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Wagner y el encanto del Viernes Santo

En ocasiones algunas de las ideas que desarrollan los autores provienen de leyendas que se transmitieron de forma oral hasta ser registradas por escrito, evolucionando según quien narrara o plasmara en papel las historias. La Edad Media es uno de los momentos que más poemas épicos y personajes míticos ha aportado a la historia de la literatura, la música o la pintura. Leyendas como las de Lohengrin, Perceval, Artur o el Graal eran algunos de los temas predilectos de los poetas del medievo.
Te propongo un acercamiento a uno de los personajes más representativos de las leyendas medievales, Parsifal a través de uno de sus poemas épicos y una escena de Wagner que nos muestra los encantos del Viernes Santo.


Boceto de Heinz Grete para una escenografía de Parsifal en 1924

Entre las producciones más importantes de la cultura medieval alemana destaca una obra de Eschenbach que se inscribe en el mítico Ciclo Artúrico y del Graal o Grial
De su libro Parzival se conservan unos ochenta manuscritos, lo que da muestra de la cantidad de copias que se llegaron a realizar y fue de las primeras obras que se decidió llevar a la imprenta. 
Parzival es un poema épico del siglo XIII que se centra en la figura de Sir Perceval, caballero de la Mesa Redonda del rey Arturo y la búsqueda del Santo Grial
Poco se sabe del autor, Wolfram von Eschenbach, salvo que se supone vivió entre finales del XII y comienzos del XIII, que nació en una ciudad de la Franconia llamada Wolframs-Eschenbach (¿?) y que su relato fue escrito entre 1200 y 1210 aproximadamente.



El Parzival está inspirado en las historias que desarrolló Chrétien de Troyes en Perceval ou le conte du Graal (Perceval o el cuento del Grial) o Lancelot y en el Roman de Thèbes, Tristan de Tomás de Bretaña y Roman de Brut de Wace. Eschenbach se aleja de estas fuentes de forma deliberada y cita a Kyot, un escritor de la Provenza como su fuente genuina. Los más de nueve mil versos del Perceval de Chrétien se convierten en casi veinticinco mil en el Parzival, aumentando algunos episodios, acortando o suprimiendo otros e ideando algunos nuevos. En su obra cambia los nombres y la forma de ser de los personajes, tratando los temas del mítico mundo artúrico y la búsqueda del Grial, la dualidad de los protagonistas con la creación de antagónicos, con la inclusión de pinceladas de reflexiones filosóficas, religiosas y políticas. La obra está dividida en 16 libros dedicado cada uno de ellos a un personaje y su relación con el protagonista, con algunos nombres como Gurnemanz, Anfortas, Arturo, Trevrizent, Clinschor o Lohengrin.
El estilo es directo, apelando al lector cuando la ocasión lo requiere, con un lenguaje que se aproxima a la narración oral con interlocutores presentes a los que interpelar. El texto que nos acompaña pertenece al Libro IX dedicado a Trevrizent.





La última obra de Richard Wagner es, en sus propias palabras, un Bühnenweihfestspiel, un festival escénico sacro. El compositor alemán no es una persona con sentimientos religiosos ni su obra lo es. No hay, ni quiere tener, la profundidad de la música de Bach, Bruckner o Messiaen. Por ese motivo, pocas obras de Wagner han levantado tantos comentarios adversos desde posiciones antagónicas como Parsifal. Nietzsche, el filósofo que tanto había admirado su Tetralogía por la visión pesimista que planteaba, sintió como una traición la ópera con que Wagner se despedía de la música, ya que no podía perdonarle que se hubiera "inclinado ante la cruz" por debilidad, según su opinión. Algunos, entre los que se contaba la duquesa Von Wittgenstein, la compañera de su suegro Franz Listz, veían una burla hacia el sacramento eucarístico. Otros entreveían los guardianes del Grial como una élite nazi o al redentor redimido como un Cristo alemán para los alemanes. 
Basado en el Parzival de Eschenbach, la historia de su creación es compleja y confusa en determinados momentos. En 1845 Wagner leyó el poema épico medieval y se planteaba cómo encajar el despertar de la naturaleza en primavera, el día de la muerte de Cristo y su redención. Según cuenta en Mein Leben, su extensa autobiografía, en abril de 1857 comenzó a plantearse lo que serían Los encantos del Viernes Santo, no exactamente en un viernes santo, sino en una atmósfera de viernes santo, esbozando a grandes rasgos una nueva obra en la residencia que Otto von Wesendonck, un rico comerciante de sedas dispuso para el compositor.
Diseño del Gralstempel (Templo del Grial) de Paul von Joukowsky para el estreno de Parsifal en 1882



