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Monovocalismo, el arte de la única vocal

Nuestro idioma es rico en recursos tanto en los literarios como en los meramente lingüísticos, en vocabulario y expresiones. Los recursos literarios nos permiten conferir a la obra una mayor expresividad y belleza en su forma y significado. Así, imágenes como la comparación, personificación, metáfora, retruécano, oxímoron, anáfora o hipérbole nos aportan esa capacidad que convierte un texto meramente lingüístico en literario. 
En cambio, otros recursos nos acercan más al disfrute, al sentido lúdico que posee el lenguaje por encima del expresivo y comunicativo. Los juegos de palabras, los lipogramas, el calambur, los pangramas (textos en que se utilizan todas las letras del abecedario), anagramas, monovocalismos o las greguerías unen el sentido del juego al ingenio y la capacidad de disfrutar por encima de todo.
Dos de estos recursos están relacionados con el uso de las vocales. Por un lado tenemos los lipogramas, que son escritos en los que se utilizan todas las vocales salvo una de ellas. En pequeños textos, casi son indetectables, pero en los de mayor extensión suponen un esfuerzo grande por parte del autor y proporcionan un elemento de disfrute para el lector. 
Uno de nuestros escritores más prolíficos e ingeniosos del siglo XX, Enrique Jardiel Poncela, escribió un conocido relato con lipograma, Un marido sin vocación, en el que no aparecía la vocal E, al que siguieron otros tantos textos sin cada una de las demás vocales que fue publicando entre 1926 y 1927.
En Francia, el extraordinario (en todos los sentidos) Georges Perec escribió toda una novela La disparition sin utilizar la vocal más frecuente en su idioma, la E. Relativamente intraducible a otros idiomas, en el nuestro hay una traslación propiciada por la Universidad Autónoma de Barcelona, El secuestro, en la que es la A, la más frecuente en castellano la que se ha suprimido.
Como reacción a este reto literario, el propio Perec publicó tres años después, en 1972, Les revenentes, una novela en la que en esta ocasión solo utiliza la letra E. Dada la complejidad del texto, esta obra no ha sido traducida a nuestro idioma. 
Más complejo es este monovocalismo, un recurso que como su propio nombre indica utiliza única y exclusivamente una vocal. Para los autores es relativamente complejo de construir y suelen ser textos relativamente poco extensos los que se suelen realizar, aunque algunos llegan a extensión más grandes.
Te propongo acercarte a textos monovocálicos en los que, como su nombre indica sólo utilizan una sola vocal. Nos acompañan Rubén Darío, Rachmaninoff, Óscar de la Borbolla, Francisco J. Briz, Wojciech Kilar y León Gieco. Al agradar... ¡Acapara, habla, trata, aclara!


Lo conocemos como uno de los inspiradores y el mayor represente del Modernismo en Hispanoamérica. Apasionado lector enamorado del simbolismo francés, Rubén Darío recibió el  apodo de Príncipe de las letras castellanas por una obra entre la que destacan Azul (1888), Prosas profanas (1896 y 1901) o la más madura Cantos de vida y esperanza (1905), un libro de poemas en el que no sólo nos atrae con la belleza de sus versos, sino que le imprime un sentido para la reflexión. 
Sus alusiones a lo sensorial, el uso de la métrica tradicional -especialmente el verso alejandrino- y las palabras sonoras, combinado con un vocabulario amplio, refinado y cargado donde se encuentran lo exótico, los aristocrático y lo mitológico, hacen que sus figuras retóricas, con abundantes metáforas, el uso de la sinestesia nos acerquen a sus reflexiones sobre el arte, la política, la poesía, el erotismo o el exotismo.
En 1917, un año después de su prematura muerte antes de llegar al medio siglo de edad, aparecieron publicadas por la Editorial Mundo Latino de Madrid sus obras completas en nada menos que 22 volúmenes. El número XIV de esta colección titulado Cuentos y crónicas, recoge tres narraciones breves (El caso de la señorita Amelia, Cuento de Pascua y La extraña muerte de fray Pedro), además de nueve crónicas aparecidas en distintas publicaciones, entre las que se cuenta Poema de arte. Böcklin que apareció en la publicación del blog Desde La isla de los muertos.
En la última de estas crónicas, Curiosidades literarias, el escritor nicaragüense nos sitúa en una tertulia literaria en la que lleva la conversación hacia los hombres de letra que desde la antigüedad clásica hasta sus días llevaron su ingenio a diversos juegos con el lenguaje, desde los enrevesados acrósticos a la supresión de alguna vocal en sus escritos. Una vez intrigados los contertulios, Darío lleva la conversación al texto Amar hasta fracasar. Por último, el escritor nicaragüense plantea si alguno de los contertulios conocería al autor, un sudamericano antillano o colombiano, aunque sin desvelar que él es el propio autor.


