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Epidemias y pandemias

Puede parecer una idea ridícula, pero la única manera de combatir la plaga es la decencia.
Albert Camus. La Peste

Cuando escribo esta publicación nos encontramos ante una situación inédita en nuestras vidas. 
Una amenaza procedente de un virus, pequeño como todos ellos, ha trastocado nuestro mundo, nuestro sistema de relaciones sociales y económicas, situándonos frente a un espejo que nos devuelve un reflejo infinitamente más humilde que la imagen original.
Distintos sentimientos se agolpan a nivel social y personal. Dependiendo de quienes de verdad entienden, los científicos que luchan en una carrera contra el reloj, y aquellos que toman decisiones, nos movemos entre sensaciones diversas que oscilan entre verlo desde fuera, como si no nos afectara a todos, o sentir cercana la presencia del causante invasor; desde la indiferencia hasta la más profunda solidaridad.
Quizás en determinados grupos de personas esta pandemia encaje con el gusto del público por argumentos apocalípticos en libros, cine y series de televisión. Desde una de las primeras películas, aquella Mad Max que dibujaba un escenario post-apocalíptico, el género no ha hecho más que  seguir el interés de un público ávido de buscar las sensaciones que genera el estado cada vez más lastimoso en que se encuentra nuestro planeta. Y ahora, esta epidemia.
En un tiempo de reclusión doméstica te propongo un recorrido por diversas obras que tienen como fondo grandes epidemias o desastres en las que podemos reconocer más paralelismos que divergencias con la situación provocada por el insignificante Codvid-19 que ha trastocado nuestras vidas. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!


Peter Brueghel el viejo De Triomf van dee Dood (El triunfo de la muerte)

Comenzamos.



La obra de Boccaccio utiliza tan desalentador inicio para mostrarnos una de los primeros y más afortunados compendios de historias de la literatura occidental. Distribuida en diez jornadas en las que cada uno de los diez protagonistas narra una historia, estas cien narraciones muestran varios siglos después de ser escritas el ambiente, las costumbres y los perjuicios de la sociedad de su época, además de algo tan imperecedero como la carga de humanidad que se esconde tras los caracteres de los protagonistas, sus temperamentos o las reacciones que aún podemos reconocer en nuestros actos.



Michelangelo Falvetti vivió entre su Calabria natal, Palermo y Messina, siendo en estos lugares Maestro di Capella, fundando en la segunda de estas ciudades la Unione dei Musici. Sacerdote católico, compuso una serie de obras musicales, la mayoría relacionadas con temas bíblicos entre las que destaca Il diluvio universale estrenada en 1682, una obra que se forma con partes cantadas con diversos personajes tanto humanos como alegóricos. Noé y su esposa Rad, cuyo nombre no se menciona en La Biblia, comparten repertorio con el Agua, la Muerte, la Justicia Divina, Dios o la Naturaleza Humana. Se trata de un Oratorio en Drama que consta de cuatro cuadros o escenas: En el cielo, En la tierra, El gran Diluvio y En el arca de Noé.
En el tercero de los cuadros, una vez finalizado el Diluvio incluye el dúo para sopranos Ecco l'Iride paciera (Aquí está el pacífico arco iris), una pieza que recrea una deliciosa danza que en el enlace que nos acompaña está interpretado por tres voces. Las sopranos Mariana Flores, Caroline Weynants y Amélie Renglet, acompañadas en la parte final por el coro junto con la voz de Leonardo García Alarcón, director de origen argentino, clavecinista y fundador de la agrupación Capella Mediterranea, interpretan esta danza de esperanza con que finaliza el diluvio.



El inicio de El Decamerón se sitúa en una de las capillas de Santa Maria Novella, una iglesia de Florencia en la que siete mujeres y tres hombres deciden salir de la ciudad y dirigirse al campo a la espera de la remisión de la epidemia. 
Antes de centrarse en el desarrollo de su historia, Boccaccio dedica unas páginas a describir distintas situaciones que reflejan las actitudes y reacciones de quienes vivieron la situación y que, con ciertas diferencias, nos pueden parecer familiares.


