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Cántame una nana

La tradición oral ha servido durante cientos de generaciones para transmitir una serie de valores, historias, costumbres y conocimientos. Así se han difundido la memoria colectiva y la identidad cultural a través de los años con diversas modificaciones para adaptarse, por una parte a los cambios sociales que se iban produciendo, y por otra, para acomodarse a las particularidades y singularidades de cada comunidad o grupo social (familia, localidad, región o país).
No debemos olvidad que, además en esa transmisión hay un factor particular y humano que desarrolla una interacción y conexión personal que, en muchos casos es determinante de por vida.
Las nanas forman parte de esa tradición oral que se remonta a los inicios de la humanidad y poseen una serie de patrones, claves y motivos propios que se han desarrollado en todas las culturas. Así nuestras canciones de cuna o nanas tienen su equivalencia en la ninna o nanna italiana, la lullaby anglófona, la Wiegenlied alemana o la berceuse de la cultura francesa.
Te propongo reflexionar sobre las nanas con algunas populares y otras de escritores consagrados y algunas versiones musicales clásicas. Nos acompañan obras de Federico García Lorca, Rafael Alberti, Rosa Conde, Manuel de Falla, Brahms y Arvo Pärt. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere! 


La finalidad primordial de la canción de cuna es ayudar a conciliar el sueño a los niños pequeños. La unión de la voz maternal -el primer vínculo entre el recién nacido y su madre- con el balanceo en los brazos o de la cuna, las primeras palabras que se le dicen al pequeño y el ritmo pausado y cadencioso favorecen la llegada del sueño a través de esa voz reconocible y protectora.
Las nanas se podrían agrupar a partir de varios criterios. Por una parte, las que se cantan a los niños recién nacidos o a los que son algo más mayores. Para los primeros, es más importante el sonido de la voz materna -o de un familiar directo como padre o abuelas- que el mensaje en sí, nada inteligible en el que se usan palabras con una carga afectiva o diminutivos.
En algunos casos se atemoriza a los niños para que se duerman, aunque éstos no sean conscientes del mensaje. Es el caso de esa nana que dice:

Duérmete, niño,
que ahí viene el coco,
y se lleva a los niños
que duermen poco.
 
El conocimiento del niño hacia la madre viene antes por el sonido de su voz que por su propio rostro, quizás oída desde el seno materno. Poco importan las palabras en estas nanas para los recién nacidos, sino el hecho de que la madre lo acuna, lo mece y le cante en un diálogo entrañable a la hora de dormir. Forman parte de la urdimbre primigenia, según Rof Carballo y, en palabras de Gabriel Celayaperduran en la mente y el afecto más que las que podamos aprender después


La tradición oral de estas piezas refleja múltiples aspectos de las intenciones de las nanas. Por una parte, reflejan inequívocamente el amor de la madre -padre, abuela...- por el niño como en este caso muy conocido.


O esta segunda canción de cuna:


Con el paso del tiempo, este carácter tradicional asociado a la idiosincrasia de los grupos y culturas avivó el interés de escritores y músicos por este tema, llevando a sus textos y composiciones estos poemas cantados. Así, en algunas nanas como esta de Federico García Lorca encontramos un nuevo tema, el arrullo y el llanto, el cariño y la ausencia, el dulce sonido para dormir mezclado con el dolor convertido en sueño. En el fondo, es un poema-canción para proteger y arropar, pero sin intención de ocultar las condiciones que nos deparará la vida, que se muestra como un reflejo de los sentimientos de quienes las cantan.


Especialmente a partir de comienzos del XIX, algunos compositores alemanes se comenzaron a interesar por este tipo de obras, sobre todo a partir de Brentano, Beethoven y Brahms, como una manera de conectar con lo popular y el pasado. 
Precisamente de este último, Johannes Brahms es la que seguramente es la nana más conocida de la música clásica. Se trata de su Wiegenlied, literalmente Canción de cuna, su Op. 49, nº 4, un lied para piano y soprano publicado en 1868. La primera interpretación se llevó a cabo en Viena pocos días antes de Navidad, el 22 de diciembre de 1869 con Clara Schumann al piano y la voz de Louise Dustmann. Basada en versos populares y un poema de Georg Scherer, la letra ha sido traducida y adaptada a los distintos idiomas. 


Aún recuerdo la que tenía la versión que tuvimos que aprendernos en las primeras clases de música para interpretar con la flauta, una melodía y una letra fácil y simple, pero repleta del encanto de las nanas, con la habitual repetición de algunos versos:

Buenas noches, mi amor
duerme bajo el rosal
con los brazos en cruz
sobre tu corazón.
Que mañana con Dios 
tú te despertarás.

