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Dificultad, constancia y genialidad

En muchas ocasiones nos proponemos ponernos en el lugar de los demás e intentamos entender sus motivos y razones, comprender sus decisiones o sintonizar con sus estados de ánimo y sentimientos. 
Buscamos tener empatía con esas personas para acercarnos más a ellas y comprenderlas mejor, lo que coloquialmente expresamos con la frase «ponerse en los zapatos del otro». 
Desgraciadamente vivimos en un mundo en el que buscamos esa empatía con aquellas personas, grupos o colectivos que tienen un pensamiento y unas ideas similares a las nuestras, pero como sociedad tenemos una tendencia cada vez más acentuada de buscar y difundir la antipatía hacia quienes no forman parte de quienes no piensan como nosotros. Ojalá llegue el momento en que nuestras miradas se centren más en comprender y respetar las posturas divergentes con las nuestras como forma de enriquecimiento desde la diversidad.
Con determinadas personas y situaciones, esa empatía que buscamos podemos alcanzarla gracias a nuestro interés y comprensión. Sin embargo, en múltiples ocasiones nuestro esfuerzo no llega a conocer, asimilar y entender los procesos, situaciones y dificultades con las que se han encontrado esas personas. Migrantes que han tenido que abandonar su hogar o su país de origen por cuestiones económicas o de guerra, o aquellos procedentes de familias desestructuradas; personas con discapacidad de tipo físico o mental, o quienes tienen severas dificultades económicas transitan por senderos tan complejos y áridos que, en la mayoría de las ocasiones no podemos asimilar cómo ha sido ese camino que les ha llevado al lugar en que se encuentran cuando llegan a nuestras vidas de una u otra forma.
Con todo el respeto y admiración, te propongo acercarte a algunos artistas que han tenido que superar un largo camino para llegar hasta la genialidad, superando dificultades por algún tipo de discapacidad. Nos acompañan Kenzaburō e Hikari Ōe, Ken Robinson, Thomas Quasthoff y Felix Klieser. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere! 


La vida de Kenzaburō Ōe (1935-2023) dio un giro trascendental en 1963. Antes había ganado uno de los galardones más prestigiosos de Japón, el Premio Akutagawa por el relato La presa, al que siguió su primera novela, Memushiri kouchi, ambos en 1958.
Desde su infancia en la pequeña aldea en la que nació, se sentía extraño y diferente al resto de los niños. Cuenta que sus vecinos le veían una ropa muy rara. Su madre le cosía un bolsillo muy grande para que llevara un libro y en el otro lado uno mayor para que pudiera buscar en el diccionario cualquier palabra que no entendiera.
También desarrolló un interés por cómo encajamos el dolor y el sufrimiento. Según sus palabras en una entrevista en el periódico argentino Clarín«Desde niño tengo interés en cómo nuestro limitado cuerpo encaja el sufrimiento. De pequeño, yo iba a pescar. Y me fijaba en el pez con el anzuelo clavado, que se movía mucho. Sufre horrores, pero en silencio: no grita. El niño que yo era pensaba: ¡Cuánto dolor inexpresado! (...) Me hice escritor para reflejar el dolor de un pez. Y me siento un profesional de la expresión del dolor humano». 
Desde la posguerra su obra trata de ese dolor, de la alienación del Japón moderno tras la derrota en la guerra con la crisis existencial y la identidad cultural que trató desde sus posturas sociales de la izquierda como las ideas antinucleares y posiciones ecológicas. Estos temas los desarrolló en obras como Las aguas han inundado mi alma, Juegos contemporáneos o La torre del tratamiento.
Pero el hecho que marca su vida es el nacimiento en 1963 de su hijo Hikari, un niño que nació con una hidrocefalia que puso a los padres en la tesitura de elegir entre esperar que muriera o ser operado, lo que equivalía a condenarlo a una vida vegetal. Tras ser operado, el recién nacido quedó con autismo, epilepsia, graves problemas de visión y limitaciones del movimiento. Desde los primeros años, el pequeño no hablaba, aunque miraba fijamente lo que le llamaba la atención en una postura en que inclinaba grotescamente la cabeza pudiéndola dejar en esa posición durante horas. 
Para lograr admitir esta situación se acercó al dolor inextinguible de los supervivientes de Hiroshima, lo que generó una transformación de su escritura de la que salieron obras como Una cuestión personal (1964), El grito silencioso (1967), Dinos cómo sobrevivir a nuestra locura (1969) o Un amor especial (1998). En 1994 recibió el Premio Nobel de Literatura por el conjunto de su obra literaria.


Un año después del nacimiento de HikariKenzaburō Ōe publicó Una cuestión personal, en el que el protagonista es su alter ego Bird, un profesor de inglés agobiado por una difícil vida cotidiana en el Japón de la posguerra que ansía viajar a África donde alcanzará el sentido de su existencia, pero que recibe la impactante noticia de que el bebé que esperaban está condenado a una muerte súbita o, en el mejor de los casos, a una vida vegetal. Esta circunstancia arrastra a Bird durante tres días y sus noches a un descenso a su abismo interior enfrentándose al dilema de aceptar o no la fatalidad y renunciar a sus planes. 
El texto que nos acompaña pertenece al capítulo segundo del libro en el momento en el que el alter ego del escritor recibe la llamada del hospital. Dada la extensión del capítulo he intentado aglomerar la esencia eliminando imágenes, detalles y diálogos que lo hagan más asequible a este propósito. En la parte final de la publicación podrás encontrar, como siempre, las referencias del libro.