Gaeteno Donizetti, uno de los compositores que suelen aparecer en este blog gracias a obras como L'elisir d'amore, Lucia di Lammermoor o Don Pasquale, entre otras, también dedicó una de sus obras a la historia bíblica de Noé. Poco conocida, Il Diluvio Universale es una obra que se basó en la obra de Lord Byron Heaven and Earth (Cielo y Tierra) y que se estrenó en el Teatro San Carlo de Nápoles en 1830. Pese al interés y buen hacer de Donizetti y su libretista, algunos errores en la elección de intérpretes, no del protagonista que fue el bajo Luigi Lablache -quien más tarde protagonizaría Don Pasquale en su estreno- y una escena final del diluvio que, al parecer, llegó a ser risible, hicieron que esta obra apenas haya sido representada.
En el enlace podemos oír la obertura de Il Diluvio Universale en una interpretación de la Orquesta Sinfónia Gaetano Donizetti de Gessate dirigida en octubre de 2008 en la Chiesa Parrocchiale de la citada ciudad por Mº Pierangelo Pelucci.


Quizás la mayor aproximación literaria a este tipo de epidemias o catástrofes sea la que refleja Albert Camus en La peste.
El escritor francés de origen argelino centra la acción de la novela en una epidemia de peste en la ciudad de Orán. Allí, la llegada de la epidemia acaba con la actividad comercial a la vez que trastoca los sentimientos y actitudes de sus habitantes.



Nacido en Valls (Tarragona) e hijo de padre suizo y madre francesa, Robert Gerhard se consideró en todo momento un compositor español desde su nacimiento a finales del XIX hasta su fallecimiento en el exilio en Oxford en 1970.
En 1964 estrenó su cantata o, hablando con más propiedad, su melólogo La Peste basada en la obra de Camus, una obra que sintetizó en dos personajes: un narrador y un coro que son acompañados por la orquesta. El narrador va desarrollando la explicación de la historia y el comportamiento del pueblo, mientras el coro representa a este pueblo que recibe el azote de la peste. El texto es el centro de esta obra, pero la música de Gerhard amplifica y transmite el valor expresivo de la palabra, otorgándole un clima de angustia que refleja de forma magistral el sentido de la novela.
De los enlaces disponibles en la red nos acompaña la versión de la Joven Orquesta Nacional de España con el BBC Symphonie Chorus y la voz de Michael Lonsdale dirigidos por Edmon Colomer que se pueden oír mientras se sigue la narración de Camus.
El primer enlace se titula Déclaration de l'épidémie (Declaración de la epidemia).



Hijo de una familia muy modesta, Albert Camus tuvo una infancia paupérrima que se agravó con el fallecimiento de su padre en la Primera Guerra Mundial cuando él contaba con un año de edad. Tras desarrollar a duras penas sus estudios gracias a su brillante inteligencia, se gradúa en Filosofía y Letras, aunque no le permiten dar clases por estar afectado de tuberculosis. Más adelante trabaja como periodista, llegando a publicar multitud de ensayos, así como obras de ficción entre las que destacan las novelas El extranjero y La peste, algunos cuentos y varias obras de teatro como Calígula o El estado de sitio.
En La peste, Camus muestra un abanico de sensaciones, sentimientos y actitudes que van desde la indiferencia, la falta de empatía o la pasividad iniciales cuando se manifiesta la epidemia, hasta la solidaridad, la cercanía hacia los demás y la fraternidad.
Un narrador va relatando de forma impersonal, como testigo la situación que conoció en Orán siguiendo las tribulaciones de los principales personajes: el doctor Rieux, Tarrou, su amigo y confidente o el periodista Rambert quien, separado de su novia por la distancia, desea salir de la ciudad para encontrarse con ella. La evolución de estos personajes, así como cuantos les acompañan se va desgranando a lo largo del desarrollo de la enfermedad y sus propias evoluciones vitales.
En el texto que nos acompaña, el cronista reflexiona sobre la importancia de las acciones generosas que aparecen en estas situaciones.


En The Plague (La Peste), Gerhard crea un entramado que provoca en el espectador una sincera emoción gracias al contraste entre la voz neutra del narrador y el efecto sonoro de la orquesta y el coro. El hecho de unificar a los personajes de la novela en narrador y coro y reducir la duración a poco menos de una hora concentra el dramatismo de la composición otorgándole una mayor fuerza.
El siguiente enlace se titula La fermeture des portes de la ville (El cierre de las puerta de la ciudad) en el que se narra una situación que ya nos va resultando conocida.