La obra, de una extensión relativamente larga para la dificultad de la empresa, está subtitulada Trazada para la A y contiene, como suele ser habitual en sus escritos, palabras de su amplio vocabulario que en el original tienen sus correspondientes notas explicativas y que en esta ocasión he decidido prescindir de ellas para agilizar la lectura del texto monovocálico. Todo un ejercicio de virtuosismo.




En la música cantada el lenguaje tiene una función primordial de comunicación, íntimamente unido a la música, por lo que prácticamente no hay canciones cantadas en las que se cumpla el requisito del que parte esta publicación.
Hay piezas sin letra o a bocca chiusa (a boca cerrada) como en Una palabra lo cambia todo: de Dino Buzatti a Madama Butterfly en el que una sola palabra cambia el significado del relato, mientras ninguna se utiliza en el coro a boca cerrada de la citada ópera de Puccini
Una de las piezas más bellas y delicadas del repertorio que prescinde de las palabras el Vocalise de Sergei Rachmaninoff, una obra en la que la cantante sólo emite un sonido vocálico que suele ser la A y que se adapta a la exquisita y deliciosa melodía del compositor ruso. Publicada en 1912 dentro de Catorce canciones, su Opus 34, Vocalise es la última de las piezas que la forman.
La interpretación corre a cargo de la soprano Olga Peretyatko en una grabación en la que está acompañada por el pianista Pavel Nebolsin y se realizó en la Nochebuena de 2022.


Óscar de la Borbolla (Ciudad de México, 1949) es un filósofo, poeta, narrador y conferenciante. Profesor en Metafísica y Ontología en la Escuela Nacional de Estudios Profesionales de Acatlán de la Universidad Autónoma de México, realizó su doctorado en la Universidad Complutense de Madrid.
Entre sus publicaciones se encuentran libros relacionados con la filosofía como La rebeldía de pensar, Nada es para tanto, Todo está permitido, La libertad de ser distintos o Filosofía para inconformes
También ha publicado relatos y novelas como Dios sí juega a los dados o La vida de un muerto y ha obtenido diversos premios como la Mención Honorífica en el Concurso Internacional de Cuento Esperante de 1985 por El canto de las sirenas, el Premio Internacional de Cuento Plural en 1987 por Las esquinas del azar o el Premio Nacional de Humor La Sonrisa en 1991 por Nada es para tanto


El libro Las vocales malditas es un libro poco usual en el que el filósofo y escritor incluye cinco cuentos escritos de forma monovocálica con cada una de esas cinco letras. La dedicatoria del libro no puede ser más explícita:

A mi hijo Ulises,
para que aprenda las vocales.

De nuevo nos acercamos a un ejercicio de amplio conocimiento del vocabulario en el que los cuentos con una extensión más limitada que el anterior se desarrollan con esa característica y un lenguaje poco artificioso. Muy logrados son los cuentos relacionados con la A, E y O, la narración dedicada a la letra I sortea con creces la dificultad de la empresa, mientras que la imposible misión de la letra U la supera cambiando algunas palabras al uso de esa vocal como en los juegos infantiles. Así el cuento Un gurú vudú comienza con «Un gurú vudú, un Duvulur, supusu un mundu futuru mu suyu» en lugar de «Un gurú vudú, un Duvulur, supuso un mundo futuro muy suyo».
En este ejercicio monovocálico nos acompaña su relato para la E, El hereje rebelde.


Siguiendo con el tema de la vocal única en la música nos acompaña otra pieza que en esta ocasión tiene una procedencia distinta a la música clásica como la anterior, aunque siga sus características formales. Se trata de Vocalise perteneciente a la banda sonora de la película The ninth gate (La novena puerta, 1999) una producción franco-española-estadounidense dirigida por Roman Polansky y con música del polaco Wojciech Kilar.
La interpretación, centrada en esta ocasión en un híbrido indeterminado entre AO y U, de Vocalise está a cargo de la soprano Milena Lange con la Warsaw Impressione Orchestra dirigida por Jakub Zwierz en una grabación que se realizó en diciembre de 2020.


Volvemos a la letra A. En esta ocasión el texto está tomado de una interesante página web en la que Francisco J. Briz Hidalgo muestra su afición a todos los recursos estilísticos tanto literarios como del lenguaje, utilizándolos en el sentido más didáctico y lúdico. 


