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Las primeras obras de Mozart

Las comparaciones son odiosas. Así que no se trata de comparar, sino de conocer, saber de la persona y del personaje, de su trabajo y de su obra.
Evidentemente, cuando hablamos de niños prodigio, Mozart es uno de los que se nos viene a la mente, aunque hay muchas personas que alcanzan un grado de madurez, dominio de una maestría en un tema y una excelencia que otros no alcanzan o alcanzaremos nunca. 
En diversos lugares de la red podemos encontrar listados como Los más importantes niños prodigio de la historia, en la que aparece el mencionado compositor, junto a niños como Jacob Barnett, Akrit Jaswal, Pablo Picasso, Gregory Smith, Kim Ung-Yong o Shakuntala Devi entre otros por sus extraordinarios e inusuales dominios en diversas materias como la astrofísica, la cirugía, la pintura, las matemáticas o la física.
Te propongo una reflexión sobre las primeras obras compuestas por Mozart acompañados por textos de Peter Gay y Mauricio Wiesenthal. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!







Con toda seguridad conocemos que Wolfgang Amadeus Mozart fue un niño prodigio, una de esas personas que nacieron con el don de la música. Su padre Leopold era violinista en Salzburgo, autor de un conocido método para el aprendizaje del violín que se utilizó durante muchos años en los países de la Europa central. De sus siete hijos, cinco murieron con pocos años, quedando dos, su hermana a quien conocían como Nannerl y el propio Wolfgang. Como músico con ganas de triunfar en la profesión aprovechó que su hija mostraba interesantes cualidades para darle clases de música, sin contar con la presencia del pequeño, cuatro años menor.


"Té a la inglesa en el salón 'Des quatre glaces au Temple' con toda la corte del Príncipe Conti, escuchando al joven Mozart" de Michel-Barthêlémy Ollivier. Palacio de Versalles
Peter Gay, profesor emérito de Historia comparativa e intelectual de Europa en la universidad de Yale y director del Dorothy & Lewis B. Cullman, publicó en 1999 Mozart, una biografía sobre el compositor salzburgués. En ella nos narra cómo fueron sus comienzos musicales a la sombra inicialmente de los progresos de su hermana y bajo la dirección de su asombrado y orgulloso padre.



Esta primera composición, la que se considera la número 1 en su catálogo de Opus, el Kv 1 es el Minueto para clave en sol mayor compuesto en 1761, aunque con alguna modificación posterior. En estas primeras obras siempre se tiene la duda de si Leopold es meramente transcriptor o coautor de la misma. De cualquier manera, es una asombrosa delicia poder escuchar una obra compuesta por un músico de cinco años de edad.


Retrato de la familia Mozart. Leopold, al violín, observa a Nannerl y el pequeño Wolfgang
Paul Barton es el intérprete de esta grabación que viene acompañada de la partitura en la que se puede seguir la elegancia simple con que está compuesta.


En su ameno e interesante Libro de réquiems, Mauricio Wiesenthal nos muestra un recorrido biográfico, cultural y emocional por las vidas y obras de algunos de los autores que han marcado su propia vida, moviéndose entre los escritores, los compositores o los pintores que alumbran su propia existencia. Los grandes autores de los siglos XIX y XX aparecen, se muestran en sus obras y acciones, se cruzan y relacionan entre sí y se acercan al autor y a los lectores dejando su profunda huella en cada uno.



En el capítulo Lacrimosa dies illa, subtitulado Réquiem por Mozart, Wiesenthal recorre la vida del compositor a partir del relato de la composición de su última e inconclusa obra. Como una involuntaria continuación del relato anterior, Wiesenthal esboza una de las constantes de la infancia de los Mozart, los viajes por las ciudades europeas en una constante exhibición virtuosística de Nannerl y Wolfgang como parte de la estrategia de Leopold por acercar los talentos de ambos a la aristocracia y la burguesía del viejo continente.



Entre junio de 1763 y noviembre de 1766 los Mozart realizan una gira por París y Londres. Tras cinco meses en la capital francesa, tienen una estancia de quince meses en la ciudad inglesa para regresar de nuevo a París tres meses más, con alguna parada en otras ciudades. En todos los lugares, la fama de los hermanos les antecede y les ofrecen multitud de oportunidades para mostrar sus encantos y sus habilidades musicales.


Pintura de Mozart encargada por su padres en 1762 con el traje que le dieron en la Corte Imperial de Viena. Atribuido a Pietro Antonio Lorenzoni. Mozarteum de Salzburgo
En Londres, el pequeño Wolfgang compone algunas sonatas para violín, clavicémbalo y otros instrumentos. Pero su primera composición vocal la realiza en la capital inglesa con nueve años, en 1765. Se trata de un aria de concierto para tenor y orquesta llamada Va, dal furor portata con un texto extraído del Ezio de Metastasio.



La interpretación del aria está a cargo del tenor mexicano Rolando Villazón acompañado por la London Symphony Orchestra dirigida por Antonio Pappano. En esta ocasión, el aria no está cantada completa, sino en una versión corta en la que sólo se interpreta la primera estrofa con dos repeticiones del texto.


La narración de Wiesenthal en su Libro de réquiems nos sitúa a los Mozart en el regreso previo a estancia en París y Londres, cuando a comienzos de 1763 vuelven de su primera experiencia por Munich y Viena.


Terminamos este acercamiento a las primeras obras, instrumental y vocal, de Mozart con el aria Va, dal furor portata, también en la interpretación de Rolando Villazón, perteneciente a su disco Mozart: Concert Arias para la Deutsche Grammophon con la London Symphony Orchestra dirigida por Antonio Pappano y del que el enlace anterior era una muestra de la grabación.


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Bibliografía consultada:
  • Gay, Peter. Mozart. Lipper Publications, LLC. Grupo Editorial Random House Mondadori, S.L. en la traducción de Miguel Martínez-Lage y Ediciones Folio, L'Hospitalet, 2004.
  • Wiesenthal, Mauricio. Libro de Réquiems. EDHASA. Barcelona 2004.

4 comentarios:

  1. Muy interesante. Bien es cierto que en sus primeras obras como compositor ya se puede apreciar su talento innato, además de su alegría de vivir, que le hacen componer como si fuera un juego, pues disfruta grandemente de componer y tocar, más que otros niños en sus juegos infantiles.
    Bellísima selección en la que se aprecia tu gusto por la ópera.
    Gracias, Miguel Ángel, como siempre, un placer leerte y escuchar tus propuestas.

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  2. Componer a esa edad ya indica un talento excepcional que no tardó en demostrar. Aunque se trate de su primera composición y la primera vocal, nos produce la misma sensación que casi cualquier otra obra.
    Gracias por tu apreciación, Urbano.

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  3. Hola Miguel,
    Me llama la atención de que fue un niño prodigio hecho a si mismo, me imagino que le ayudarían u orientarían pero el solito aprendió a tocar y a componer. Luego sus viajes por Europa apoyado por la burguesía pero es evidente que causaba fascinación. La primera pieza es elegante y sencilla, tienes razón y posteriormente es innegable su magisterio. Muy buena entrada. Me alegro mucho de volver a leerte.
    Un abrazo

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  4. Esta primera pieza es, como dices elegante y sencilla, pero no podemos olvidar la edad que tiene cuando la compone. A partir de ahí, una persona con un sentido musical innato como él no podía dejar de crecer, inventar, romper moldes y crear. Si se hubiera quedado sólo en un niño precoz caparz de levantar admiración al interpretar, ahora sólo lo conocerían los estudiosos de la música.
    Gracias Marisa. También me alegra que sigamos en contacto.
    Un abrazo :-)

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