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Nunca llueve a gusto de todos

La lluvia es un bien necesario que forma parte de la vida del planeta, gracias a un ciclo incesante que la transforma y vuelve a utilizar incansablemente. En un planeta que nuestra corta mirada e imaginación ha llamado Tierra en lugar de Agua, las tres cuartas partes están cubiertas de este elemento, aunque en un altísimo porcentaje no se puede utilizar para las necesidades de la naturaleza o nuestra y debemos esperar el interminable ciclo de regeneración que incluye la presencia de las precipitaciones, en su mayor parte en forma de lluvia.
Como elemento fundamental para el desarrollo de la vida en nuestro planeta, la lluvia forma parte consustancial de nuestra existencia reflejando muchas manifestaciones artísticas su presencia entre nosotros. Casi tan abundante e innumerable como las gotas que caen desde las nubes, en la literatura, la música o el cine podemos recordar multitud de escenas que transcurren con la presencia de la lluvia, las tormentas e incluso interminables diluvios. 
¿Quién de nosotros no recuerda las interminables lluvias que anegaban Macondo, la multitud de poemas dedicados a la tormentas y precipitaciones o su presencia como un personaje persistente más que un decorado en tantas novelas de países lluviosos? 
¿Quién no se ha abrigado un poco más al verla en tanta películas, o deseado chapotear y bailar bajo ella como Gene Kelly?
¿Quién no la ha sentido al escuchar la música de Vivaldi con su aguacero veraniego, las tempestades de la 6ª Sinfonía de Beethoven, de Britten o las varias que compuso Rossini
Más cuando llueve nunca lo hace a gusto de todos. Intereses económicos, problemas de circulación, planes que se vienen abajo o, simplemente, gustos personales, hacen que la lluvia que tanto desean algunos otros la rechacen.
Te propongo un paseo por textos y músicas que nos acercan a la lluvia y nos evocan algunos de los sentimientos que nos invaden cuando entra en nuestras vidas. Si te gusta... ¡Comparte, comenta, sugiere!

Vincent van Gogh. Champ de blé dans la pluie (1889)

La lluvia forma una simbiosis con la naturaleza que se repite cíclicamente, aunque no con la regularidad que los seres humanos deseamos y nos conviene. No suele disgustarnos la lluvia que cae suave y lentamente y penetra en la tierra para regenerarla, aunque nos aterran las precipitaciones intensas y repentinas que destruyen cuanto encuentran a su paso.
En sus diarios se recogen las confidencias que Kafka se realiza a sí mismo. Publicados anteriormente en distintas ediciones, Diarios & Carta al padre es un libro que recoge la primera edición íntegra en nuestro idioma de los Diarios de Kafka, sus Diarios de viaje y la famosa Carta al padre, una obra que amplía los primeros escritos de este tipo que su amigo Max Brod publicó en 1950, como ya sabemos, en contra de la voluntad del autor que determinó que fueran destruidos sus escritos.
En Los diarios de viaje, el escritor checo recogió en sus reflexiones sus impresiones de los pocos viajes que realizó. En el viaje de Weimar a Jungborn realizado entre junio y julio de 1912 recoge las sensaciones que la lluvia le produjo en esos días de verano, unas sensaciones que podemos sentir como propias.


Son innumerables las canciones tanto populares como de la música que solemos denominar clásica que la lluvia ha inspirado, aunque por la vocación de este blog nos acercamos a una música escrita especialmente para la escena.
Retirado de la composición tras el estreno de su ópera Aida, amante confeso de la obra de Shakespeare, Verdi volvió a escribir una ópera dieciséis años más tarde, a partir de un libreto de Arrigo Boito
Otelo marca el regreso de Verdi que contaba con setenta y cuatro años para poner música a una de las grandes obras de su admirado dramaturgo.
Otelo comienza en la isla de Chipre en las afueras de un castillo con el mar al fondo. Al anochecer, entre relámpagos y truenos, los chipriotas esperan la llegada de Otelo el nuevo gobernador tras una batalla contra los turcos. El exitoso compositor, quien marcó el desarrollo de la ópera en la segunda mitad del XIX, utiliza todos sus recursos musicales con la ayuda del texto de Boito para mostrarnos, al comenzar la obra, una de las tormentas más magistrales de la música.


El coro Una vela...! seguido de Esultate! nos sumergen en la tempestad inicial de Otelo de Verdi en una producción del Teatro Alla Scala de Milán, dirigida por Riccardo Muti en 2001 con Plácido Domingo como Otelo y Leo Nucci como Yago.
Un desesperado coro espera con ansias la llegada de Otelo quien anuncia que la flota turca ha sido destruida con Esultate! L'orgoglio musulmano sepolto è in mar.


La lluvias torrenciales, propias de determinadas zonas como la mediterránea, el este asiático con los monzones o los ciclones que se generan en la zona caribeña para afectar al continente americano, pese a ser estacionales son irregulares en su condición, proporcionando en determinadas ocasiones más daños que beneficios, aunque cada vez se desarrollan más en cualquier lugar de nuestro planeta.
Premio Nobel de Literatura en 1961, Ivo Andrić fue un escritor y diplomático yugoslavo de origen bosnio que sufrió las vicisitudes de las dos guerras mundiales y se interesó en sus obras por la diversidad cultural, religiosa, étnica y humana de su Bosnia natal, además de profundizar y trasladar a sus escritos una historia cargada de influencias, invasiones, alternancias en el predominio y dramas sociales y particulares.

Ivo Andrić delante del puente que protagoniza su relato.

En Un puente sobre el Drina Andrić relata la vida de la ciudad de Visegrad, situada a orillas del río Drina desde que Mehmed Bajá mandara construir el puente en 1566 que uniera los territorios entonces musulmanes y cristianos, convirtiéndolo en testigo, juez, víctima y refugio de los conflictos humanos, bélicos y sociales que los habitantes de la ciudad, y por extensión Bosnia, sufrieron hasta el momento en que escribió la novela.
Protagonista importante en estos siglos de historia, también la lluvia aparece en las vidas de sus habitantes con sus trágicas inundaciones que devienen y son recordadas de modo singular de generación en generación y que, en un tiempo de desmemoria histórica como el que vivimos cada vez tienen mayor significado.


Si muchos compositores han abordado el tema de la lluvia, y con frecuencia el de las tormentas, Rossini es uno de los que con mayor asiduidad lo ha hecho. Basta recordar los temporales que introduce en El barbero de Sevilla, casi como un añadido por su gusto personal, en La Cenerentola y en su última obra Guillermo Tell que anticipa en la lluvia que aparece en su obertura.
Heredera de la tradición músico pluvial de finales del XVIII y comienzos del XIX, como Vivaldi o Beethoven, Rossini introduce en La Cenerentola (La Cenicienta) una tormenta festiva, deliciosa y felizmente ajetreada con esos elementos musicales y teatrales que dominaba a la perfección. 
Nos adentramos en este Temporale de La Cenerentola de Rossini en una representación que se llevó a cabo en la Den Norske Opera Osla de la capital noruega en enero de 2017 con producción de Stefan Herheim y una escenografía de Daniel Unger que evoca las representaciones del XIX con el eolífono, esa máquina que imita el sonido del viento, los decorados con un aspecto tan teatral, el globo aerostático que se alza en el escenario, los árboles que pasan corriendo, la artificiosidad del vestuario y los gestos de los intérpretes que encajan a la perfección con la música de Rossini y su espectacular sonido del temporal.


Pero si la lluvia paraliza como a Kafka o destruye como narraba Ivo 
Andrić, para muchos de nosotros es bien recibida, especialmente a los que vivimos en zonas del sur de Europa con precipitaciones siempre escasas. Los días de lluvia contagian la felicidad del regalo a la naturaleza y sentirla, venga como venga, es uno de los placeres que son más bienvenidos cuanto más escasos son.
Médico, escritor, periodista, diputado y ministro argentino en la década de 1880, Eduardo Wilde fue uno de los personajes que más influencia y controversia tuvo en la sociedad del país hispanoamericano.
Prometeo & Cia es un libro publicado en 1899 que se puede considerar a camino entre una colección de artículos literarios o de cuentos. Sus escritos cruzan la línea que separa -o une- el relato con el razonamiento filosófico o el ensayo con la prosa poética.


Uno de los textos más conocidos suyos incluidos en este libro es La lluvia, un relato que no sigue un argumento definido, sino que adopta un discurso entre lo narrativo, lo evocador y lo poético, una meditación sobre un fenómeno como la lluvia, que no sigue las secuencias del espacio o el tiempo.
En la publicación de la edición original Wilde escribe sin atender a reglas ortográficas que desviaba la atención hacia el texto en detrimento de la atención a la riqueza del cuento y su evocación, publicándose más adelante con las reglas habituales.
El texto que nos acompaña es un extracto de La lluvia, una apasionada apología del placer de disfrutar de la lluvia tras el calor del hogar, por momentos interesada frente a las consecuencias de quienes la padecen. En la parte final de la publicación se puede encontrar el enlace al cuento completo.


Como nunca llueve a gusto de todos, evocarla y sentirla desde la música es un placer que siempre nos apasiona, sea desde el tipo de música que sea, desde la popular hasta la de las salas de concierto.
Nuestra despedida es una creación de ese gran genio de las sensaciones que fue Claude Debussy y su obra para piano Estampes, catalogada como CD 108A y que se compone de tres piezas, Pagodes, La soirée dans Grenade (La tarde en Granada y Jardins sous la pluie (Jardines bajo la lluvia) compuesta en 1903. El gran pianista ruso Nicolai Lugansky la interpreta en un concierto celebrado en  2019 en Orbec de Calvados.
Pensando en la música sobre la lluvia que cada uno de nosotros deseemos, nos despedimos con esta evocación de Debussy.

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Bibliografía y webgrafía consultadas:

2 comentarios:

  1. Buen post miguel. No soy muy fan de kafka pero he leído genialiades de él. QUIZÁS DEBERÍA DARLE UNA OPORTUNITAT. Buen trabajo. Saludos!!

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    1. Gracias, Keren.
      Kafka supo reflejar como nadie los miedos, la angustia y desesperación que sufrimos desde que se inicio el siglo XX y que aún nos invaden. A mi no sólo me gusta su obra, sino él mismo como personaje protagonista de su vida me parece fascinante y muy coherente con su obra.
      Un fuerte abrazo :-)

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