En https://www.juegosdepalabras.com/index.html se pueden encontrar todo tipo de recursos, juegos y vocabulario ordenados alfabéticamente. En el apartado Textos monovocálicos encontramos, además de los de otros autores, uno suyo titulado Carta para tragaldabas que lleva el subtítulo de A zampar hasta hartar. No es necesario indicar qué vocal elige el autor para este gastronómico e ingenioso monovocalismo.


Aunque no es el estilo de este blog, no me resisto a terminar esta publicación que se mueve entre lo lúdico y el ingenio sin colorar una canción con la otra vocal habitual y frecuente que nos queda, exceptuando la I y la U más difíciles de encajar con naturalidad. 


León Gieco es un compositor, cantante e intérprete de rock argentino que suele mezclar el folclore de su país con el rock and roll, conocido también por sus letras con connotaciones sociales y políticas. Su canción más conocida, Sólo le pido a Dios fue una de las más importantes y utilizadas en su repertorio por Mercedes Sosa, además de haber sido incorporada al de Joan Báez, Sting o Bruce Springsteen, entre otros intérpretes.
En No somos como los Orozco, León Gieco monta su canción a partir del grupo de los ocho hermanos Orozco. La versión de esta ingeniosa canción nos muestra el texto, por lo que podemos disfrutar aún más de este último monovocalismo.

Al agradar... ¡Acapara, habla, trata, aclara!


Bibliografía y webgrafía consultadas:

Erik Satie y la batalla del ballet Parade

El comienzo del siglo XX fue un periodo convulso en el que entraron en crisis muchos de los principios que se consideraban los pilares de la civilización y la cultura occidentales. Se cuestionó el equilibro de las grandes potencias, se comenzó a tambalear el sistema de las colonias repartidas por todo el planeta, se produjo una crisis que tambaleó el sistema económico establecido, llegando a desarrollarse las dos más grandes y devastadoras guerras que asolaron nuestro planeta, tuvieron su escenario por la mayoría de los continentes.
Estos cambios no podían menos que tener incidencia en todos los órdenes de la vida, desde la polarización de las ideas e ideologías hasta la renovación de los movimientos culturales y artísticos.
El campo estaba abonado para el surgimiento de las corrientes artísticas que luchaban denodadamente por imponerse a las predominantes hasta entonces, el romanticismo, el naturalismo o el impresionismo. Nacieron así multitud de movimientos (los famosos Ismos) de los que he tratado en el blog en Cien años del manifiesto del Surrealismo
En la música, igual que en otras artes, se luchó denodadamente por romper con la herencia anterior, con obras que deseaban provocar ese cambio revolucionario en el oyente. Son muchas las obras que rompían con la tradición anterior como La consagración de la primavera de Stravinsky que causó un gran escándalo en su estreno en 1913.
En ese escenario inquieto y rupturista encontramos a un autor de quien he tratado hace unas semanas en Me llamo Erik Satie como todo el mundo, en el que este compositor luchaba por sentirse inclasificable en cualquier movimiento y que se consideraba a sí mismo antiwagneriano y espantaburgueses.
Como ocurrió con otras obras, a imagen de la de Stravinsky, el estreno de uno de sus ballets causó un escándalo en el teatro y tuvo diversas consecuencias, entre ellas, la de llevar a su autor a prisión.
Te propongo situarte en 1917 y conocer cómo se desarrolló el estreno del ballet Parade de Erik Satie, el conflicto que se creó y por qué razón el autor fue condenado a prisión. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!

Recreación del decorado original de Picasso para Parade

La génesis del ballet Parade fue compleja debido a varias razones: por el momento en que se llevó a cabo, en plena I Guerra Mundial y por la participación de diversos artistas que aportaron cada uno su creatividad y sus puntos de vista en ocasiones diferentes y opuestos. 
Al parecer la idea surgió de Jean Cocteau quien al escuchar Trois morceaux en forme de poire (Tres piezas en forma de pera) de Satie le propuso escribir un ballet con esa música. El compositor se negó a utilizar algunas de sus piezas anteriores, pero se ofreció a crear una música para ballet. De esta forma, a partir de una idea original de Cocteau, Erik Satie se encargó de poner música según sus indicaciones, el director y alma de los Ballets Russes Serguei Diaghilev puso su elenco y a Léonide Massine que creó la coreografía, mientras que Pablo Picasso y Giacomo Balla se encargaban del vestuario y la escenografía.
En la época en que comenzaba a dejar de lado el cubismo, Picasso pintó un telón de fondo sorprendentemente neorrealista en Italia donde estaba con la compañía de danza de Diaghilev, mientras que el vestuario y el decorado seguían con la estética cubista con disfraces realizados en cartulina rígida que dificultaban los movimientos de los bailarines.


