Beethoven no tendría que haberse muerto.
No es que nos parezca tan importante la figura de Beethoven que pensemos que debería seguir vivo. Beethoven contaba con cincuenta y seis años, una salud delicada desde hacía muchos y una conocida sordera casi total, pero aún tenía por delante mucho que componer, muchos planes e ideas para desarrollar en su cabeza, seguía ofreciendo obras que en ningún momento anunciaban su ocaso.
Simplemente, su fallecimiento se debió a un cúmulo de circunstancias que desembocaron en tan fatal desenlace.
Una neumonía doble tras una crisis familiar, una salud que venía debilitada desde hacía unos años y unos días en que no aparecieron los médicos por su casa fueron el caldo de cultivo para que una enfermedad que estaba aletargada surgiera con toda su potencia para terminar con la vida de uno de los genios de la música. ¿Quién no tiene curiosidad por conocer cómo fue el fallecimiento de uno de los más grandes compositores de la historia de la música?
Muchas biografías se han escrito sobre el compositor de Bonn, las primeras, varias décadas después de su fallecimiento, en no pocas ocasiones con poca información contrastada sobre hechos y acontecimientos; en otras, con fuentes de información que, cuanto menos, no eran fidedignas y que se podrían catalogar como interesadas. En estos momentos podemos acercarnos a su vida y obra de la mano de biógrafos interesantes como Romain Rolland, el recientemente desaparecido Maynard Solomon o los Massin.
De todas ellas, nos vamos a basar en Ludwig van Beethoven de Jean y Brigitte Massin, una minuciosa, detallada y excelente biografía que, en cierta manera recoge algunas de las informaciones de biógrafos anteriores como Rolland, las contrasta, razona y obtiene sus propias conclusiones.
Aprovechando que el día 16 de diciembre se conmemora el 250 aniversario del nacimiento de Beethoven, te invito a descubrir cómo fueron las últimas semanas del compositor. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!
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Beethoven en su lecho de muerte, por Josef Telstcher (26 de marzo de 1827) |
Situémonos.
Tras el intento de suicidio de su sobrino Karl, Beethoven dedica el mes de agosto de 1826 a terminar los dos primeros y el cuarto movimiento de su Cuarteto de cuerda nº 16. En septiembre terminará el tercero de los movimientos, el Lento, al que pondrá por título "Dulce canto de descanso, canto de paz."
Su hermano Johann, quien se refería a sí mismo ante la familia como "propietario-terrateniente", lo invita, como todos los años, a pasar una temporada en Gneixendorf, en una propiedad que poseía a orillas del Danubio. Todos los años Ludwig rehusaba por la poca simpatía que tenía a su cuñada, aunque en esta ocasión acepta.
El 28 de septiembre, junto con Karl se dirige a la propiedad de Johann donde pasarán dos meses. Todos se esfuerzan por tener una agradable convivencia. Su cuñada hace todo cuanto está en su mano para atender la estancia, el compositor reanuda sus paseos por el campo, lo que le hace sentirse de nuevo feliz, y termina de dar los últimos cambios a su Cuarteto nº 16, además de componer el Rondó que sustituirá la Gran Fuga del final del Cuarteto nº 13, que será su último arreglo. El 7 de octubre enferma y dicta una carta a su sobrino Karl desde la cama, aunque se recupera en unos días.
Pero la convivencia no dura mucho en estos términos. La vulgaridad de su hermano y su cuñada exasperan al compositor y estos se cansan de fingir y desvivirse en su convivencia con él. Hay frecuentes explosiones en las relaciones entre ellos y con Karl. Así, en esta situación, se desencadena el final de la estancia que, en cierta medida, abocará en el final de la vida de Beethoven.
Siguiendo la biografía de los Massin nos acercamos a su desarrollo.
Varios personajes aparecen en las últimas semanas de vida de Beethoven, de la misma manera que lo estuvieron con anterioridad.
Stephan von Breuning, amigo de la infancia de Beethoven y padre de Gerhard, quien protagonizó la publicación Mi vecino se llama Beethoven. Ambos son vecinos en la Schwarzspanierhaus, el edificio en que morirá el compositor. Anton Schindler, amigo, persona de confianza y ayudante de Beethoven, el primero en quien se fijaron los biógrafos para sus estudios y de quien el tiempo ha demostrado que su interés personal llevó a tergiversar y manipular en provecho propio cuando hizo y dijo, actuando como un hombre de dos caras. También aparecen algunos otros amigos como Holz o Moscheles, editores y músicos, además de doctores que aparecieron en los últimos momentos de su vida, ya por su admiración hacia la persona, ya por razones médicas, como el doctor Wawruch, un reputado profesor de patología, que fue quien se hizo cargo de la enfermedad del compositor.
Tras unos primeros días en que parece que la enfermedad está siendo superada, el 9 de diciembre, Beethoven se siente mejor, se levanta y camina por la habitación, dicta una carta a su sobrino Karl y comienza a acariciar nuevos proyectos. Pero la marcha definitiva hacia la muerte comienza en esa noche del 9 al 10. Después de unos años con muchas enfermedades, la neumonía doble que sufrió con la marcha a Viena y los disgustos que la acompañaron, dejaron el camino libre para una cirrosis que se manifestó con toda su crudeza en ese momento.
