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La muerte de Verdi

En enero de 2021 se cumplieron ciento veinte años de la muerte en Milán uno de los más grandes compositores de ópera de toda la historia, Giuseppe Verdi
Su fallecimiento se produjo el 27 de enero de 1901 y en esta publicación vamos a recordar cómo se desarrolló a partir de una de las biografías del compositor, además de tratar la forma de componer algunos momentos de sus obras más conocidas.
No hay duda de que Verdi es uno de los compositores más oídos y sus óperas figuran entre las más conocidas de toda la historia de la música. Con bastante diferencia, la ópera más representada en la última década es La Traviata, con aproximadamente 7.552 representaciones en los últimos diez años, un número que, estadísticamente, viene a decirnos que en algún lugar del mundo se representa una versión de la Traviata cada doce horas, es decir, dos veces al día. Además, Rigoletto, Aida o Nabucco aparecen siempre entre las 15 obras más representadas cada año, según datos de Operabase.
En estos días finales de enero se cumplen años del fallecimiento de Giuseppe Verdi, te invito a recordar algunos momentos de sus obras más importantes y cómo fue su muerte. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!


Ángeles Caso (Gijón, 1959) publicó Giuseppe Verdi. La intensa vida de un genio (2001) tras una carrera en los medios de comunicación, donde fue presentadora de los Telediarios de Televisión Española, además de trabajar en otros medios como la Cadena Ser o Radio Nacional. Licenciada en Geografía e Historia, su carrera literaria comenzó con Elizabeth, emperatriz de Austria-Hungría, a la que siguieron El peso de las sombras, Las olvidadas, una historia de mujeres creadoras, Todo ese fuego (sobre las hermanas Brontë) o Grandes Maestras. Mujeres en el Arte Occidental. Renacimiento. Siglo XIX.
En su biografía verdiana, Caso nos recuerda el último cumpleaños del compositor, una visita que recibió de unos músicos que se acercaron a saludarlo tras un concierto en Busseto y cómo se deshizo de algunas de sus primeras composiciones. 


Verdi es uno de estos músicos que lo son de nacimiento, con unas facultades innatas que se cultivan con el estudio y se desarrollan con el paso del tiempo. Procedente de una familia de taberneros de Roncole, sus facultades hicieron que Antonio Barezzi se preocupara por buscarle los medios para que recibiera una formación musical.
Pero no fue fácil. Tras unos primeros estudios en Busseto, con diecinueve años suspendió su examen de ingreso en el Conservatorio de Milán. Con veintiséis años estrenó su primera ópera, Oberto, conte di San Bonifacio con relativo éxito en La Scala milanesa. Pocos meses después fallecía su esposa, Margherita Barezzi -hija de su protector-, después de que hubieran desaparecido también sus hijos Virginia e Icilio. En poco más de un año, Verdi había visto cómo su familia desaparecía y renunciaba a seguir componiendo.


Pero tenía un contrato que le obligaba a estrenar dos óperas más y hubo de regresar a Milán donde dejó el libreto que tenía entre manos y compuso su primer gran éxito, Nabucco, una ópera que marcaría un antes y un después en su vida y en la historia de la ópera.
En alguna ocasión hemos tratado de la gestación de esta ópera en este blog, enlazando con el que quizás sea el coro más conocido del mundo de la ópera, Va pensiero.
En esta oportunidad traemos otra pieza correspondiente a Nabucco, el concertante del final del acto II, S'apressan gl'istanti, una pieza a cuatro voces en el que intervienen Nabucco, Abigaille, Ismaele y Fenena en ese orden y concluye con el tutti del coro. Se trata de cuarteto en el que cada uno de los personajes canta el texto y van entrando en forma de canon concluyendo con la intervención del coro. Dramáticamente no presenta avance en la trama. Nabucco ha recuperado el trono que le arrebataron y anuncia su venganza, mientras que el resto de personajes va repitiendo sus palabras, como en eco y meditación. Aunque es estilo es excesivamente estático musical y literariamente, marca un punto de inflexión entre la ópera que se hacía hasta el momento y el nuevo estilo que encarnará Verdi en los años siguientes. 


La interpretación corre a cargo del bajo Renato Bruson como Nabucco, la soprano Ghena Dimirova en el rol de Abigaille, el tenor Bruno Beccaria como Ismaele y la soprano Raquel Pierotti como Fenena, acompañados por el Coro y la Orquesta del Teatro alla Scala de Milán y dirigidos por Riccardo Muti en 1987.


