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Oberturas y Prólogos: El arte de comenzar

Una novela, un ensayo, una ópera o una pieza teatral son obras completas que su autor ha desarrollado a partir de sus ideas. Nos pueden interesar y gustar más o menos, emocionar o hacernos reflexionar, pero el autor la creó como una obra completa en todas sus dimensiones. 
Es cierto que en determinados casos han tenido una continuación porque el autor consideraba que aún tenía algo más que decir, aunque generalmente se ha debido al éxito alcanzado por esa obra. Basta pensar en series de libros o de televisión que acumulan una temporada tras otra, hasta terminar de exprimir el éxito original.
Pero en muchas ocasiones estas obras no sólo se han dado a conocer tal como fueron pensadas, sino que se presentaron con una parte que servía para introducir a los lectores o espectadores en el desarrollo de la obra. Surgieron así los prólogos en algunas obras teatrales que pasaron después a los libros y, con otro origen y sentido, las oberturas de las óperas. 
Personalmente soy un gran adicto a los prólogos, ya que suelo encontrar más argumentos para leer la obra, aunque, como veremos, en ocasiones pueden llegar a ser prescindibles según el tipo al que pertenezcan. 
Te propongo unas reflexiones sobre los prólogos de libros y las oberturas de óperas con algunos ejemplos. Nos acompañan obras de Borges, Monteverdi, Shakespeare, Mozart, Javier Escudero y Wagner. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!



Aunque en libros es prescindible el hecho de contar con un prólogo, en obras como las óperas es habitual que comiencen con una obertura. Este elemento viene determinado por la relación entre los intérpretes y los espectadores como forma de inicio del espectáculo, una forma de abrir simultáneamente la obra y el telón que separa el espacio de los artistas del de los asistentes. Aunque la función y el estilo de las oberturas, su intención y su forma son muy diferentes a lo largo del tiempo, entre distintos autores y épocas, te propongo acercarte a algunos de los tipos más significativos.
Siguiendo los principios de la Camerata Fiorentina, un grupo reunido alrededor del conde Giovanni de Bardi con compositores como Vincenzo Galilei (padre de Galileo), Jacopo Corsi, Giulio Caccini, Ottavio Rinuccini, Jacopo Peri, Luca Marencio o Battista Strozzi, se estrenaron en la capital toscana varias obras con el nombre de Ópera, como Dafne (1598) y Eurídice (1600), obras de Jacopo Peri y libreto de Rinuccini.
Aunque de estas obras sólo quedan el recuerdo y algunos insignificantes fragmentos, sus principios estéticos y formales sirvieron para el nacimiento de un arte que ha deslumbrado desde entonces.
Vicenzo I de Gonzaga, duque de Mantua había asistido a esas representaciones y anhelaba hacer algo similar en su ciudad. La ocasión se le presentó con la celebración de la boda de su pariente María de Medici, para la que contrató a uno de los mayores compositores del momento, Claudio Monteverdi, a quien le indicó el tema a tratar (de nuevo la historia de Euridice y Orfeo), le pagó para que contratara a los mejores cantantes e intérpretes de forma que la obra deslumbrara a los asistentes. 
Así se fraguó La favola d'Orfeo (La fábula de Orfeo), una favola in musica, como se calificó su publicación años después, que contaba con un libreto de Alessandro Striggio el joven y se estrenó en el teatro de la corte de Mantua el 24 de febrero de 1607. Todos los asistentes a la representación fueron invitados por el duque mecenas, pues no se había pensado en ningún momento en vender entradas a ningún público.


Después de haber construido los días previos un escenario para que los personajes, unos simbólicos como la Música, otros míticos como Orfeo y su amada Euridice, la obra comenzó con una Toccata. ¿Qué función tenía esta pieza?
La tocata inicial de Orfeo es en realidad la Marcha militar de los Gonzaga, una pieza que tenía dos características: por un lado es una pieza de carácter militar propia de la dignidad del mecenas, mientras que por otra parte es una fanfarria, un tipo de composición que muestra la nobleza del anfitrión. Esta característica se muestra en el ritmo de puntillo que aparece en la partitura a imitación del golpe que daba el chambelán con su bastón en el suelo para anunciar los nombres de los invitados que entraban en el salón.
Además, y sobre todo, la tocata servía de obertura con otras dos finalidades: por un lado indicaba a los asistentes que se iniciaba la representación y, fundamentalmente, pedía respeto para los duques y el espectáculo que había organizado, aunque no para la obra en sí.
La obra comienza según las indicaciones siguientes del compositor: «Toccata che si suona avanti il levar da la tela tre volte con tutti li insttrumenti, si fa un Tuono piú alto volendo sonar le trombe con le sordine». Así, la melodía de la fanfarria debía sonar tres veces antes de levantarse el telón, momento en el que el compositor entraba con su indumentaria negra para dirigir a los instrumentistas que entonaban la melodía un tono más alto de lo escrito en Do, es decir en Re.
Nos acompaña una grabación realizada en el Teatro del Liceu de Barcelona en la temporada 2000/2001 con Le Concert des Nations y La Capella Reial dirigidos por Jordi Savall. Podemos observar un homenaje al compositor en la forma en que Savall entra a dirigir con la presencia y atuendo similares a Monteverdi en aquella ocasión y algunos de los músicos repartidos por los palcos


