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La verdadera historia de los viajes a la Luna (II): Ahora sí

Hace unas semanas comenzábamos a narrar en este blog la auténtica historia de los viajes a la luna a partir de datos poco habituales que no suelen aparecer en los tratados y noticias científicos. En esta ocasión finalizamos esta singular historia en la que recogemos, siguiendo un camino inusual, desenfadado, divertido y delirante en ocasiones la historiade la llegada del hombre a la luna.
Antes, o si lo prefieres después, puedes acudir a la primera parte clicando en el siguiente enlace: La verdadera historia de los viajes a la Luna: Los precursores.
De la misma forma que en la primera parte de esta historia se narraba de forma cronológica, en esta ocasión se presenta de la misma manera pero utilizando dos listados, uno para el apartado relacionado con la literatura y el cine y otro para el que referido al musical.
Aprovechando que se han cumplido cincuenta años de la primera ocasión en que, de forma oficial, el hombre pisó la Luna, te propongo seguir la verdadera historia de los viajes, no como nos la han contado hasta ahora, sino con datos poco conocidos que muestran que la primera ocasión en que el hombre pisó la Luna no fue en 1969, sino antes. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!



19 de abril de ...: Un tal Hans Pfaal pisa a la luna
Edgar Allan Poe intentó crear una historia para hacerla pasar por verdadera sobre un holandés que consiguió llegar a la luna en un globo aerostático lleno de un gas, conseguido a partir de una mezcla secreta, en la que es fundamental el ázoe y que posee una densidad 37'4 veces menor que el hidrógeno. La idea original era publicar el relato en la revista Southern Literary Messenger y añadir posteriormente una serie de publicaciones con las aventuras de Pfaall en la luna. Pero el New York Sun se había adelantado con una broma similar, conocida como de The Great Moon Hoax en que se realizaron varias entregas sobre una supuesta civilización selenita. Así, Poe publicó su historia dejando sin finalizar las peripecias del protagonista en nuestro satélite.
El relato narra la llegada de un globo aerostático a la ciudad de Rotterdam donde su pasajero hace llegar una carta al burgomaestre explicando sus peripecias. En ella está recogido en forma de diario la génesis y el viaje hasta que alunizó. Una vez leída la carta, el burgomaestre y algunos expertos consultado la dan por real.



Para que no haya lugar a la duda y evitando la tentación de continuar la historia, Poe finalizó el relato explicando que la carta fue publicada en la prensa local dándola, como decimos, por verídica, pero la maledicencia popular renegó de su certeza alegando ciertos argumentos:
-Que ciertos bromistas de Rotterdam tenían especial antipatía por los burgomaestres y astrónomos.
-Que un enano de aspecto similar al que pilotaba el globo, malabarista de profesión y al que le habían cortado las orejas por algún delito había desaparecido de su casa en Brujas hacía varios días.
-Que Hans Pfaal había sido visto borracho con tres compañeros pocos días antes en una taberna de los suburbios tras un viaje de ultramar.



1966: Tomás Marco se embarca hacia la Luna.
Nacido en 1942, Tomás Marco se licenció en derecho, trabajó en Radio Nacional de España obteniendo un premio Ondas, fue director gerente de la Orquesta y Coro Nacionales de España y del Centro para la Difusión de la Música Contemporánea. Lo nombraron Doctor Honoris Causa por la Universidad Complutense de Madrid, es miembro de la Real Academia de San Fernando y lo galardonaron con el Premio Nacional de Música en dos ocasiones, en 1969 y 2002. 
Fue discípulo de Stockhausen, Pierre Boulez, Ligeti o Theodor W. Adorno y, además de ser un prestigioso ensayista, es fundamentalmente compositor. Es autor de varias óperas, ballets y sinfonías, así como diversas obras de tipo coral y de cámara.
Con poco más de veinte años, en 1966 la Fundación Juan March le concedió una beca para componer una ópera con motivo de la inminente llegada de los seres humanos a nuestro satélite. En 1971 adoptó el título de Luna.

