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Voces de hoy: Anna Netrebko

Desde sus inicios el mundo de la ópera ha tenido, querido e incluso necesitado de grandes figuras que ejercieran el papel de figura estelar, cantantes o compositores con la capacidad de ilusionar, crear pasiones y atraer a grandes públicos. De la misma manera que en la actualidad son los grandes cantantes de rock o pop, desde el siglo XVIII los cantantes, especialmente las sopranos, los tenores y, durante algún tiempo los castrati atrajeron al público con sus voces, su talento y, en muchos casos, con su condición de divos. 
El término Diva  es la forma femenina de la palabra latina divus y en italiano se generalizó como Divina, equiparándose al término Prima donna, y aplicándose a las cantantes que poseían una gran voz y un fuerte temperamento, que eran capaces de llenar por sí solas los teatros de ópera arrastrando a grandes masas de público y, en determinadas condiciones, unas exigencias que llegaban a lo caprichoso.
Grandes divas han sido María Callas, Renata Tebaldi, Montserrat Caballé o Ángela Gheorghiu y en siglos pasados las hermanas Giulia y Giudita Grissi, Maria-Felicia García (conocida como La Malibrán) o Adelina Patti (una cantante que se hizo millonaria porque llegó a cobrar por ¡cada nota que cantaba!).
En cuanto a voces masculinas, Divo o Primo uomo, ha habido quienes han llenado el mundo de la ópera con su voz portentosa y su carácter. Conocidos de todos son los nombres de Caruso, Plácido Domingo o Luciano Pavarotti
Es precisamente con la desaparición estelar de estos últimos que el mundo operístico necesita un divo o una diva que llene tan carismático espacio. Alguien que llene teatros, que alimente pasiones, un intérprete que sea mediático y que trascienda de su rol en los escenarios y pase al público que no es entendido en la materia.
En la actualidad, quizá no haya ningún cantante que levante tantas pasiones como Anna Netrebko, con algunos detractores y muchos seguidores. Yo me cuento, desde hace muchos años entre los que admiran su voz y su trabajo desde que la oí y vi cantar por primera vez.
Te propongo un repaso por algunos de los momentos relevantes en la carrera de Anna Netrebko que dejan ver por qué es la gran diva de la ópera en la actualidad. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!



Anna Yurievna Netrebko nació en septiembre de 1971 en Trasnodar, una ciudad de algo menos de un millón de habitantes situada en el sur de Rusia, de padre geólogo y madre ingeniera. Su afición por la escena hizo que se fuera a San Petersburgo a estudiar canto, trabajando como limpiadora en los camerinos del Teatro Mariinsky, empleo que le servía para costear los estudios a la vez que le daba la oportunidad de presenciar los ensayos y representaciones. En ese lugar y empleo la conoció el director musical del teatro, Valery Gergiev, ante quien, dos años después, se presentó a una audición. Se ha recordado hasta la saciedad el comentario que éste le hizo cuando la vio: "¡Vaya sorpresa, si también cantas!" Una anécdota que ha hecho que en algunos medios se la compare con la protagonista de la historia de la Cenicienta
En 1994 debutó bajo su dirección cantando la Susanna de Las bodas de Fígaro de Mozart, un momento del que se conserva una grabación de cuestionable calidad y publicada por el propio tenor Vladimir Samsonov, el tenor que cantaba con ella en la representación y en la que la soprano aparece sólo en la primera parte. Un documento que podemos considerar histórico.

  

Tras su debut se dedica al repertorio ruso y viaja en 1995 a Estados Unidos con Gergiev donde interpreta el papel femenino en la ópera Ruslan y Ludmila de Glinka en San Francisco.
Pero su verdadero paso al estrellato se produce con los papeles de Donna Anna del Don Giovanni de Mozart en Salzburgo en 2003 con Nikolaus Harnoncourt y La Traviata junto al tenor mexicano Rolando Villazón en 2005 también en el festival de la ciudad austriaca en la producción de Willy Decker bajo la dirección de Carlo Rizzi.



