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Tiempos de falacias

Existe una relación íntima entre lenguaje y pensamiento. El primero nos ayuda a modelar y definir nuestro pensamiento, a la vez que el segundo colabora en la complejidad, riqueza y profundidad que posee nuestro lenguaje.
Estas dos funciones mentales resultan fundamentales en el desarrollo de nuestra actividad vital, la comprensión y configuración de nuestro mundo, la actitud con la que afrontamos nuestra existencia y las decisiones que tomamos en ella.
Configurar nuestro pensamiento y nuestro lenguaje para aprehender el universo cognitivo que nos rodea nos lleva a una vida más consciente y plena.
Pero esta relación entre lenguaje y pensamiento no deja de sufrir ciertas dificultades y alteraciones para llevarse a cabo. En unas ocasiones provienen de dentro de nosotros mismos, llevándonos a conclusiones incorrectas por diversas causas, mientras que en otros casos, los errores provienen del mundo externo a nosotros, en ocasiones de forma inconsciente, en otras a través de algún tipo de manipulación.
Recurriendo al Diccionario de la Real Academia de la Lengua nos encontramos con:

Falacia: Del lat. fallacia.
1. f. Engaño, fraude o mentira. No lo creas, es una falacia.
Sin.: Engaño, fraude, falsedad, mentira, calumnia, embuste, dolo, abulencia.
Ant.: Verdad, autenticidad.

Términos como fake news o bulos están presentes en nuestras vidas y abocan a conceptos más delicados referidos a la manipulación de la opinión pública y a la imposición de un cierto tipo de pensamiento.
En esta entrada nos centraremos en el concepto de falacia y algunas de sus variantes, teniendo en consideración que no son propias y exclusivas de nuestro tiempo, sino que forman parte de nuestra condición y fueron estudiadas y definidas desde la antigüedad. Reconocer esas falacias y saber encontrar dónde está el error nos ayuda a tener más claro nuestro pensamiento y a poder salir vencedores en nuestros debates y argumentaciones.
Te propongo un recorrido por las falacias desde su definición por Aristóteles hasta las más habituales en la actualidad. Nos acompaña música de Rossini, Satie y Les Luthiers. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!


Platón fue el primero que señaló las argumentaciones erróneas, centrándose en los discursos de los sofistas, maestros de la retórica, quienes, según el filósofo, se preocupaban más por la persuasión de quienes les oían que por la búsqueda de la verdad. 
Fue Aristóteles quien escribió el primer libro sobre las falacias en su tratado Refutaciones sofísticas. Más adelante, en un nuevo tratado, Retórica, el filósofo vuelve a escribir sobre el tema de las falacias, un asunto que ha llegado a tratarse en ámbitos filosóficos, psicológicos y lingüísticos hasta nuestros días, alcanzando, en temas políticos y gracias a la fuerza de las redes sociales una vigencia absoluta.
Tras la acepción que el Diccionario de la R.A.E., es conveniente matizar algo más sobre el término falacia.
Derivada etimológicamente de la palabra latina fallacia, esta procede de fallax (engaño). Se trata de una argumentación aparentemente válida, pero que no lo es, pues incluye errores, voluntarios o no, o argumentos que tergiversan la realidad. Se puede afirmar que las falacias son razonamientos que aparentan ser verdaderos, pero son engañosos y no válidos, surgen del error o buscan persuadir o convencer a otra(s) persona(s) vulnerando los principios de la lógica.
Clasificadas y divididas según diversos criterios, se agrupan de forma general en Falacias formales o lógicas, que incluyen defectos en la argumentación y Falacias informales, que recurren a las emociones de los destinatarios. Nos centramos en algunas de ambos tipos.

1.- Generalización apresurada: Se trata de un razonamiento que parte de datos particulares insuficientes para realizar una norma general. Se utiliza cuando se expresan razonamientos del tipo: «Todos los hombres -o mujeres- son iguales», o cuando se generaliza a los habitantes de un país o territorio: «Todos los españoles duermen la siesta».

Estatua de Aristóteles en Estagira, su ciudad natal.
Dividido a su vez en tres libros, en τέχνης ῥητορικής (Retórica), Aristóteles dedica algunos capítulos del segundo de ellos a tratar sobre las falacias sobre los que debemos tener en consideración los siguientes términos para seguir sus razonamientos:

Silogismo: Del Lat. Syllogismus, y este del gr. syllogismós.
1. M. Fil. Argumento que consta de tres proposiciones, la última de las cuales se deduce necesariamente de las otras dos.
Sin.: Argumento, razonamiento, razón, deducción.

Paralogismo: Del lat. tardío paralogismus, y este del gr. paralogismós, derivado de paralogízesthai (paralogizar).
1. M. Razonamiento falso.

Entimema: Del lat. enthymēma, y este del gr. enthymēma.
1. M. Fil. Silogismo abreviado que, por sobreentenderse una de las premisas, solo consta de dos proposiciones, que se llaman antecedente y consiguiente; p. ej., el sol alumbra, luego es de día.

Aristóteles denominaba indistintamente a las falacias paralogismos (al margen de la razón) y sofismas.
En el Segundo libro de Retórica, Aristóteles dedica varios capítulos a tratar este tema con más profundidad: El 23 lo titula Los lugares comunes en general de los entimemas y el 24 Lugares de los entimemas aparentes.
Nos acercamos al comienzo del segundo de estos capítulos, en el que Aristóteles trata de la primera de las falacias. Para facilitar la comprensión del texto, se ha traducido incorporando entre paréntesis algunas palabras que se daban por sobreentendidas.



2.- Argumentos ad verecundiam (Falacias de autoridad): Relacionan la veracidad del razonamiento a la autoridad que se cita como si ese argumento sirviese como garantía absoluta. Es el caso en que se apela a que tal frase o razonamiento la dijo un científico o pensador para darlo por hecho. En nuestro tiempo, es el caso en que se utiliza lo dicho por alguna celebridad o influencer.


Nos acompaña música de Rossini, de una de sus obras más conocidas: El barbero de Sevilla. Se trata de un aria de Don Basilio que puede relacionarse, aunque de forma indirecta, con esta falacia: La calunnia è un venticello (La calumnia es un vientecillo), en la que el maestro de música quiere poner en entredicho el nombre del Conde de Almaviva, pretendiente de Rossina, divulgando una calumnia.
Se trata de un aria para bajo profundo, la más grave de las voces, interpretada por Robert Lloyd como Basilio frente a Don Bartolo (Carlos Feller), en una grabación correspondiente a una representación realizada en el Festival de Ópera de Schwetzingen (Alemania) en 2003 con la dirección musical de Claus Viller.


3.- Falacia ad hominen: Es una de las que utiliza información no relevante o pertinente para llegar a la conclusión recurriendo al ataque personal, renunciando al razonamiento en sí. Es una de las que se utilizan con mayor frecuencia en las redes sociales y en nuestros días, en general. 

Retomamos de nuevo el capítulo 24 del tratado Retórica de Aristóteles con dos nuevos razonamientos sobre las falacias: En el segundo de ellos, entre los ejemplos del paralogismo nos llama la atención el de la doble dosis, mientras explica que el tercero de ellos se basa en la exageración.


4.- La falacia anecdótica parte de observaciones de ese tipo para llegar a conclusiones, siendo el problema más la mala calidad de la información que la falta de la misma. Es el caso en que partiendo de experiencias personales se generaliza sobre la bondad o eficacia de algún producto, servicio o cualquier otra cosa.
5.- Negación del antecedente: Es una falacia con un condicional en que al negarse un primer elemento se induce de forma errónea el segundo, como el siguiente razonamiento: «Si le doy un regalo será mi amigo. Si no le doy un regalo no será mi amigo.»