La ópera es una reflexión sobre la luna, un satélite que desde milenios la sentimos inmutable, bella y mágica. Tomás Marco reflexiona desde un punto de vista humanístico sobre una luna que se siente herida por la decisión de los seres humanos de interrumpir su soledad, en unos años en que se disputaban el honor de saber qué país sería el primero en llegar a nuestro satélite. 


6 de diciembre de 186...: El Columbiad entra en la órbita lunar
Nadie que esté leyendo esta verdadera historia de los viajes a la luna habrá dejado de pensar en un nombre: Julio Verne.
El escritor francés es uno de los grandes escritores de novelas a los que hemos leído por sus historias cargadas de visiones científicas o adelantos en materia como la física o la geografía.
De todos es conocido que anticipó cómo dar La vuelta al mundo en 80 días, navegar en un sumergible en 20.000 leguas de viaje submarino o cómo llegar a la luna.
Verne escribió una novela El viaje a la Luna en la que proponía un viaje a nuestro satélite. Ya sus planteamientos son diferentes a los de sus antecesores. No es un viaje fantástico que pretende criticar nuestras costumbres terrícolas, ni ofrecernos imaginativas civilizaciones que nos ayuden a reflexionar sobre nosotros mismos o, simplemente, que nos sirva para entretenernos y divertirnos. 
En El viaje a la Luna, Verne nos plantea la realización del primer viaje en que la física tendría cabida con sus cálculos, los últimos conocimientos científicos o sus conocimientos de la geografía lunar. Todo ello, como siempre suele hacer el escritor francés cargado de un espíritu didáctico y unos personajes que cumplen el papel de explicárnoslos y representar al común de los lectores escuchando y recibiendo la información científica.
El planteamiento inicial de la novela era el lanzamiento de un cohete no tripulado hacia nuestro planeta pero, en un momento determinado aparece un osado francés dispuesto a ir en el aparato, lo que mueve la historia en una nueva dirección. 
Después de unos cálculos muy exactos por parte de Barbican, miembro del Gun Club, se lanza el dispositivo aunque con cierta desviación por unos impensados datos. Tras narrar las peripecia de los tres protagonistas en la nave espacial, Verne decidió concluir la novela y escribir una segunda parte, Alrededor de la Luna, que completaba la anterior.
Es importante conocer el afán de Verne de adelantarse a su época y mostrarnos posibilidades aún sin desarrollar. Casi cien años pasarán hasta que el ser humano pise la luna y hay mucha información en la obra del escritor francés que se aplicará en los lanzamientos espaciales. Como simple curiosidad, el lanzamiento del Columbiad se realizará en Florida y finalizará con un amerizaje.
En esta continuación acompañamos a los pasajeros de la nave en su viaje alrededor de la luna que se llega a completar con la información de la que se disponía en la época, orbitando a su alrededor sin llegar a alunizar. Una vez iniciado el viaje, el bólido entra en la órbita lunar, algo que nos es familiar, pero que en la época hubo de sorprender a más de un lector. En esa órbita admiran la superficie lunar mientras giran alrededor de ella. Una vez que terminan de transitar la cara iluminada de la luna, en el momento que acceden al polo del satélite y pasan a la cara oscura, Verne nos describe el fenómeno, como si de una puesta de sol de nuestro planeta se tratara. Estas últimas podemos observarlas cuando deseemos, pero la ocasión de sentir cómo es la de la luna es única.



