¿Las cosas suceden tal como las percibimos? ¿Cómo nos marca el azar o, si quieres, el destino? ¿Còmo difieren nuestras pasiones según el momento o nuestro estado de ánimo?
Vivimos marcados por el amor. Desde que nacemos tenemos la necesidad de ser amados, acogidos y protegidos. Nuestra vida es una continua búsqueda de ese amor que nos conceda la serenidad en nuestras relaciones, ya sea de pareja, de tipo fraternal, como amistad o de entrega a las necesidades de los demás.
Este post nos muestra el amor en cuanto fuerza del destino con una narración llamada precisamente El amor y la serenidad que nace de la pasión con uno de los dúos para voces femeninas más conocidos, la famosa Barcarola de Los cuentos de Hoffmann.
Comenzamos con un texto de Cesare Zavattini, escritor, periodista y uno de los más asiduos guionistas del neorrealismo italiano colaborador de directores como Visconti, Rossellini, Fellini o Vittorio de Sica. Nos muestra una mueca de perplejidad con las que la vida nos puede sorprender a veces, aunque varíe el tono en que ocurre.
Jacques Offenbach compuso la ópera Los cuentos de Hoffman, que fue estrenada póstumamente en 1881 basada en la personalidad del escritor Ernest Theodor Amadeus Hoffmann, conocido como E.T.A. Hoffmann. Una de las piezas más conocidas, sobre todo en su versión instrumental, es la famosa barcarola, apareciendo en multitud de obras, entre otras en la película La vida es bella de Roberto Benigni.
La barcarola es una composición, originaria de los gondoleros venecianos, adaptada a obras musicales que representa un ritmo que imita el remar del gondolero, en un tiempo moderado, generalmente en compás de 6/8.
Vivimos marcados por el amor. Desde que nacemos tenemos la necesidad de ser amados, acogidos y protegidos. Nuestra vida es una continua búsqueda de ese amor que nos conceda la serenidad en nuestras relaciones, ya sea de pareja, de tipo fraternal, como amistad o de entrega a las necesidades de los demás.
Este post nos muestra el amor en cuanto fuerza del destino con una narración llamada precisamente El amor y la serenidad que nace de la pasión con uno de los dúos para voces femeninas más conocidos, la famosa Barcarola de Los cuentos de Hoffmann.
Comenzamos con un texto de Cesare Zavattini, escritor, periodista y uno de los más asiduos guionistas del neorrealismo italiano colaborador de directores como Visconti, Rossellini, Fellini o Vittorio de Sica. Nos muestra una mueca de perplejidad con las que la vida nos puede sorprender a veces, aunque varíe el tono en que ocurre.
Jacques Offenbach compuso la ópera Los cuentos de Hoffman, que fue estrenada póstumamente en 1881 basada en la personalidad del escritor Ernest Theodor Amadeus Hoffmann, conocido como E.T.A. Hoffmann. Una de las piezas más conocidas, sobre todo en su versión instrumental, es la famosa barcarola, apareciendo en multitud de obras, entre otras en la película La vida es bella de Roberto Benigni.
La barcarola es una composición, originaria de los gondoleros venecianos, adaptada a obras musicales que representa un ritmo que imita el remar del gondolero, en un tiempo moderado, generalmente en compás de 6/8.
Para apreciar más este dúo, pongámonos en situación tal como dice el libreto: Comienza el acto. Venecia. El escenario representa una galería de fiestas en un palacio junto al Gran Canal. Al fondo, unas góndolas. Balaustrada, escaleras, columnas con lámparas, arañas lujosas, cojines, flores... Los invitados de Giullietta están agrupados en pie o tendidos sobre cojines. Se trata de un cuadro brillante y animado.
Esta versión, magníficamente grabada en estudio, está interpretada por una asidua de este blog, la genial soprano rusa Anna Netrebko, en compañía de la mezzo Elina Garança, dos de las grandes cantantes que están comenzando a triunfar en los escenarios de ópera de todo el mundo.
Para terminar, la misma pieza en representación escénica, aunque sin tener las indicaciones del lugar, la fecha ni los intérpretes.
Si te gusta... ¡Comparte!
No hay comentarios:
Publicar un comentario