El origen del término prólogo lo podemos encontrar en la palabra del griego clásico πρόλογος (prólogos) formada por πρό (pró, delante) y λογος (lógos, palabra, discurso, texto), ofreciendo el significado de «antes de la palabra o del texto». De allí pasó al latín prologus y de éste a las lenguas romances en las que tiene una forma y pronunciación similar.
El primer significado de prólogo se refiere, pues, a ese texto preliminar de un libro, que puede ser escrito por el propio autor o por otra persona y que sirve de introducción a su lectura.
Todavía recuerdo las novelas que leía de pequeño, libros de tipo popular que no tenían nunca prólogos, hasta que adquirí uno de ellos que tenía no sólo el prólogo, sino también un estudio preliminar sobre la obra en cuestión que disfruté como ninguno antes. Aún tengo por casa ese ejemplar, gastado de tanto leerlo, de Los papeles póstumos del Club Pickwick de Dickens, que complementa el nombre de este blog. 
Dentro de este primer significado para un prólogo podemos encontrarnos una gran variedad de ellos y me gusta tener en cuenta algunos aspectos para disfrutarlos o dejarlos de lado si no tienen mucho interés. Por un lado, debe ser una referencia de la obra a la que precede, pero que no haga alusión continua a lo que ésta muestra, ya que la leeremos después. Tampoco debe ser excesivamente técnico o desvelar la trama o argumentación ulterior y suelen ser de dudosa cordialidad cuando están escritos por algún amigo del autor.
En ocasiones, hay prólogos más que interesantes que están escritos por otra persona mucho después de haberse publicado el libro en atención a los méritos propios del libro o del autor, más que por alguna celebración emotiva o sentimental.


A muchos nos gustan por el interés que nos abren hacia el libro en cuestión, hasta el punto que hay autores, ellos mismos lectores irredentos, que son expertos en prólogos. Jorge Luis Borges es uno de esos autores que tiene en su haber multitud de prólogos de muy diversa índole.
Dos ejemplos nos sirven para comenzar a admirar al escritor argentino como prologuista: La biblioteca de Babel es una colección de textos de diversos autores que surgió como colaboración con el editor Franco María Ricci a partir del relato homónimo borgiano. Prólogos de la Biblioteca de Babel recoge los memorables prólogos que Borges escribió para cada uno de los relatos seleccionados, mostrando en ellos tanto interés y creatividad como en cualquiera de sus relatos propios.
El otro ejemplo muestra aún más la creatividad del escritor argentino. Publicado en 1975, Prólogos, con un prólogo de prólogos es una recopilación de este tipo de introducciones de libros que escribió a lo largo de su vida. Allí encontramos desde los dedicados a Cervantes, Kafka o Lewis Carroll a los de Paul Valèry, Carlyle, Bioy Casares hasta alcanzar la cuarentena de piezas.
Como es lógico por las características del autor y por el título, este libro comienza con un prólogo que antecede a todos los demás y que muestra, una vez más, la capacidad creativa y de razonamiento del escritor argentino. 
Tras  unas reflexiones sobre la idea de una literatura sudamericana y sobre algunos de los autores prologados, el escritor argentino se aventura hacia una inexpresada teoría del prólogo con algunos ejemplos significativos de los mismos. Te dejo con este prólogo de prólogos, una joya borgiana. 


La palabra Obertura procede del francés Ouverture (apertura) y se define como la música instrumental que sirve de introducción a obras dramáticas o a obras cantadas dramatizadas. Como has podido observar en el caso del Orfeo de Monteverdi, al comienzo eran muy breves y se solían denominar Sinfonías
Esta forma de concebir la obertura de las óperas se desarrolló también durante la corte de Luis XIV de Francia en la que muchas obras comenzaban con una marcha de tipo regio en su honor. 
En el siglo XVIII comenzaron a popularizarse en Nápoles y Venecia las oberturas en tres movimientos o partes que solían comenzar con uno en Allegro, otro lento para finalizar de nuevo con una parte alegre, aunque sin relación aparente con la obra.
En las óperas de madurez de Mozart esta obertura se transformó en una introducción relacionada con la partitura con una música que captaba la atmósfera e incluso algunos de los temas que se desarrollarían en la obra. A comienzos del XIX el estilo italiano de Rossini, Bellini o Donizetti siguió en la línea de un tipo de sinfonía como obertura, mientras que otras lo hacían en el sentido de introducción dramática, como en  el caso de Beethoven, que llegó a componer hasta cuatro oberturas distintas para Fidelio.



Un ejemplo significativo es la Obertura de Don Giovanni de Mozart, una pieza que se inicia con un tono oscuro y pausado que anuncia la dramática escena final de la obra, cuando la estatua de El Comendador acude a la invitación a cenar que le hizo Don Giovanni.  
El primer tema lo presentan las cuerdas a las que contestan los vientos que entablan un diálogo que va creciendo y muestra una línea humorística donde intuimos las carcajadas del protagonista, un diálogo entre éste y Leporello, transformándose en un allegro compacto, aunque conservando la expresión dramática que impregna la pieza.
El enlace pertenece a una versión de la Orquesta del Royal Opera House de Londres dirigida por Constantin Trinks que se representó en julio de 2021.


Los prólogos tienen ese carácter de llave que te ayudan a abrir una casa, facilitándote la entrada, pero a la que podrías entrar simplemente abriendo la puerta y prescindiendo de ella. Te facilita el acceso al mundo interior del libro, allanando el camino, especialmente si conoces poco sobre el contexto de la obra o del autor.
También posee la capacidad de sorprender, pues cuando piensas que no tiene nada significativo que contarte, hay ocasiones en que se produce una revelación que engrandece la obra a tus ojos y aumentas la capacidad para disfrutarla. Descubres que has encontrado un lugar desde donde vislumbrar el resto de la obra, donde aprecias la totalidad del libro antes de leerlo.
Otra cualidad del prólogo que lo hace interesante es que, en realidad no pertenece a la obra, aunque depende de ella, ya que no suele existir un prólogo sin su obra. Si en el caso de Borges, sus prólogos de prólogos se referían a libros concretos y reputados, hay algún caso particular como el de Nicolaus Notabene, uno de los seudónimo elegidos por Søren Kierkegaard. Escrito con un buen sentido del humor, Prefacios muestra a un hombre que ha renunciado a su vida como escritor por las responsabilidades que le acarrea su matrimonio, teniendo que conformarse con escribir los prólogos de los libros que hubiera escrito si hubiera tenido la posibilidad de escribirlos. El bromista Notabene propone la idea de que «escribir un prólogo es como tocar el timbre de una casa y echar a correr» para que cuando el lector acuda no haya nadie.