Se desconoce qué sucedió esa noche, aunque algunos biógrafos como Romain Rolland o Massin piensan que pudo ser una grave discusión con Karl el detonante que manifestó la enfermedad, o una visita, o quizás una carta. El caso es que el doctor Wawruch anotó tras su visita en la mañana del 10 de diciembre:
Le encontré muy agitado, la ictericia extendida por todo el cuerpo; una espantosa colerina le había atacado durante la noche. Una violenta cólera, un profundo sufrimiento, causados por un acto de ingratitud hacia él y por una ofensa inmerecida habían provocado esta fuerte explosión. Temblando y estremeciéndose, se retorcía bajo los dolores que le roían el hígado y los intestinos. Sus pies, que hasta entonces habían estado tan sólo un poco tumefactos, empezaron a hincharse enormemente. A partir de este momento, la pleuresía se manifestó, la orina disminuyó, el hígado presentó signos visibles de nódulos duros y la ictericia siguió su curso. La intervención afectuosa de sus amigos calmó pronto la auténtica revolución que se había adueñado de él: se tranquilizó y olvidó la afrenta que había sufrido. Pero la enfermedad avanzaba a pasos agigantados.
Wawruch
El 14 recibe un regalo que le llenará de alegría. Un fabricante de arpas londinense, Stumpff, le envía una edición con las obras completas de Häendel en cuarenta volúmenes, un compositor del que Beethoven sentía que aún podría aprender música. El compositor fue hojeando los libros que el pequeño Gerhard von Breuning le iba acercando uno a uno, apilándolos después junto a la cama mientras alababa al compositor como el más grande y hábil de los músicos, el más clásico y profundo de todos los poetas musicales que habían existido.
Poco después, el día 20 de diciembre se le realiza una punción para bajar la hinchazón producida por la hidropesía.
Schindler aparece poco durante estos días debido a los preparativos de su propia boda, el doctor Wawruch y sus ayudantes lo visitan con frecuencia, amigos como Holz también continúan visitándolo, pero los que no se ausentan son Stephan von Breuning y su hijo Gerhard, cada vez más fiel compañía, y su hermano Johann que llegó el día 10.
La Schwarzspanierhaus, la última residencia de Beethoven antes de su demolición en 1903 |
La última de las composiciones de Beethoven, salvo algunos arreglos de otras obras, es el Cuarteto para cuerda nº 16, que escribió entre agosto y septiembre de 1826 rodeado de problemas de salud y tras el intento de suicidio de su sobrino Karl. Sin embargo, este cuarteto es una obra agradable que no muestra ni dolor, ni angustia ni siquiera la autocompasión de una persona enferma.
El primer movimiento es un Allegretto que se presenta en forma de sonata del más puro estilo clásico. El tema está escrito en forma que evoca una marcha, en compás 2/4, con frases cortas que imprimen un estilo lúdico con algunos cambios súbitos en la melodía y la armonía, junto con interrupciones a mitad de frase.
Takács Quartet nos ofrece este primer movimiento del Cuarteto para Cuerdas, nº 16 en una grabación en estudio realizado en la Colorado Public Radio en febrero de 2019.
El tiempo va pasando con el compositor en la cama. El 8 de enero se le practica una nueva punción y el 2 de febrero una tercera.
En estas semanas, la compañía del pequeño Breuning se alterna como momentos en los que logra trabajar con un gran esfuerzo. Su sobrino Karl se ha marchado con su regimiento y no volverán a verse. A mitad de febrero trabaja sobre un quinteto para Diabelli.
A finales de mes, Schindler hace que le entreguen las partituras de la Novena Sinfonía y el 8º cuarteto, que venderá posteriormente al rey de Prusia, mientras escribe en los cuadernos de conversación que utiliza Beethoven para comunicarse:
¿Cómo podéis suponer, ni siquiera imaginar, que yo pueda estimar tan poco un regalo vuestro como para venderlo?
Mascarilla fúnebre de Beethoven realizada en yeso. |
Dejado de lado por la sociedad vienesa que escucha la música de autores más jóvenes, entre la soledad y el olvido, hay aún quienes pasan a verlo. Zmeskal informa al archiduque Rodolfo que jamás se interesa por preguntar, al menos una docena de músicos y amigos que lo visitan con frecuencia, como Wolfmayer que lo visita el día de su tercera punción y sale de la vivienda llorando emocionado.
En esos días, cuando el sufrimiento es más soportable, Beethoven pide un libro de Walter Scott, comienza a leerlo y lo arroja gritando: "¡Este no escribe más que por dinero!." Luego pide un ejemplar de La Odisea, uno de sus libros de cabecera, que lo tranquiliza.