Continuamos con el texto aristotélico y sus paralogismos aparentes, en esta ocasión con el que procede del signo, con dos ejemplos relacionados con la conveniencia de los enamorados para las ciudades y sobre los ladrones. En el siguiente, nos muestra el entimema relacionado con los accidentes ilustrado con el ejemplo de los ratones.


6.- Falacia ad ignorantiam: Se pretende dar por hecha la veracidad de un argumento por el hecho de no poder demostrar que es falsa. Sería el caso de noticias que surgen periódicamente desde hace varias décadas sobre los OVNIs. Al no poder demostrar que son noticias falsas, continúan surgiendo y teniendo sus seguidores.

Estrenado un tiempo convulso, en mayo de 1917 semanas antes del inicio de la I guerra mundial, el ballet Parade reunió a un grupo de artistas que no podían dejar indiferentes a los asistentes al estreno. La música corrió a cargo de Erik Satie, el decorado y el diseño de vestuario lo realizó Pablo Picasso, el responsable de la dirección fue Jean Cocteau, el empresario Serguei Diaghilev y sus Ballets rusos lo pusieron en escena con la coreografía de Lèonide Massine y de la dirección musical se encargó Ernest Ansermet. Todos los ingredientes para que se produjera un nuevo escándalo.
Tanto fue así que Satie, ante la reseña negativa del crítico Jean Poueigh sobre el ballet le escribió en los siguientes términos: «Señor y querido amigo, no es usted solo un idiota, sino un idiota sin sentido de la música.» 
El crítico demandó al compositor, se celebró un juicio y Satie fue condenado a ocho días de arresto en prisión.
El ballet Parade no podía menos que ser revolucionario, una mezcla de provocación, Art Nouveau y Cubismo que incluyó en su partitura instrumentos tan inusuales como claxon, máquina de escribir,  seis disparos de pistola o la sirena de un barco.
El argumento muestra a tres directores que luchan por atraer al público a sus barracones: un prestidigitador chino, una pequeña norteamericana y dos acróbatas.
El enlace nos muestra un extracto de este ballet que merecerá una publicación más adelante. Desfilan figuras cubistas, caballos y los personajes protagonistas haciendo nombre al título del ballet, Parade, desfile.


7.- Falacia de la falsa causa (o falacia post hoc, ergo propter hoc): Se da por hecho que si un acontecimiento o fenómeno sucede después de otro está causado por este sin más pruebas que lo indiquen. Muy usual en nuestra vida, es el falso argumento de los remedios caseros, las terapias alternativas o los curanderos.

8- Falacia del falso dilema: Se nos fuerza a elegir en un dilema una opción u otra mutuamente excluyentes sin opciones de soluciones intermedias. La falacia consiste en negar esas opciones que en realidad son posibles. Es muy habitual en los argumentarios políticos.


Siguiendo los entimemas de Aristóteles nos acercamos a tres nuevos de ellos con similitudes en los indicados arriba: En el primero, la procedencia de la consecuencia viene marcada por varios ejemplos significativos como los de Alejandro, los adúlteros y los exiliados. El segundo trata sobre la falsa causa con el modelo del gobierno de Demóstenes, mientras el tercero de ellos nos acerca a la omisión del cuándo y el cómo con dos ejemplos, entre ellos el del conocido rapto de Alejandro (Paris) a Helena de troya.


9.- Falacia tu quoque (Tú también): Se refuta un argumento indicando que la persona que lo emite no actúa o actuará consecuentemente al mismo. 
10.- Argumento ad consequentiam: En esta falacia el error se haya en que la validez o no de la idea se vincula a si su consecuencia resulta deseable o indeseable.

Relacionadas con estas dos falacias, nos acercamos a una pieza musical que es una pequeña obra maestra del humor, la ironía y los razonamientos de la mano de los geniales Les Luthiers.
Se trata de Perdónala, una obra catalogada por los autores como bolérolo extraído de su espectáculo Unen Canto con Humor. Las situaciones y los razonamientos que las siguen son continuamente rechazados por el protagonista. ¿Cuántos tipos de falacias encuentras en esta pieza?