Para esta nana universal he elegido una versión para dúo en el que la voz está sustituida por el chelo de Yo-Yo-Ma, mientras el piano corre a cargo de Kathryn Stott en una grabación para Sonic Music Entertainment realizada en 2015. 
En la primera parte, el chelo toca en el registro grave, mientras que en la repetición lo hace en la zona aguda. ¿Te animas a cantar mientras la escuchas?


Encontramos varios tipos de estructuras en las nanas. Por una parte, están las que comienzan con un verbo en imperativo seguido de un vocativo a modo de ruego para que el niño se duerma, como en algunos de los casos anteriores:

Duerme, mi niño

O bien:

Duérmete, vida mía

También encontramos las que comienzan con una onomatopeya que favorece el arrullo, el movimiento de los brazos maternos para buscar el sueño del niño. Se acompañan de apelativos cariñosos que con el tono materno y la cadencia del movimiento serán recordados durante toda la vida.


El interés de los creadores por estas obras atemporales que pasaban de una generación a otra también llegó a los escritores que los incorporaron a sus obras, bien en poemarios, bien incluyéndolos en otros tipos de obras como novelas.
Son composiciones más elaboradas, con una estructura más compleja, pero que reflejan el sentido primigenio de las nanas, entre las que podemos encontrar las celebérrimas Nanas de la cebolla de Miguel Hernández que nos acompañaron en el blog en Verduras, hortalizas, versos y sentimientos.
En esta Nana de Sevilla, del incomparable Federico García Lorca donde se mezclan varias ideas: del abandono de los primeros versos a la alusión al padre carpintero en que lo compara con Jesús en un cuarteto de versos muy reconocible.


En esta de Rafael Alberti aparece otro de los elementos recurrentes de las nanas: los animales y la naturaleza en general. No en el estilo más habitual que es el de animales muy cercanos nombrados con diminutivos cariñosos, sino con una comparación sobre el lugar de donde procede el sonido que arrulla.


No sólo los escritores de nuestro país han mostrado su interés por estas composiciones, sino que también lo han tenido los compositores en varias vertientes, por un lado, buscando entre el folclore y las composiciones populares, registrando y grabando cancioneros, Por otra parte, creando composiciones, bien a partir de esas piezas enriquecidas con las estructuras y estilos de la música culta, bien obras totalmente nuevas. 


Durante su estancia en París, Manuel de Falla entró en contacto con un grupo de compositores entre los que estaba desarrollándose el gusto por lo español, creando obras en las que los temas, motivos y estilos de nuestro país tenían aceptación e interés. Después del éxito de la Symphonie espagnole de Lalo, era el momento en que se estaban fraguando la Ibéria de Debussy o la Rapsodie espagnole y L'heure espagnole de Ravel y el cuarto libro de la Iberia de Albéniz.
En París compuso sus Siete canciones en las que utilizó una mezcla de piezas folclóricas que retocó y convirtió en obras de un valor artístico y musical más elevado. La obra fue compuesta en 1914 y con el inicio de la I Guerra Mundial, Falla regresó a Madrid donde estrenó la obra en el año siguiente, alcanzando el éxito entre el público y la crítica y el reconocimiento internacional.
De las siete piezas nos acompaña la quinta, Nana, una breve canción de cuna en la que Falla reproduce las inflexiones modales orientales propias del flamenco en una partitura que oscila entre el mi mayor y el mi menor.
Para esta ocasión he elegido una versión particular interpretada por la mezzo-soprano letona Elina Garança en la que puedes apreciar el interés confeso que tiene por la cultura y la música española y la internacionalización de la obra de Falla. 
La pieza fue interpretada durante la final del Cardiff Singer of the World competition del año 2001. Es curioso observar los subtítulos en inglés para un texto tan simple y popular como el de esta Nana.


Con los cambios que se están produciendo en las últimas generaciones podemos plantearnos unas cuestiones: ¿Están las nanas en peligro de desaparecer? ¿Desaparecerá esa relación estrecha, íntima entre la madre y el recién nacido con los dispositivos electrónicos que les cantan o narran esas historias que han sido fuente de relaciones y lazos de unión de sentimientos? ¿Cómo crecerán las generaciones que no hayan tenido esos lazos afectivos? ¿Qué recordarán y sentirán hacia los dispositivos cuando se hagan mayores? Es cierto que no todos los adultos han escuchado las nanas de pequeños y no han debido tener lagunas afectivas. Además, la vida continúa adaptándose a los cambios que surgen continuamente.

El último texto que te muestro pertenece a una nana de tipo literario, una nana publicada por Carmen Conde en 1985. En ella, es quien arrulla la persona que llama al propio sueño para que acuda a acompañar a la niña y la adormezca.


