Vivimos en una sociedad cargada de exigencias, con objetivos marcados por nuestro entorno, nuestra profesión y nuestra vida personal. Compaginarlos todos y salir airosos es una tarea que, en muchas ocasiones, se nos antoja titánica, llevándonos al límite de nuestra fuerzas y posibilidades.
Junto con esta situación, también nos encontramos con una asfixiante falta de tiempo, pocos momentos para dedicar a nuestra vida personal o aficiones y la sensación de que se pasan los días, las semanas y los meses cargados de oportunidades que se fueron, de iniciativas que quedaron truncadas o momentos perdidos que no regresarán.
En ocasiones esta situación desemboca en la sensación de que dejamos parte de nuestra vida en la dedicación a las exigencias que nos creamos, pero, paradójicamente la encontramos vacía de experiencias vitales que nos ayuden a enriquecerla.
Te propongo una reflexión sobre aquellas aficiones y satisfacciones que ayudan a dar sentido a nuestras vidas con textos de Bertolt Brecht y Walt Whitman y música de Fauré. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!
Mirar hacia lo que nos gusta, aquellas cosas pequeñas o grandes que se cruzan en nuestro día a día y nos ayudan a verlo con una mirada diferente, hacer una pausa y ver que merece la pena considerarlo y que no pase desapercibido, es una de las situaciones que hacen que veamos lo que no rodea de una forma más humana, placentera y positiva.
El escritor y dramaturgo alemán Bertolt Brecht lo enunció en su texto Satisfacciones, un pequeño listado de esos momentos y situaciones pequeños y banales que lo llenaban y que nos acompañan a cada uno de nosotros. ¿Te atreves a escribir, para ti, un texto semejante a partir de tus gustos y preferencias?
Pocos escritores hay tan personales, controvertidos e incomprendidos en su momento y admirados más adelante como Walt Whitman. El poeta, ensayista, periodista y humanista estadounidense, autor entre otros libros de Hojas de hierba, de una personalidad compleja y cargada de humanismo se mueve entre el trascendentalismo y el realismo filosófico.
Considerado uno de los padres del verso libre, su obra deambula entre el acercamiento de la épica americana al ciudadano común, la importancia vital de la naturaleza y una carga sexual que provocó cierto rechazo en los primeros momentos.
El texto que nos acompaña, curiosamente no lo escribió Whitman, aunque en realidad se puede considerar que de su autoría. Se trata de una extraña situación en que se han recopilado una serie de versos, frases y pensamientos suyos y de otros autores que se han unido en un solo texto, pasando por uno de sus poemas que, como tal, podemos encontrar en la gran red mundial. En realidad, como ha explicado con detalle David Arellana Silvera en No te detengas o Carpe Diem no fue compuesto por Walt Whitman, el texto es una recopilación de frases de la película El club de los poetas muertos dichas por el profesor Keating, personaje interpretado por Robin Williams.
Independientemente de que el texto sea una amalgama de frases, imágenes y razonamientos muy del estilo de Whitman, tiene el poder de generar pensamiento positivo y dirigir la energía hacia los aspectos más ambiciosos y elevados de nuestro día a día.
Aprovechar nuestras capacidades, aficiones e intereses es una forma de sentir que lo que hacemos merece la pena, que el esfuerzo invertido a costa de algunos sacrificios es positivo y que redunda en nuestro propio beneficio. Dedicar tiempo a lo que nos motiva como escribir, colaborar con una ONG, pintar, cantar, cocinar, hacer manualidades o decoración, practicar deporte o alguna actividad creativa aumentan la sensación de que compensamos con sentido el sinsentido de nuestra sociedad.
Alternar entre aficiones que se desarrollan de forma personal (escribir en un blog, cocinar o decorar) y las que se practican dentro de un grupo (colaborar con una asociación, cantar en un coro o practicar deportes de grupo, cada cual que piense en las que puede desarrollar) suponen un reto, un desafío y unas interacciones que proporcionan grandes satisfacciones. Cada uno de nosotros tiene dentro de sí muchas cualidades que poder desarrollar.
La música que nos acompaña corresponde a esta afición, compensada con creces en momentos puntuales. Tras semanas de ensayos primero en casa, más adelante con los compañeros del mismo tipo de voz y luego con todas las voces, sentir la satisfacción de que lo que se ha preparado con esfuerzo y constancia, es capaz de emocionar en primer lugar a quienes lo interpretan y también a quienes lo escuchan, supone una de esas grandes satisfacciones que compensan el trabajo realizado.
En esta ocasión, dentro del Gran Concierto de 250 años de la construcción de la Iglesia parroquial San Juan Bautista de La Palma del Condado interpretamos el Cantique de Jean Racine de Gabriel Fauré.
Se trata de una pieza compuesta por el músico francés con 19 años a partir de un texto del dramaturgo Racine extraído de Hymnes traduites du Brévaire romain de 1688, una vez retirado del mundo de la escena. La sensibilidad de Fauré construye una partitura de una intimidad, recogimiento y delicadeza que, independientemente de las creencias de cada cual, llegan fácilmente al oyente.
La interpretación está dirigida por Fran Escobar junto a la Orquesta Filarmónica de La Palma del Condado, creada ex-profeso para la ocasión, la Coral Polifónica Municipal de La Palma, dirigida por Luís Villalba con la participación de algunos miembros de la Camerata de Huelva. Al no estar el enlace en YouTube, para acceder hay que pulsar sobre la leyenda a pie de foto.