Thomas Quasthoff (Hildesheim, Alemania, 1959) nació con graves deformaciones físicas tras serle recetada a su madre talidomida durante el embarazo. Esta circunstancia no arredró al pequeño que se presentó en 1972 al Conservatorio de Hannover para aprender canto, opción que le fue denegada, pues una de las condiciones impuestas a los cantantes era que debían aprender también a tocar el piano, algo imposible para él dada su condición.
Aunque se preparó con diversos profesores de canto, siguió la sugerencia de que aprovechara su prodigiosa voz para trabajar como locutor de radio donde estuvo en la NDR alemana. En 1988 ganó el Concurso Internacional de la ARD, renunciando varios años después a su trabajo para centrarse en su carrera artística.  
Desde entonces participó con las orquestas más importantes de Europa y América en las salas de concierto más importantes con interpretaciones de lieder, piezas de ópera y música de jazz, además de realizar multitud de grabaciones. Es uno de los cantantes que más veces ha actuado con la Filarmónica de Berlín con directores como Claudio Abbado o Sir Simon Rattle, con quienes interpretó obras de Mahler, Mozart, Gershwin, además de oratorios de Haydn o las Pasiones de Bach.
Quasthoff nunca ha querido ser un ejemplo de superación de una minusvalía, sino ser recordado por la calidad de su interpretación. Su voz de bajo barítono destaca por un vibrato natural y cálido de tonalidad oscura, una impecable dicción en alemán que lo convierten en un intérprete ideal para los lieder e incluso el repertorio italiano. Sus interpretaciones son emotivas gracias a su comprensión de la estructura musical y su relación con los textos. El excelente colorido y riqueza de matices de su voz ha logrado que se convierta en un intérprete ideal para la música de Schubert o Mozart, los papeles bachianos, piezas de Brahms o Mahler, y obras contemporáneas de Britten o Schönberg.
Más adelante compaginó sus recitales con la enseñanza en la Academia de Música de Detmold y en la Escuela de Música Hanns Eisler de Berlín. Si lo deseas, es fácil encontrar interpretaciones suyas, tanto en directo como en grabaciones en las redes.


Nos acompaña una interpretación del primer lied del Winterreise (Viaje de invierno) de Franz Peter Schubert, Gute Nacht (Buenas noches). Es una canción en un ritmo tranquilo, moderado en movimiento de caminar. Tras un corto preludio al piano, las dos primeras estrofas son musicalmente iguales, cambiándose la tonalidad en las dos últimas. El texto que comienza con «Llegué como un extraño, como un extraño me marcho», marca el aire de melancolía, tristeza y soledad que marcará toda la obra.
La interpretación de Thomas Quarthoff está acompañada al piano por el pianista y director argentino Daniel Barenboim.


Relacionado con el mundo de la enseñanza, Sir Ken Robinson (Liverpool, 1950 - Los Ángeles, 2020) fue un experto en el desarrollo del potencial humano que ha colaborado con gobiernos europeos y asiáticos, entidades internacionales y organizaciones culturales, además de trabajar con diversos sistemas educativos de todo el mundo.
Además de estos trabajos, Robinson publicó una quincena de libros dedicados fundamentalmente a la educación y a esa exploración del potencial que tenemos para desarrollar nuestras capacidades.
El elemento. Descubrir tu pasión lo cambia todo (2009) es un ensayo en el que recoge una serie de experiencias de diversos creadores de la actualidad en la que debieron enfrentarse a variados retos en sus vidas personales para descubrir y recuperar capacidades que tenían en su interior y que desarrollaron en su vida personal y laboral.

Hikari Oé en un hotel de Salzburgo, acuarela de su madre Yukari
En el texto que te propongo, Ken Robinson trata de cómo encontrar ese elemento que nos ayude a fortalecer nuestras capacidades, evitando las tres limitaciones que nos solemos autoimponer antes de entrar en detalles concretos a lo largo del libro.


Nacido en Gotinga, Alemania en 1991, Felix Klieser decidió a los cuatro años que iba a aprender a tocar la trompa. Él mismo confiesa que no sabe dónde había oído hablar de ese instrumento y en su familia no hay nadie relacionado con la música. De hecho, jamás habían ido a un concierto de ningún tipo, ni sus padres sabían qué era una trompa.
Después de comenzar a tocar este instrumento, con diecisiete años se matriculó en la Hochschule für Musik und Theater, también de Hannover donde perfeccionó su técnica. En  2013, con veintidós años grabó su primer álbum en el que mostró su extraordinaria musicalidad y su brillante técnica, obteniendo excelentes críticas. En 2014 recibió el premio ECHO Klassik al artista joven del año y dos años más tarde el Premio Leonard Berstein del Festival de Música de Schleswig-Hosltein.
Kiesler afirma que la trompa es un instrumento difícil de tocar, ya que una nota necesita una tensión precisa de los labios, lo que supone recordar exactamente qué grado de tensión necesita esa nota concreta. Aunque ocurre con todos los instrumentos de viento, en la trompa, los tonos naturales están ordenados de forma compleja uno del otro.
Pese a esta dificultad, la crítica suele acoger sus interpretaciones como precisas con una gran amplitud expresiva y una belleza sonora, llena de matices profundos y agudos. 
Aunque Klieser pensó desde siempre en dedicarse a la trompa, lo hacía desde una perspectiva de conjunto y orquesta, pues el repertorio solista de este instrumento es escaso. Poco a poco ha ido acercándose al repertorio que existe, además de ampliarlo con interpretaciones adaptadas a la trompa de arias de ópera que desarrolla con una gran expresividad.
A estos pequeños inconvenientes hay que añadir el más difícil de superar: Felix Klieser nació sin brazos y toca las teclas con los pies ya que, como él dice, sólo necesita una boca, aire y respiración.