El origen etimológico del término griego clásico πρόλογος nos remite a su significado más antiguo. En el teatro griego y latino era un discurso que precedía al texto dramático y su desarrollo. Era el momento en el que el coro situaba a los espectadores en el tema o el argumento que se iba a desarrollar en la obra.
Este tipo de prólogo no ha dejado de utilizarse cuando los autores lo han considerado necesario como forma de hacer entrar a los espectadores directamente en la obra.
Uno de los ejemplos de este uso lo podemos encontrar en el Romeo y Julieta de Shakespeare. Se trata de un prólogo, no para ser leído por quienes se acerquen a la obra del escritor, sino para ser declamado en el inicio de la obra y situar a los espectadores en la historia de los amantes de Verona.
Comienza, pues, Romeo y Julieta con un coro que entra en escena y recita como prólogo un soneto isabelino.


Las oberturas de la primera mitad del XIX fueron derivando con compositores como Verdi o Wagner. Así, surge el Preludio, una pieza que representa a la vez que simboliza la idea fundamental de toda la ópera y no tiene, como la obertura, un carácter cerrado y conclusivo, ya que no busca el aplauso del público, sino que da pie al inicio de una obra que fluye desde desde la primera nota musical. Muchos críticos consideran que el primer preludio con ese carácter fue compuesto por Wagner para su ópera Lohengrin.
Los preludios e interludios (al comienzo de un acto) de Verdi en La Traviata o de Bizet en Carmen, por ejemplo, pertenecen a este tipo.
Con Wagner adquiere también un nuevo sentido el término prólogo. Según el Diccionario de la R.A.E., se refiere de la «primera parte de una obra en la que se refieren hechos anteriores a los recogidos en ellas o reflexiones relacionadas con su tema central». Wagner lleva al extremo este significado al componer su tetralogía El anillo del Nibelungo en tres jornadas (La Valquiria, Sigfrid y El ocaso de los dioses) precedidas de un prólogo, El oro del Rhin. Aquí el compositor alemán creó un prólogo que servía de introducción a la historia de más de dos horas de duración y que ha servido como fuente de inspiración para la creación de multitud de obras, muchas de ellas películas, en las que se profundizaba en los orígenes de la historia original. Las famosas precuelas.

Wagner compuso Lohengrin en su etapa como segundo Kapellmeister en Dresde mientras trabajaba para el rey de Sajonia. Adjudicó una tonalidad a cada uno de los personajes principales de este relato medieval donde confluyen la caballerosidad frente a la traición, la pureza espiritual y la lucha contra el mal frente a la conspiración. El protagonista, uno de los míticos caballeros aparece en el preludio con una visión del Grial descendiendo a la tierra sonando las cuerdas de modo brillante, estáticas al comienzo que van creciendo hasta alcanzar el clímax orquestal.
Como el compositor hubo de huir de la capital de Sajonia  al haberse puesto de parte de los revolucionarios republicanos en 1848, la obra fue estrenada en Weimar en 1850 por Franz Liszt a quien estaba dedicada.
El preludio de Lohengrin que nos acompaña está interpretado por la hr-Sinfonieorchester de la Frankfurt Radio Symphony dirigida por Andrés Orozco-Estrada que se grabó en el Rheingau Musik Festival de 2017 en Lloster Eberbach.


Además de los prólogos que hemos visto, también están los que realizan un estudio de la obra sobre la que escriben. Son más extensos y rigurosos y tienen la virtud de ahondar más en la obra y el riesgo de ser excesivamente técnicos y llegar a aburrir al lector.
Como norma general, me gustan los prólogos cuando son interesantes y aportan al libro al que acompañan y suele ser un elemento fundamental para elegir la versión del libro que deseo leer.
Los prólogos tienen también una ventaja adicional: Si te cansan o aburren puedes dejar de leerlo inmediatamente, ya que no te afectarán a la lectura del libro que tienes entre las manos.

El último ejemplo de prólogo es el que ha servido de inspiración para esta entrada del blog. 
En Las otras vidas de Don Quijote, Javier Escudero realiza una investigación sobre los personajes que pueblan la novela más famosa de Cervantes y en su prólogo reflexiona, analiza, desvela y nos muestra el camino que recorrió para escribir su libro. Dividido en varios apartados distintos entre sí, Escudero nos invita e incita a leer su trabajo mostrándonos todo lo que podemos encontrar en su interior. Es uno de esos prólogos escritos por el autor que nos abren el camino del libro.




Y tú, ¿hay algún prólogo que te haya margado o llamado la atención? De todas las oberturas de ópera, ¿con cuál te quedas?