Junto con esta situación, también nos encontramos con una asfixiante falta de tiempo, pocos momentos para dedicar a nuestra vida personal o aficiones y la sensación de que se pasan los días, las semanas y los meses cargados de oportunidades que se fueron, de iniciativas que quedaron truncadas o momentos perdidos que no regresarán.
En ocasiones esta situación desemboca en la sensación de que dejamos parte de nuestra vida en la dedicación a las exigencias que nos creamos, pero, paradójicamente la encontramos vacía de experiencias vitales que nos ayuden a enriquecerla.
Te propongo una reflexión sobre aquellas aficiones y satisfacciones que ayudan a dar sentido a nuestras vidas con textos de Bertolt Brecht y Walt Whitman y música de Fauré. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!
Mirar hacia lo que nos gusta, aquellas cosas pequeñas o grandes que se cruzan en nuestro día a día y nos ayudan a verlo con una mirada diferente, hacer una pausa y ver que merece la pena considerarlo y que no pase desapercibido, es una de las situaciones que hacen que veamos lo que no rodea de una forma más humana, placentera y positiva.
El escritor y dramaturgo alemán Bertolt Brecht lo enunció en su texto Satisfacciones, un pequeño listado de esos momentos y situaciones pequeños y banales que lo llenaban y que nos acompañan a cada uno de nosotros. ¿Te atreves a escribir, para ti, un texto semejante a partir de tus gustos y preferencias?
Pocos escritores hay tan personales, controvertidos e incomprendidos en su momento y admirados más adelante como Walt Whitman. El poeta, ensayista, periodista y humanista estadounidense, autor entre otros libros de Hojas de hierba, de una personalidad compleja y cargada de humanismo se mueve entre el trascendentalismo y el realismo filosófico.
Considerado uno de los padres del verso libre, su obra deambula entre el acercamiento de la épica americana al ciudadano común, la importancia vital de la naturaleza y una carga sexual que provocó cierto rechazo en los primeros momentos.
El texto que nos acompaña, curiosamente no lo escribió Whitman, aunque en realidad se puede considerar que de su autoría. Se trata de una extraña situación en que se han recopilado una serie de versos, frases y pensamientos suyos y de otros autores que se han unido en un solo texto, pasando por uno de sus poemas que, como tal, podemos encontrar en la gran red mundial. En realidad, como ha explicado con detalle David Arellana Silvera en No te detengas o Carpe Diem no fue compuesto por Walt Whitman, el texto es una recopilación de frases de la película El club de los poetas muertos dichas por el profesor Keating, personaje interpretado por Robin Williams.
Independientemente de que el texto sea una amalgama de frases, imágenes y razonamientos muy del estilo de Whitman, tiene el poder de generar pensamiento positivo y dirigir la energía hacia los aspectos más ambiciosos y elevados de nuestro día a día.
Aprovechar nuestras capacidades, aficiones e intereses es una forma de sentir que lo que hacemos merece la pena, que el esfuerzo invertido a costa de algunos sacrificios es positivo y que redunda en nuestro propio beneficio. Dedicar tiempo a lo que nos motiva como escribir, colaborar con una ONG, pintar, cantar, cocinar, hacer manualidades o decoración, practicar deporte o alguna actividad creativa aumentan la sensación de que compensamos con sentido el sinsentido de nuestra sociedad.
Alternar entre aficiones que se desarrollan de forma personal (escribir en un blog, cocinar o decorar) y las que se practican dentro de un grupo (colaborar con una asociación, cantar en un coro o practicar deportes de grupo, cada cual que piense en las que puede desarrollar) suponen un reto, un desafío y unas interacciones que proporcionan grandes satisfacciones. Cada uno de nosotros tiene dentro de sí muchas cualidades que poder desarrollar.
La música que nos acompaña corresponde a esta afición, compensada con creces en momentos puntuales. Tras semanas de ensayos primero en casa, más adelante con los compañeros del mismo tipo de voz y luego con todas las voces, sentir la satisfacción de que lo que se ha preparado con esfuerzo y constancia, es capaz de emocionar en primer lugar a quienes lo interpretan y también a quienes lo escuchan, supone una de esas grandes satisfacciones que compensan el trabajo realizado.
En esta ocasión, dentro del Gran Concierto de 250 años de la construcción de la Iglesia parroquial San Juan Bautista de La Palma del Condado interpretamos el Cantique de Jean Racine de Gabriel Fauré.
Se trata de una pieza compuesta por el músico francés con 19 años a partir de un texto del dramaturgo Racine extraído de Hymnes traduites du Brévaire romain de 1688, una vez retirado del mundo de la escena. La sensibilidad de Fauré construye una partitura de una intimidad, recogimiento y delicadeza que, independientemente de las creencias de cada cual, llegan fácilmente al oyente.
La interpretación está dirigida por Fran Escobar junto a la Orquesta Filarmónica de La Palma del Condado, creada ex-profeso para la ocasión, la Coral Polifónica Municipal de La Palma, dirigida por Luís Villalba con la participación de algunos miembros de la Camerata de Huelva. Al no estar el enlace en YouTube, para acceder hay que pulsar sobre la leyenda a pie de foto.
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