El segundo movimiento del Cuarteto para Cuerda nº 16 se desarrolla en un tempo Vivace, siendo un scherzo y un trío con una estructura clásica en la que aparecen asimetrías rítmicas que interrumpen el compás de 3/4, modulando armonías cromáticas y melodías que se solapan abruptamente, generando una de las obras de cámara más cómicas de Beethoven, no en vano el término scherzo hace referencia a una broma musical.
De nuevo el Takács Quartet nos ofrece este segundo movimiento, Vivace, del Cuarteto para Cuerdas, nº 16 en una grabación en estudio que realizaron en la Colorado Public Radio.
El 15 o 16 de marzo recibe un aviso de la Sociedad Filarmónica de Londres que le dona la enorme cantidad de 100 libras esterlinas (1000 florines de oro), lo que le produce una gran alegría en unos momentos en los que no recibe beneficios de su trabajo. Esta noticia sorprende a los vieneses en su orgullo. Muchos no pensaban que Beethoven se encontrara tan mal, otros se indignan por su falta de patriotismo al solicitar el dinero a los ingleses, pero pocos ven sus razones y lo comprenden.
El 18 de marzo dicta a Mocheles una carta en la que agradece a la Sociedad Filarmónica de Londres su donación, ofreciéndoles alguna obra como "una nueve sinfonía ya iniciada (la Décima), una nueva obertura sobre el nombre de Bach", comunicarles que ha utilizado el dinero y que enviará una copia de su Novena Sinfonía que había transcrito para metrónomo durante el verano. Será su última carta.
Ese mismo día Wawruch le anuncia el próximo final, Beethoven acepta que se llame a un sacerdote y, una vez confesado, dice a los presentes "¡Plaudite, amici, finita est comoedia!" (¡Aplaudid amigos, la comedia ha terminado!), una frase atribuida a Octavio Augusto.
Del relato de su fallecimiento nos quedan las palabras del pequeño von Breuning y de Anselm Hüttenbrenner, testigos directos del suceso.
El tercer movimiento del Cuarteto para Cuerda nº 16 fue el último que compuso en los días finales de septiembre, con una indicación de Lento assai, cantante e tranquillo, un movimiento contrastante entre el anterior y el último. Se trata de un movimiento lento pero carente de pesadez y gravedad, en el que predomina un sentimiento sosegado a la vez que ligero y leve que tituló como "Dulce canto de descanso, canto de paz".
En esta ocasión, la interpretación corresponde al Danish String Quartet, en una grabación que se levó a cabo dentro del DSQ Festival 2018, The Copenhagen Cycle celebrado en octubre de ese año.
En la biografía Ludwig van Beethoven, Jean y Brigitte Massin no se detienen a referirnos el entierro del genio, sino algunos hechos relacionados con los días siguientes a su fallecimiento, con actuaciones de algunos personajes que desvelan los intereses personales de algunos de quienes le acompañaron en los últimos momentos, junto a otros que mostraron siempre su integridad y amistad hacia el compositor.
Es en estos días cuando se desvelan algunos de los más escondidos secretos del compositor y que han sido tan fundamentales para conocerlo como el Testamento de Heiligenstadt, la Carta a la Amada Inmortal y dos retratos de mujer.
El Cuarteto para Cuerda nº 16 que nos acompaña en esta publicación no fue editado en vida del compositor. Varias semanas después del fallecimiento, el 12 de abril de 1827, Schindler escribió al editor Schlesinger para preguntarle qué número de Opus le correspondería a este cuarteto que el compositor le había entregado y si aún no tenía dedicatario. Finalmente, el número de catálogo que le correspondía fue el Opus 135, mientras la dedicatoria fue para Johann Neopomuk Wolfmeyer, un comerciante textil, mecenas y amigo de Beethoven.
Funeral de Beethoven, pintura de Franz Stöber |
El último movimiento del cuarteto nos lleva a un razonamiento trágico... aparentemente. En el encabezamiento de la partitura, Beethoven escribe Der Schwer gefasste Entschluss (Una decisión de pe<o) y, tras la indicación Grave ma non troppo tratto en fa menor, anota Muss es sein? (¿Debe ser?). Cuando el chelo y la viola parecen estar haciendo con gravedad esa pregunta en la introducción, la música se transforma en un Allegro en Fa mayor junto a las palabras Es muss sein! (¡Debe ser!), cuyas tres sílabas forman el ritmo del tema principal. ¿Cuál es esa difícil decisión? ¿Qué filosófico razonamiento pensaba transmitirnos Beethoven con estas palabras?
En realidad, todo apunta a que se trata de un intercambio de notas entre el compositor y uno de sus amigos referente a un pago de dinero, nada trascendental, lo que se deja traslucir en el tono humorístico de la pieza y el desenfadado pizzicato que prepara el final del cuarteto.
El enlace con el que nos despedimos de la última obra y del compositor está interpretado por el Hagen Quartet, formado por los hermanos Hagen, Lukas al violín, junto con Rainer Schmidt (que sustituyó a Angelika unos años después de la fundación), Veronika a la viola y Clemens al chelo.
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- Massin, Jean y Brigitte. Ludwig van Beethoven. Ed. Turner, 2011, ebook.
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