El enlace los muestra a los dos en uno de los dúos más conocidos de esta ópera. La versión escénica de La traviata de Decker posee una fuerza dramática impactante y cruda que la ha llevado a multitud de escenarios. En los dos últimos años ha tenido hueco en el Metropolitan Opera House de Nueva York y está prevista que se lleve al escenario del Teatro Real de Madrid en la próxima temporada operística con otros intérpretes. Confío en no perder la oportunidad de verla en directo.



A partir de estos momentos, la carrera de la Netrebko pasó a formar parte del pequeño grupo de los grandes intérpretes capaces de trascender los escenarios. Desde hace unos años es la reina indiscutible del Met (Metropolitan Opera House) de Nueva York, un escenario donde cada año interpreta varios roles y donde se la adora. Escuchar una ópera suya en directo o verla en vídeo o cines supone que su primera aparición en escena es interrumpida por los aplausos del incondicional público antes de que llegue a cantar. 
Por una parte, posee una voz privilegiada, con mucho volumen y una amplia tesitura (que la hace alcanzar el Mi bemol alto e incluso pasar al fa), un timbre muy personal, atractivo, con color y que se luce muy bien en las grabaciones, podríamos decir que es fonogénico (no sé si existe tal expresión). Su voz de soprano lírica la hizo triunfar en papeles más ligeros como los citados y los papeles protagonistas de La  Sonnambula, Rigoletto, Lucia di Lammermoor, I Puritani, Gianni Schicchi o la Musetta de La boheme.
Además la Netrebko tiene un innegable atractivo físico que la hace triunfar en las producciones de televisión y las retransmisiones que los teatros de ópera realizan en directo a través de las salas de cine de medio mundo. Tiene también la capacidad de meterse en la psicología del personaje que canta y lo interpreta de forma extraordinaria.



Su complicidad y empatía con el público la hace alejarse de los estereotipos de diva caprichosa y alejada de los medios que intenta preservar un glamour trabajado; antes bien, se muestra espontánea, dispuesta a aparecer en distintos medios, publica sus estancias y viajes en las redes sociales sin mucho complejo.
Después del nacimiento de su hijo su voz ha cambiado. Se ha hecho más oscura y con más volumen y se acerca más a la soprano lírica spinto, lo que la ha llevado a abandonar poco a poco el repertorio con el que comenzó de heroínas belcantistas más superficiales y reinventarse en nuevos roles más dramáticos: personajes veristas como Manon Lescaut, wagnerianos como la Elsa de Lohengrin y otros como Lady Macbeth, Adriana Lecouvreur, la Tatiana de Eugen Oneguin o la Leonora de Il Trovatore.
El enlace nos muestra una reciente interpretación de enero de 2019 en el Met en el papel de Adriana Lecouvreur.


Como la gran diva que es, los teatros de ópera de todo el mundo se disputan su participación y compiten por tenerla en sus escenarios, lo que hace que Anna Netrebko tenga la agenda cargada de interpretaciones de óperas o recitales (en los que suele cantar con su marido el tenor ruso Yusif Eyvazov) como el que dará la próxima temporada en el Teatro Real de Madrid.


Anna Netrebko y Yusif Eyvazov

Su primera grabación, Opera Arias, fue uno de los discos de música clásica más vendidos en 2003. Al año siguiente sacó Sempre Libera dirigida por Claudio Abbado en el que interpretaba también conocidas arias de ópera. Siempre para la Deutche Grammophon, Netrebko alterna los discos con las grabaciones en vídeo de algunas de sus óperas: La Traviata, I Puritani del Met, L'elisir d'amore, Anna Bolena, Il trovatore o Lohengrin.
El último enlace pertenece a la interpretación del papel de Elvira de I Puritani de Bellini en el Met neoyorkino en 2007 y nos muestran la voz e interpretación de la que quizás sea la más grande de las cantantes de estos momentos.


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Contenido Extra: Si tienes curiosidad y tiempo, hay un vídeo que también podríamos considerar histórico anterior al debut de Anna Netrebko en el que aparecen tres alumnos del Conservatorio Rimsky-Korsakov de San Petesburgo grabado en 1992. La postura académica del cuerpo y, sobre todo, las manos de los intérpretes son más que simpáticas. 

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