14 de junio de 1974: Se estrena Selene de Tomás Marco.
Definitivamente Marco dejó el título de Luna para denominar a su ópera Selene y estrenarse en el Teatro de la Zarzuela de Madrid con Odón Alonso en la dirección, varios años después del encargo y después de haber llegado los primeros hombres a la luna.
La obra tiene una duración de aproximadamente una hora lo que hizo que en su estreno compartiera cartel con Pagliacci de Leoncavallo, mientras en alguna ocasión ha sido acompañada por obras como La vida breve de Falla.
Selene tiene una estructura musical cerrada con un libreto abierto que se puede adaptar en cada montaje. Dos cantantes femeninas dan voz a los papeles de Tierra y Luna como Gea y Selene, mientras dos voces masculinas representan a los astronautas o a otras ideas o conceptos humanos. 
La particularidad de la obra se basa en cuatro aspectos: Los sintetizadores, que aportan las grabaciones y modificaciones de textos por diversos actores; la percusión que tiene un papel fundamental; la orquesta en la que predominan metales y vientos; y las voces de los cuatro cantantes.
Los textos pueden ser recitados por actores o ir grabados a base de partes inconexas entre sí pero que indican la atracción que el ser humano ha tenido siempre hacia la luna, reflexiones sobre nuestro satélite aportando puntos de vista diversos que van desde el científico al sentimental, desde lo poético a lo histórico, de los descubrimientos a los inventos o desde los mitos a las ilusiones y proyectos. Tomás Marco suple la deliberada falta de estructura dramática por estas reflexiones.
Los cantantes no articulan palabra alguna. Su canto se basa en la emisión de sonidos, fundamentalmente con la vocal "a" y algunos melismas, participando más como instrumentos que como protagonistas de la obra.
Un diálogo entre Gea y Selene donde se interpelan y recriminan con esa mezcla de acritud y dulzura que supone la relación entre miembros de una familia, entre vecinos y conocidos se recoge en la Escena IV de Selene.



1901: Llegan los primeros hombres a la luna en una nave espacial.
Autor de obras fundamentalmente de ciencia ficción, Herbert George Wells es conocido por novelas como La máquina del tiempo, La guerra de los mundos, El hombre invisible o Los primeros hombres en la luna.
The first men in the Moon fue publicada en 1901 y parte del descubrimiento del señor Cavor de la Cavorita, un combustible obtenido a partir de la mezcla de diversos componentes y que es capaz de proporcionar una fuerza suficiente para propulsar un cohete hacia la luna y poder regresar.
Escrita varias décadas después de la obra de Verne, el interés de H. G. Wells se centra por igual tanto en los avances científicos como en la recreación de una civilización en el universo de la ciencia ficción, tan propio de su estilo. Así, una vez que Cavor y sus acompañantes llegan a la luna podemos ver la descripción que realiza de la civilización selenita tanto como una utopía como una distopía, siempre bajo el punto de vista de la época.
Según H. G. Wellsla luna tiene una tenue atmósfera proporcional a su tamaño respecto a la Tierra, lo que la hace relativamente respirable. De las dos partes de la novela nos centramos en el momento en que los protagonistas alunizan y, tras unas comprobaciones sobre la capacidad de la atmósfera para respirar, emprenden el descenso tras abrir la escotilla de la nave. ¿Nos recuerda la llegada de Armstrong y Collins a la luna?  



1902: George Méliès nos lleva en el cine a la luna
Un año después de la publicación de Los primeros hombres en la luna y basándose en esta novela además de El viaje a la luna y la continuación de Verne, Georges Méliès realiza una película titulada Le voyage dans la Lune (El viaje a la Luna) en la que sorprende a todos los espectadores que se acercan a ver su obra. Su desmesurada inventiva, la utilización de trucos cinematográficos inéditos hasta entonces hacen que esta obra de cine mudo en blanco y negro sea de las primeras obras maestras del séptimo arte.
Desgraciadamente el mensaje que traslada la obra era el del momento socio político, donde la luna se veía como un territorio propio de potencias que iban a colonizarla como ocurría con tantos países en África, Asia e incluso América y Europa. Quizás ese hecho ha provocado que la obra no se haya considerado una obra de arte sino desde el punto de vista cinematográfico y no socio cultural.
En el enlace podemos apreciar unos momentos de la cinta para poder disfrutar la desbordante inventiva de Méliès.