"Para mí, el cine son cuatrocientas butacas que llenar." Esta frase atribuida a Alfred Hitchcock está en la línea del pensamiento con que Verdi veía el mundo de la ópera.
Crítico musical de The New Yorker, Alex Ross pasea su mirada lúcida, comprensiva y omnipresente sobre toda la música que el siglo XX ha aportado en todas sus vertientes y estilos en dos libros caleidoscópicos, enciclopédicos y amenos en los que desglosa el seguimiento a la tradición, la ruptura, las nuevas voces y estilos, los múltiples caminos y las enorme variedad que la música ha aportado en la centuria pasada a los melómanos: The rest is noise (El ruido eterno) y Listen to this (Escucha esto).  
Apasionado de cualquier tipo de música, Ross deja posar su mirada en Escucha esto por la obra de Verdi. La comparación entre el compositor italiano y Hitchcock toma aquí un sentido diáfano al que se une la reflexión -casi de imagen cinematográfica- en que Verdi presenta el tema de una de sus más conocidas melodías, La donna é mobile para representar el tremendo dolor con el que Rigoletto caerá al final de la obra en la cuenta de la desdicha que acontece a su hija.


Tras unos momentos en que el Duque de Mantua parece ser fiel y leal a Gilda, hija de Rigoletto aunque desconoce el parentesco, La donna è mobile vuelve a destacar su lado libertino que ha mostrado a lo largo de la ópera. 
Es de noche, en una hostería el Duque tiene una cita amorosa con Magdalena que ha urdido el propio Rigoletto con el sicario Sparafucile. Allí, escondidos, Gilda y Rigoletto, desde un rincón canta La donna è mobile, un aria con un ritmo vals algo ostinado, con varias repeticiones de la melodía y un fanfarrón alarde que muestra el carácter del personaje y finaliza con el famoso do de pecho. Curiosamente, este final no interrumpe el desarrollo de la acción y hasta hace pocos años no se solía interrumpir con aplausos, dando continuación a la escena. 


La versión que nos acompaña está magníficamente interpretada por el incombustible Plácido Domingo en una grabación en directo en el Metropolitan Opera House de New York celebrada en 1977 bajo la dirección del entonces director musical James Levine.


Siguiendo a Alex Ross en Escucha esto, el crítico musical dedica unas reflexiones a la forma de plantear y desarrollar las situaciones dramáticas con ese peculiar estilo con que Verdi mezcla y funde el texto, la música, la emoción y la información que desea transmitir a los espectadores. El análisis de su forma de desarrollarla, el incansable y demoledor ruego hacia sus libretistas y la pasión y el dominio emotivo-vocal con que la gran María Callas interpretaba el Amami, Alfredo en La traviata, marcan la reflexión de Ross.


No hay registros de vídeo de María Callas interpretando Amami, Alfredo en esa excepcional representación en el Teatro alla Scala en 1955, pero sí una grabación en disco de La traviata con la dirección de Carlo Maria Giulini y Giuseppe di Stefano en el rol de Alfredo.



Al cumplirse el centésimo vigésimo aniversario del fallecimiento del compositor, volvemos a la biografía de Ángeles Caso, Giuseppe Verdi. La intensa vida de un genio. Allí detalla cómo ante su fallecimiento, el compositor de Busseto continuó pensando en aquellos a los que había apoyado durante su vida: músicos jubilados que no tenían en aquella época pensión que les ayudara en su retiro, hospitales para enfermos con pocas posibilidades económicas, niños cuyas familias no pudieran costearles estudios ni elementales ni musicales o agricultores que no pudieran invertir como él en modernizar los cultivos. Esa labor social que con tanto interés y dedicación había promovido a lo largo de su vida no acabaría con su muerte. 

¿Quién no se deja seducir por la música de Verdi?

Verdi fue muy generoso tanto en su vida como cuando sabía que esta estaba finalizando con todos cuanto veía que necesitaban ayuda. En mayo de 1900 dejó escrito su testamento en Milán. Su fortuna era enorme para la época y los beneficios de sus derechos de autor, inversiones y las varias granjas que tenía le suponían la enorme cantidad de ingresos anualmente. 
Sus dos grandes obras fueron beneficiadas en sus últimas voluntades. Por un lado, el hospital de Villanova sull'Arda recibiría sus propiedades de Castelazzo en las que se incluían varias granjas que obtenían abundantes beneficios que irían a dejar una renta anual para una escuela y cien ayudas económicas para los alquileres de los más pobres de la zona. La Casa di Riposo para músicos retirados, uno de sus grandes proyectos y cuyos terrenos había comprado en octubre del año anterior, recibiría los beneficios de los derechos de autor de todas sus óperas, además de algunos recuerdos personales como su piano. Al Monte de Piedad le legaba tres granjas para algunas becas de estudio sobre agricultura y la obligación de colaborar con el hospital y el parvulario del Busseto de su infancia. También entregaba cantidades para parvularios y hospitales de Génova, dinero para sus criados y familiares. A María Carrara Verdi, su hija adoptiva, le entregaba el resto de su fortuna y sus posesiones en Sant'Agata.