Con la proliferación del interés de los artistas por acercarse a los cancioneros y el folclore para inspirarse y hacer suyas las nanas como una forma culta en lo literario y lo musical, hay artistas como el compositor estonio Arvo Pärt que han rastreado y compuesto algunas obras, o nuestro paisano Jordi Savall, incansable rastreador y divulgador. 


Publicado en 2002 para el sello Alia VoxNinna nanna es una recopilación de canciones de cuna de distintos países y épocas interpretadas por la soprano Montserrat Figueras, esposa de Savall hasta su fallecimiento. Acompañada por Arianna Savall también con su voz y al arpa triple y Paul Badura-Skoda al piano bajo la dirección de Savall y Hespèrion XXI, el disco muestra la enorme sensibilidad de los intérpretes.
Me despido de ti en esta publicación con una nana delicada y deliciosa interpretada a dos voces por la madre y la hija: Kuus, kuus Kallike de Arvo Pärt, una pieza de una belleza y dulzura intensa dentro de su simplicidad.

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Bibliografía y webgrafía consultadas:

(Otros) cuadros de una exposición

Esta no es una publicación sin más de un blog, sino que te ofrezco una experiencia sensorial y emocional que espero que pueda llegar a ser inolvidable para ti.
Como parte de las Bellas Artes, la pintura nos ofrece una de las expresiones artísticas más antiguas y universales que existen. La plasmación de imágenes en un soporte con cualesquiera de los pigmentos que se han utilizado a lo largo del tiempo, ha dejado obras inolvidables que permanecen en nuestra memoria y en la historia artística de la humanidad. Desde las primeras siluetas paleolíticas, las pinturas del Renacimiento, las obras maestras de Velázquez o los pintores barrocos hasta los cuadros de Goya, las vanguardias y los -Ismos que se movieron entre el XIX y el XX con gigantes como Picasso hasta llegar a nuestros días, la pintura ha dejado una marca indeleble en la historia del arte y ha dejado su huella en cada uno de nosotros según nuestros gustos y aficiones.
Muchos cuadros no se quedan sólo en la pintura, sino que se interrelacionan con otras artes en función de quienes los inspiran, los observan, se emocionan o los interpretan, generando obras obras de arte en otras disciplinas.
Hay muchos libros que han sido inspirados por cuadros, indagando sus autores en pinturas que les han impactado, investigando o fantaseando sobre su génesis, sus protagonistas o el momento histórico en el que se crearon. También encontramos composiciones musicales que se inspiran en cuadros, como traté en Desde La isla de los muertos, con músicas creadas a partir del cuadro de Böcklin. En cuestión de retratos, no podemos olvidar la cantidad de pinturas que muestran a artistas de todo tipo de disciplinas, cuyas imágenes han llegado a nosotros gracias a los pintores.
Te propongo una experiencia única y confío que inolvidable: una interacción entre tú, los cuadros de un museo, la música, literatura inspirada en esos cuadros y el cine. Nos acompañan cuadros de Botticelli, Breughel el viejo, Fabritius, música de Mussorgski, Ravel, Respighi y Emerson, Lake & Palmer, textos de Donna Tartt, W. H. Auden y Marcel Proust y una película de Kurosawa. ¿No te parece una mezcla de artes magnífica para crear una experiencia única? Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!
¡Comienza la experiencia!


Entramos en un museo virtual y como en cualquiera de estos lugares damos un paseo para acercarnos al primero de los cuadros que están expuestos. Y la experiencia que te propongo comienza con música.
Quizás el menos técnico, pero posiblemente uno de los más expresivos y creativos de los compositores del Grupo de los Cinco (con Balàkirev, Cui, Borodin y Rimsky-Korsakov), Modest Mussorgsky nos ha dejado algunas obras maestras del movimiento nacionalista ruso que impulsó el grupo.
El repentino fallecimiento del arquitecto y pintor Viktor Hartmann en 1873 a los 39 años propició que sus amigos organizaran una exposición homenaje con alrededor de cuatrocientas obras suyas. A partir de esta exhibición , Mussorgsky compuso Cuadros de una exposición una obra para piano en la que describía algunos cuadros de su amigo al que le unían su amor por los relatos del folclore ruso y el interés por que el arte reflejara la vida real de los habitantes de su país.
Dividido en 15 movimientos, la obra muestra 11 cuadros en 10 movimientos -dos cuadros los une en una pieza- a los que añade cinco paseos entre los primeros cuadros. De todas las pinturas que aparecen en esta obra, actualmente quedan seis.
El paseo entre los cuadros lo denominó Promenade y es en realidad un motivo musical con cuatro variaciones en los casos siguientes. Este Promenade es un reflejo del propio compositor, una persona grande y voluminosa que avanza con ritmo irregular dando la sensación de pesadez. Está formado por una frase musical en 11 tiempos con una textura heterofónica en que se realizan diversas variaciones simultáneas, un tipo de composición habitual en la música folclórica y litúrgica rusa.
Acércate al primer cuadro paseando con el primer Promenade de Cuadros de una exposición con Byron Janis al piano en una versión con sonido, sin vídeo, que te permita oírla mientras te encaminas a la primera obra.
 