Nos acompaña con su interpretación para trompa del aria Voi che sapete de Cherubino de Las bodas de Fígaro de Mozart, donde está acompañado por el Zemlimsky Quartet de Praga, con quienes participa cada año. Para Klieser, tocar arias es una experiencia muy agradable ya que el fraseo, la respiración y el apoyo son similares al cantar. La articulación y los timbres son diferentes, pero la idea musical posee los mismos requisitos para ser interpretadas


(PE)Un amor especial (1994) fue escrito por Kenzaburō Ōe como un canto a la vida, a la sensibilidad y al amor por los hijos, centrándose en Hikari, la comprensión de la naturaleza de su minusvalía y cómo la familia se volcó en él para acompañarlo, entenderlo y poder seguir adelante. Además, esta reflexión le servía para trasladarla a la sociedad y la atención que le debe dedicar a este tipo de situaciones.
Tras varios años de absoluto silencio en el que descubrieron su amor por el canto de los pájaros, Hikari pronunció sus primeras palabras sobre ellos. Más adelante comenzó a interesarse por la música, pero por su discapacidad sólo pudo ejercitar los dedos y comenzó a recibir clases de piano. Poco después comenzó a componer sus primeras obras en un estilo que recordaban la música de Bach o Mozart.
Gracias a la música, ese elemento que citaba Ken Robinson afloró en Hikari, mostrando, primero a su familia y más tarde a la sociedad, la riqueza que atesoraba en su interior y que sin ella nunca se habría sospechado. Hikari Ōe se ha convertido en un compositor de éxito, con varios discos de los que se han vendido más copias que algunos libros de su padre, lo que enorgullecía enormemente a éste.
Con textos sacados de Una cuestión personal y (PE)Un amor especial, dejo al final de la publicación un relato de audio de Martín Llade en su programa Sinfonía de la mañana de Radio Clásica titulado Retrato de Hikari Ōe, el hijo del Nobel.

El último texto que nos acompaña es una reflexión de Kenzaburō Ōe sobre la relación entre el trato familiar y social que se da a personas con discapacidad y el valor que proporciona.


No podía terminar esta publicación sin poner música de Hiraki Ōe. Nos acompañan tres de sus piezas en un audio que está acompañado con tres fotos del compositor autista en diferentes momentos de su vida: Adagio en Re menor para flauta y piano, Grief (Dolor) nº 3 para piano y Nocturno 2 para flauta y piano.

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Bibliografía y webgrafía consultadas:

Date un Capricho de vez en cuando

La relación entre el lenguaje y cada uno de nosotros debe contribuir a que podamos expresar de forma lo más clara y precisa posible nuestros sentimientos, emociones, pensamientos e ideas. Nuestro idioma es rico y amplio en sus formas, expresiones y vocabulario, facilitándonos la comunicación en cualquiera de sus facetas, desde la verbal o la no verbal hasta la escrita, pasando por la visual y la auditiva. 
La riqueza semántica, la diversidad de expresiones, la variedad del vocabulario y las distintas acepciones de nuestro idioma nos ofrecen la oportunidad de utilizar un lenguaje preciso y rico que nos ayude a expresarnos con mayor riqueza y propiedad.
Hay palabras que partiendo de un significado concreto han ido extendiendo sus significados a oros campos diferentes de que originalmente poseían.
Una de esas palabras es Capricho de la que el Diccionario de la R.A.E. nos ofrece la siguiente información:

Capricho: Del italiano capriccio, antiguamente 'horripilación, escalofrío' y este del italiano antiguo caporiccio de capo 'cabeza' y riccio 'rizado'.

1. m. Determinación que se toma arbitrariamente, inspirada por un antojo, por humor o por deleite en lo extravagante y original.
Sinónimos: arbitrariedad, voluntad, atropello, tropelía, injusticia, abuso, desvarío. antojo, deseo, querencia, afición, gusto, manía, berretín.

2. m. Persona, animal o cosa que es objeto de un capricho.

3. m. Obre de arte en que el ingenio o la fantasía rompen la observación de las reglas.

4. m. Mús. Pieza compuesta de forma libre y fantasiosa.

Como si fuera un capricho, esta publicación te acerca a tres de los significados que el Diccionario R.A.E. muestra del  término, aunque si lo deseas, a los cuatro. Nos acompañan obras de Goya, Alfonsina Storni, Shakespeare, Rimsky-Korsakov y Tchaikovsky. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!

