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Feliz Día de las Bibliotecas

#DiaInternacionaldelasBibliotecas
#DiadelasBibliotecas

Pocas invenciones son tan felices como el libro y pocos conceptos o lugares lo son tanto como las bibliotecas.
Situarnos ante una colección de libros es encontrarnos frente a una gran cantidad de posibilidades que nos abren un universo de sensaciones, historias y vidas que vivir, que enriquecen nuestra existencia aportándonos una disparidad de puntos de vista convergentes o divergentes con el nuestro.
Cada año, el día 24 de octubre una serie de países celebramos el Día Internacional de las Bibliotecas, una jornada que invita a acercarnos a alguna biblioteca pública, compartir alguna incursión por libros que nos han marcado, escribir sobre bibliotecas y libros o a compartir algunas publicaciones que nos hayan llamado la atención. Si lo haces, no olvides etiquetar #DiaInternacionaldelasBibliotecas.
Te invito a celebrar el Día Internacional de las Bibliotecas acercándonos al origen de la celebración y a compartir algunos textos sobre ellas. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!

Real Gabinete Portugués de Lectura. Río de Janerio (Brasil) (1887)

En un mundo tan globalizado es habitual encontrar en muchas ciudades y poblaciones más pequeñas bibliotecas públicas donde poder encontrar esos libros que estamos buscando o algunos con los que no contamos y se convierten en deliciosas sorpresas, además de otras actividades que se realizan en muchas de ellas con el fin de abrir a un público más amplio su oferta cultural.
La historia de cómo llegaron a crearse y desarrollarse parte de un momento cercano en el tiempo que, con sus saltos hacia adelante y hacia atrás, se remontan a un pasado lejano. Bibliotecas de Mesopotamia o las particulares que se encontraban a lo largo de las ciudades griegas convergen en la más mítica de todas, la Biblioteca de Alejandría, una institución que representó en su momento el punto más álgido de la sabiduría de todo el mundo antiguo y que se halla cargada de los misterios de su construcción, los pergaminos que atesoraba y su destrucción.
Pero, en lugar de esta biblioteca fabulosa -en todas sus acepciones-, vamos a centrarnos en las aquellas que la siguieron, despojadas ya de su pátina de misterio y leyenda.

Biblioteca del Trinity College en Dublín (Irlanda) (1592)


En El giro, Stephen Greenblatt centra su mirada en el descubrimiento de un libro, De rerun natura del escritor romano Lucrecio, un manuscrito que se consideraba perdido y cuyo inesperado hallazgo por Poggio Bracciolini contribuyó a la entrada con mayor fuerza de lo que se llamó el Renacimiento y el nacimiento del pensamiento moderno que sustituyó al medieval que dominaba al continente de comienzos del siglo XV. El giro es la historia de este descubrimiento y cómo se tambalearon los cimientos de un pensamiento medieval que estaba ya anclado en el pasado e irremediablemente condenado a la desaparición.
Además de los detalles que se conocen del descubrimiento del manuscrito de Lucrecio, El giro presenta un interesante fresco del mundo romano y su pensamiento a través de los libros, así como de Florencia, la ciudad más adelantada a su tiempo en el pensamiento renacentista, además de reseñar los movimientos culturales, filosóficos y literarios que se desarrollaban en su seno.
Stephen Greenblatt nos acerca a la creación de la primera biblioteca pública que se llevó a cabo en Roma por Asinio Polión, así como las que se fueron desarrollando más adelante a lo largo del imperio siguiendo su modelo tanto arquitectónico como funcional.

¿Por qué motivo se celebra el Día Internacional de las Bibliotecas en esta fecha concreta?
Fue en el año 1997 cuando comenzó a celebrarse esta efemérides que surgió como reacción a la destrucción y pérdida entre bombas y cenizas de una biblioteca, como una lucha contra la desaparición de miles de escritos que custodiaban la cultura, las creencias y la memoria de todo un pueblo.
En 1992, en plena guerra de los Balcanes, la Biblioteca Nacional de Sarajevo (Vijecnicaquedó asolada debido a los bombardeos sobre la ciudad. La imagen del centro cultural y la ciudad destruidos quedó grabada en la memoria de muchos cuando el músico de Bosnia-Herzegovina Vedran Smailovic estuvo interpretando entre las ruinas y escombros el Adagio en sol menor de Albinoni para llamar la atención sobre el bombardeo indiscriminado y el asesinato de veintidós personas que estaban esperando en la fila para recibir pan el 26 de mayo de ese mismo año.
La imagen de Vedran Smailovic, conocido desde entonces como el Chelista de Sarajevo, quedó como símbolo de aquel memoricidio, la palabra acuñada por el médico croata Mirko D. Grmek ante la Asamblea de las Naciones Unidas para manifestar la cruel práctica consistente en la destrucción de la memoria y acervo cultural de un pueblo.
A partir de esta actuación reivindicativa, el pianista y compositor David Wilde creó su Op. 12 The Cellist of Sarajevo, una obra para el citado instrumento que evoca la iniciativa de Smailovic. Nos acompaña una grabación realizada por Yo-Yo Ma, uno de los más grandes intérpretes de este instrumento, en un montaje que incluye fotografías históricas de la actuación en la asolada Biblioteca de Sarajevo.


