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El desgarro del exilio y el derecho del retorno

No tendrían sentido música y literatura si se quedaran en lo superfluo y no indagaran y penetraran en todos los aspectos de la condición humana, las fugaces alegrías, el insoportable sufrimiento  o el profundo posicionamiento ante la vida.
Estos meses pasados, una imagen nos ha herido con desgarradora fuerza, tan descomunal, que nos va a acompañar toda nuestra vida, de la misma forma que otras fueron símbolos de otros momentos y están en la memoria colectiva de toda la cultura occidental.
Un texto, salido de un dolor insondable, insomne, insoportable, acabó sacando del tremendo corazón de una maestra de niños poco mayores que el de la imagen, una poesía, casi salida de un libro de sus alumnos. Este poema Ay! el niño de la playa! ha dado la vuelta a nuestro país y una gran parte de la América de lengua hispana para convertirse en un fenómeno viral que aún sigue mezclando la imagen con las palabras para quedar por siempre unidos.
Estas palabras nos muestran el enorme y comprometido corazón de esta gran compañera del colegio, amiga, enorme persona Teresa Guerra. Gracias, Tere.




Desde distintos lugares sigue evolucionando para persistir en nuestra memoria, como en esta versión a ritmo de tango.


El siguiente texto y la música nos conectan no con la forzada salida de la tierra natal, sino con el pensamiento en el retorno, en la memoria de lo que se quedó atrás y donde se quiere volver.








El escritor israelí David Grossman nos trae este texto sobre lo que en Oriente Medio se llama El derecho del retorno.




Pocas piezas para coro del mundo de la ópera rivalizan en emotividad y popularidad con el Va pensiero, el coro de esclavos hebreos del Nabucco de Verdi. Una versión, rozando la estética arquitectónica y escultórica pasó por este blog en la entrada Entre mis mejores deseos y Va pensiero



En esta ocasión, la grabación comienza con el final del coro. El prestigioso Riccardo Muti, tantos años director musical del Teatro Alla Scala de Milán, tras unas palabras en contra de la política cultural que llevaba en Italia Berlusconi, inicia un bis de la pieza. 











Algunas muestras de que la ópera no es algo sólo para iniciados: La inusual participación de los espectadores a iniciativa del director, muy bien integrada por el realizador de la filmación que nos muestra en algunos planos a quienes asisten a la representación como participantes dentro de la escena. La intensa concentración de los integrantes del coro, que en ningún momento dejan de ser esos esclavos judíos que lamentan la lejanía y la añoranza que tienen por su patria. Finalmente, al concluir la pieza, el desgarro emocional de los cantantes. Desde el momento de su estreno, Va pensiero ha tenido y sigue teniendo un profundo significado como canto de unión, memoria y significado de la patria común.



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