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Bibliografía y webgrafía consultadas:

Dificultad, constancia y genialidad

En muchas ocasiones nos proponemos ponernos en el lugar de los demás e intentamos entender sus motivos y razones, comprender sus decisiones o sintonizar con sus estados de ánimo y sentimientos. 
Buscamos tener empatía con esas personas para acercarnos más a ellas y comprenderlas mejor, lo que coloquialmente expresamos con la frase «ponerse en los zapatos del otro». 
Desgraciadamente vivimos en un mundo en el que buscamos esa empatía con aquellas personas, grupos o colectivos que tienen un pensamiento y unas ideas similares a las nuestras, pero como sociedad tenemos una tendencia cada vez más acentuada de buscar y difundir la antipatía hacia quienes no forman parte de quienes no piensan como nosotros. Ojalá llegue el momento en que nuestras miradas se centren más en comprender y respetar las posturas divergentes con las nuestras como forma de enriquecimiento desde la diversidad.
Con determinadas personas y situaciones, esa empatía que buscamos podemos alcanzarla gracias a nuestro interés y comprensión. Sin embargo, en múltiples ocasiones nuestro esfuerzo no llega a conocer, asimilar y entender los procesos, situaciones y dificultades con las que se han encontrado esas personas. Migrantes que han tenido que abandonar su hogar o su país de origen por cuestiones económicas o de guerra, o aquellos procedentes de familias desestructuradas; personas con discapacidad de tipo físico o mental, o quienes tienen severas dificultades económicas transitan por senderos tan complejos y áridos que, en la mayoría de las ocasiones no podemos asimilar cómo ha sido ese camino que les ha llevado al lugar en que se encuentran cuando llegan a nuestras vidas de una u otra forma.
Con todo el respeto y admiración, te propongo acercarte a algunos artistas que han tenido que superar un largo camino para llegar hasta la genialidad, superando dificultades por algún tipo de discapacidad. Nos acompañan Kenzaburō e Hikari Ōe, Ken Robinson, Thomas Quasthoff y Felix Klieser. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere! 


La vida de Kenzaburō Ōe (1935-2023) dio un giro trascendental en 1963. Antes había ganado uno de los galardones más prestigiosos de Japón, el Premio Akutagawa por el relato La presa, al que siguió su primera novela, Memushiri kouchi, ambos en 1958.
Desde su infancia en la pequeña aldea en la que nació, se sentía extraño y diferente al resto de los niños. Cuenta que sus vecinos le veían una ropa muy rara. Su madre le cosía un bolsillo muy grande para que llevara un libro y en el otro lado uno mayor para que pudiera buscar en el diccionario cualquier palabra que no entendiera.
También desarrolló un interés por cómo encajamos el dolor y el sufrimiento. Según sus palabras en una entrevista en el periódico argentino Clarín«Desde niño tengo interés en cómo nuestro limitado cuerpo encaja el sufrimiento. De pequeño, yo iba a pescar. Y me fijaba en el pez con el anzuelo clavado, que se movía mucho. Sufre horrores, pero en silencio: no grita. El niño que yo era pensaba: ¡Cuánto dolor inexpresado! (...) Me hice escritor para reflejar el dolor de un pez. Y me siento un profesional de la expresión del dolor humano». 
Desde la posguerra su obra trata de ese dolor, de la alienación del Japón moderno tras la derrota en la guerra con la crisis existencial y la identidad cultural que trató desde sus posturas sociales de la izquierda como las ideas antinucleares y posiciones ecológicas. Estos temas los desarrolló en obras como Las aguas han inundado mi alma, Juegos contemporáneos o La torre del tratamiento.
Pero el hecho que marca su vida es el nacimiento en 1963 de su hijo Hikari, un niño que nació con una hidrocefalia que puso a los padres en la tesitura de elegir entre esperar que muriera o ser operado, lo que equivalía a condenarlo a una vida vegetal. Tras ser operado, el recién nacido quedó con autismo, epilepsia, graves problemas de visión y limitaciones del movimiento. Desde los primeros años, el pequeño no hablaba, aunque miraba fijamente lo que le llamaba la atención en una postura en que inclinaba grotescamente la cabeza pudiéndola dejar en esa posición durante horas. 
Para lograr admitir esta situación se acercó al dolor inextinguible de los supervivientes de Hiroshima, lo que generó una transformación de su escritura de la que salieron obras como Una cuestión personal (1964), El grito silencioso (1967), Dinos cómo sobrevivir a nuestra locura (1969) o Un amor especial (1998). En 1994 recibió el Premio Nobel de Literatura por el conjunto de su obra literaria.


Un año después del nacimiento de HikariKenzaburō Ōe publicó Una cuestión personal, en el que el protagonista es su alter ego Bird, un profesor de inglés agobiado por una difícil vida cotidiana en el Japón de la posguerra que ansía viajar a África donde alcanzará el sentido de su existencia, pero que recibe la impactante noticia de que el bebé que esperaban está condenado a una muerte súbita o, en el mejor de los casos, a una vida vegetal. Esta circunstancia arrastra a Bird durante tres días y sus noches a un descenso a su abismo interior enfrentándose al dilema de aceptar o no la fatalidad y renunciar a sus planes. 
El texto que nos acompaña pertenece al capítulo segundo del libro en el momento en el que el alter ego del escritor recibe la llamada del hospital. Dada la extensión del capítulo he intentado aglomerar la esencia eliminando imágenes, detalles y diálogos que lo hagan más asequible a este propósito. En la parte final de la publicación podrás encontrar, como siempre, las referencias del libro.