Las bibliotecas evocan un universo que, como señalaría Borges en su obra La biblioteca de Babel, se nos antoja infinito en su capacidad de ofrecernos sensaciones, historias y conocimientos que nunca llegaremos a completar.
Cruzar el umbral de una biblioteca es adentrarnos en procesos misteriosos que cada lector -y cada escritor- siente, evoca y visualiza de una forma distinta.
Nos acercamos a La biblioteca secreta, del que podríamos considerar uno de los libros menores de Haruki Murakami, una publicación destinada al público juvenil cuyo protagonista es un muchacho que acude a la biblioteca de su barrio con la intención de curiosear entre los estantes y que se tropieza con un extraño y furibundo anciano bibliotecario que lo lleva por un laberinto de salas en lo que acabará convirtiéndose en una turbadora pesadilla kafkiana que, como suele ser habitual en el escritor japonés, acaba tratando sobre los temas de la pérdida y la soledad en la que nos encontramos en la sociedad actual. 


Una de las características de las bibliotecas es el silencio que reina en ellas para facilitar la concentración de los lectores, aunque en ocasiones este estado queda trastocado por alguna celebración con que se desea unir la afición a la lectura con alguna otra actividad artística como la música o la pintura, la creación de clubs de lectura para profundizar en algunos temas o autores o, simplemente, atraer a nuevos lectores como son los casos de los cuentacuentos con que algunas instituciones buscan fidelizar a un público más joven.

Biblioteca Pública de Stuttgart (Alemania) (2011)

Si el día 24 de octubre se celebra el Día Internacional de las Bibliotecas, el día siguiente se conmemora el Día Mundial de la Ópera, auspiciado por diversas instituciones operísticas que tomaron la iniciativa de dedicar una jornada actual a este arte desde el año 2019.
Nos acompaña una actuación llevada a cabo en la Biblioteca Clarà de Barcelona en 2011 con motivo del Día Internacional de la Ópera que se celebraba en aquellos años el día 8 de mayo. La soprano Elvira Sánchez interpreta ataviada como una empleada, en una suerte de flashmob, el aria Quel guardo il cavaliere de la ópera Don Pasquale de Donizetti, una de esas piezas que se interpretan mientras la protagonista está leyendo un libro, conformando una simbiosis perfecta entre literatura y ópera. La acompaña al piano Efrem García y dirige esta interpretación grabada en formato doméstico Edgar Villanueva.


Una actividad tan exclusivamente humana como es la lectura se beneficia sustancialmente con la existencia de las bibliotecas como herramientas que facilitan la lectura de aquellos libros que deseamos y que, poco a poco, irán conformando nuestra propia biblioteca emocional y sentimental. Si bien es cierto que hay libros que pasan por nosotros sin dejar apenas huella, otros dejan un poso profundo en nuestra vida, conformando nuestra personalidad literaria.
La biblioteca personal representa la colección de libros que hemos leído a lo largo de nuestra vida y que han dejado una huella en nosotros, ayudándonos a conformar nuestros gustos, aficiones y en gran medida nuestra personalidad.
Los libros que hemos adquirido y tenemos en la biblioteca de nuestro hogar, unidos a todos los que hemos ido leyendo a través de préstamos de las bibliotecas públicas o de nuestros familiares, amigos y conocidos van modelando nuestra biblioteca personal, una biblioteca que ha ido cambiando desde aquellos libros que leíamos en nuestros primeros años en que nos iniciábamos en la lectura hasta llegar a los que leemos, junto a aquellos que tenemos anotados en una lista mental y que, lo sabemos, leeremos más temprano que tarde.
Realizar el ejercicio de pasar esa biblioteca personal de nuestra mente a un documento escrito es una actividad enriquecedora que nos ayuda a ser más conscientes de nuestros gustos e influencias. Desgraciadamente, la continua prisa y la velocidad a la que nos movemos en el devenir diario nos impide llevar a cabo una actividad que redundaría en nuestro propio beneficio. Aún así, siempre podemos plantearnos unas preguntas claves: ¿Cómo sería mi biblioteca personal? ¿Qué libros y por qué razones estarían en ellas? ¿Cuáles serían los imprescindibles?

Biblioteca Central de Vancouver (Canadá) (1995)


En su lugar, nos acercaremos a uno de los más grandes lectores del siglo XX, Jorge Luis Borges. Cuanto falleció el escritor argentino había realizado los prólogos a los sesenta y cuatro libros de la colección de los cien que formarían la colección que él mismo había escogido con aquellos que más habían influido en su vida.
Así, al año siguiente se publicó póstumamente Biblioteca personal con la citada reseña de prólogos de libros que se caracterizan por mostrar un variopinto retablo que su insaciable curiosidad llegó a explorar en tan diversos estilos de libros.
No nos acercamos a ninguna de las reseñas que aparecen en la publicación, sino que nos quedamos con la declaración de intenciones que el escritor argentino desarrolla en su prólogo.


Finalizamos esta publicación sobre el Día Internacional de las Bibliotecas con otra incursión de la música en las mismas, de nuevo en forma de flashmob. Se trata de una interpretación en idioma swahili de la canción tradicional Wana Barake que el coro de gospel Good News dirigido por Mario del Campo realizó en la sala de lectura de la Biblioteca Pública de Valladolid en junio de 2012 la víspera de la celebración del Día Europeo de la Música ante la sorpresa de los asistentes.
Feliz Día de las Bibliotecas, feliz configuración de la biblioteca personal y, de camino, feliz Día Mundial de la Ópera.

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Bibliografía y webgrafía consultadas:
  • Greenblatt, Stephen. El giro. Traducción de Joan Rabasseda y Teófilo de Lozoya. Editorial Crítica. Barcelona, 2014. 
  • Haruki Murakami. La biblioteca secreta, traducción de Lourdes Porta e ilustraciones de Kat Menschik. Editoral Libros del Zorro Rojo, Barcelona, 2014.
  • Borges, Jorge Luis. Biblioteca personal, Alianza Editorial, Madrid 2002.

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