Otra obra literaria que se acerca a este tipo de epidemias es la novela de Alessandro Manzoni I promessi sposi (Los novios) una obra que se desarrolla en los alrededores de Milán y la propia ciudad entre los jóvenes Renzo y Lucia durante el siglo XVII en la narración de sus peripecias para poder contraer matrimonio. 
Un tanto irregular en su desarrollo, la segunda parte de la novela tiene como elemento fundamental de la acción la epidemia de peste que diezmó la Lombardía. Esta novela está considerada una de las obras fundamentales de la literatura italiana junto con la Divina Comedia y su autor, el poeta y escritor Manzoni fue uno de los personajes más celebrados de su época. Un año después de su fallecimiento, su amigo Giuseppe Verdi compuso su Misa de Requiem para evocar su memoria.



La obra de Gerhard usa del melodrama pero, según su autor, sin ser tratado éste melodramáticamente. El recitado del narrador, como decíamos tiene un tono neutral, pero su ritmo y su tono forman un elemento prácticamente musical que se funde con el entramado de la orquesta y el coro conformando un melólogo que se acerca a la esencia de la obra de Camus.
El siguiente enlace, dentro de la misma grabación dirigida por Edmon Colomer, corresponde a Les enterrements, título que es innecesario traducir y que finaliza con un sonoro silencio.


La peste es un símbolo en la obra de Camus, la metáfora que favorece la conciencia de los otros y que mueve a la solidaridad. 
También puede entenderse como metáfora de los regímenes totalitarios, especialmente del nazismo que acababa de ser derrotado cuando se publicó la novela, lo que da más sentido al final de la misma. Además de una obra sobre esa enfermedad, es una reflexión sobre la enfermedad moral que va extendiéndose entre todos los habitantes hasta infectarlos y acabar con ellos. Los muros de Orán se erigen como la imposibilidad de cada uno de nosotros de escapar de nuestra propia realidad, por lo que ese mal no es algo concreto y localizado, ya que puede encontrarse en cualquier persona.
Así, La peste es una obra cargada de una carga moral enorme en la que Camus advierte que la enfermedad no afecta sólo a quien se contagia, sino que alcanza a los que aún están sanos y optan por los dos extremos posibles, la generosidad en sus acciones y el egoísmo. 
Nos acompaña un texto que incide en la soledad que se produce entre las personas afectadas y cuyo reflejo podemos encontrar en cualquiera de las situaciones que nos acompañan.


Volvemos a Il Dilvio Universale de Falvetti, una autor de la generación posterior a Monteverdi, a quien reconocemos autor de la primera ópera que se conserva. Y en esta nueva mirada fijémonos en la muerte, mas para reírnos de ella, para exorcizarla. Hagamos que deje la voz grave con la que la imaginamos, con su aspecto duro y serio, irremediablemente trágica. En esta ocasión se nos presenta con la voz aguda del contratenor Fabián Schofrin, la cara blanca y cómica y la interpretación de esos bailes que, según la tradición,  se utilizaban para sanar, para hacer bailar a los enfermos picados por una tarántula, para que con su sudor sacaran el veneno del cuerpo. La Muerte interpreta, cercana, risible, desmitificadora, una tarantella. Una vez terminada nos ofrecen un bis sobre la melodía anterior. Seguimos con la Capella Mediterranea y la dirección de Leonardo García Alarcón.


La peste finaliza con la desaparición de la enfermedad y, por tanto, de sus consecuencias. Nos ofrece un punto de esperanza, haciéndonos ver que, a pesar de todos los males que puedan asolar al mundo en forma de plaga o epidemia, siempre podemos tener la esperanza de ver aflorar lo mejor de cada persona y del género humano. Mas Camus no es en absoluto un ingenuo y sabe que ese sentimiento tan humano como es la fraternidad es posible, aunque puede desaparecer en determinados momentos. Así lo anuncia: 




La última pieza de The Plague muestra el final de la novela, caótico y alborotado. La desbordante alegría del pueblo contrasta con el neutro relato del narrador, logrando una diferencia entre la sensación de felicidad de que lo ha finalizado y la preocupación por lo que puede volverse a repetir.



El último de los episodios La fin soudaine de l'épidémie (El fin repentino de la epidemia) está interpretado, como los anteriores por la Joven Orquesta Nacional de España con el BBC Symphonie Chorus y la voz de Michael Lonsdale dirigidos por Edmon Colomer.
Pronto, aunque con más o menos cicatrices, nos encontraremos en esa situación, alegres y sensatamente preocupados. Lo veremos.



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Bibliografía y webgrafía consultadas:

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