Thomas Quasthoff (Hildesheim, Alemania, 1959) nació con graves deformaciones físicas tras serle recetada a su madre talidomida durante el embarazo. Esta circunstancia no arredró al pequeño que se presentó en 1972 al Conservatorio de Hannover para aprender canto, opción que le fue denegada, pues una de las condiciones impuestas a los cantantes era que debían aprender también a tocar el piano, algo imposible para él dada su condición.
Aunque se preparó con diversos profesores de canto, siguió la sugerencia de que aprovechara su prodigiosa voz para trabajar como locutor de radio donde estuvo en la NDR alemana. En 1988 ganó el Concurso Internacional de la ARD, renunciando varios años después a su trabajo para centrarse en su carrera artística.  
Desde entonces participó con las orquestas más importantes de Europa y América en las salas de concierto más importantes con interpretaciones de lieder, piezas de ópera y música de jazz, además de realizar multitud de grabaciones. Es uno de los cantantes que más veces ha actuado con la Filarmónica de Berlín con directores como Claudio Abbado o Sir Simon Rattle, con quienes interpretó obras de Mahler, Mozart, Gershwin, además de oratorios de Haydn o las Pasiones de Bach.
Quasthoff nunca ha querido ser un ejemplo de superación de una minusvalía, sino ser recordado por la calidad de su interpretación. Su voz de bajo barítono destaca por un vibrato natural y cálido de tonalidad oscura, una impecable dicción en alemán que lo convierten en un intérprete ideal para los lieder e incluso el repertorio italiano. Sus interpretaciones son emotivas gracias a su comprensión de la estructura musical y su relación con los textos. El excelente colorido y riqueza de matices de su voz ha logrado que se convierta en un intérprete ideal para la música de Schubert o Mozart, los papeles bachianos, piezas de Brahms o Mahler, y obras contemporáneas de Britten o Schönberg.
Más adelante compaginó sus recitales con la enseñanza en la Academia de Música de Detmold y en la Escuela de Música Hanns Eisler de Berlín. Si lo deseas, es fácil encontrar interpretaciones suyas, tanto en directo como en grabaciones en las redes.


Nos acompaña una interpretación del primer lied del Winterreise (Viaje de invierno) de Franz Peter Schubert, Gute Nacht (Buenas noches). Es una canción en un ritmo tranquilo, moderado en movimiento de caminar. Tras un corto preludio al piano, las dos primeras estrofas son musicalmente iguales, cambiándose la tonalidad en las dos últimas. El texto que comienza con «Llegué como un extraño, como un extraño me marcho», marca el aire de melancolía, tristeza y soledad que marcará toda la obra.
La interpretación de Thomas Quarthoff está acompañada al piano por el pianista y director argentino Daniel Barenboim.


Relacionado con el mundo de la enseñanza, Sir Ken Robinson (Liverpool, 1950 - Los Ángeles, 2020) fue un experto en el desarrollo del potencial humano que ha colaborado con gobiernos europeos y asiáticos, entidades internacionales y organizaciones culturales, además de trabajar con diversos sistemas educativos de todo el mundo.
Además de estos trabajos, Robinson publicó una quincena de libros dedicados fundamentalmente a la educación y a esa exploración del potencial que tenemos para desarrollar nuestras capacidades.
El elemento. Descubrir tu pasión lo cambia todo (2009) es un ensayo en el que recoge una serie de experiencias de diversos creadores de la actualidad en la que debieron enfrentarse a variados retos en sus vidas personales para descubrir y recuperar capacidades que tenían en su interior y que desarrollaron en su vida personal y laboral.

Hikari Oé en un hotel de Salzburgo, acuarela de su madre Yukari
En el texto que te propongo, Ken Robinson trata de cómo encontrar ese elemento que nos ayude a fortalecer nuestras capacidades, evitando las tres limitaciones que nos solemos autoimponer antes de entrar en detalles concretos a lo largo del libro.


Nacido en Gotinga, Alemania en 1991, Felix Klieser decidió a los cuatro años que iba a aprender a tocar la trompa. Él mismo confiesa que no sabe dónde había oído hablar de ese instrumento y en su familia no hay nadie relacionado con la música. De hecho, jamás habían ido a un concierto de ningún tipo, ni sus padres sabían qué era una trompa.
Después de comenzar a tocar este instrumento, con diecisiete años se matriculó en la Hochschule für Musik und Theater, también de Hannover donde perfeccionó su técnica. En  2013, con veintidós años grabó su primer álbum en el que mostró su extraordinaria musicalidad y su brillante técnica, obteniendo excelentes críticas. En 2014 recibió el premio ECHO Klassik al artista joven del año y dos años más tarde el Premio Leonard Berstein del Festival de Música de Schleswig-Hosltein.
Kiesler afirma que la trompa es un instrumento difícil de tocar, ya que una nota necesita una tensión precisa de los labios, lo que supone recordar exactamente qué grado de tensión necesita esa nota concreta. Aunque ocurre con todos los instrumentos de viento, en la trompa, los tonos naturales están ordenados de forma compleja uno del otro.
Pese a esta dificultad, la crítica suele acoger sus interpretaciones como precisas con una gran amplitud expresiva y una belleza sonora, llena de matices profundos y agudos. 
Aunque Klieser pensó desde siempre en dedicarse a la trompa, lo hacía desde una perspectiva de conjunto y orquesta, pues el repertorio solista de este instrumento es escaso. Poco a poco ha ido acercándose al repertorio que existe, además de ampliarlo con interpretaciones adaptadas a la trompa de arias de ópera que desarrolla con una gran expresividad.
A estos pequeños inconvenientes hay que añadir el más difícil de superar: Felix Klieser nació sin brazos y toca las teclas con los pies ya que, como él dice, sólo necesita una boca, aire y respiración.


Nos acompaña con su interpretación para trompa del aria Voi che sapete de Cherubino de Las bodas de Fígaro de Mozart, donde está acompañado por el Zemlimsky Quartet de Praga, con quienes participa cada año. Para Klieser, tocar arias es una experiencia muy agradable ya que el fraseo, la respiración y el apoyo son similares al cantar. La articulación y los timbres son diferentes, pero la idea musical posee los mismos requisitos para ser interpretadas


(PE)Un amor especial (1994) fue escrito por Kenzaburō Ōe como un canto a la vida, a la sensibilidad y al amor por los hijos, centrándose en Hikari, la comprensión de la naturaleza de su minusvalía y cómo la familia se volcó en él para acompañarlo, entenderlo y poder seguir adelante. Además, esta reflexión le servía para trasladarla a la sociedad y la atención que le debe dedicar a este tipo de situaciones.
Tras varios años de absoluto silencio en el que descubrieron su amor por el canto de los pájaros, Hikari pronunció sus primeras palabras sobre ellos. Más adelante comenzó a interesarse por la música, pero por su discapacidad sólo pudo ejercitar los dedos y comenzó a recibir clases de piano. Poco después comenzó a componer sus primeras obras en un estilo que recordaban la música de Bach o Mozart.
Gracias a la música, ese elemento que citaba Ken Robinson afloró en Hikari, mostrando, primero a su familia y más tarde a la sociedad, la riqueza que atesoraba en su interior y que sin ella nunca se habría sospechado. Hikari Ōe se ha convertido en un compositor de éxito, con varios discos de los que se han vendido más copias que algunos libros de su padre, lo que enorgullecía enormemente a éste.
Con textos sacados de Una cuestión personal y (PE)Un amor especial, dejo al final de la publicación un relato de audio de Martín Llade en su programa Sinfonía de la mañana de Radio Clásica titulado Retrato de Hikari Ōe, el hijo del Nobel.

El último texto que nos acompaña es una reflexión de Kenzaburō Ōe sobre la relación entre el trato familiar y social que se da a personas con discapacidad y el valor que proporciona.


No podía terminar esta publicación sin poner música de Hiraki Ōe. Nos acompañan tres de sus piezas en un audio que está acompañado con tres fotos del compositor autista en diferentes momentos de su vida: Adagio en Re menor para flauta y piano, Grief (Dolor) nº 3 para piano y Nocturno 2 para flauta y piano.

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Bibliografía y webgrafía consultadas:

Date un Capricho de vez en cuando

La relación entre el lenguaje y cada uno de nosotros debe contribuir a que podamos expresar de forma lo más clara y precisa posible nuestros sentimientos, emociones, pensamientos e ideas. Nuestro idioma es rico y amplio en sus formas, expresiones y vocabulario, facilitándonos la comunicación en cualquiera de sus facetas, desde la verbal o la no verbal hasta la escrita, pasando por la visual y la auditiva. 
La riqueza semántica, la diversidad de expresiones, la variedad del vocabulario y las distintas acepciones de nuestro idioma nos ofrecen la oportunidad de utilizar un lenguaje preciso y rico que nos ayude a expresarnos con mayor riqueza y propiedad.
Hay palabras que partiendo de un significado concreto han ido extendiendo sus significados a oros campos diferentes de que originalmente poseían.
Una de esas palabras es Capricho de la que el Diccionario de la R.A.E. nos ofrece la siguiente información:

Capricho: Del italiano capriccio, antiguamente 'horripilación, escalofrío' y este del italiano antiguo caporiccio de capo 'cabeza' y riccio 'rizado'.

1. m. Determinación que se toma arbitrariamente, inspirada por un antojo, por humor o por deleite en lo extravagante y original.
Sinónimos: arbitrariedad, voluntad, atropello, tropelía, injusticia, abuso, desvarío. antojo, deseo, querencia, afición, gusto, manía, berretín.

2. m. Persona, animal o cosa que es objeto de un capricho.

3. m. Obre de arte en que el ingenio o la fantasía rompen la observación de las reglas.

4. m. Mús. Pieza compuesta de forma libre y fantasiosa.

Como si fuera un capricho, esta publicación te acerca a tres de los significados que el Diccionario R.A.E. muestra del  término, aunque si lo deseas, a los cuatro. Nos acompañan obras de Goya, Alfonsina Storni, Shakespeare, Rimsky-Korsakov y Tchaikovsky. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!

43. El sueño de la razón produce monstruos. La fantasía, abandonada de la razón, produce monstruos imposibles, unida a ella es madre de las artes y origen de las maravillas.
El primero de los significados, esa determinación que tomamos libremente a partir de un antojo o, simplemente, porque nos apetece está dentro de nuestra naturaleza. ¿Quién de nosotros no se ha dado en alguna ocasión el gusto de romper la obligación o la rutina y darse un capricho? Hacer algo que no entraba en nuestros planes como tomarse una mañana o un día libre sin contar con él, buscar un rato para leer, escuchar música, ver una película, comer algún alimento especial o charlar con nuestros amigos y seres queridos son, en ocasiones, caprichos que nos hacen retomar con mayor fuerza nuestro ritmo de vida diario.
El tercer significado de capricho alude a una obra de arte en la que la fantasía o el ingenio se atreven a romper las normas establecidas, aligerando esa obra de los esquemas previsibles. No se trata de seguirlos o revolverse contra ellos, pues en la evolución del arte está presente el hecho de que las normas de un estilo se van renovando cuando los creadores encuentran y quieren transitar por un camino nuevo. Se trata simplemente de llevar la creatividad con más libertad y no dejarse encorsetar por unas reglas aceptadas por el autor.