El argumento, que se detalla en el texto siguiente, muestra a cuatro artistas de circo en la calle mostrando sus habilidades e invitando a los espectadores que pasean por la calle a entrar al espectáculo. Son un prestidigitador chino, una joven americana y una pareja de acróbatas. Esta Parade, que podríamos traducir en el sentido de Desfile no es una simple muestra de los espectáculos circenses, sino una reflexión sobre la distancia entre la vida de los espectadores y la del mundo ambulante de estos espectáculos, una imagen sobre la vida cotidiana y lo que le muestran al ciudadano.
Parade es un híbrido entre el ballet tradicional y una performance de la vanguardia, una obra que buscaba desencadenar una ruptura en el público a través de la provocación. Cocteau había escrito contra las obras de Debussy o el joven Ravel«Basta de nubes, de olas, de acuarios, de ondinas y de perfumes nocturnos. Necesitamos una música a ras de suelo, una música normal y corriente. ¡Basta de hamacas, de guirnaldas, de góndolas! Quiero que me construyan una música en la que yo viva como en una casa».
En El ruido eterno, ese fresco descomunal sobre la música del siglo XX, el crítico musical de The New Yorker Alex Ross fija su mirada en este ballet desde el escenario de guerra, el día del estreno con el programa de mano escrito por Apollinaire, la anécdota de las banderas, pasando por el argumento, las notas con que Cocteau indicó a Satie las ideas a tener en consideración, algunos detalles de la partitura hasta finalizar con las impresiones que el compositor Francis Poulenc le proporcionaron este ballet.


La partitura de Satie -un solitario irredento que se ofreció a esta colaboración desde que se lo propuso Cocteau- presentaba una especie de células que evocaban a los personajes circenses en el escenario, pero que no se encontraban sueltas o desconectadas, puesto que aparecían con cada personaje cambiando, modificándose según van desarrollando sus roles en el escenario. Así, resaltan sus gestos y movimientos a partir de cambios rítmicos o métricos súbitos, modificaciones de la tonalidad o la modulación armónica.
Además, Parade incorporaba una serie de objetos sonoros que nunca habían aparecido en las orquestas  y se consideraban absurdos y fuera de uso en la música como hélices de aviones, un bombo giratorio de lotería, sirenas con sonido agudo y grave, una máquina de escribir y otra de telégrafo, botellas de leche y otras de cristal con distinta cantidad de agua e incluso... un revólver que debía realizar seis disparos. Afortunadamente sus balas eran de fogueo.
Los miembros de la orquesta no estaban convencidos de la validez de la partitura, por lo que Cocteau hubo de convencer a Ravel para que intercediera ante los músicos. El propio escritor narra que el primer flautista interpeló durante uno de los ensayos a Satie diciéndole que si él lo tomaba por tonto con esta partitura, a lo que el compositor respondió con su tono sarcástico habitual: «De ninguna manera lo considero un idiota, pero puedo estar equivocado».

Fotografía de uno de los mánagers. Lachmann, colección de negativos de cristal del ballet Parade. Archivo del Victorian and Albert Museum (1917).
El primer enlace musical es un extracto de Parade en versión concierto en el que se puede apreciar parte del uso que Satie da a esos instrumentos nunca antes utilizados en una sala de concierto como la máquina de escribir y la pistola, e incluso las palmas, además de los sonidos inusuales para la época que obtiene de los instrumentos de la orquesta. 


El estreno de Parade se produjo en el Théâtre du Châtelet de Paris, el mismo que acogió en 1913 el escandaloso estreno de La consagración de la primavera de Stravinsky -y que ahora acoge, entre otras, galas deportivas como la entrega de los Balones de Oro-.
El escándalo de este estreno fue aún mayor, propiciado al parecer por los propios autores, convencidos de que la partitura tenía menos valor que la de Stravinsky.

Fotografía del otro mánager. Lachmann, colección de negativos de cristal del ballet Parade. Archivo del Victorian and Albert Museum (1917).
Voy a tratar de mostrar cómo fue ese estreno y las consecuencias que trajo a partir de la información recogida en distintas fuentes.
El Théâtre du Châtelet, con sus cinco niveles para los espectadores acogía una variopinta disparidad de público desde los jóvenes estudiantes del paraíso hasta los espectadores de las clases más conservadoras.
El programa de mano fue elaborado por Guillaume Apollinaire quien, como indica Alex Ross en su texto, introdujo en él por primera vez la palabra Surrealismo para calificar a esta obra. 
La dirección musical corrió a cargo de un antiguo profesor universitario de matemáticas, Ernest Ansermet, quien haría una larga vida como director de orquesta y fundaría y dirigiría una agrupación tan prestigiosa como la Orchestre de la Suisse Romande.