La primera pintura es una obra sencilla y desconcertante. Se trata de un cuadro al óleo sobre lienzo de dimensiones reducidas (33'5 x 22'8 cm.), Het puttertje (El jilguero) pintado por Carel Fabritius en 1654, posiblemente su última obra, ya que el artista falleció ese mismo año por una explosión que se produjo en Delft y que redujo a escombros su taller del  que se pudieron salvar unas pocas obras, esta entre ellas. Tras pasar por diversos propietarios, actualmente la podemos encontrar en el Museo Mauritshuis de La Haya (Países Bajos). 

Carel Fabritius, Het puttertje (El jilguero) (1654), Museo Mauritshuis, La Haya
A partir de este cuadro Donna Tartt publicó en 2013 la novela homónima The Goldfinch con la que ganó el Premio Pulitzer el año siguiente y que fue adaptada para el cine con el mismo título por John Crowley en 2019.


Te dejo con un extracto de la novela El jilguero en que el protagonista Theo Decker reflexiona sobre el cuadro a partir de un comentario de su amigo Boris.


El siguiente cuadro de esta exposición es una de las obras maestras del Renacimiento italiano. Se trata de una de las obras cumbres del Quattrocento y de la historia de la pintura creada por Alessandro di Mariano di Vanni Filiepi, más conocido como Sandro Botticelli. Pintada al temple sobre tabla, posiblemente en 1478, la Allegoria della Primavera la conocemos todos simplemente como La Primavera y se encuentra en la Galería Uffizzi de Florencia.
Botticelli nos muestra un grupo de figuras de la mitología griega y romana. El suave viento del oeste, Céfiro, aparece en la derecha con tonos azulados haciendo brotar las flores, soplando y con semblante serio que contrastan con la calidez de los demás personajes, mientras agarra agresivamente a una asustada ninfa Cloris. Más adelante convertirá a esta ninfa en Flora, la diosa de la primavera. 
En la parte central aparece Venus, casi saludando a los curiosos espectadores con un cupido sobrevolando su cabeza. A la izquierda hallamos a las Tres Gracias junto a Mercurio, el dios asociado al mes de mayo.

Sandro Botticelli, Allegoria della Primavera (1478), Galería Uffizzi, Florencia
A comienzos del siglo XX un músico italiano se instaló en San Petersburgo como viola de la Orquesta Imperial donde estudió composición con Nikolai Rimsky-Korsakov de quien aprendió el exquisito dominio de los colores orquestales y el gusto por las melodías orientales rusas que le animó a interesarse por la música medieval y renacentista italiana. 
Con el paso del tiempo, Ottorino Respighi fue centrándose en dos tipos de composiciones: Las creadas para grandes orquestas donde encontramos obras como la Trilogía Romana formada por Fuentes de Roma, Pinos de Roma y Festivales Romanos; por otra parte sus deliciosos arreglos para pequeñas orquestas inspirados en melodías del XVII y XVIII, mostrando en todas ellas su excepcional dominio de los colores orquestales.
Tras una gira por Estados Unidos en 1927 patrocinada en parte por Elizabeth Sprague Coolidge, Respighi prometió dedicarle su próxima obra. Varias semanas más tarde, tras una visita a la Galería Uffizzi encontró la inspiración para su obra Trittico Botticelliano formado por La Primavera, La adoración de los Magos y El nacimiento de Venus, una obra de arte en la que saca todo el partido a una pequeña orquesta. A finales de ese mismo año se estrenó en Viena patrocinado por la señora Coolidge y con la presencia del compositor.

Nos quedamos en el primer movimiento, La primavera, que Respighi la muestra en un despliegue de color y brillo con vertiginosas escalas a cargo de las flautas y los violines, con un protagonismo a cargo del piano, la celesta y el arpa, sobre los que resplandecen las trompas y trompetas, instrumentos asociados a la naturaleza, haciendo brillar a todo el conjunto. Este ambiente natural y bucólico se entremezcla con danzas campesinas del renacimiento. 
Continúa la obra con un amago de oscuridad que cambia rápidamente hacia una música alegre, de nuevo a cargo de piano, celesta y arpa, hasta que interviene el clarinete dejando en suspenso el motivo musical. El compositor acude a Monteverdi para citar uno de sus madrigales más conocidos, Zefiro torna que encaja tanto en el cuadro como en la composición tanto por su aire antiguo como por su motivo mitológico. Respighi finaliza la pieza con convirtiendo este motivo musical en una catarata de sonidos a la que incorpora la flauta, el flautín, la celesta y los violines para dar a esta obra el encanto y colorido que transmiten el cuadro de Botticelli.

