos en lugar de los tres inicialmente pensados.


Durante gran parte de la ópera, Puccini desarrolla la técnica del parlato en la que los personajes van interviniendo en diálogos que se acercan más al habla habitual que al canto melódico y virtuosístico del periodo belcantista y en el que van dando a conocer su personalidad y su forma de ser en momentos cargados de languidez y lirismo.
Esta técnica no impide que se desarrollen momentos tan intensos como el dúo final del acto I que nos acompañó anteriormente o el que quizás sea el más reconocido de Madama Butterfly.
Un bel di vedremo (Un hermoso día veremos) es uno de los momentos más emocionantes, sobrecogedores e inolvidables de la música operística. El aria se desarrolla en una dicotomía extrema en la que, por una parte, Butterfly sostiene una actitud optimista e ilusionada mientras busca en el horizonte marino el barco que traerá a su amado esposo, idealizado después de tres años de ausencia, mientras, por otra, el espectador sabe que Pinkerton ha abandonado a Cio-Cio-San por la que él considera una auténtica esposa americana.
Puccini comienza la melodía con un pianissimo, algo inusual para la pieza sobre la que girará la obra. Poco a poco crea un crescendo que culminará con un forte en la parte final, un grito desgarrador que muestra la esperanza sin límites de la protagonista. Esta confianza desaparece poco a poco, cambiando la armonía a fa menor y con la presencia de las trompetas con sordina que anuncian la tragedia que se avecina inmediatamente.



La versión que nos acompaña de Un bel di vedremo está interpretada por la soprano Ying Huang perteneciente a la adaptación cinematográfica de la ópera dirigida por Frédéric Mitterrand en 1995 y coproducida entre Francia, Alemania y el Reino Unido.


Tras unos ensayos memorables y en contra de lo que los autores pensaban, el estreno de Madama Butterfly fue el mayor fracaso en la carrera de Puccini. Aún así, el compositor, sus libretistas y el editor Ricordi estaban convencidos de la calidad de la obra y se aprestaron a realizar algunas modificaciones. El segundo acto que tenía una duración de más de noventa minutos fue dividido en dos actos y se llegaron a realizar modificaciones que no cambiaron la obra en lo esencial.
De todas formas, Puccini solía realizar algunos cambios cada vez que la obra se estrenaba en un nuevo escenario para adaptarla al lugar y los intérpretes. Finalmente llegó a realizar hasta cuatro nuevas versiones para llegar a la que se consideró la definitiva, consiguiendo que la obra quedara como una de las más queridas del maestro de Luca y que ha recorrido todos los grandes escenarios operísticos del planeta.
La creencia en la ópera, la lucha del compositor y sus libretistas Giacosa e Illica -La Santísima Trinidad les llamaban- junto con el editor lograron llevar hacia el triunfo una obra que sabían tenía una calidad insuperable.
Continuamos con el trabajo de Luisa María Gutiérrez Machó en el que relata el fiasco del estreno y la lucha por llevar al triunfo la obra. Finaliza su trabajo con una reflexión a partir de una conversación de un comentarista de la obra con un japonés al que le pregunta si considera válida la obra para representar la cultura japonesa.
Una anécdota nos acerca a su complicidad con quienes asisten a presenciarla. Tras el ataque japonés sobre Pearl Harbour durante la Segunda Guerra Mundial, el Metropolitan Opera House de Nueva York decidió no programar esta ópera al considerar que el público no empatizaría con una joven japonesa despreciada por un militar americano. Sin embargo, a pesar del conflicto continuó programando las óperas de Wagner durante ese periodo bélico.




Para poder apreciar y disfrutar más esta ópera, te presento algunos consejos para tener en consideración:
-Conoce la obra, su creación y argumento. Saber de qué trata la obra, cuál es su desarrollo ayuda siempre a disfrutarla. En los teatros de ópera siempre se entregan folletos con el argumento y se conoce el desarrollo de la obra completa antes de comenzar. Aquí no hay spoilers.
-Elige el momento adecuado para verla en casa. Sabiendo la duración, siempre es interesante planificar cuándo verla, dedicándole una tarde o una noche en que podamos seguirla completa.
-Elige el dispositivo que mejor te venga. Los enlaces de este blog están en Youtube, por lo que puedes verlos siempre en el que desees, incluso en la pantalla de una SmartTV.
-En cuanto a los idiomas, habitualmente están subtituladas en nuestro idioma o pueden elegirse desde la función de ajustes y en los teatros, suelen estar subtituladas para los espectadores.


Aunque se puede encontrar en la red en multitud de páginas web, te enlazo un argumento de Madama Butterfly en una publicación del Teatro Real de Madrid.
Busca ese momento que mejor te dé la oportunidad de disfrutar de esta ópera con la tranquilidad y comodidad de estar en casa, en zapatillas y, si tienes la oportunidad, asiste a una representación conociéndola. Será una experiencia inolvidable.

El enlace con la obra completa, con subtítulos en castellano pertenece a una representación que se llevó a cabo en el Teatro Bellas Artes de México con Maribel Salazar como Cio-Cio-San, José Ortega en el rol de B. F. Pinkerton, Encarnación Váquez como Suzuki y Jesús Suaste en el papel el embajador Sharpless entre los intérpretes principales, con la dirección musical de Ivan Anguélov

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Bibliografía y webgrafía consultadas:

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