Fotografía del caballo. Lachmann, colección de negativos de cristal del ballet Parade. Archivo del Victorian and Albert Museum (1917).
Debemos situarnos en el lugar y el momento. Después de poder leer el programa de mano de Apollinaire, aquel 18 de mayo de 1917 aparecen una música, unos decorados y una escenografía rupturistas y provocadores destinados a llevar a los espectadores a una calle de París donde, entre barracas y charlatanes de feria, unos artistas intentan que los paseantes entren al espectáculo.
Al concluir el ballet dos bandos mostraron sus preferencias ruidosamente: Los fervorosos y entusiastas aplausos y vivas, la mayoría en el paraíso aunque los había diseminados por todo el teatro, pugnaban por hacerse notar más que los abucheos, gritos y pataleos de los palcos y el patio de butacas, aunque había cierta mezcla de todos en todos sitios. También había un grupo de indiferentes, acostumbrado a este tipo de obras y escándalos.
Después de los veinte minutos que duraba el ballet, casi un cuarto de hora más tarde acabaron enzarzándose en empujones, exigencias de la devolución del importe de las entradas o puñetazos que reflejaban la tensión que la obra y la guerra seguían produciendo en ese momento.
El propio Cocteau relata que mientras él y Apollinaire cruzaban el teatro para reunirse con Picasso y Satie que los esperaban en un palco, una señora lo reconoció y al grito de «¡Es uno de ellos!» se abalanzó sobre él atacándolo con un alfiler de sombrero. Apollinaire, que vestía con uniforme y tenía la cabeza vendada pudo calmarla. Aún así, Satie fue abofeteado más adelante por un furibundo espectador enfadado.

Picasso, Giacomo Balla y otros sobre el telón de fondo. Lachmann, colección de negativos de cristal del ballet Parade. Archivo del Victorian and Albert Museum (1917).
En el primer libro de Historia insólita de la música clásica, Alberto Zurrón recoge, entre otras muchas anécdotas e historias relacionadas con compositores e intérpretes de este tipo de música, la relación que hubo entre Satie y los críticos musicales, centrada de modo especial en las relacionadas con el estreno de Parade



Entrando en detalles sobre esta parte de la historia, el crítico Jean Poueigh que felicitó a Satie personalmente por su obra publicó unos días más tarde una reseña en Les Carnets de la semaine donde atacaba despiadadamente la música de Parade y a su autor.
La reacción de Satie fue tremenda y la llevó a cabo a través de tres postales que dirigió al crítico en los seis días siguientes. La primera estaba escrita, con algunas omisiones, en los  siguientes términos:

Monsieur Jean Poueigh, (...) usted es solo un culo, y me atrevo a decirle 
que un culo antimusical. Por encima de todo, no vuelva a tenderme
su mano de cabrón (...).

La siguiente postal no era menos calmada:

Monsieur jodido Jean Poueigh, jefe de zoquetes y becerros, no eres tan gilipollas como yo pensaba (...) pese a tu aspecto de imbécil y tu corta vista, ves las cosas desde lejos. 

En la última postal, escrita mientras se encontraba de excursión por Fontainebleau no se cortó y continuó su ataque, posiblemente esperando una respuesta del crítico.

Fontainebleau, 5 de junio de 1917
Satie a Monsieur cara de mierda Poueigh,
famoso gordo y tonto,
imbécil miserable, aquí es donde me cago con todas mis fuerzas.
Nunca más me ofrezcas tu mano sucia. 

Telón de fondo de Picasso, en estilo neorrealista, su obra más grande, con una superficie de 170 m2 y 45 kg. de peso
Antes de continuar con el desenlace de esta historia nos acompaña un cortometraje que el director de cine René Clair realizó para proyectar en el intermedio del ballet Relache de Satie. En él aparecen Francis Picabia y el propio compositor en la película muda Entr'acte de 1924 en un tono totalmente surrealista: Un cañón que se desplaza solo acaba apuntando al espectador, mientras los dos personajes saltan en cámara lenta sobre una azotea. Este extracto de la película fue editado en 1967 por Henri Sauguet incorporando la música de Parade con que baila el prestidigitador chino.


