expr:class='"loading" + data:blog.mobileClass'>

Sobre la inteligencia de las flores

La vida no siempre es fácil. A veces nos acompaña con la alegría y serenidad que pensamos nos corresponde o que incluso nos merecemos. Otras, en cambio, es dura, difícil de llevar, de desentrañar e incluso de entender. En ocasiones, necesitamos un respiro, una ventana por la que nos entre una bocanada de aire fresco, una isla en medio del mar en la que podamos descansar del esfuerzo vital y reposar por unos instantes antes de continuar.


Esta entrada nos lleva hacia el mundo de las flores con un texto sobre una singular planta acuática y un conocido dúo de ópera para voces femeninas.
El escrito que acompaña a este post viene de la mano de Maurice Maeterlinch, el principal representante del simbolismo belga. Creador de El pájaro azul y Peleas y Melisanda, su postura creativa surgió como reacción al naturalismo predominante en la literatura francesa. A comienzos del siglo XX fue galardonado con el premio Nobel de literatura. 

 



La música nos acerca a Clement Philibert Léo Delibes, conocido musicalmente con estos dos últimos nombres, nació y vivió en la Francia del siglo XIX donde llevó a cabo una doble vida: a diario trabajaba como organista, mientras que también se dedicaba a la actividad teatral, primero como concertista en el Théâtre Lyrique, luego como director del coro de la Ópera en París. Estas dos ocupaciones las simultaneó con la composición, entre las que hoy en día sólo se siguen representando sus ballets Coppelia y Sylvia y sus óperas Le roi l'a dit (El rey lo ha dicho) y Lakmé.
Ésta última es una obra trágica de ambiente exótico. Su argumento se basa en los conflictos culturales y religiosos que trajo consigo la expansión colonial: Lakmé, una sacerdotisa hindú, pretende justificar con valor y sacrificio su amor profano por un inglés.
El europeo es incapaz de comprender una cultura que le es extraña y que sólo le inspira admiración y dolor. Nada hay en la obra de Léo Delibes que refleje la realidad musical o cultural de la India, sino el exotismo del lugar donde se desarrolla la acción.



El conocido Dúo de las flores que nos ocupa en esta entrada, se canta en el acto primero mientras que la protagonista Lakmé y su criada Mallika recogen flores del estanque. 
Se trata de una pieza delicada, de éstas que se reconocen inmediatamente, aunque no sepamos dónde la hemos oído. Es complicada de seguir en su texto, ya que en varios pasajes las protagonistas cantan textos con distinta letra.


Dos versiones de este dúo nos acompañan: La primera en una interpretación en concierto de dos habituales de este blog: Anna Netrebko y Elina Garança a las que hemos oído en los dúos entre Norma y Adalgisa y en la Barcarolla de Los cuentos de Hoffmann.


La segunda pertenece a una de las piezas que se recrean en una película de animación sobre ópera llamada L'Opéra Imaginaire.


Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!

4 comentarios:

  1. Triste relato acompañado de dos versiones del dueto de las flores que me hacen dudar con cual quedarme.

    ResponderEliminar
  2. Triste e impotente tal como lo presenta Maeterlinch, pero no podemos olvidar que es como una fábula con plantas a las que se les aplican comportamientos y sentimientos humanos. En cuanto al dúo de Lakmé, la interpretación en directo tiene un valor mucho mayor que cualquier grabación en estudio donde se pueden repetir tomas. Y hoy por hoy, la Netrebko y la GaranÇa son inigualables.

    ResponderEliminar
  3. Fascinante alegoría la estructuración de esta entrada, no alcanzo a decir más...belleza sublime todo el post y la música es preciosa.
    Un abrazo y mi enhorabuena por tu creatividad y por transmitir tan sugestivas sensaciones.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Marisa.
      Como siempre, tus comentarios son tan positivos que animan a continuar. Afortunadamente, hay tanta literatura y música que si encuentras y unes piezas de calidad todo es más fácil.

      Eliminar