Si deseas ver la película completa puedes hacerlo desde el siguiente enlace: Le voyage dans la Lune

1996: Reposición de Selene.
En el mismo Teatro de la Zarzuela se volvió a reponer esta ópera con la dirección musical de Cristóbal Haffter y escénica de José Carlos Plaza
Al carecer de un libreto en el sentido habitual del término, Tomás Marco ofrece una partitura para un posible libreto en el que, en cada producción se puede complementar con otro diferente según el montaje. Al presentar textos grabados o recitados por actores puede ser traducido al idioma que se desee, siendo éste el concepto de lo aleatorio, tan frecuente en la música actual, pero llevado al apartado dramático.
Los cantantes aportan el carácter indicado a cada una de sus intervenciones: lírico, dulce, enfadado, agitado, nostálgico. De la misma manera, el coro interviene, aunque puede ser sustituido por los sintetizadores.
La Escena V es sintomática del valor que ofrece Selene, la carga humanista que nos aporta, la reflexión sobre nosotros, nuestra forma de ser y estar en nuestra civilización. Paralelamente a los años en que se preparó la llegada del hombre a la luna, fundamentalmente la década de los años sesenta y setenta del siglo pasado, se confrontaron voces a favor del esfuerzo científico para lograrlo, junto con otras más críticas que señalaban que había problemas más importantes que resolver en nuestro planeta antes de acercarse al satélite. Tomás Marco no es ajeno a este dilema confronta ambas ideas sin posicionarse a favor de una u otra.



30 de marzo de 1950: Tintín inicia su viaje a la luna.
Anticipándose casi dos décadas a la NASA, Hergé publicó la llegada de Tintín a la luna por entregas entre marzo de 1950 y diciembre de 1953. El intrépido periodista viajó en el inconfundible cohete rojo y blanco X-FLR6. Como en toda su obra, Hergé buscó ser realista y convincente, buscando fuentes solventes, documentándose sobre experimentos científicos. 



Conoció que durante la Segunda Guerra Mundial los nazis lanzaron los cohetes V2 y en 1949 se había lanzado un cohete desde Estados Unidos. Trabó amistad con ingenieros que le dieron información a medio camino entre la ciencia y la utopía y se documentó sobre aspectos técnicos relacionados con las energía nuclear y las máquinas. Así Hergé evitó que en su historia aparecieran selenitas, civilizaciones ocultas o algunos de los elementos que estaban de moda en esos años en las historias de ciencia ficción.
En el enlace puedes ver, si te apetece el capítulo completo.



12 de marzo de 2016: Representación en versión concierto y posterior grabación de Selene.
La orquesta Musikene Sinfonietta de San Sebastián con la dirección de José Luis Temes presentó la obra en concierto público y fue grabada posteriormente incluyendo las obras Selene y Pulsar. Todos los enlaces pertenecen a esta grabación. En ella la soprano Ana Otxoa y la mezzo Lucía Gómez interpretan los papeles protagonistas de Selene y Gea respectivamente, acompañados por el tenor Íñigo Vilas y el barítono Jagoba Fadrique como los astronautas o esos conceptos que se presentan. El coro ha sido sustituido por dos sintetizadores, uno para las voces femeninas y otro para las masculinas, algo impensable en el momento en que comenzó a gestarse esta ópera.



Las últimas décadas de siglo XX vieron el surgimiento de distintas obras que hoy llamamos "música experimental", y que quedaron en el camino para estudiosos y expertos. El carácter de Selene la desmarca de este concepto para acercarla a las obras que nos ofrecen un lirismo y un humanismo, una visión de la luna bajo la óptica de la ciencia y la humanidad que dejará, sin duda, huella en la música.


20 de julio de 1969. El Apolo XI llega a la luna siendo Armstrong y Collins los primeros seres humanos en pisarla. Pero eso ya lo sabemos.
Aunque, ¿podemos estar seguros que fueron ellos los primeros después de haber leído estos textos?

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Bibliografía y webgrafía consultadas:

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