Después de haber decidido retirarse de la creación de nuevas óperas tras el estreno de Aida (1871) -aún compondría Otello y Falsftaff-, la muerte de su amigo y admirado Alessandro Manzoni, al autor de una novela tan fundamental en Italia como Los novios, hizo que se planteara la escritura de un réquiem en su honor. La Misa de Requiem de Verdi, una persona que se consideraba agnóstica, muestra la relación que la sociedad tenía con lo religioso, alejándose de los rituales de la liturgia tradicional y mostrando la rabia por la muerte, sustituyendo la certeza por el dolor. 
Verdi compuso una de las grandes obras religiosas del siglo XIX en las que aplicó todo su conocimiento musical instrumental y vocal, utilizando estilos antiguos como el contrapunto y la fuga de forma renovada hasta alcanzar una obra que transmite de forma única el miedo y el dolor que nos desgarran ante la presencia de la muerte.
Así, esos sentimientos universales se presentan de un modo furioso y desgarrador en los primeros versos del Dies irae, contrastando con los tres últimos y que podemos escuchar en la interpretación del Coro y la Orquesta del Teatro alla Scala de Milán dirigidos en agosto de 2013 por Daniel Barenboim.  


Pocas veces un compositor fue capaz de introducir tantos cambios en la forma de entender y crear la ópera, en la lucha por los derechos de que las obras se respetaran y representaran como el autor las había creado, sin ser adaptadas a los caprichos de la mayoría de solistas acostumbrados a intercalar interpretaciones que buscaban su propio lucimiento en mitad de las obras, o a luchar por el derecho a un retiro digno de los intérpretes musicales.
Ante tan abrumadora personalidad, el tramo final del último capítulo de la biografía lo dedica Caso a detallar cómo se produjo la muerte del compositor.


Verdi en su lecho de muerte. Foto Giugoni e Bossi de L'Illustrazione Italiana, 3 de febrero de 1901
Del entierro de Verdi, que se celebró el 30 de enero, existen unas imágenes cinematográficas que muestran algunos detalles de cómo se desarrollaron. El valor histórico del documento nos acerca a la emoción del acontecimiento que se desarrolló nada más comenzar el siglo XX.


Despedimos este homenaje a la figura de Verdi publicada en el momento en que se cumplían los ciento veinte años del fallecimiento del compositor.
La última pieza que nos acompaña corresponde al final del Réquiem, la última parte del Libera me, cuya dulzura y recogimiento contrasta profundamente con el Dies Irae.


Mientras el coro entona los primeros versos, la soprano prácticamente no se mueve de los tres últimos estableciendo Verdi un delicado juego entre ambos que oscila entre el contrapunto y un mínimo canon. 

Entierro de Verdi, 30 de enero de 1901, Milán
De nuevo Daniel Barenboim dirige al Coro y la Orquesta del Teatro alla Scala de Milán con la delicada y sentida interpretación de la soprano Anja Harteros.
Con este sutil final de la Messa da Requiem de Verdi nos despedimos en esta publicación. Como decían su contemporáneos...

¡Viva VERDI!

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Bibliografía y webgrafía consultadas:
  • Caso, Ángeles. Giuseppe Verdi. La intensa vida de un genio. Temas de hoy. Barcelona, 2013.
  • Ross, Alex. Escucha esto. Traducción de Luis Gago. Seix Barral. 2012
  • Verdi, Giuseppe, La traviata. Ópera completa en directo, con María Callas, Giuseppe di Stefano. Dirección Carlo Maria Giulini. Orquesta y coro del Teatro alla Scala. EMI Classics, 1955.
  • www.kareol.es: Letras y traducciones de óperas y música vocal.

2 comentarios:

  1. Hola Miguel. Sin duda alguna, Giuseppe Verdi es uno de los más grandes compositores de toda la historia. Sus óperas y áreas son muy conocidas (incluso por aquellos que dicen no gustarle la ópera) ello se debe, creo yo, a que otras expresiones del arte (comic, películas, etc.) le han hecho una gran publicidad, como ocurre con el área La donna è mobile, pero a mi parecer no es la que define a Rigoletto como sí lo hace “Cortigiani, vil razza dannata” en donde Rigoletto se muestra tal cual es. Me ha encantado la síntesis que hiciste de la prolífera vida de Verdi. Un abrazo 🐾

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    1. Hola Rosa.
      No hay duda de la grandeza de Verdi como compositor que gozó del aprecio del público por su gran capacidad para acercarse al retrato de la condición humana tanto para los entendidos como para los meros aficionados a la música. Sus innovaciones en lo formal y la evolución desde la melodía a unidades más pequeñas con que caracterizaba a sus personajes supusieron un gran avance. La donna è mobile es una de las arias más conocidas por cualquier persona, sea o no aficionado a la ópera, pero en esta obra hay muchas piezas de interés desde esa imagen que nos muestra de sí mismo el Duque en Questa e quella, a la dulce e inocente Caro nome o ese cuarteto en que tanto se trama de Bella figlia dell'amore.
      Un fuerte abrazo :-)

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