43. El sueño de la razón produce monstruos. La fantasía, abandonada de la razón, produce monstruos imposibles, unida a ella es madre de las artes y origen de las maravillas.
El primero de los significados, esa determinación que tomamos libremente a partir de un antojo o, simplemente, porque nos apetece está dentro de nuestra naturaleza. ¿Quién de nosotros no se ha dado en alguna ocasión el gusto de romper la obligación o la rutina y darse un capricho? Hacer algo que no entraba en nuestros planes como tomarse una mañana o un día libre sin contar con él, buscar un rato para leer, escuchar música, ver una película, comer algún alimento especial o charlar con nuestros amigos y seres queridos son, en ocasiones, caprichos que nos hacen retomar con mayor fuerza nuestro ritmo de vida diario.
El tercer significado de capricho alude a una obra de arte en la que la fantasía o el ingenio se atreven a romper las normas establecidas, aligerando esa obra de los esquemas previsibles. No se trata de seguirlos o revolverse contra ellos, pues en la evolución del arte está presente el hecho de que las normas de un estilo se van renovando cuando los creadores encuentran y quieren transitar por un camino nuevo. Se trata simplemente de llevar la creatividad con más libertad y no dejarse encorsetar por unas reglas aceptadas por el autor.

6. Nadie se conoce. El mundo es una máscara, el rostro, el traje y la voz, todo es fingido: todos quieren aparentar lo que no son, todos se engañan y nadie se conoce.
Cuando se nos vienen a la mente obras de arte relacionadas con esta palabra, la primera, o una de las primeras obras que se nos vienen a la mente son Los Caprichos de uno de los grandes pintores de nuestro país. 
Francisco de Goya y Lucientes comenzó su carrera como pintor religioso, viajando a Italia para estudiar la pintura del Renacimiento y Barroco, volviendo a nuestro país donde ejerció su carrera como pintor de la corte, además de diseñar modelos para la Real Fábrica de Tapices y ser pintor del rey. Compartió las ideas de los ilustrados españoles, hasta el punto que abandonó el país durante la época absolutista que siguió a la Guerra de Independencia y acabó su vida en Burdeos.
No voy a tratar sobre las virtudes del pintor ni sobre el valor de sus obras en la historia del arte, sino en el tema que nos atañe en esta publicación.
Los Caprichos fue su primera serie de grabados que salió a la luz en 1799 a partir de dos álbumes de dibujos (el Álbum de Sanlúcar y el Álbum de Madrid) donde realizó unos apuntes y dibujos a tinta china y aguada.
En Los Caprichos, Goya desarrolló un estilo crítico muy personal, alejado de los dictados de la Academia y la moda predominante. En ellos combina el aguafuerte y el aguatinta que luego pasó a la plancha de metal con aguafuerte y buril.
Así realizó una primera edición de 300 copias que puso a la venta anunciándola en La Gaceta de Madrid. La crítica que albergaba la colección llamó la atención de la Inquisición, por lo que las obras se retiraron de la venta. Cuatro años más tarde, Goya cedió la mayoría de ejemplares -240- y las láminas de cobre originales a la Real Calcografía, donde se conservan en la actualidad. Algunas de esas series que se conservan tienen comentarios sobre las imágenes, algunos de ellos atribuidos al propio pintor.
En Los Caprichos de Francisco de Goya y Lucientes, con prólogo de Erika Mergruen, se recoge esta serie de grabados en los que se adjuntan los comentarios según sus procedencias: La Colección Ayala, el Museo del Prado y la Biblioteca Nacional, adaptándose éstos, que suelen coincidir en diversos grabados, al lenguaje actual.
Las ilustraciones que acompañan esta publicación están basadas en Los Caprichos de Goya incorporando en el pie de foto el número de lámina, el título y los comentarios que la acompañan.
El primer texto caprichoso que te acompaña está en la introducción del libro y se corresponde con el anuncio que el propio Goya insertó en La Gaceta de Madrid para promocionar su obra. El final del mismo muestra el precio con iniciales que se corresponde con 320 reales de vellón. Un documento histórico.


El cuarto de los significados hace referencia a una pieza musical compuesta con la libertad que permite a su autor no seguir la rigidez de esquemas ni reglas compositivos y dejarse llevar por su imaginación y fantasía.
Durante su etapa como cadete en la marina rusa entre 1864 y 1865, Nikólai Rimsky-Korsakov realizó una travesía por el Mediterráneo en el buque-escuela de la armada, recalando entre otras ciudades en Cádiz. Igual que a otros autores como Bizet con su Carmen o Lalo con su Sinfonía española, al compositor ruso se le quedaron grabados algunos temas, estilos y motivos musicales. 
Fue dos décadas más tarde, durante el verano de 1887 cuando se decidió a llevar sus recuerdos musicales al pentagrama. Según él mismo escribió: «Los temas españoles y la música de danza me ofrecían un excelente material para crear una obra con un brillante color orquestal».
El título de la obra indica la propia naturaleza de la misma, Capricho sobre temas españoles, mostrando que no era exactamente música española, sino la exótica evocación de algunos temas bajo el punto de vista del compositor ruso. Aunque en un principio estaba concebida como un concierto para violín al estilo de la sinfonía de Lalo, acabó incorporando otros instrumentos solistas que hacen que la obra exija intérpretes virtuosos.

8. ¡Que se la llevaron! La mujer que no se sabe guardar es del primero que la pilla, y cuando ya no tiene remedio se admira de que se la llevaron.
Durante el primer ensayo con el compositor en San Petersburgo, los componentes de la orquesta aplaudieron acaloradamente cada una de las partes de la obra, hasta el punto que el propio Rimsky-Korsakov dedicó la partitura a los miembros de la orquesta, citando los nombres de cada uno de ellos. 
El Capricho español, Op. 34 está  dividido en cinco partes, inspiradas la mayoría en temas asturianos:
I- Alborada: Una suerte de serenata matinal.
II- Variaciones: Tras la entrada del violín y los cornos, se realizan cinco variaciones del primer tema.
III- Alborada: Vuelve el primer tema con otra tonalidad y un acompañamiento orquestal distinto.
IV- Escena y canto gitano: Una parte ideada como lenguaje gitano, con un colorido y ritmo bien marcados. Comienza con unos acordes de fanfarria a los que sigue una cadencia del violín solista y cinco variaciones para instrumentos solistas: trompas y trompetas, violín, flauta, clarinete y arpa.
V- Fandango asturiano: Tras dejar sin concluir la escena gitana, la última parte predomina el uso del contrapunto en esta interpretación de la música asturiana, para finalizar volviendo al tema que abría la pieza en forma de coda brillante.

