Hay momentos de la vida que se convierten en puntos de inflexión que determinan cómo se configura ésta a partir de esos instantes.
En ocasiones se trata de acontecimientos inesperados e incluso accidentales que nos marcan el devenir, como conocer a una persona que va a ser parte fundamental en nuestra vida, el fallecimiento de personas cercanas a nosotros o el hecho de encontrar un trabajo que colme o no nuestras expectativas.
En otros casos, se trata de situaciones que entran dentro de las decisiones que tomamos o situaciones plenamente asumidas, como tomar la decisión de vivir en pareja, tener hijos, cambiar de trabajo o domicilio o algunas más que entran dentro de las iniciativas que se toman y asumen, tanto de forma individual como de proyecto de vida con nuestra pareja.
Estas situaciones se muestran plenas de cambios que asumimos de forma súbita, natural y consciente, o nos llevan a realizarlos de forma gradual, inconsciente o con rebeldía para adaptarnos a la nueva realidad.
Son momentos que invitan a la reflexión con una mirada crítica al pasado, la adaptación hacia la situación presente y la creación de proyectos y su planificación hacia el futuro, buscando una situación ideal que el tiempo y las circunstancias harán que fluyan de una manera o de otra.
Te invito a unas reflexiones sobre el paso del tiempo y su aprovechamiento y cómo nos afecta en determinadas circunstancias. Nos acompañan Séneca, San Agustín, Mario de Andrade, Ennio Morricone, Mercedes Sosa y Joan Báez. Si te gusta… ¡Comparte, comenta, sugiere!
Vivimos esclavizados por el trabajo, el calendario y el reloj. Nuestros días están ocupados de antemano, nuestras relaciones familiares y personales se resienten de ello y el tiempo libre se minimiza. Entre tanta vorágine, apenas si nos queda tiempo para la reflexión sobre lo que nos ocurre, la dirección en que queremos caminar, los principios en los que nos proponemos basarnos o la realización personal.
¿Qué es el tiempo? ¿Qué sabemos de él?
Nos quedamos con una reflexión extraída de una obra que, aunque tiene un sentido fundamentalmente teológico, también nos acerca al pensamiento de la filosofía.
Philippe de Champagne. Saint Augustin (alrededor de 1645-1650), Los Angeles County Museum of Art |
Agustín de Hipona, nacido en el año 354 en Tagaste, en la actual Argelia, centró sus esfuerzos en la búsqueda de la verdad y de la auténtica felicidad tras obtener el cargo de Maestro de Retórica en de Milán en medio de una vida disipada. Allí, tras buscarlas por diversas fuentes -la astrología, el escepticismo o el maniqueísmo-, se encontró con San Ambrosio, quien le dirigió a conciliar la razón de la antigüedad clásica con la fe cristiana.
A partir de ese momento, Agustín decidió poner en práctica una vida de continencia en el retiro de una comunidad monástica, aunque hubo de adaptarse a adoptar las funciones que la Iglesia le propuso como obispo de la ciudad de Hipona. Con sus escritos, San Agustín se convirtió en la mente más brillante del pensamiento religioso del primer milenio de nuestra era.
Escrita a los cuarenta años, sus Confesiones es un libro dividido en trece partes en el que reflexiona sobre su juventud disoluta y cómo se convirtió al cristianismo, siendo considerada la primera autobiografía escrita, aunque trate tan sólo de la primera parte de su vida, aportando información sobre la evolución de su pensamiento durante este tiempo, convirtiéndose también en un escrito sobre teología y filosofía.
En el Libro Xi, San Agustín reflexiona, a mitad de camino entre los puntos de vista teológico y filosófico sobre el concepto del tiempo.
Tras esta reflexión nos acercamos a una música que no entra en las que habitualmente suelen formar parte de este blog. Es una música que se relaciona con el tiempo pasado presente y futuro por el agradecimiento, por esa mirada a las cosas que nos rodean desde la sencillez y la bondad.
Una relación que se verá más clara más adelante y que sale del fondo del alma y del corazón agradecido.
Se trata de Gracias a la vida, basada en un poema de Violeta Parra que hizo popular Mercedes Sosa. En esta ocasión, se trata de una versión que cantó junto a Joan Báez en el Anfiteatro romano de Xanten, en Alemania, en un concierto en directo que se celebró el 5 de junio de 1988.
¿Disponemos de tiempo para lo que deseamos? ¿Es nuestra vida demasiado corta para todo lo que queremos realizar? O quizás, ¿aprovechamos o no el tiempo que tenemos?
Son preguntas que no son actuales, sino que han sido planteadas y enunciadas continuamente desde hace siglos.
Nacido en Corduba el año 4 antes de nuestra era, Lucio Anneo Séneca fue un filósofo y político procedente de una familia acomodada de la Bética romana, hijo de un prestigioso retórico, que fue educado en esta disciplina además de la filosofía, dentro de la rama del estoicismo. Casualmente, coincide en época, pensamiento y conspiración con la publicación anterior de este blog: Epicteto y su "Manual" de vida.