La interpretación de La Primavera del Trittico Botticelliano corre a cargo de la Orchestra della Fundacion Prometheus de Argentina dirigida por Giovanni Panella y grabada en directo en diciembre de 2022 en el Teatro Avenida de Buenos Aires.


Los cuadros de una exposición de Mussorgsky han inspirado distintas obras, la mayor parte de las cuales han sido versiones para orquesta. De todas, la más conocida, quizás más incluso que la original para piano, es la orquestación que realizó otro de los grandes especialistas del siglo XX, Maurice Ravel.


Siguiendo con el paseo entre un cuadro y otro, nos acercamos al Promenade segundo, en este caso en la versión orquestal del elegante autor francés. El tema musical es el mismo que el primero aunque con unas variaciones.
Se trata de una grabación, también sólo de audio para permitirse seguir avanzando hacia el próximo cuadro a cargo de la Berliner Philharmoniker dirigida por Herbert von Karajan grabada en 1966 para Deutsche Grammophon GmbH.


El tercer cuadro de esta experiencia pertenece también al periodo renacentista, aunque en esta ocasión no es de la escuela italiana.
Pintado alrededor de 1560, se atribuye con dudas recientes a Peter Breughel el viejo y se encuentra en el Musée des Beaux-Arts de Bruselas
Paisaje con la caída de Ícaro es un óleo sobre lienzo que se basa en la versión que Ovidio muestra en Las metamorfosis cuando el hijo de Dédalo se construyó unas alas con plumas pegadas con cera que se derritió con el calor del sol precipitando su caída.

Peter Breughel el viejo, Paisaje con la caída de Ícaro (1554-1555), Museo de Bellas Artes, Bruselas
Obra inscrita también en ese regreso a las artes antiguas que es el Renacimiento, en este cuadro encontramos una serie de personajes que nos muestran su importancia según su cercanía. En primer término hallamos a un campesino que maneja su arado concentrado en su trabajo. En un segundo plano, un pastor observa el cielo mientras su ganado pace a su lado, mientras más allá un barco extiende sus velas para zarpar. Entre ellos, un pescador se concentra en conseguir su alimento, mientras unas piernas se agitan en el agua sin que nadie las advierta.
Brueghel elige el tema y muestra al protagonista que aparece en el título como el personaje menos trascendente. Ícaro escapó del laberinto de Minos y acabó cayendo al mar, mientras el pintor nos envía un mensaje que aún tiene cabida hoy en día: En nuestro tiempo, la sobresaturación de información, estímulos o exigencias nos puede llevara perder la atención de lo trascendente o importante y mirar hacia nosotros mismos sin advertir cuanto ocurre a nuestro alrededor cercano o lejano. 


Para este cuadro la experiencia que te propongo, además de la visualización y la reflexión anterior, nos llega de la mano -mejor, de la pluma- de Wystan Hugh Auden (1907-1973). El poeta y ensayista británico nacionalizado estadounidense tras la II Guerra Mundial publicó más de cuatrocientos poemas. En Another Time (1940) se recoge el poema que nos acompaña, surgido después de visitar en el Musée des Beaux-Arts el cuadro atribuido a Peter Breughel el viejo.
¿Qué nos ofrece texto después de la reflexión sobre la obra de Fabritius? Acércate a la experiencia de un poema inspirado por la visión de este cuadro.



En este museo virtual no abandonamos a los autores que nos acompañan. Botticelli  nos muestra otra de sus obras maestras, La Nascita di Venere (El Nacimiento de Venus) que podemos admirar también en la Galería Uffizzi florentina.
Pintada al óleo sobre lienzo entre 1482 y 1485, también con grandes dimensiones (278 x 172 cm), la obra fue también un encargo de la familia Medicci con la que pretendían mostrar su importancia e influencia: Gracias a ellos, a sus dotes diplomáticas, económicas y culturales, el reino del amor llega a la ciudad.
Dentro del Renacimiento, la obra se inscribe dentro del Neoplatonismo, la corriente filosófica que pugnaba por conciliar el legado greco romano con el cristiano, de forma que el nacimiento de Venus y la belleza espiritual se configuran como la fuerza que mueve la vida.
El tema surge también de Las Metamorfosis de Ovidio: Venus, símbolo del Amor, es retratada desnuda sobre una concha en la orilla del mar, mientras a la izquierda los vientos acarician su cabello y envían una lluvia de rosas, y a la derecha, Ora espera a la diosa para vestirla.
En uno de los primeros desnudos de la pintura renacentista encontramos a Venus con las caderas levemente giradas para reafirmar una feminidad casi de marfil, la soltura de sus cabellos dorados, casi encendidos, que contrastan con su expresión de una pasividad que desconcierta, con una sonrisa que apenas despunta y una mirada que no sabemos si se fija en el espectador o hace que el espectador se fije en ella.