La respuesta a estos insultos no se hicieron esperar y el crítico acusó a Satie por difamación, alegando su abogado que como eran postales y el escrito estaba a la vista de todos, el cartero o la portera del edificio donde vivía podían haberlas leído.
Este surrealista argumento dio pie a un juicio que comenzó el 12 de julio en el que el fiscal Théry pidió un año de cárcel por difamación pública. Cocteau, indignado, lo amenazó con su bastón y fue detenido por la policía que lo golpeó hasta reducirlo mientras gritaba al crítico «¡Culo!» en plena sala. Acabó en la comisaría de donde salió, según Gabriel Fournier «con la camisa hecha jirones, sin corbata y con el pelo desgreñado».
En cierto sentido fue un juicio contra las vanguardias en el que testificaron a favor de un Satie poco preocupado artistas como Braque, Juan Gris, Apollinaire o Cocteau, entre otros.
La sentencia lo condenó a ocho días de prisión sin libertad condicional más una multa de cien francos, además de otros ochocientos en concepto de daños y perjuicios a Poueigh. La apelación de un paupérrimo Satie sin un franco no tuvo resultado alguno.
Al compositor y al grupo de artistas que lo apoyaban sólo les quedaba el recurso de apelar a algunos personajes para que les ayudaran.

Un breve texto extraído de Cuadernos de un mamífero, una recopilación de textos de Satie que realizó de sus publicaciones en algunas revistas, nos habla de su singular carácter.


Aquí aparecieron dos personajes femeninos importantes que ayudaron a solventar el problema. Por un lado, Diaghilev recurrió a su mecenas, Missia Edwards, que movió todos los hilos que pudo entre sus conocidos hasta lograr que el tribunal emitiera el fallo definitivo el 15 de marzo d 1918 en el que suspendía la pena de prisión de Satie «con la condición de que muestre buena conducta y no sea condenado durante cinco años».
Por otra parte, un personaje digno de atención, la Princesa de Polignac Winnaretta Singer, hija del potentado de las máquinas de coser, apareció en escena. Mecenas de artistas como Fauré, Ravel, Stravinsky, Milhaud, Poulenc, Rubinstein, Isadora Duncan o Le Corbusier y los españoles Albéniz, Viñas o Falla, se ofreció a dejarle el dinero para pagar la indemnización. 
Esta historia que se denominó La batalla de Parade y movilizó a todas las vanguardias parisinas no finalizó con la entrega del dinero por parte de la princesa consorte.
En octubre Satie escribió a su salvadora:

La necesidad me obliga, querida señora, a dirigirme a usted, me incita a rogarle que me autorice a servirme del dinero para un tema más elevado. ¿Sabe usted princesa, que no tengo intención de dar ni un centavo al noble crítico que es la causa de mis males judiciales? En cambio, solicito permiso para utilizar el dinero para los gastos de mi manutención.
Cien francos me bastarán para detener sus malvados golpes y hacerle frente, si me ataca. ¿Puedo disponer del resto?

Dibujo de Satie realizado por Picasso (1919)
No puedo finalizar esta publicación sin compartir un enlace con una representación del ballet Parade en una versión que sea lo más fiel posible al estreno original. Es fácil encontrar grabaciones orquestales o montajes audiovisuales, pero complicado de hallar una escenificación que pretenda evocarla.
En el enlace siguiente podrás disfrutar de un montaje fiel al original en el decorado, el vestuario y la coreografía. Se trata de una grabación perteneciente al espectáculo Europa Danse creado en 1999 por Jean Albert Cartier y representada el 16 de octubre de 2007 en el Théâtre de la Place Bouvet en Saint-Malo en el que se incluían Parade (1917), Pulcinella de Stravinsky (1920), Mercure de Satie (1924) y Cuadro Flamenco (1921), una suite de danzas andaluzas arregladas por Beatriz Martin y Ricardo Franco. Todas las obras tuvieron decorados y vestuario realizados a partir de las maquetas y diseños originales creados por la Picasso administration. Parade y Cuadro flamenco fueron presentados según la versión original.
La representación comienza con una figura inequívocamente picassiana. A continuación entra en escena el prestidigitador chino, con la música que se utilizó en  Entre’acte que veíamos antes. Le sigue otra figura picassiana y tras ella la chica americana a ritmo de músicas de jazz y ragtime. Una vez que sale de escena aparece un caballo que baila y realiza otros movimientos, en este caso sin música, lo que me hace pensar si será una inclusión para este montaje o pertenece al original. Tras él, es el turno de los dos acróbatas, para finalizar con la presencia en el escenario de todos los personajes que terminan desazonados por la incapacidad de atraer público a su espectáculo.

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Bibliografía y webgrafía consultadas:

Diez años compartiendo literatura, música y pensamiento

Parece mentira, pero se cumplen diez años desde que comencé a escribir este blog. Han sido diez años intensos, con muchas horas semanales de trabajo y dedicación para relacionar temas, investigar información, buscar recursos y dar forma a las publicaciones. 
Este blog nació con una doble finalidad. En primer lugar, compartir todo lo que estaba disfrutando relacionado con la literatura y la música clásica, de modo especial con la vocal y la ópera en particular. Pero también había un factor personal añadido, que era desconectar por unas horas del trabajo y los problemas extraordinarios que se añadían a los habituales en el colegio.
El caso es que comenzó su andadura con la primera publicación el 1 de noviembre de 2014, un camino que fue continuando con periodicidad semanal hasta la actualidad.
Te invito a celebrar el 10º aniversario del blog con unas reflexiones sobre este y otros y textos y músicas relacionados con los aniversarios. Nos acompañan la música de John Williams y textos de Fernando Pessoa y Ángel González. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!


Como es lógico, al comienzo el blog apenas recibía visitas, el estilo estaba poco definido y no encontraba un camino claro por el que transitar.
Poco a poco fui tomando una serie de decisiones que marcaron el rumbo que ha seguido hasta ahora, la mayoría de ellas a contracorriente, incumpliendo todas las recomendaciones habituales. 
En primer lugar, la longitud y densidad de las publicaciones. Acostumbrados a la falta de tiempo, la brevedad y concisión es un valor que prima sobre los demás, pero que no permite la profundidad sobre los temas tratados. 
Un segundo argumento en contra es la mezcla, la unión entre literatura y música, haciendo que a quienes les gusta una no le atraiga especialmente la otra, o el espacio y tiempo que ocupan. 
Además, intento en cada publicación cambiar radicalmente la temática sobre la que tratar, evitando repetir estilos, obras o autores recientes. 
Un último aspecto que muestra esa marcha contra la corriente es el tema sobre el que trata el blog, la música y la literatura clásicas, entendiendo por este término, aquellas obras que han trascendido o entiendo que lo van a hacerlo a su tiempo y que aportan un pensamiento, un razonamiento y un enriquecimiento a nuestras vidas, una forma de apreciarla en una nueva dimensión.


Una vez decidido ser fiel al espíritu del blog y seguir remando contra la corriente es justo e importante mencionar que una gran parte del reconocimiento de Letras Prestada se debe a la participación en una plataforma tan importante para la difusión de blog como Bloguers, sin la cual nunca habría llegado a tener el seguimiento que tiene en la actualidad. La labor de dar a conocer y difundir blogs pequeños y medianos es fundamental para el desarrollo y crecimiento.
En este espacio de la blogosfera he conocido a blogs muy atractivos y, sobre todo, a las maravillosas e interesantes personas que están detrás de ellos, en muchos casos fascinantes y entrañables. Como en la propia vida, muchos caminamos juntos desde los primeros momentos, algunos se han incorporado más recientemente, y otros han dejado de publicar o compartir sus entradas, pero siempre están presentes.


En los cumpleaños infantiles o juveniles se muestra siempre un espíritu de felicidad sin límites por la llegada del nuevo aniversario, pero con el paso del tiempo, estas celebraciones se van cargando con un poso de nostalgia e incluso deseos de no celebrarlas en casos más extremos.
En esta celebración nos acercamos a un texto de Álvaro de Campos, que no es más que una de las personalidades de las que se sirvió Fernando Pessoa para vincularse a una de esas dos vidas que este mismo heterónimo suyo describió con estas palabras meses antes del fallecimiento del escritor: «Todos tenemos dos vidas: la verdadera, que es la que soñamos en la infancia y que continuamos soñando cuando adultos, en un sustrato de niebla; la falsa que es la que vivimos en convivencia con otros, que es la práctica, la útil, aquella que acaban por meternos en un cajón».
Publicado por primera vez en 1944, nueve años después de la muerte de Fernando Pessoa, en Poemas de Álvaro de Campos, nos acompaña Aniversario, un texto fechado el 13 de junio de 1930 en el que el escritor portugués evoca desde la lejanía las celebraciones de cumpleaños de la infancia.

En estos diez años de vida del blog he publicado 478 entradas, con una media de unas 48 entradas anuales, casi una cada semana, con alrededor de medio centenar de etiquetas a base de nombres de escritores, compositores e intérpretes principalmente -aunque también aparecen pintores, bailarines o cineastas, entre otros-, obras, o ideas. Todas las etiquetas aparecen en la parte inferior del margen derecho según el número de apariciones.
Hay una pequeña categorización de publicaciones (Todas las voces, #Beethoven250, #OperaEnZapatillas, Don(de) Libros, Tijeretazos, De ciudades y lugares) donde se recogen algunas publicaciones clasificadas según los criterios del título). Como nos pasa en muchos órdenes de nuestra vida, hay que disponer de tiempo para tenerlas actualizadas.
También hay situadas en la parte superior derecha algunas miniaturas de publicaciones que voy modificando según diversos criterios. En el momento en que escrito esta publicación de aniversario son las más visitadas en el historial del blog.


