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La muerte de Tchaikovsky

Pocos compositores hay cuyas obras han pasado a formar parte de la cultura colectiva y sean conocidas por una inmensa mayoría de personas. Es el caso de autores como Bach, Beethoven, Mozart, Verdi, Wagner, Händel y un puñado de escogidos cuyas obras traspasaron las salas de concierto o los escenarios de ópera y llegaron a un público más amplio. 
Uno de estos compositores es Tchaikovsky, un autor cuyas obras trascendieron de su Rusia natal para convertirse en el más internacional de los compositores eslavos. Muchas de sus obras continúan interpretándose y representándose después de más de un siglo de su creación. Adaptado incluso para películas infantiles, quién no ha oído algunos compases de su ballet El Cascanueces o de El lago de los Cisnes. Seguro que muchos hemos disfrutado de las románticas melodías de su primer concierto para piano o el de violín de forma consciente o a través de su inserción en algunas películas u otras obras.
Aprovechando que en estos días se cumplen años del extraño e inesperado fallecimiento de Tchaikovsky el 25 de octubre (6 de noviembre) de 1893 te invito a pasear por algunas de sus obras y cómo fue su muerte. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!

Nikolai Kuznetsoy, Retrato de Tchaikovsky. Óleo sobre lienzo, 1893
Piotr Ilich Tchaikovsky (su nombre lo podemos encontrar con distintas grafías, respetando en los textos de esta publicación las originales), nació en la zona de los Urales, en Votkinsk el 7 de mayo de 1840, procedente de una familia de hidalgos sin tierra, aunque su padre llegó a ocupar el cargo de director de una fábrica en su localidad natal, lo que sacó a la familia de la pobreza. Al enviudar, se casó con Aleksandra Andreyevna Assiyer que sería la madre del compositor con la que tuvo seis hijos, entre ellos el Piotr, que la adoraba.
El joven mostró desde pequeño grandes dotes para la música, comenzando a estudiar piano a los cinco años. Entre los 10 y los 19 años estudió en el internado de la Escuela de Jurisprudencia, realizando algunos intentos de composición. En 1854 falleció su madre por cólera, una situación que afectó intensamente a una persona tan sensible como Piotr.
Tras graduarse en mayo de 1859 comenzó a trabajar en el Ministerio de Justicia donde estuvo cuatro años hasta que decidió que no era su vocación. Mientras dedicó su tiempo e interés en la búsqueda del placer, especialmente en aventuras amorosas con miembros de su grupo, comenzando sus relaciones homosexuales. Fue la intervención de su hermano Modest quien le hizo volver a la sobriedad y a que recapacitara sobre su futuro.
En 1861 comenzó a dar clases de armonía y dos años después pidió la excedencia en el ministerio para dedicarse a la música.
En 1865 se graduó en el Conservatorio de Moscú con una cantata que ponía música a la Oda a la alegría de Schiller, la misma que utilizó Beethoven en su 9ª Sinfonía, una obra aconsejada por su profesor y mentor, Anton Rubinstein
A partir de ese momento, Tchaikovsky comenzó a dar clases en el conservatorio mientras componía sus primeras obras. En aquella época conoció a la Kuchka, el Grupo de los Cinco, formado por Balákirev, Cesar Cui, Musorgski, Borodin y Rimsky-Korsakov, con quienes creó ciertos lazos de amistad, aunque sus postulados eran más amplios y cosmopolitas que los del grupo que buscaba crear la música rusa.

Fotografía de Tchaikovsky,1874. Library of Congress, Washington, D.C. (archivo nº LC-USZ62-128254)
Británico nacionalizado alemán, Orlando Figes se graduó en Historia en la Universidad de Canbridge, impartiendo clases en el Trinity College entre 1984 y finales del pasado siglo. Actualmente es profesor de Historia en el Birkbeck College londinense.
Apasionado investigador, muchos de sus libros muestran su interés por la historia de Rusia desde el siglo XVIII y la Unión Soviética, como A people tragedy: the Russian Revolucion, 1891-16624 (La tragedia de un pueblo: La revolución rusa, 1996), Natasha's dance: A cultural history of Russia (La danza de Natasha: Una historia cultural de Rusia, 2002), The whisperers: Private life in Stalin's Russia (Los susurradores: La vida privada en la Rusia de Stalin, 2007) o The europeans (2022).
En este último, publicado en nuestro país como Los europeos. Tres vidas y el nacimiento de la cultura cosmopolita, Figes traza un mosaico deslumbrante que refleja el origen de la cultura europea a partir de la investigación de documentos, cartas y materiales de archivo que muestran cómo se produjo la unificación de la cultura del continente a partir del desarrollo del ferrocarril y los intercambios culturales que este propició.
Centrado en tres figuras singulares que contribuyeron a esta reunificación de la amalgama cultural, el director de teatro, experto en arte y activista político Louis Viardot, su esposa, Pauline Viardot, cantante, compositora y profesora de canto, una de las hijas del famoso cantante sevillano Manuel García y el escritor ruso Ivan Turgenev, están en el centro del relato histórico creado por Figes.
En sus páginas encontramos al joven Tchaikovsky en varias ocasiones, la primera de las cuales nos acerca al momento en que Turgenev busca compositores rusos para darlos a conocer en el centro cultural europeo: el París de la segunda mitad del XIX.
El escritor ruso promocionó a Tchaikovsky, hizo circular sus primeras partituras y propició que Pauline Viardot, ya retirada de los escenarios operísticos, interpretara algunas de las obras del compositor ruso, dándolo a conocer entre sus amistades.


Continuamos con esta canción a la que se refiere el texto, la sexta canción de su Opus 6, Net, tol’ko tot, kto basada en el poema Nur wer die Sehnsucht de Goethe. De esta obra temprana de Tchaikovsky se han hecho adaptaciones orquestales y para instrumentos solistas y traducciones a idiomas como el inglés con el título de None But the lonely heart, siendo interpretadas por cantantes como Frank Sinatra.


La interpretación que nos acompaña, en la que podemos intuir e imaginar la que la propia Pauline Viardot realizó en la velada recogida en el texto anterior corresponde a la soprano Olga Borodina acompañada al piano por Larissa Gergieva en una grabación de Universal International Music B. V. de 1994.


La carrera compositiva de Tchaikovsky adquirió una nueva dimensión con la aparición de Nadezhda von Meck, viuda de un próspero empresario de ferrocarril que se convirtió en su mecenas después de oír algunas obras de la joven promesa de la música. Así, Tchaikovsky pudo dejar su puesto en el Conservatorio de Moscú y dedicarse por completo a la composición al recibir un subsidio anual de 6000 rublos desde 1878. Como condición, Nadezhda impuso que la relación entre ambos sería meramente epistolar, por lo que llegaron a intercambiar alrededor de un millar de cartas en las que Piotr fue más comunicativo sobre su vida y su proceso compositivo que con cualquier otra persona.
Esta situación propicio que música de Tchaikovsky se encuentre entre la más interpretada, grabada y oída del repertorio. Así surgieron obras como su Concierto nº 1 para piano y orquesta, dedicado a Nikolai Rubinstein, hermano pequeño de Anton quien iba a estrenarlo y renunció a ello por considerarlo "intocable", algo de lo que luego se arrepentiría y lo llevó a las salas de concierto en multitud de ocasiones. 
También están entre sus grandes obras su Concierto para violín, la impresionante Obertura 1812, el poema sinfónico Francesca da Rimini, las Variaciones sobre un tema rococó, su evocador Capricho italiano o sus ballets El lago de los cisnes, La bella durmiente o El cascanueces, que muestran la fuerza y la vigencia que tienen hoy en día sus composiciones.


Catedrático de Historia Contemporánea en la Universidad de Sevilla, donde desempeñó diversos cargos académicos, astrónomo aficionado y escritor, José Luis Comellas (Ferrol, 1932 - Sevilla, 2021) publicó diversos libros de investigación y divulgativos sobre diversos temas. 
En Historia sencilla de la música (2010) Comellas realiza un recorrido desde lo que titula como Los tiempos antiguos hasta la compuesta en los últimos años del siglo pasado. Nos acompaña la reseña que muestra la importancia de la figura y obra de Tchaikovsky, un compositor en el que destaca el sentido de lo trágico a la vez de la consideración de ser el más europeo de los compositores rusos y el último de los románticos. Un creador cargado de una enorme sensibilidad que la transmitía a quienes escuchaban sus obras o presenciaban las interpretaciones de las mismas, tanto en sus destacados ballets como en sus óperas inigualables.


Fotografía de Tchaikovsky por Alfred Fedecki, realizada en Jarkov el 14 de marzo de 1893 mientras componía su Sinfonía Patética


Tchaikovsky llevó al escenarios una serie de óperas que trataban, como las del Grupo de los Cinco de temas relacionados con la literatura y la cultura rusas, aunque sin despreciar tratar historias y personajes ajenos a su país. Además, su tratamiento musical se acerca a los planteamientos que se desarrollaban en el continente, por lo que se le ha considerado siempre el más europeo de los compositores rusos.
Compuso una docena de óperas, aunque las primeras de ellas fueron destruidas por el propio autor, pudiéndose reconstruir algunos pasajes incompletos. La primera que estrenó fue El oprichnik (1874) a la que siguieron Vakula el herrero del mismo año y su primer gran éxito, Eugene Onegin (1878), a la que siguieron entre otras La doncella de Orleans (1879) en la que abandona la temática rusa, Mazzepa (1883), La dama de picas (1890) y la última, Iolanta (1891) en la que depositó grandes esperanzas y que se estrenó en la misma velada que su ballet El cascanueces. Algunas de ellas todavía se representan con frecuencia en el repertorio de los grandes escenarios operísticos.
Tras la frustrada relación con la cantante belga Désírée Artôt a la que se hacía referencia en el primero de los textos, Tchaikovsky contrajo matrimonio en unas circunstancias singulares relacionadas, por una parte con la necesidad que el compositor veía en no mostrar su sexualidad; por otro lado, con su capacidad de empatía que establecía entre él y los personajes de sus obras. 
Mientras trabajaba en la composición de Eugene Onegin, recibió una carta de amor de una antigua alumna, Antonina Miljukova. La escena de la carta de Tatiana se muestra similar a esta situación en la que el compositor estaba enamorado del personaje. Al recibir una segunda carta, Tchaikovsky, que detestaba la negativa de Onegin ante la proposición de Tatiana, no quería actuar como él, por lo que escribió a Antonina pidiéndole que se casara con él. Se casaron en julio de 1877 y fue un matrimonio infeliz y breve, en el que el compositor intentó dar normalidad a la situación reprimiendo sus impulsos sexuales y que finalizó con un intento de suicidio tras la luna de miel, antes de dar por finalizado el vínculo. 

Fotografía de boda, 18 de julio de 1893
Пиковая Дама (Píkovaya dama, La dama de picas, Op. 68), ópera en tres actos con libreto de Modest Tchaikovsky basado en el cuento homónimo de Pushkin se estrenó en diciembre de 1890 en el Teatro Mariinski de San Petersburgo.
Tchaikovsky lleva la acción a esta ciudad en tiempos de Catalina la Grande, cuando era una ciudad plenamente europea, llenando la ópera de elementos barrocos con los que evocaba un mundo de ensueño ya desaparecido.
En sus cartas y diarios se aprecia que se inmiscuyó en este mundo mientras compuso La dama de picas. Así, al componer el aria de Lisa en el Acto III que él mismo había escrito, el compositor afirmó que él mismo lloró. «No sé si es porque estoy muy cansado, o porque es una pieza realmente brillante», dejó escrito en su diario.
La misma noche del estreno salió del teatro caminando solo por las calles de San Petersburgo convencido de que la obra había fracasado. A lo lejos escuchó a un grupo de personas que se acercaban a él cantando uno de los dúos de la ópera. Les preguntó de qué conocían la música a los tres jóvenes que se acercaron y desde aquel momento se unieron en su adoración a la música de Tchaikovsky. Eran el futuro director de teatro Benois, el crítico literario Filosófov y el creador de los Ballets Rusos, Diaghilev, los fundadores de la corriente El Mundo del Arte. Benois escribió muchos años después: «La música de Tchaikovsky era lo que yo creía estar esperando desde mi niñez».


Nos quedamos con este aria de Lisa del Acto III que tanto impresionó a Tchaikovsky mientras la componía en la interpretación de Galina Gorchakova en una interpretación que se realizó en el Metropolitan Opera House de Nueva York bajo la dirección de Valery Gergiev en 1999.


A comienzos de la década de 1890 Tchaikovsky triunfó arrolladoramente como una figura mundial de la música. En Estados Unidos realizó una gira triunfal en la que se le proclamó uno de los grandes músicos vivos, mientras era admirado como un señor de la música contemporánea. 
Además, en su país llegó a ser considerado como un tesoro nacional, cuya música era admirada y querida por toda la sociedad, llegando a contar también con el favor de la corte imperial.
En 1893, su último año de vida, cuando contaba cincuenta y tres años, fue nombrado Doctor Honoris Causa por la Universidad de Cambridge en mayo, dirigió un concierto con sus obras, entre ellas la Cuarta Sinfonía, unos días más tarde en la Sociedad Filarmónica de Londres donde obtuvo un gran éxito.
En octubre, con un calendario repleto de compromisos para los próximos meses, Tchaikovsky llega a San Petersburgo donde el día 16 (o 28 según el calendario juliano o gregoriano) estrena su Sexta Sinfonía, la Patética, de la que trataremos más adelante.  
Algo más de una semana después fallecerá. 

Tchaikovsky investido Doctor Honoris Causa por la Universidad de Cambridge, mayo de 1893.

Poco más tarde del juicio que llevó a prisión a Oscar Wilde en 1895 que creó tendencias negativas hacia la homosexualidad, algunos medios de habla inglesa comenzaron a crear una imagen de los artistas homosexuales a los que se valoraba no por sus actos, sino por su carácter que consideraban en aquella época como de enfermos y, en consecuencia, ajenos a las personas que consideraban normales, lo que hacía que sus obras tuvieran un valor asociado a esta condición. De esta forma, la consideración de su obra pasó a ser tratada durante décadas bajo el prisma de su condición sexual, no por su valor intrínseco.
Además, a partir de 1979, al huir desde la Unión Soviética a occidente, a musicóloga Aleksandra Orlova enunció una teoría de un posible suicidio del compositor que ha tenido cierta relevancia desde entonces, aunque no se hayan encontrado más pruebas que algunas referencias a comentarios oídos y de los que se puede encontrar información en Internet. 
De todas formas, nos acercamos a la narración de los hechos objetivos sobre el fallecimiento del compositor a partir del estudio publicado por Alexander Poznansky para la página web Tchaikovsky Research.


Tchaikovsky en su lecho de muerte

Nos retrotraemos a unos meses antes para centrarnos en su última obra.
En marzo de 1893, Tchaikovsky había llegado a Jarkov donde continuó el trabajo con su nueva sinfonía, la sexta, que había comenzado el 16 de febrero. Primero terminó el final y después volvió al segundo movimiento. En solo cinco días completó el boceto de toda la obra.
A finales de agosto 1893 terminó la partitura completa y escribió a su editor Pyotr Jurgenson«Le doy mi palabra de honor. ¡Nunca me he sentido tan satisfecho conmigo, tan orgulloso y feliz al saber que he hecho algo tan bueno!». En esa misma carta le informaba que había decidido llamar, posiblemente aconsejado por su hermano Modest, a su sinfonía Патетическая симфония (Pateticheskaya simfoniya), un título que se acerca más al de la Sonata op. 57 de Beethoven, Apassionata que a la traducción del francés con la que la conocemos, Symphonie pathétique, que pierde matices al traducir del ruso al francés, ya que hace referencia en su idioma original a sentimientos apasionados y emotivos, más que a las connotaciones de sufrimiento y pesadumbre que indica el Pathos del francés. Aún así, es más acertado el título en francés que en español, donde patético alude en uno de sus significados a algo penoso, lamentoso o ridículo, algo totalmente alejado del contenido de la obra. 