La interpretación de este Capricho español pertenece a la hr-Sinfonieorchester de la Frankfurt Radio Symphony dirigida por el granadino Pablo Heras-Casado en una grabación que se realizó en el festival Europa Open Air des hr-Sinfonieorchesters und der Europäischen Zentralbank en agosto de 2017 en Frankfurt am Main.


La producción de Alfonsina Storni abarca su mundo emocional acercándose a lo cotidiano de la existencia. Así, habla del deseo femenino y el derecho de las mujeres a la independencia del hombre, mientras luchaba con su enorme sensibilidad para alcanzar el voto femenino y por cambiar una sociedad tan machista como la de su tiempo.
En 1918 publicó El dulce daño, al que siguieron en los años siguientes Irremediablemente y Languidez por el que obtuvo el Segundo Premio Nacional de Literatura de Argentina. Tras estas obras cercanas al estilo romántico que trata sus temas desde una perspectiva sensual y erótica con cierto resentimiento hacia la figura masculina, evoluciona a partir de obras como Ocre (1925), dio un giro a su obra dando de lado ese erotismo y haciéndose más reflexiva, abstracta, irónica e introspectiva.
Alternó la poesía con su afición al teatro y la enseñanza con los más desfavorecidos, como en la Escuela de niños débiles de Chacabuco, mientras alternaba su vida emocional con su faceta de madre soltera y cuadros depresivos en los que mostraba su obsesión por la muerte a la que acudió presta cuando se vio destrozada y superada por el cáncer.

5. Tal para cual. La Reina y Godoy cuando era guardia, y los burlaban las lavanderas. Representa una cita que han proporcionado dos alcahuetas, y de que están riendo, haciendo que rezan el rosario.
En Antología poética, recopilada por ella misma y publicada en 1938, su último año de vida, se recoge su obra poética, desde su primer libro La inquietud del rosal (1916) hasta Mascarilla y trébol de ese mismo año, a las que se añadieron algunos poemas posteriormente. 
Procedente de El dulce daño, nos acompaña uno de los poemas con este título unos versos cargados de erotismo en el que muestra a la vez su fragilidad y fortaleza, su rico mundo interior en este capricho.


De los muchos caprichos musicales, te acompaña ahora otro de un compositor ruso, el Capricho italiano de Piotr Illich Tchaikovsky.
Deprimido por el reciente fallecimiento de su padre, el 25º aniversario del de su madre y la culpabilidad por su homosexualidad, Tchaikovsky se encontraba en Roma a comienzos de 1879. Con gran esfuerzo consiguió refrenar su neurosis para dejarse llevar por las músicas del carnaval romano. Tomó notas de la música que le llamó la atención en la calle mientras estudiaba partituras de canciones y bailes del folclore local. Así, pese a ser escrita en uno de los periodos más oscuros del compositor, su Capriccio Italien, Op. 45 refleja unos colores alegres y entusiastas a partir de los diversos temas que incorporó a la obra. 
El Capricho italiano fue compuesto entre enero y mayo de 1880 y se estrenó en Moscú el 18 de diciembre de ese mismo año. En una de sus numerosas cartas a su mecenas Nadezhda von Meck llegó a escribirle: «Gracias a estos encantadores temas, algunos tomados de colecciones folclóricas y otros escuchados en las calles, esta obra va a ser muy efectiva». Y no se equivocaba.

56. Subir y bajar. El Príncipe de la Paz levantado por la lujuria, y con la cabeza llena de humo, vibra rayos contra los buenos ministros. Caen éstos y rueda la bola, que es la historia de los favoritos.
Los estudiosos han encontrado el origen de algunos de los temas utilizados en este Capricho, como la fanfarria con la que comienza, que identifican con el toque de corneta que el compositor escuchaba en su habitación del Hotel Constanzi procedente de unas barracas militares cercanas de los Corazzieri Reali.
Aunque con esa libertad propia de este tipo de obras, el Capricho italiano se puede dividir en tres partes.
I- Andante un poco rubato, que comienza con las trompetas tocando la fanfarria solemne del cuartel, al que le sigue el tema principal y un breve episodio en forma de canon entre los oboes, las flautas y las maderas, para volver a retomar la fanfarria inicial a cargo de la orquesta.
II- Pocchissimo, più mosso: Con las mencionadas melodías italianas de carácter vivo, lírico y con gracia que van moviéndose por la orquesta, tras las que se vuelve a retomar el tema inicial.
III- Allegro moderato: Comienza con una tarantela, un saltarello alegre y ágil, a la que le sigue uno de los temas más conocidos de la pieza y que concluye con un final brillante y efectista en fortissimo.

La interpretación que nos acompaña fue realizada por la Orquesta Sinfónica de Galicia con la dirección del inolvidable Jesús López Cobos en una grabación que se realizó el 16 de noviembre de 2012 en el Palacio de la Ópera de A Coruña.


