"Siempre imaginé que el paraíso será algún tipo de biblioteca" (Borges).
A los que nos gustan los libros, los que sean, siempre hemos tenido la ilusión de perdernos en una biblioteca, o quizá en una librería, y rastrear, seguir, indagar, dejarnos sorprender o evocar aquellos títulos, temas, autores, épocas o estilos que hemos querido, o no, leer.
Después de dedicar una entrada a los libros bajo el punto de vista de los niños en ¡Un libro! ¿Se lo contamos a los mayores?, esta vez nos centraremos en las bibliotecas.
La primera mirada no se fija estrictamente en una biblioteca, sino el medieval Scriptorium al que Umberto Eco nos transporta en El nombre de la rosa.
La segunda mirada nos transporta a la imaginada biblioteca, semejante a un infinito universo, que el bibliófilo Jorge Luís Borges recrea en el cuento homónimo La biblioteca de Babel.
A los que nos gustan los libros, los que sean, siempre hemos tenido la ilusión de perdernos en una biblioteca, o quizá en una librería, y rastrear, seguir, indagar, dejarnos sorprender o evocar aquellos títulos, temas, autores, épocas o estilos que hemos querido, o no, leer.
Después de dedicar una entrada a los libros bajo el punto de vista de los niños en ¡Un libro! ¿Se lo contamos a los mayores?, esta vez nos centraremos en las bibliotecas.
La primera mirada no se fija estrictamente en una biblioteca, sino el medieval Scriptorium al que Umberto Eco nos transporta en El nombre de la rosa.
La última mirada, mas reciente cronológicamente, nos lleva al lejano Japón del íntimo y personal, el habitual candidato al Nobel Haruki Murakami. Se trata de la Biblioteca conmemorativa Komura de su novela Kafka en la orilla.
Orlando di Lasso es uno de los más importantes compositores europeos de la última etapa renacentista. Utilizó el estilo polifónico característico de la música sacra de la época y la nueva música profana que se desarrolló en Alemania, Francia e Italia. Llegó a publicar más de dos mil composiciones, lo que nos revela su importancia, dada la reciente creación de la imprenta.
Nación en Mons, en la actual Bélgica. Durante su infancia se cuenta que llegaron a secuestrar en tres ocasiones, debido a la belleza de su voz. A los doce años entró al servicio del virrey de Sicilia. Permaneció en Italia una década trabajando en Milán, Nápoles y Roma. En 1556 fue contratado en Munich por Alberto V, duque de Baviera. Muerto el duque, continuó vinculado a su sucesor.
Su obra profana incluye chansons francesas, lieder alemanes y madrigales italianos.
Matona mia cara es un madrigal con una letra vanal e intrascendente, con imágenes y comparaciones de tipo popular.
La primera versión, en la versión original para coro mixto a cuatro voces, está interpretada por la agrupación rumana Corul Regal.
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