6. Nadie se conoce. El mundo es una máscara, el rostro, el traje y la voz, todo es fingido: todos quieren aparentar lo que no son, todos se engañan y nadie se conoce.
Cuando se nos vienen a la mente obras de arte relacionadas con esta palabra, la primera, o una de las primeras obras que se nos vienen a la mente son Los Caprichos de uno de los grandes pintores de nuestro país. 
Francisco de Goya y Lucientes comenzó su carrera como pintor religioso, viajando a Italia para estudiar la pintura del Renacimiento y Barroco, volviendo a nuestro país donde ejerció su carrera como pintor de la corte, además de diseñar modelos para la Real Fábrica de Tapices y ser pintor del rey. Compartió las ideas de los ilustrados españoles, hasta el punto que abandonó el país durante la época absolutista que siguió a la Guerra de Independencia y acabó su vida en Burdeos.
No voy a tratar sobre las virtudes del pintor ni sobre el valor de sus obras en la historia del arte, sino en el tema que nos atañe en esta publicación.
Los Caprichos fue su primera serie de grabados que salió a la luz en 1799 a partir de dos álbumes de dibujos (el Álbum de Sanlúcar y el Álbum de Madrid) donde realizó unos apuntes y dibujos a tinta china y aguada.
En Los Caprichos, Goya desarrolló un estilo crítico muy personal, alejado de los dictados de la Academia y la moda predominante. En ellos combina el aguafuerte y el aguatinta que luego pasó a la plancha de metal con aguafuerte y buril.
Así realizó una primera edición de 300 copias que puso a la venta anunciándola en La Gaceta de Madrid. La crítica que albergaba la colección llamó la atención de la Inquisición, por lo que las obras se retiraron de la venta. Cuatro años más tarde, Goya cedió la mayoría de ejemplares -240- y las láminas de cobre originales a la Real Calcografía, donde se conservan en la actualidad. Algunas de esas series que se conservan tienen comentarios sobre las imágenes, algunos de ellos atribuidos al propio pintor.
En Los Caprichos de Francisco de Goya y Lucientes, con prólogo de Erika Mergruen, se recoge esta serie de grabados en los que se adjuntan los comentarios según sus procedencias: La Colección Ayala, el Museo del Prado y la Biblioteca Nacional, adaptándose éstos, que suelen coincidir en diversos grabados, al lenguaje actual.
Las ilustraciones que acompañan esta publicación están basadas en Los Caprichos de Goya incorporando en el pie de foto el número de lámina, el título y los comentarios que la acompañan.
El primer texto caprichoso que te acompaña está en la introducción del libro y se corresponde con el anuncio que el propio Goya insertó en La Gaceta de Madrid para promocionar su obra. El final del mismo muestra el precio con iniciales que se corresponde con 320 reales de vellón. Un documento histórico.


El cuarto de los significados hace referencia a una pieza musical compuesta con la libertad que permite a su autor no seguir la rigidez de esquemas ni reglas compositivos y dejarse llevar por su imaginación y fantasía.
Durante su etapa como cadete en la marina rusa entre 1864 y 1865, Nikólai Rimsky-Korsakov realizó una travesía por el Mediterráneo en el buque-escuela de la armada, recalando entre otras ciudades en Cádiz. Igual que a otros autores como Bizet con su Carmen o Lalo con su Sinfonía española, al compositor ruso se le quedaron grabados algunos temas, estilos y motivos musicales. 
Fue dos décadas más tarde, durante el verano de 1887 cuando se decidió a llevar sus recuerdos musicales al pentagrama. Según él mismo escribió: «Los temas españoles y la música de danza me ofrecían un excelente material para crear una obra con un brillante color orquestal».
El título de la obra indica la propia naturaleza de la misma, Capricho sobre temas españoles, mostrando que no era exactamente música española, sino la exótica evocación de algunos temas bajo el punto de vista del compositor ruso. Aunque en un principio estaba concebida como un concierto para violín al estilo de la sinfonía de Lalo, acabó incorporando otros instrumentos solistas que hacen que la obra exija intérpretes virtuosos.

8. ¡Que se la llevaron! La mujer que no se sabe guardar es del primero que la pilla, y cuando ya no tiene remedio se admira de que se la llevaron.
Durante el primer ensayo con el compositor en San Petersburgo, los componentes de la orquesta aplaudieron acaloradamente cada una de las partes de la obra, hasta el punto que el propio Rimsky-Korsakov dedicó la partitura a los miembros de la orquesta, citando los nombres de cada uno de ellos. 
El Capricho español, Op. 34 está  dividido en cinco partes, inspiradas la mayoría en temas asturianos:
I- Alborada: Una suerte de serenata matinal.
II- Variaciones: Tras la entrada del violín y los cornos, se realizan cinco variaciones del primer tema.
III- Alborada: Vuelve el primer tema con otra tonalidad y un acompañamiento orquestal distinto.
IV- Escena y canto gitano: Una parte ideada como lenguaje gitano, con un colorido y ritmo bien marcados. Comienza con unos acordes de fanfarria a los que sigue una cadencia del violín solista y cinco variaciones para instrumentos solistas: trompas y trompetas, violín, flauta, clarinete y arpa.
V- Fandango asturiano: Tras dejar sin concluir la escena gitana, la última parte predomina el uso del contrapunto en esta interpretación de la música asturiana, para finalizar volviendo al tema que abría la pieza en forma de coda brillante.

La interpretación de este Capricho español pertenece a la hr-Sinfonieorchester de la Frankfurt Radio Symphony dirigida por el granadino Pablo Heras-Casado en una grabación que se realizó en el festival Europa Open Air des hr-Sinfonieorchesters und der Europäischen Zentralbank en agosto de 2017 en Frankfurt am Main.