No me resisto a terminar sin compartir contigo uno de los caprichos más particulares. Recogido en los Sonetos de amor de William Shakespeare, su Soneto XCIV es todo un alarde relacionado con el capricho. El constante juego de palabras y de términos antagónicos, la mudanza en el sentido que le da son un alarde de seriedad, amor e ironía. Hasta el texto es caprichoso.

57. La filiación. Aquí se trata de engatusar al novio haciéndole ver por la ejecutoria quienes fueron los padres, abuelos, bisabuelos y tatarabuelos de la señorita, ¿y ella quién es? Luego lo verá.
Con este poema termina este recorrido por tres de las cuatro acepciones del término Capricho. Sólo queda una por tratar y depende de ti.

2. m. Persona, animal o cosa que es objeto de un capricho.

En tus manos está que esta publicación o este blog se conviertan en objeto de tu capricho.

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Bibliografía y webgrafía consultadas:
  • Los Caprichos de Francisco de Goya y Lucientes, prólogo de Erika Mergruen, edición de Raúl Berea Núñez y producción de Bernardo Robles Otero,  se recogen, Editorial La Guillotina (2007). ASIN: B0DM2FSX7Q.
  • Storni, Alfonsina. Antología poética, Espasa libros (ebook). ISBN: 9788467059328.
  • Shakespeare, William. Sonetos de amor, Editorial Renacimiento, Poesía Universal, Serie menor. Sevilla (2009).ISBN: 9788484724452.

Johann Sebastian Bach y las Matemáticas

La música nos emociona porque apela a nuestras sensaciones y sentimientos. Nos hace evocar recuerdos, tiene el poder de asociarnos a un lugar o acontecimiento concretos. Además, las letras de las canciones y elementos musicales como la melodía, la armonía o el ritmo pueden contribuir a desarrollar en nosotros un impacto emocional más o menos profundo. Por supuesto, escuchar música grabada en un dispositivo no tiene la misma carga emocional que hacerlo en un concierto en directo, e incluso participar en la interpretación del mismo.
Pero es imposible dejar de lado la relación de la música con las matemáticas. Desde la frecuencia con que oscilan las notas musicales, hasta las armonías, pasando por las distintas escalas musicales, la duración de las notas, el timbre de cada instrumento, el ritmo, la métrica o la propia voz, hasta llegar a procedimientos matemáticos como la traslación, la inversión o la transposición, los conceptos matemáticos asociados a la música son enormes.
No olvidemos que ambas disciplinas, música y matemáticas necesitan de la creatividad para desarrollarse, que ambas utilizan lenguajes abstractos que deben aprenderse para su creación o para descifrarlas y que son lenguajes universales que nos ayudan a apreciar su belleza y expresión.
En MusiMáticas y PoeMáticas citaba el artículo Patrones matemáticos secretos revelados en la música de Bach en el que se trataba un estudio donde analizaron una serie de partituras del compositor y las redes musicales que generaban estas obras. Al representarlas como redes formadas por puntos (nodos) conectados con líneas (aristas) descubrieron que comunicaban una enorme cantidad de información que facilitaban la comprensión de los oyentes, cuantificando el contenido de esta información a través de la entropía de la información, un concepto matemático acuñado por Claude Shannon a mitad del siglo pasado.
Si algo tiene de importancia este trabajo sobre la música de Bach es que se puede extrapolar a otros compositores donde se encontrarán rasgos comunicativos similares, salvando las diferencias.
Aprovechando que cada 14 de marzo (3/14) se celebra el Día del Número Pi o el Día de las Matemáticas, te propongo un recorrido por algunos textos y músicas donde se aprecia la relación entre la música de Johann Sebastian Bach y las matemáticas. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!



La mayor parte de la música occidental se basa en muchos de los fundamentos y estructuras que Johann Sebastian Bach utilizó en sus obras. 
Durante los últimos veintisiete años de su vida ejerció su labor como Thomaskantor (Director del coro de la Iglesia de Santo Tomás) y director musical de las principales iglesias de la ciudad de Leipzig que le comprometían a proveerlas de música para las celebraciones semanales, además de formar al coro de niños e incluso de enseñarles latín, aunque para esta función logró que le consiguieran varios maestros que lo hicieran.
Para crear una producción tan amplia y exigente hubo de buscar formas que le ayudaran a desarrollar su ideas y motivos musicales a lo que le ayudó su mente matemática. Así, en sus composiciones aparecen multitud de fugas, invenciones a dos o más voces, cánones o la forma sonata con la que podía desarrollar temas musicales con cierta rapidez gracias a una creatividad y genialidad excepcionales. 
Su obra influyó en compositores como Haydn, Mozart o Beethoven, quienes apreciaron su habilidad para el contrapunto y el tratamiento que le imprimía a su música. La mayoría de compositores ha bebido en las fuentes de Bach, hasta el punto que autores contemporáneos como Philip Glass o Steve Reich han encontrado en las estructuras y repeticiones de Bach un modelo para la música minimalista. Otros como Uri Caine o Jacques Loussier han creado versiones  de las obras bachianas adaptadas a la música de jazz, e incluso bandas de rock como Emerson, Lake & Palmer han versionado sus obras para sus composiciones y conciertos.