Sandro Botticelli, La Nascita di Venere (1582-1585), Galería Uffizi, Florencia
Tampoco abandonamos a Ottorino Respighi y su Trittico Botticelliano. Salvando La adoración de los magos, nos acercamos al último movimiento dedicado a este cuadro. 
El compositor nos presenta la música más extraña de la obra: meditativa y estática, pero con una belleza que nos muestra a Venus acercándose a la orilla empujada por las suaves olas. La pieza comienza con un motivo oscilante en el que encontramos tres grupos de tres notas, dos ascendentes y uno descendente que no llegan a ser una frase melódica, al que sigue un adorno a cargo de la flauta y el clarinete y después un motivo que avanza casi como a saltos.
Con estos elementos forma la pieza, incrementando la intensidad y la riqueza orquestal en el clímax de la obra, cuando Venus pone los pies en la orilla: La música asciende con los mismos instrumentos que el primer movimiento: piano, celesta y arpa, para culminar con un acorde brillante, musicalmente puro. Tras un silencio comienza la música tranquila y reposada hasta perderse poco a poco.

La interpretación de La Nascita di Venere está a cargo de la Secession Orchestra dirigida por Clément Mao-Takacs en una sesión que se grabó en directo en el Auritorium du Louvre, dentro del museo parisino, en diciembre de 2020


El tercer y último paseo que nos acompaña pertenece a una versión muy particular y menos habitual. El grupo de rock progresivo Emerson, Lake & Palmer realizó una adaptación de Los cuadros de una exposición de Mussorgsky que tuvo cierto éxito en la década de los setenta del pasado siglo.
Cambiamos de registro para asistir al Promenade tercero recogido en un disco que se grabó en el Newcastle City Hall en marzo de 1971. Como es habitual, he buscado una versión de audio para que te puedas acercar al siguiente cuadro.


¿Qué tal la experiencia? Es una de esas preguntas retóricas que no esperan respuesta, sino que simplemente te la plantees.
Después de pasear hacia los cuadros, asistir a reflexiones sobre El jilguero en una novela, sobre la caída de Ícaro en un poema y dos descripciones y reflexiones musicales sobre sendos cuadros de Botticelli en el siguiente paso quiero acercarte a una nueva reflexión: Cuando has visitado un museo con obras que te gustan, ¿sales y lo echas en el olvido? ¿Cómo recuerdas, extraes vivencias o haces formar parte de ti las obras que has visto?

Sandro Botticelli, Prove di Mosé (Las pruebas de Moisés) (1481-1482), Capilla Sixtina, El Vaticano
El último texto nos da una respuesta que no tiene por qué coincidir con la tuya, pero seguro que a partir de ahora te puede influir. El cuadro con el que está relacionado, casualmente también es obra de Botticelli, aunque menos conocido. Se trata de Prove di Mosé (Las pruebas o tentaciones de Moisés) un fresco de la Capilla Sixtina de grandes dimensiones (558 x 348 cm).
Representa escenas de la juventud de Moisés según el relato del Éxodo en el que este personaje aparece con túnica amarilla y manto verde y se muestran desde la derecha del espectador. Pero lo que nos interesa de este fresco es uno de los personajes femeninos, Séfora, que se haya junto al pozo, la hija de Jetró con la que se casará Moisés.


En una de las novelas más extensas de la literatura, A la recherche du temps perdu, (En busca del tiempo perdido), escrita en siete partes entre 1908 y 1922, aunque las tres últimas se publicaron póstumamente, Marcel Proust utiliza un recurso particular con el personaje de Charles Swann.
En el segundo de los volúmenes, Por la parte de Swann, Proust utiliza y detalla un recurso que hemos utilizado en alguna ocasión: la comparación entre un personaje real de nuestra vida con el de un cuadro que nos haya impactado.
Es el caso de Swann con Odette, que le recuerda a la Séfora de Botticelli, además de otros personajes pictóricos a los que dedica su atención.



