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El agua y el mar

Todo el mar quiere salvarse en el tabón que flota.
Ramón Gómez de la Serna

El agua es un elemento fundamental en la vida de nuestro planeta. Indispensable para el desarrollo de cualquier tipo de seres vivos, hay científicos que cuestionan por qué motivo nuestro planeta no se llama Agua en lugar de Tierra al ocupar las dos terceras partes de su superficie.
Desde la antigüedad griega se considera uno de los elementos fundamentales enunciados por Empédocles, Aristóteles, Platón o Anaxágoras que veían que todo tipo de materia es una combinación de agua, tierra, aire y fuego, asociados a las propiedades de frío y caliente, húmedo y seco. 
Pese a que la proporción de este elemento en nuestro planeta no ha variado, sí que son constantes las fluctuaciones de las proporciones entre agua salada y dulce o entre la sólida y la líquida, provocados en las últimas décadas por el cambio climático que estamos provocando por los distintos factores que vamos conociendo. 
Estos porcentajes son fundamentales para la vida en las zonas de tierra, puesto que solo el agua dulce garantiza la continuidad de cultivos y vida, la mayor cantidad de hielo en los casquetes polares el nivel del agua de los océanos y mares y el nivel de nieve en glaciares y montañas garantiza la continuidad de arroyos y ríos.
Dentro de nuestra mentalidad se afianzan ideas y convicciones sobre la necesidad de conservar el agua que necesitamos para nuestra subsistencia y de cuanto nos rodea en momentos en que nos encontramos en una situación crucial para frenar el avance del cambio climático o afrontar las sequías que, cada vez con mayor frecuencia, nos sitúa en el umbral de la desesperanza. 
Pero en ocasiones, esta preocupación se diluye cuando nos ponemos en modo descanso, estemos o no de vacaciones, vayamos o no a descansar a la playa u otro lugar.
Al comienzo del periodo de verano te propongo unas reflexiones sobre el agua, su escasez y utilización, así como el disfrute en el aspecto recreativo que le damos. Nos acompañan obras de Cortázar, Szymborska, Rosalía de Castro, Wagner, Purcell y Debussy. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!

Joaquín Sorolla, Estudio de mar (1904). Museo Sorolla
Una gota de agua aislada no tiene futuro. Cuando cientos, miles, millones de ellas se unen forman las corrientes que nos acompañan, benefician y dan vida. Permitir que puedan juntarse, regar las tierras, formar arroyos y ríos, correr buscando lugares más bajos hasta llegar al mar forma parte de la vida que nos rodea. Cada gota cuenta.

Nos acompaña una música que surge de la profundidad del lecho de un río, como símbolo de todas y cada una de las corrientes que dan vida a nuestro planeta. Hay ríos míticos y llenos de historias que han sido llevados de una u otra forma al arte. El Nilo, el Ganges, el Támesis, el Sena, el Rhin, el Guadalquivir o el Danubio forman parte de la cultura colectiva de la humanidad.
Formando parte de la historia de Europa, símbolo de un poder económico por donde transita, lazo de unión de pueblos y culturas, el Rhin ha pasado a la historia de la música por algunas composiciones musicales, especialmente por obra de Richard Wagner y su tetralogía El anillo de los Nibelungos
Formada por La Walkyria, Sigfrid y El ocaso de los dioses, Wagner las fue concibiendo, que no componiendo, en orden inverso a su desarrollo argumental, comenzando por la muerte del héroe Sigfrid, para narrar después su juventud y más adelante, la historia de su nacimiento. De esta forma, la última de las partes pensadas fue Das Rheingold, el gran preludio que iniciaba la tetralogía.
La ópera fue terminada de componer en 1853 y por deseo del compositor no fue llevada al escenario hasta la finalización del ciclo completo. Su estreno se produjo en el Hoftheater de Múnich en septiembre de 1869, dieciséis años después de ser compuesta. En su estreno en Bayreuth, veintitrés años después de la composición, aún se consideraba una música visionaria del futuro de la música.
La obertura de El anillo del Rhin, comienza con un acorde profundo en mi bemol mayor. Ocho contrabajos con un fagot y, después las trompas comienzan con el primer leitmotiv de la tetralogía, el llamado Motivo del Génesis que asciende desde las profundidades del río mostrando el mundo en su estado primitivo, la creación desde la nada.
La música que nos acompaña utiliza imágenes del curso medio del Rhin en una reportaje fotográfico titulado Viaje por el Rhin con tiempo salvaje, de Rüdesheim a St. Goar de 2011 y pertenece al álbum 1888 de Alpharudel Records.