El 14 de abril de 1865 escribió a Luis II de Baviera: "Hoy es Viernes Santo, otra vez. ¡Día bendito, el más lleno de significado! ¡Día de Redención! ¡El sufrimiento de Dios! ¿Quién pudiera expresar toda su grandeza? Un Viernes Santo cálido y soleado me inspiró con sus sensaciones sagradas escribir Parsifal, que desde entonces ha vivido y crecido dentro de mí como un niño en el vientre materno". En el interior de Parsifal anida la sobrecogedora paradoja que permite al rito de la primavera y a la agonía divina convivir en un único día y Wagner se permite reemplazar el Oficio de las Tinieblas propio de la celebración por una música en que muerte y resurrección, naturaleza y hombre-Dios están enlazados.
La obra quedó en suspenso hasta que finalizó la composición de su Tetralogía El anillo de los Nibelungos. En 1877 retomó el boceto y comenzó a escribir la obra que se estrenó en el teatro de Bayreuth recientemente creado para representar sus obras. Wagner creó un contrato que recogía que Parsifal sólo podría representarse fuera de este escenario treinta años después de la muerte del autor, lo que prolongaría el monopolio de las repesentaciones hasta que finalizara 1913. Salvo una puesta en escena en el Metropolitan Opera House de New York en 1903, la primera representación "legal" se llevaría a cabo en el Gran Teatre del Liceu de Barcelona la última noche de 1913 para hacerla finalizar con el año 1914.



El nudo central del que surgió y del que toma sentido Parsifal es la creación de la atmósfera recogida en Karfreitagszauber (Los encantos del Viernes Santo) que responde a la cuestión que  el Parzival de Eschenbach plantea a Gurnemanz: "En mi opinión, todo lo que ahora está floreciendo, respirando, viviendo y resucitando, debería estar afligido y ¡ay, llorar!" A lo que el anciano le responde: "Todas las criaturas se están regocijando al ver la bella impronta del Redentor. (...) No lo ven en la cruz, sino que miran al hombre redimido que se siente libre del pecado y del miedo." Aquí Wagner escribe una partitura cálida e intimista, suave en la instrumentación, una música de primavera compuesta en el otoño de su vida.
La escena Los encantos del Viernes Santo se desarrolla en el tercer acto y describe el momento en que Gurmenanz, uno de los más viejos caballeros del Grial, bautiza a Parsifal, quien a su ver hace lo mismo con Kundry, uno de los personajes femeninos más particulares de la obra de Wagner, quien en tiempos se había reído de Cristo camino del Calvario y fue condenada a vagar eternamente, un equivalente femenino de la figura del judío errante. Gurmenanz explica a Parsifal cómo en esta época renace toda la naturaleza con las lágrimas de los pecadores arrepentidos.
En este enlace está interpretada por Sir Hohn Tomlinson en el papel de Gurnemanz, Poul Elming en el rol de Parsifal y una silente Waltraud Meier como Kundry en una producción de la Berlin Staatsoper de 1992 dirigida por Daniel Barenboim.


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Bibliografía:

  • Batta, András. Ópera. Compositores, obras, intérpretes. Könemann Verlagsgesellschaft mbH. Colonia 1999.
Páginas web interesantes:

  • https://es.wikipedia.org/wiki/Parsifal
  • http://www.archivowagner.com/192-ultimos-documentos-editados/parsifal-leyendas-del-santo-graal-y-de-parsifal-por-francisco-vinas/76-ii-leyenda-del-santo-graal-segun-wolfran-d-eschenbach
  • http://www.wagnermania.com/dramas/parsifal/historia.asp
  • https://es.m.wikipedia.org/wiki/Parzival

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