Para la última música de esta experiencia donde se mezclan diversas expresiones artísticas, regreso al origen, a Los cuadros de una exposición, en esta ocasión en la versión orquestada por Maurice Ravel. Y la mejor forma de terminar es hacerlo con la última pieza.
Se trata de La gran puerta de Kiev, inspirada en un diseño arquitectónico de Hartmann en el más puro estilo ruso, para honrar al zar Alexander II no llegó a realizarse. Ravel comienza con el sonido festivo de las campanas para ir subiendo en majestuosidad e intensidad hasta terminar en un clímax grandioso.

Viktor Artmann, proyecto para la Puerta de la ciudad de Kiev (1869)
La interpretación corre a cargo de The Chicago Symphony Orchestra dirigida por Riccardo Muti en una grabación que se levó a cabo en la ciudad americana en octubre de 2022


¿Qué mas te queda para que esta experiencia sea completa después de pasear por los textos, las músicas y las pinturas de un museo y quedarnos con aquello que más nos gusta? Si no lo has pensado, te propongo un último reto: entrar dentro de un cuadro, la forma más perfecta de apreciar el arte. No entrar de forma simbólica o artística, sino literalmente.
En 1990, ya octogenario, Akira Kurosawa estrenó una de sus últimas películas, Dreams, también conocida como Los sueños de Akira Kurosawa, una película coproducida entre Estados Unidos y Japón y dividida en ocho historias basadas en sueños del cineasta.

Vicent van Gogh, Campo de trigo con cuervos (1890), Museo van Gogh, Amsterdam
Termino con Cuervos, uno de esos sueños, en el que un estudiante de pintura se adentra tanto en un cuadro de Van Gogh que encuentra al propio pintor en el campo, conversa con él y viaja a través de sus obras. Aunque no se introduzca en este cuadro, el título se basa en la pintura Campos de trigo con cuervos. Kurosawa utilizó como música el Preludio nº 15 en Re bemol mayor de Chopin y contó con el director Martin Scorsese como el pintor Van Gogh.

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Bibliografía y webgrafía consultadas:
  • Tartt, Donna. El jilguero, traducción de Aurora Echevarría Pérez, Editorial Debolsillo, colección Best Seller, ISBN: 9788766338837.
  • Proust, Marcel, En busca del tiempo perdido, traducción de Mauro Armiño, Editorial Valdemar, colección Clásicos. ISBN: 9788777023203.

Mirando hacia atrás para tomar impulso - 500 publicaciones

Vivimos un tiempo en los que la velocidad y la fugacidad son señas de identidad, indicadores y síntomas de distintas nociones. Nos encontramos con conceptos como el de aceleración que, en su esencia alude a la reducción de la duración y que no sólo se refiere al ahorro de tiempo en la realización de las tareas que realizamos, sino a una aceleración del cambio social en el que las normas y valores sociales se suceden con mayor rapidez, las relaciones sociales, sentimentales y laborales se aceleran y reducen en su temporalidad y duración.
Este panorama nos conduce a términos como la obsolescencia, que no solo lo debemos asociar con los objetos y productos tecnológicos, el usar y tirar, sino a todo tipo de relaciones entre la sociedad, las instituciones, sus representantes, los valores asociados a los cambios culturales, a nosotros mismos y a los demás condicionantes que nos acompañan.
En este tiempo veloz y fugaz donde el olvido es seña de identidad, en esta entrada alcanzo las 500 publicaciones del blog, unas publicaciones que cada vez tienen más alcance y difusión pese a tratar de temas que quizás no tengan tanto interés para un público amplio. La cultura, relacionada sobre todo con la literatura, la música cantada -especialmente la ópera- y la música clásica aluden a la memoria, a lo que permanece como parte de la condición humana y tiene vigencia en cualquier momento.
Te invito a celebrar las 500 publicaciones del blog con algunos textos y músicas de las primeras entradas que se publicaron. Nos acompañan obras de Bertolt Brecht, Amos Oz, Amalia Bautista, Haydn, Bellini y Verdi. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!


Esta perennidad de la cultura que cuando habla de valores humanos siempre tiene vigencia me sirve para acompañarte en esta publicación que celebras las 500 entradas. Los textos y músicas están sacados de las publicaciones de los primeros meses del blog. 
Sin más preámbulos, el primero de los textos que te acompañan pertenece a Bertolt Brecht, uno de los grandes personajes de la parte central del siglo XX que puso sus cualidades a trabajar en producciones relacionadas con el teatro y algunas obras musicales para la escena, algunas de ellas en colaboración con Kurt Weill.


El texto que te acompaña es un canto al optimismo, a la mirada sana que nos hace levantarnos cada mañana cargados de buenas intenciones y positividad. Un texto que bien puede inspirarte para hacer un listado personalizado que te sirva de guía.