El agua se mueve y transforma constante y continuamente. Hay moléculas -gotas, vapor o sólidas- que cambian con frecuenta de estado, lugar y condición, mientras otras quedan estancadas en otros lugares durante años. En nosotros está que en nuestro entorno su estado sea lo más sano y cuidado posible.

 
Frente a la música de Wagner, quién mejor que Julio Cortázar para jugar con el agua, en un recuerdo del ciclo de este elemento con que los alumnos de primaria estudian su eterno cambiar de estado, temperatura y propiedades.
Papeles inesperados es una amplia y variopinta colección formada por algunos textos publicados en diversos periódicos o revistas y, sobre todo, por multitud de escritos inéditos publicados un cuarto de siglo después del fallecimiento del escritor.
Encontrados la mayoría de ellos desordenados en una antigua cómoda, están formado por cuentos desconocidos, relatos publicados en versiones diferentes, crónicas de viaje, historias inéditas de sus Cronopios y Famas, artículos sobre literatura y arte o poemas entre otros escritos, algunos de ellos tan incalificables como algunas de sus obras. 
Publicado en la revista mexicana Unomásuno el 11 de abril de 1981, Peripecias del agua es uno de esos textos que muestran el lado más original e imaginativo del escritor, en el que juega con los cambios de estado del agua, recreando la forma que adoptaría el agua en alguna de sus formas.


Al llegar el estío nos solemos acercar al mar buscando temperaturas más suaves, cambiar nuestras rutinas de todo el año y refrescarnos en el agua. Este aspecto lúdico del agua no lleva apenas un siglo y medio, puesto que antes no era visitado por turistas y su relación se limitaba  navegantes y marineros. Con ellos, el respeto y el cuidado mantenía las aguas, sus puertos y sus orilla en un estado limpio y sostenible. La llegada de residentes o visitantes ocasionales ha derivado en una sobrepoblación estacional que, en muchas ocasiones, genera problemas medioambientales. Tomar conciencia de este deterioro nos ayuda a conservar mejor los entornos litorales.


Nos quedamos con una obra centrada en la más rotunda antigüedad clásica, el mito de Eneas en su huida de Troya hasta su llegada a Roma, pasando por Cartago y su historia de amor con Dido.
Basado en el Libro IV de la Eneida de Virgilio y con libreto de Nahum Tate, Henry Purcell estrenó su ópera Dido y Eneas en 1689 en el internado para señoritas Josias Priest en Chelsea, siendo su estreno en un teatro comercial de Londres a comienzos de 1700.
Dividida en tres actos, narra la historia de amor entre el príncipe troyano y la reina de Cartago y la desesperación de ésta cuando se siente abandonada.
Obviando el famoso Lamento de Dido nos vamos al inicio tercer acto, en la orilla del Mediterráneo donde las naves están preparadas para zarpar con destino a la península italiana donde Eneas acabará teniendo relación con la fundación de Roma
El acto comienza con un breve preludio al que sigue el canto de un marinero Come away, fellow sailors (Vayámonos, compañeros) que es repetido por el coro y al que sigue una danza de los marineros, todo en un tipo de música que se inscribe plenamente dentro del estilo del barroco.


El enlace que nos acompaña nos ofrece una interpretación en versión concierto con estas tres partes enlazadas sin indicación de intérpretes, aunque recogido en una producción de Arte TV.
 

El agua que nos moja, aquella que utilizamos para nuestro aseo, para beber o para regar, la que nos acompaña en ríos, mares y lluvias es, acaso, más viajera y cosmopolita que nosotros. ¿De dónde procede el agua que pasa por los ríos que pasan cerca de nuestro territorio vital? ¿Dónde acaban una vez que llegan a la orilla del mar? ¿Cómo llego a ese río? ¿Fue la lluvia o la nieve? ¿En qué parte del mar o del océano se evaporó para formar las nubes que regaron los campos y acabaron en arroyos y ríos? ¿Dónde estuvo hace unos años el agua que sale hoy de nuestro grifo? ¿Y la que está estancada desde hace meses en aquella acequia hedionda? ¿Qué proporción de agua de los lagos se renueva cada año y acaba en otros lugares?

Este aspecto cosmopolita del agua lo reflejó en uno de sus poemas una de las poetas más recurridas en este blog, la Premio Nobel polaca Wislawa Szymborska, una escritora poseedora de una de las miradas más inquietas, filosóficas y agudas del panorama literario del siglo XX y comienzos del que vivimos.
Su libro Paisaje con grano de arena es una recopilación de un centenar de poemas publicados entre 1957 y 1993 procedentes de distintos poemarios y que responden a uno de los planteamientos de la escritora polaca«Sólo las preguntas un poco ingenuas son verdaderamente profundas». Así, los poemas de Szymborska se muestran como una mezcla de pensamiento filosófico, emoción, cotidianidad e ironía, mostrando una visión amplia y universal.
El poema que nos acompaña, El agua, recogido en esta recopilación y perteneciente a su libro Sal publicado en 1962 y nos muestra esa mirada compleja y completa en que el agua aparece en todo su espectro cosmopolita y universal, alejada de límites y fronteras.


Al comienzo de la temporada estival, no debemos alejar la mirada de los problemas del agua como son la contaminación, sequía, mala distribución o inundaciones. Cuando nos acerquemos a ella, al mar, a la playa, sintamos su fuerza, sus beneficios, las sensaciones que nos deja y los sentimientos que nos provoca para respetarla y cuidarla con mayor interés.


Con frecuencia, la música relacionada con el agua y el mar nos lo presenta de varias formas. En muchas obras el mar aparece como decorado o como protagonista. En otras obras aparecen sus manifestaciones, las tormentas y tempestades, a veces como reflejo de la fuerza de la naturaleza, otrora como una forma de luchar contra los elementos. En ocasiones refleja las peripecias de sus navegantes y exploradores, en otras, se tejen historias con quienes viven de ella, marineros o piratas; en determinadas obras aparecen seres fantásticos surgidos de la imaginación y las leyendas de las distintas culturas. En otras, por fin, nos muestran el agua y el mar en su vertiente más lúdica y recreativa.
En este último caso nos encontramos con una de las obras más populares de comienzos del siglo XX, La mer (El mar) de Claude Bebussy, una obra en la que el compositor francés juega con las sensaciones que la luz del sol, los movimientos de las olas y el agua provocan en el autor.
En una ocasión escribió a su amigo Jacques Durant

   Debussy junto al mar, 1910
Denominada La mer, trois esquisses symphoniques por orchestre (El mar, tres bocetos sinfónicos para orquesta), catalogado como CD 111), tiene forma de sinfonía, pese a que el compositor evitó este nombre y fue estrenado en 1905. 
Nos acompaña el segundo movimiento Jeux de vagues (El juego de las olas) donde Debussy crea una fantasía diáfana, casi evanescente. Un mismo acorde mantenido durante el movimiento crea la sonoridad del fondo, mientras la orquestación a base de efectos tímbricos sutiles, arpegios de arpa y carillón y patrones de quintas ascendentes y descendentes recrean la superficie del mar siempre dinámica y variada, mostrándonos un mar que cambia continuamente pero es siempre el mismo. Debussy no utiliza motivos como Wagner, sino que se basa de pequeña partículas melódicas para ir dividiendo el tiempo en pequeñas moléculas que recrean ese juego que las olas crean sobre la superficie del mar.
De nuevo escribió a su amigo Durant unas palabras que cada vez tiene mayor vigencia: «Aquí estoy de nuevo con mi viejo amigo, el mar, siempre está bello. Es realmente el elemento de la naturaleza que me hace estar mejor que en el lugar de uno. Sin embargo, la gente no lo respeta suficientemente». 
La interpretación de este segundo movimiento de El mar de Debussy corresponde al añorado Claudio Abbado al frente del Ensemble Lucerna Festival Orchestra en una grabación que se realizó durante el Festival de Verano de la ciudad suiza en 2003.


Cuando nos acerquemos al mar -quien lo haga-, no dejemos de pensar en los problemas que estamos padeciendo en las últimas décadas con el agua y disfrutemos de su presencia con la delicadeza, el cuidado y el respeto que se merece una de las grandes fuentes de vida, el mar, del que procede todo el agua del que disponemos en la Tierra.

Joaquín Sorolla, Niñas en el mar (1909). Museo Sorolla
Finalizamos este paseo entre el agua y el mar con una obra que nos acerca, tranquilos, cautos y sensibles a su orilla.
En las orillas del Sar es el último libro de poesías de Rosalía de Castro, quizás el más incomprendido de la escritora gallega por romper con las formas métricas tradicionales y mostrar sus emociones de forma pesimista. Publicado en 1884, un año antes de su fallecimiento, se caracterizan por su sencillez y un dramatismo cargado de una musicalidad amarga en un estilo que se mueve entre el Romanticismo y el Modernismo.
Terminamos este acercamiento al agua y al mar con una invitación a acercarte a la orilla y dejarte acariciar por las olas que comienzan a cubrir los pies, sintiendo y percibiendo las mismas emociones que Rosalía de Castro aunque, si te parece bien, cambiando los dos últimos versos, como si fuera un estrambote, por la imagen, el sentimiento o la emoción que desees.

Feliz compañía con el agua.


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Bibliografía y webgrafía consultadas:

6 comentarios:

  1. Hola Miguel Ángel,
    No soy nada original si digo que, prácticamente, ya es tarde. Tampoco querría ser pesimista pero ahí están los hechos de los últimos años. Ya llegamos tarde. Durante décadas no se han tomado las medidas necesarias para intentar detener este perjudicial cambio climático que estamos sufriendo, siendo uno de sus máximos exponentes la falta de agua y la terrible sequía generalizada que cada vez se hace más grande; o, si llueve, casi siempre es para producir unas inundaciones terribles que destrozan y acaban con todo. Los casquetes polares se derriten a pasos agigantados, ya no existen aquellas cuatro estaciones bien definidas de nuestra época de juventud (el otoño y la primavera casi han desaparecido), en definitiva todos los datos conducen a un desastre climatológico de proporciones bíblicas que, ojalá me equivoque, nosotros seguro que no veremos, nuestros hijos puede que tampoco, pero, ¿las futuras generaciones?
    Excelente entrada. Un abrazo enorme!

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    1. Totalmente de acuerdo, Antonio.
      Nos encontramos en un momento crítico que se va agravando desde hace décadas y no aparece una respuesta universal y contundente a tan grave situación. Esta publicación aspira a ser una gota de agua que nos ayude a reflexionar sobre nuestra actitud en el periodo de verano.
      Un fuerte abrazo :-) 🌊

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  2. Hola Miguel Ángel, con esta entrada me has dado "en todo el gusto" como se suele decir, me encanta el agua y no para beberla precisamente, el agua me da vida, zambullirme en ella es la mejor sensación que poseen mis recuerdos y si la zambullida es en el mar ya ni te cuento. Y encima me la has combinado aquí con otra de mis pasiones, esa poesía de Rosalía de Castro es una maravilla, así como el resto de letras que compartes y de la música, otra maravilla, me quedo con Debussy, que he escuchado al ritmo que leía el artículo. ¡¡Me ha encantado, todo, tanto la música como las letras y, sobre todo, la temática!! Esperemos, como bien dices, que los humanos sepamos cuidarla, aunque, tal como señala Antonio, el panorama es pesimista. Nosotros quizá no lo veremos, pero la paulatina muerte de los océanos es ya una realidad, lo que duren, de los humanos dependerá y esto lo veo muy negro.
    Gracias por esta maravillosa entrada.
    ¡Buen domingo!
    Un abrazo. :)

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    1. Gracias, Merche.
      Me alegra que tu ilusión por el agua y el mar se haya visto animada por esta publicación. Aunque el panorama no es nada alentador, sí que es importante que no olvidemos todos esos problemas cuando descansemos y sigamos siendo conscientes de todo el cuidado que está en nuestras manos.
      Feliz chapuzón :-)

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  3. Hola, Miguel, Cortázar, Szymborska, Rosalía de Castro, Wagner, Purcell y Debussy. ¡Vaya sexteto! Tomo copia para este verano. Estoy escuchando Rheingold de Wagner según te leo y es una obra bellísima. En ese viaje sientes ese paso transformador y deslizante del agua. Pero no quisiera que el agua, tan saludable como necesario, lo tuviéramos que sentir solo escuchando o leyendo obras de los autores que propones. Aunque tampoco veo una solución al gran problema del agua que se agudiza más y más cada día.
    El agua que nos acompaña, el agua que nos moja, el agua viajera, "en pilas bautismales y en bañeras cortesanas". "Cualquier cosa aconteciza en cualquier lugar o tiempo escrita está en el agua de Babel", nos dice la maravillosa poeta polaca. El agua es necesaria para la vida, ayer, hoy y siempre.
    Ojalá tomemos conciencia de ello y aprendamos a usarla como se merece.
    Me ha encantado, Miguel.

    Un abrazo y feliz verano.

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    1. Muchas gracias, María Pilar.
      He querido hacer una reflexión sobre el agua antes de que nos acerquemos a la orilla en verano. No podemos vivir todo el tiempo sufriendo la escasez de agua y olvidarnos en vacaciones.
      Los textos y las músicas nos aportan unas ideas y una variedad de aspectos que enriquecen la reflexión.
      Feliz verano 🌊🏖️
      Un fuerte abrazo :-)

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