La producción de Alfonsina Storni abarca su mundo emocional acercándose a lo cotidiano de la existencia. Así, habla del deseo femenino y el derecho de las mujeres a la independencia del hombre, mientras luchaba con su enorme sensibilidad para alcanzar el voto femenino y por cambiar una sociedad tan machista como la de su tiempo.
En 1918 publicó El dulce daño, al que siguieron en los años siguientes Irremediablemente y Languidez por el que obtuvo el Segundo Premio Nacional de Literatura de Argentina. Tras estas obras cercanas al estilo romántico que trata sus temas desde una perspectiva sensual y erótica con cierto resentimiento hacia la figura masculina, evoluciona a partir de obras como Ocre (1925), dio un giro a su obra dando de lado ese erotismo y haciéndose más reflexiva, abstracta, irónica e introspectiva.
Alternó la poesía con su afición al teatro y la enseñanza con los más desfavorecidos, como en la Escuela de niños débiles de Chacabuco, mientras alternaba su vida emocional con su faceta de madre soltera y cuadros depresivos en los que mostraba su obsesión por la muerte a la que acudió presta cuando se vio destrozada y superada por el cáncer.

5. Tal para cual. La Reina y Godoy cuando era guardia, y los burlaban las lavanderas. Representa una cita que han proporcionado dos alcahuetas, y de que están riendo, haciendo que rezan el rosario.
En Antología poética, recopilada por ella misma y publicada en 1938, su último año de vida, se recoge su obra poética, desde su primer libro La inquietud del rosal (1916) hasta Mascarilla y trébol de ese mismo año, a las que se añadieron algunos poemas posteriormente. 
Procedente de El dulce daño, nos acompaña uno de los poemas con este título unos versos cargados de erotismo en el que muestra a la vez su fragilidad y fortaleza, su rico mundo interior en este capricho.


De los muchos caprichos musicales, te acompaña ahora otro de un compositor ruso, el Capricho italiano de Piotr Illich Tchaikovsky.
Deprimido por el reciente fallecimiento de su padre, el 25º aniversario del de su madre y la culpabilidad por su homosexualidad, Tchaikovsky se encontraba en Roma a comienzos de 1879. Con gran esfuerzo consiguió refrenar su neurosis para dejarse llevar por las músicas del carnaval romano. Tomó notas de la música que le llamó la atención en la calle mientras estudiaba partituras de canciones y bailes del folclore local. Así, pese a ser escrita en uno de los periodos más oscuros del compositor, su Capriccio Italien, Op. 45 refleja unos colores alegres y entusiastas a partir de los diversos temas que incorporó a la obra. 
El Capricho italiano fue compuesto entre enero y mayo de 1880 y se estrenó en Moscú el 18 de diciembre de ese mismo año. En una de sus numerosas cartas a su mecenas Nadezhda von Meck llegó a escribirle: «Gracias a estos encantadores temas, algunos tomados de colecciones folclóricas y otros escuchados en las calles, esta obra va a ser muy efectiva». Y no se equivocaba.

56. Subir y bajar. El Príncipe de la Paz levantado por la lujuria, y con la cabeza llena de humo, vibra rayos contra los buenos ministros. Caen éstos y rueda la bola, que es la historia de los favoritos.
Los estudiosos han encontrado el origen de algunos de los temas utilizados en este Capricho, como la fanfarria con la que comienza, que identifican con el toque de corneta que el compositor escuchaba en su habitación del Hotel Constanzi procedente de unas barracas militares cercanas de los Corazzieri Reali.
Aunque con esa libertad propia de este tipo de obras, el Capricho italiano se puede dividir en tres partes.
I- Andante un poco rubato, que comienza con las trompetas tocando la fanfarria solemne del cuartel, al que le sigue el tema principal y un breve episodio en forma de canon entre los oboes, las flautas y las maderas, para volver a retomar la fanfarria inicial a cargo de la orquesta.
II- Pocchissimo, più mosso: Con las mencionadas melodías italianas de carácter vivo, lírico y con gracia que van moviéndose por la orquesta, tras las que se vuelve a retomar el tema inicial.
III- Allegro moderato: Comienza con una tarantela, un saltarello alegre y ágil, a la que le sigue uno de los temas más conocidos de la pieza y que concluye con un final brillante y efectista en fortissimo.

La interpretación que nos acompaña fue realizada por la Orquesta Sinfónica de Galicia con la dirección del inolvidable Jesús López Cobos en una grabación que se realizó el 16 de noviembre de 2012 en el Palacio de la Ópera de A Coruña.


No me resisto a terminar sin compartir contigo uno de los caprichos más particulares. Recogido en los Sonetos de amor de William Shakespeare, su Soneto XCIV es todo un alarde relacionado con el capricho. El constante juego de palabras y de términos antagónicos, la mudanza en el sentido que le da son un alarde de seriedad, amor e ironía. Hasta el texto es caprichoso.

57. La filiación. Aquí se trata de engatusar al novio haciéndole ver por la ejecutoria quienes fueron los padres, abuelos, bisabuelos y tatarabuelos de la señorita, ¿y ella quién es? Luego lo verá.
Con este poema termina este recorrido por tres de las cuatro acepciones del término Capricho. Sólo queda una por tratar y depende de ti.

2. m. Persona, animal o cosa que es objeto de un capricho.

En tus manos está que esta publicación o este blog se conviertan en objeto de tu capricho.

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Bibliografía y webgrafía consultadas:
  • Los Caprichos de Francisco de Goya y Lucientes, prólogo de Erika Mergruen, edición de Raúl Berea Núñez y producción de Bernardo Robles Otero,  se recogen, Editorial La Guillotina (2007). ASIN: B0DM2FSX7Q.
  • Storni, Alfonsina. Antología poética, Espasa libros (ebook). ISBN: 9788467059328.
  • Shakespeare, William. Sonetos de amor, Editorial Renacimiento, Poesía Universal, Serie menor. Sevilla (2009).ISBN: 9788484724452.