Pese a que Tchaikovsky daba con frecuencia indicaciones sobre sus obras, apenas conocemos algunas sobre esta obra, quizás por lo precipitado de su muerte. Llamó la atención el subtítulo con que se estrenó: Sinfonía de Programa y el hecho de que estuviera dedicada a su anteriormente citado sobrino Bob Davydov, del que al parecer estaba enamorado.
En esta sinfonía, la más conocida del compositor ruso, invierte el orden habitual de los dos últimos movimientos. Después del Adagio y Allegro de los dos primeros movimientos, Tchaikovsky escribe el tercer movimiento como un Allegro molto vivace y un cuatro movimiento con la indicación de Finale. Adagio lamentoso. Si hubiera seguido el orden lógico, habría seguido el modelo optimista y heroico de Beethoven en el que la luz triunfa sobre la oscuridad.
Al trastocar el orden, la sinfonía concluye con una caída mortecina y nihilista que finaliza con un acorde se Si menor que abre un enfoque nuevo que servirá de patrón para obras posteriores. 
El hecho de que a los pocos días del estreno de esta obra falleciera el compositor aportó unas connotaciones que acentúan su carácter trágico y un aspecto premonitorio que no estaba en la mente del compositor.  

Finaliza esta publicación sobre la muerte de Beethoven con el último movimiento de la Sexta Sinfonía, Patética de Tchaikovsky, el Finale. Adagio lamentoso en la interpretación de la Orchestre Philharmonique de Radio France dirigida por Myung-Whun Chung en la Salle Pleyes de París, en un concierto grabado el 18 de julio de 2010.

Cualquier momento es bueno para escuchar obras de un compositor tan variado e interesante como Tchaikovsky.

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8 comentarios:

  1. Hola Miguel: qué gran biografía, no sabía que había muerto tan joven. El lago de los cisnes es la que más me gusta, obviamente, quizá, porque yo creo que es la más conocida. He escuchado, mientras leía, los vídeos que has puesto y me quedo con el aria de Lisa, muy bonito.
    Un abrazo. :)

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    1. Gracias, Merche.
      Como has leído murió de forma muy precipitada, con muchos planes por delante. Su música, como la de El lago de los cisnes, se escucha con mucha frecuencia y, para acercar al desarrollo de esta publicación he decidido no poner las más conocidas.
      Un fuerte abrazo :-)

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  2. El Cascanueces o de El lago de los Cisnes... Son dos de sus grandes creaciones. Ambas me encantan. No sabía Miguel que murió tan joven. Pero también he descubierto mucho sobre su vida. Gracias por la información. Un abrazo

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    1. Hola, Nuria.
      Unas obras que continúan aún en el repertorio. Sus composiciones tienen un carácter romántico inconfundibles. Su muerte nos dejó sin otras obras que disfrutas.
      Un fuerte abrazo :-)

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  3. Lástima que su madre a la que adoraba, no pudiera ver el triunfo musical de su hijo. Curiosísimo es que de Tchaikovsky se hayan hecho adaptaciones orquestales, para instrumentos solistas y traducciones al inglés, algunas interpretadas por Sinatra. El audio de Olga Borodina que aportas es muy estimulante. Pues casi se mete a escritor el gran compositor. Lo digo por el millar de cartas que escribió a la viuda mecenas Nadezhda.
    Personalmente, de Tchaikovsky me resulta extraordinario el "Capricho italiano".
    Gracias por compartir contenidos tan entretenidos y llenos de sensibilidad histórica.

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    1. Gracias a ti, Marcos, por un comentario como este.
      Tchaikovsky adoraba tanto a su madre que tardó casi dos años en decirle a su niñera francesa que había fallecido. Hay obras maravillosas en su producción. Ese Capricho Italiano en que evocó su viaje a la península tiene una fuerza tan grande y poderosa como la Obertura 1812. Estuve tentado de ponerlas, pero me decidí por estas por la relación con el contenido, pero bien merecen una publicación.
      Un fuerte abrazo :-)

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  4. Hola, Miguel, oír Tchaikovsky y relacionarlo con El lago de los cisnes o El cascanueces es todo uno. Pero me he dado cuenta lo poco o nada que conocía de su biografía, que aportas con datos tan bien documentados. Y me ha sorprendido la proyección de su obra en adaptaciones orquestales o para solistas como Frank Sinatra que usa en una de sus canciones el segundo movimiento de su Symphony No. 5.
    Una entrada tan rica en contenido para leer como en los vídeos para disfrutar.
    Un fuerte abrazo!

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    1. Muchas gracias, María Pilar.
      A todos nos vienen a la mente esas músicas cuando hablamos de Tchaikovsky lo que muestra su universalidad. En otras entradas del blog han aparecido algunas de ellas.
      Un fuerte abrazo :-)

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