En efecto, Séneca, como buen hombre de pensamiento y de acción, emprendió una carrera política ejerciendo como abogado, además de ser nombrado cuestor, lo que le generó la envidia del emperador Calígula, quien los desterró a Córcega. A su fallecimiento, fue nombrado preceptor del joven Nerón que, cuando sucedió a Claudio lo elevó al rango de uno de sus consejeros más cercanos. Menos de una década después, en el año 62 se retiró de la vida pública al saberse incapaz de controlar los despóticos actos del emperador. Tres años después, acusado de participar en la conspiración de Pisón (a la que se hizo referencia en la citada publicación anterior), el emperador le ordenó suicidarse, una disposición que el filósofo acató como una forma de liberación de los sufrimientos que tenía y de los que le esperaban.
Autor de diversas obras filosóficas, como sus Consolaciones a varios destinatarios, las Epístolas morales a Lucilio o los Diálogos, así como otras de carácter literario como sus tragedias, nos acompaña una de las pertenecientes al primer grupo.
El tratado De brevitate vitae (De la brevedad de la vida) pertenece a los Diálogos y está dedicado a Paulino -quizás su cuñado-, explica en ella que el espacio que vivimos no es vida, sino tiempo, defendiendo que su duración solo es breve para aquellos que la malgastan en actividades que lo alejan de cuestiones fundamentales. Así, desconocen el valor del tiempo al no controlar el pasado, el presente se les escapa de las manos y tienen pánico hacia el futuro.
El texto que nos acompaña nos acerca al comienzo de este tratado en el que el filósofo cordobés comienza a desarrollar esta idea.
Este tiempo que vemos que va transcurriendo, que a veces se nos presenta como escaso, también tiene sus etapas que marcan nuestra vida. Hay momentos -circunstancias- en que se producen cambios significativos en nuestra vida que van a determinar nuestra situación y cómo utilicemos y aprovechemos el tiempo.
Hace unos días, después de más de cuarenta años trabajando como maestro, mis antiguos y actuales compañeros del colegio tuvieron el detalle de despedirse de mí al finalizar mi etapa laboral durante una comida, emotiva, como no podía ser menos.
Gracias a todos por todo.
Echar la vista al tiempo pasado y comprobar cuánto he aprendido de cada uno de ellos, de su forma de ser y de aportar a la marcha de la comunidad educativa y los cambios que se han producido a la hora de trabajar durante las últimas décadas; ver en el tiempo presente los cambios pedagógicos y estructurales que se están llevando a cabo del que he formado parte y que, ya comienza a formar parte del pasado. Y pensar que hay un futuro que no tiene tiempo que desaprovechar ni momento que dilapidar.
En esa comida que marcaba el fin de una etapa Tere tuvo el detalle de dedicarme un poema que iba dirigido también a muchos de los presentes y que me parece oportuno compartir en esta publicación del blog.
Mario de Andrade (1893-1952) fue un poeta, musicólogo, ensayista y novelista brasileño, impulsor del Modernismo brasileño.
Apasionado de la música y la literatura, estuvo estudiando piano en el Conservatorio de Sao Paulo con la intención de ser concertista, hasta que un accidente deportivo acabó con la vida de su hermano, lo que le sumió en una depresión que generó un temblor en la mano que le hizo abandonar la carrera de intérprete musical, dedicando sus esfuerzos al estudio de la música folclórica brasileña, alternando con la escritura de poemas y ensayos.
Con el Grupo de los cinco fue uno de los impulsores de la Semana de Arte Moderno celebrada en Sao Paulo en 1922.
Entre sus obras destacan A escrava que nào é Isaura (La esclava que no es Isaura), un manifiesto sobre el modernismo; Macunaíma, su obra más conocida, una novela donde, con los elementos del folclore a través de un antihéroe negro y rústico que representa al pueblo brasileño, genera un diálogo entre los indios del Amazonas y la cultura europea.
Crítico con el gobierno autoritario de Getulio Vargas, Mario de Andrade falleció de un infarto de miocardio el 25 de febrero de 1945 con cincuenta y dos años de edad. Su mayor reconocimiento nacional e internacional se produjo a partir de 1955 cuando se publicaron sus Poesías completas.
Dentro de esta antología encontramos la obra que nos acompaña, Mi alma tiene prisa, un poema que se conoce también con títulos tan dispares como Golosinas, por su alusión a la infancia desde los primeros versos, o El valioso tiempo de los maduros.
En la referida ocasión, Tere Guerra fue acompaña por Pablo Espinosa que interpretó una de las piezas más reconocibles de la música de cine, Gabriel's Oboe de Ennio Morricone para La Misión.
En esta ocasión, la interpretación de Pablo fue con saxofón y te propongo escucharla mientras lees los versos de Mario de Andrade.