La primera publicación del blog tuvo una música que también representa un inicio, podríamos decir EL inicio, la creación. Joseph Haydn había oído en su estancia en Inglaterra dos obras que le sobrecogieron: El Mesías y, sobre todo, Israel en Egipto, con sus impresionantes coros, ambas de Händel.
Después de recibir un libreto de uno de los colaboradores de Händel en el que se mezclaban pasajes del Génesis y el libro de los Salmos con poemas de El paraíso perdido de Milton, un Haydn ya consagrado creó una obra que era una especie de declaración de fe optimista y alegre en la que mostraba la capacidad de la música para inspirar y elevar al oyente.
La música que te acompaña es, como no podía ser de otra forma en el inicio de un blog de este tipo, la obertura de Die Schöpfung (La Creación). Tras un unísono orquestal, Haydn muestra los espacios vacíos con disonancias que chocaban con la música del clasicismo: temas fragmentados, acordes disonantes, retardos en las cuerdas, sorprendentes adornos instrumentales surgen y se mezclan superponiéndose y chocando entre ellos confusamente para representar el caos primigenio del que, poco a poco, va surgiendo la creación que se mostrará más adelante en los seis días que forman las tres partes de esta gran obra.


La grabación, que se nos puede antojar casi de aquel momento primitivo, corresponde a una interpretación que se llevó a cabo por la Vienna Philharmonic Orchestra y Vienna State Opera Chorus realizada en el lejano 1990 bajo la dirección de Riccardo Mutti.


El segundo texto que recojo nos habla de los libros, de su presencia y compañía. Pertenece a un escritor muy crítico, social y pacíficamente implicado, un israelita que fue uno de los fundadores del movimiento pacifista Shalom Ajshav (Paz Ahora), cuyas obras ahondaron en la búsqueda de la concordia, varias veces candidato al Nobel de Literatura y ganador de otros galardones, entre ellos el Premio Príncipe de Asturias de las Letras de 2007.


En su libro A tale of love and darkness (Una historia de amor y oscuridad) nos muestra su incondicional amor a los libros, una pasión que muchos tenemos y no queremos cambiar.


En esas primeras publicaciones aparecía una de las piezas más maravillosas del repertorio operístico, pese a no ser muy conocida por el público en general. Se trata de una pieza difícil de catalogar de I Puritani (Los Puritanos), la última obra compuesta por Vincenzo Bellini antes de su prematura muerte. Se trata de una suerte de aria de tenor para Arturo en la que forma un dúo con Elvira en el que se incluyen el barítono Giorgio y el bajo Valton y la participación del coro. 


La interpretación está a cargo del tenor peruano Juan Diego Flórez en el rol de Arturo, que le exige en esta interpretación un fraseo amplio y un Do de pecho en la frase Se rammento il mio tormento. Está magníficamente acompañado por la soprano georgiana Nino Machaidze en una representación que se llevó a cabo en el Teatro Comunale de Bolonia en 2008.
Se trata de A te, o cara (A ti, querida) de la quinta escena del Acto I de I Puritani, una de esas piezas que no necesitan de un gran movimiento escénico, ya que la música hace que el oyente la convierta en un momento delicado, mágico e inolvidable.


El tercer texto pertenece a una poeta contemporánea que aún está en activo. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense, trabaja en el departamento de Comunicación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas
Compagina esta labor con la publicación de diversos libros como Cárcel de Amor, La mujer de Lot y otros poemas, Cuéntamelo otra vez con el que se alzó con el Premio de la Crítica en 1999, La cas de la niebla (antología de 1985 a 2001), Hilos de Seda, Estoy ausente o Luz del mediodía, entre otros muchos.


Perteneciente a Estoy ausente, Mis mejores deseos es también un conjunto de anhelos que buscan, no el camino corto, feliz e inmediato, sino el que nos lleve / te lleve a alcanzar un buen sentido a la vida.


La despedida de esta publicación sobre las 500 entradas del blog es una de las piezas más reconocidas del repertorio de ópera, sin duda uno de los coros más celebrados que han sido escuchado incluso por los que no son aficionados a este arte. 
El primer gran éxito de Giuseppe Verdi fue la ópera Nabucco, una obra que lo encumbró a la fama en toda Italia en unos momentos críticos de su vida y que contribuyó a que llegara a convertirse en el mayor compositor de ópera de su país.


Sin más explicaciones sobre este coro que ha aparecido varias veces en el blog, te invito a disfrutar con una versión legendaria del Va pensiero de Nabucco en una representación del Metropolitan Opera House de Nueva York celebrada en 2002. El magnífico decorado que recuerda los relieves mesopotámicos y la concentración de los componentes del coro muestran una interpretación difícil de olvidar que finaliza con algo inusual en este escenario, un bis.

Gracias por tus visitas más o menos asiduas al blog, que me animan a seguir publicando.

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Bibliografía y webgrafía consultadas: