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Una cita con Venus

#Tannhäuser y #Venus se citan en #París

Como se va haciendo habitual en este blog, en cada comienzo de mes te propongo una película relacionada con la música, en este caso con la ópera, con la idea de que, si lo deseas, puedas organizar el tiempo para verla cuando quieras.
En esta ocasión te propongo la visualización de la película Cita con Venus donde se recrea una producción de Tannhäuser de Wagner. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!



La relación entre cine y ópera es más compleja de lo que pudiera parecer. 
Podríamos pensar que una obra que se desarrolla sobre un escenario con unos personajes, un libreto y una música es fácil de llevar a una pantalla de cine y enriquecerla con un diseño de escenas y planos adecuados al medio, obtendría resultados realmente exitosos. Realmente esta idea se ha llevado a cabo en multitud de ocasiones, especialmente en la segunda mitad del pasado siglo, aunque con resultados diferentes de los esperado.
La ópera parte de los supuestos anteriores, pero tiene como uno de sus valores fundamentales la presencia directa con el público. Los intérpretes, desde los componentes de la orquesta hasta los cantantes a las órdenes del director musical ponen en escena la obra en el preciso instante en que se desarrolla. Y eso no lo puede lograr una película con la misma verosimilitud.
En general, las películas que recrean óperas utilizan músicas que están grabadas con antelación y después se acompasa la filmación a lo registrado en el estudio. No lo hacen, pero parece que actúan realizando playback. Eso quita parte de la verdad que supone cantar en directo. 
Hoy por hoy, lo único que verdaderamente funciona es grabar directamente una representación de ópera utilizando los mejores medios audiovisuales disponibles. La mayoría de intentos de hacer una película con una ópera textualmente han quedado para pocos espectadores.
Otra cosa diferente es reflejar en una película el mundo de la ópera. El ambiente que se crea alrededor de ella, las situaciones que rodean la creación de una producción, la complejidad de un montaje en la que intervienen multitud de profesiones y voluntades pocas veces se han llevado a la pantalla. Por esa razón, cuando se lleva a cabo con acierto es un placer entrar en ese mundo.
En 1991 se estrenó Meeting Venus, traducida en nuestro idioma como Cita con Venus, una película que el húngaro István Szabó realizó en una coproducción británica, japonesa y norteamericana. 
En ella, la preparación, los ensayos y la realización de un montaje de Tannhäuser de Richard Wagner en París sirve de pretexto como reflejo, a la vez que crítica, de la situación de Europa como la unión más o menos interesada de los países más que de los ciudadanos que la conforman. La conciliación de múltiples voluntades para sacar adelante la complejidad de unas representaciones, los conflictos entre todos los que intervienen en la obra o los problemas con los patrocinadores aparecen como metáfora de lo que supone una organización supranacional.

Disco con la banda sonora original de Meeting Venus
Richard Wagner estrenó en Dresde Tannhäuser en 1845 con menos éxito del esperado, fundamentalmente por un reparto que no alcanzó las exigencias que se esperaban de los protagonistas. Como solía realizar, primero escribió él mismo el libreto, para centrarse posteriormente en la música. Wagner se basó en la unión de dos leyendas germanas. Por un lado, la leyenda de El Caballero Tannhäuser y, por otro, El concurso de canto del castillo de Wartburg (Der Sängerkrieg aun der Wartburg), ambas recogidas en la obra de Ludwig Bechstein. En esta ópera Wagner retoma algunos de sus temas predilectos, la lucha entre el amor sagrado y el profano y la redención a través del amor.



Thomas Mann, Premio Nobel de Literatura, además de un gran novelista fue un gran aficionado a la música y a la obra de Wagner. A lo largo de su vida escribió una serie de ensayos sobre música que fueron recogidos en diversas publicaciones y recopilados póstumamente en Ensayos sobre música, teatro y literatura (1977) o Richard Wagner y la música (Wagner und Unsere Zeit) en el que su hija Erika Mann recopiló en 1963 diversos ensayos publicados por su padre, así como algunas cartas que cruzó con diversos amigos sobre la obra de WagnerEn ellos, Mann muestra la ambivalencia con que trató la figura del compositor alemán pasando desde momentos de verdadero entusiasmo por otros de medido distanciamiento, motivados por la ambigua y fuerte personalidad del compositor, así como por la fuerza con que la influencia política utilizó su obra, especialmente durante el Tercer Reich
De los ensayos de Richard Wagner y la música, que van desde 1902 hasta 1951, traemos este texto extraído de Reflexiones de un apolítico (1918) sobre la moralidad política del arte y una mención hacia Baudelaire y la marcha de Tannhäuser.



La cuarta escena del acto II de Tannhäuser refleja la entrada de los invitados que son recibidos por el Landgrave de Turingia y su sobrina Elisabeth. Una vez que han saludado a los anfitriones, entonan a coro Freudig begrüssen wir die edle Halle (Con placer saludamos a esa noble sala).
El enlace a esta gran marcha y coro de invitados pertenece a una grabación que se llevó a cabo en el Teatro San Carlo di Napoles en 1998 con la dirección escénica de Werner Herzog y la musical de Gustav Kuhn.



Lo primero que se escucha en la película es precisamente el comienzo de esta marcha con una trompeta que, en un ensayo, deforma la melodía, indicándonos qué va a suceder a lo largo del film.
La película centra su argumento en la preparación de una representación de Tannhäuser en París para ser retransmitida en directo por televisión a toda Europa bajo la dirección del ficticio director húngaro Zoltan Szanto, alter ego de Szabó interpretado por Niels Arestruptras la caída de los regímenes de la órbita soviética.
Cita con venus se nos presenta como una metáfora de la construcción y la marcha de la Unión Europea donde la música une, mientras los idiomas, los países y los egos separan.
Asuntos como los comités de empresa, los derechos laborales, los estrictos horarios regulados, la contribución ecológica o no de los patrocinadores complican la preparación de la obra. 
La entrada en escena de la diva sueca Karin Anderson, interpretada por Glenn Close, hunde aún más la precaria situación de Szanto al ignorarlo ante los participantes en la producción.
Los intereses, las luchas nacionales con comentarios hacia la agresividad alemana, el que los americanos quieran dar órdenes en Europa, la prepotencia francesa o inglesa son la chispa que hace que surja la unión entre director y diva que logren aunar esfuerzos para sacar adelante el proyecto.

Mural de Josef Aigner para el estudio de Luwdig II de Baviera. Castillo de Neuschwanstein
La voz de Elisabeth (Glenn Close) fue grabada en estudio por la soprano neozelandesa Kiri Te Kanawa, la de Tannhäuser por René Kollo y la interpretación musical de la Philharmonia Orchestra dirigida por Marek Janowski.
La película, con subtítulos en castellano, se puede visualizar accediendo directamente a la pestaña Youtube del margen inferior derecho y viéndola en pantalla completa.



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Bibliografía consultada:

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