El enlace de audio pertenece a The Mission: Music from the motion picture de Virgin Records Limited, 1986.
Mi alma tiene prisa, un regalo de Teresa y Pablo para compartir con vosotros.
Sí, estoy jubilado.
Bibliografía y webgrafía consultadas:
- Agustín de Hipona, San. Confesiones, traducción de Ángel Custodio Vega, P. Ribadeneyra, Editorial Austral, Colección Clásica, Barcelona, 2017.
- Séneca, Lucio Anneo. De la brevedad de la vida. FV Editions, Ebook.
Hola Miguel.
ResponderEliminarMagnífico post, como todos los que has publicado.
Aunque éste es especial, por lo que compartes en él de ti mismo.
Enhorabuena por esos cuarenta años dedicado a una labor tan noble como la enseñanza. Tus alumnos han tenido mucha suerte de tenerte como profesor y seguro que te recordarán con cariño y admiración por el resto de sus vidas. Eres una persona muy especial y muy íntegra. De ti aprendo a mirar el mundo con ojos más positivos cada vez que te leo. Tienes mucho y muy bueno que dar y espero que lo sigas haciendo con tu blog, con el coro al que pertenecen y con todo lo que emprendas a partir de ahora. El tiempo siempre es relativo y no se mide por años, sino por momentos. Los momentos que nos atrevemos a tener los cinco sentidos despiertos y a experimentar la vida con total entrega, sin prisas, sin miedo.
Mil gracias por todos los momentos que tus letras y tus músicas han despertado mis sentidos.
Un abrazo enorme.
Muchas gracias, Estrella.
EliminarAunque nos empeñemos en medir el tiempo en años y en celebrarlos, hay en nuestras vidas momentos que son más importantes y trascendentes, para bien y para mal. Es una suerte poder disfrutar de aquellos que nos fortalecen bien acompañados.
Desde que nos conocemos nos hemos enriquecido leyéndonos mutuamente, Estrella. Tus publicaciones sobre psicología en Sinaptando, descubrir cómo extraes enseñanzas y reflexiones de tus lecturas y los relatos que vas creando me acompañan constantemente.
Un enorme abrazo :-)
Hola, Miguel, el paso del tiempo, el inexorable paso del tiempo, bendito y cruel al mismo tiempo y, por otro lado, buena señal que pase, pues es sinónimo de vida... Muy buen artículo, como siempre. Y, sobre todo, ¡enhorabuena! Bendecida etapa a la que llegas y sí, seguro que te han dicho mucho eso de: ahora ya vas a tener todo el tiempo del mundo para ti. Disfruta de esta nueva etapa y también descansa de la labor cumplida. Tu alumnado te echará de menos.
ResponderEliminarUn abrazo. :)
Vivimos y somos parte del tiempo, Merche, en los momentos buenos y en los malos, buscando dar siempre lo mejor de nosotros.
EliminarConfío en disfrutar de esta nueva etapa. Gracias por tus ánimos y apoyo.
Un fuerte abrazo :-)
¡Qué maravilloso artículo, Miguel! El paso del tiempo y cómo nos afecta. En mi último post también he escrito una reseña en el que el tiempo es el tema principal. Tal vez esté en ese momento que dice Andrade: "Tenemos dos vidas y, la segunda comienza cuando solo te queda una". Suscribo cada uno de "Mi alma tiene prisa". En este mundo que se vive sin reflexión por apurar el tiempo, este se va como el agua de una cesta sin que seamos conscientes de que no nos hemos parado a pensar en qué es lo que realmente merece la pena. Con la música de Ernio Morricone y el "Gracias a la vida" de Violeta Parra, es un buen momento para saborear el dulce de la vida rodeada de gente que sepa tocar el corazón de las personas.
ResponderEliminarGracias por compartirlo, Miguel. ¡Felicidades!
Un abrazo.
Muchas gracias, María Pilar.
EliminarLa vorágine en la que vivimos no nos deja reflexionar sobre nosotros mismos, el paso del tiempo y los momentos que realmente son importantes para nosotros, además de aquellos que nos rodean y acompañan de verdad.
El texto de Mario de Andrade fue un regalo que me hicieron y me parece una reflexión maravillosa para tener cada día presente. Me alegra que también a ti te haya servido.
Un fuerte abrazo :-)
Uff, esa mezcla de "Gabriel's Oboe" (Morricone, qué genio) con San Agustín y Séneca (para mí absolutamente geniales ambos, cada uno en su momento), es fascinante.
ResponderEliminarTe deseo una feliz jubilación como la que está teniendo mi madre. :P
Abrazos.
Gracias, Mercedes.
EliminarMe alegra que te haya gustado esta mezcla.
Espero que a tu madre le siga yendo bien y estoy convencido que, si lo leyera, el texto de Mario de Andrade le gustará también.
Un fuerte abrazo :-)