Si hay una música universal para celebrar un cumpleaños esa es Happy birthday to you, una música con una historia curiosa, pues su autora nunca la registró ni recibió derechos.
Además de las Happy Birthday Variations de Peter Heidrich que nos acompañaron en el blog hace varios años, existen multitud de versiones que juegan con esta melodía popular.
En esta ocasión será una obra de uno de los compositores más escuchados de nuestros días. Autor de composiciones de música que podíamos catalogar como clásica, conocemos más a John Williams por sus bandas sonoras de películas entre las que podemos destacar las sagas de La guerra de las Galaxias, Indiana Jones, Harry Potter, Superman y hasta casi un centenar de filmes, además de músicas para televisión. Pocas personas pueden decir que no han escuchado su música.
Compuesta en 1995 para festejar simultáneamente los cumpleaños del violinista Itzhak Perlman, el director de orquesta Seiji Ozawa y el chelista Yo-Yo Ma, sus Variations on Happy Birthday fue interpretado en su estreno por le Orquesta Sinfónica de Boston dirigida por el propio compositor. Se pueden encontrar en las redes algunas interpretaciones en las que se le dedica esta obra al propio compositor en su presencia.
Las variaciones muestran la maestría de Williams que comienza la obra con la melodía en los metales, va pasando de un instrumento a otro a lo largo de toda la partitura mostrando que una melodía tan simple y corta puede formar parte de una obra más compleja y fascinante. 
El enlace muestra la partitura con la indicación de los instrumentos y sirve como homenaje al compositor en la celebración de su nonagésimo segundo cumpleaños celebrado el 8 de febrero de 2024. 


Este blog no podría existir sin la presencia y la complicidad de muchas personas a uno y otro lado de la pantalla. Desde mi familia, donde Pilar o Mónica han aguantado tantas horas de ausencia para dedicarlas al blog, hasta quienes lo siguen  desde cualquier lugar y dispositivo.
Para un blog tan a contracorriente, haber sobrepasado las 300.000 visitas me permite pensar que difundir ideas y pensamientos cargados de humanidad de grandes autores es una tarea que merece la pena.
Gracias a todos por las visitas, la lectura de los textos, la escucha de las músicas y, sobre todo, las interacciones a través de los comentarios recibidos y por compartir las publicaciones a través de las redes sociales.


Perteneciente a la llamada Generación de los 50, Ángel González (1932-2008) desarrolló un humanismo comprometido a través de una poesía atravesada de fina ironía y humor. Ovetense de nacimiento, su infancia estuvo marcada por la sombra de la guerra civil y la temprana muerte de su padre. Personaje inquieto, fue maestro nacional, licenciado en Derecho y después en Periodismo, más adelante funcionario en el Ministerio de Obras Públicas y, por último, enseñó Literatura Española Contemporánea en la Universidad de Alburquerque y fue profesor visitante en las de Nuevo México, Utah, Maryland y Texas.
Ángel González fue autor de una treintena de libros entre poemarios, ensayos y antologías. La experiencia de la guerra se muestra en su primer libro, Áspero mundo (1956), a los que seguirán otros como Sin esperanza, con convencimiento, Palabra sobre palabra, Tratado de Urbanismo, Breves acotaciones para una biografía o Procedimientos narrativos. Entre sus obras también aparecen estudios poéticos sobre autores contemporáneos: Juan Ramón Jiménez, los poetas de la Generación del 27, Gabriel Celaya y Antonio Machado.


Despido esta publicación sobre el décimo aniversario del blog con su poema Cumpleaños, extraído de su primer poemario, Áspero mundo. En él, el poeta que había sobrepasado la treintena nos permite observar cómo pasa su mirada por el transcurrir del tiempo que se escapa en este tipo de celebraciones.
No se puede finalizar un cumpleaños sin soplar unas velas con toda la felicidad y celebración del tiempo transcurrido aunque sean con este poso que imprime el paso del tiempo.


No sé cuánto tiempo seguirá el blog activo, pero gracias a todos los que lo habéis visitado e interactuado con él, antes, ahora o más adelante.

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Bibliografía y webgrafía consultadas:
  • Pessoa, Fernando. Poemas de Álvaro de Campos, Editorial Principis, Clásicos de la Literatura Mundial, Ebook (2020). ISBN: 9786555522327.
  • González, Ángel. Áspero mundo, Editorial Vitruvio (2012). ISBN: 9788415233749.