11.- Reductio ad hitlerum: Evidentemente no aparece y no está relacionada con los paralogismos aristotélicos. Se trata de una variante de la falacia ad hominem consistente en vincular al contrincante con Hitler, buscando descalificarlo sin ningún tipo de posibilidad de réplica. El ejemplo con el que se inició este argumento es: «Si a Hitler le gustaban los animales, la causa de los animalistas es tan aberrante como él mismo.» Un auténtico disparate.
El abogado Mike Godwin observó que si un debate en Internet se alargaba, antes o después aparecía alguna comparación con Hitler. Desde entonces se utiliza la Ley de Godwin, según la cual se impide el uso de la Reductio ad Hitlerum y en algunos lugares, utilizarla sirve de motivo de retirada de la palabra e incluso expulsión del foro.

Busto de Aristóteles. Mármol, copia romana del original griego en bronce de Lisippos de 330 A.C. La toga de alabastro es adicción moderna. Museo Nazionale Romano di Palazzo Altemps.
El capítulo 24 de la Retórica finaliza con el más extenso de los entimemas aparentes de Aristóteles, dedicado al hecho de tomar una cosa de modo absoluto o relativo como forma de triunfar en la erística, la disciplina que recoge los principios del debate y la argumentación. El capítulo finaliza con un alegato contra Protágoras, uno de los filósofos sofistas frente a quienes escribe estos argumentos.

Con este texto finaliza esta publicación que nos acerca a la apreciación de las falacias con un doble sentido: Descubrir cuándo nos encontramos frente a algún tipo de falacias y poder refutarlas en nuestras argumentaciones. 

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Bibliografía y webgrafía consultadas:
  • Aristóteles. Retórica, editorial Gredos, Biblioteca Clásica, traducción de Quintín Racionero. ISBN: 9788424999674.

5 comentarios:

  1. Hola Miguelángel, aprehender el universo cognitivo que nos rodea nos lleva a ser más conscientes de nuestra vida, plena o no, no es poca cosa.
    Sin embargo, los bulos tan de moda en boca de los políticos y sus medios de difusión , eso ya es harina de otro costal.
    Penoso, pero vivimos en una época convulso.
    Excelente artículo como siempre. Un abrazo

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    1. Gracias, Nuria.
      Vivimos en tiempos complejos donde es importante tener una gran capacidad crítica para no dejarnos arrastrar por razonamientos e ideas que se nos quieren imponer desde distintos ámbitos.
      Un fuerte abrazo :-)

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  2. Impecable post, Miguel.
    Haces un repaso exhaustivo de los tipos de falacias que podemos encontrarnos. Desde luego, nuestra capacidad para retorcer la verdad ha sido una constante en todas las épocas históricas. Podemos cambiarle el nombre, pero la falsedad es tan antigua como la propia humanidad.
    Me ha encantado el vídeo de Los Luthiers. Muy apropiado para ilustrar este tema. Cómo cambiamos nuestra percepción de la misma persona cuando nos enteramos de que no tiene una opinión muy buena de nosotros. Podemos pasar de considerarla un ángel a un diablo, en cuestión de pocos segundo.
    Felicidades por tan buen trabajo.
    Un abrazo enorme.

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    1. Gracias, Estrella.
      No somos conscientes de hasta dónde pueden llegar a manipularse -de forma consciente o no- los argumentos que se utilizan. En esta publicación me he acercado a las falacias, pero la manipulación del pensamiento va mucho más allá y es mucho mas preocupante que todas estas argumentaciones erróneas.
      Les Luthiers son geniales e irrepetibles, con una capacidad crítica tremenda.
      Un enorme abrazo :-)

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    2. Totalmente, Miguel.
      Un muy fuerte abrazo.

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