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Sentir el otoño

Busquemos el momento de detenernos y admirar cómo caen las hojas de los árboles.

En ocasiones pasamos de una etapa a otra, de una situación a otra diferente y no nos hacemos conscientes del paso que hemos dado. En estos días hemos comenzado el otoño y quizás lo hayamos advertido por haberlo escuchado en radio o televisión o por haberlo leído en la prensa o las redes sociales, pero aún no somos conscientes de su entrada.
Sentir, canalizar y dejar aflorar los sentimientos que nos produce el otoño, los agradables como admirar el paisaje y su color cambiante, los que nos encierran en nosotros mismos con los días que se vuelven más cortos y las noches se alargan, la melancolía que nos asalta por momentos, el feliz encuentro con nosotros mismos son sensaciones que podemos y debemos sentir. 
Desde tu ciudad, tu pueblo, donde quiera que vivas te propongo hacer una pausa en tu ritmo de trabajo y de vida para hacerte consciente de la entrada del otoño en compañía de obras literarias y musicales. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!



Nuestro primer acercamiento al otoño surge de un poema de autor anónimo que viene a reflejar las características que esta estación en unión de la naturaleza aportan a nuestras vidas. 
Refleja las costumbres y usos de los siglos XVII o XVIII en que fue escrito el soneto, con la recogida de las cosechas, la vendimia y los productos que se elaboran a partir de ella o las costumbres cinegéticas en un tiempo en que se vivía en contacto e interacción con la naturaleza. 



La importancia de este poema estriba en que fue escogido por Antonio Vivaldi para describir el otoño de Las cuatro estaciones a través de él. Los tres movimientos que lo conforman siguen los detalles descriptivos del poema, de la misma forma que ocurre con el resto de las estaciones.
Estos cuatro conciertos de Las cuatro estaciones pertenecen a la obra Il cimento dell' Armonia e dell' Invenzione, el Opus 8 de Vivaldi y no conocemos con seguridad el momento en que fueron compuestos, sabiendo, eso sí, que hay una dedicatoria del compositor al Conde Marzin en 1725.
Nos acompaña el 3º movimiento, Allegro de este Otoño con que Vivaldi nos describe la estación con ayuda del soneto anterior. Se trata de una interpretación de The Cleveland Baroque Orchestra para Apollo's Fire con Jeannette Sorreli en el teclado y la dirección y Olivier Brault como violín solista que se llevó a cabo en la Fairmount Presbyterian Church de Cleveland Hts, Ohio en abril de 2015. Una interpretación muy particular con cierta coreografía gestual por parte de alguno de los intérpretes.


No es la primera vez que Rainer María Rilke nos acompaña en este blog. En esta ocasión es con un poema en que nos acerca a los sentimientos y sensaciones que le provoca, y nos provoca a nosotros, una jornada de otoño. Comienza con una casi petición a que finalice el largo verano y regresen los ciclos naturales, mientras la soledad, la espera de un tiempo mejor que llegará, nos mantiene como las mismas hojas caídas.



Hans Erich Pfitzner es uno de esos personajes que viven por y para la música. Ruso de nacimiento, de padre violinista, la familia marchó cuando él contaba con pocos años a Alemania donde vivió prácticamente el resto de su vida. Director de orquesta y compositor, sus primeras obras las compuso cuanto contaba con once años. Conocido de Thomas Mann, Malher o Richard Strauss, que admiraban su obra, no trabó amistad con ellos por sus modales poco agradables. Durante el tiempo que duró el Tercer Reich fue cayendo en desgracia al negarse a dejar de interpretar obras de compositores judíos o componer una música incidental para El sueño de una noche de verano que sustituyera la compuesta por el judío Mendelsohnn, a lo que se negó, aduciendo que era imposible pensar siquiera en sustituir una música como esa. Sus bienes fueron requisados y sólo volvieron a interpretarse sus obras tras la guerra, cuando su salud mental estaba deteriorada y fue ingresado en un sanatorio en Salzburgo donde falleció.
Entre sus obras abundan los lieder, varias sinfonías y algunas óperas. Entre estas últimas destaca Palestrina que fue estrenada en 1917 y nunca llegó a entrar en los repertorios de los grandes teatro, pese a que voces tan importantes como Bruno Walter veían en ella todos los elementos para triunfar.
De entre sus lieder, a los que Pfitnez suele otorgar un carácter melancólico, nos acompaña en esta parada para sentir el otoño una composición para piano y soprano a partir de un poema de Josef Karl Benedikt von Eichendorff.




Christa Mayer nos ayuda a sentir el otoño interpretando Im Herbst de Hans Pfitzner acompañada al piano por Eytan Pessen.


Precoz estudiante -a los 11 años ingresó en la Universidad de Oviedo- catedrático de Literatura en Zaragoza y aquella ciudad, crítico literario y escritor, la obra de Leopoldo Alas "Clarín" se compone de algunos relatos cortos, la obra de teatro Teresa y algunas novelas entre la que destaca la que, posiblemente, sea la más importante del siglo XIX en nuestro país: La Regenta, una obra que fue escrita entre 1884 y 1885 inmersa en la corriente literaria del Naturalismo imperante en las últimas décadas del citado siglo.



Situada en la imaginaria Vetusta, la ciudad de Oviedo en que se desenvolvió emocionalmente su vida aunque naciera en Zamora, Clarín se adhirió a la sinceridad narrativa y descriptiva del naturalismo en que ahonda en los estados y sentimientos más profundos del alma humana. La crítica a los provincianismos y la moralidad impuesta, una cierta socarronería, la mezcla de ironía, bromas y seriedad hace de La Regenta una obra que, aunque extensa y prolija, se lee con interés gracias a la riqueza del lenguaje y la verdad en la descripción de los caracteres de cuantos acompañan a Ana Ozores en su transcurrir diario por Vetusta.   
Una descripción unida a las sensaciones que provocan en la ciudad, y en la protagonista de forma particular, el avance del otoño cuando se aproxima al invierno nos acompaña al sentimiento de esta estación.



De Las flores del mal de Charles Baudelaire extrajo Gabriel Fauré algunos poemas para ponerle música. En la misma línea que la tradición de los lieder alemanes, les chansons francesas tuvieron un importante desarrollo a partir de la segunda mitad del XIX. El número 56 de la colección de poemas se titula Chant d'automne (Canto de otoño) y fue llevado al pentagrama por Fauré en 1871 como su Opus 5 junto a Rêve d'amour (Sueño de amor) y L'absent (El ausente), ambas de Victor Hugo. Se trata de una chanson para piano y voz solista que preparó para ser interpretada por cualquiera de las cuatro tesituras habituales, soprano o tenor en una versión y contralto o barítono en la otra.
La letra de Baudelaire señala la lucha contra el otoño, un preludio del invierno que, para el poeta maldito, es un acercamiento a la muerte y que Fauré trasladó al pentagrama con gran fidelidad.



El vídeo con el que nos finalizamos nuestro acercamiento al sentir del otoño está interpretado por la soprano Felicity Lott acompañada por Grahan Johnson al piano en una grabación extraída del disco Mélodies sur de poémes de Charles Baudelaire publicado en el año 1994. La imagen que lo acompaña pertenece al pintor romántico Caspar David Friedrich y viene acompañada por subtítulos en castellano.



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Bibliografía y webgrafía consultadas:
  • www.kareol.es: Letras y traducciones de óperas y música vocal.

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