Una muestra de la mente matemática de Bach la podemos encontrar, además de sus composiciones, en el monograma que utilizaba como firma en las cartas oficiales, para grabar en sus objetos personales y en la publicación de algunas partituras y documentos.
Se trata de un diseño que comenzó a utilizar en Lepizig formado por sus iniciales J.S.B. que se entrelazaba y superponía con el mismo diseño simétrico y al que añadió una corona por haber sido asignado como compositor de la corte real de Polonia y del Principado electoral de Sajonia. Este monograma también aparece en un solo objeto, aunque sin la corona. Se trata de una copa que le regalaron alrededor de 1735, según una versión unos alumnos adinerados por su cumpleaños, según otra al entrar en una sociedad musical. La copa está labrada con el monograma y la palabra latina VIVIT (vivir) cuyos extremos terminan en 14 puntos -que como veremos, es su número-, acompañada de un poema-puzzle dedicado a él y un pentagrama con su nombre en la notación alemana. Junto con una biblia, son los únicos objetos personales que se conservan del compositor.


En 1925 apareció un libro que despistó a los lectores por su procedencia. La pequeña crónica de Ana Magdalena Bach se editó de forma anónima en Inglaterra dando a entender que era una biografía del compositor escrita por su segunda esposa, una circunstancia que durante un tiempo se dio por cierta. En realidad, este libro escrito con un amor incondicional hacia Bach y ciertas dosis de romanticismo que pusieron sobre la pista a algunos críticos, fue escrito por la musicóloga británica Esther Meynell que acabó reconociendo su autoría. 
De todas formas es un librito delicioso que podríamos catalogar como una suerte de novela histórica, bien documentado y que, en su tiempo, llegó a interesar al público por la figura y la obra de Bach.
En el texto que nos acompaña comienza relatando la admiración que Johann Joachim Quantz, compositor y flautista alemán y profesor de ese instrumento de Federico II de Prusia profesaba a Bach. También comenta que el conocimiento que tenía de las matemáticas era intuitivo, además de conocer por su propia experiencia algunas propiedades del sonido, como narra en una anécdota sobre el teatro de la ópera de Berlín. Finaliza con una explicación sobre las clases con sus alumnos y la importancia  de seguir -o no- las reglas musicales, además de algunas referencias a frases de Lutero que se podrían aplicar al compositor.


No sólo son los juegos de simetría como el monograma los que atraían a Bach. También jugó con las notas de su nombre y los números asociados a ella. 
En el sistema de notación alemán no se utilizan las notas do, re, mi, fa, sol, la, si, do, sino que comienzan con la A asociada a La. De esta forma, la escala Do, re, mi, fa, sol, la, si bemol, si se corresponde con las letras C, D, E, F, G, A, B, H. Así, su apellido corresponde con las notas Si bemol, La, Do, Si. Este motivo fue utilizado por él en diversas composiciones, además de haberlo utilizado otros compositores para homenajearlo.
Además, hay un juego numérico que también utilizó con su nombre, asociando el número a cada letra A (La) el nº 1, B el 2, etc., obtuvo el número 14 (2+1+3+8 = BACH). Ya sin más notas, simplemente siguiendo el orden del abecedario, J. S. BACH sumaba 41, el número inverso al de su apellido y todas las letras de su nombre suponen 158, que sumando sus cifras (1+5+8) vuelve a dar 14. Juegos numéricos y matemáticos con los que se entretenía.


La primera música que nos acompaña es un trabajo sobre 7 de los 14 cánones de Bach donde se visualizan los mecanismos que el compositor utilizó a base de palíndromos y espejos. Se trata de un vídeo elaborado para el programa Masterpiece Album Plus de la cadena de televisión japonesa NHK.
La música original fue interpretada por Naoya Otsuka, profesor del Departamento de Música Antigua de la Universidad Nacional de Tokio en el clavecín, mientras Ritsuko Onishi y Rieko Ikeda interpretaban los violines, aunque la música grabada se reprodujo después con un software de sonido especial.
En el video se pueden visualizar gráficamente la melodía principal y sus imitaciones unos compases más tarde o en forma de espejo o cangrejo al invertir la melodía. Tras las dos primeras versiones, los cánones van complicando su estructura, aunque las grafías nos permiten seguir fácilmente la forma del canon.


La primera teoría que relaciona la música con las matemáticas proviene de Pitágoras que buscaba encontrar los patrones numéricos que intervienen en la música. Así, utilizó un monocordio, un instrumento musical de una cuerda que podía adoptar diversas longitudes. Al dividir la cuerda en partes iguales buscó los intervalos que producían sonidos más agradables, descubriendo que al realizar divisiones de longitudes en 12 partes se producían sonidos más armoniosos que con otras divisiones. Si se cambiaba la longitud de la cuerda y se volvía a dividir en doce partes se creaban sonidos en escalas superiores o inferiores, según el tamaño de la misma.
Esta teoría, que es la base de la notación occidental (7 notas naturales más 5 alteradas, y en el siglo XX con el dodecafonismo), se volvió a utilizar desde la Edad Media. Además, las matemáticas avanzaban y eran recientes las teorías de Leibniz, en especial la teoría combinatoria que, a efectos prácticos daban a entender que un número pequeño de elementos se podían combinar hasta forma una entre muchas posibilidades. 
Así, Bach comienza a aumentar las posibilidades de la música al combinar distintos instrumentos como los de teclado y cuerda, estudiando y componiendo en las distintas tonalidades, agregando textos e incorporando algunos de los recursos mencionados anteriormente. La música comenzaba a alcanzar cotas cada vez más diversas y ricas.


Guatemalteco, Óscar René Cruz Oliva hubo de establecerse en México hasta su fallecimiento (1933-2012). Entre sus obras destacan una serie de biografías breves de personajes históricos, además de varias novelas y libros dedicados a los palíndromos.
En Johann Sebastian Bach. El padre de la música, Cruz Oliva escribe una breve, concisa e interesante biografía del gran compositor barroco. En el texto que nos acompaña se detiene en relacionar su obra con las teorías de Leibniz, especialmente con El clave bien temperado, una obra que es, por una parte, un compendio de formas de música populares, por otra, un desarrollo del arte de la fuga y, sobre todo, un estudio sobre las posibilidades de la armonía y las distintas tonalidades en la música. 


El clave bien temperado no es en realidad una obra, sino un conjunto de piezas agrupadas en dos volúmenes, escritos y recopilados en 1722 el primero y en 1744 el segundo, aunque no fue impreso hasta después de su muerte. 

Cada uno de los libros está formado por 24 grupos de piezas, cada uno de ellos consistente en un preludio y una fuga en la misma tonalidad, hasta completar todas las tonalidades de mayor a menor en cada volumen. Es más interesante para los estudiantes y estudiosos que para el público por su interés por la tonalidad, aunque es complicado conocer dónde y cuándo se compusieron cada una de las piezas, así como el orden en el que fueron concebidas.
Aunque no estuviera publicado, Bach solía utilizar el primer libro como material de estudio de sus alumnos y en el segundo de ellos incorporó piezas con una complejidad más novedosa y acorde con el momento, pues algunas del primer libro habían quedado algo desplazadas por el tiempo.


Te dejo ahora con el inicio de El clave bien temperado. Se trata de un análisis armónico del Preludio 1 realizado por Tomás Gilabert, profesor de Análisis musical en el Conservatorio Superior de Valencia (CMSV) que se encuentra disponible en la página de YouTube Músicnetmaterials.


El estudio del contrapunto y el desarrollo de los distintos tipos de fuga forman parte del legado que nos ha dejado Johann Sebastian Bach entre muchas de sus obras maestras, como aquellas con las que debía surtir semanalmente los cultos en las iglesias de Leipzig, especialmente la de Santo Tomás.
A su forma de componer le ayudó su mentalidad con rasgos matemáticos que le ayudaron a componer con el uso de conceptos geométricos como las simetrías, las traslaciones y los giros que acompañaron su fecunda creatividad.

Tras varios años en que fue insistido por su antiguo alumno, músico y médico Lorenz Chistoph Mizler, en 1747 ingresó en la Sozietät der Musicalischen Wissenschaten (Sociedad de las Ciencias Musicales) como su miembro número 14, cuyo propósito era investigar la relación entre la música y las matemáticas. El propio Mizler, que había publicado un tratado de composición basado en el Ars Combinatoria de Leibniz, era el fundador de esta sociedad que tan solo llegó a contar con veinte miembros. Para entrar en la sociedad el compositor hubo de aportar un retrato suyo y dos obras. El retrato fue pintado por Elias Gottlob Haussmann, aparece el compositor llevando en su mano una de las composiciones con que contribuyó a la Societät, el más conocido de los que nos muestran la figura del músico alemán.
Las obras que entregó a modo de trabajo científico para acceder a esta sociedad fueron el Canon Triplex a seis voces inspirado en las Variaciones Goldberg y una pieza basada en Von Himmel hoch, BWV 769.

 
El último texto que te ofrezco pertenece al artículo Las matemáticas de Johann Sebastian Bach publicado en nº 61 de la Revista Suma por Vicente Liern Carrión de la Universitat de València Estudi General. En él analiza la relación del compositor alemán y las matemáticas, de modo especial la geometría. Dos extractos nos acompañan. En el primero se hace referencia al ingreso de Bach en la Sociedad de Ciencias Musicales, mientras que en el segundo se analiza la estructura de algunas de sus obras desde el punto de vista de la geometría. El ejemplo final relacionado con la fuga a seis voces con la dificultad añadida de que es improvisada, indica la dificultad del ejercicio.
   

Para terminar esta publicación sobre Bach y las matemáticas te acompaña un vídeo sobre una de las dos composiciones que entregó para su entrada en la Sociedad de las Ciencias Musicales. Se trata del Canon Triplex a seis voces, BWV 1076 a partir de su obra las Variaciones Goldberg.
Se trata de un vídeo realizado para celebrar el cumpleaños de Bach el 21 de marzo en el que se muestra los tres pentagramas de los instrumentos que forman parte de la breve pieza, señalando después el canon de cada uno de ellos que comienza con un compás de retraso respecto a la melodía original. Una vez presentados, comienza el canon en sí con un diseño gráfico en el que se aprecia la interpretación. Esta obra se ha adaptado en ocasiones para ser interpretada por seis instrumentos diferentes, pudiendo encontrar en las redes muchas de ellas.

Por si tienes interés en leerlas, te muestro los enlaces a dos publicaciones de este blog relacionadas con el Día del Número Pi o Día de las Matemáticas:

-¡Feliz día Número Pi!, con Rafael Alberti, Wislawa Szymborska, Monteallegro, Les Luthiers, Mozart y el Canon del Cangrejo de Bach
-MusiMáticas y Poemáticas, con obras de Bach, Béla Bartók, Wagner, Neruda, Salinas y el colectivo OuLiPo.

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Bibliografía y webgrafía consultadas:
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